Harry no estaba tan preocupado como lo había pensando antes de llegar a Hogwarts.

Luego de que Snape programara otras tres charlas en la primera semana de clases, los dirigieron hacia las habitaciones que estaban repartidas al igual que las de Gryffindor, solo que en colores verdes y plateados, y la ventana de su habitación daba hacia el lago. Por primera vez, Harry no empujó sin cuidado y con vergüenza sus pertenencias en el armario, sino que se tomó su tiempo para guardar todo de manera ordenada y acomodó algunos libros en su mesa de noche. Compartía habitación con Malfoy, Nott, Blaise Zabini, Vicent Crabbe y Gregory Goyle. Sabía que Crabbe y Goyle eran partidarios de Voldemort, o eso recordaba, pero no estaba seguro sobre Nott y Zabini; por lo que sabía, Zabini había estado junto a Malfoy todo el tiempo, pero no sabía su posición en la guerra. Sinceramente, agradecía recordar hechizos de protección, porque sino no podría dormir cómodo esa noche.

Era extraño, estar en Slytherin. No es como la primera vez que pasó en Gryffindor, no se sentía mal, pero tampoco estaba cien por ciento feliz. Al acostarse detrás de sus cortinas cerradas de la cama luego de desear buenas noches, Harry miró el techo de piedra negra de la habitación mientras los demás niños se movían terminando de alistarse para dormir. Eran silenciosos, y tal vez extrañaba un poco a Ron y a Hermione, pero estaba bien. Mañana comenzarán las clases, y Harry tenía suerte de no tener que estudiar demasiado para los exámenes y demás, simplemente repasar información que ya sabe pero que puede haberse olvidado de los pequeños detalles.

Con los brazos cruzados detrás de su cabeza, pensó en qué pensarían sus padres en este momento. Lo que le dijo a Ron y Malfoy en el tren era verdad: no debería importarle lo que sus padres opinaran sobre él estando en cualquier Casa que no sea Gryffindor, pero no podía evitar sentirse un poco triste al creer que podrían estar decepcionados por su clasificación. Sinceramente, lo dudaba, pero Harry siempre tuvo predisposición para creer que todos, de una u otra manera, se decepcionarían de él (culpa a los Dursley por ello), por lo que termina sintiéndose culpable por pensar tan poco de sus padres. No los conoce, y al parecer nunca lo hará, pero por lo poco que escuchó, podría decir que lo aceptarían igual.

Bien, está bien, aunque sea su madre lo aceptaría sin problemas. ¿Fue amigo de un Slytherin, verdad? En cambio, su padre...

Harry está cansado. De muchas cosas, en general, y pensar en 'lo que podría haber sido' era una de esas cosas. Él en Slytherin y la reacción de sus padres había sido un pensamiento fugaz años antes, porque esa situación no era posible estando en Gryffindor; ahora sin embargo, estaba en Slytherin. Si estuvieran vivos, Harry creía y esperaba que su madre le enviara una carta felicitándolo por su clasificación, como había visto que muchos niños recibían. A su vez, también esperaba que su padre no lo tratara diferente solo por ello. Gracias a comentarios de Sirius y los recuerdos de Snape, sabía que no toleraban a los Slytherin, por lo que solo podía pedir demasiado. Sin embargo, no entiende a su padre: ¿por qué despreciar a los Slytherin? Sabe que Salazar Slytherin era un supremacista y todos en la Casa debían ser sangre puras, pero sinceramente no cree que todos los que hayan estado en Slytherin automáticamente se hayan convertido en supremacistas y anti-muggles solo por ello, ni hablar por convertirse mágicamente (valga la redundancia) en sangre puras. ¿Tal vez todos los Potter también tenían ese pensamiento de censura hacia Slytherin, y simplemente es algo que pasó de boca en boca?

