Cerrando su segundo libro sobre historia mágica, Harry se tragó las lágrimas.

No importaba realmente toda la historia que había aprendido, desde los primeros registros en el Antiguo Egipto hasta los principios de la magia oscura y la caza de brujas masiva del cual fueron víctimas de los muggles. Por algún motivo que realmente no quería pensar demasiado, a los escritores de libros sobre la historia del mundo mágico británico (aunque sea los que él leyó hasta ahora) creían que las aventuras involuntarias de un bebé de un año con un mago oscuro eran mucho más interesantes para llenar más de tres capítulos por libro con falsedades o verdades a medias y teorías cada vez más ridículas, que explicar por qué la magia oscura no funcionaba bien con ciertos magos y funcionaba demasiado bien con otros, o por qué aún los magos y los muggles no entraron en guerra a pesar de la clara enemistad que hay entre ellos, o explicar la supremacía de sangre desde un punto de vista objetivo y no despreciándolo o alabándolo por completo, o...

Bien, de manera general: Harry está frustrado, y mucho. Leer algunos libros que, suponía, tenían bastante información sobre el mundo donde reside actualmente, no lo había ayudado para nada, solo para repasar algunos conceptos básicos e historia que (lo jura) el profesor Binns había dicho en algún momento, entre sus historias sobre su juventud y la rebelión de los duendes. Harry no preguntó mucho antes, pero ahora, que tenía la intención de usar toda la información posible para su beneficio, comenzó a tener demasiadas preguntas que estaba seguro que tardaría en conseguir respuestas, y Harry realmente no era del tipo paciente. Merlín lo sabe.

Solo esperaba que Ron y Hermione pudieran responder a sus preguntas, y si la situación lo requería, iría directamente con Percy. Aunque, ahora que lo piensa, sería mucho más rápido ir directamente con Percy y pedirle libros que esperar a que Ron deje de quejarse sobre estudios y que Hermione se lea ella misma los libros antes de recomendárselos, y, Merlín, amaba a sus mejores amigos, pero definitivamente no podía permitirse desperdiciar tiempo. Cuanto antes todo sobre Voldemort esté destruido, menos oportunidades de volver tendrá en el futuro próximo.

¿Tendrá que matar a Quirrell con un Avada desprevenidamente, y así matará a ese trozo del alma de Voldemort? Y si hace eso, ¿evitará entonces que Voldemort trate de buscar un cuerpo con la ayuda de Pettigrew?

Pettigrew. Joder, va a ver al maldito bastardo en el tren en unos días, ¿y qué puede hacer? ¿Matarlo? ¿Cómo le explicará a Ron que su mascota en realidad es un hombre de treinta y tantos años que, a la vez, también es el mortífago que traicionó a sus padres, y que tendrá que matarlo para evitar que dicho Señor Oscuro vuelva y mate a unos cientos antes de volver a ser derrotado?

Es una larga explicación que necesita demasiadas pruebas que Harry ni siquiera tiene.

¿Y Sirius? Sirius está en el maldito Azkaban de manera injusta (y ahí hay otra pregunta que surgió: ¿qué demonios sucedió con el juicio de Sirius?), y Harry puede salvarlo en cuestión de días si tiene suerte.

Definitivamente está ideando un plan para ello.

. x . x . x .

Preguntas de las cuales posiblemente nunca reciba una respuesta satisfactoria #23: ¿por qué los magos tienen que irse del mundo mágico (remarco 'irse del mundo mágico') al mundo muggle para ENTRAR NUEVAMENTE al mundo mágico (remarco 'entrar nuevamente al mundo mágico') para tomar el tren hacia Hogwarts? ¿No es más fácil, no sé, que cada familia mágica tenga algún tipo de trasladador desde sus hogares hacia el expreso? ¿O que la plataforma tuviera cientos de chimeneas, como el Ministerio?

