Capítulo IX.
"Las personas traumatizadas se sienten crónicamente inseguras dentro de su cuerpo: el pasado está vivo en forma de [una] incomodidad interior constante. Sus cuerpos se ven continuamente bombardeados por señales de alarma viscerales y, en un intento por controlar estos procesos, suelen volverse expertos en ignorar sus instintos y en silenciar su percepción de lo que está ocurriendo en su interior. Aprenden a esconderse de sí mismos. Cuanto más [se] intenta perder de vista e ignorar las señales internas de aviso, más probable es que se apoderen del control y les dejen desconcertados, confusos y avergonzados." —The Body Keeps the Score: Brain, Mind, and Body in the Healing of Trauma, de Bessel A. van der Kolk.
—Hokage–sama —dice, con los ojos cerrados y la cabeza baja. Su cuerpo estaba inclinado hacia adelante, doblegado en una profunda reverencia que hacía que su espalda y cintura dolieran. Su columna era una disciplinada línea recta, y sus brazos estaban formalmente adheridos a sus costados. Sakura siente como sus orejas cosquillean, y piensa, con aprensión: "Que humillación, inclinarme ante ti." —, he venido a apelar por mi reintegro en el Hospital, y en la Clínica. Comprendo que aún no me vea lo suficientemente apta para volver a participar activamente en las líneas de batalla, pero–
—Sakura, por favor —responde Kakashi, impávido—. Jamás te has referido a mí con más respecto o formalidad que el debido. Ni siquiera cuando eras mi pequeña subordinada. ¿Qué te ha hecho pensar que este repentino acto de escrupulosidad y rectitud serían eficaces ante mí? Esperaba algo más elaborado de ti, Sakura. Estoy decepcionado.
Sakura exhala. Levanta la cabeza y se endereza. Su cabeza punza. Toda la sangre se le ha subido a la cabeza.
Contesta, entonces—. Esta era la única opción viable, Hokage–sama. Derrumbar la Torre del Hokage a puñetazos llamaría demasiado la atención. Además, no quiero causar problemas al equipo de A.N.B.U encargado de custodiarlo. Después de todo, estamos viviendo tiempos de paz.
Kakashi apenas y parpadea, su vista fija en un montón de papeles frente a él. Sella uno y lo deposita a un lado. Empapa su sello en la almohadilla, impregnándolo en tinta. Sonríe, afable.
Sakura se ve forzada a morderse la lengua para no gritar.
—Que considerada eres, Sakura.
Silencio.
Silencio.
Silencio.
—¿Por qué?
Kakashi se detiene, y alza la mirada. Incluso con la mitad de su cara cubierta por su máscara, parece más dispuesto a escucharla, en comparación a su anterior intento. Sakura identifica con facilidad el contorno de su sonrisa, y su flujo sanguíneo parece aumentar su velocidad.
—Elabora, por favor.
Sakura quiere decirle: "¿Por qué eres tan estricto conmigo? ¿Por qué me haces sentir tan insignificante? ¿Por qué no significo absolutamente nada para ti? Sabes lo importante que es el Hospital para mí. Sabes lo mucho que trabajé para abrir la Clínica, y para convertirme en un Ninja honorable y digno de pelear a tu lado, y al lado de mis camaradas."
En su lugar, inclina su cabeza. Adopta la misma posición de antes. Su cintura cruje, al verse, nuevamente, forzada a ceder ante tal ceremonioso despliegue de respeto y sumisión. Y dice, finalmente:
—No tengo nada más que decir, Hokage–sama. Confío en su juicio. Esperaré a su llamado. Muchas gracias por su paciencia.
Sakura se marcha sin mirar atrás.
Los puños le tiemblan.
—Es un fenómeno bastante común, Sasuke–kun —dice, vertiendo agua hirviendo en una taza de porcelana. Remueve las hierbas dentro de la vasija con una pequeña cuchara. Las beneficiosas propiedades de las hojas comienzan a desprenderse de esta, y se entremezclan con el agua. Sakura hace la taza a un lado, y deja la infusión reposar—. La mayoría de personas que han sufrido algún tipo de amputación afirman que aún tienen sensibilidad en su miembro faltante. Por supuesto, no es más que una percepción errónea.
Sakura sube las mangas de su camiseta hasta la altura de sus codos, y extiende sus manos hacia el muñón de Sasuke. Sus dedos se posan suavemente contra la piel de su hombro, y el fragmento restante de su brazo, y comienza a emitir un constante flujo de Chakra. Su piel está húmeda y se encuentra particularmente sensible al tacto. Son saladas gotas de sudor entremezclándose con las frías gotas de la lluvia. Sakura no puede imaginar el exorbitante dolor que Sasuke debería de haber estado sintiendo, para finalmente ceder y acudir a ella. Su presencia no es gratificante.