Entendía a Sirius, es decir, su familia estaba loca por ser de Slytherin y la supremacía de sangre. No podía perdonarle todo, en especial con su hermano en Slytherin, quien al final no era tan malo, pero le entendía. Harry tampoco quería quedar en Slytherin la primera vez, y solo había conocido a Malfoy por tres o cuatro minutos. No quería ni siquiera pensar en el infierno que Sirius había vivido toda su vida, y entendía que a la primera oportunidad que tenía para escapar de eso, lo habría tomado por completo.

Harry había hecho lo mismo.

Suspirando, negó con la cabeza para ignorar esos pensamientos. Definitivamente estaba en un problema, con Sirius. Realmente, realmente Harry no querría estar allí cuando descubriera que el hijo de su mejor amigo terminó en Slytherin, pero lamentablemente había cosas más importantes de las que ocuparse. Que Sirius lo detestara o simplemente no lo quisiera por su clasificación dolería como el infierno, pero Harry preferiría mil veces no ser cercano a Sirius que tener a su padrino muerto. Remus, por su parte, Harry creería que podía estar sorprendido, pero no sería uno para juzgar. No tuvo mucha relación con el hombre antes, pero Harry quería remediar eso: le gustaba Remus, la tranquilidad y la paciencia que siempre parecía estar con el hombre, y nunca había tratado de esconderle nada activamente, por lo que también era un punto a su favor.

¿Por qué era tan complicado formar relaciones? Harry tendría setenta problemas menos si todos a su alrededor simplemente recuerden que Harry es el niño idiota que eventualmente terminará muerto. En este punto, ya ni siquiera le importa que sean amables con él solo por un tiempo limitado. Harry desea que su tiempo sea limitado, muy limitado, si es sincero. Tiene, ¿qué? ¿Dieciocho años? Y sobrevivió a la muerte dos veces, si no se cuentan todos los intentos de asesinato en su contra, y la última vez que sobrevivió, toda su vida empezó de nuevo. Tuvo una vida miserable con los Dursley, no la pasó tan bien como siempre se hizo creer a sí mismo en Hogwarts, y ahora tiene que acelerar un proceso que al mismísimo Dumbledore le costó años hacer, si es que alguna vez lo intentó antes de que Harry llegara a Hogwarts.

Ahí hay otro problema, piensa mientras se da cuenta que la habitación ya quedó a oscuras con los otros niños durmiendo, posiblemente; Dumbledore. El hecho de que todo haya comenzado en el primer año de Harry, con Quirrell y Voldemort, podría haber sido una coincidencia, si no fuera por el hecho de que Dumbledore mismo lo escogió, y Harry sabía que Dumbledore era poderoso y más que capaz de darse cuenta de que había algo mal con el imbécil que contrató. El solo hecho de creer que Dumbledore, un hombre en el que confiaba (confía) había planeado todo desde el principio, dolía; lo entendía porque Harry era tan idiota que podía entender a todos, al parecer, entendía los planes de Dumbledore; personalmente, Harry no hubiese esperado hasta que un ignorante niño de once años llegara al mundo mágico para tratar de deshacerse de un Señor Oscuro, sin ayudarlo ni decirle la verdad desde el principio, sin importar cuántas profecías digan que es la única manera.

No sabía si podía confiar en Dumbledore, ahora que lo piensa. Sabía que el director tenía buenas intenciones, pero pocas eran las cosas que habían salido bien con el plan de Dumbledore. Desearía poder dejar en manos del director aunque sea la búsqueda de los horrocruxes, para terminar con toda la estupidez al menos antes de llegar al cuarto año, pero dudaba enormemente que el hombre realmente se molestara en hacerle ese favor. Claro, podía confiar en el hombre, siempre y cuando el director no crea que ya sea la hora de que el sacrificio de Harry para el mundo mágico se haga.

