Holi, ¡gracias por los vistos y comentarios! Bueno, aquí ya les traigo a Naruto, espero que les guste :)
Capítulo II: "Free and unbreakable"
Naruto
Flexiono mis piernas y rasgo suavemente la tierra con mis garras. La textura de la maleza acariciándome mi pelaje. Apego mi hocico al suelo y respiro miles de olores a la vez, la tierra, el olor de la savia de los árboles, y el leve olor de pelaje húmedo, perteneciente al ciervo adulto frente a mis ojos carmesí.
Abro el hocico y disgusto la esencia de mi presa en el aire, logrando escuchar con claridad el ruido del riachuelo del cual el ciervo estaba bebiendo. Además, de escuchar el compás rítmico de su pesado corazón.
Me agacho otro poco y flexiono más mis músculos, los cuales estaban listos para ser liberados en un mili segundo.
Vuelvo a comprobar que no haya nada que interrumpa mi caza. Sólo escucho los ruidos de los pájaros y de algunos animales pequeños, ardillas y demás.
Agito mis colas, emocionado, y me aproximo. "Ahora", en lo que dura un suspiro, me abalanzo sobre el ciervo y antes de que pueda siquiera soltar un gemido, le rompo el cuello con mi mandíbula.
El ciervo adulto era casi de mi altura, pero yo era mucho más musculoso y ágil, jamás podría ganarme. "Gracias, disfrutaré de una buena cena gracias a ti dattebayo. Descansa en paz".
Tomo al ciervo otra vez de su cuello y emprendo el camino de vuelta.
Mientras voy trotando por el bosque, disfruto del aire puro de las montañas en las cuales había vivido toda mi vida. Cada árbol y piedra había aprendido a reconocer como parte de mi territorio.
Al llegar al límite de la manada, cierro los ojos y me concentro en un calorcito que nace en mis entrañas, el cual parece extenderse al resto de mi cuerpo.
El cambio dura un segundo y, es tan agonizante y liberador como experimentar un orgasmo. A veces intentaba encontrar otro ejemplo, pero esa era la sensación más cercana.
Me trono el cuello y acaricio la tierra, pero esta vez con mis pies desnudos. Tomo al ciervo y lo acarreo camino al almacén.
- Hey Naruto, conseguiste uno grande al parecer - me saluda Teuchi-san cuando le presento mi caza. Sonrío orgulloso de mi botín.
- Me dio pena matarlo, era muy bello, pero lo maté rápidamente - le cuento, mientras veo como la señora de Teuchi-san saca del horno unos onigiris calentitos.
Sonrío travieso y saco uno - ¡Naruto-chan! - me río, ya comiendo feliz.
- Touka-san, es sólo un onigiri - le guiño el ojo, jugando coqueto.
- Tú niño, zorrito busca pleitos - me agarra la mejilla cariñosamente y la aprieta.
Les sonrío feliz, ellos siempre me habían recibido con los brazos abiertos. A veces a Teuchi-san lo habían mirado un poco extraño, los más conservadores de la manada, porque él en sus viajes había aprendido de un humano a cocinar diversos platillos.
No es que fuera algo prohibido el irse lejos de la manada, pero era extraño, al igual que cambiar de manada. En los casos que alguien se enamoraba o encontraba a su ´destinado´, era cuando cambiaba de manada y esa, siempre era una lucha estresante.
Nadie quería dejar su manada de origen, muchas veces eran las mujeres que debían ceder, pero en ocasiones eran muy dominantes y el hombre también. Prácticamente, se hacían batallas campales, donde la recién formada pareja se terminaba separando.
La cosa es que Teuchi-san se había atrevido a explorar más allá de la manada en su forma humana y se hizo amigo de un humano, este le enseñó diversas recetas.
Algunos lo habían tildado de hereje y que su comida era venenosa, todos esos eran unos imbéciles. La comida que había aprendido a hacer era celestial, en especial mi platillo favorito suyo, el Ramen.
La primera vez que lo había probado era apenas un niño. Mis padres habían visitado a Teuchi-san, curiosos y preocupados por su experiencia fuera de la manada, este les mostró lo que había aprendido y nos dio a probar ese magistral platillo.
Apenas toco mi lengua, creo que ya lo había devorado todo. Apenas tenía la oportunidad, corría a comer donde Teuchi-san.