—Se les da el nombre de sensaciones fantasmas por esa misma razón, porque las sensaciones no son verídicas, aunque el paciente afirme experimentarlas. Tus músculos, tendones, ligamentos y conductos de Chakra aún no se han habituado a la ausencia de tu brazo. Y quizás nunca lo hagan, porque tu cerebro aún no ha asimilado la pérdida.
Traga saliva y deja de hablar. Se lamenta por no haber escogido las palabras correctas. En la Clínica, se había acostumbrado a aplicar un lenguaje y un estilo del habla más sutil y cuidadoso, con palabras controladas y frases minuciosas. Cualquier palabra demasiado cruda podría resultar ser un potencial detonante para los jóvenes pacientes. Sasuke ya no era un niño, pero tenía la madurez psicológica y emocional de uno. Jamás tuvo la oportunidad de crecer apropiadamente debido a las crueles circunstancias de su vida. Los niños traumatizados jamás crecían a la par de los niños con infancias normales y saludables; sus cerebros simplemente funcionaban a un ritmo diferente, con peculiares comportamientos y con un concepto del raciocinio completamente ajeno al usual.
El muñón de Sasuke se contrae y tironea, aunque su rostro se mantiene impávido.
Sakura no puede evitar pensar que Sasuke aún no ha dominado completamente los impulsos de su amputación. Sakura puede percibir con facilidad su incomodidad y agitación debido al inquieto movimiento de su muñón. Es un descubrimiento agridulce.
—¿Desde cuándo has experimentado estos dolores, Sasuke–kun? —pregunta, en un susurro—. ¿Has notado algún posible patrón o causal?
Los obscuros cabellos de Sasuke están empapados. Pequeñas gotas se acumulan en su flequillo, y caen suavemente. Algunas se desvían, y optan por deslizarse sobre el rostro de Sasuke, haciendo un lineal recorrido desde su sien hasta su mentón. Sakura aguarda por una respuesta, paciente.
Sasuke titubea brevemente, pero responde: —Los días lluviosos.
Sakura asiente, y no vuelve a hacer ninguna pregunta más. Silenciosamente, concluye con sus cuidados. Sujeta la taza de té y la deposita frente a él. La infusión ha reposado lo suficiente como para que el olor de las hierbas sea noticiable. Es un aroma amargo y potente, con entonaciones mentoladas. El amarillento líquido contrasta fuertemente con la blancura de la taza. Ha escogido su vajilla favorita; una delicada taza de porcelana, con pequeñas flores de Cerezo pintadas a lo largo de la costosa pieza.
—Que lo disfrutes, Sasuke–kun.
El silencio siempre la ha inquietado.
Para alguien como ella, de una naturaleza ruidosa y activa, el silencio era apabullante. No obstante, cuando se estaba junto a Sasuke, el silencio era un hecho. Sasuke jamás había apreciado el bullicio, y se mostraba visiblemente irritado ante el desorden y los gritos. Era alguien de hechos, y no estaba interesado en charlas sin sentido. Cada palabra emitida por él tenía un propósito y un fin. Por supuesto, la finalidad de sus palabras no siempre era evidente. Especialmente para ella. Sakura no recuerda un solo momento, en la simultáneamente longeva e insignificante línea temporal que representaba el trayecto de su turbulenta relación con Sasuke, en el que él haya sido completamente honesto con ella.
—Felicitaciones —dice Sasuke, apático, dejando su taza de té a un lado. Había acabado la infusión. Lo único que quedaba de ella eran pequeñas hojas en el fondo de la taza. El tono rosáceo de las flores de Cerezo illustradas en la vajilla contrastaba fuertemente con la inherentemente sombría apariencia de Sasuke.
Sakura se encuentra terriblemente confundida.
—¿Disculpa? —parpadea velozmente, e inclina su cabeza hacia él. Quizás no había escuchado bien—. No comprendo lo que quieres decir, Sasuke–kun.
Sasuke delinea el borde de la taza con su pulgar. Sakura no le quita los ojos de encima, ansiosa y expectante. Sasuke inclina la cabeza, y fija su mirada en ella. Parece aguardar por su respuesta. A Sakura no se le ocurre ninguna posible razón de festejo.
—No entiendo por qué me felicitarías, Sasuke–kun —admite, sincera. Ofrece una respuesta, entonces, con una titubeante sonrisa—. Aún faltan algunas semanas para mi cumpleaños. Quizás te has confundido de fecha. Después de todo, han pasado varios años desde que no hemos tenido la oportunidad de celebrar todos juntos... Cumplo el veintiocho de marzo, Sasuke–kun. Tendré veinte.
