Preguntas cuya respuesta no me gustaría escuchar jamás #3: ¿por qué Ron y yo fuimos tan idiotas con Hermione los primeros días?

Sonrió cuando Hermione festejó al lograr controlar el fuego de Incendio, manteniéndolo solo en una punta de la cuerda que utilizaban para practicar. La niña lo miró con los ojos brillantes de satisfacción y felicidad.

—Muchas gracias, Harry, de verdad— susurró, ya que, aunque estaban en un rincón apartado, aún estaban en la biblioteca—. La última vez que lo intenté, casi incendié las cortinas de mi cama. Logré apagarlas, no te preocupes— añadió rápidamente al ver los ojos abiertos del chico.

—Es cuestión de control, nada más— Harry guardó su libro de encantamientos en su bolso mientras Hermione hacía lo mismo—. De todas formas, no tienes que preocuparte, ¿sabes? Ni siquiera pasamos el primer capítulo aún, e Incendio está en el capítulo ocho del libro.

—¿Cuál es el problema que quiera adelantarme con las tareas?— dijo ella enojada, y Harry detuvo su movimiento cuando guardaba su frasco de tinta. Hermione estaba cerrando su propio bolso con brusquedad y con el ceño fruncido.

—¡No hay ningún problema!—exclamó Harry, y Hermione lo miró con los ojos entrecerrados—. Quiero decir, es genial que quieras ser... eh... ¿aplicada?— Harry existe para derrotar a un Señor Oscuro, no para charlas emotivas o demasiado serias. Tragó saliva y le sonrió a su amiga—. Pero, ¿no crees que te adelantas demasiado pronto? Cuando el profesor llegue a Incendio, por ejemplo, tú ya sabrás de qué trata y cómo lanzarlo, ¿no estarás aburrida?

—Harry, soy hija de personas sin magia— dijo lentamente, mirándolo con atención. Cuando Harry la miró sin comprender, Hermione suspiró—. No sabía nada de magia hasta hace pocas semanas. Sabía que yo tenía algo especial mientras crecía, pero cuando llegó la carta muchas cosas se aclararon. Sin embargo, también todo un mundo nuevo fue presentado para mí, cosas que no sé, Harry, y todos los demás a mi alrededor . Cualquier niño con el que me cruce entiende y sabe cosas que para mí son desconocidas; cosas que yo no sé que existen, tu, por ejemplo, lo tienes como algo común.

—Pero yo también me crie con muggles, personas sin magia— Harry se encogió de hombros—. Cuando yo llegué a Hogwarts por primera vez, tampoco sabía nada del mundo mágico.

—¡Y aún así eres el primero en todas las clases, Harry!— Hermione se cruzó de brazos y parecía frustrada—. ¿Cómo lo logras? Quiero decir, ¿lo aprendiste de alguna manera, o tienes tutorías especiales..?

—¿Pero por qué quieres ser la primera?— interrumpió Harry, recordando que la primera vez que él estuvo en Hogwarts fue hace siete años, y no hace poco menos de un mes—. No eres la única nacida muggle en la escuela.

—No quiero ser la primera— Hermione negó con la cabeza—, quiero entender la magia. No me gusta que a los nacidos muggles nos traten de la misma manera que a los que se criaron con magia constante a su alrededor: es injusto, Harry. A pesar de que los hechizos son fáciles de comprender, hay otros que nos piden cualidades que los nacidos muggles nunca practicamos, porque no lo necesitábamos. Por ejemplo, en transformaciones, debemos entender las composiciones de los objetos para que podamos transformarlos en otros, y también se necesitan conocer leyes físicas y químicas, y también las leyes físicas mágicas que no se especifican en los libros pedidos para los primero años, y si están son solamente mencionadas o muy vagas. ¿Cómo se supone que pueda hacer bien los hechizos si mi cerebro no tiene toda la información? Los nacidos en el mundo mágico no lo necesitan porque es algo natural para ellos, que las cosas se transformen a su gusto, o que cambien de tamaño, o lo que sea.