Con los años, llegamos a un acuerdo amistoso, si yo le traía una buena caza dos veces a la semana, él me daba comida gratis. Él y su señora ya no eran tan jóvenes, les daba pereza ir a cazar, eso es lo que me había dicho, por ello, me ofreció el trato.
Gracias a eso, podía ir a cazar por diversión y, además, comer comida deliciosa. "¿Qué más puedo pedir dattebayo?", sonrío en mi cabeza.
Me robo otro onigiri y emprendo el camino a casa - ¡Naruto! - escucho que me gritan atrás mío. Al voltear levemente, veo que ruedan los ojos, pero se ríen.
Decido cambiar de nuevo a mi forma animal y caminar por la aldea de esta manera. Aunque la desnudez no era tema entre nosotros, intentábamos mantener un código tácito.
En la aldea hay que ir con ropa o en tu forma animal, a menos que tengas que hacer un recado rápido, donde debes cambiar de tu forma animal a humana, como justo acababa de hacer con Teuchi-san.
Mientras paso a trote, algunos al divisarme me dedican una seña con la cabeza en señal de respeto, otros me mandan saludos. Agito mi cabeza o colas, correspondiendo a sus saludos.
Como éramos seres grandes en nuestras formas animales, casi del tamaño de un caballo, el pueblo era amplio, con calles amplias. A pesar de las cabañas dispersas, el camino hacia la casa era claro, no era un castillo, pero nuestra casa era más grande que las otras, al ser la casa del alfa líder.
Al levantar la mirada, saludo a los guardias y cambio de forma - Naruto-sama, ¿todo bien? - asiento distraído, intentando pasar rápido.
-Sí, sí, todo bien dattebayo - intento darles una sonrisa, porque la verdad me daba pereza hacer todo el show que se esperaba que hiciera.
Al pasar desnudo por las puertas, la encargada del orden en la casa, Anko-san, me recibe con otra inclinación y me extiende un kimono.
-Gracias Anko-san, ¿todos están en el comedor? - pregunto.
Asiente - así es, sus padres lo esperan para almorzar - asiento y me dirijo al comedor, mientras me acomodo el kimono.
Al entrar, distingo a toda mi familia sentada y conversando en la mesa - hey, lo siento, volví - comento y me siento.
- ¿Dónde estabas?, por lo menos ¿te bañaste? - comienza mamá. Suspiro y me encojo de hombros.
- Anko-san me dijo que me estaban esperando, así que vine rápido - mamá suspira.
- No porque nos transformemos en animales, debes oler como uno dattebane - sigue regañando.
Ruedo los ojos - ¡ay mamá, estás exagerando!, no huelo mal - y eso lo sabía muy bien, ya que contaba con sentidos desarrollados.
Nosotros incluso en nuestra forma humana, teníamos el olfato, la audición y la visión de nuestra forma animal. Es decir, mucho más desarrollados y perceptivos que los de un simple humano.
¿Qué éramos exactamente?, bueno, nos definíamos como Jinchurikis.
-Bueno, bueno, el chico ya está aquí, ¿podemos comer de una vez por todas? - se queja Ero-sennin. Todos suspiran exasperados, pero asienten.
Le mando una sonrisa a mi abuelo, este me la devuelve cómplice.
Con mi abuelo éramos así, nos parecíamos en lo travieso y revoltoso. El hijo del abuelo Jiraiya y la abuela Tsunade, es decir papá, había salido bastante tranquilo, aunque muy inteligente.
Papá había sido merecedor del trono apenas cumplió los 25 años, nadie lo había cuestionado pese a su juventud.
Pese a ser dulce y en la privacidad de su familia, un poco tonto, como alfa líder era imponente e increíble. Todos lo respetaban.
Vuelvo a tener esta dualidad en mi ser. Por una parte, quería ser como papá, ser el futuro alfa, el Hokage.
Pese a nacer como el hijo del alfa líder y que mi abuela Tsunade, antes haya sido la alfa, eso no significaba que yo iba a heredar el trono. Debía ganármelo con mi esfuerzo propio.
Aun así, mientras tanto, todos me respetaban y me trataban como a un príncipe. Sólo el tiempo diría si yo merecía la corona de rey, en el caso que no, otra persona lo suficientemente dominante podía hacer un reclamo al trono.
