—Muy bien, ¿estás listo?

—No lo sé Alberto… ¿estás seguro que sabes lo que significa?

—¡Claro! Viste como se lo dijo el de la bata al rubio, y son amigos ¿no?

—Bueno… supongo que tienes razón…

Alberto le dio un ligero golpe en el hombro.

—Confía en mí —y miró hacia la puerta.

Luca rodó los ojos, no estaba muy seguro de que eso fuera a funcionar, ninguno de los dos sabía exactamente lo que significaba aquella frase, además el humano que la uso no sonaba tan contento…

Pero no tuvo tiempo de pensarlo más pues las puertas se abrieron, Giulia estaba del otro lado con su carrito, nuevamente iba sonriendo, ambos chicos se pusieron contentos al verla, y Alberto apoyó un brazo en la orilla mientras levantaba ligeramente el cuerpo.

—¿Qué estás haciendo estúpido?

Giulia se detuvo abriendo los ojos, y entonces Luca supo que habían cometido un error, se agachó escondiéndose en la barrera de concreto, mientras que Alberto solo sonreía.

—Em… ¿qué?

—¿Qué estás haciendo estúpido? Escuchamos que un humano se lo dijo a otro hace rato —respondió Alberto alegremente.

—Oh ya veo… creo que mejor les explico que significa.

Cuando terminó de explicarles ambos chicos se miraron entre ellos.

—Ah… —dijo Alberto rascándose detrás de la cabeza.

—Bueno, eso explica muchas cosas —respondió Luca.

Giulia soltó una risa inocente.

—Tranquilos, aún tienen muchas cosas que aprender del mundo humano, pero yo les ayudaré.

—¿En serio? —preguntó Luca poniendo ambas manos en la orilla, y con su cabeza mirando hacia arriba.

Giulia se llevó una mano al pecho, siempre que veía a Luca le provocaba… no quería decir amor, pero si cariño, ver ese deseo por aprender siempre más, esa pasión por el conocimiento, le recordaba un poco a ella, nunca estar satisfecho con ninguna respuesta porque siempre había más; y esperaba que el regalo que les había traído los ayudara.

De su bolsa sacó un cubo rubik que dejó sobre la orilla, los dos chicos pusieron su atención en él y lo miraron con curiosidad, Alberto fue el primero en tomarlo, lo giró entre sus manos para ver si hacía algo.

—¿Qué es esto?

Luca vio al juguete con los ojos muy abiertos, y Alberto se lo dio para que pudiera estudiarlo mejor.

—Es un cubo rubik, si se fijan verán que cada lado tiene cuadros de diferentes colores.

Los chicos lo comprobaron y asintieron con la cabeza, Giulia sonrió y giró una de las esquinas, los ojos de ambos se sorprendieron al ver que era movible.

—El objetivo es hacer que todos los lados sean de un solo color.

Luca empezó girar cada esquina, al ver que podía hacer combinaciones de colores se alegró, empezó a girar más y más pero su semblante se oscureció al ver que era más complicado de lo que imaginaba.

—A ver déjame a mí —respondió Alberto tomando el cubo, al parecer su estrategia era que si movía con más rapidez las esquinas lo conseguiría, pero al final solo terminó frustrándose al ver que no funcionaba.

—No Alberto lo estás haciendo mal, a ver déjame a mí.

Giulia no pudo evitar reírse al ver a esos dos peleándose por ver quien lograba resolverlo.

—Recuerden no salpicar muchachos —dijo mientras los dejaba para ir a limpiar.

Cuando terminó su trabajo regresó al estanque, el cubo reposaba en la orilla mientras que Luca y Alberto descansaban derrotados sobre la pared.

—Ese… cubo… va a caer —dijo Alberto.

Luca solo pestañó y se hundió en el agua, Giulia rodó los ojos.

—Tranquilos, lo traje para que se entretengan, no para que se atormenten.

Luca volvió a salir y tomó el cubo.

—¿Crees que puedas dejarlo? Solo por esta noche, sé que si tengo más tiempo puedo resolverlo.

—Claro, pueden tenerlo el tiempo que quieran.