Harry agradeció nuevamente al conductor del taxi cuando este le ayudó a colocar su baúl en una carretilla, y luego de pagarle el viaje y darle un poco de propina por la ayuda extra, se adentró en King's Cross y caminó lentamente hacia el andén 9¾. No iba a negar que se sentía un poco culpable por querer toparse con la familia Weasley nuevamente, y que iba a aprovechar por completo de la solidaridad de Molly para volver a acercarse a Ron; al final del día, la primera vez y gracias a ser cercanos a Harry, el señor Weasley casi muere por Nagini y luego, Fred había muerto en una batalla que si Harry hubiese sido un poco más rápido o un poco más informado, podría haberse evitado. No debería volver a acercarse a ellos, ni a Hermione en el caso, pero en realidad se dio cuenta que era muy egoísta y que, mientras luchaba con sangre y sudor para matar a Voldemort estrictamente pidiendo ayuda solo cuando sepa que no podrá solo, se merecía tener a sus mejores amigos a su lado, aunque deseaba inmensamente que no sea tan a su lado como la última vez: no necesita ponerlos en aún más peligro.

Si por Harry era, absolutamente nada sería igual esta vez. ¿La Profecía? Aún no está muy seguro de ello, pero si se da cuenta que evitarla solo complica más las cosas, simplemente destruirá todos los horrocruxes excepto uno (sin contarse a sí mismo...), él mismo revivirá al imbécil reptiliano y se matarán mutuamente, lo antes posible. No esperará tres años hasta que Voldy tenga a su pandilla junta de nuevo, esta vez no le dará ventaja.

Escondió una sonrisa cuando un grupo de pelirrojos pasó rápidamente por su lado, con la mujer dándole órdenes a todos para que se apresuraran antes de que el tren partiera, y en realidad sí hizo una mueca cuando Molly Weasley hablaba en voz bastante alta sobre muggles y andenes que, para cualquier ser no mágico presente en la estación que miraban con desconcierto a la peculiar familia, en realidad no existían. Se acercó tímidamente detrás de la matrona y casi se le corta la respiración al ver a los gemelos esperar su turno para atravesar la pared luego de Percy, a Ginny agarrando con fuerza la mano de su madre mientras le pedía ir a Hogwarts, a Ron llevando su propio carrito... La familia realmente se veía bien, y definitivamente para nada cansada por una guerra cerniéndose sobre sus cabezas.

Saliendo de sus pensamientos, se acercó más a la señora Weasley, y reuniendo toda la timidez que en realidad perdió hace algunos años, le sonrió a la mujer cuando sus ojos se encontraron.

—Hola, lo siento, pero... ¿podría decirme cómo... atravesar?— Harry miró hacia Ron y le sonrió, contento de recibir una media sonrisa en respuesta.

—¡Por supuesto querido!— respondió la señora Weasley sonriendo alentadoramente, haciéndole señas para que se acerque entre los dos andenes—. ¿Primer año, verdad? Mi hijo Ron también es nuevo. No te preocupes, solo tienes que ir recto hacia la barrera, y sin miedo a chocar. Es el pasaje directo hacia el andén 9¾. Si te sientes nervioso, ve deprisa. Ron irá detrás de ti. Estarás bien.

—Muchas gracias— Harry le sonrió grande a los dos y luego trotó hacia el muro, y cuando cruzó la barrera, el sentimiento de nostalgia lo golpeó muy duro.

Se hizo a un lado rápidamente para evitar que Ron lo golpeara mientras miraba la gran locomotora y el andén lleno de magos, brujas y alumnos de distintas edades y Casas. A comparación de la primera vez que llegó, donde todo era demasiado en poco tiempo, las cosas eran tranquilas a pesar de la multitud y el ruido, el día era soleado y la emoción de todos era casi palpable en el aire. Sonrió melancólico, aunque salió de su estupor cuando Ron se colocó a su lado y, seguido de él, Molly mirándolo con preocupación.

—¿Bien, querido?

Harry asintió, y solo comenzó a moverse nuevamente cuando la señora Weasley dirigió su atención hacia Ron. Se dirigió sin pensarlo demasiado hasta el vagón que siempre utilizó cerca del final del tren y, agradeciendo la runa de peso pluma que el señor Ganvel, quien le vendió baúl, le colocó, lo subió fácilmente al compartimiento y lo colocó en el rincón, donde sabía que no molestaría. Se sentó, y al sentir que lo miraban, levantó la vista para ver a los gemelos mirándolo fijamente desde la puerta de su compartimiento.

—¿Sabes que...— comenzó Fred (porque Harry lo reconocía, definitivamente lo hacía).

—... deberías de traer cosas...— siguió George.

—... en el baúl, no?

—Uhm, ¿sí?— Harry les sonrió divertido cuando los gemelos se miraron el uno al otro y luego a él, con la duda en sus ojos—. ¿Por qué lo dicen?

