Me tomó más tiempo del esperado el poder actualizar esta historia, la verdad es que, después de que en el capítulo anterior tuviera que escribir el canon original y un comienzo de historia, caí en cuenta de que ahora debía arreglar el mundo en el que se desenvolverá la historia, lo que normalmente se hace en un primer capítulo, pero que no logré hacer por estar escribiendo el canon y la premisa. Así fue como terminé con este capítulo, bastante extenso en mi opinión, en el que me vi obligado a indagar de más en formar el mundo en el que se desenvolverá la historia, además de que, ya que el protagonista es un detective, tal parece que tengo que poner un poco más de atención a los detalles de lo que estoy acostumbrado, y bueno, ya me extendí mucho, contestaré mi review, y a darle que es Malasada de Olla.
Liuterazagi: Gracias por leer el primer capítulo de esta historia, espero no te decepcione esta actualización, quiero entrar al mood detectivesco, pero parece ser que primero tengo que arreglar otras cosas antes de entrar en ese ámbito. Ya sé que estás leyendo Crónicas, y que allí Looker tiene un Croagunk, creo que es obvio que no el mismo que salió en el capítulo anterior. Parte de la trama de esta historia es precisamente ver cómo llegamos a ese segundo Croagunk. "Superar sus demonios a través de su trabajo", oye eso me gustó, seguramente indirectamente eso influyó un poco en este capítulo, ya que no estaba pensando en ciertas cosas que agregué de último minuto. Sobre los tres arcos, me gusta cómo están definidos por ti, se acerca un poco a lo que había pensado, pero como no sé cuan larga será esta historia aún, pues no estoy muy seguro, podría terminarla en el primer arco que mencionas, y después inventarme otra historia precuela, no lo sé todavía, pero veré que se me ocurre. En fin, espero que este segundo capítulo sea de tu agrado.
Postdata: Si ven el nombre de algún personaje y no lo conocen, son nombres de personajes reales que salen en los juegos, seguramente entrenadores.
Faller - La dama caída.
Capítulo 2: Una nueva vida.
Región Alola. Isla Melemele. Ciudad Hauoli. Departamento de Turismo de Hauoli.
-¡No puedo creer que esto esté tomando tanto tiempo! ¿Qué tan difícil puede ser realizar un registro de adopción? –tras dejar atrás la isla artificial que era el Paraíso Aether, los cansados Looker y Nanu, acompañados de una somnolienta Anabel, ya que ninguno de ellos había logrado dormir bien el día anterior, viajaron en bote a la Isla Melemele, lugar donde, tras varias explicaciones y llamadas de Nanu a la Policía Internacional Pokémon, se les había proporcionado una oficina, además de muchos documentos importantes de identidad en blanco, que el grupo se encontraba llenando en esos momentos, ante las quejas de Nanu, quien estaba sumamente aburrido y molesto- Nunca vamos a terminar de llenar todos estos registros –se quejó Nanu.
-Bueno, Nanu, ya que ninguno de los tres que estamos aquí presentes existe realmente, es natural que no puedas llenar un registro de adopción. Por cierto, necesito tu nueva fecha de nacimiento en este papel –comentó Looker, mirando a Anabel, quien cabeceaba por el cansancio mientras se encontraba sentada del otro lado de la mesa de trabajo que compartía con Looker-. Además, necesitamos inventarte el nombre de un padre y una madre, el que tus padres ficticios no tengan una historia, no significa que tú no puedas tener una –continuó Looker.
-Claro, porque es lo más normal del mundo llenar mi propia acta de nacimiento –se quejó Anabel, tomando el acta de nacimiento que le entregaba Looker- No sé siquiera si estoy de ánimos de pretender ser alguien que no soy, aunque no sé siquiera quien soy, esto es muy molesto –se quejó ella, pensando en nombres para sus padres ficticios-. Lucy… y Tucker… -comentó Anabel, Looker tomó el acta de nacimiento de Anabel, y llenó los espacios. Tras haberlo hecho, anotó lo mismo en una libreta, junto a edades ficticias, usando una pluma roja para escribir los números- ¿Qué es eso? –preguntó Anabel.
-Todo lo que menciones que yo crea que es importante, lo llevaré en esta libreta –le explicó Looker, mostrándole la misma a Anabel- Incluso un nombre que has dado al azar pudiera significar algo para la Anabel que no tiene memorias. Tucker no es un nombre tan común como Lucy, eso significa que ese nombre probablemente te impactó en tu vida pasada –le explicó Looker, sorprendiéndola-. Además, todo lo que ponga en esta libreta con tinta roja, es información que se confirma como inventada, no sabemos las edades de tus padres, pero estos nombres son importantes –terminó Looker, volviendo al llenado de papelería.
-¿Eh? ¿Y si es información al azar? No tengo memoria de nada, podría ser información sin sentido –comentó Anabel, pero Looker le entregó su nueva acta de nacimiento, con los sellos correspondientes, mientras comenzaba a llenar un par de actas de defunción-. ¿Estás asesinando a mis padres ficticios? –preguntó.
-No, tu padre era un marinero, su bote se hundió, tu madre tenía una enfermedad terminal, ninguno fue asesinado, memoriza todo esto, estamos escribiendo tu pasado, y te servirá para mantener tu cerebro funcionando –prosiguió Looker, inventando nombres para los parteros de Anabel, y los médicos forenses de los padres, extrayendo dichos nombres de otra libreta, lo que sobresaltó a Anabel. Looker notó las miradas, y se dedicó a explicarle-. Un agente siempre debe ser conciso con la información que falsifica. Esta es mi libreta personal, y esta otra es una libreta que contiene información de doctores, forenses, pediatras, y demás personajes ficticios, que todos los miembros de la Policía Internacional Pokémon utilizamos para falsificar información. De esa forma, si alguien sospecha, existe un registro real de estas personas ficticias, que es rastreable por lo menos por una generaciones, lo que hace que esta información sea creíble –terminó Looker.
-¿Eso significa que crearon toda una vida para personajes ficticios y los utilizan para falsificar información? –se impresionó Anabel, tomando la libreta que le ofrecía Looker- Increíble, incluso hay fotografías de los supuestos doctores, números de seguridad social, árboles genealógicos. ¿Todos los detectives usan la misma información? –preguntó sorprendida.
-Obvio no, si todos usáramos la misma información, eso también sería sospechoso –se quejó Nanu, llenando más documentación con la información en la nueva acta de nacimiento de Anabel-. Hay todo un equipo encargándose de que existan al menos unas diez de estas libretas con información distinta, y hacen nuevas libretas cada cierto tiempo. Si todos usáramos la misma información todo el tiempo, estos doctores y demás personajes serían eminencias y alguien indudablemente intentaría encontrarlos –señaló Nanu.
-Lo que sería increíblemente difícil, por no decir imposible. Nunca subestimes el poder de información falsificada con años y generaciones de falsificaciones posteriores que las avalan –Anabel se tomó la frente, inquieta por saber que la Policía Internacional Pokémon tenía planes tan rebuscados para proteger la identidad de sus agentes-. Toma esta libreta, es tu nueva identidad –comentó Looker, entregando una tercera libreta a Anabel-. Resumí toda la información que debes memorizar, desde donde naciste, el nombre de tus padres, en qué escuela estudiaste, mejores amigos de tu infancia, además de un expediente de vacunación, lo que me recuerda, mañana iremos a un médico a ponerte todas esas vacunas –explicó.
-¡Me va a dar algo si me bombardean de inyecciones que no tengo forma de saber si ya he recibido antes! –sentenció Anabel, leyendo la lista de inyecciones que iban a ponerle- No quiero sonar desagradecida ni nada considerando que me levantaron de una playa y comenzaron a hacerse cargo de mí… pero… ¿es todo esto realmente necesario? ¿Y si recupero la memoria, y todo esto es en vano? –se preguntó Anabel.
-Créeme niña, a estas alturas lo mejor que nos puede pasar es que recuperes la memoria, nos ahorrarías mucho papeleo –exclamó Nanu, y Anabel se mordió el labio, un poco decepcionada, lo que molestó un poco a Looker.
-No le hagas caso, él es así, pero míralo esforzarse por crearte una identidad. Nanu tiene corazón de Bewear –comentó Looker, Anabel parpadeó un par de veces, abrió los labios para preguntar, pero no dijo nada. Looker inmediatamente comprendió lo que pasaba-. Un Bewear… se parece a un Ursaring pero de colores rosa y gris oscuro, y más regordete. Aunque Ursaring es muy violento, Bewear más bien es… sabes qué, olvídalo, lo que intento decir es que Nanu no haría todo este papeleo por cualquier persona. A Nanu le gusta cuidar de otros –le explicó Looker, a momento que Nanu azotaba un documento frente a Anabel, mientras encaraba a Looker con molestia.
-Sigue hablando, y tendré que firmar un acta de defunción para un tal Looker. Causa de muerte, ataque de Meowth rabioso –amenazó mientras extraía una Pokébola de su bolsillo, lo que escandalizó a Looker- Ahora niña, es tu decisión si quieres que este par de extraños extravagantes con nexos con la Policía Internacional Pokémon te ayuden a hacerte una vida nueva en lo que recuperas tus memorias, que no sabemos cuándo va a pasar –prosiguió Nanu, empujando el documento frente a Anabel-. Una firma, y oficialmente serás mi hijastra. Puede que mi vida también sea una falsedad, pero es mejor una vida falsa, que no tener vida del todo. Ahora que, si quieres te podemos adoptar a Looker –señaló Nanu.
-¿Se está deshaciendo de mí? –preguntó Anabel, miró al documento, y lo pensó con cuidado- Si firmo esto… básicamente estoy aceptando vivir una nueva vida… olvidándome por completo de la anterior… no sé si debería hacerlo… -comentó con tristeza, preocupada por su vida anterior, una vida que no recordaba.