Aunque sea tenía suerte, al tener un horrocrux en la Sala de Objetos Perdidos ahora mismo en el castillo, y sabía que el veneno de basilisco podía destruirlo sin demasiados problemas, si el convencer a un basilisco para que preste su veneno sin asesinarlo antes es un problema en sí. Tendrá que ir mañana por la noche, con el basilisco. Aunque tal vez sea un poco peligroso. ¿Qué tan mal se vería si el niño-que-vivió desapareciera en su primer día de clases y luego aparezca como un fantasma junto a Myrtle?

Evita reírse ante el pensamiento. Posiblemente ni siquiera muera; posiblemente el basilisco lo tome como a un rey serpiente o lo que sea, y cuando menos se dé cuenta, Harry terminará gobernando el maldito mundo mágico por puras casualidades. Eso sí, ¿morir? Posiblemente no lo haga nunca.

Oh, estaba tan tentado a solo...

Debería dormirse ya, sentencia cuando sus pensamientos comienzan a recorrer el camino oscuro que había tratado de ignorar a toda costa luego de la muerte de Sirius. No es el momento, se dice, tratando de convencerse y de no preguntar por qué no es el momento.

. x . x . x .

Cuando le sonrió a Ron y a Hermione esa mañana en el desayuno, ignorado a cambio por Ron y recibiendo una media sonrisa desconfiada por parte de Hermione, Harry pasó por las clases de ese día sin muchas complicaciones, y agradeciendo a la poca suerte que tenía por el hecho de que él en Slytherin no había sido tan problemático con los demás alumnos y profesores como había pensado, luego de ese desastre en la selección la noche anterior. Su primer clase fue encantamientos, donde el profesor Flitwick pareció igual de encantado por su presencia allí como la primera vez. Seguido de eso, tuvieron dos horas libres en Historia de la Magia, donde el profesor Binns solo se había presentado antes de comenzar a contar historias sobre la guerra goblin.

Al igual que en todas sus clases, en el almuerzo Harry se había sentado junto a Malfoy y lo escuchó hablar con Crabbe y Goyle quienes, sorpresivamente, sí hablaban y tenían opiniones propias sobre cualquier tema en general. Estaban hablando sobre algunos partidos de Quidditch que ocurrieron antes del año escolar y burlándose levemente de Binns. Crabbe, por su parte, parecía decepcionado por el hecho de que el profesor fantasma había logrado que algo tan interesante como la guerra goblin lo aburra.

Harry se hubiese reído si no hubiera estado tan sorprendido por el hecho de que los dos secuaces de Malfoy en realidad tenían una personalidad propia.

Luego del almuerzo, se dirigieron a Transformaciones, donde Harry transformó sin pensarlo la cerilla en un perfecto alfiler a penas la profesora terminó de instruir, y había recibido cinco puntos por hacerlo tan rápidamente, aunque McGonagall no parecía tan feliz por ello. Hermione lo había visto con el ceño fruncido y Malfoy, a su lado, entrecerró los ojos cuando le costó dos intentos más hacerlo tan bien como Harry, pero le sonrió luego.

Luego de que la profesora McGonagall le dijera, al finalizar la clase, que hacer magia fuera de la escuela estaba prohibido (Harry no entendió por qué se lo dijo), y Malfoy le dijera que la ignorara, que todos los niños mágicos lo hacen de todas formas (... Harry lo entendió menos), Harry tuvo la peor clase de Defensa desde Umbridge. Personalmente, en contra de su propia salud mental, preferiría tener a la estúpida de rosado que escuchar el falso tartamudeo de Quirrell durante dos horas, dos veces a la semana, durante todo el maldito año; pero los milagros no existían, para su mala suerte, y ni la magia es capaz de lograr tanto.

Cuando el día escolar llegó a su fin, Harry casi se siente aliviado al pensar en volver a la sala común y simplemente relajarse pero, por supuesto, Snape tenía otros planes.