—¿Cómo lo has levantado como si no pesara nada?— preguntó George.

—A menos que tengas superfuerza o algo así— Fred levantó las cejas—. En ese caso, te secuestraremos y serás nuestro conejillo de indias hasta el fin de los tiempos.

—Lamentablemente para ustedes— Harry señaló una esquina del baúl, donde se veía un pequeño símbolo redondo con dos líneas paralelas horizontales dentro y una línea de puntos entre ambas, tallado en la madera del baúl—, solamente es una runa. Me lo recomendaron cuando compré el baúl. Si quieren, puedo mostrarles cómo colocarlo; el hechizo no es difícil.

—Tomaremos tus palabras, desconocido— dijeron los gemelos a la vez, y Harry rió bajo mientras salían del tren y se dirigían hacia su madre, quien estaba limpiando un poco de tierra del rostro del Ron. Apartando su vista de la familia e ignorando el sentimiento de añoranza, miró alrededor del andén por la ventana para ver si lograba ver a Hermione, cuando su vista se posó en un hombre con bastón, cabello rubio y porte distinguido.

Lucius Malfoy.

Uno de los idiotas que tenía uno de los horrocruxes.

Entrecerró los ojos cuando el hombre miró con una ceja levantada a unos padres que definitivamente eran muggles mientras se despedían de su hijo, y vio a los otros dos Malfoy. La última vez que vio a Lucius Malfoy el hombre estaba destrozado por Azkaban; sin embargo, Narcissa Black Malfoy estaba destruida por una guerra de la cual no quería formar parte. A pesar de estar al lado de Lucius en la guerra, Harry sabía que la mujer no era una mortífago y no parecía tener intenciones de serlo. Lo último que supo de ella, fue que ella y Snape tenían un trato para proteger a Draco, y casi a regañadientes, Harry la respetaba. Él sabía perfectamente que las buenas madres, para proteger a sus hijos, harían muchas cosas. Y no podía decir si Narcissa era o no una buena persona, pero estaba bastante seguro que sí era una buena madre, y eso en realidad era suficiente para Harry, siempre que no se interpusiera en su camino.

Cuando vio a Draco, su mente se inundó de imágenes de Draco ensangrentado en el baño en su séptimo año, la mirada de desesperación y miedo absoluto cuando tenía que matar a Dumbledore, la mirada resignada cuando creyó que Harry lo dejaría morir en el fuego maldito en la Sala de Menesteres. No fueron pensamientos sobre un niño estúpido supremacista, un niño rico que trataba mal a cualquiera que no fuera su 'selecto' grupo de amigos, que despreciaba a cualquiera que no fuera un Slytherin. Solo pensó en un adolescente cuyo mundo dio un giro de ciento ochenta grados, que confió en las palabras incorrectas de alguien que admiraba y confiaba.

No iba a ser el mejor amigo de Draco, que primero lo parta un rayo, de verdad, pero Harry también trataría de salvarlo, a él y a su madre. A su padre, si el hombre demuestra que en realidad se preocupa por su familia en cualquier momento de la vida y no solamente cuando es lo último que le queda. Gracias a Dumbledore, en realidad comenzó a pensar que no todos se merecen una segunda oportunidad, pero esto, todo esto de comenzar de nuevo en una nueva vida y hacer las cosas bien y con conocimiento, era una segunda, tal vez una tercera oportunidad para Harry y para todo el maldito mundo mágico, y posiblemente sería un hipócrita si era capaz de ignorar a Draco y cerrarle la única ventana cuando todas las puertas lo llevaban a una muerte segura.

Era increíble y desconcertante pensar que, para Harry, hace un mes y medio había visto rostros cansados y hombros hundidos, y ahora los estaba viendo muchos años más jóvenes, llenos de vida y con ojos brillantes. No importaba a quién miraba, ni cuánto tiempo pasaría, una cosa era segura: Harry viviría día tras día tratando de alejar el olor a sangre, polvo y destrucción de sus sentidos, y cuando vea a sus amigos, a las familias, a los profesores, primero los verá preparándose para una guerra, aceptando la muerte luego de una larga lucha que no ganarían, antes de darse cuenta que no, no estaban preparándose para una guerra, sino para un año escolar tranquilo, para una cena en familia o para dirigirse hacia la sala común para jugar snap explosivo.

