Capitulo 17
Noche Oscura
Naruto se despertó cuando fue lanzado contra las rejas. A penas sintió el golpe, la inyección que le había puesto Shion aún lo dejó algo entumecido.Él gruñó cuando quiso mover sus brazos, intentando agarrar las rejas o sentarse, pero su cuerpo parecía moverse con un peso casi insoportable. Por un momento le pareció la experiencia que había pasado con Gris cuando lo había congelado.
Naruto dejó de intentarlo y se quedó boca abajo, escuchando todo lo que pasaba a su alrededor, intentando recordar lo que había pasado, qué había salido mal...
Él esperó a que ella estuviera cerca, pero antes de que él pensara en lanzarse algo golpeó en su cuello. Naruto lo había sentido, su mirada nublada había ido al punto alejado y oscuro de la recámara y había visto a alguien... ¿A quién? Él no podía recordar, todo se había vuelto borroso. Naruto ni siquiera sabía adónde estaba. Él intentó oler su posición... Fue el primer momento en donde sintió miedo.
No olía nada.
Naruto gruñó y abrió los ojos... O mejor dicho un ojo. Él observó con el único ojo que podía abrir, las rejas oscuras pero no parecía un calabozo. Naruto se tensó cuando escuchó un gritó, y luego otro femenino. Él conocía esos sonidos. Obligó a su cuerpo moverse para enfrentar la puerta de la jaula. La puerta de la mina ocupaba casi toda su panorámica.
Uno de los guardias paso por allí y se lo quedó mirando mientras Naruto también lo hacía desde el suelo. Naruto se tensó cuando el guardia Naky miró a ambos lados antes de bajar a cuclillas frente a él.
— Naruto...
Naruto frunció el ceño y lo quedó mirando, algo en él le llamó la atención, una cicatriz que bajaba por todo su rostro. Pero Naruto estaba tan confundido que apenas podía saber quién era él.
—Bastardo—, otro guardia golpeó las rejas y Naruto se sobresaltó—. Este idiota cree que puede comer más de lo que le da la boca ¿No es así Kakashi?
Naruto miró asombrado al otro guardia cuando escuchó el nombre del macho. Kakashi. El macho Naky había sido amigo de su padre, él lo recordaba. Aprendís en el laboratorio.
Kakashi le dió una mirada, sólo de unos segundos para que guardará silencio, y luego se enmascaró en una de asco tan buena que por un momento Naruto sintió que había alucinado la primera.
—¿Qué quieres si es un cachorro de macho? Se piensa que puede cojer más de lo que en realidad pueden, hasta que las señoras se cansan de sus culos viejos y los desechan por unos nuevos. Tontos concubinos.
Su amigo guardia rió tirando la cabeza hacia atrás y la mirada de Kakashi volvió a ser preocupada.
Naruto dejó su ojo clavado en Kakashi hasta que esté se levantó lentamente y asintió, pero él no sabía a qué.
—Vamonos—, dijo el macho de cicatriz al otro.
Ambos se fueron riendo, y Naruto frunció el ceño. ¿De verdad podía ser Kakashi? Él ayudante que tanto había querido su padre, Naruto había creído que había muerto, pero tenía que reconocer que jamás había preguntado por él, dándolo por hecho.
Kakashi se volvió cuando él otro guardia seguía avanzando y bajo el cuello de su uniforme, mostrando la marca de su padre en él. Naruto parpadeó con su ojo sano, recordando el tonto juego que habían hecho juntos en la juventud de ambos.
—Pronto—. Prometió con cada golpe
•
Naruto no podía hacer mucho mientras la droga desaparecía de su sistema. Las cicatrices empezaron a sanar primero, él no podía moverse, pero podía sentirlo. Le llegó un destello de golpes de látigo en su espalda, Shion sosteniendo su cabeza. Pero aún no podía recordar qué lo había llevado hasta allí.
Cuando estaban cerca del medio dia, su otro ojo sanó, y pudo ver mejor con ambos, ya pidiéndose sentar. Observó como una fila de ancianos pasaba lentamente y entraba en la mina. Naruto frunció el ceño y miró a la jaula donde estaban machos y hembras de edad media y adolescentes. No había niños ya por ningún lado y los ghinconianos tenían expresiones derrotadas, algunos lloraban, pero otros ni siquiera miraban.
Su nariz fue lo último y más doloroso. La droga casi había desaparecido y podía pararse, pero la vista se le distorsionaba cada vez que un hueso o nervio se arreglaba en su naríz.
Naruto gruñó cuando dos guardias se acercaron, el segundo tenía llaves en sus manos y el otro lo apuntaba con un arma directo a la cara.
— Aléjate—, le demando el del arma.
Naruto dió unos pasos hacía atrás hasta que su espalda golpeó las otras rejas. El macho Naky armado entró primero, Naruto podría haberlo desarmado con facilidad, pero se mantuvo en el lugar mientras el otro sacaba unas cadenas de un lado de la jaula. Él se tensó cuando el macho se acercó.