Sakura sonríe, juguetona. Se levanta y deposita la vajilla en el lavabo. El agua del grifo está congelada, y le entumece los dedos. Los remanentes de las hierbas se atascan en la rejilla, y obstruyen su trayecto hacia las tuberías. Sakura enjuaga la taza con delicadeza.
—¡Tú y Naruto deberían comenzar a dirigirse a mí con más respeto! —declara, sonriente—. Sakura–onee–san no suena mal, pero me conformaría si sólo empezaran a escuchar lo que digo, y me obedecieran con más frecuencia. Eso sería más que suficiente para mí. Suena bastante irreal, ahora que lo digo en voz alta. Naruto no tiene ningún tipo de respeto hacia sus mayores. Ha pasado un largo tiempo desde que dejamos de ser niños, pero él aún sigue llamándome Sakura–chan. Ahora que lo pienso, jamás se ha dirigido a Tsunade–sama con formalidad. Entiendo que no sienta respeto por el pervertido de Kakashi–sensei, pero Tsunade–sama es–
Sasuke la interrumpe, certero y no dejando margen para ningún tipo de interrupción: —Felicitaciones para ti, y para Naruto.
Sakura siente que va a vomitar.
La voz de Sasuke se escucha lejana, y algo distorsionada. Los ensordecedores latidos de su corazón no le permiten escuchar más allá de sí misma. Trascurren varios segundos hasta que Sakura se ve capaz de descifrar el significado de sus palabras – poniéndolas en orden, y asimilándolas. Coloca la taza en el escurridor. No confía en la estabilidad de sus manos. Esas que chorrean con agua enjabonada, y tiemblan. Y siguen temblando. Últimamente, sus manos no han parado de temblar. Es una vergüenza, realmente. El que un médico de su calibre no pueda controlar los tremores de sus manos. Si estuviera en un quirófano, Shizune la regañaría, con el ceño fruncido y la boca torcida en una resignada mueca. Tsunade–sama le gritaría, y probablemente golpearía sus nudillos con su dedo índice; un fuerte azote que le causaría tanto dolor que sus manos dejarían de temblar.
Sakura no recuerda un momento en su vida en el que no haya deseado estar junto a Sasuke, compartiendo un espacio con él – uno junto al otro. O al menos prefiere no recordarlos, ocultos en los recovecos más profundos de su memoria. No obstante, en ese momento, hubiera preferido que Sasuke no estuviera allí. En su lugar, la sólida y reconfortante presencia de su mentora.
—Jamás imaginé que lo conseguiría, a decir verdad —confiesa Sasuke. No se ve en lo más mínimo afectado. No está nervioso, o decepcionado. Ni siquiera un poco asombrado. Hay una pizca de incredulidad en sus palabras, pero sólo son provenientes de la poca confianza que tiene en las habilidades de Naruto. Es como si volviera a ser ese insolente chiquillo que se rehusaba a reconocer todo lo que fuese ajeno él y a sus objetivos. Sakura casi lo puede escuchar, ese presuntuoso: "No estás herido, ¿verdad? Miedoso."
Sakura no sabe qué responder.
Aprieta el bordillo de la encimera con sus manos, acorralada. Tiene una sensación de Déjà vu. Días atrás, una escena similar daba lugar. Pero con Naruto. Sasuke no es Naruto. En lo absoluto.
Sasuke es el chico el cual ha amado por años, con vehemencia. Sasuke, quien nunca había sido especialmente cortés con ella, pero que solía velar por su seguridad y bienestar. Sasuke, quien solía señalar sus fallos e insuficiencias con rudeza, pero que acudía a su auxilio tan pronto como ella se viera en cualquier tipo de apuro. Sin dudarlo.
Sasuke siempre ha sido alguien de ensueño para ella, pero fue después de conocer su áspero y reacio cariño que Sakura se declaró como perdida y absolutamente enamorada de él. Sasuke–kun eran mejillas sonrosadas por la frustración de no poder dominar el arte de acumular Chakra en la planta de sus pies en el primer intento. Sasuke–kun era un cuerpo menudo cruzándose frente a ella, con los delgados brazos extendidos; una sólida barrera entre ella y su inminente muerte. Sasuke–kun eran palabras cargadas de honesta gratitud. Sasuke–kun era un golpeteo en la frente, suave.
—No es extraño que se hayan vuelto cercanos —continúa. Sasuke la observa fijamente, y es difícil para ella sostenerle la mirada. Pero sería mucho más complicado escapar de sus intimidantes ojos. Los espirales de su Rinnegan parecen ser infinitos, y le provocan mareo. Sakura siente que su equilibrio trastabilla. Se pregunta por un momento si Sasuke la ha atrapado en un Genjutsu, pero descarta la posibilidad inmediatamente. Sasuke jamás crearía una ilusión tan insípida e inofensiva; Sakura lo sabe más que nadie—, pero jamás creí que le darías una oportunidad.