—¿Puedo sentarme contigo? El resto está lleno— la voz de Ron lo sacó de sus pensamientos y vio al pelirrojo de pie en la puerta del compartimiento, mirándolo con timidez. Solo entonces se dio cuenta que el tren ya había partido. Harry le sonrió y le señaló el asiento frente a él.

—Claro— el estómago de Harry se cerró cuando recordó que estaba por ver a Pettigrew, pero siguió sonriendo con amabilidad mientras Ron se acomodaba—. Entonces, ¿Ron, verdad? Yo soy Harry.

—Un gusto— Ron miró el baúl de Harry y levantó levemente las cejas—. ¿Viniste solo a la estación? ¿Por qué no estabas con tus padres?

—Soy huérfano— Harry no pudo evitar una pequeña risa cuando Ron lo miró con una mirada dolorosamente incómoda, abriendo la boca para seguramente disculparse, por lo que se encogió de hombros—. Está bien, no te preocupes. Llevo huérfano muchísimos años como para que sea un tema doloroso.

—Lo lamento, de todas formas— Ron se removió incómodo en su lugar y luego metió la mano en su chaqueta desgastada, sacando una rata gorda y gris que dormía profundamente. Un soplo de aire fuerte irrumpió el compartimiento repentinamente y Harry tardó un segundo de más en darse cuenta que era por él, y controló su magia rápidamente mientras tragaba saliva, sintiendo la garganta seca. Ron lo miró con los ojos muy abiertos y confundidos—. Eso... ¿has sido tu? ¿Estás bien?

—Lo siento, lo siento. No... no soy amante de los roedores— en especial los roedores que en realidad son mortífagos escondiéndose como los cobardes que son. Sonrió forzadamente—. Lo siento, de verdad, no le haré daño ni nada, solo... Tengo un mal recuerdo con algunas ratas y... Tú sabes.

—Bien...— el pelirrojo volvió a poner a Pettigrew en su chaqueta, y Harry no sabía si agradecerle o advertirle sin parecer un demente, así que simplemente se quedó callado mientras buscaba un tema de conversación, aunque Ron lo ayudó fácilmente cuando volvió a hablar—. No te preocupes por eso, yo también tengo un mal recuerdo con animales, pero en mi caso, son con las arañas— Ron se estremeció visiblemente y Harry le sonrió en comprensión—. Son horribles, insectos que no deberían existir, confía en mi— cuando Harry no dijo nada más, Ron se aclaró la garganta—. Entonces, ¿dónde has vivido y todo eso? ¿Tienes un tutor mágico? ¿Cuál dijiste que era tu apellido?

—He estado viviendo en el mundo muggle desde que mis padres murieron, hace diez años o poco más— Harry se mordió el labio, evitando aplanar su cabello sobre su cicatriz—. Por cierto, en realidad seguro reconoces mi nombre. Mis padres pelearon junto a los tuyos en la batalla contra Voldemort.

—¡Dices su nombre!— exclamó Ron aterrorizado, y Harry se golpeó mentalmente ante su pequeño gran olvido: el nombre de Voldemort era un estúpido tabú en el mundo mágico. Antes de que pueda decir nada, los gemelos volvieron a aparecer.

—¿El nombre de quién?— preguntaron a la vez, y cuando vieron que Ron estaba pálido, miraron a Harry.

—Uhm— Harry se rascó la nuca—, el mío. Soy Harry Potter.

Fred y George lo miraron sorprendido, al igual que Ron, y antes de que ninguno pueda preguntar, Harry apartó su cabello de la cicatriz en forma de rayo, y puso los ojos en blanco ante el jadeo sorprendido de los tres, pero sonrió. No era como si pudiera enojarse demasiado con ellos.

—Eso es...

—... increíble— terminó Fred, asintiendo.

—Yo soy George y él es Fred Weasley— George puso su mano aplanada sobre su pecho y se inclinó ante Harry. Fred lo imitó graciosamente, y solamente gracias a las sonrisas divertidas en sus rostros, Harry evitó vomitar.

—Un placer, de verdad, pero si vuelven a hacer eso, me arrojaré del tren en movimiento— comentó, haciendo una mueca. Fred y George asintieron, al parecer complacidos con su respuesta.

—De todas formas, Ron, te veníamos a decir que iremos a la mitad del tren— los gemelos miraron a su hermano, quien asintió. Fred continuó—. Tiene una tarántula gigante, así que tengan cuidado.

