Capítulo XVI.
"Usualmente, imaginamos que el amor verdadero será intensamente placentero y romántico, lleno de amor y luz. [...] La esencia del amor verdadero es el reconocimiento mutuo – dos individuos viéndose como realmente son." —All About Love, de Bell Hooks.
Es extraño pensar que, en verdad, Naruto fue alguien nacido para la gloria.
Es una conclusión lógica, considerando sus orígenes y su ilustre linaje. Pero para cualquiera que le haya visto crecer, jamás llegaría a esa conjetura. Ha llegado lejos, y no sería correcto atribuir todos sus logros y triunfos a una mera cuestión de estirpe. Todo lo que ha conseguido, ha sido a base de esfuerzo. Naruto siempre ha poseído una innata fortaleza espiritual. Si no fuese así, jamás hubiese logrado sobrellevar las tragedias e infortunios de su niñez. Lo mismo se aplica a Sasuke, con su majestuosa dinastía y su congénita fiereza.
Era natural que ambos hayan desarrollado una rivalidad tan grande – sus personalidades y valores contrastaban enormemente. Pero, en realidad, la única y verdadera razón de su enemistad era la innegable similitud que existía entre ellos. Más que unidos por sus diferencias, el irrompible lazo que los conectaba tenía que ver con sus semejanzas. La agobiante vulnerabilidad que ambos poseían; el desesperante anhelo de obtener el reconocimiento del otro. La agonía de la soledad no parecía ser tan desgarradora, cuando dividían la carga entre ellos.
Sakura llegó a pensar en ellos como dos caras de la misma moneda. Hasta ese día, seguía creyendo lo mismo. Ahora, que ha aprendido a ser más honesta consigo misma, es capaz de admitir que eso es lo que realmente ve.
La misma esencia.
No era sorprendente, el que se haya enamorado de ambos.
Primeramente, se había enamorado de Sasuke.
Por extensión, había desarrollado los mismos sentimientos hacia Naruto.
Una lineal e infalible regla de tres.
Existe un implícito acuerdo entre ella y Naruto.
Ante cualquier malestar físico o herida, Naruto acudirá a ella. Es algo innecesario, quizás, para alguien con vastas cantidades de Chakra. Pero, bajo el pretexto que no debería desperdiciar el Chakra del Zorro de Nueve Colas en situaciones cotidianas y de bajo riesgo, Naruto ha aceptado su resolución. No es una motivación completamente altruista, pero sirve como tal. Sakura simplemente no puede tolerar no estar allí para él; su cuidado y bienestar son su responsabilidad.
En esa ocasión, la intensidad de su rutinario entrenamiento le ha provocado un punzante dolor en gran parte de su sistema muscular. Sakura ha pasado la tarde entera aliviando su sufrimiento, mermando su dolor con diversos masajes y ungüentos. Con los dedos recubiertos por una fina capa de Chakra, se ha encargado de penetrar las zonas afectadas; el estable flujo de su Chakra actuando como un bálsamo sobre su adolorida musculatura.
A esas alturas, Naruto luce completamente relajado. Adormilado, incluso. Con los ojos entrecerrados y la respiración profunda. Está recostado sobre su tatami, en la sala de estar. Sakura ha dejado de utilizar Chakra, y se está limitando a simplemente masajear su cuerpo.
—Jamás creí que sabrías como dar masajes —comenta, en un suspiro. Está boca arriba, y Sakura está sobre él. Con las rodillas colocadas a cada lado de sus caderas, sin recargar su peso en él.
—La masoterapia y la quiropráctica fueron partes de mi formación como médico —le explica, aplicando una leve pero contante presión sobre sus pectorales. Mueve sus pulgares en movimientos circulares, y Naruto exhala a través de la nariz—. La masoterapia es una práctica que deriva de la fisioterapia. Por lo cual, fue obligatorio aprender sobre ella. Aprendí quiropráctica por cuenta propia.
—Tal y como esperaba de alguien tan increíble como Sakura–chan —Naruto asiente, con los ojos cerrados.
Sakura ríe, sonrojándose bajo sus adulaciones: —Sabes que me acostaré contigo después del masaje, ya puedes dejar de elogiarme.