-Si te hace sentir mejor, nosotros estamos en el mismo barco –le explicó Looker, y Anabel lo miró con curiosidad-. Hasta ayer, éramos 836 y 000. Desde hoy, tenemos toda una vida inventada. Puede que suene patético, pero esta vida inventada, a partir de este momento es nuestra vida legítima. Y al menos yo planeo que mi vida inventada sea mejor que mi vida anterior –exclamó Looker, por lo que Anabel, inspirada por aquellas palabras, firmó el documento, aceptando ser la hijastra de Nanu.
-Bien, ahora mis padres ficticios no pueden quejarse de que nunca les di una hija, bravo por mí –agregó sarcásticamente Nanu, arrepintiendo a Anabel de su decisión casi inmediatamente-. La Policía Internacional Pokémon nos autorizó esta vivienda. Toda la documentación de Anabel tiene esta dirección, lo que la vuelve ciudadana oficial de la Isla Melemele, ahora ve a que te entreguen tu pasaporte –empujó Nanu a Anabel fuera de la oficina, y solo cuando ella estuvo fuera, suspiró aliviado-. Malditos padres ficticios y sus deseos de que tuviera una hija –se quejó entonces Nanu, preocupando a Looker-. Pero volviendo al tema, llené un formulario de inscripción para Anabel en la Academia de Hauoli. Lleva esta documentación, y aquí tienes un cheque por los gastos que pudieras necesitar para acomodarte, no lo gastes en cerveza –comentó Nanu.
-¿Para qué es esto? ¿Tenemos un caso en la Isla Melemele? Normalmente nos autorizan hospedaje en un hotel, no un departamento –se quejó Looker, viendo a Nanu guardar todas sus cosas y prepararse para irse-. Oye, ¿a dónde vas? –se quejó Looker.
-Al Pueblo Po en la Isla Ula-Ula, me reasignaron –explicó Nanu, sobresaltando a Looker-. Pero no voy a volver a llenar toda esa ridícula papelería para meter a Anabel a estudiar en alguna escuela de Pueblo Po, así que, preséntate en la Estación de Policía más cercana a trabajar, Detective Looker, y cuida bien de mi hijastra, o sobrijastra, como sea que se diga. Según la documentación que inventamos, ella es hija de mi hermana Lucy –sentenció Nanu.
-¿¡Me estás diciendo que deliberadamente llenaste toda la documentación en la Isla Melemele a sabiendas de que te iban a transferir a la Isla Ula-Ula!? –se quejó Looker, saliendo de la oficina que les habían asignado, y encontrando a Anabel allí afuera, con un pasaporte en su mano- ¡Nanu! ¡No puedes deslindarte de tu responsabilidad! ¡Estamos en esto juntos! –se quejó Looker.
-Y por eso yo voy a Pueblo Po, el lugar más corrupto de Alola, mientras tú cuidas a mi nueva querida hijastra, en una de las ciudades más seguras de Alola, Detective Looker, donde se le puede asegurar a Anabel una educación pertinente, y una nueva vida sin preocupaciones –resumió Nanu, borrando el coraje de Looker-. Y reiterando, en efecto estamos los tres en el mismo barco, del cual yo soy el capitán y elijo lo mejor para el grupo. Figurativamente Capitán, ya que la Policía Internacional Pokémon tuvo la brillante idea de hacerme Kahuna, y ahora debo realizar estúpidos ritos para convencer a los Tapus de aceptarme como tal, larga historia, pero uno de los dos tenía que hacerlo –se quejó Nanu, deprimiendo a Looker, lo que, en turno, molestó a Nanu-. Escucha… no es opcional, me están obligando a esto. Al menos te aligeraré la carga y cuidaré de Anabel los fines de semana que no tenga clases –terminó Nanu, retirándose del lugar.
-¿Clases? –se estremeció Anabel- ¿Cómo que clases? ¿A dónde va Nanu? ¿No estábamos en esto los tres? ¡Esto no me parece los tres! ¿Qué está pasando? –se quejó Anabel, Looker tan solo suspiró, entró en la oficina, sacó toda la documentación que necesitaba, y le pidió a Anabel que lo siguiera. La confundida chica obedeció.
-La Policía Internacional Pokémon nos asigna a donde le da la gana –comentó Looker, saliendo del Departamento de Turismo de Hauoli, extrayendo un mapa de su bolsillo, y buscando la dirección que le había otorgado Nanu-. Seguramente, los directivos de la Policía Internacional Pokémon están molestos porque sus agentes 836 y 000 se revelaron, y decidieron separarnos porque juntos somos una amenaza. Así que, mientras esperamos instrucciones o misiones, estamos obligados a asumir un papel en las localidades que nos asignan. Aparentemente, ahora que asumí una nueva identidad, la Policía Internacional Pokémon me quiere como Detective de Ciudad Hauoli, ya hasta tengo una vivienda a mi nombre al parecer –le explicó Looker mostrándole una llave, sorprendiendo a Anabel, quien estaba incluso más sorprendida tras notar que Looker se lo tomaba todo con una extraña calma, como si esto pasara todo el tiempo-. Aunque, es la primera vez que nos asignan algo tan definitivo. ¿Kahuna de Isla Ula-Ula? Es como si pensarán mantenernos en Alola por un periodo muy prolongado –dedujo Looker.
-¿Y qué hay de mí? –preguntó Anabel contrariada- Simplemente… ¿debo aceptar lo que la Policía Internacional Pokémon está decidiendo? Ni siquiera soy una agente, esta documentación que llenamos solo me anclaba a Nanu, y ya se fue a no sé dónde –se quejó ella.
-Isla Ula-Ula, Pueblo Po. Pon atención, ¿quieres? –se quejó Looker, Anabel infló sus mejillas en señal de molestia- Claro, olvidé que no estás entrenada. A los agentes se nos entrena para adaptarnos rápidamente a estos cambios, asimilamos todo rápidamente, aceptamos nuestra realidad, y encajamos en un papel que puede cambiar en cualquier momento. No nos relacionamos con nadie, usamos identidades falsas, y al final del día solo somos números, solo que al final de estos días ya no soy un número, sino un Looker. Y tú, señorita, eres menor de edad, y tu deber es estudiar –resumió Looker.
-No recuerdo haber accedido a esto –se quejó Anabel, y de pronto su estómago resonó, apenándola, Looker la miró entonces, y sonrió con malicia-. Creo… que dependo económicamente de ti en estos momentos, ¿verdad? –preguntó ella.
-De momento, sí, lo que significa que, si quieres comer, tendrás que obedecerme –sentenció Looker, y Anabel bajó la mirada, molesta-. ¿Vas a hacer lo que te digo que hagas? –preguntó, y Anabel asintió- Perfecto, entonces comerás. Una Malasada por favor –pidió Looker a un puestero, quien tras un Alola le entregó la misma a Looker, quien se la entregó a Anabel.
-Esto… no es un desayuno –se quejó Anabel, Looker la ignoró mientras continuaba leyendo su mapa, y volviendo a encontrar la ruta en dirección a la Academia de Ciudad Hauoli. Anabel no podía creer la poca seriedad con la que tanto Nanu como Looker se tomaban las cosas, pero resignada, devoró su Malasada, y siguió al supuesto detective.
Academia Hauoli.
-Oh, se ve mucho mejor de lo que me esperaba considerando que Alola es un conjunto de islas –comentó Looker a su llegada a las puertas de la Academia Hauoli, coincidentemente llegando a la hora de la entrada de los estudiantes, quienes dirigieron miradas de extrañeza a Anabel, quien aún llevaba vendas alrededor de su cabeza, y se veía bastante golpeada y ojerosa.
-Todos me miran… como si fuera alguna clase de lunática criminal… no ayuda que un agente de policía esté a mi lado –comentó para sí misma Anabel, notando a un par de chicas susurrando e iniciando rumores sobre ella. Anabel alcanzó a escuchar algo sobre que era una transferida de Pueblo Po tras haber mandado al hospital a su ultimo profesor, lo que ya de por sí le daba una idea más repulsiva a Anabel sobre Pueblo Po.
-Alola. ¿Puedo ayudarles? –pregunto un hombre musculoso de tez morena, quien miró a Anabel, preguntándose por las heridas a su alrededor- Señorita, si este hombre la está molestando, puede decírmelo, lo machacaré –sentenció el hombre, al parecer un docente de la Academia Hauoli, mismo al que Looker observo con detenimiento.
-Cuerpo ligeramente tonificado, pero con estomago de bebedor compulsivo, estatura promedio, piel bronceada, aroma a sudor ligeramente oculto con loción, tenis de diario, y un bulto en el pecho, seguramente un cronometro, acompañado de un silbato en el bolsillo izquierdo, debe ser el profesor de gimnasia –dedujo Looker, sorprendiendo al hombre, e impresionando a Anabel-. Eso significa que usted puede ayudarme. Estoy buscando al director, es sobre una transferencia. Mi nombre es Looker, soy el tutor legal de Anabel, estudiante de intercambio de la Región Hoenn –presentó Looker.
-No había escuchado de un estudiante de intercambio –la miró el hombre con cautela, dudando de Looker-. Duane… instructor de gimnasia –se presentó el hombre, ofreciendo su mano a Looker y estrechando la suya-. No puedo llevarlo con el director ya que mi deber en estos momentos consiste en cuidar la puerta, pero puedo enviar a alguien con ustedes –comentó el hombre, tomando aire, y gritando con todas sus fuerzas- ¡Oye! ¡Ilima! ¡Ven aquí en este instante! –sorprendió a Looker y a Anabel el profesor de gimnasia, gritándole a un joven de tez bronceada, de cabellera rosada y lacia un poco larga, y que llevaba puesto unos aretes- ¡Quítate esas cosas inmediatamente! –señaló el profesor.