A pesar de que estaba escuchando a su amiga, sus pensamientos se fueron por otro camino: nunca se había preguntado demasiado por qué Hermione era tan obsesiva con el estudio, pero la entendió. Hogwarts trataba a todos los primer año por igual, y no había ningún tipo de clase particular para poner al día del mundo mágico y la magia para los nacidos muggles o los que no fueron criados con magia. La culpa pesó en su estómago al recordar su trato hacia Hermione, ya que ella, en su tiempo, era igual a Harry, solo que más inteligente: ella había sido expuesta a un mundo que no conocía. Pero entonces, Harry agradeció a Merlín, a Dios, a quien sea, que aunque sea Hermione no tenía la presión extra de ser nuevo en un mundo y además que en ese mundo la gente esperaba que fuera la mejor de todos.

Aunque Harry no iba a desacreditar a Hermione: si ella tuviera esa presión sobre sus hombros, habría cumplido las expectativas de todos.

—Me parece bien que, aunque sea los profesores, no diferencien a los alumnos por su sangre, pero no me parece bien que crean que todos tenemos las mismas capacidades, porque no es así.

—¿Te molestan porque eres nacida muggle?— Harry frunció el ceño cuando escuchó la vacilación en la voz de Hermione ante eso, y cuando ella desvió su mirada y se sonrojó un poco, Harry sintió que la ira se acumulaba repentinamente en su pecho—. ¿Quién?

—No es importante— Hermione alisó su falda y miró a Harry—, de verdad. Solo son palabras, y no son los primeros niños que me insultan.

—Que te sea algo común no significa que esté bien, Hermione. Dime quiénes te molestan. ¿Quieres que hable yo con algún profesor?

—Estaré bien, de verdad— Hermione le sonrió brillante, y cuando Harry levantó las cejas por el humor de ella a pesar de la conversación, se encogió de hombros—. Eres el primero que me dice que tengo que hacer algo, o que se ofrece en hacer algo contra los malos comentarios. Gracias.

Harry se mordió la lengua, devolviéndole la sonrisa. Maldición, Hermione no necesitaba protección, ella era más que capaz de enfrentar cualquier situación sin ayuda, pero Harry morirá (posiblemente no) si no protege a Hermione de cualquier cosa mala en la que pueda hacerlo.

Ella había renunciado hasta a sus propios padres solo por ayudarlo en una guerra que ni siquiera le pertenecía; Harry evitará a toda costa que vuelva a suceder.

—Para eso están los amigos— susurra Harry, viendo cómo los ojos de Hermione brillaban aún más con sus palabras.

Sí, para eso están los amigos. Hermione, Ron, los gemelos, Ginny, Neville y Luna, y cientos de chicos más, con suerte verán un amigo en Harry, y aceptarán la ayuda que él ofrece. Morir por ellos es, posiblemente, lo más fácil que Harry podría hacer. Al fin y al cabo, es una guerra de dos personas la que se avecina, y ningún niño debería meterse en ella, ni para la oscuridad o para la luz.

Y Harry se encargará que eso no suceda.

. x . x . x .

Millicent parecía molesta mientras escuchaba a Blaise diciéndole que solo tenía que esforzarse más para lograr las notas de las que era capaz y no solo conformarse con aprobar con la nota mínima, y Harry no pudo evitar una sonrisa mientras Draco caminaba en silencio a su lado, también divertido por el comportamiento de sus dos amigos. Era el último día de Octubre, y el grupo de Slytherin se dirigía hacia la clase de Encantamientos.

Con ya casi tres meses en Slytherin, las cosas iban muy bien. De verdad que sí: los primeros años eran tan normales como lo habían sido los Gryffindors, sin ningún tipo de discusiones sobre la guerra o bandos, y eran muchísimo más leales de lo que podía haber pensado jamás; se cuidaban las espaldas entre todos, desde los primeros años hasta los últimos, y siempre habría alguien a quien acudir si se necesitaba ayuda, no solo a un mismo grupo de personas.

No habían faltado los Slytherins que miraran a Harry con desdén, pero nunca sufrió de ningún ataque directo o indirecto, por lo que estaba más que sorprendido. Harry en realidad había estado preparándose todos los días para lanzar un protego a su alrededor, pero hasta ahora aún no lo había necesitado. No iba a bajar la guardia, sin embargo. Vigilancia constante.

