Burning Lavender
By: HybridVirus
Disclaimer: Hetalia y sus personajes son pertenencia de sus respectivos dueños, solamente soy dueña de Rafaela y no hay ninguna ganancia con esto, más que darles amor a las relaciones de mi país con otros países; solo soy una fan que escribe para fans.
Pd: Se aceptan donaciones en PP :La descalabran:
◇:◊::◊::◊::◊::◊::◊::◊::◊::
Capitulo II
Un sonoro gruñido escapa de los labios del vampiro rubio, mientras sus orbes se mantenían fijos en la forma en que esa odiosa criatura se atrevía a tomar a la forjadora de demonios entre sus brazos. La manera en que las pálidas manos se deslizaban con cuidado sobre la bronceada piel, le hacían hervir la sangre por completo. Si ese don nadie no se hubiera interpuesto, eventualmente la hechicera habría tenido que ceder a su glamour y así podría haber plantado la suficiente duda en su cabeza, sobre el servicio que brindaba al rey vampiro. Los colmillos del dueño de las aguamarinas se hundieron con fuerza en sus labios, intentando contener toda la molestia que podía en su interior. ¿Porque diablos todos se interponían en su maldito plan, para convertirse en el verdadero rey vampiro?
Drácula no era nada más que un viejo señor de la noche, no era más que un patético hombre que había perdido a su mujer y en el proceso logro engañar a un vampiro para convertirse él mismo en un inmortal. No era más que un despreciable anciano de la noche, que había permitido el nacimiento de los Belmont gracias a sus patéticas debilidades humanas. Su leyenda no era tan grande como todo el mundo pensaba y sus errores eran completamente descomunales. Su fuerza no podía ser tan grande como todos lo hacían parecer. Mathias estaba completamente seguro que, de perder a sus preciados forjadores de demonios, el patético rey de la noche perdería absolutamente todo su poder… Perdería el control de su ejército, de sus hechiceros, de sus vasallos y lo más importante… de los patéticos señores de la noche que no se atrevían a enfrentarlo.
–¿Acaso eres un imbécil?
Un sonoro gruñido escapo del más alto, para posar sus ojos sobre el estoico vampiro que se encontraba a su costado. Los gélidos zafiros de Siegfried se posaron sobre el furioso rostro de su "Hermano", al mismo tiempo que se preguntaba cómo es que todo seguiría si en verdad Mathias llegaba a cumplir sus ridículas fantasías. '¿Enserio crees que esa era la mejor opción?' un resoplido escapo de los labios del imponente rubio, a la par que empezaba a caminar de lado a lado frente a la ventana que le permitía ver como el objeto de sus deseos, era alejado cada vez más de su alcance. Quizás sea su orgullo de saberse completamente irresistible ante las mentes de las jovencitas, lo que lo ha llevado a sentir este amargo sabor de boca.
–Pensé que ella… cedería…
La mirada incrédula que el rubio platinado arroja en su dirección, es más que suficiente para revivir la molestia en su interior. Su glamour nunca había fallado con anterioridad, solo necesitaba mirar a su presa y utilizar su encanto para conseguir lo que quería, así de simple son las cosas para un vampiro. Entonces porque… ¿Por qué esa mujer se rehusó a ceder a su encanto? Las manos del rubio se cierran en un puño, sin prestar la más mínima atención al modo en que sus afiladas garras se hunden entre su carne. 'Ella no cederá…' sentencia la fría voz del hechicero de las planicies heladas, al mismo tiempo que sus orbes se posan en la figura que finalmente desaparece del jardín, llevando consigo aquello que sabe de sobra Mathias tanto anhela.
–No por un vampiro como tú, ni por un vampiro como yo.
Los orbes celestes se posan sobre la figura más bajita de su hermano de sangre, pues al final de cuentas ambos son criaturas hechas por el mismo señor de la noche. 'No podemos competir contra el rey vampiro.' Un gruñido escapa del rubio al escuchar las palabras del dueño de las pálidas hebras, claro que entiende a lo que se refiere. Ellos no son más que esbirros, no tienen un palacio en el cual mantener a una mascota humana a salvo. No tienen un dominio que puedan llamar suyo, no tienen… nada que ofrecerle a un humano para que se una a ellos. Una parte de él no puede evitar más que analizar con extremo cuidado las palabras de Siegfried, pues sabe de sobra que están completamente llenas de verdad. Porque solamente hay una explicación para el trato que esa humana recibe en él castillo del soberano de la noche.