Era extraño y no encajaba para nada en ningún plan, el hecho de que toda la casa de Slytherin escuche sin problemas a alguien que decía que la supremacía de sangre no lo era todo. ¿No son, muchos de aquí, hijos de supremacistas leales a Voldemort? ¿Fue así también, cuando él estaba en Gryffindor? Snape, el espía de Dumbledore para las filas de Voldemort, ¿ocupando su tiempo libre para dejar en claro que la supremacía de sangre, en algún momento, será un pensamiento estúpido y que no servirá de mucho? ¿Cómo es posible que, si todo eso había sucedido antes, Snape aún haya logrado parecer más que leal a Voldemort, y este le creyera? Sabía que Bellatrix dudaba de su lealtad, pero nada más. ¿Podría preguntárselo a Snape sin antagonizar al hombre por completo? ¿Snape siquiera le contestaría la pregunta?

De todas formas, era un importante espacio en blanco. ¿O es acaso por Harry, que al acabar en Slytherin, logró cambiar algo? O, y Merlín lo asesine si es el caso, ¿Harry siquiera volvió al pasado, o terminó en otra vida extraña donde todo es diferente? Si eso realmente sucedió, Harry tenía un futuro incierto frente a él, y definitivamente no estaba disfrutando del factor sorpresa. Sin embargo, hasta ahora todo había sido tal y como lo recordaba, aunque nunca fue con Hagrid al Callejón ni consiguió a Hedwig, y terminó en Slytherin. No es que ser un Slytherin fuera algo tan extraño, en especial cuando desde el principio el sombrero quería colocarlo allí.

Cuando Snape dio por terminada la reunión con los primeros años sobre el respeto hacia todos los Slytherin, sin importar sus orígenes y solo teniendo en cuenta la inteligencia de los mismos, la prefecta Tatiana Grand, de séptimo año, había llamado a Millicent Bulstrode y Tracey Davis, mientras que el prefecto Tomas Lanix, también de séptimo año, llamó a Crabbe y a Goyle. Harry los vio salir de la sala común, seguidos de Snape, y solo entonces recordó qué otra cosa tenía programado por esa semana: los exámenes médicos.

No había nada que lo preocupe de eso, aparte de que Gryffindor, la casa de los valientes, no tenga un mismo sistema de detección de abuso. El sombrero mismo lo había colocado antes en Gryffindor porque Harry era una supuesta víctima abuso (Harry no era abusado por sus parientes; conocía el abuso infantil y, más que un odio injustificado y algún que otro golpe, y vivir en el armario debajo de las escaleras, y limpiar y cocinar... se detendrá ahí. Harry no fue abusado), lo que significaba que habían muchos niños en otras Casas que sí eran víctimas de abuso infantil y negligencia, pero en Gryffindor, especialmente, no parecía haber algún sistema para ayudarlos. No sabía sobre Hufflepuff o Ravenclaw, pero en Gryffindor no existía. Además, ¿Neville era un niño abusado? Su abuela era una mujer estricta, ¿pero no había contado una vez sobre un tío tirándolo de una ventana?

Joder, tendrá que acercarse a Neville lo antes posible.

Fuera de eso, Harry no estaba preocupado. ¿Por qué estarlo? Había estado muchas veces en la enfermería antes, y Madame Pomfrey no parecía preocupada, aparte de los golpes por los que había terminado principalmente en la enfermería. No encontrarían nada relevante, y sería más una pérdida de tiempo que otra cosa, pero creía que si se lo decía a Snape, solo logrará enojar al hombre.

¿Había algo que Harry podía hacer o decir que no enojara a Snape? Harry no lo creía.

—¿Estás bien?— la voz de Malfoy lo sacó de sus pensamientos, y miró confundido al niño que estaba sentado junto a él en el sofá—. Pareces preocupado.

—No lo estoy— Harry le frunció el ceño en confusión. No estaba preocupado. Malfoy lo miró un segundo antes de asentir y mirar al resto de la habitación.