-¿Estos? Pero si se me ven muy bien –comentó Ilima, quitándose los aretes- Supongo que van en contra del código de vestimenta. ¿Qué puedo hacer por usted, profesor Duane? –se acercó el joven, quien entonces miró a Anabel, poniendo especial atención al bulto de vendas alrededor de su cabeza- ¿Estás bien, preciosa? –preguntó sutilmente.
-¿Preciosa? –se sonrojó un poco Anabel, Looker tan solo hizo una mueca por lo impresionable que era Anabel, quien ya bailoteaba un poco por haber sido llamada preciosa- Estoy bien… solo… me caí… -Looker entonces se preocupó por ella.
-De un acantilado seguramente –susurró Looker, quien entonces observó a Ilima, quien posaba con una mano sobre su cintura de una forma muy coqueta-. De modo que, este jovencito no se da siquiera cuenta del atractivo que tiene, vaya vaya, la juventud le llega incluso a los amnésicos –dedujo Looker, mientras las orejas de Anabel se coloreaban de rojo.
-Ilima, haz el favor de llevar al señor y a la chica con la directora –por alguna razón, a Looker le molestó ser llamado señor-. Ilima es algo así como el estudiante más confiable y destacado de esta academia. Pueden confiar en él –declaró Duane.
-¡Alola! Un placer conocerlos, aunque no he tenido el placer de escuchar sus nombres, ¿señorita…? -invitó Ilima, Anabel tragó saliva, Looker simplemente suspiró por las vergüenzas de la niña, imaginándose como el padre postizo que sentía pena ajena por su hija.
-Anabel… un placer… -extendió su mano Anabel para aceptar el saludo de Ilima, sintiéndose inmediatamente intimidada por las miradas furiosas de varias jovencitas, que la repudiaban ahora por tomarle de la mano al, aparentemente, chico más popular de la Academia Hauoli- Mi nueva vida acaba de terminar –susurró Anabel.
-Puedo verlo, mi más sentido pésame –le respondió Looker, Ilima tan solo los miró a ambos con curiosidad, pero restándole importancia, les pidió a ambos seguirlo en dirección al edificio principal, mientras las jóvenes alrededor del patio continuaban asesinando a Anabel con la mirada- Trabajaré en una documentación de respaldo –se preocupó Looker.
-No se escucha muy seguido que tengamos a estudiantes de intercambio desde Hoenn, espero que Alola sea de su agrado, señorita Anabel. ¿Tiene mucho que llegó a la región? –preguntó Ilima, mientras subía a las escaleras, seguido de Anabel y de Looker, quienes continuaban observando las miradas asesinas alrededor de Anabel.
-Ah… llegué ayer por la noche… y hoy pasé toda la mañana en el Departamento de Turismo de Hauoli… así que no he tenido la oportunidad de conocer muy bien la región –le explicó ella. Ilima, sonriente, asintió a sus palabras irradiando seguridad y carisma, algo que atraía a Anabel, pero al mismo tiempo la preocupaba demasiado.
-Sería un placer el invitarla a conocer la ciudad si gusta –ante el comentario, las preocupaciones de Anabel se dispararon aún más, pero logró tranquilizarse cuando llegaron ante la oficina de la directora-. Hemos llegado, ha sido un placer. Espero verte pronto de nuevo, Anabel –terminó Ilima, Anabel se despidió con débiles movimientos de su mano, Looker tan solo tocó la puerta intentando ignorar la forma en que Anabel se perdía en visualizar la espalda de Ilima.
-Adelante –comentó la directora, Looker entró en la oficina, Anabel por otro lado, se quedó allí viendo a la nada, hasta que Looker rudamente regresó por ella, jalándola dentro de la oficina de la directora, quien era una mujer de tez morena, vistiendo pantalón de vestir muy ajustado, una blusa azul profundo, y un chaleco negro de mangas cortas. Cargaba una enorme caja en esos momentos con la ayuda de su Granbull-. Denme un momento para acomodar esto y los atiendo –comentó la directora, subiendo la caja sobre su librero.
-Granbull es tipo Hada –susurró Looker, intuyendo que eso era algo que Anabel no sabía, y por el rostro de sorpresa de la chica, mismo del cual Looker se deleitó, el detective supo que Anabel no tenía ni idea de que Granbull era un tipo Hada, e inclusive, comenzaba a cuestionárselo-. No pretendo quitarle mucho tiempo, directora, solo quería entregarle la papelería de una transferencia –comentó Looker, acercándose a la directora, y ayudándola a subir la caja a la parte de arriba del librero-. ¿Qué lleva aquí? –se quejó Looker por el peso.
-Son solo los trofeos del año pasado de uno de mis estudiantes, Ilima. Gana tantos que no caben en los exhibidores, y siempre termino guardando cajas por todas partes –comentó la directora, Anabel entonces notó varias cajas de trofeos por todas partes, lo que la sorprendió bastante-. Ese niño es algo así como un niño genio, es perfecto en todo lo que hace, lo cual me fastidia –admitió la directora, tronándose la espalda, y sentándose en su silla, invitado a Looker a sentarse en la silla de visitantes junto a Anabel-. Alola… -comentó la directora.
-¿Por qué todos dicen Alola todo el tiempo? –preguntó Anabel en un susurro, lo cual por supuesto escuchó la directora por lo cerca que estaban, Looker no respondió, sabiendo que la directora estaba por hacerlo al notar ligeros movimientos alegres en las esquinas de sus labios.
-Alola es un saludo, es como decir buenos días o buenas noches. Quien te salude con un Alola solo tiene buenas intenciones para ti –comentó la directora, Anabel asintió en ese momento-. Comencemos de nuevo. Alola, mi nombre es Asuka –se presentó la directora.
-Alola, Asuka, mi nombre es Looker, y ella es mi protegida, Anabel –la mirada de Asuka de inmediato se posó en los vendajes de Anabel-. Accidente de alpinismo… se cayó… -mintió Looker, sobresaltando a Anabel.
-¿Alpinismo? ¿En Alola? Espero no hayas tratado de escalar uno de los volcanes –se sorprendió la directora, pero rápidamente regresó en sí-. Lo escuché mencionar que traía la papelería de una transferencia –comentó Asuka, Looker inmediatamente le entregó la misma-. Vaya… Academia Superior de Artes e Ingeniería Aeroespacial de Hoenn… -leyó la directora, y tanto Anabel como Looker se sobresaltaron, aquella papelería había sido registrada por Nanu-. Es sorprendente, pero, ¿por qué solicitaría alguien una transferencia desde una de las academias más prestigiosas de Hoenn, a nuestra gentil y tranquila Alola? ¿No quedaste satisfecha con el nivel académico de Ciudad Algaria? –preguntó la directora, Anabel viró a ver a Looker, quien desvió la mirada.
-El… nivel educativo de Ciudad Algaria… es bastante bueno… es solo que… -meditó al respecto Anabel, no sabiendo absolutamente nada de Ciudad Algaria, mucho menos sabía si la escuela que Nanu había puesto como su escuela de origen era real-. Fue por, trabajo. Mi tío Nanu, quien no vive conmigo por alguna razón, tenía trabajo en Alola, y aquí estoy –terminó ella.
-Eres pésima para esto –concluyó Looker, apenando a Anabel-. Verá, directora Asuka. Recientemente los padres de Anabel fallecieron, y su tío, mi superior Nanu, terminó como el tutor legal de Anabel. Desafortunadamente, su tío vive en Pueblo Po, y se negó rotundamente a que Anabel fuera transferida a una de las escuelas de Pueblo Po, no solo por el bajo nivel académico, sino porque es un lugar peligroso. Es por esto que mi superior solicitó la transferencia de Anabel, a Ciudad Hauoli. Ya que yo tengo un trabajo fijo en la Policía local, y puedo hacerme cargo de ella –terminó Looker, sorprendiendo a Anabel por la facilidad que Looker tenía para mentir, lo que era inquietantemente intimidante para ella además.
-De modo que, entre ustedes no hay relación sanguínea. ¿Cuenta con una carta de custodia temporal? –preguntó la directora, y Looker, buscando entre su documentación, le entregó la misma. Anabel cada vez estaba más sorprendida por la increíble organización tanto de Looker como de Nanu-. Parece que toda la documentación está en orden, aunque no recuerdo que me informaran de alguna transferencia, que extraño –comentó Asuka.
-Es de esperarse, el padre de Anabel, el Almirante Tucker, era un genio táctico militar –comenzó Looker, sacando su libreta rápidamente, y hojeándola a una velocidad impresionante-. Varias veces su familia fue amenazada por los secretos estratégicos militares que poseía. De hecho, hay quienes creemos que el hundimiento de su navío, el Swampert I, no fue un accidente. No tenemos pruebas por supuesto, pero siempre hay que ser precavidos, no creo que tenga que aclararle por cierto, que todo lo que acaba de escuchar es confidencial, si revela alguna de esta información podría ir a corte marcial, pero estoy seguro de que no llegaremos a eso, solo tenemos que estar todos bajo el entendido de que Anabel aquí presente, está bajo la protección de testigos militares de Hoenn, quiero decir, por eso no fue enterada, aquí tengo una copia del oficio –entregó Looker, y para cuando posó el oficio sobre el escritorio, tanto Asuka como Anabel tenían sus bocas abiertas de par en par-. ¿Tendremos algún problema, directora? –preguntó Looker con una sonrisa.
-Ningún problema, Oficial Looker señor. Puede llevar a la señorita Anabel al aula 1-A, primer piso, ¿requiere de un guía? Puedo llamar a Ilima –comentó Asuka mientras firmaba papeles aceptando la transferencia, entregándole inclusive a Anabel su boleta, un temario, y un cupón para un uniforme escolar.