Ser Hokage ... ¿por qué le pusimos ese nombre al título? Todas las diversas familias reales le ponían un nombre distinto, nosotros elegimos ese porque todos nos transformábamos en zorros y, nuestro pelaje era una mezcla muy especial entre rojo y naranjo. Literal, parecíamos estar envueltos en llamas.
'Sombra de fuego', sonrío en mi cabeza. El bis abuelo Hashirama había sido muy creativo. De mi familia, él fue el primer Hokage, luego con mi fallecida bis abuela Mito, tuvieron a mi abuela Tsunade.
Al mirar a un lado, ahí estaba el bis abuelo. Ya estaba muy viejo y apenas salía, ya le dolían todas las articulaciones, pero pese a todo, seguía con su buen humor.
A su lado, estaba mi tío bis abuelo Tobirama. Sorprendentemente, él nunca se había emparejado ni tenido hijos. Una vez me atreví a preguntarle, pero sólo se encogió de hombros.
"Supongo que nunca fue una de mis prioridades", el tío había sido uno de esos pocos que habían salido fuera de la manda.
Había viajado por los diversos países, en ocasiones en su forma animal y otras como humano. Él era extraordinariamente fuerte y rápido, había logrado evadir a todos los cazadores y despistarlos.
Cuando se aburrió, regresó a la aldea, donde mi abuela ya tenía unos 13 años.
Y era ahí que venía mi conflicto interno, mi otro gran deseo que chocaba con ser Hokage, es que yo también quería ver el mundo.
Quería explorar otros países, otros territorios, visitar las aldeas humanas y probar nueva comida.
Sacudo la cabeza y vuelvo a comer, algo me decía que ese no era mi destino, tenía que quedarme aquí y liderar al grupo, a la manada.
Luego de la cena, salgo a caminar por la aldea. Voy deambulando por las calles buscando algo, aunque nunca sé que es, siempre me pasaba algo parecido. Como si mi alma anhelara algo o alguien … aunque no sabía bien que era este sentimiento.
Vuelvo a sacudir la cabeza, suspirando largamente.
- Naruto - al voltearme sorprendido, me topo con Neji.
- Hey, ¿qué tal hombre? - sonrío, golpeando su pecho suavemente con mi puño. Era una costumbre de saludo entre los Jinchuriki.
- No mucho, acompaño a Hinata a comprar tela - señala hacia atrás, a una de las tiendas.
- ¿Tela?, ¿para qué? - pregunto, intentando divisarla.
- Se ha interesado harto por el bordado - Neji parece estar aguantando la risa - le ha estado bordando de todo a Kiba - me río con él.
- ¡Vaya!, un año de casados y ya le está bordando ropa - comento divertido, pero también enternecido con ambos.
Los cuatro éramos amigos desde hace años, desde que éramos mocosos en la guardería.
La familia de Neji y Hinata, es decir los Hyuga, eran un pilar muy importante, porque estaban encargados de proteger la aldea y a nosotros: la familia real.
Por eso, los Hyuga eran muy abundantes. Eran una gran manada de lobos, donde estaban primos directos, primos segundos, tíos y tías, sobrinas y sobrinas, nietos y nietas, y … bueno, se entiende el punto, eran muchos.
Pero con quienes he compartido más por la cercanía de edad, son con Neji y Hinata, que son primos directos.
Neji era un alfa puro e iba a heredar el puesto principal para liderar la manada, ese puesto iba a ser para Hinata, pero ella nació omega. Todos estuvieron de acuerdo que era mejor que Hinata ayudara a conectar la manada con otra y que Neji liderara.
Fue así que la dulce Hinata se casó con Kiba, mi otro amigo de la infancia. Él era de una familia de chacales, los Inuzuka.
"¿Si tenemos hijos, va a salir una mezcla amorfa entre lobo y chacal?", recuerdo la pregunta imbécil de Kiba, que hizo en algún momento cuando ellos fueron prometidos.
Y la respuesta era no. Quién fuera el más dominante de los dos, iba a determinar el animal en que el futuro e hipotético bebé se transformaría.
Incluso eso era relativo. Uno podía pensar que era obvio que un posible hijo de ellos iba a salir chacal, porque Hinata es más sumisa, era la omega, pero eso dependía del momento de la concepción mismo. De quien fuera más dominante en ese instante de pasión.