— Quédate quieto o te explotaré la cabeza—, amenazó.
Naruto se quedó con la mirada fija en el macho Naky con el arma, dejando que el otro le pusiera grilletes en las manos y los pies, todos juntos con una gruesa cadena. Cuando Naruto estuvo totalmente restringido, el macho bajó el arma. El segundo lo empujó para que se moviera y lo sacaron de la jaula. Naruto entrecerró los ojos al recibir el sol de lleno en el rostro, el olor pestilente era más fuerte mientras lo obligaban a rodear la jaula y moverlo a la puerta de la mina.
Ninguno de los machos dijo nada mientras le daban una canasta y le hicieron señas para que entrara en la mina. Naruto apretó los dientes, pero comenzó a caminar, o por lo menos lo intentó. Las malditas cadenas eran pequeñas para él, así que daba pequeños pasitos de un lado y otro, medio encorvado. Naruto escuchó los murmullos de los ghinconianos en su idioma, él sabía que ellos no contaban con traductor. Los guardias habían tenido que aprender el idiomas para mandarlos a trabajar y decirles lo que querían. Por el largo pasillo no había muchos guardias y Naruto observó con detenimiento mientras se movía hacia donde al parecer tenía que sacar oro para los Naky.
Naruto aún no recordaba mucho, pero en su cabeza sabía que Shion le había dicho algunas cosas... Amenazas... ¿Tal vez? Él no podía saberlo con claridad.
Él se detuvo dónde había algunos ghinconianos machos golpeando en la piedra, sacando grandes pedazos de oro. Aún se preguntaba cómo era posible que hubiera tanto bajo tierra.
Naruto dejó caer la canasta y tomó una de las herramientas, la examinó desde cerca, notando que eran de metal duro. Él miró las puntas de ambos lados y el mango de madera, lo hizo girar en su mano notando la ligereza y se le ocurrió que con eso podría zafarse de las cadenas. Naruto se quedó mirando fijamente la herramienta hasta que un guardia le dió un empujón.
—Trabaja—, gruñó en ghinconiano.
Naruto le dió una mirada roja furiosa y el macho retrocedió. Él suspiró cuando se volvió y comenzó a golpear la piedra, dándose cuenta que aunque la herramienta era liviana tenía un buen golpe. Definitivamente lo usaría...
•
Hinata se mantuvo oculta junto con Hanabi e Izumi.
Ella sacó los prismáticos de su bolso y observó con visión nocturna a su hermana Tamaki moverse con los machos, acercándose más y más a la mina. Hinata se movió para ver a Konan junto a Zabuza justo cuando ambos se dividían e iban a los distintos puntos.
Su grupo se había quedado tranquilo durante el día, no levantando sospechas sobre ellos y moviéndose por las torres, sin acercarse a la mina. Hinata había estado tentada a mandar a alguien para avisarle a Naruto sobre el plan. Pero no lo hizo. Él no le dijo que pretendía seducir a la hembra Naky para sacarle información, así que ya estaban a mano.
La cena había sido tranquila, normal. Hinata había tenido que poner a uno de los machos con ella en la mesa principal. Había preguntado y Utakata había sido el voluntario para arrodillarse a su lado y comer como mascota. Hinata se sintió demasiado tensa cuando había tenido que acariciar su cabeza como había hecho con Naruto antes. Shion y Hanabi habían cenado con ella, la rubia conversando como si ella no hubiera azotado a su principal y lo hubiera castigado mandándolo a la mina. Hanabi, contrario a su hermana, había estado tensa toda la noche, mirando a todos lados.
Hinata le había preguntado cuando llegaría Hizashi a las torres y Shion había contestado que en unos pocos días, tal vez al día siguiente. Hinata hubiera deseado que estuviera allí para matarlo ella misma.
El plan era simple. Una vez que la mina fuera desbaratada, los refuerzos llegarían con la llamada de Haku. Si todo en la mina salía mal, Haku tenía la orden de matar a todos los de la torre y Matsuri debía ir a la nave madre y buscar a los demás Naky del planeta y matarlos en su nombre.
Todo estaba llendo bien hasta ahora...
Hinata frunció el ceño cuando percibió un movimiento dónde no estaban los guardias y sus hermanas o los machos. Ella centro los prismáticos en la forma que se movía entre las dos jaulas.
—¿Qué es?— preguntó Izumi cuando la vió tensa y con el ceño en concentración.
—Mira—, dijo Hinata pasándole el prismático.
Izumi lo tomó, Hanabi se movió entre ellas.
—¿Qué es? ¿Ya podemos irnos?— preguntó nerviosamente.
Hinata entrecerró los ojos en la hembra. Se había asombrado al ver qué ella no traía nada más que su vestido de noche cuando la sacaron de su habitación oscura a escondidas. Por suerte, la recámara de Hanabi estaba cerca de la puerta de salida y sólo habían tenido que dejar matar y esconder, a los machos de las puertas.