Luego de eso, los gemelos siguieron su camino y miró a Ron, que lo miraba fijamente. Harry simplemente esperó hasta que su amigo acomodara sus pensamientos, así que miró por la ventana durante unos momentos antes de que Ron hablara.

—Entonces... eres Harry Potter.

—El mismo.

—Entonces... ¿tu realmente...?

—¿Maté a Voldemort?— Harry negó con la cabeza, ignorando la palidez de Ron—. No lo recuerdo.

—¿Nada?— Ron parecía completamente decepcionado, y se tragó sus ganas de decirle que la situación que para el resto del mundo mágico era cuestión de festejo, para él era fácilmente lo peor que le pudo haber pasado. Ron tenía once años, se recordó, y tenía que agradecer que Ron en realidad no podía ver la importancia en ese asunto. Después de todo, ningún niño de once años o menos debería ver la importancia en temas de adultos.

—Todo lo que recuerdo es la muerte de mi madre— Harry entrecerró los ojos cuando Ron lo miró con lástima, no tenía la intención de que saliera tan lúgubre su declaración, pero realmente no tenía otra forma de contarlo, pero como tampoco tenía demasiadas ganas de hablar con ello, se aprovechó—. De todas formas, ¿cuántos hermanos tienes? Parecen una gran familia.

—Somos siete en total— Ron hizo una mueca—. Yo soy el sexto en la familia. Bill, el primero, y Charlie, el segundo, ya terminaron Hogwarts. A ellos le sigue Percy, luego los gemelos, luego yo, y por último nuestra hermanita, Ginny. Puedes decir que tengo el listón muy alto— el pelirrojo frunció el ceño y Harry recordó lo deprimido que estaba al tratar de sobresalir en su familia.

—Siempre creí que todos tenemos algo en lo que somos excepcionalmente buenos— le sonrió alentadoramente cuando Ron lo miró dudoso—. Yo, por ejemplo, soy muy bueno cocinando— no era una mentira, en realidad, ¿pero qué más iba a decirle? ¿Que era excepcionalmente bueno en no morir?—. No tengo hermanos, pero por lo que me informé del mundo mágico hasta ahora, definitivamente también tengo un listón muy alto.

—¿A qué te refieres? ¡Eres Harry Potter!

—¡A eso me refiero, exactamente!— Harry suspiró cansado—. ¡Soy Harry Potter! ¿Y qué demonios significa eso, entonces? He vivido toda mi vida con muggles que no les gustaba la magia, por lo que he vivido toda mi vida sin saber que tenía magia, o que hay todo un mundo de magia, donde al parecer soy famoso por derrotar a un mago malvado con problemas de autoestima al sentirse amenazado por un tonto bebé de un año. ¿Qué espera exactamente el mundo mágico de mi? ¡Hay niños de cinco o seis años que tienen más conocimiento sobre la magia que yo! ¿Sabías que hay libros donde cuentan la historia de cómo derroté a Voldemort?— Harry tomó aire antes de seguir hablando, ignorando la mirada que Ron le estaba dando—. ¡Yo ni siquiera sabía que mis padres habían muerto en una guerra, porque mis parientes me dijeron que murieron ebrios en un accidente automovilístico! ¡Y resulta que son malditos héroes, y que habían miles y miles de personas que lo sabían, excepto yo, su hijo! ¿Y el mundo mágico qué, espera que llegue a Hogwarts y me convierta en el mago más capaz y poderoso que haya existido? Pues déjame decirte, están dementes. Todos los magos que crean eso, en especial los adultos. Soy un niño, solo soy Harry, no soy el salvador, ni el más poderoso, ni cualquier otra cosa que estúpidos libros hayan dicho sobre mi. ¿Entiendes lo que digo, verdad?

Cuando Harry terminó y volvió a concentrarse en Ron, sonrió tímidamente, completamente avergonzado por su pequeña pérdida de control. Ron había apretado su espalda contra el respaldo de su asiento y lo miraba con los ojos muy abiertos, claramente incómodo y sin saber qué decir.

—Eso...— Ron se aclaró la garganta, sin mirarlo a los ojos—. Sí, ese es un listón bastante alto. ¿Dijiste accidente automovilístico? ¿Qué se supone que es eso?