También, su vacilante amistad con Draco y los demás Slytherin de primer año se había formado en un vínculo cada día más fuerte, y Harry estaba a gusto con las facetas que nunca antes había visto del grupo: eran divertidos, interesantes, inteligentes y amistosos. Draco (y al parecer los demás) había tomado en serio su advertencia sobre insultar a los nacidos muggles en su presencia, y hasta ahora nunca tuvieron ningún problema con eso. Draco no se juntaba con él cuando lo veía con Hermione, como lo hacía cuando estaba con Neville o hasta con Ron (esa también era otra cosa: Ron había aceptado que Harry no intentaba matar a nadie y había comenzado a ser más amistoso, gracias a Merlín) algunas veces, pero Harry no se lo tomó personal o como un insulto directo hacia su amiga: a veces era difícil ignorar las palabras que te enseñaron mientras crecías, y Harry sabía que el señor Malfoy era un supremacista de primera, y que había inculcado a su hijo de la misma manera.

No iba a ser un imbécil con Draco por ello: Harry apreciaba enormemente que Draco guardara sus opiniones para él mismo cuando de la pureza de sangre se tratase, y no cuestionase sus amistades de otras Casas.

Mientras que con Slytherin las cosas iban con calma y tranquilidad, su amistad con Apep había crecido con facilidad, y Harry con solo recordar que había asesinado a la divertida bestia se sentía mal del estómago. Apep era muy inteligente y había sido una buena oyente cuando Harry sentía que iba a explotar del estrés cuando algunas cosas no salían de la forma en que quería, o iban demasiado lentas, o, en los malos días, se sentía demasiado deprimido como para pensar con coherencia. Apep no parecía entender muy bien todo lo que Harry decía algunas veces, pero lo dejaba desahogarse sin muchas preguntas, cosa de la que Harry estaba agradecido.

No tenía problemas en contarle las cosas a Apep. No es como si ella pudiera decírselo a alguien más que entendiera pársel, de todas formas.

No iba a negar que estaba un poco preocupado por lo que sucedería con ella cuando el diario apareciera, pero Harry no estaba dejando por ningún motivo que el diario estuviera mucho tiempo con Ginny, de ninguna manera. Posiblemente no estaría yendo con los Weasley al Callejón el año entrante, pero sí que estaba preparado para encontrarlos en la librería y aprovechar la pelea entre el señor Weasley y el señor Malfoy para apropiarse del diario.

Maldición, cómo le gustaría tenerlo ahora mismo en sus manos. Quiere reírse de Riddle en su rostro antes de destrozar el horrocrux con gusto.

Fue sacado abruptamente de sus pensamientos cuando alguien golpeó con fuerza contra su hombro, pasando por su lado con rapidez. Harry dio unos pasos hacia atrás para evitar caerse, y cuando miró hacia atrás, solo logró distinguir el cabello tupido de Hermione desapareciendo en una esquina.

—¿Esa era Granger?— preguntó Theodore, a lo que Draco y Millicent asintieron. Theodore volvió a ver a Harry—. Tu amiga estaba llorando— le informó, y Harry sintió que una piedra se le instaló en su estómago cuando vio a Ron, Dean y Seamus saliendo del aula de Encantamientos, pareciendo molestos.

¿Era hoy?

—Tengo que ir-

—Harry— Draco lo tomó del brazo y comenzó a guiarlo suavemente dentro del aula, los demás detrás de ellos—. La buscarás luego de clase, en la cena. Sabes que al profesor Snape no le gusta que nos saltemos las clases.

Harry respiró hondo, asintiendo mientras se sentaba al lado de Draco. Tendría tiempo de consolar a Hermione mientras los demás se preparaban para la cena, y podría sacarlos a los dos del baño antes de que Quirremort soltara al trol.

No significa que no estaba preocupado por su amiga.

Definitivamente iba a golpear a Ron en la nariz (amistosamente).

(Tal vez no tan amistosamente.)

. x . x . x .

Harry entró en el baño de chicas con un poco de cuidado, agradeciendo de que no había nadie más mientras escuchaba los bajos sollozos que sabía eran de su amiga. Hizo un mueca mientras miraba hacia el pasillo vacío.