—No tienes que preocuparte por nada— le susurró el rubio, y Harry le enarcó una ceja cuando los ojos grises volvieron a él—. El profesor Snape solo quiere ayudar a cualquiera que lo necesite. No los meterá en problemas en sus casas ni nada por el estilo.

Qué.

—¿Genial?— cuando Malfoy le sonrió un poco, Harry le sonrió de vuelta, forzado y confundido—. Quiero decir, es genial que haga esto. Hay mucha mala gente...

Como tu padre, se tragó, y luego pensó que Malfoy tuvo de padre, lo que Harry sabe, a una mala persona. Sin embargo, Malfoy parecía, aunque sea físicamente, saludable. Pero Harry sabía que la salud mental también era importante, y no tenía ni idea de cómo era Lucius Malfoy como padre. Así como podía afirmar que Narcissa era una buena madre, no podía ni negar ni confirmar que Lucius fuera un buen padre. ¿Tal vez Malfoy se sentía intimidado por el hombre, o se sentía seguro con él? La última vez que los vio juntos Lucius parecía proteger a su hijo, pero Draco no parecía tan cercano con él. Aunque, ¿era realmente justo hacer esa comparación en ese momento? Harry estaba pensando en un pasado futuro, donde la guerra había destruido hasta al más de los malvados. En este momento, eran solamente un niño y sus padres, cuyo padre tenía un pasado dudoso y una reputación aún más dudosa. ¿Lucius Malfoy, sin la guerra en su cabeza y la muerte rozándole el cuello, era capaz de proteger a su hijo de cualquier peligro, o solamente intentaría salvar el nombre Malfoy cuando todo parecía perdido?

Algo en su rostro debió mostrarse, porque Malfoy parecía repentinamente sorprendido y muy divertido.

—Mis padres no han podido criarme mejor aunque quisieran, Potter. Ellos me aman y el sentimiento claramente es recíproco.

—¡No he dicho nada!— Harry se cruzó de brazos, negándose a sentirse avergonzado por ser tan obvio. Malfoy inclinó su cabeza hacia un lado y lo miró impasible.

—Tu rostro, o tus ojos en el mejor de los casos, es un libro abierto— Malfoy se encogió de hombros, como disculpándose—. Pero gracias por preocuparte, de todas formas.

¿Cuántas veces ya lo había dicho hoy? ¡Harry no estaba preocupado!

Aceptando jugar unas partidas de Snap explosivo con Malfoy y Zabini, Harry apenas se dio cuenta del paso del tiempo, y solo cuando Snape regresó con los prefectos y los primer año de la enfermería, mandándolos a todos a sus dormitorios, se dio cuenta que Slytherin podría no estar tan mal.

. x . x . x .

El martes, Harry había intentado buscar el espejo "perdiéndose", pero no lo encontró por ningún lado, y solo consiguió un regaño por la pequeña tardanza en la clase de Herbología. En esa clase, compartiéndola con Gryffindor, se colocó a un lado de Neville, quien lo miró alarmado.

—¿Te molesta si me uno a ti? Soy Harry, por cierto— Harry le tendió la mano con una sonrisa, y casi suspira de alivio cuando Neville, aún tímido, le responde el saludo—. ¿Neville, verdad?

Neville asintió, sin decir nada y sin mirarlo directamente. Sabía que Neville tenía problemas con expresarse, pero Harry solo podía desear que no se sintiera molesto o asustado por tenerlo de compañero. Un pequeño golpe en su hombro hizo mirar a Harry hacia atrás, encontrándose con Malfoy.

—¿Vienes?— le preguntó el rubio, a lo que Harry negó con la cabeza.

—Estaré con Neville.

Malfoy miró a Neville y luego a Harry, pareciendo querer decir algo, antes de encogerse de hombros.

—¿Puedo unirme?

Harry definitivamente no esperaba eso. Malfoy, ¿uniéndose con un Gryffindor por decisión propia? Sí, no lo cree.