Luca sonrió y volvió a hundirse, solo para salir a flote poco después, Giulia sacó la comida de su bolsa y le entregó seis huevos a cada uno, los ojos de los chicos se iluminaron y empezaron a comer, mientras comía Giulia se fijó nuevamente en su mochila, y se preguntó si había llegado el momento.

Sabía que Luca era curioso, pero no estaba segura si… de dónde venían, tenían el conocimiento de las estrellas, o si tenían un concepto para explicarlas, entonces quería ver como Luca encontraba ese tema, si le interesaba o si preferiría ignorarlo, y claro estaba que, ella misma, quería volver a explorar la astronomía…

«Es la primera vez que lo hago desde… lo de mamá».

Antes ya no había querido ni saber del tema, pero ahora que tenía a alguien que podría compartir su gusto…

Al menos tenía que intentarlo.

Dejó su sándwich a un lado y sacó su libro, se dio la vuelta para que ambos chicos pudieran verlo, Luca y Alberto estaban a la mitad de su aperitivo cuando se fijaron que Giulia les estaba mostrando algo.

—¿Qué es eso? —preguntó Luca.

—Es un libro, es una gran fuente de información.

Luca sonrió, como si se hubiera dado cuenta de algo, y le dio un ligero codazo a Alberto.

—¡Mira Alberto, son como las tablas!

Giulia entrecerró una ceja.

—¿Tablas?

—Sí, en nuestro hogar tenemos tablas de piedra, en ellas están escritas procedimientos o historias, sirven para consultar cuando nos sentimos perdidos.

Giulia quedó sorprendida, así que su pueblo también tenía textos, abrió el libro de par en par mostrando una ilustración del sistema solar.

—¿Sus tablas también tienen dibujos?

Los ojos de Luca y Alberto se abrieron con enormidad, sacaron sus cuerpos del agua y se acercaron lo más que sus cadenas les permitían, Giulia les aproximo un poco el libro, lo suficiente para que no se mojara.

—Sí, pero no tienen color, también tenemos ilustraciones en nuestras paredes que nos cuentan historias, pero nunca había visto un dibujo… como ese.

—Ni yo tampoco, ¡mira todos esos colores Luca!

Por suerte Giulia había venido preparada, les entregó un paño de color azul marino con el que los chicos se secaron las manos, así pudieron sujetar y tocar el libro, pasaron sus garras por los dibujos, quedando encantados con los trazos, colores y formas.

—¿Es un océano? —preguntó Luca.

Giulia negó con la cabeza.

—Es el espacio exterior —ambos giraron la cabeza, sin entender a qué se refería—, es lo que está más allá del cielo.

Con un dedo apunto al techo, los chicos vieron arriba y luego a ella de nuevo.

—Nosotros vivimos en una roca llamada tierra, que gira alrededor de una enorme estrella, el sol, así como otros siete planetas —se acercó a ellos y con su dedo señaló los demás—, ahí está Mercurio, Venus, la Tierra, Marte, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno, todos ellos componen el Sistema Solar.

Luca jamás se había sentido tan emocionado en su vida, así que eso era la gran cosa brillante del cielo, el sol, y el lugar en que vivían se llamaba Tierra, y había otras rocas como ella.

—¿Y existe algo más allá del Sistema Solar?

—Solo una galaxia llena de sistemas.

—¿Y luego qué?

—¡Un universo llenó de galaxias!

—¡Ah ja, ja, ja! ¿Y luego qué? —preguntó Luca saltando en el agua.

—Y luego… —entonces recordó que no llegó tan lejos en la escuela—, no estoy segura… aún nadie lo ha averiguado.

—Podrías ser la primera.

Giulia se sonrojó ante la idea, pero rápidamente negó con la cabeza.

—Oh no, yo ya no estudió ahí.

Luca ladeó la cabeza hacia un lado.

—¿Por qué no?

A Giulia se le hizo un nudo en la garganta, quizás ya podía hablar nuevamente de su pasión, pero aún no estaba lista para hablar de su pérdida.

—Pasó algo… no me gustaría hablar de ello.

La felicidad de Luca se esfumó, retrocedió un poco inclinando la cabeza.

—Lo siento, no quería incomodarte.

Rápidamente Giulia negó con una mano.