Mientras continuaron hablando (de cosas simples, fáciles, por el bien de no tener un viaje entre dos supuestos desconocidos completamente incómodo), el tren había ya pasado por varios campos y bosques, y cuando pensó que faltaban poco menos de tres horas, Harry miró hacia la puerta del compartimiento, justo en el momento en que Draco Malfoy pasaba por allí, sin sus dos guardaespaldas de confianza. Luego de pensarlo un segundo, se levantó rápidamente, sorprendiendo a Ron, y abrió con fuerza la puerta. Malfoy, que se había alejado muy poco, se giró con el ceño fruncido.

—Hey— dijo Harry torpemente. Tal vez no lo pensó demasiado bien...—. Uhm, te vi en Madame Malkin la otra vez y... tu... ¿me parecías conocido?— Harry se golpeó treinta y siete veces mentalmente. Sinceramente...—. Soy Harry, Harry Potter. ¿Tu eres...?

—Malfoy, Draco Malfoy— Malfoy pareció sorprendido cuando Harry dijo su nombre, pero se recompuso con facilidad y le tendió la mano formalmente. Evitó poner los ojos en blanco, respondiendo al saludo. Cuando sus manos se soltaron y Malfoy lo miró esperando algo, Harry se movió incómodo en sus pies. Miró hacia Ron, que lo miraba con el ceño fruncido, y pensó 'al demonio'. ¿Tiene que empezar por algún lado, verdad?

—¿Quieres sentarte con nosotros? Estábamos hablando de Quidditch— Harry se hizo a un lado de la puerta y le dio a Malfoy una mirada alentadora cuando este lo miró dudoso—. Pasa, vamos.

—No podré quedarme mucho— dijo el rubio, aunque de todas formas entró en el compartimiento con la cabeza en alta—, me esperan en otro lado— cuando sus ojos se posaron en Ron, Harry evitó la siguiente oración que estaba muy seguro que iba a decir, cerrando con fuerza la puerta. Ambos niños lo miraban fijamente, y Harry volvió a su asiento.

—Está bien, no será una conversación larga. Por cierto, él es Ron Weasley. Ron, el es Draco Malfoy— Malfoy se sentó a su lado en el asiento, aunque dejando un considerable espacio entre ellos, y miró a Ron como quien mira la basura; Ron, a su vez, estaba aguantando una risa ante el nombre de Malfoy.

—Weasley— dijo Malfoy—. Ciertamente, los tuyos son fácilmente reconocidos...

—¿A qué te refieres?— preguntó Ron bruscamente, y Malfoy soltó un bufido de burla.

El arrepentimiento nunca golpeó a Harry tan fuertemente como en ese mismo momento. De verdad, se quejaba de que no era el héroe de nadie, pero luego va y trata de ayudar a cualquiera en su camino. Y Draco maldito Malfoy era uno de esos. Increíble, denle a Harry un premio por ser la persona más desinteresadamente estúpida del mundo.

—Pelirrojos, pecosos, más hijos de los que pueden mantener— Malfoy levantó su nariz—. O tal vez por ser reconocidos como traidores de sangre. Tú decides cuál te gusta más.

—Aunque sea reconocen a los Weasley por no ser unos imbéciles y no por ser mortífagos.

Ahora que lo piensa, en realidad puede sacar provecho de esto, se da cuenta Harry.

—¡Genial!— exclamó Harry, y ambos niños voltearon a verlo con ceños fruncidos en molestia y confusión. Harry solamente les sonrió—. Es genial y pura casualidad entonces que tenga a dos familias mágicas completamente diferentes a las cuales preguntarles sobre el mundo mágico. ¿No es el mundo un lugar pequeño?— no esperó una respuesta mientras se dirigía a Malfoy—. Entonces, ¿por qué son considerados los Weasley traidores de sangre?

—¿No es obvio, Potter?— cuando Harry no respondió, Malfoy puso los ojos en blanco, pero su postura cambió levemente mientras comenzaba a explicar—. Todo aquél sangre pura que se case con un muggle, un sangre sucia, un mestizo o simplemente no respeten la supremacía de sangre, son considerados traidores a la sangre.

—¿Pero por qué? ¿Qué es exactamente la supremacía de sangre?— Harry ignoró el insulto a los nacidos muggles, por el momento.

—La supremacía de sangre— intervino Ron, dándole a Malfoy una mirada sucia, antes de mirar a Harry lo más serio posible, que era demasiado en realidad, ya que fueron muy pocas las veces que Harry había visto a Ron tan serio sobre un tema—, es un tipo de pensamiento entre sangre puras extremistas que creen que los nacidos muggles o mestizos son más débiles que ellos solo porque no vienen de una familia puramente mágica.

