El guardián del hermano.


Capítulo 4: Dragones.


Fleur fue la segunda en competir, cuando Madame Maxine le advirtió que la primera prueba tendría algo que ver con dragones ella creía que su directora bromeaba, pero pronto su risa desapareció.

Tenía poco tiempo para descubrir que hacer, después de unos días dándole vuelta al asunto se le ocurrió un viejo encantamiento de hipnosis. Los dragones son resistentes a la magia por su piel gruesa, pero la hipnosis consiste en captar la atención de la victima para hacerlo sentir cansado.

Salió a enfrentarse a la bestia, todos la aclamaron era Fleur Delacour, la campeona de Beuxbatons, la emoción se mezcló con pánico una vez vio a lo que tenía que enfrentarse, para algo que tiene la palabra "común" en su nombre, el galés verde común, no podía ser mas diferente de eso, su enorme tamaño, sus garras tritura hombres y un aliento de fuego de calor suficiente para evaporar todos los líquidos en su cuerpo en un minuto.

Lastimosamente el hechizo tenía un rango corto.

–¡La señorita Delacour, va tras el dragón! –grito con entusiasmo el señor Bagman– ¡No estoy muy seguro que sea buena idea!

Una vez estuvo cerca el galés verde soltó una ráfaga de fuego, ella salto a un lado para esquivar el ataque y cayo de manos, entonces el dragón dio un zarpazo.

¡Protego! –Una barrera transparente se formo entre los dos y la garra del monstruo reboto en ella. Fleur deshizo el escudo y apunto a los ojos del monstruo. –¡Hypnos!

Un rayo purpura salió desprendido de su varita, la multitud le aplaudió asombrada, ahora solo debería ir a recoger el huevo y tendría la ventaja… dio unos pasos y un sonido que parecía un rugido amortiguado sonó junto a nube el humo la soplo varios metros y la multitud se calló.

–¡Ah… casi! – Se lamento Bagman– ¡Dios mío creí que lo iba a lo iba a lograr!

Disipo el humo solo para notar que hacia mucho calor… pego un grito cuando se enteró que su falda se estaba incendiando "¡Aguamenti!" pensó y el agua salió de su varita.

No queriendo perder más tiempo fue corriendo a tomar el huevo dorado, sin embargo, cada paso era duro debido a la quemadura que sintió en su muslo.

Atrapó el huevo dorado y fue llevada a otra carpa donde verían si fue dañada de gravedad, la medimaga la llevo a un cubículo y le unto un ungüento naranja en la zona quemada.

–No te quites el ungüento hasta que anochezca aun si sientes que ya no duela, el fuego de los dragones es mágico y puede causar heridas invisibles– ella murmuró algo que sonó como una queja –siéntate un minuto más y podrás salir y ver tu puntaje.

Pero Fleur estaba ansiosa por saber cómo le fue, se puso la falda y asomo su cara por la puerta.

Su directora alzó su varita y de ella salió una cinta plateada que formo un nueve.

El siguiente fue el chico Weasley, de su varita salió un siete.

Seguido por un ocho del director de Hogwarts y del señor Bagman.

Y finalmente cinco puntos de Karkaroff, si iba a ser parcial podía al menos no mostrarlo.

Después de ella vino, Viktor Krum, el jugador de quidditch, fue inteligente y cegó al dragón, y así se puso a la cabeza de la competición.

Finalmente era el turno de Potter, Fleur lo consideraba un chico muy grosero, pero ni a su peor enemigo le desearía estar a solas con un colacuerno húngaro, con una cola tan peligrosa como su cabeza, ese talvez era el tipo de dragón más letal de todos.

"¿Por qué no trajeron cuatro dragones del mismo tipo?" Se preguntó, porque traer un dragón considerablemente más peligroso que los otros tres no parecía una competencia justa.

Potter encaro al monstruo e hizo algo que dejo a todos atónitos.


Harry se enfrentó al colacuerno, y un temor se apoderó de su mente como ningún otro, no temía por el dragón, sino por ser descubierto frente a la multitud de observadores.