Algo andaba mal, y Harry en realidad no podía decir qué era, a pesar de que sabía que un maldito trol estaba por ser liberado.

—¿Hermione?— Harry caminó hacia el único cubículo cerrado y se detuvo frente a él, retrocediendo hasta que se apoyó contra el lavabo.

—¿Qué haces aquí?— escuchó a su amiga decir.

—Me dijeron que estabas llorando mientras venías hacia aquí, y me preocupé— Harry sabía que tenía que apurarse para sacarlos a ambos del lugar antes de que sea un poco muy tarde. Se mordió el labio para reprimir un suspiro—. ¿Puedes salir, Mione?— luego de casi un minuto de silencio, el cubículo se abrió y salió Hermione limpiándose las lágrimas de sus mejillas, sin mirarlo a los ojos. Harry sonrió levemente y abrió los brazos. Hermione dudó unos segundos antes suspirar y acercarse, aceptando el abrazo—. ¿Quieres contarme qué sucedió?

—Nada fuera de lo común— Hermione se encogió levemente de hombros—. Solo que pensé que ya se cansarían.

—¿Te siguen molestando?— Harry miró hacia el techo, molesto con su yo del pasado—. Hablaré con McGonagall.

—No es necesario— su amiga se apartó de su abrazo y le sonrió tristemente—. En algún momento se aburrirán de insultarme.

—Creo que solo le aburrirán de insultarte cuando se den cuenta que no habrá nada que cambie el hecho de que eres más inteligentes que ellos— inclinó la cabeza hacia un lado, haciendo una pequeña mueca—, y no creo que eso suceda pronto. O, si tienes mala suerte, tal vez dejen de insultarte cuando tu vida corra peligro. Esperemos que eso no suceda.

—¿A ti dejaron de insultarte cuando tu vida corrió peligro?— preguntó horrorizada, mirándolo con los ojos abiertos.

Si tan solo supieras...

—No, no— Harry desvió la mirada, avergonzando—. Podríamos decir que yo era el idiota que molestaba a quien era más inteligente que yo, no es que sea una tarea muy difícil en realidad, y solo me detuve cuando me salvó de un torpe castigo después de casi morir aplastados...— se detuvo cuando se dio cuenta que estaba por decir demasiado, y se aclaró la garganta—. De todas formas, tuve mucha suerte de que ella me haya perdonado por ser un idiota: se convirtió en una de mis mejores amigas.

—No pareces del chico que insulta a otros— Hermione le sonrió y Harry se encogió de hombros—. En realidad, has sido muy amable conmigo.

—Me recuerdas mucho a ella— Harry admitió y miró a Hermione con una suave sonrisa—, y sería una falta de respeto a su memoria que también sea un imbécil.

—Oh, Harry— se confundió con la mirada de lástima que estaba recibiendo, y frunció levemente el ceño—. Lamento mucho tu pérdida.

—¿Qué? ¡No, no!— Harry negó rápidamente con la cabeza, riendo torpemente—. No murió, ella está bien, solo...

¿Lo estaba?

Harry había estado evitando pensar en lo que había pasado con su vida pasada, pero tan solo pensar que, en caso de que la guerra hubiese continuado luego de que Harry volviera al pasado, no habían logrado asesinar a Voldemort lo ponía mal del estómago. ¿Y si la muerte de Harry (podía llamarlo muerte) no servía para nada? ¿Si Voldemort había logrado mantener a salvo a Nagini y hubiese ganado? ¿Ron y Hermione seguirán a salvo? ¿Sus familias, el resto de la escuela, todos los que estaban del lado de la luz?

Harry casi podía oler el olor pútrido de cientos de cadáveres que decoraban los terrenos de Hogwarts. La mueca de Hermione delante de él le hizo creer que ella también podía olerlos, aunque eso era imposible.

—¿Hueles eso?