No puedo evitar volver a reírme al recordar las clases de la academia y los gritos tarados de algunos compañeros, diciendo que ellos iban a ser los más dominantes.
Sacudo la cabeza y sigo conversando con Neji a la salida de la tienda.
Este me cuenta como lentamente, lo iban atareando con distintas tareas para convertirse en el futuro líder - … resultó que mi primo menor, Yori, hizo una apuesta con unos amigos y se internó en la aldea humana, comiéndose dos ciervos – lo observo impactado – lo sé, ha sido un dolor de cabeza toda esta semana – suspira cansado.
- Papá y el tío Hiashi-san están que lo despellejan vivo … Fue un idiota, pero es un cachorro … recuerdo que nosotros también hacíamos tonterías – me río, recordando todo lo que habíamos hecho entre Kiba, Neji, Lee y yo.
- Me estuvieron enseñando como proceder en estos casos – hace una mueca – y aunque estoy acostumbrado a ello, me refiero a la presión … - intenta explicarse, asiento, indicándole que continúe.
- En algunas ocasiones, no puedo evitar pensar que me gustaría ser un ave y sólo … - se encoge de hombros – volar lejos de todo … o correr y nunca detenerme … - me muerdo el labio, pero en lo más profundo de mi alma, sentía lo mismo.
Vuelvo a sentir esta dicotomía en mi ser, la de querer liderar y quedarme con mi familia, o salir a buscar lo que mi alma ansiaba. "Aunque no tengo la más remota idea, de qué es esto que mi alma animal desea dattebayo".
Antes de poder seguir dándole vueltas en mi cabeza, alguien nos interrumpe - vaya, vaya muchachos, parece que los encuentro en un momento íntimo - nos volteamos y diviso una cabellera platinada.
- Kaka-sensei - lo saludo. Este sonríe - fue un mandado largo, ¿a dónde lo mandaron mis padres? se ausentó una semana dattebayo - le pregunto curioso, recuperándome de la sorpresa de su llegada.
- Algo importante ... probablemente te enteres esta tarde - comenta un poco esquivo. Giro un poco mi cabeza, extrañado, pero lo dejo pasar.
- De acuerdo … ¡me alegra que ya esté aquí! - sonrío. Kaka-sensei había estado al lado de mis padres desde hace años. Sakumo-san y su hijo, Kaka-sensei, eran consejeros y protectores directos del alfa, en este caso, de papá. Al ser leopardos blancos, eran muy fuertes.
Además, la otra misión que tenían era mi educación y protección. Por eso me había extrañado cuando sensei se fue la semana pasada a una misión especial, misión que ni siquiera papá me había querido contar de qué se trataba.
Vuelvo a experimentar un extraño escalofrío que me recorre el cuerpo. Sentía esto desde hace un tiempo, como si algo fuera a suceder.
Me encojo de hombros e intento no preocuparme. Me despido de Neji y me encamino con el peli plateado de vuelta a la casa.
Mientras caminamos, veo pasar corriendo a dos niños quienes juegan a empujarse y al mismo tiempo, ruedan por el suelo en sus formas animales.
Me divierto viéndolos. No puedo evitar suspirar, quería volver a sentirme libre como cuando era niño.
Mientras veo a estos niños pumas, no puedo evitar recordar las clases de la academia, mencionando que eran nuestros rasgos humanos los que nos hacía transformarnos en seres depredadores. Nunca había visto un Jinchuriki herbívoro.
Mientras me divierto viendo a los niños jugando, Kaka-sensei se detiene en un local cercano y veo que entabla conversación con alguien.
Al acercarme, noto que es Guy-sensei, otro profesor de la academia. Pongo los ojos en blanco cuando este desafía al peli blanco a otra de sus estúpidas batallas.
- ¡Prepárate mi eterno rival!, ¡esta vez te ganaré!, ¡prepárate Kakashi! - exclama el mayor, con su brillante sonrisa y su peinado de hongo.
El contrario suspira - ¿no quieres jugar Janken mejor? – comienza el peli plateado.
- ¿Janken? ... ¡NO!, ¡debemos luchar con todo nuestro poderío animal! ... ¡ahora! - veo como Guy-sensei se transforma en un guepardo y salta sobre Kaka-sensei, quien rápidamente también se transforma y comienzan a pelear.