-No es necesario, ya le quitamos mucho tiempo, y tiene mucho papeleo que arreglar, con su permiso. Nos vamos, Anabel –prosiguió Looker, despidiéndose, y saliendo de la oficina sin esperar a que la directora pudiera decir algo-. Eso salió muy bien –comentó Looker.
-¿Usted cree? ¡Acaba de declararme como una testigo protegida, además de convertir a mi padre en un mártir militar que murió con secretos de estado importantes en un atentado terrorista! ¿Qué fue todo eso? –se estremeció Anabel.
-Se llama improvisación agresiva. Una técnica de agentes encubiertos que consiste en inventar una historia increíblemente difícil de creer, mientras se dice con tal convicción, y un tono de voz tan seguro de uno mismo, que no deja lugar a duda en quien escucha la historia de que, por más descabellado que sea, es real –le explicó Looker, Anabel simplemente comenzó a frotarse la frente confundida-. Los agentes de la Policía Internacional Pokémon estudiamos psicología, Anabel, y la usamos para hacer creer a los demás lo que queremos que crean de nosotros. En este caso, la usé para inscribirte en esta academia sin una orden, deberías estar agradecida. Ahora vamos por tu uniforme –declaró Looker.
-¿Esto realmente está pasando? Mi contusión cerebral seguro es más fuerte de lo que me diagnosticaron. No me parece posible el que alguien pueda manipular con semejantes mentiras a todos a su alrededor. ¿Cómo sé que no me está mintiendo a mí y que planea aprovecharse de mí de alguna forma? –se estremeció ella.
-¿Cómo voy a aprovecharme de una niña amnésica? No tienes nada que me interese –comentó Looker, deprimiendo a Anabel-. Cuando llevas tanto tiempo de tu vida cambiando de personaje, cambiando de región, pretendiendo ser todo menos tú mismo, estas cosas se dan con mucha facilidad –comentó Looker, llamando la atención de Anabel-. Pero en estos momentos, realmente quiero ser Looker solamente. Es solo que Looker no tiene un papel todavía, apenas y lo estoy formando. Una vez que esté seguro de que tienes una fuente de educación asegurada, que tengas un techo en el cual resguardarte, y que no te falte para alimentarte y sobrevivir, seguro podré relajarme un poco. Hasta entonces, mis instintos de agente especial están encendidos –terminó Looker, deteniéndose en la oficina donde entregaban los uniformes-. Un uniforme femenino por favor, medidas 1.65 de altura, contorno 78, cadera 80, largo 86, espalda 35, cintura 84, largo de falda 67, si es con talle 140, busto… -miró Looker a Anabel, quien no entendía lo que estaba pasando-. 61 a 70, un 32 bastará –hasta ese momento, tanto Anabel como la encargada de entregar los uniformes se apenaron.
-¿Có-cómo sabes eso? –se quejó Anabel, mientras la encargada de los uniformes anotaba todo lo que Looker había dicho, y entregaba un uniforme a Looker, quien se lo entregó a Anabel- Pero… nadie me ha tomado las medidas… -Looker tan solo la empujó dentro de la habitación y esperó afuera. Tras unos minutos, una Anabel sumamente apenada, salió vistiendo su nuevo uniforme, de falda verde, calcetas negras, la blusa de su uniforme siendo de un verde más pálido que el de su falda, y un moño de lazos negro.
-¿Y bien? –preguntó Looker, Anabel simplemente continuó mirando al suelo, sumamente apenada- ¿Te quedó bien o no te quedó bien? –preguntó Looker sin darle rodeos, pero Anabel estaba muy molesta.
-¡Me queda perfecto! ¡Lo que me es increíblemente incómodo! ¿Cómo supiste todas mis medidas corporales? –se quejó Anabel, Looker simplemente apuntó a sus ojos- ¿Intentas decirme que lograste sacar todas las medidas que una costurera requiere con solo verme? ¿Qué tan fijamente me has estado observando? –se cubrió el pecho Anabel.
-Bueno… si lo mencionas de esa forma, suena realmente preocupante, a decir verdad –se preocupó Looker, Anabel solo tomó distancias, desconfiando de Looker y de sus extrañas habilidades-. No me juzgues, varias veces me he tenido que infiltrar en organizaciones criminales uniformadas, y resulta vital hacer mediciones rápidas. A lo que me refiero es, tengo que observar a todos los posibles criminales de mi complexión, medirlos, y después noquearlos. ¿Te imaginas noquear a alguien, probarte su ropa, y ver que no es de tu talla? No solo tienes el problema de ocultar al noqueado, ahora tienes que volver a buscar otro uniforme, y no puedes simplemente noquear a todos hasta dar con uno que te quede –la explicación de Looker no ayudaba a Anabel a tranquilizarse del todo.
-Lo que entiendo es que usted es alguna clase de súper humano. ¿Es un robot? –preguntó Anabel, Looker la ignoró, y la guio en dirección al primer piso, al aula 1-A- Enserio, me está asustando demasiado. ¿Qué clase de persona es usted? –preguntó ella.
-Alguien que se esforzó por ser el detective más grande del mundo, solo por una mujer de la que estaba enamorado –confesó Looker, confundiendo a Anabel-. No tiene importancia, ni siquiera me gané el puesto de detective, me lo dieron por pena. No soy nada del otro mundo, niña. Solo intento sobrevivir –tocó la puerta un par de veces Looker, pero no esperó a que alguien contestara, solo se fue. Anabel miró en dirección a Looker, no sabía qué pensar de él. Sin embargo, sus pensamientos no pudieron concentrarse en él, ya que la puerta del aula 1-A se abrió de improviso.
-¿Si? –exclamó el profesor del 1-A tras salir del aula, se trataba de un profesor joven, de tez morena, vistiendo un traje verde de cuerpo completo, con su barba recortada y elegante, y su cabello atado en una coleta abombada, llevaba lentes, y parecía tener demasiado calor, ya que se abanicaba con lo que Anabel dedujo era la boleta de asistencia- ¿Puedo ayudarte? Ah, creo que debí comenzar con Alola, pues Alola –comentó el profesor, estirándose el cuello de la camisa al sentirse muy acalorado, aunque no hacía realmente mucho calor ese día.
-A-Alola… -respondió Anabel, el profesor tan solo sacó un pañuelo, y comenzó a secarse el sudor-. Mi… mi nombre es Anabel… la directora Asuka me asignó a su clase, soy una estudiante de intercambio de Hoenn –comentó, notando entonces que el profesor miraba su cabeza repleta de vendajes-. Accidente de alpinismo –mintió.
-¿En Alola? Espero que no hayas tratado de escalar alguno de los volcanes –comentó el profesor, preocupando a Anabel por haber escuchado lo mismo que había dicho la directora-. Kukui, soy el profesor del 1-A, mucho gusto –le ofreció su mano el Profesor Kukui, Anabel la estrechó, notando que estaba muy sudorosa-. Ah, lo lamento, hace un calor endemoniado, y este uniforme me molesta demasiado –se quejó el profesor, entrando en el aula, e invitando a Anabel a pasar-. Atención clase, al parecer tenemos una nueva integrante. Sé que ya tenemos un mes de adelanto, pero háganla sentir como en casa por favor. Puedes pasar a presentarte –comentó el profesor, invitándola a pasar y entregándole un gis para que escribiera su nombre.
-A-Alola –se presentó Anabel con una reverencia tras haber escrito en la pizarra, pero inmediatamente se puso nerviosa, notando que la mayoría de las chicas la miraban con molestia, y tras ver al primer pupitre, Anabel entendió la razón, mientras Ilima la saludaba desde su pupitre- Es la peor aula en la que me podía tocar –se estremeció-. Mi… nombre es Anabel… soy de la Región Hoenn, transferida de la Academia Superior de Artes e Ingeniería Aeroespacial de Hoenn… que aparentemente tiene una secundaria –se susurró la última parte Anabel, notando que nadie le prestaba atención, solo Ilima, sorprendido por la academia de prestigio de la que supuestamente venía transferida-. Espero… que podamos llevarnos bien… -reverenció, sin saber qué más decir.
-¿Otra niña genio? Tienes competencia, Ilima –comentó el profesor Kukui, abanicándose con un libro de texto-. Veamos, todos los pupitres parecen estar ocupados. ¿Dónde te voy a acomodar? Oh, es verdad, el asiento junto a Kahili siempre está desocupado –apuntó Kukui al asiento al lado de una joven de cabello azul suave, largo y lacio, quien veía por fuera de la ventana en todo momento, sin prestarle atención a nadie. Sin embargo, el asiento al lado de ella no estaba vacío, una bolsa deportiva estaba en el pupitre-. Kahili, mueve tus cosas. Tu monopolio sobre ese asiento ha terminado –se quejó Kukui.
-¿Umm…? -murmuró Kahili, desviando la atención de la ventana, y posándola sobre Anabel, quien tan solo la observaba con sorpresa- ¿Ah? ¿Qué diantres te pasó en la cabeza? –apuntó Kahili, sorprendiendo a sus compañeros de clase- ¿Necesitas atención medica? Puedo darte primeros auxilios –se estremeció ella.
-No puedo creerlo, Kahili habló –comentó la alumna al lado del pupitre de Ilima, una chica de cabello largo, lacio y oscuro de piel ligeramente bronceada-. Kahili nunca habla con nadie, pensaba que era muda –comentó ella.
-Eso es grosero, Hiromi, Kahili solo es distraída, no es muda –le comentó Ilima con una sonrisa, pero por las reacciones de todos los alumnos, Ilima se dio cuenta de que Kahili realmente no había hablado con nadie en el mes que llevaban de semestre.