Era imposible que oliera los cadáveres de su imaginación, por supuesto que lo era. Harry sonrió amargamente, asintiendo con la cabeza con resignación. Increíble, de verdad increíble. ¿Es esta la suerte Potter? Porque si es así, Harry quiere saber exactamente a qué se refiere la gente cuando dicen 'suerte', porque definitivamente no se refieren a algo bueno. Además, estaba seguro que el trol había sido soltado en la mitad de la estúpida cena.

Quirremort estaba comenzando a irritarlo demasiado.

—Deberíamos irnos— dijo, tomando a Hermione de la mano y caminando rápidamente. Por supuesto, no llegó ni siquiera a salir del baño por completo antes de volver a entrar y mirar a Hermione con calma. Hermione lo miraba con confusión mientras Harry habló en voz baja—. No te asustes, pero creo que hay un trol a pocos metros de aquí, y posiblemente entre en el baño.

—¿¡Un trol!?— gritó en un susurro Hermione, y como si hubiera necesitado una confirmación, ambos escucharon un gruñido y el arrastre de algo pesado sobre el piso de piedra, el olor pútrido incrementando significativamente. Hermione parecía muy asustada mientras agarraba el flaco brazo de Harry con fuerza suficiente para lastimarlo. Harry hizo una pequeña mueca—. ¿Qué hacemos? ¡Podríamos morir, Harry!

—Sé qué tenemos que hacer— Harry guio a Hermione al primero cubículo del baño y cerró la puerta detrás de ellos—. Quedarnos en silencio y muy quietos. Cuando vea que no haya nada interesante, se irá, confía en mi. Son seres muy tontos.

Hermione se cubrió la boca con ambas manos cuando escuchó los pesados pasos entrando en el baño, sus pasos resonando con el doble de fuerza en el silencio, y Harry le sonrió con confianza mientras le levantaba ambos dedos pulgares en aprobación. Hermione lo miraba como si estuviera loco.

Posiblemente lo estaba.

Hizo una mueca mientras reprimía una arcada ante el olor del trol y se quedó atento a los movimientos que hacía, mirando la sombra por encima de los cubículos y agachándose cuando se dio cuenta que, si el trol miraba hacia abajo, podía verlos fácilmente, y Hermione hizo lo mismo. En realidad, no tenía idea si el trol no los vería, pero aunque sea podía deshacerse de él con facilidad.

Ahora que lo piensa, ni siquiera entiende por qué él se está escondiendo. ¡Harry podía aturdir al trol! ¿Por qué demonios no lo hacía?

—Espera aquí— le susurró muy bajo a Hermione—, puedo deshacerme de él.

—Harry— Hermione parecía casi al borde del pánico mientras se aferraba a su brazo, pero Harry se apartó y la tranquilizó.

—De verdad, será rápido.

Sin esperar una respuesta, Harry salió del cubículo y se enfrentó al trol, que se dio la vuelta al escuchar el ruido. Mientras el trol intentaba descubrir qué estaba pasando, Harry sacó su varita y apuntó a la bestia con confianza.

—¡Desmaius!— entonó, viendo con una sonrisa mientras veía cómo el hechizo rojo golpeaba al trol.

Harry se dio cuenta que de todas formas había insultado la memoria de Hermione mientras rodaba por el suelo par evitar el golpe del mazo, recordando en el peor momento posible que los troles eran inmunes al encantamiento aturdidor, cosa que Hermione le había aclarado en el quinto año. Escuchó el grito de terror de Hermione pero mantuvo la atención del trol, enviándole el mismo encantamiento solo para mantenerlo distraído de la niña. El trol gruñó con fuerza y se acercó a Harry, más que dispuesto a tomarlo en sus manos, y Harry logró escapar por debajo de la bestia, colocándose a su espalda.

—¡Busca a algún profesor!— le gritó a Hermione mientras el trol se daba la vuelta para enfrentar a Harry, ignorando la presencia de Hermione detrás de él.

—¡Pero-!

—¡Ve! ¡Necesitamos a un adulto capaz, Hermione!— Harry pudo ver cómo Hermione dudaba antes de salir del baño, pero suspiró aliviado cuando se fue. Sin embargo, ese pequeño segundo de distracción fue suficiente para que el mazo de madera del trol lo golpeara con fuerza en su costado y lo mandara volando hacia el espejo del baño sobre los lavabos. Apenas logró lanzar un hechizo de amortiguación para evitar romper su cabeza contra el espejo y los lavabos, sintiendo varias costillas rotas, y posiblemente su brazo. Sin embargo, volvió a sus pies con rapidez y con apenas una mueca ante el dolor, pensando en cómo deshacerse del trol.