—Si a Neville no le importa— miró a Malfoy con los ojos entrecerrados, antes de volver a mirar a Neville, quien parecía querer desaparecer en ese mismo momento. Harry hizo una pequeña mueca mental—. ¿Te molesta? Si es así, nos iremos, de verdad.

Neville levantó la vista de la mesa de madera para ver a Harry, que le sonrió alentadoramente, y luego a Malfoy por sobre el hombro de Harry. Parecía un poco más seguro cuando asintió esta vez, por lo que Harry lo tomó como una victoria.

En la clase, la profesora Sprout parecía conmocionada cuando los vio a los tres trabajando juntos, pero sonrió enormemente y le dio a Gryffindor y a Slytherin diez puntos por el compañerismo mostrado entre Casas.

Luego del almuerzo y antes de su clase de Pociones (que Harry no esperaba muy emocionado), Ron le pidió hablar a solas.

Con una sonrisa grande en su rostro, se encontró con Ron en el pasillo, frente a la puerta del aula de Pociones, unos minutos antes de que comiencen las clases. Ron lo esperaba con los brazos cruzados y una mirada cautelosa.

—Hey Ron— saludó Harry.

—¿Qué estás planeando, Potter?— arremetió el pelirrojo, frunciéndole el ceño con furia—. ¿Qué quieres de Neville?

Harry tenía muchos planes. Dudaba que Ron se los tomara bien.

—Nada, solo quiero hacer amigos. ¿Es eso tan malo?

—¡Pero eres un Slytherin!

—¡Ya te dije que eso no importa!— Harry rodó los ojos y miró a Ron con cansancio—. Así hubiese quedado en Hufflepuff o Ravenclaw, hubiese querido seguir siendo tu amigo, o el de Neville, o el de Hermione. Me parecieron personas agradables. ¡Cúlpame por intentar hacer amigos!

—¿Pero por qué nosotros?— preguntó Ron, pareciendo más confundido que molesto en ese momento—. Tienes a niños en Slytherin. Hazte amigos de ellos.

—Y lo haré— Harry lo duda un poco, en realidad, pero Malfoy no era tan malo como lo recordaba y (perdona a Harry), quería ayudar a que su futuro no sea tan catastrófico como lo vio Harry—. Pero también quiero tener amigos en otras Casas. ¿Cuál es el problema?

—No es común— insistió.

—¿Y yo soy común, Ron?— Harry sonrió al otro niño con un poco de tristeza—. Sobreviví a una maldición asesina y para muchos en el mundo mágico soy el Salvador que vino para hacerles la vida más fácil. Lo más común que me ha sucedido desde que tengo memoria es poder hacer amigos, y no es algo que hay podido hacer demasiado, tampoco.

—Señores, por muy emotiva que sea su conversación, preferiría evitar escucharla— el rostro de Ron palideció cuando miró detrás de Harry, y Harry se tragó un suspiro mientras se daba la vuelta y enfrentaba a Snape, quien, para su sorpresa, no parecía molesto. Snape le enarcó una ceja a los dos—. ¿Entrarán al aula o esperan una invitación formal?

Harry asintió y agarró el brazo de Ron para entrar al salón, soltándolo para sentarse en el primer asiento del lado de izquierdo, con Ron del lado derecho y sentándose un poco más atrás. Snape se había sentado en su escritorio mientras revisaba unos pergaminos, y estuvieron en un silencio incómodo (aunque sea para Harry y para Ron, Snape en realidad parecía concentrado en lo que leía) hasta que los demás alumnos se presentaron. Malfoy miró a Ron y luego se sentó al lado de Harry.

—¿Lograste que alguien le quitara puntos a Slytherin?— cuando Harry negó con la cabeza, Malfoy le sonrió—. ¿Entonces lograste que alguien le sacara puntos a Gryffindor?

—No— Harry arqueó una ceja cuando Malfoy suspiró decepcionado.