Primero se preguntó porque traer un artefacto que te obligaba físicamente a realizar una acción, pero con un poco de investigación descubrió que hace muchos años, cuando el torneo no estaba prohibido y se realizaba cada pocos años, eran un evento cultural muy grande, a los magos dejaba de importarle el dinero al ganar y comenzaba a hacerlo puramente para traerle gloria a su escuela, bueno algunos, en los raros casos que el campeón estaba en eso por el dinero, los directores de otras escuelas lo sobornaban para abandonar con pagos equivalente a lo que costaría ganar cinco torneos iguales.

En un caso, en el año 1600, en un torneo con sede en Beauxbatons, los directores de Hogwarts, Beaxbatons y Dumstrang estaban tan ofendidos entre sí cuando los tres campeones decidieron renunciar, por asuntos familiares dijeron esos tres campeones mucho más ricos que cuando ingresaron, iniciaron un duelo, el duelo escalo hasta convertirse en algo que los tres dijeron, fue intento de asesinato y exigieron que encarcelaran a los otros directores, después iniciaron largas campañas de desprestigió el uno contra el otro. Para que la situación no se repitiera, el gobierno de Francia decidió instaurar el cáliz de fuego.

Así que básicamente un tipo de hace cuatrocientos años jodió la vida de Harry.

Harry intento inútilmente lucha contra el contrato vinculante, hacer algo que haría que lo verían como un pobre e inocente chico que fue arrastrado contra su voluntad a un torneo con personas mayores y mas capacitadas, pero fue inútil, por un instante vio en su mente la misma red dorada que tenía Barty Crouch desgarrándose con un chirrido que sonaba como las palabras "Protege a Tom"

Harry parpadeo y luego olvido todo, lo único que importaba en ese momento era enfrentarse al colacuerno, ganar el torneo.

Apunto a los ojos del colacuerno y gritó –¡Imperio!

La criatura quedo adormilada, no reacciono incluso cuando Harry camino al lado suyo, de forma amistosa, al estar de lado de su cola, paso su mano por las escamas, asegurándose de no tocar los pinchos. La multitud que observaba guardo absoluto silenció.

Recogió el huevo y solo por obligación fue a la siguiente carpa para revisar su salud. Le tomo unos segundos a la multitud aplaudir, y a los jueces dar su decisión.

Quedo en primer puesto


–¡Como hiciste eso! –exigió saber Fleur.

Harry, ya había sido arrinconado en los pasillos esa tarde después del incidente del día anterior con el dragón. Por su hermano, Montague, Cedric, el profesor Snape, se estaba volviendo molesto tratar de poner excusas

(No lo sé debe ser el contrato del cáliz; Suerte de principiante supongo; El profesor Dumbledore dice que los dragones estaban sedados, y sus ojos son su punto débil, señor)

Por suerte para él, no necesitaba una excusa con Fleur –¿Magia?

–¡Se que es magia! –Grito Fleur exasperada– Le ogdenaste a un dragón que se hiciega a un lado con una de las cuatro imperdonables.

–Pero… ¿cuatro? –pregunto Harry.

–Si cuatro –dijo como si fuera una obviedad–, la maldición asesina, Cruciatus, Imperius y boga memorias.

–Aquí solo son las tres primeras –comentó Harry– ¿Cómo hacen con los muggles?

–Su uso está autoguisado paga los augogues… eso no impogta ahoga, el punto es que lo que hiciste debeguia seg imposible.

–Desmayaste a un dragón –comentó Harry.

–¡Y casi me mata! –replico enojada.

–Pareces bien –respondió echando una mirada a la zona anteriormente quemada.

–Mis ojos están aquí –dijo ella molesta.

Harry se dio cuenta lo que parecía rápidamente apartó la vista. –Perdón.

–El punto es que apuntaste un maleficio muy complejo a un dragón, desde mucha distancia ¡y funciono!

–Eso lo resume muy bien de hecho, bueno si ya terminamos, tengo que ir a clases.

Fleur grito de frustración.


Nota del autor.

Editado 9/17/21: Para quitar la parte que implica que Fleur se avergüenza de ser una veela