La maldición asesina estaba descartada por obvias razones, a pesar de que Harry deseaba usarla para terminar el problema fácilmente. Dejando varios pies de distancia entre él y el trol, Harry lanzó un Atabraquium y suspiró de alivio al ver que el trol quedó firme en su lugar con sus brazos rígidos a su alrededor. El mazo cayó de las grandes manos de la bestia con un ruido sordo mientras este parecía confundido, para segundos después parecer muy molesto. El trol comenzó a disminuir el espacio entre ellos con velocidad y Harry apuntó sin pensar a su boca mientras este lanzaba un gruñido feroz.

—¡Aqua eructo duo!

El agua inundó con rapidez la boca del trol, y Harry pudo darse cuenta con facilidad cuando el agua comenzó a bajar por los lugares equivocados, mientras el trol retrocedió tratando de toser el agua ingerida e incapaz de hacerlo, ya que el encantamiento seguía funcionando. Harry respiró con fuerza mientras veía al trol caerse, acercándose para no perder la puntería, y su mano no tembló mientras lo seguía ahogando hasta que quedó quieto sobre el ahora mojado suelo del baño. Cuando el trol dejó de moverse y su pecho estaba quieto, Harry terminó el encanto y bajó la mano, mirando con desconfianza el gigante cuerpo frente a él.

Tal vez podría estar fingiendo.

Se acercó lo suficiente para golpearlo con un pie, y suspiró con alivio cuando no obtuvo reacción.

Bueno, podría haber sido peor.

—Señor Potter.

Harry se giró hacia la voz. Dumbledore, Snape, McGonagall y Quirremort estaban apiñados en la puerta del baño, mirándolo fijamente a él. Quirremort vio al trol en el suelo con los ojos entrecerrados, McGonagall parecía evaluar el daño en él y Snape lo miraba impasible. Sin embargo, lo que le llamó la atención fueron los ojos de Dumbledore: normalmente eran celestes y brillantes, pero ahora mismo se estaba enfrentando con un azul opaco, casi triste. Miró hacia el trol al recordar que Dumbledore podía leer con facilidad su mente, y Harry en realidad estaba inseguro sobre si poder confiar su plan con el hombre.

—¿Qué, en nombre de Merlín, ha sucedido?— exclamó la profesora McGonagall, cuando salió del estupor de la situación. Harry se encogió de hombros con suavidad, evitando mover mucho su brazo roto.

—El trol nos atacó a mí y a Hermione Granger, profesora— Harry miró hacia el lavabo, aliviado de verlo un poco roto mientras continuaba hablando, un poco sin aire al sentir la adrenalina dejando su cuerpo y dando paso al dolor sordo en sus costillas y brazo—. Cuando trató de atraparme, sus manos quedaron repentinamente quietas y resbaló por el agua.

—¿Pero qué hacía usted y la señorita Granger-?

—Minerva, estoy seguro de que el señor Potter está emocionado por responder tus preguntas— interrumpió Snape, acercándose a Harry y colocando una mano en su hombro sano. Harry miró al profesor, que le devolvió la mirada con ojos entrecerrados antes de volver a mirar hacia la profesora—, pero creo que agradecerá que se traten sus heridas antes de continuar.

La profesora McGonagall apretó los labios y asintió rígidamente, y Harry fue obligado a caminar cuando Snape comenzó a hacerlo, aún agarrando su hombro. Pasando por el director silencioso y los otros dos profesores, Snape se detuvo un momento para mirar directamente a Quirremort.

—Quirinus, ¿puedes encargarte tu solo del trol o tu inutilidad te impide hacerlo? ¿Quieres que mande a algunos de mis primeros años para que te ayuden?

La única razón por la que Harry no sonrió divertido ante las palabras de Snape fue la respuesta hueca de Quirremort.

—El trol está muerto.