—No lo decía con esa intensión —se rectifica, con una sonrisa juguetona en sus labios. La sujeta de la cintura y la obliga a recargarse sobre su cuerpo. Las rodillas de Sakura ceden y, pronto, se encuentra sentada sobre él. Convenientemente situada en su regazo—. Eres una chica bastante mal pensada, Sakura–chan. Sabía que Tsunade–baa–chan sería una mala influencia para ti.
Sujeta el borde de su camiseta y le insta a alzar los brazos. Sakura obedece, y Naruto remueve la prenda rápidamente. No está usando sujetador, y las manos de Naruto no tardan en envolver sus senos completamente. Sus manos están cálidas y cubren la totalidad de sus pechos. Sakura comienza a mecerse sobre su falda, ansiando sentir la dureza de su excitación contra su intimidad.
—No deberías hacer ninguna actividad que exija algún tipo de esfuerzo sobre tus músculos...
Naruto hace a un lado su ropa interior, y baja el cierre de su bragueta. Le sonríe, y entrelaza sus manos por detrás de su cabeza: —Sakura–chan debería hacer todo el trabajo, entonces.
Sakura jadea, indignada y excitada en partes iguales. Tironea de su mejilla y se posiciona sobre su erecto miembro. Se penetra a sí misma, y es embarazosamente fácil la manera en la que su propio cuerpo aloja a Naruto en su interior. Abriéndose para él, ya habituado a su tamaño.
—No tienes vergüenza.
—Me gusta cuando estás arriba —le confiesa, sin ningún tipo de decoro—, siento que tengo más libertad. No hay ningún lugar de tu cuerpo que no pueda alcanzar.
Como si estuviese intentando probar su teoría, comienza a acariciarla. Sus manos se deslizan desde la suavidad de sus cabellos hasta sus tobillos. Naruto sujeta ambos tobillos y acomoda sus piernas de tal manera que Sakura se encuentra en cuclillas sobre él. Es una posición mucho más intensa. La hace sudar y estremecerse. Naruto sigue el rítmico movimiento de sus caderas con sus ojos, y acuna su cuello con una mano. Con su pulgar, acaricia la columna garganta. Sakura traga saliva pesadamente.
—Kurama dice que hueles a celo —dice, casi sin parpadear. De la sorpresa, las caderas de Sakura quedan inmóviles—, fértil.
En esa ocasión, es Sakura la que sujeta su cuello con fuerza. Naruto ríe de la sorpresa, nervioso. Presiona su nuez de Adán con firmeza, lo suficiente como para provocar que se atragante con su propia saliva. Tose escandalosamente, y sólo entonces Sakura retoma sus movimientos.
—Eres increíble. Debería dejarte así...
Naruto lloriquea y besa su cuello repetidamente. Comienza a disculparse profusamente, y se distancia completamente de los comentarios hechos por Kurama – alegando que no tiene ningún vestigio de control sobre ellos. Sakura no conoce la dinámica que existe entre un Jinchūriki y su Bijū lo suficiente como para rebatir o desmantelar sus excusas.
Entre sus balbuceos, dice: —Es un buen olor. Las hormonas olfativas que desprendes son muy–
—... Sólo cierra la boca.
—¡Entendido!
Sakura conoce a Naruto lo suficiente como para saber que el concepto de "hormonas olfativas" es completamente ajeno a él. Es humillante, el saber que el Zorro de Nueve Colas que habita en el interior de Naruto está al tanto de lo que ocurre entre ellos. Completamente consciente de las hormonas que desprende cada vez que está excitada, o tienen sexo.
Se pregunta qué es lo que Kurama le ha dicho a Naruto, exactamente. ¿Y si Naruto también ha heredado esas animalísticas cualidades? Cualquiera de las posibilidades es sumamente mortificante. Con ese nuevo descubrimiento, no está segura de ser capaz de conservar la misma soltura a la hora de tener sexo.
—¿Qué es lo que hueles cuando tenemos sexo? —le pregunta, finalmente.
—¡Lo que huele Kurama! —se apresura a corregir, exaltado.
Sakura bufa, exasperada: —Bien. ¿Qué es lo que huele Kurama, entonces?
—¡Ah! Bueno... No sabría como describirlo con exactitud. Deberías preguntárselo a él —se excusa, vagamente. Sakura se inclina hacia él, amenazante. Presuroso, ofrece una titubeante respuesta: —Sakura–chan huele a Sakura–chan. Es un aroma muy dulce, y agradable. El olor se potencia cuando tenemos sexo, o cuando estás excitada. En esas ocasiones, tu aroma se vuelve más denso y cautivador. ¡Especialmente cuando estás húmeda–!