—¿Por qué estás tan nerviosa?— preguntó Hinata sin sacarle la mirada de encima.
Hanabi había estado con los ojos hacia todos lados, y luego de que ella susurró las palabras, la miró.
—Quiero que esto termine—, dijo.
Hinata afiló sus ojos sobre ella, ¿qué pasaba?
—Es Naruto—, dijo Izumi.
—¿Qué?— dijo Hinata asombrada y estirando su mano para tomar el prismático—. ¿Qué mierda esta haciendo?— gruñó.
Naruto estaba saliendo de su jaula justo cuando ella lo miró por los prismáticos. Él se acercó encorvado hacía una de las jaulas dónde las firmas de calor de numerosas. Ella se llevó la mano a la oreja dónde tenía los auriculares.
—Atentos, el comandante está fuera de su jaula. Acercándose a la jaula A.
—Mierda. Él no sabe nuestro plan—, gruñó Konan.
—Le avisaré— dijo Sora.
Hinata estaba por preguntar de qué hablaba, pero se escuchó un fuerte chillido, como de un ave, a ella le hizo acordar a un Alcón. Hinata observó desde los prismáticos como Naruto se detenía y levantaba la cabeza. Ella no supo que hizo, pero él se giró a dónde estaban Sora, Utakata y Tamaki. Hinata escuchó un ruido parecido a un gorrión cantar. Sora volvió a hacer el ruido y ella movió su visión cuando notó que los guardias se levantaban de dónde habían estado sentados.
—Guardias—, gruñó Hinata.
—Ya estoy aquí—, la voz de Matsuri se escuchó por el auricular—. Guardias a las 12-b moviéndose lento. Naruto a vuelto a su jaula, pero los ghinconianos están revoltosos.
Hinata apretó los dientes y decidió de último momento cambiar todo.
— Bajaré a hablar con Naruto y avisarle nuestro plan—, le extendió los prismáticos a Izumi—. Avisa.
Izumi la miró con ojos enojados pero asintió. Hanabi la agarró de los brazos
— Por favor no vayas. Quédate—, le rogó.
Hinata frunció el ceño, pero la obligó a que la soltará.
—Izumi te cuidará— prometió antes de lanzarse hacía adelante.
Los largos pastos que había fuera del camino la ayudaban a mantenerse oculta. Hinata se movió silenciosamente y con rapidez. Las botas de sus pies apenas hacían un ruido mientras corría y se mantenía agachada, ella sacó las dagas de sus muñequeras, decidida a sacarse de encima a la primera pareja de guardias que estaba más lejos.
—Guardias 24-C, me encargo yo—, dijo a su auricular.
—Recibido— Matsuri le contestó.
Hinata escuchó las voces de los machos y detuvo la carrera y comenzó a moverse más lento y hacía la izquierda. Eran los guardias que estaban más cerca de la jaula de Naruto, ya que estaban casi en la entrada del "campamento" de los ghinconianos. Hinata se detuvo en cuclillas justo antes de que él pastizal terminará. Ella movió sus piernas con lentitud, dejando que sus manos también la ayudarán a moverse con suavidad y silenciosa, acercándose peligrosamente a los guardias con armas en las manos.
Hinata frunció el ceño cuando vio que había tres machos y no dos, algo no estaba bien. Ella no podía avisar, ya que estaba muy cerca y podían escucharla, pero ya estaba hecho. Agradecía tener una reserva de cinco cuchillas en sus muñequeras. También tenía su espada, y el arma, aunque esa sólo la usaba en momentos críticos ya que no tenía forma de recargarla allí.
Hinata se detuvo cuando tuvo sentido la conversación.
—... Yo tampoco lo sé, pero órdenes son órdenes.
—Hizashi fue muy específico.
—No entiendo por qué le hizo creer a su hija que se había ido...
Hinata abrió grandes los ojos y retrocedió silenciosamente.
Algo estaba mal, ella lo sentía.
Su cuerpo se tensó cuando escuchó un ruido a su espalda, ella se giró apretando sus armas en sus manos, pero sólo vió oscuro pastizal alto e infinito. El viento sopló, moviendo los finos hilos oscuros y ella se giró, buscando un movimiento fuera de lugar. Pero nada...
El escalofrío bajo por su columna.
—Zzz—, dijo Hinata bajó, una clave para sus hermanas ya que no podía decir todo si no quería que las escuchará.
—No recibo ninguna lectura—, djijo Matsuri con la voz tensa—. Sólo a ti y dos guardias.
Hinata frunció el ceño. ¿Cómo podía recibir señales de dos guardias si había tres?
—Mierda...
Hinata se lanzó hacía los guardias sin pensar, lanzando dos cuchillas que se clavaron en los cuellos de los dos más cercanos. La otra cuchilla salió enseguida, pero mientras ella lo lanzaba el último guardia apretó un botón en su pecho y explotó.
Hinata fue lanzada hacía atrás con la fuerza de la explosión, la noche oscura se alumbró como con un enorme reflector.
Y la locura empezó
Continuará...