—Pero eso es estúpido— dijo Harry, frunciendo el ceño—. Creo que es imposible que un completo sangre pura se case con otro completo sangre pura. Según lo que leí, son pocas las familias sangre pura que quedan...

—Es por ese mismo motivo que existe la supremacía, entonces— Malfoy habló—. Si se casan entre sangre puras y tienen descendencia, la familia seguirá siendo pura. Si rompes esa cadena, casándote con un muggle o un naci- con un sangre sucia, estás evitando que el poder mágico de la familia siga su camino, logrando que se debilite o, en el peor de los casos, se extinga.

—Entonces, ¿qué? Cuando ya no hayan más familias completamente sangre puras, porque sucederá, ¿comenzarán a casarse entre la propia familia para conservar el poder?— Harry hizo una mueca de asco junto con Ron, y vio lo incómodo que se veía Malfoy.

—Conservar la pureza de la sangre es importante para que el apellido sea grande y respetado, el poder de la magia sea tan fuerte como lo fue desde el principio— dijo Malfoy, aunque no sonaba muy convencido, a lo que Ron se burló.

—Por favor. ¿Cuántas veces te han dicho que deberías repetir eso?— Ron se cruzó de brazos y miró al rubio con una ceja levantada, pero Harry ignoró la respuesta de Malfoy, pensando en otra pregunta.

—Entonces, ¿los mortífagos son parte de este pensamiento de supremacía de sangre?— ambos niños asintieron en silencio, y Harry, a pesar de ya saber esta información, sonrió divertido. Siempre iba a ser divertido escuchar sobre lo estúpidos que eran los mortífagos, persiguiendo la supremacía de sangre y arrodillándose ante un mestizo. Sin decir nada más sobre eso, dirigió su atención a Malfoy—. El término ese que usas, 'sangre sucia', es increíblemente asqueroso. ¿Lo utilizan los sangre puras supremacistas, también?

—Los sangre sucia son inferiores a los sangre pura— se excusó Malfoy, encogiéndose de hombros. Ron se veía molesto, pero nada más—. Es sólo un término para ellos.

—Qué irónica la vida mágica— comentó, mirando el paisaje por la ventana—. Los supremacistas de sangre llaman sangre sucia a los nacidos muggles o mestizos, y cuando menos se quieren dar cuenta, es un mestizo junto a su madre nacida muggle quienes destruyen a uno de los magos más poderosos de su tiempo— Harry volvió a ver a los otros dos chicos, y mientras Ron le sonrió un poco, Malfoy se veía incómodo. Harry estaba feliz por eso, en realidad. Si Malfoy estaba incómodo con la verdad, es porque sabía que había algo mal en la supremacía de sangre, y utilizará esa pequeña duda a su favor—. Supongo que los supremacistas de sangre no son más que un grupo de adultos asustados de perder frente a la sangre nueva. Por cierto— Harry miró a Malfoy fijamente—, nunca utilices el término 'sangre sucia' frente a mí. No me interesa que pienses que los muggles o nacidos muggles, o mestizos para el caso, sean inferiores a ti; soy un mestizo, mi madre era una nacida muggle, y conozco muggles decentes. No quiero que los insultes de forma tan baja llamándolos 'sangre sucia' o cualquier término despectivo. Por favor.

Malfoy le frunció el ceño, pero antes de que pueda responderle, la señora del carrito golpeó la puerta amablemente. Harry sonrió grande mientas abría y sacaba la pequeña bolsa de tela con galeones de uno de sus bolsillos. Pidió tres de todo lo del carrito, y luego de pagarle a la sorprendida vendedora, arrojó todas las cosas en el asiento al lado de Ron.

—Y ahora— Harry le sonrió a los dos niños y abrió los brazos, como había visto a Dumbledore hacer ciento de veces—, ¡festejemos por esta nueva amistad!

—¿Amistad?— Malfoy y Ron dijeron a la vez, y luego se fruncieron el ceño el uno al otro cuando se dieron cuenta que hablaron a la vez. Harry asintió felizmente mientras tomaba una empanada de calabaza.

—Lo lamento, Harry. Tu amistad es más que suficiente— dijo Ron, tomando tímidamente una de las ranas de chocolate luego de que Harry le insistiera a ambos que había para los tres—. No seré amigo de un Slytherin.