—¿Para qué sirves, Potter?

La puerta del aula se cerró con un fuerte golpe, acabando todas las conversaciones. Cuando Harry miró hacia adelante, Snape se había colocado frente a su escritorio con los brazos cruzados sobre su pecho y escaneaba la habitación. Comenzando a pasar lista, Harry se preparó para el momento donde Snape lo insultaba pasivo-agresivamente.

No llegó.

—Ustedes están aquí para aprender la sutil ciencia y el arte de hacer pociones— la voz de Snape era casi un susurro, y Harry, al igual que la primera vez, se vio embelesado mientras lo escuchaba—. Muchos podrán dudar de que las pociones sean magia, principalmente porque no hay torpes movimientos de varita. Las pociones podrían considerarse unas de las artes más delicadas y poderosas que existen, con sus vapores relucientes, la belleza de un caldero hirviendo, y la eficacia de los líquidos capaces de deslizarse por su venas y engañar sus sentidos, hechizar sus mentes...— Snape dio otra mirada superficial comenzando a caminar lentamente por el pasillo formado, las miradas de todos siguiéndolo—. Soy capaz de enseñarles cómo embotellar la fama, preparar la gloria y engañar a la muerte. ¿Qué se les pide en esta asignatura, se preguntarán? Algo fácil de pedir y de prometer, pero algo muy difícil de lograr: seriedad. Las pociones, así como pueden facilitar la vida de una persona, pueden destruirla y acabarla. ¿Estás colocando un ingrediente de más, o estás colocando un ingrediente incorrecto?— Snape llegó hasta la puerta y se giró, un pequeño rizo en sus labios mientras se apoyaba casualmente contra la madera—. Podrás provocar muchas cosas. En el mejor de los casos, saldrás con alguna quemadura debido a la explosión. En el peor... nos matarás a todos.

Harry mismo tragó saliva ante la última oración de Snape, y ni siquiera necesitaba ver a Neville, que siempre tuvo miedo de Snape y nunca fue demasiado bueno con las pociones en general, como para saber que se había puesto enfermizamente pálido. Snape esperó unos segundos más antes de moverse y volver a su escritorio, mientras en la pizarra a un costado comenzaban a escribirse instrucciones de la poción para forúnculos.

—Su compañero de banco será su compañero durante el resto del año en las actividades en pareja. Les recomiendo firmemente que se lleven bien con él, y si eso les parece una tarea imposible, entonces aprenderán a ignorar sus diferencias en el momento en que entren a este salón— Snape levantó la varita e hizo un pequeño movimiento para que la puerta de la despensa se abriera—. Por favor, que uno de cada mesa se dirija en orden para buscar los ingredientes necesarios para la poción de cura para forúnculos. Esta poción...

Harry salió de Pociones sintiéndose satisfecho consigo mismo. Su poción había salido perfecta, y Snape le dio diez puntos. Hasta Ron y Neville lograron hacer una buena poción sin Snape soltando insultos o comentarios sarcásticos cada minuto.

No es que lo admitiera en voz alta alguna vez, pero si las clases de Pociones eran así, Harry ya deseaba que llegara la siguiente.

Esa noche, Snape habló sobre algunos descubrimientos muggles que hicieron que la vida mágica fuera más fácil, habló sobre las familias puramente sangre puras que comenzaron a enloquecer y terminaron desapareciendo por problemas biológicos al intentar mantener la pureza entre ellos mismos.

Fue el turno de Malfoy, Nott, Greengrass y Parkinson de ir a la enfermería.

Harry no pensó en buscar un horrocrux o convencer a un basilisco ese día.

. x . x . x .

El segundo nombre de Harry podría ser 'suerte'.

El miércoles, Harry tenía la mañana y la tarde libre, ya que por la noche tendrían clases de Astronomía, por lo que podrían dormir hasta las diez de la mañana si quisieran. Harry, que normalmente no podía dormir más allá de las siete de la mañana, se había despertado a eso de las nueve y treinta, cansado y adolorido.