–Ella no es una mascota Mathias…
Una parte de él sabe de sobra que las palabras de su hermano son ciertas, pues Rafaela vive en el palacio del amo de la noche, donde absolutamente nadie se atrevería a ponerle un dedo encima. Donde ni siquiera los señores de la noche se atreverían a hablarle del modo incorrecto, por el temor a la muerte segura que les esperaría a manos del rey vampiro. Las mascotas humanas no hablan, pues no tienen voz, no tienen voto, ni derecho alguno. La forjadora de demonios en cambio, guio el ataque que culminó con la muerte de un grupo entero de cazadores de vampiros. Donde ni siquiera tuvo que preguntar o pedir permiso alguno para arrebatar vidas. Eso no es lo que hacen las mascotas… la mujer era algo diferente… algo completamente distinto.
–Tu capricho, puede costarnos la vida hermano.
Siseo con una desinteresada voz el rubio platinado, mientras miraba la tensa figura del ojiazul que no dejaba de abrir y cerrar sus manos, delatando su molestia con el fallo de su plan. El más alto llevo una de sus extremidades hacia sus parpados para masajear lentamente su piel; sabia de sobra que las palabras de Siegfried eran la maldita realidad a la que se enfrentaba. Esa condenada mujer que se había metido en lo más profundo de su cabeza… era un guerrero. Un soldado de la noche capaz de hacer cosas, que ningún vampiro podría igualar. Si el señor de los vampiros necesitaba un ataque a escala durante el día, esa mujer había demostrado ser capaz de guiar a las criaturas hacia la victoria, y en caso de que el ejército de la oscuridad perdiera números, no habría el menor problema. Pues él mismo la había visto hacer que las criaturas muertas, se levantaran nuevamente para continuar peleando. La nigromancia era algo que Mathias nunca antes había visto con sus propios ojos, pero no podía negar la utilidad que la forjadora tendría para sus propósitos.
–Quiero el título del rey vampiro…
Gruño con decisión la voz del vampiro mayor al mismo tiempo que mira su mano derecha, la misma que se aferró a las suaves hebras castañas que se sintieron perfectas entre sus dedos. El recuerdo del aroma que se desprendía de la dueña de los orbes miel resuena en su memoria. La suave fragancia de la lavanda que pululaba a su alrededor, le carcome los sentidos lentamente como si intentara llevarse la poca cordura que le queda aún de su casi inexistente sentido humano. La calidez del pequeño cuerpo fundiéndose en el suyo, compartiéndole su calor sin el menor cuidado. Le arranca un escalofrío que no puede describir, Mathias nunca ha tenido a una sola mujer que no caiga rendida ante sus pies… es por eso y otras cosas, que el destino de la pequeña guardiana de Drácula se encuentra totalmente sellado.
–Y también quiero a su insolenté forjadora~
(¯ `v´¯ )
`.¸.´
El inexistente eco de sus pisadas le parecía algo completamente sorprendente, no había forma alguna de que con su cuerpo anterior pudiera evitar ser escuchado al momento de realizar algún movimiento. Su cuerpo siempre había sido gigantesco, así que le parecía bastante extraño encontrarse en esta reducida y pequeña forma, entre los silenciosos pasillos del palacio. El eco de los seres de la noche festejando en el salón de baile, no es más que un vago recuerdo en sus pensamientos, gracias a la extraña calma que encuentra en su camino hacia una de las torres. Los orbes violáceos se entrecierran en un gesto pensativo, al sentir nuevamente la magia que parece atraerlo incesantemente, como si le informara que ese fuera el lugar correcto en el que se debía encontrar.
Los alrededores del inmenso pasillo se encuentran impregnados con el aroma de la magia, el hierro, la sangre y la inconfundible fragancia de su ama en el ambiente. La mirada violácea se posa sobre la inerte figura de la mujer que se encuentra apaciblemente en sus brazos, era completamente inaudito a sus ojos que alguien se atreviera en lo más mínimo… a tomar su presencia con semejante calma. El vago recuerdo del hombre que lo creo retumba en su interior, una voz gritando y dando órdenes que él simplemente obedeció al pie de la letra. La visión de la destrucción a su paso es algo que hace a su corazón latir con emoción. Ese es el propósito de su existencia, el combate y la total aniquilación de sus enemigos, el completo exterminio de aquellos que se interponen en el camino de sus órdenes.