Los miro con un tick en el ojo, ahora frente a mí, era como observar pelear a los niños pumas de antes … sólo que estos eran dos adultos ridículos. Suspiro exasperado y espero a que terminen.
Veo como la batalla avanza ferozmente, eso sí, sin mordidas ni rasguños, sólo intentando someter al contrario.
Usar las garras y los colmillos en una pelea amistosa estaba prohibido. Sólo si era una pelea contra un enemigo estaba permitido.
Cuando por fin Kaka-sensei logra dejar al contrario inmovilizado y, ajustan su interminable marcador de victorias y derrotas cada uno, podemos seguir nuestro camino.
Al llegar a la casa, escucho un pequeño revuelo en la sala. La curiosidad me puede y cuando me asomo, detecto olores que nunca había olido.
Me tenso y al ingresar, observo a un gran grupo de Jinchuriki que nunca había visto antes.
- ¡Ah Naruto!, llegaste - me recibe papá. Con cautela me acerco.
Observo como un peli rojo que lucía de mi edad, parece observarme y reírse de mí. Le gruño, ya detestando a este idiota. "¿Qué mierda te parece tan gracioso dattebayo, tarado sin cejas?"
-Hijo - papá se voltea hacía mí, señalándome al nuevo grupo - te queremos presentar a la familia real del País del Viento - observo que es una familia pequeña, sólo de cinco miembros, los otros son sus protectores.
- Kakashi fue a buscarlos – continúa papá. Este se aclara la garganta, un poco incómodo - ... han tenido unos meses complejos. Por ahora, viviremos todos juntos - observo a toda mi familia, pero parecen rehuirme la mirada.
Suspiro y me volteo hacia papá - ¿qué ocurre?, ¿qué es lo que todos saben y yo no dattebayo? - lo enfrento.
El silencio llega a ser ruidoso en el cuarto - Naruto, ¡esos modales!, pregúntales sus nombres primero, si su viaje estuvo apacible dattebane - me comienza a regañar mamá.
Escucho un bufido atrás mío - sí eres un zorrito astuto al parecer - noto que es el peli rojo. Gruño otra vez.
- ¿Quieres ver como muerde este zorrito? - me tenso.
- ¡Naruto! - suspira papá - ellos son los Sabaku, Rasa-san y su esposa - me los va señalando - su hijo mayor Kankuro, su hija Temari y su hijo menor, Gaara - inclino un poco mi cabeza, mostrando respeto, pero sigo viendo al peli rojo con desagrado.
- Ellos son tigres y por años han vivido en el País del Viento, Sunagakure, pero ...- papá intenta explicarse - han debido escapar, sufrieron un ataque de los cazadores importante ...- me volteo a ver a papá sorprendido.
Prácticamente, al mismo tiempo, Rasa-san se adelanta.
- ¡Exacto!, ¡están creando nuevas armas, tienen mayor tecnología!, por eso debemos fortalecernos. ¡Unamos nuestras manadas Minato!, ¡que nuestros hijos se casen! - parpadeo como idiota y sé que esto era el mal presentimiento que tenía, era esto.
"¿Casarnos?, ¿qué yo me case con este imbécil?", aprieto los dientes.
No me interesaba que fuera hombre. Nosotros los Jinchuriki no nos dejábamos guiar sólo por la barrera del género, podíamos fijarnos e interesarnos en cualquier persona que nos resultara atrayente, pero yo ya había conocido a este tarado y no me interesaba, en ningún sentido.
De hecho, justamente lo veo hacer una mueca, "tampoco le agrada la idea".
De todas maneras, cuando este me ve haciendo una cara de desagrado, se le nota divertido - así que voy a tener una zorrita en mi cama para mí solo - me hago sonar mis nudillos.
-Sólo eres un gatito asustadizo dattebayo y ahora ...- me tenso - eres gato disecado - me lanzo sobre este.
Este se trona sus propias garras y sonríe burlón - ven conmigo zorrita, que te voy a hacer gemir toda la noche - se burla también, transformándose al instante en un tigre gigante.
- ¡NARUTO! / ¡GAARA! - es lo último que escucho antes de transformarme y dejarme dominar por mis instintos animales.
"Esta pelea la gano yo, así como que me llamo Senju Uzumaki Naruto dattebayo", pienso con resolución.
