EAGLE SCREAM
Steve se siente culpable, Bucky le mira distante, apesadumbrado, como si hubiera alzado algún muro entre ellos y la cercanía y confianza que se había construido en los meses pasados se hubiera desvanecido. Bucky es distante, no de una forma presencial pues le sigue a todos lados como un perro sigue a su dueño. Steve de alguna forma se siente fastidioso por ello. Extraña las charlas casuales sobre todo las de las caminatas de regreso al campamento. Apenas cruzan palabras. Ni siquiera cuando llega la noche y Bucky se mete a su catre con un sencillo "Buenas noches, Steve".
Bucky fuma cuando se pone nervioso. Steve lo nota cuando van a salir al frente y fuma un cigarro en compañía de los demás o simplemente solo. O cuando regresan y el día ha sido muy pesado como lo ha sido hoy.
—¿No puede dormir, Cap?
—Parece que no soy el único. —No es del todo sincero, pero tampoco le va a decir que le intranquiliza su distanciamiento. Regularmente el menor se va durmiendo alrededor de media la noche. Steve notó el reloj de su muñeca. Una y media de la madrugada. Tomando su gabán militar salió en busca del menor para encontrarlo sentado sobre un tronco cerca de la playa.
Bucky le mira, luego desvía la atención hacia el oleaje del mar.
Hay silencio entre ellos y Bucky le ofrece un cigarrillo. Steve nunca ha fumado y pese que el menor lo sabe termina por aceptarlo. El castaño sonríe al darse cuenta que no sabe prenderlo.
—Traé —se lo quita así con esa familiaridad cuando le quita las latas para abrirlas. Y le da el suyo a cambio quedándose con el nuevo.
Steve siente un poco la humedad en la colilla cuando lo coloca en la boca. No está muy seguro porque piensa en eso, y tose ante el primer intento. Bucky, poniéndose de pie a su lado, con una risita entre dientes como si tratara de controlarla, le da palmaditas en la espalda.
—Trata de hacer inhalaciones pequeñas y luego profundas.
—¿Quién te enseño? —Pregunta cuando ha cesado la tos.
El joven se encoge los hombros—. Todos fuman aquí, Steve.
—Pues definitivamente yo no —Le devuelve el cigarro.
—Que desperdicio. —Bucky tira el cigarro nuevo prefiriendo tomar el que le devuelve.
—Volvamos. Mañana será un día largo —propone cuando no sabe qué más decir y Bucky se ha quedado callado.
Regresan a paso lento, enterrando las botas en la arena hasta que el terreno se convierte en algo más estable. Bucky estornuda, Steve lo mira por el rabillo del ojo limpiándose la nariz con la manga del uniforme. Cuando llegan, el rubio quita las mantas de su catre para dárselas.
—No seas ridículo —el menor arruga las cejas.
—Te resfriaras.
—Por supuesto que no.
—Buck —llama con advertencia.
El nombrado fija su atención ante aquel apodo, luego baja la mirada aceptando las mantas —Eres muy extraño, Steve.
—Siempre ha sido la oveja negra. Estoy acostumbrado.
—Mejor… mejor juntemos los catres —Bucky no se ha movido, aporta entre una mezcla de nerviosismo y entusiasmo—, así no me sentiré culpable.
Silencio.
—Olvídalo. Te dejo dos cobijas —el castaño con enormes zancadas llega a su catre separando los cobertores.
—No, está bien —Steve reacciona —tienes razón, juntemos los catres —se pone de pie pues había empezado a desabrocharse las botas. Se sacude las manos antes de tomar un extremo de su cama—, ayúdame con esto —el menor hace caso y mueven el suyo pegándolo con el contrario.
—¿Steve? —Bucky, una vez recostado a su lado, murmura.
—¿Si?
—¿Sigues molesto?
Steve sonríe colocándose de lado para poder verlo. Bucky está mirando el techo, las manos sobre el pecho. —No, solo no lo vuelvas hacer.
El rostro del menor se mantiene impasible en medio de la oscuridad—. De acuerdo. Buenas noches —se da media vuelta dándole la espada.
—Descansa, soldado —Steve lo imita cerrando los ojos sintiendo el calor contrario por toda la espina dorsal.
Expulsar al ejército alemán de esas tierras es una meta que se ve cada vez más cercana. El 26º Regimiento de Infantería "Blue Spaders" va al frente en otro encuentro. El ataque, como lo demás, lo va a dirigir Duggan con la primera mitad. Estrategia de Phillips. Los Comandos se quedaran en la retaguardia, Steve y Bucky incluidos esperado el resto del batallón.
La cosa es que Dugan ha sido herido. Y al frente sus compañeros se han quedado a la deriva siendo flaco fácil para el enemigo.
—Muévanse, muévanse. —Steve masculla entre dientes, los ve desde la distancia impaciente— ¡Sigan avanzando! —Grita, se desliza como un león enjaulado apretando con fuerza el escudo.
—¡Maldita sea sigan avanzado¡ —Camina. No. Corre hacia ellos al ver más bajas.
—¡Rogers! ¿A dónde cree que va? ¡Vuelva inmediatamente! —Philips grita haciéndole parar—. Usted es necesario para liderar el resto del batallón.
Steve regresa, zancadas enormes, ojos sacando chispa. Busca con la mirada, no está seguro de que. Su mirada repasa exasperado a cada uno de sus compañeros, la mitad del batallón. Siente la impotencia subirle por los pies a la cabeza de forma ardiente. Va de un lado a otro escuchando las detonaciones. Ve hacia el campo y luego regresa una vez más a sus compañeros y entonces lo ve, nota algo en los azules grisáceos.
No está solo.