-Ah… no te preocupes… -comenzó Anabel-. Tuve… un accidente de alpinismo –continuó con la mentira Anabel, ganándose las miradas de curiosidad de todos en el salón, Kahili alzó la mano como pidiendo permiso para preguntar algo-. No intenté escalar ningún volcán –comentó Anabel, y Kahili bajó la mano, tomó su mochila deportiva, y la apartó, permitiendo a Anabel sentarse en el pupitre-. Gracias… -comentó ella, notando que Kahili nuevamente se había perdido viendo por fuera de la ventana, lo que preocupó bastante a Anabel-. La gente de Alola… es rara… -concluyó ella, mientas Kukui volvía a dar su clase.
Estación de Policía de Ciudad Hauoli.
-Supongo que… este es mi nuevo lugar de trabajo… -admiró la pequeña Estación de Policía Looker, que a simple vista no era la gran cosa. Inclusive, le parecía deprimente-. La Policía Internacional Pokémon debe estar muy molesta con Nanu y conmigo, pero eso no importa, no es como que les importemos del todo –se fastidió Looker, entrando en la estación, encontrando a un oficial dormido, con un Snubbull con gorro de Policía durmiendo también sobre su panza-. Supongo que, nada pasa aquí en Alola, vaya nueva vida –prosiguió Looker, divisando con el rabillo de su ojo una carta con su nombre en el escritorio del policía que se encontraba dormido. Tomó la misma, el sello estaba violado, lo que significaba que aquel policía dormilón había visto el contenido de la misma. Prestándole poca atención, Looker extrajo el contenido del sobre, encontrando únicamente una llave dorada-. Supongo que es la llave de mi nueva oficina –comentó Looker, notando la única puerta cerrada en el lugar, introduciendo la llave, y abriendo la misma.
Dentro de la oficina, Looker encontró un humilde escritorio, con una taza de café limpia, un sillón reclinable, aparentemente nuevo ya que no se le veían arrugas, un librero con varias novelas de detectives, un archivero de tres pisos, un pizarrón blanco, y una pizarra de corcho, en esos momentos vacío. Looker entró en la habitación, y lo primero que sintió fue el rose de tela sobre su camisa, se viró a su derecha, y encontró un perchero con una gabardina de detective, conteniendo una pequeña libreta de bolsillo negra en uno de sus bolsillos, la cual, al abrirla, reveló un mensaje que decía simplemente: "Alola a tu nueva vida", y la firma de Nanu. Looker admiró la gabardina, hacía tiempo que deseaba ser un detective, pero no solo sentía que no se merecía la gabardina, sino que tenía ese sentimiento de que lo habían asignado a la región equivocada, o al menos eso pensó, hasta que sintió una mano al hombro. Looker tomó la mano que lo sostenía del hombro por la muñeca, estiró su pierna derecha hacia adelante, pateó con ella a forma de patada de Mudbray, pateando justo en la espinilla de su atacante, y después usando todo su peso para lanzarlo por encima de su espalda a su atacante hasta azotarlo contra el suelo, notando que era el oficial dormilón, lo que de inmediato recordó a Looker sobre Snubull, por lo que Looker rápidamente tomó el bote de basura al lado del perchero, se hizo a un lado evadiendo la tacleada del Snubull, que terminó atrapado en la cesta de basura sostenida por Looker, quien la volteó rápidamente, pegándola al piso, y sentándose sobre la misma dejando a Snubull furioso e intentando salirse.
-¡No obtendrás nada de aquí, ladrón! ¡Ya revisé la habitación y no había nada de valor! ¡Solo una taza que decía Policía #1 que intercambié por mi taza vieja! –declaró el policía, con su macana lista para golpear a Looker de ser necesario.
-La macana no se sostiene de esa manera –fue la respuesta de Looker, preocupando al policía-. Si sostienes la macana del mango, como una espada, dejas la manija libre para que otro la tome, tire… -comentó Looker, tomando el arma por el manubrio, tirando del mismo, y azotando al policía al suelo-. Desarmarlo, y colocar la macana en la posición correcta –declaró, usando la macana de policía como una protección para el dorso de su brazo, no como una espada-. La posición que optaste era la posición de sumisión, solo se utiliza cuando tienes refuerzos que te respalden, y no te enfrentas a un agente de la Policía Internacional Pokémon entrenado en artes marciales, novato –finalizó Looker.
-¿Agente de la Policía Internacional Pokémon? –preguntó el oficial, su Snubull ya se asomaba por debajo del bote de basura con su sombrerito de policía mal puesto- Eso significa que usted es el detective asignado a la Isla Melemele. Me informaron de su transferencia ayer por la madrugada, mi nombre es Mitchell, miembro del Honorable Cuerpo de Policía de la Isla Melemele. Con su presencia, se ha duplicado nuestra fuerza policiaca –declaró él.
-De modo que solo somos nosotros dos, que buen trabajo me conseguí –se preocupó Looker-. No voy a dejar que este pequeño inconveniente me detenga. Quiero ver tus carpetas de investigación, ¿están en el archivero? –preguntó Looker, abriendo el mismo, y encontrando únicamente un vaso de lápices y plumas, además de un par de clips y un pin- ¿Qué es esto? –preguntó Looker, sacando el contenido del archivero, y colocando el mismo sobre el escritorio.
-Detective, no hay carpetas de investigación, nada pasa nunca en la Isla Melemele, nuestro trabajo consiste en sacar borrachos de fiestas privadas, o encerrar a turistas mal portados un par de horas hasta que se calmen. Alola es algo así como el peor lugar para ser un Oficial de Policía, aquí asignan a los inútiles y problemáticos –le explicó Mitchell.
-Por mi bien, espero entrar dentro de la categoría de problemático en lugar de la de inútil –se preocupó Looker-. Si esos cretinos de la Policía Internacional Pokémon piensan que me voy a dejar doblegar por estas tonterías, están muy equivocados. Comunícate con todas las estaciones de la Isla Melemele, quiero todos los casos en mi escritorio –ordenó.
-Detective Looker, creo que no ha entendido… somos la única estación en toda la Isla Melemele, y hasta que usted llegó, yo era el único policía en toda la isla, no pasa absolutamente nada en Alola –insistió, fastidiando a Looker aún más-. Solo… disfrute que le paguen por hacer nada, es lo que yo hago –aseguró.
-Tonterías, si no hay casos en Melemele, los habrá en las otras islas. ¡La orden sigue en pie! ¡Quiero todos los casos de todas las islas en mi escritorio! ¡Pronto! –sentenció Looker, y Mitchell, preocupado, se apresuró a su escritorio, desempolvó su teléfono, que era viejo y de disco, lo que dejaba en evidencia lo poco que se invertía en la policía de Alola, y deprimió a Looker aún más-. Esto no está pasando… -se quejó Looker, apretándose el puente de la nariz, pero entonces miró al corcho de su oficina-. Si los casos no vienen a mí, entonces yo iré a los casos –tomó Looker la nota que Nanu había dejado en su gabardina, la volteó, tomó un plumón de su vaso de lápices y plumas, y escribió: "¿Anabel?", en el mismo, tomó su único pin, caminó hasta el corcho, y colocó el papel con el nombre de Anabel en el mismo-. Encontraré las respuestas, lo juro –continuó, y miró a su oficina, descubriendo que no tenía nada que hacer.
Academia Hauoli.
-Bien primos, eso es todo por hoy, vayan con cuidado –se despidió Kukui de sus estudiantes, todos salieron tranquilamente, charlando entre ellos, todos menos Anabel, quien miraba a sus apuntes, y Kahili, quien todo el día había estado perdida en la ventana. Anabel meditó sobre lo que estaba haciendo en Alola, no tenía idea de si se sentía bien o si se sentía mal, simplemente se sentía vacía, y sin motivación. Pronto decidió que le frustraba inclusive quedarse sin hacer nada, guardó sus cosas, se puso de pie, comenzó a retirarse, pero la visión de pectorales desnudos frente a ella la escandalizó, sacando a Kahili de su trance mientras gritaba aterrada-. ¿Qué? ¿Sigues aquí? ¡Pensé que solo quedaba Kahili! –se quejo Kukui, quien se había desabrochado el traje y la camisa que llevaba debajo para mostrar sus pectorales.
-¡Eso es demasiado preocupante! ¡Kahili! ¿Este señor te acosa? –preguntó Anabel, señalando al profesor Kukui. Kahili, confundida, miró a Anabel, después a Kukui, notó la ropa abierta de Kukui, notó la sorpresa y vergüenza de Anabel, y conectó todo.
-Ah, no para nada, el Profesor Kukui simplemente sufre de un excesivo calor, y espera a que todos nos vayamos para desabrocharse el traje y la camisa para secarse el exceso de sudor –explicó Kahili, sobresaltando a Anabel-. Normalmente no lo hace con otros estudiantes frente a él, porque le van con el chisme a Asuka, quien lo reprende por no seguir el código de vestimenta, pero como yo siempre estoy viendo por fuera de la ventana, ya no le importa desnudarse frente a mí –bromeó Kahili, aterrando al Profesor Kukui.
-¡No me desnudo enfrente de nadie, prima! ¡Simplemente detesto el calor que producen las prendas cuando me aprisionan el pecho! –se quejó Kukui, Anabel tan solo dio varios pasos para atrás, tomó a Kahili de la mano, y comenzó a sacarla del salón pensando que Kukui era alguna clase de depravado, pero Kukui se posó frente a ella de brazos cruzados- Te estoy diciendo la verdad –comentó Kukui.
-Se siente raro que te agarren la mano –comentó Kahili mirando su mano, y sonriendo-. Es lindo –continuó, pero entonces notó la tensión entre Kukui y Anabel, la de los vendajes en la cabeza pensando que peligraban por la presencia de Kukui- Descuida, el profesor dice la verdad, fuera de clases nunca usa camisa, es solo que aquí la directora lo obliga a vestirse bien –insistió.