—Y yo no seré amigo de un Gryffindor idiota, muchas gracias— respondió Malfoy, teniendo más confianza al tomar un pastel en forma de caldero. Frunció el ceño, mirando a Harry con desconfianza creciente—. ¿En qué Casa crees que irás, Potter?

—¿Importa?— Harry se encogió de hombros ante la mirada que recibió—. Quiero decir, mis padres estuvieron en Gryffindor, ¿verdad? Supongo que también iré allí, aunque tampoco me importaría quedar en cualquier otra.

—Pero Harry— Ron lo miró alarmado—, Slytherin es la casa en la que estuvo Quien-tu-sabes, y además, todos allí fueron mortífagos. Es la casa de la maldad— Malfoy le frunció el ceño ante la última declaración, pero no dijo nada, al parecer incapaz de desmentir eso.

Lástima que Harry en realidad sí pudiera hacerlo.

—No es la casa de la maldad, como tal. ¿Quien-tu-sabes estuvo allí? Sí. ¿Lo hizo porque exclusivamente era malvado? No. Según tengo entendido, te colocan en una Casa u otra dependiendo cuáles son las características que mejor se adapten a ti— dijo tranquilamente, atrapando una rana de chocolate en su salto—. ¿Eres valiente? Gryffindor. ¿Eres leal? Hufflepuff. ¿Eres más inteligente que el promedio? Ravenclaw. ¿Eres ambicioso? Slytherin. Estoy seguro que las Casas de una escuela de magia no definen el bien y el mal. Por experiencia propia, podría decir que el bien y el mal dentro de una persona se va formando de acuerdo a sus experiencias de vida y percepción del mundo. Por lo tanto— masticó la cabeza de la rana de chocolate antes de volver a hablar—, no. No me interesa en qué Casa quede. Sé que mis padres estarán orgullosos de mí en cualquier caso, siempre y cuando me centre en aprobar las materias. Y si no están orgullosos de mí por quedar en una casa que no sea Gryffindor— se encogió de hombros—, no es que realmente cambie algo en mí. Quiero decir, están muertos.

—Los mortífagos fueron quienes ayudaron a Quien-tu-sabes, Harry, quienes eran todos Slytherins— repitió Ron lentamente, como si Harry no lo hubiera escuchado la primera vez.

—Ahí es donde te equivocas— Harry le sonrío fríamente a ambos, a pesar de que Malfoy parecía querer irse de allí—. El hombre que traicionó a mis padres, dando la información de dónde estábamos escondidos, era un Gryffindor— Harry se cruzó de brazos y controló su magia. Ese mismo hombre estaba con ellos en ese momento, y la magia de Harry quería asesinarlo. Y cuando miró al paisaje, dando por terminada la conversación, Harry pensó que el hombre más valiente que conoció era un Slytherin.

—Entonces— Ron se aclaró la garganta luego de unos minutos en tenso silencio—, ¿cuál es su equipo de Quidditch?

Y así, a pesar de que Malfoy aseguró al principio que tenía que estar en otro lado, discutió (educadamente) con Ron sobre por qué las Appleby Arrows eran mejores en técnica que los Chudley Cannons pero tenían peor equipamiento hasta que Hermione, media hora antes de llegar a Hogwarts, se había acercado a su compartimiento.

—Lo siento— dijo, mirando por el suelo de manera minuciosa—, pero por las dudas, ¿no habrán visto un sapo?

—No— respondió Harry, y le tendió una rana de chocolate que había guardado—, pero, ¿quieres una de chocolate?

—Gracias...— Hermione tomó el dulce con precaución, pero les frunció el ceño cuando prestó verdadera atención a todos—. Deberían vestirse ya, acabo de volver de hablar con el conductor y dijo que llegaremos en poco tiempo.

Y así, como si nunca hubiera estado allí, Hermione se fue, posiblemente con Neville nuevamente. Harry sonrió grande, mientras Malfoy se despedía de ellos para cambiarse la ropa, y Ron ya se estaba poniendo la túnica negra básica.

Entonces, cree que hizo un buen progreso.

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n/a: es increíble cómo me fluyen las palabras a LA UNA DE LA MADRUGADA en fin inspiración de madrugada otros lo llamarán insomnio

sí, en comparación a mis otras fics, esta historia es el verdadero mucho texto...