El demonio de pálida piel sabe que todo ha cambiado en su persona, no siente la misma hambre con la que su existencia vino a ser forjada en este mundo. El deseo de consumir todo a su paso y crear semejante destrucción para poseer todo a su alcance, no parece resonar en lo más profundo de su ser. Los orbes violetas se entrecierran mientras sus labios hacen una mueca de confusión, pues tampoco recuerda el rostro de su antiguo creador, su voz es algo que resuena como algo distorsionado en su mente. Mientras que la voz de la mujer a la que lleva en brazos, se alza con fuerza sobre el pequeño murmullo de lo que el demonio reconoce, como el inexistente eco del control de su antiguo amo sobre su existencia.
"Escuchad mis plegarias, poderes de las tinieblas"la respiración del rubio cenizo empieza a agitarse, con el vago recuerdo de la sensación de la magia que se aferraba con fuerza a su marchitado cuerpo. El mismo que había sido abandonado en las entrañas del castillo, donde su amo lo había dejado después de entender que no poseía completo control sobre su creación."Liberad para mí, esta alma atormentada"el demonio no puede olvidar la forma en que su carne había cedido lentamente gracias al paso del tiempo y de las alimañas alimentándose de su cuerpo; mientras él se tenía que mantener inmóvil gracias a las ataduras que ese hombre había usado en su contra."Permitidme infundirla con mi fuerza vital, y traerla al mundo de los vivos" Es a causa de eso que no puede olvidar como su marchitado cuerpo… cedió ante el llamado de la magia que absorbió aquello que quedaba de él, para hacerlo desaparecer en el vacío… Sería la primera vez en mucho tiempo en la que sentiría lo que era la verdadera paz.
Un suspiro aliviado escapa de los pálidos labios, al no poder evitar el recuerdo de la sensación de ser uno con todo y la nada, era algo realmente asombroso y abrumador al mismo tiempo. Era extraño el saber que existía y al mismo tiempo sentir que no lo hacía… gracias al vacío que se encontraba a su alrededor."Ser inmaculado…"la calidez de la magia que se aferraba a lo que quedaba de él, parecía intentar consumirlo por completo… como si quisiera reemplazarlo y crear algo a partir de aquello que no era más, que un triste despojo de lo que en algún momento fue uno de los seres más orgullosos entre las criaturas de la noche. La pesadez finalmente desapareció de sus exhaustas extremidades, al mismo tiempo que sus ojos se cerraban cediendo por completo, al cansancio de varias centurias acumulado en esa cámara de tortura creada solamente para él.
Debía de admitir que la fuerza de los forjadores de demonios, parecía ser algo completamente fuera de proporciones en cuanto a la magia se tratara. Su cuerpo que había perecido lentamente en vida, se encontraba completo ahora. Si alguien lo mirara jamás supondrían que era una criatura que había perecido lentamente ante las manos del tiempo y simples alimañas. Ahora era libre… Podía moverse y hablar, podía ser escuchado y tomar acciones si alguien se atrevía a ignorar sus deseos. Pero en verdad no era libre… ¿No es así? Estaba atado a esta mujer… por eso en cuanto había sentido el llamado, que debía admitir no era del todo dirigido a él, había despertado de su sueño y se había permitido ceder a la voz que resonaba insistentemente en su mente, la misma que susurraba con un insistente eco "¡Aparece ante mí!"
–Tal parece que solamente juntos, es como somos libres… ¿No es así, mi señora?
(¯ `v´¯ )
`.¸.´
Los ecos del revoloteo de las pequeñas alas de la forja con forma de hada, resonaban insistentemente en el recinto de la torre. Consiguiendo que varios juegos de orbes se colocaran sobre la criaturilla, que no dejaba de revolotear apresuradamente de un lado a otro, y gruñir entre dientes sobre el llamado de su ama, al que ninguno de los seres presentes había podido responder a tiempo, pues en cuanto sintieron la magia hacerse presente… la misma logro desaparecer en la nada. Un suave 'fuh' acompañado de algunas llamas escapo de las fosas nasales del dragón, que se encontraba recostado en el piso del recinto de forja que pertenecía a la hechicera de los orbes miel, consiguiendo así que las resplandecientes esmeraldas de la pequeña criatura se posaran sobre todo el resto de los seres con los que compartía a su señora.
–¡Son unos inútiles!