-La playa está a solo unos metros de la escuela, denme un respiro, hay hombres y mujeres paseándose por las calles en bañador, pero yo soy el pervertido por querer abrirme la camisa, ¿enserio? –Anabel meditó al respecto, y de inmediato bajó la guardia, dándole un respiro a Kukui, quien comenzó a abrocharse la camisa- Si tanto te molesta, me vuelvo a vestir bien, solo quería secarme el sudor como dijo Kahili, el verde en los trajes de los profesores da demasiado calor, tal vez sobreviviría si el traje fuera de un color que repeliera la luz solar, pero Asuka insiste con el verde, ¿no te da calor con la falda verde? –preguntó Kukui.
-No por eso me la voy a quitar –se fastidió Anabel-. Me disculpo por pensar mal, con su permiso –prosiguió Anabel, con cara de fastidio, y caminando por los pasillos rápidamente, queriendo salir de la escuela lo antes posible, pero deprimiéndose al notar que no tenía nada que hacer saliendo de clases de todas formas.
-Disculpa… mi mano… -comentó Kahili, Anabel se detuvo, se viró un poco, y notó que continuaba tomando de la mano de Kahili, quien la miraba sonriente-. ¿Puedes regresármela? –preguntó. Anabel, apenada, le soltó la mano- Eres extraña, me agradas –prosiguió Kahili, arreglándose su maleta sobre su espalda- ¡Nos vemos mañana! –y sin decir más, salió a trote rápido de la escuela, dejando a Anabel confundida, y caminando sola por los pasillos. Algunas estudiantes aún se encontraban afuera platicando con sus amigas, pero todas dejaban de hablar cuando Anabel pasaba. En promedio, la gente de Alola parecía amable, pero tras haber tomado la mano de Ilima, parecía que de pronto Anabel se había convertido en la enemiga número uno de todas las chicas de la escuela, y nada de eso había sido su culpa del todo.
-Mírala, se cree la gran cosa porque viene de Hoenn. Seguro es otra niña rica que como sanguijuela compra terrenos en Alola, malditos turistas –se quejaba una de las niñas sonoramente, ni siquiera pretendía hablar a espaldas de Anabel-. La tierra de Alola es sagrada, no te queremos aquí, usurpadora –insistió la chica, tomando una baya Tamato, y lanzándosela a Anabel, molesta, Anabel miró la baya Tamato, y esta estalló antes de conectar con su rostro, sobresaltando a las niñas y a Anabel, que no entendió cómo la baya estalló en pleno vuelo-. ¡Es una fenómeno! –exclamó la chica, y de pronto recibió un golpe en la cabeza por parte de otra joven ajena a toda la conversación- ¡Plumería! ¡Eso dolió! –se quejó la que había lanzado la baya Tamato.
-Basta de parloteos, me fastidian, estaba pensando aquí y sus tonterías me espantaron la concentración –se quejó la estudiante agresiva, con su cabello pintado de rosa y amarillo dividido en cuatro tiras lacias, y con maquillaje blanco alrededor de sus ojos dorados- Largo de aquí, antes que les parta sus bonitos rostros, imbéciles –sentenció Plumería, y las estudiantes que molestaban a Anabel huyeron del lugar-. Oye, niña nueva. Si te fastidian, plántales cara. Esta vez te ayudé porque me desconcentraron, pero a la otra, no esperes que venga a salvarte el lindo trasero, ¿entendido? –comentó Plumería, y Anabel, nerviosa, asintió y se retiró, aunque una vez fuera de la escuela, no supo qué hacer, ni siquiera sabía a donde ir.
-Ya era hora, te tomaste tu tiempo –exclamó Looker, quien esperaba por Anabel fuera de la escuela-. ¿Cómo te fue en tu primer día? Por esa cara de pocos amigos, supongo que terminaste con pocos amigos –dedujo Looker.
-¿Pocos amigos? Todos me odian –declaró Anabel, preocupando a Looker- Y lo peor del caso, es que no hice nada siquiera para que me odiaran. Solo asumieron que era una niña rica de Hoenn comprando tierras de Alola, y queriendo enamorar al chico lindo de la escuela. ¿Qué tan descerebrado tienes que ser para concluir algo así sin conocer a alguien? La gente de Alola… es repulsiva… -se quejó Anabel, Looker la observó con cuidado, notando un líquido rojo en su mejilla, y limpiándoselo con su pulgar, sobresaltando a Anabel, que ganó distancia.
-La gente de Alola está entre la más amigable del mundo, solo los juzgas mal por un pequeño grupo de chicas hormonales enamoradas de un chico lindo de la escuela –concluyó Looker, pero Anabel no estaba segura de eso-. Créeme, Anabel, si alguien quiere que la gente de Alola sea violenta, es el detective de la ciudad. Si no pasa algo aquí, me quedaré sin trabajo. Aunque debería estar agradecido, si el mundo fuera un lugar donde no se necesita a la policía, supongo que sería un lugar muy agradable. Creo que solo me siento en exceso fuera de lugar –sentimiento que Anabel compartía en su totalidad-. ¿Nos vamos? Por extraño que suene vivimos juntos, y no tengo idea de cómo es el lugar donde viviremos –declaró Looker.
-¿Sabes lo mal que suena eso? Ya era raro el tener que aceptar que tengo un padrastro de la nada, y asimilar el que viviría con él. Contigo no tengo nada, solo somos dos extraños que por extrañas situaciones viviremos en el mismo lugar –comentó Anabel, muy molesta por lo que ahora era su vida.
-Es eso, o vivir sola. Si no te gusta el cómo resultan las cosas actualmente, eres libres de irte. Como bien dices, no somos nada –prosiguió Looker, caminando en dirección a la Ruta 01. Anabel, sin saber qué más podía hacer, se tragó su orgullo, y siguió a Looker- Entiendo que sea difícil para ti. Sin memorias de tu vida, sin saber qué hacer y sin tener a nadie de quien depender. Además, te vez forzada a confiar en personas que no conoces, personas que tienen una profesión peligrosa, y esconden toda su vida personal de los demás, que inventan sus vidas. Seguro piensas algo cercano a: "no puedo confiar siquiera en que este sujeto me esté demostrando quien es realmente", mientras sientes que en cualquier momento te revelaré mis verdaderos colores, y terminaré lastimándote –concluyó Looker, Anabel comenzó a temblar por la acertada descripción-. Si quieres dejar de sentirte así, tienes que hacerte una vida nueva, una vida que puedas aceptar, que puedas amar, que quieras proteger… es lo que estoy haciendo yo. La diferencia entre tú y yo, es que yo al menos tengo recuerdos de la vida de la que estoy huyendo –finalizó Looker.
-Esto es tan deprimente –sentenció Anabel, y de pronto, su estómago se quejó, Looker lo escuchó, y sacó su billetera, contando su dinero-. Las Malasadas son buenas, pero… no son una comida completa –comentó Anabel.
-Supongo que podemos comer algo diferente. Escuché de un lugar llamado el Buffet de la Batalla, podemos intentarlo antes de conocer nuestra nueva casa –ofreció Looker, y Anabel lo pensó. Tenía hambre, pero creía que era más importante conocer su nueva vivienda-. Es eso o Malasadas, no podría cocinar nada, aunque mi vida dependiera de eso –declaró Looker.
-Buffet de la Batalla –respondió Anabel, un extraño entusiasmo adornándole la mirada en ese momento, lo que no pasó desapercibido por Looker, quien sonrió, sacó su mapa, y comenzó a buscar el lugar que le había recomendado Mitchell.
Centro Comercial de Ciudad Hauoli. El Buffet de la Batalla.
-¡Comida de verdad! –salivó Anabel, habían llegado al Buffet de la Batalla, y Looker había pagado por ambos y separado una mesa. El lugar estaba lleno a rebosar, pero había tanta comida que no importaba a decir verdad- Nunca había escuchado de estos platillos… no es como que recuerde mucho… pero todo se ve delicioso. ¡Looker! ¡Alola tiene comida muy deliciosa! –exclamó Anabel emocionada, incluso irradiando alegría, lo que sorprendió a Looker. No había pensado nunca que la forma de levantarle el ánimo a Anabel era a través de la comida, lo que apuntó en su libreta personal para futuras referencias-. ¡Omelette de Chansey! ¡Carne al Derribo! ¡Pizza de Queso de Miltank! ¡Ramen de Hoenn! ¡Looker, esto es de Hoenn! –escogió el platillo Anabel, queriendo acercarse lo más que pudiera a conocer Hoenn, sintiendo que era parte de su identidad que no debía perderse.
-Detente allí, niña nueva –exclamó una chica vistiendo el mismo uniforme que Anabel, de cabello castaño que le llegaba al cuello solamente, y con músculos ligeramente tonificados, lo que indicaba que estaba en muy buena forma-. El Ramen de Hoenn es mío –comentó ella.
-Umm… -miró Anabel, notando que era el único en la barra-. Lo siento, llegué primero –respondió Anabel, pero la chica preparó una Pokébola, apuntando en dirección a Anabel con ella- Con permiso –la ignoró Anabel, dirigiéndose a su mesa, cuando una mesera la detuvo-. ¿Qué hice? –preguntó Anabel notando a la mesera.
-¿Turista? Pero si estás usando el uniforme de la escuela de Tori –mencionó la mesera, de piel bronceada y cabellera rubia- Alola, soy Carolyn, y soy la mesera del Buffet Batalla. Lo lamento, pensé que eras una compañera de mi hermana Tori, por eso no te expliqué las reglas del lugar –se disculpó la mesera.
-No es una turista, es una invasora de Hoenn comprando tierras de Alola –se quejó Tori, Looker se frotó la barbilla, notando lo que Anabel había mencionado que le habían dicho en la academia-. Ni te molestes en explicarle, solo dile que me de mi ramen –insistió.