—Supongo que mejor para ti— dijo Snape sin perder el ritmo ante la revelación, y siguió su camino. Harry creyó escuchar un suspiro por parte del director, pero cuando miró hacia atrás, solo McGonagall los seguía, mientras Quirremort entraba en el baño y Dumbledore brillaba por su ausencia.

La sensación extraña en el aire que Harry había sentido antes del trol se había multiplicado, solo que esta vez y con el trol muerto, no había razones para que existiera.

. x . x . x .

Harry terminó por recibir cincuenta puntos por ayudar a una compañera en peligro, lo que al parecer apaciguó el enojo de Snape, porque luego de que McGonagall los haya dejado en la enfermería, Snape había dicho que "se salvó, por esta única vez".

Harry dudaba que fuera la única vez, siempre y cuando diera puntos a Slytherin, pero sabía que algo sucedería la próxima vez que estuviera en problemas, solo que aún no lograba determinar el qué.

Al llegar a sus habitaciones luego de que Madame Pomfrey le arreglara los huesos, Harry fue emboscado por Draco, Blaise, Theodore, Vincent y Gregory. Agradeció que aunque sea lo dejaran sentarse en su cama antes de comenzar a interrogarlo. Se preguntó si Hermione estaría bien y se maldijo: olvidó hablar con McGonagall sobre el problema más importante.

—¿Qué demonios ha sucedido, Harry?— Draco se sentó a su derecha, Theodore a su izquierda y Blaise, Vincent y Gregory frente a ellos en la cama de Draco. El niño de ojos grises lo miraba con curiosidad—. Granger llegó al Gran Comedor gritando que un trol te estaba atacando en el baño de niñas, y el profesor Quirrell entró después de ella también gritando que había un trol, pero en las mazmorras.

—¿Y se desmayó?— bufó Harry, pero los otros niños negaron con la cabeza.

—No, pero miró a Granger como si no entendiera su existencia— Blaise sonrió divertido por la memoria.

—¿Pero qué sucedió?— insistió Draco. Harry suspiró, un poco cansado.

—Cuando fui a buscar a Hermione luego de clases la encontré en el baño, hablamos un poco y, cuando estábamos por ir a la cena, nos encontramos con el trol en nuestras caras— Harry se echó hacia atrás en la cama, cruzando los brazos bajo su cabeza y cerrando los ojos, aún sintiendo la mirada de sus compañeros—. Mandé a Hermione a buscar a alguien y el trol terminó golpeándose solo, luego de golpearme un poco a mí, claro.

—Y Blaise es el peor estudiante de todo Hogwarts— dijo Vincent burlonamente. Harry sonrió un poco—. Vamos, Harry, si no quieres decírnoslo está bien, pero no somos idiotas.

—Además— siguió Gregory—, todos saben que un trol es estúpido, pero no tan estúpido como para lastimarse a sí mismos. No existirían a día de hoy si así fuera.

—Puedes confiar en que no diremos nada— dijo Theo cuando Harry se quedó en silencio—. Lealtad de Slytherin.

Lealtad de Slytherin. Esa definitivamente era una frase que siempre ponía a Harry a pensar, y a pesar de que estaba conociendo lentamente el otro rostro de Slytherin, seguía siendo cauteloso. Lealtad Slytherin, pero siempre estuvo ese pensamiento de que, cuando la situación lo requiera, los Slytherin se salvarían a sí mismos antes que a otros.

Sin embargo, ¿quién con suficiente cerebro no lo haría?

Siempre que un pensamiento que Harry lograba identificar como prejuicioso trataba de nublar su juicio, recordaba al Sombrero diciéndole que una Casa en una escuela no definía a alguien, y casi todos los prejuicios que Harry tenía sobre Slytherin eran cosas que le dijeron en su primer año, y nunca se había molestado en pensarlo demasiado. Pero luego, en medio de una guerra, aparecieron dos Slytherin, tal vez más, que eran leales y habían ignorado su propia supervivencia para hacer algo bueno.