Sakura le pellizca la nariz, profundamente avergonzada ante sus declaraciones —Mph. ¿Kurama no es el único que puede percibirlo, no es así? No puedo creer que no me lo dijeras antes. Definitivamente... ¡Eres lo peor!
—No quería incomodarte —dice, rápidamente–. ¡Me hubieras acusado de pervertido si te lo hubiese confesado antes!
—Y te lo diré ahora, también: ¡Pervertido! La única mala influencia para mí eres tú, y nadie más.
Naruto suelta un quejido y esconde su rostro en el inicio de sus senos. Sakura le permite una breve tregua. Momentos después, Naruto eleva su rostro y fija su mirada en ella. Pregunta, con un tono de voz tan apático que Sakura no sabe muy bien cómo interpretar sus palabras:
—¿Cómo se encuentra el moretón en tu muslo?
Sakura responde, en una entrecortada exhalación: —Bien.
—¿Ya ha sanado?
—Sí —dice—, ya casi se ha desvanecido por completo.
Naruto sonríe —Bien.
Naruto retoma su posición previa y ninguno vuelve a decir nada más. Pasan el resto de la tarde abrazados, sobre el tatami. El peso de Naruto recae sobre ella, pero no es incómodo. Lo sujeta con firmeza, y lo arrulla con delicadas caricias en la base de su nuca. Naruto suspira, y entierra su nariz entre sus pechos. Sakura se pregunta cómo es posible que no haya notado ese hábito con anterioridad.
Naruto siempre está oliendo su aroma. Inhalando su esencia y empapando sus sentidos en ella.
A la noche siguiente, sintiéndose particularmente aventurada, le confiesa sus miedos a Sasuke. Las palabras salen a borbotones de sus labios, sin ningún tipo de censura:
—Aquella vez, antes de que los encontrara en el Valle del Fin, pensé que, si resultaban haber muerto durante la pelea, yo dejaría de existir. Me toparía con los cadáveres de ambos y–... No lo sé, me desvanecería completamente, quizás. Sé que es una tontería, pero– —Sakura ríe, y no se percata de que está sollozando hasta después de sentir la calidez de sus propias lágrimas empapar sus mejillas.
Sasuke le da un trago a su té y declara, imperturbable: —No es una tontería, Sakura.
Sakura llora frente a él, arrodillada sobre el tatami. Sus sollozos son tan fuertes y desgarradores que Sakura no está segura de dónde proviene tanta angustia. Sus penas se han acumulado, una tras otra. Al final, todo su pesar se ha desbordado.
Sasuke no le ofrece palabras de consuelo, o busca apaciguar su llanto. Simplemente bebe su té, sentado a su lado. Sin decir nada.
Es suficiente para ella.
Glosario.
• Baa–chan: Literalmente, Abuela. El uso del sufijo –chan implica un sentido de informalidad y/o familiaridad.
• Jinchūriki: Literalmente, Poder del Sacrificio Humano. Los Jinchūriki son humanos que sirven como contenedores espirituales de los Bijū.
• Bijū: Literalmente, Bestias con Cola. Los Bijū son formas vivientes de Chakra con la apariencia de gigantescas criaturas que se caracterizan por tener un número determinado de colas.
Notas: Me pareció que sería baste curioso agregar cualidades animalísticas en Naruto debido a la gran influencia que el Kyūbi tiene sobre él, así que decidí incluir algunos detalles. No es algo que tenía estrictamente planificado y tampoco tengo intensiones de profundizar este tema en lo absoluto, pero creo que fue un extra bastante interesante. Por otro lado, espero que hayan pasado unas magníficas navidades y un gran comienzo de año. El 2022 es el año en el que daré Amar es soportar como finalizado. La historia concluirá, oficialmente, en el Capítulo XX/Epílogo, por lo que no quedan muchos capítulos. De todas maneras, ¡espero que puedan acompañarme hasta el final!
Como siempre, estoy más que agradecida con todas aquellas personas que han demostrado aprecio o interés por Amar es soportar. Agradezco muchísimo sus comentarios, favoritos y follows. Los invito a dejarme un comentario, me interesaría mucho saber qué es lo que opinan de esta historia, y de los capítulos que he publicado hasta ahora.
¡Hasta la siguiente actualización!
Próxima actualización: 14/01/22.