Grito la furiosa criaturita al mismo tiempo que un sonoro gruñido escapaba de sus labios, el suave tintineo de sus alas revoloteando resonaba como una pequeña campanilla de cristal siendo golpeada por el viento, mientras que la furiosa hada se acercaba hacia el resto de sus compañeros. Los orbes verdes se entrecerraron en un gesto acusador, al mismo tiempo que señalaba al resto de las forjas demoniacas que se encontraban mirando fijamente en dirección de la puerta, como si se encontraran esperando por la llegada de su ama. '¿Por qué diablos ninguno se apresuró?' gruño el hombrecillo vestido con tonos verdes, mientras que el resplandeciente polvillo que escapaba de sus cristalinas alas, bañaba al resto de los entes de la noche en la habitación.
–No eres quien para hablar Arthur… no eres un guerrero.
Sentencio la fría voz del alto ser que era una especie de armadura, la silueta de la misma hacia recordar a un cuerpo que se encuentra en un punto medio entre la putrefacción y el encontrarse completamente descarnado, donde los huesos del ser eran completamente visibles, creando de ese modo la armadura de Ludwig. El resplandeciente cristal rojizo en el centro de su figura, seria el punto que lo marcaria como una de las forjas especiales de la hechicera al servicio de la noche. Las vacías cuencas oculares del cráneo, se posaron sobre la exaltada hada, más que consciente de que los cuernos que provenían del mismo, solían causar algo de incertidumbre en Arthur. Lo suficiente como para hacerlo guardar silencio cuando se sabía en desventaja.
–No eres más que una criatura de compañía.
Menciono con gracia la voz que provenía del alado reptil de fuego. Cuyos afilados dientes se encontraban a plena vista, gracias a la socarrona sonrisa que se había apoderado del dragón, al ver la forma en la que la indignada hada empezaba a revolotear de un lado hacia otro. La gruesa piel rojiza de la criatura se vio bañada por el brillante polvo de Arthur, en el momento en que el erizado hombrecillo se acercaba revoloteando a toda velocidad para dar algunos cuantos pisotones sobre el cristal rojizo, que se encontraba en el lomo del dragón. 'Eres un maldito Allister!' gruño Arthur entre pisotones, mientras los orbes opalinos del dragón le dirigían una mirada condescendiente al ser, que más bien parecía hacerle cosquillas con sus acciones.
–¡Yo no puedo hacer nada, sinvergüenzas!
Un cansado suspiro escapo de la criatura cuyo cristal se encontraba en la base de su ropa, la misma que se veía cubierta por runas mágicas de un intenso tono azul. El pequeño mago sujetaba con cuidado su cetro, mirando el modo en el que la ruidosa hada intentaba a toda costa recibir respuestas del resto de los entes, con los que compartían el propósito de servir a la forjadora de demonios. Emilio no tenía la menor idea de cómo su ama, había podido crear a un ser tan ruidoso como el hada gritona, que no encajaba con las gentiles criaturas mágicas que habían llegado a ver alguna vez en el mundo. Aunque para ser honesto… el llamar a un alma para servir no era una ciencia exacta, a veces el material podía ser el menos esperado… esa era la única explicación para que en vez de que tuvieran un hada dulce, tuvieran un hada más agria que la leche burbujeante al haber sido dejada expuesta al calor.
El repentino eco de un aleteo y el sonoro 'Thump' de una figura aterrizando en el suelo justamente sobre Arthur, provoco el repentino silencio del resto de las criaturas. La mano de la forja con la silueta de un hombre, tomo con un rápido movimiento de su extremidad a la revoltosa hada, arrancando de ese modo discretas risas del resto de los entes al servicio de la hechicera. Las resplandecientes esmeraldas del hada, se posaron sobre la silueta del demonio de piel dorada, cuyos oscuros cuernos se curvaban ligeramente hacia atrás. Las alas de la criatura se abrieron perezosamente, estirándose y expandiendo sus plumas negras ante los ojos de Arthur. Un pequeño escalofrió escapo de la criatura más pequeña, al encontrarse en el agarre de la forja favorita de su señora. Todos ellos sabían que la especie de Emmet, era la prueba final para todos los forjadores. Al controlar a una de dichas criaturas se podría demostrar, que un forjador había conseguido llegar a la cima de su conocimiento y dominio sobre los seres de la noche.
–Basta Arthur…
Susurro la voz que… aunque no sonaba agresiva, denotaba que no era el momento de que se encontrara haciendo semejante revuelo. Era cierto que ninguno había respondido al llamado de su ama, pero no había sido porque no quisieran. La magia había desaparecido tan rápido, como la habían percibido. Algo había tomado su lugar como guardianes, y se había interpuesto entre ellos y su deber con su ama. Pero estaba seguro de que Rafaela no se encontraba en riesgo, porque no había pedido directamente por él. Por el momento podía sentir la esencia de la mujer bronceada en una completa calma, del mismo modo podía sentirla acercarse lentamente hacia la torre, por lo que suponía que todo se encontraba bien. Le darían tiempo para terminar de acercarse a sus dominios y una vez ahí, se asegurarían de que nunca más saliera sin ninguno de ellos.