-Tori, no seas grosera –se disculpó Carolyn-. Distinguida clienta, me disculpo otra vez por no explicarte las cosas, pero en el Buffet Batalla, si alguien quiere el platillo que has elegido, puede retarte a una batalla Pokémon por este, así que, como la mesera, es mi responsabilidad retenerte el Ramen de Hoenn, y esperar al resultado de tu batalla –comentó Carolyn, y a espaldas de Anabel su compañera Tori liberaba a un Growlithe.
-Pero… yo no tengo ningún Pokémon –comentó Anabel, ganándose la atención de todos los presentes, quienes se sobresaltaron por la noticia. Carolyn, apenada, intentó tranquilizar a Anabel, e inclusive pensó en darle el ramen, pero su hermana Tori se aclaró la garganta llamándole la atención.
-Disculpe, mesera, no estará pensando en romper las reglas y dejar que esta invasora se coma mi Ramen de Hoenn, ¿verdad? –preguntó Tori, Carolyn le dirigió una mirada apenada a Anabel, y entonces le entregó el ramen a su hermana- Gracias, espero que encuentres algo de comer, invasora, odiaría no poder burlarme de ti en la escuela si desfalleces por abstinencia –se burló Tori, y se llevó el plato de Ramen de Hoenn.
-Anabel… -comentó Looker, intentando animar a Anabel, quien miraba al suelo con tristeza-. Solo… elijamos otra cosa. Sé que querías probar el Ramen de Hoenn pero, hay muchas cosas más. ¿Qué tal una Pasta Tamato? –preguntó Looker, pero de inmediato recordó el líquido que le había limpiado a Anabel del rostro, y notó su error.
-No tengo hambre… -mintió Anabel, cerrando sus manos con fuerza. Looker sabía que era mentira, e intentó hacerla entrar en razón tomándola del hombro, pero Anabel furiosamente le arrebató su mano de encima- ¡Dije que no tengo hambre! –exclamó con lágrimas en sus ojos, y salió del restaurante.
-Oh no, señor comensal, lo siento mucho, le regresaré el dinero de su cuenta, de verdad lo siento mucho –se disculpó la mesera, corrió a la caja, y le entregó su dinero a Looker-. Por favor, no deje que la egoísta de mi hermana arruine su experiencia. La próxima vez que vengan, yo misma le pagaré la cuenta, enserio, y lo siento mucho –prosiguió la mesera, y fue a reprender a Tori, quien ni siquiera tocaba su Ramen de Hoenn. Looker comprendió en ese momento, que solo le había quitado el ramen por ser Anabel quien lo quería.
Looker salió del restaurante, preocupado por Anabel. Pero al salir, la encontró con la espalda pegada a la pared junto a la entrada del restaurante, aun llorando, pero sin ir a ninguna parte. Looker no necesitaba ser un detective para saber lo que había pasado.
-No supiste a donde ir… -dedujo Looker, y Anabel asintió, sintiéndose una inútil-. Lamento mucho lo que pasó, si quieres puedo… -intentó decir Looker, pero la mirada destrozada de Anabel impidió que siguiera hablando.
-Vamos a casa… por favor… quiero ir a casa… quiero saber cuál es mi casa… necesito un lugar… algo… que pueda sentir que es mío… por favor… -suplicó Anabel, y a Looker se le rompió el corazón, suspiró, y comenzó a liderar la marcha, en silencio.
Ruta 01.
Siguiendo el mapa que le había entregado Nanu, Looker encontró una amplia casa de madera en medio de la nada, y a escasos metros de la playa. Era una casa de un piso, elevada por si la marea subía lo suficiente, rodeada de una barda de madera, y algunos árboles de fruta. Looker se rascó la barbilla, mirando a los alrededores buscando alguna otra casa, pero no encontró ninguna, solo una cabaña maltrecha más al sur, casi llegando al agua, y con varios agujeros en el techo. Looker pensó que eso era más cercano a lo que la Policía Internacional Pokémon podría brindarle como una casa, pero por pereza, decidió intentar con la puerta de la casa justo a las afueras de Ciudad Haouli, notando para su sorpresa que la llave entraba, y que, al girarla, la puerta se abría.
-No inventes, ¿esta es la casa que la Policía Internacional Pokémon eligió? –se sorprendió Looker, entró a la misma, y notó que estaba ligeramente amueblada. La recepción, la cocina, y la sala formaban una sola habitación, además había una habitación que, tras inspeccionar, Looker descubrió que era el baño, y otro par de habitaciones, una más grande, la habitación principal, y otra más pequeña, pero con un patio personal-. Bueno, yo tomaré la habitación principal, tu puedes tomar… -comenzó Looker, pero Anabel rápidamente corrió dentro de la habitación que le correspondía, azotó la puerta, y comenzó a llorar sonoramente-. Feliz primer día… -se dijo a sí mismo Looker, se quitó la gabardina, y la arrojó en la silla, extrajo una Malasada de su bolsillo y se dispuso a comerla, pero entonces pensó en Anabel, y que no había comido absolutamente nada-. Anabel… al menos come una Malasada –intentó abrir la puerta Looker.
-¡Déjame! –gritó ella desde adentro, se había metido en un futón en el suelo, con la luz apagada, y abrazaba su almohada. Ni siquiera se había dado el tiempo de mirar a su nueva habitación, o de quitarse el uniforme, solo se enterró en el futón, y lloró con fuerza- Odio Alola, odio esta supuesta nueva vida, déjame sola, no le importo a nadie, todos me odian sin razón, solo quiero recuperar mis memorias y resetearme, olvidar todo este horrible día… -prosiguió Anabel, pero continuó llorando de todas formas- ¡Ni siquiera soy nadie para ti! ¡No intentes consolarme solo porque sientes pena! ¡No somos nada! ¡No somos amigos! ¡No somos familia! ¡Solo dos miserables que no pueden encontrar la felicidad ni siquiera intentándolo! ¡Basta ya! –terminó Anabel, y por toda la oscura habitación, solo se escucharon sus sollozos.
-Vivirás en esa miseria, solo si tú quieres vivir en esa miseria. Todos tienen un mal día, algunos, son más malos que otros –mencionó Looker, pero no dijo más. Entre sus sollozos, Anabel escuchó los pasos de Looker, escuchó una puerta abrirse, y cerrarse con cuidado, luego nada, y Anabel pudo seguir llorando, al menos por unos minutos, hasta escuchar la puerta abrirse de golpe nuevamente, pasos apresurados de Looker, otra puerta abrirse, y azotarse, ninguna de esas puertas fue la puerta de su habitación, y tras ese último azote, no escuchó nada más.
-¿Looker? –preguntó Anabel, se incorporó, pero solo encontró la puerta cerrada, y no escuchó nada. Anabel entonces volvió a acurrucarse, y lloró hasta dormirse, observando la hora en su reloj, pensando la luz esmeralda de la misma, como una única oportunidad de recuperar sus memorias y terminar con esto.
En sus sueños, Anabel se vio a sí misma, en su uniforme escolar, y a la inmensa torre de sus memorias alzándose majestuosa. Su corazón, herido, se ancló a la esperanza, e intentó correr a la torre rodeada por el mar. Había un puente que conectaba a la inmensa torre con el lugar en donde ella estaba parada, corrió por el puente, pero entonces, escuchó una voz.
-Créeme niña, a estas alturas lo mejor que nos puede pasar es que recuperes la memoria –escuchó Anabel la voz de Nanu, y mientras corría por el puente, una de las tablas de madera que pisó se rompió, pero ella siguió corriendo-. Mírala, se cree la gran cosa porque viene de Hoenn. Seguro es otra niña rica que como sanguijuela compra terrenos en Alola, malditos turistas –escuchó nuevamente Anabel, esta vez a una de las chicas que se burlaba de ella, y otra tabla se rompió a sus pies, pero logró levantarse, y seguir corriendo a la torre-. La tierra de Alola es sagrada, no te queremos aquí, usurpadora –escuchó nuevamente, otra tabla se rompió, su pie cayó, se mojó en el agua, pero se levantó y volvió a correr-. Esta vez te ayudé porque me desconcentraron, pero a la otra, no esperes que venga a salvarte el lindo trasero –escuchó ahora a Plumería, por quien se sintió defendida un instante, solo para que ella reiterara que solo lo hizo porque el ruido la molestaba, otra tabla cayó, Anabel cayó nuevamente, mojándose toda la falda, pero trepó al puente de madera a como pudo, y volvió a correr-. Espero que encuentres algo de comer, invasora, odiaría no poder burlarme de ti en la escuela si desfalleces por abstinencia –por ultimo escuchó a Tori, y el puente de madera se desmoronó, el agua se tragó a Anabel, que comenzó a hundirse, comenzó a caer, mientras ella desesperadamente intentaba nadar a flote, llegar hasta la torre, mientras todo a su alrededor, se convertía en oscuridad. O al menos así lo fue, hasta que una puerta azotándose la despertó.
-¡Aaaaah! –gritó Anabel, estaba de regreso en la habitación, el reloj a su lado indicaba que había dormido al menos unas tres horas, y su estómago la estaba matando por el hambre. Anabel entonces escuchó pasos fuera de su habitación, era Looker, quien ruidosamente iba de un lado a otro de la cocina. Anabel escuchó varios gabinetes abrirse, a Looker exclamando alegre, y después la estufa encenderse, luego escuchó el sonido de una tabla, el sonido de algo fibroso rompiéndose, inclusive un grito de dolor de Looker.