—Oh no Luca, no tienes la culpa de nada, es solo que… preferiría contarles en otra ocasión.

Luca se calmó al darse cuenta que no había sido su culpa, asintió con la cabeza respetando el silencio de su amiga.

—Oh, qué bueno que recuerden que aún estoy aquí.

Ambos voltearon a ver a Alberto, quien tenía la mirada puesta en una de las paredes y estaba de brazos cruzados, inmediatamente Giulia se sintió mal por hacerlo sentir ignorado.

—Oh Alberto, lo siento, no quería…

—No, no, está bien —la interrumpió girando su cuerpo a la derecha.

La alegría de Luca también se había esfumado, vio a Alberto y luego a Giulia, la chica hizo una mueca, mostrando que también estaba arrepentida, Luca estaba a punto de acercarse a Alberto cuando la chica le puso una mano en el hombro.

—Déjame intentar algo, ¿okay?

Luca asintió con la cabeza y se mantuvo detrás, mientras que Giulia se puso a pensar en que podía hacer.

«Veamos, no creo que Alberto sea un nerd como nosotros, él parece el chico cool, ¿y que le gusta a los chicos cool?» Hizo una introspección de las cosas más populares entre los chicos cuando ella era joven… y entonces recordó porque todos los niños envidiaban a Ercole.

Sacó su celular y activó los datos, ¿qué más daba que gastara algunos? Abrió YouTube, bueno quizás se gastaría más que unos datos, pero sus amigos lo valían, y buscó videos de lo que sabía que a Alberto le gustaría.

—Oh Alberto, tengo algo que enseñarte.

Alberto no sabía muy bien porque se estaba sintiendo… excluido, claramente no era la intención de ninguno de los dos, era solo que… no le interesaba mucho lo que estaban hablando, pero Luca estaba encantado y emocionado, y sabía que cuando su hermano encontraba algo que le interesaba se obsesionaba con ello hasta el punto del hartazgo, y quizás no se sentiría tan mal sino fuera porque Luca era la única compañía que tenía en ese basurero, pero cuando Giulia le habló no pudo evitar sentir una pizca de curiosidad, se dio la vuelta y vio que la chica le estaba tendiendo una de esas cajas mágicas.

—¿Qué es eso?

—Solo la cosa más genial que los humanos hemos inventado hasta ahora.

Alberto miró la caja, y lentamente se fue acercando, después de todo, la música venía de ahí, y él disfrutaba de la música; tomó la caja de Giulia y revisó lo que tenía, la pantalla mostraba a un humano montado en algo, pero no se movía.

—¿Qué clase de pintura es esta?

—Pícale al medio —le indicó Giulia.

Alberto hizo lo que le decía y las imágenes empezaron a moverse, para su sorpresa, acercó más su cara quedando impresionado por el movimiento, y más cuando vio lo que pasaba en el vídeo; el humano iba montado en una especie de carruaje color turquesa, con dos ruedas, iba por un bosque frente a una puesta de sol.

—¡Vespa es libertad! —dijo una voz femenina.

—Vespa —repitió Alberto, como si susurrara el nombre de una vieja amante.

—Hay muchos más videos sobre vespas, mira deja te enseñó cómo ponerlos.

Giulia se acercó un poco más y le enseñó como reproducir videos, Alberto entendió a la perfección y pronto se encontró viendo todo lo que pudo encontrar sobre las vespas. Giulia miró a Luca y sonrió, ella le regresó la sonrisa y se acercó a él para que pudieran seguir hablando de las estrellas.

—Luca ya duérmete —le dijo un somnoliento Alberto que descansaba en la orilla.

Ya era de noche, las instalaciones estaban vacías con excepción de los guardias de seguridad nocturnos, regularmente uno de esos entraba para comprobar que siguieran en el tanque, luego de eso se iba sin decir una palabra. Los dos suponían que estaban asustados de ellos, pero no les molestaba, al principio porque en la noche era la única tranquilidad que conseguían de todo el día, y ahora que había alguien que los veía por cómo eran… ya no les molestaba lo que opinaran los demás.

—Ya voy Alberto, solo un poco más —le respondió Luca mientras le daba otra vuelta al cubo, desde la partida de Giulia, y tras unos experimentos que les aplicaron, había dedicado todo su tiempo a encontrar la solución al dichoso cubo.