:◇:◊::◊::◊::◊::◊::◊::◊::◊::
Hybrid-Virus
Yo! ¡Buen día lectores, espero que estén teniendo un excelente inicio de fin de semana! Yo creo que tres capítulos no me van a alcanzar, para lo que quiero hacer con esta historia, pero veremos cómo van evolucionando las cosas. Lo peor que puede pasar es que nos extendamos un poco más allá de los capítulos pensados.
Ah Mathias, ¿Cómo es que mi corazón te ve como el Besto Villano? Pobre Lukas le tiene que recordar al altote que sus pellejos pueden estar en riesgo al andar jugando con los sirvientes de Vladimir. Aquí podemos ver algo del canon del juego para Drácula, quien perdió a su esposa cuando era humano y eso lo llevo a trazar un plan para convertirse en vampiro. Es a causa de ese mismo plan, que los Belmont se convirtieron en cazadores de la noche. Todo para vengar a la prometida del primer Belmont quien, sin saberlo contribuyo a la creación de Drácula al asesinar al vampiro que secuestro a su prometida.
Ahora retomemos el tema de las forjas, todos los Demonios Inocentes poseen un cristal, en el juego estos son de un tono rosado, pero decidí cambiarlos de colores para marcar la pertenencia de la criatura al forjador. Los DI de Rafaela tienen un cristal rojo como un rubí, por lo que los otros forjadores que habitan en el castillo, tendrán su propio color de cristal. Obviamente Iván posee también un cristal, así que de nueva cuenta es una de las forjas especiales de Rafaela, pero a diferencia de las otras. Iván es consciente de que es libre y al mismo tiempo no lo es, siempre estará atado a Rafaela pues sin ella no puede ser "libre", ya que su cuerpo fue recreado a través de la forja demoniaca. Por lo que puede haber momentos en los que el mismo Iván, intentará probar los límites del cristal que lo une a Rafaela.
En el juego, los forjadores de demonios son capaces de obtener diferentes tipos de forjas que pueden ir evolucionando hasta llegar a una forma final. Una de estas forjas es la del tipo Hada, la cual está representada por Arthur quien es un Hada "Tiramisú" quien es capaz de curar a su forjador y leer textos antiguos; La segunda forja es la del tipo Batalla, la cual está representada por Ludwig quien es un "Corpsey"; Después tenemos a la tercera forja que es la de tipo Ave, misma que está representada por Allister quien es un "Crimson"; La cuarta forja del tipo Mago está representada por Emilio (Filipinas) quien es un "Eyeball Rod" y finalmente la quinta forja, la misma que entre la opinión de muchos es la más fuerte del juego. La forja de tipo demonio, la cual es representada por Emmet (Nyo Belgica) quien es un "The End" esta forja es la misma que posee Isaac desde el inicio del juego, y la misma que lo acompaña en la batalla contra Carmilla en la serie de Netflix.
Por lo que podemos saber de sobra que Emmet es el favorito, esto ya que la forja del tipo demonio es fuerte como la forja de batalla y al mismo tiempo es rápida como la forja ave. Por lo que mezcla los mejores aspectos de esos dos tipos, para darle apoyo al forjador de demonios en el juego. Conseguir a "The End" es toda una odisea en el juego, pues hay muchos materiales que conseguir solo a modo de robo, mientras te enfrentas a enemigos realmente fuertes. Así que "The End" es la culminación de horas dedicadas al combate, por lo que se convierte después de eso en la forja predilecta de muchos de los jugadores del juego. Es por esta razón que el resto de las criaturas lo consideran como "El favorito" de Rafaela.
Sin más por el momento, dejen un review y nos vemos en la próxima actualización.
¿Dudas? ¿Comentarios? ¿Critica? ¿Etc.? ¡Ya saben qué hacer, envíen un review!
"Formemos parte de la línea de reviews, cuando leamos un fanfic con un personaje que nos gusta y no es muy común ver, de un fandom olvidado o de una historia que nos guste; dejemos un review, porque esa persona escribe para nosotros y que mejor forma de inspirarla y darle combustible para seguir"