-¡Ah, rayos! –escuchó Anabel, y entonces vio la sombra proyectarse desde las apreturas de su puerta, y a Looker pasando a toda prisa por el marco de su puerta, seguramente al baño, pero regresó lo más rápido que puedo cuando el sonido de agua hirviendo se escuchó proveniente de la cocina- ¡No, no, no! –escuchó nuevamente Anabel, y luego el sonido de más puertas abriéndose, de Looker quejándose, y después, un aroma agradable comenzó a golpearle la nariz-. Umm… es menos de lo que pensé que sería… -escuchó Anabel a Looker, aunque lo escuchó muy lejos, por lo que no estaba segura de lo que escuchó-. Bueno, dormir es una forma de matar el hambre… -terminó Looker, la luz se apagó, y se escuchó el cómo se cerraba una puerta. Después de eso, silencio. El silencio duró un buen rato, nada lo interrumpió, o al menos así le pareció, hasta escuchar los ronquidos provenientes de la habitación de al lado.
-Qué fuerte ronca –se dijo a sí misma Anabel, y se acurrucó nuevamente contra el futón, pero su estómago, molesto por haber olfateado comida sin recibir nada, comenzó una orquesta que no la dejaba dormir-. Está bien… veré si hay algo en el refrigerador… -se molestó Anabel, poniéndose de pie, saliendo de la habitación con cuidado, y admirando por primera vez la combinación de recepción, sala y cocina, encontrando una lámpara de mesa encendida, y apuntando su pequeña luz en dirección a un plato descansando en la mesa-. ¿Y esto? –preguntó Anabel, acercándose, y encontrando un plato de ramen en la mesa- ¿Qué? –miró Anabel a la puerta cerrada de la habitación de Looker, conmovida, desde donde provenían los ronquidos- Pero… si no lo hizo para cenar él, ¿entonces? –miró Anabel el platillo nuevamente, y se apenó.
Por la vergüenza, Anabel desvió la mirada, encontrando una envoltura en el bote de basura que leía "Hoenn Ramen", y por alguna razón, sintió un cálido sentimiento en el pecho, mientras miraba toda la loza sucia, y demás utensilios de cocina, entre los cuales había una tabla para picar verduras, y manchas de los remanentes de los furiosos cortes de las mismas. Anabel, entonces comenzó a relacionar los sonidos que había escuchado desde su habitación, y a pensar en lo que había ocurrido.
El primer sonido, antes de quedarse dormida, seguro fue Looker entrando en su habitación, seguido del inmediato abrir furioso de su puerta, y su caminata de molestia a la puerta principal, la cual azotó en una mezcla de prisa y de furia. Anabel estuvo dormida por tres horas según el reloj despertador, ya que se despertó por Looker entrando rápidamente en la casa, aunque ella recordó que ese sonido no parecía un azote de puerta, más bien, una especie de patada, y pronto comenzó a deducir el por qué. Había varias verduras picadas en el ramen en la mesa, además la envoltura en el bote de basura, y varias etiquetas arrancadas en la misma. Las cucharas, el cuchillo, incluso la tabla de madera y la olla sobre la estufa, tenían arrancados trozos de pegatina, Looker las había comprado, seguramente para asegurarse de que no le faltara nada al regresar a casa. Después de todo, salió a prisa sin pasar por la cocina, el azote que la despertó, era la patada de Looker sobre la puerta para entrar cargado de tantas cosas.
Anabel continuó relacionando los sonidos, sus pasos acelerados, los sonidos de gabinetes abriéndose previo a encenderse la estufa, encontró una cajetilla de cerillos cerca, seguro Looker no había comprado cerillos y desesperadamente buscó algunos, el suspiro de alivio que escuchó, seguro era Looker satisfecho por haber encontrado unos. El siguiente sonido había sido el de la tabla de cortar, y el sonido fibroso, las verduras siendo picadas rápidamente, muy rápidamente, ya que había trozos muy grandes en su ramen, lo que significaba que la olla hirvió y comenzó a derramarse, las manchas secas en la estufa, y los trozos de verduras alrededor, eran indicativo para Anabel de que Looker se apresuró a vaciar las verduras, y se quemó al hacerlo, por lo que fue al baño a mojarse la mano, e intentar curarse. Una rápida visita al baño mostró trozos de papel de baño pegados al lavamanos, y el papel en el rollo estaba húmedo. Looker en su prisa, agarró el papel de baño con las manos mojadas, arruinando un poco el papel. Luego salió a la cocina, y furiosamente comenzó a servirlo todo, no agregó sal ni pimienta, pero las buscó, la puerta abierta con un salero vacío era la prueba. Resignado a no poder condimentar, extrajo dos platos, uno estaba limpio en el fregadero, el otro en la mesa, y Anabel recordó las palabras de Looker.
-Es menos de lo que pensé –susurró Anabel, observando la olla en la estufa y viendo que estaba vacía, comprendiendo lo que significaban el plato limpio y el único plato servido, con una lámpara apuntándolo- Se durmió sin cenar… y me dejó un plato… de Hoenn Ramen instantáneo –lágrimas comenzaron a caer de los ojos de Anabel, mientras se desplomaba en la silla, mirando el plato frente a ella, y recordando entonces unas palabras de Looker-. No podrías cocinar nada, aunque tu vida dependiera de eso, ¿verdad? –habló para sí misma, tomando la cuchara con cuidado, tomando un poco del caldo, y probándolo, sorprendiéndose- No está mal… le falta sal y pimienta, pero no está mal –se dijo Anabel, y entonces notó algo, un sonido sutil, y la inquietante falta de ronquidos-. Está despierto… -dedujo Anabel, y unos falsos ronquidos comenzaron a escucharse, falsos ronquidos que le humedecieron los ojos a Anabel- No podrías cocinar nada, aunque tu vida dependiera de eso… pero cocinaste algo decente porque la vida de alguien más dependía de ello… eres… un demente… -continuó llorando Anabel, pero volvió a comer, devorando su plato de comida, que se saló un poco por sus propias lágrimas.
Habitación de Looker, a la mañana siguiente.
-¿Dónde estoy? –preguntó Looker, cunado los primeros rayos del sol entrando por su ventana le dieron de lleno en el rostro, forzándolo a levantarse- Ah, es verdad, Alola, nueva vida, trabajo de detective –resumió Looker, y entonces su estómago se quejó-. Hambre… demasiada hambre… -se quejó Looker, pero un ligero aroma le golpeó la nariz-. ¿Huevos revueltos con tocino ahumado, y lo que parece ser un agua de manzana? –preguntó Looker.
-¡Te escuché! ¡Ya sé que estás despierto, detective arruina sorpresas! ¡Esta casa es muy pequeña! –se quejó Anabel, mientras Looker, colocándose los pantalones, salía a la estancia, encontrando a Anabel, de brazos cruzados, con su uniforme y delantal, y una pala para cocinar en su mano- Y no es agua de manzana, es el detergente que usé para limpiar el desastre que dejaste anoche –se quejó Anabel.
-Alola Anabel, ¿te gustó la cena? –se burló Looker, Anabel se apenó, pero lo ignoró, y regresó a la cocina, colocando un plato con huevos estrellados, tocino, y una barra de pan, pero escondiendo algo en el refrigerador- Si era agua de manzana, ¿verdad? –preguntó Looker.
-¡No molestes y comete tu desayuno! –recriminó Anabel, sirviéndole agua de grifo para acompañar su desayuno- Gracias… por lo de ayer… -se sentó Anabel, Looker se sentó frente a ella, pero no dijo nada, solo miró su desayuno-. ¿Te sorprende que recuerde al menos cómo cocinar? –preguntó.
-Me sorprende que estés de ánimos para cocinar, no esperaba que lo de anoche fuera tan efectivo –aceptó Looker, ruborizando a Anabel-. Además, solo fue un ramen instantáneo, nada fuera de este mundo. Me alegro al menos que lo disfrutaras –comentó Looker, comenzando a desayunar.
-Claro, ramen instantáneo, y las verduras se picaron solas, te quemaste con el microondas que no tenemos, y el ramen instantáneo sabía a que le faltaba condimento como cualquier ramen instantáneo, digo, no es como que la comida instantánea no esté excesivamente condimentada como para que generes adicción a la misma –comentó Anabel, sorprendiendo a Looker-. Muéstrame tu mano –ordenó molesta, Looker alzó la mano izquierda-. La derecha, el pulgar. Fue lo que te quemaste, ¿no es así? –preguntó ella.
-¿Cómo sabes que no me corté con el cuchillo? –preguntó Looker, teniendo una corazonada de que algo andaba mal, Anabel simplemente caminó al otro lado de la mesa, y a la fuerza tomó la mano de Looker, apuntando al pulgar quemado- Fue con el café en la oficina –mencionó Looker.
-La huella dactilar en la olla que lavé temprano, no cuenta la misma historia, ni el papel de baño mojado que usaste para hacer un algodón improvisado, lo que además arruinó casi todo el rollo, compra otro de camino a casa por favor –terminó de decir Anabel, regresando a su lado de la mesa, y comiendo-. Voy a volverlo a intentar… -comentó, y Looker alzó una ceja-. Lo de… tener una buena vida… no me mires así… -comentó ella apenada.
-Me alegra que quieras volverlo a intentar –comentó Looker, mirando a su dedo quemado, y a la olla lavada en la cocina-. Anabel… ¿dedujiste todo lo que pasó anoche? –preguntó Looker, Anabel le dirigió una mirada de curiosidad- ¿Podría ser que… tengas capacidades de observación superiores a la media? –se frotó la barbilla Looker, notando entonces la mirada de Anabel, que lo inquietó un poco- ¿Qué ocurre? –preguntó Looker.
-Descubrí tu debilidad, tienes un lenguaje corporal muy bien marcado –comentó Anabel, mordiendo un pan tostado-. Ese gesto que haces con tu barbilla, al menos sé que estás siendo tú mismo cuando lo haces. El Looker frente a mí en estos momentos… no es un invento, ¿verdad? –preguntó Anabel, sorprendiendo a Looker- Esforcémonos juntos en esta nueva vida, maestro –terminó ella, y para Looker no quedaron dudas. Anabel estaba aprendiendo demasiado rápido.