No conocía de Regulus Black más que el hecho de que era un Slytherin y al parecer fiel a los ideales de su familia, pero al final había robado un horrocrux de Voldy bajo sus narices y trató de destruirlo. Por otra parte, estaba Snape, quien había sido todo (y peor) lo que un Slytherin representaba según lo que Harry había escuchado y, sin embargo, había sido una de las más valiosas partes de la guerra, pasando información y siendo la mano derecha de Voldy (y Dumbledore) hasta que la mentira se desveló y fue castigado con la muerte.

Cuando pensaba en eso, se preguntaba si no eran excepciones a la regla, pero entonces, ¿no era Tom Riddle, Voldemort, la excepción a la regla? ¿Siendo un perfecto Slytherin, pero utilizando todas sus cualidades para el mal? Y siendo un Señor Oscuro, y bastante reconocido como un hablante de pársel en Slytherin, era muy probable que sus ideales y caminos a seguir se hayan esparcido con facilidad, y así la reputación sobre ese Slytherin suscitó la opinión sobre toda la Casa en general, de la cual ya había rumores gracias al pensamiento de Salazar Slytherin con respecto a los sangre puras; y los Slytherin que le siguieron simplemente comenzaron a adaptarse a lo que los demás esperaban de ellos en esa Casa.

Harry mismo había, en algún momento, comenzado a adaptarse inconscientemente en la imagen que muchos esperaban de él.

Las cosas no serían igual, se repetía Harry todos los días, pero alguien tiene que comenzar el cambio.

—Inmovilicé sus brazos y luego lo ahogué— admitió Harry. Abrió los ojos y levantó un poco la cabeza, viendo los rostros sorprendidos y curiosos que lo miraban—. Según Quirrell, murió.

Luego de unos segundos, Theodore asintió con la cabeza, pareciendo satisfecho.

—Eras tú y tu amiga, o era él. Un trol no se preocupa por mantener a su objetivo con vida— Theodore se levantó y le sonrió un poco—. Bien hecho, Harry.

Blaise, Vincent y Gregory también lo felicitaron y comenzaron a prepararse para la cama; Draco, mientras tanto, aún seguía sentado a su lado y lo miraba con una pequeña sonrisa y los ojos brillantes. Harry levantó las cejas.

—¿Qué?— preguntó, levantándose y sacándose la túnica escolar, y colgándola en la silla de su escritorio.

—Es la primera vez que nos confías algo— respondió Draco, y cuando Harry lo miró con los ojos entrecerrados—. Si te soy sincero, pensé que nunca aceptarías completamente estar en Slytherin, en especial con tu esfuerzo de hacer amigos en Gryffindor.

—¿Qué tiene de malo hacer amigos en otras Casas?

—Nada, Harry— Draco rodó los ojos, pero la sonrisa no abandonaba su rostro—. Simplemente trataba de transmitir que estoy feliz por saber que sepas que puedes confiar en nosotros. No en todo Slytherin, claramente, pero sí en tus compañeros de habitación. Supongo que no era tan fácil dormir para ti los primeros días.

—No doy declaraciones— dijo suavemente, pero si la pequeña risa de Draco significaba algo, Harry sabía que el niño entendió que no, no había sido tan fácil dormir rodeado de Slytherins. Harry se encogió de hombros—. De todas formas, no seré yo quien salga perdiendo si rompen mi confianza.

Y esa era una advertencia.

Cuando miró a Draco para saber si el mensaje llegó, el chico lo miraba con satisfacción. Draco asintió silenciosamente mientras se levantaba, pero antes de irse, rebuscó en el bolsillo de su pantalón escolar y le tendió a Harry unas ranas de chocolate.

—Feliz Samhain, Harry.

Harry parpadeó confundido, pero de todas formas sonrió y aceptó los chocolates.

—Feliz lo-que-sea que hayas dicho, Draco— Draco hundió los hombros y lo miró horrorizado mientras los otros niños reían y también veían a Harry con incredulidad—. ¿Y ahora qué?

—Tienes tanto que aprender, niño— se lamentó Draco, pero se acercó a Harry y colocó sus manos sobre sus hombros, mirándolo con simpatía—. Pero no te preocupes, estoy aquí para ti.

Harry rodó los ojos y empujó a Draco con suavidad por el hombro, pero se rió divertido al ver la solemnidad en el rostro del niño.