—Entiendo su frustración por el batallón pero…. ¡¿Qué cree que está haciendo?! —Phillips se indigna.
—Bucky, franquea la izquierda. Detrás de mí.
—Si.
—Una mierda Roges ¡¿Qué se está creyendo?!
—Yo cubro —Morita se pone a su lado.
—¡¿Qué?! —Philips no contiene su sorpresa.
Gabe y Dernier también se unen, Steve les da un leve asentimiento —Ustedes detrás de Bucky.
Steve sale corriendo al campo abierto dejando los árboles que les cubren, ignorando los gritos del rango más alto. Puede escuchar la respiración de Bucky a su costado, un trote firme. Lado a lado. Hombro a hombro. Se barren detrás de una carreta de madera. El menor dispara;
—Libre.
Steve corre con el propósito de llegar a los demás hombres. La tierra vuela alrededor de él al ritmo de misiles que explotan. Usa el escudo para precaverse de disparos directos. El brazo le vibra pero el escudo es tan leal adhiriéndose fuerte a su brazo, nunca fallándole.
—Bucky —Llama.
—Justo detrás. —Ambos se cubren detrás de un montón de tierra.
—¿Crees que puedas llegar a aquella pared? —Steve señala una de las casas semi destruidas.
—Seguro.
—Espera ahí a los comandos. Cubran el flanco izquierdo. Yo iré por el resto de los hombres. Después alcánzame.
Steve no espera respuesta y corre otros 300 metros más hasta llegar donde un Dugan somnoliento, sangrando de la cabeza y vista bizca yace con un puñado de hombres.
—Me haré cargo —le dice hincándose a su altura—. Sargento reporte de la situación —se pone de pie encontrando rápidamente al siguiente en rango.
—Señor, la mayoría de la compañía está dispersa. El primer pelotón intentó atacar pero los aniquilaron, les disparó un franco tirador. Creo que está en aquel edificio.
—Quiero morteros y lanzagranadas hasta acabarlos, cuando eso suceda que el pelotón vaya directo. Dos de ustedes saquen a Dugan de aquí.
—Cap —Bucky llega más rápido de lo previsto.
—Hazte cargo del francotirador, en el edificio sin techo —le mira. Ordena por automático. Bucky es el mejor para esto.
Hará cosas que usted no podrá hacer.
—Entendido —Bucky se desliza por el suelo, se escabulle entre la tierra y pastos, hasta llegar detrás de una zanca,
—Los demás síganme.
—Ya lo escucharon, sigan al Capitán, ¡vamos, vamos!
Steve va al frente, cubre y desvía las municiones con ese poderoso escudo. Abriendo paso para que los hombre pesan y puedan reagruparse.
—¡Primer y segundo pelotón avancen! ¡Sigan al Capitán!
—¡Hay tanques e infantería! —Otro soldado exclama.
—Hijos de puta.
—Lanza granadas y los morteros ¿Listos? —Steve vuelve a dirigirse a los soldados.
—A sus posiciones.
Es cuestión de tiempo para que dos tanques queden en llamas y los demás emprendan retirada. Entonces ellos avanzan ganando terreno.
—Contacta a la Compañía Eassy, diles que van al sur. Podemos rodearlos.
—Si, señor.
—¿Ya son todos?
—¿Señor?
—¿Qué si son todos los pelotones? —Steve grita por el ruido de los estallidos.
—Si, señor.
—¡Cúbranse! —Steve reacciona cuando dos misiles van directamente a ellos. Steve cubre a los hombres recibiendo el impacto siendo expulsado.
Se incorpora un poco aturdido. El sabor metálico le invade la boca, su sangre, algo familiar. Recupera el aliento empezado a trotar nuevamente hasta que entre el humo y la tierra volando aparece una silueta. Va a lanzar el escudo pero la voz de Bucky lo detiene.
—¡Steve! ¡Steve!
—Andando —Lo toma del brazo haciéndolo girar bruscamente. No lo suelta hasta que llegan con los demás hombres.
Steve toma el cuerpo pesado de Dugan por los hombros como si tratara de un costal de papas saliendo de aquel infierno.
—Entonces si sangras —el médico dice mientras le limpia la herida del costado.
Bucky llega con una cantimplora en mano.
—Eso parece —hace una mueca no por la herida, más bien porque no es agua lo que el mocoso le ha dado, es Whisky—. Está bien doc. Guarde la morfina para los demás. —habla con el gesto en la cara como si hubiera probado limón amargo.
—De acuerdo —el médico militar lo mira con incierto—. Solo deje lo vendo.
—Si no te duele entonces presta —Bucky le quita la cantimplora dándole un sorbo.
Steve le lanza una mirada. El menor da dos tragos enormes, su manzana en el cuello sube y baja. Steve le mira largamente.
—¿Qué?
—¿Qué voy hacer contigo? —Steve no se da cuenta de la suavidad con la que habla.
—Aliviánate. Solo por hoy.
El rubio niega con la cabeza, se está incorporando cuando siente la manos del menor rodearle el dorso como apoyo.
—¡Wow! Alto ahí, Steve. Al menos deja que te ayude o los puntos se te abrirán.
Las manos de más joven son frías en comparación a la temperatura de su cuerpo. Pero Steve se enfoca más al aliento del menor contra la piel de su cuello, un cosquilleo que le hace erizar la piel.
Steve lo aparta—. Créeme que no duele, Buck.
—Como quieras. Hazte el fuerte —Entonces Bucky toma el escudo y su casco. —Vamos a que descanses.
Steve asiente, pero cuando salen de la carpa médica definitivamente no espera que el resto de los hombres del batallón estén afuera.
—¡Capitán América! —Grita uno de los soldados. Y es Gabe quien empieza a aplaudir seguido de los demás.