Esa noche, Harry tenía su examen médico.

Ese día, su cuerpo pensó que era el mejor momento para enfermarse.

Acurrucándose en una bola bajo sus mantas, Harry maldijo su suerte, a Merlín, a sí mismo, a su cuerpo. Maldijo todo lo que podía ser maldecido. No se había enfermado en ningún momento desde que puede recordar, aunque sea no sin ningún motivo, y justo hoy, hoy, el día en que Harry tenía que demostrar (no es que hubiese nada que demostrar) que estaba sano, su cuerpo le juega en contra. Es una estúpida broma.

No sabe cuánto tiempo estuvo acostado en la cama, compadeciéndose de sí mismo e insultando a todos, cuando escuchó la puerta de su habitación abrirse suavemente. ¿Los demás ya se estaban levantando? ¿Qué hora era, de todas formas?

—Señor Potter.

Harry estaba delirando. No había otra explicación. Definitivamente estaba enfermo, y tenía más temperatura de la que había creído principalmente, en especial porque solo sentía frío. Apretó con más fuerzas a su alrededor, temblando cuando por accidente dejó que un poco de aire frío se infiltrara en su pequeño nido. Merlín, realmente se sentía terrible. ¿Cuándo fue la última vez que se sintió así?

Sí, puede ser que Harry se haya deprimido un poco al pensar en las veces que se sintió tan mal como en ese momento, o peor. ¿Por qué tiene que pasar por todo eso? ¿Se lo merece?

—¿Señor Potter?

Las cortinas de su cama a su derecha se deslizaron casi silenciosamente, y Harry negó con la cabeza una vez, antes de sentirse mareado. Es una alucinación, es una alucinación...

—El señor Malfoy me informó que trató de despertarlo tres veces y se dio cuenta que podría estar enfermo— la alucinación con la voz de Snape era baja y suave, cosa que Harry agradecía inmensamente en ese momento, ya que todo parecía escucharse demasiado alto, hasta su propia respiración—. ¿Puede salir, señor Potter?

No. No quiero.

Harry escuchó un pequeño suspiro, y lo siguiente que sintió fue cómo las mantas calientes desaparecían de su cabeza, y cerró los ojos con fuerza cuando la luz parecía filtrarse. Una fría mano se colocó en su frente y Harry se estremeció.

—Lo siento— dijo la alucinación muy real de Snape. Escuchó un resoplido—. No soy una alucinación, señor Potter. Para su suerte, he de decir— la mano se fue de su frente y las luces parecieron atenuarse, lo que le permitió relajar su ceño—. Tiene fiebre, y una temperatura demasiado elevada. ¿Le duele la garganta, o sientes náuseas? ¿Se siente pesado o el cuerpo le duele?

Sí a todo. Esta vez, Harry logró asentir levemente, agradeciendo a los cielos que Snape parecía haberlo entendido. Se sintió adormilado, cuando lo colocaron en una posición sentada, con una mano en su hombro y la otra en su espalda. Se quejó un poco, aunque cuando su cabeza volvió a apoyarse contra una superficie cálida, se calló.

—Adelantaremos su visita al ala médica, señor Potter. ¿Cree que puede caminar?

Eso fue lo último que Harry escuchó antes de dormirse.

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severus hablando sobre pociones? TODA. mi rey, mi señor, mi amor

yo: voy a tratar de que no vayan las cosas tan rápido; harry tiene muchos años de resentimientos contra los sly y malfoy y snape así que voy a tomar las cosas con cal-

YO ESCRIBIENDO: WEON SEGUNDO DÍA EN SLY HORA DE HACER MEJORES AMIGOS POR SIEMPRE

soy débil, me avergüenzo de mí mismo

espero les esté gustando nun

y muchas gracias por los comentarios ! me inspiran el triple para escribir uwu