Sakura ríe, angustiada e incómoda. Y responde, sin saber realmente qué es lo que Sasuke deseaba escuchar. Pero intentándolo, de todas maneras: —No estamos juntos formalmente, Sasuke–kun. Como tú mismo lo has dicho, nos hemos muy vuelto cercanos. Eso se aplica en muchos sentidos. Eso es todo.
Sasuke parece ligeramente desconcertado. Sus aristocráticas cejas están sutilmente arqueadas, y ha inclinado su cabeza hacia adelante. Su cabello aún sigue mojado, pero no lo suficiente como para que siga goteando. A Sakura le gustaría tomar una toalla y secar sus cabellos delicadamente. Tirar los largos mechones de su flequillo hacia atrás, y dejar su frente al descubierto. Sasuke siempre ha sido pálido, pero la extensión de piel de su frente es del mismo tono que el resto de su cuerpo. Naruto había usado la banda de Konoha por años, quitándosela en contadas ocasiones. Mientras tenían sexo, Sakura recuerda, había notado que la piel en su frente era varios tonos más pálida que el resto de su cuerpo. En ese momento, no había podido evitar acariciar su frente. Su lealtad por Konoha estaba arraigada en su piel, incluso.
Sakura sabe que Sasuke no hará más preguntas. Aunque no haya comprendido sus palabras, aunque aún tenga dudas y cuestiones que responder. Su orgullo jamás se lo permitiría. Sakura no puede decir que lo entiende. Ambos tienen un sentido del honor muy distinto. Pero es Sasuke–kun, y Sakura jamás ha sido realmente capaz de darle la espalda.
—Es sólo sexo —dice, y usar palabras tan crudas frente a Sasuke se siente como una blasfemia. Pero ya no son niños, y eso la impulsa a continuar—. El tipo de relación que hay entre Naruto y yo no tiene nada que ver con los sentimientos que él pueda sentir hacia mí, o el aprecio que sentimos el uno por el otro. Espero que puedas entenderlo, Sasuke–kun.
Y aunque Naruto y Sasuke no sean parecidos en lo absoluto, Sakura repite las mismas palabras que le dijo a Naruto: —Pudo haber sido cualquiera, a decir verdad.
Silencio.
Silencio.
Silencio.
—¿Incluso yo?
El mármol de la encimera cruje bajo sus dedos. Sus manos despedazan el rígido material. Ante su destructivo toque, el alabastro no es más que mantequilla. Una considerable y profunda grieta se abre paso desde su lavabo hasta el suelo. La madera bajo sus pies rechina.
Sasuke apenas y parpadea ante el colosal despliegue de brutalidad.
Por un momento, Sakura había olvidado que Naruto y Sasuke eran dos caras de la misma moneda.
Glosario.
• Onee–san: Literalmente, Hermana mayor. El uso del sufijo –san implica un sentido de formalidad.
• Genjutsu: Literalmente, Técnica ilusoria. Las técnicas ilusorias son una rama avanzada de las técnicas ninja, cuyo objetivo es confundir la mente del enemigo mediante la manipulación del Chakra. Son todas aquellas técnicas con las que el usuario crea ilusiones.
Notas: Y esta resultó ser la manera en cómo vinculo a Sasuke y Sakura, luego de pensarlo por bastante tiempo. Escribir sobre Sasuke siempre es un reto, y más cuando hay escenas donde se tiene que expresar mediante diálogos. A pesar de todo, he dado mi mejor esfuerzo. Con respecto a la cronología de las escenas, la primera escena (donde Sakura interactúa con Kakashi), ocurre después de todas las demás, a pesar de ser la introducción al capítulo. El orden cronológico de las escenas no afecta realmente el capítulo, pero me pareció algo relevante de mencionar.
(*) Me gustaría mencionar que he publicado una historia nueva, hace unos días. Es un One–shot SasuSaku, que lleva el título de Asfixia. Es bastante corto, pero con un tono más inquietante. ¡Agradecería que pudieran echarle un vistazo y ofrecerme sus opiniones al respecto! Pueden encontrar el One–shot en mi perfil, ya que las reglas de FanFiction no permiten el uso de links.
Como siempre, estoy más que agradecida con todas aquellas personas que han demostrado aprecio o interés por Amar es soportar. Agradezco muchísimo sus comentarios, favoritos y follows. Los invito a dejarme un comentario, me interesaría mucho saber qué es lo que opinan de esta historia, y de los capítulos que he publicado hasta ahora.
¡Hasta la siguiente actualización!
Próxima actualización: 12/11/21.