Y aunque aún no la había encontrado, estaba dispuesto a lograrlo antes de irse a dormir, ya había logrado conseguir dos lados pero aún le quedaban cuatro, así que siguió girando y girando.

Alberto solo soltó un suspiro desesperado y se hundió para no escuchar a su amigo, Luca ni lo notó ya que estaba concentrado al cien en resolver ese rompecabezas.

Al día siguiente cuando Giulia se presentó, Luca estuvo feliz de poder colocar el cubo sobre la orilla, con todos los lados de un solo color. La chica miró sorprendida el juguete, lo tomó con las dos manos y lo empezó a examinar.

—Luca…

El mencionado solo sonrió inocentemente.

—¡Es increíble! ¡Lo resolviste en una noche!

—Sí… lo sé —mencionó Alberto saliendo a flote mientras bostezaba, el alboroto de Luca no lo había dejado descansar del todo, así que al terminar de hablar se hundió.

Giulia y Luca intercambiaron miradas, y se rieron.

—Tienes que enseñarme como lo hiciste.

Luca asintió con la cabeza, Giulia se sentó en el primer escalón mientras el chico se levantaba.

—Lo primero que hice fue identificar los colores más importantes, yo te recomiendo que empieces por el rojo…

You are my sunshine, my only sunshine

You make me happy, when skies are gray

You'll never know, dear, how much I love you

So please, don't take my sunshine away

Giulia abrió su mochila y reveló el libro de Zoología que traía, Luca sonrió mostrando los dientes y asintiendo felizmente con la cabeza; Alberto suspiró y apartó la mirada, pero esta vez ella venía preparada, sacó una revista de su bolsa y la sacudió en el aire.

—Oh Alberto…

El mencionado la miró, y sus ojos se iluminaron al ver que la revista era un catálogo de vespas; se emocionó tanto que su cola empezó a dar vueltas en el agua, Giulia sonrió y tras darle el paño para que se secara las manos, le dio la revista.

Alberto se tomó su tiempo analizando y revisando cada una de las vespas, pasando sus dedos por las fotografías.

Luca y Giulia se contentaron por él, intercambiaron sonrisas antes de que la chica empezará con la lección de ese día.

The other night, dear, as I lay dreaming

I dreamt that you were by my side

Came this illusion, when I awoke, dear

You were gone and then I cried

Giulia atravesó una vez más las puertas, los chicos estaban platicando, cuando ella entró se sonrieron entre ellos antes de mirarla.

—Hola, ¿y hoy por qué tan contentos? —preguntó mientras acomodaba el carrito.

Luca sacó algo del agua y lo extendió hacia ella. Giulia se quedó viendo el objeto, era un muñeco hecho de huesos y unido con lo que parecía ser un hilo de color verde.

—Es un regalo para ti —dijo Alberto—, un muñeco hecho a tu imagen y semejanza.

—Nos hubiera gustado hacerlo de algas, pero no hay suficientes, solo tenemos los huesos de la carne que nos dan…

Giulia miró la pequeña figura… nadie con excepción de sus padres había tenido un detalle así con ella, quiso luchar contra las lágrimas pero fue inútil, sus ojos ya estaban llorosos.

Los chicos se percataron de ello.

—Ai Giulia lo sentimos, no quisimos —dijo Luca rápidamente.

Pero antes de que lo supiera, Giulia tomó el muñeco y lo abrazo con ambos brazos estrujándolo contra su pecho.

—¡Es hermoso!

You are my sunshine, my only sunshine

You make me happy, when skies are gray

You'll never know, dear, how much I love you

So please, don't take my sunshine away

—Muy bien chicos, ¡les va a encantar esto! —dijo la pelirroja mientras ponía dos platos de plástico del lado de la piscina.

Luego sacó de la bolsa un enorme tazón de plástico con tapa, Luca y Alberto miraban con curiosidad cada paso. Giulia destapó el tazón y con un tenedor, también desechable, fue sirviendo un poco de la pasta en cada plato.

—Prepárense a comer la mejor comida del mundo… ¡Trenette al pesto! —anunció señalando con ambas manos el platillo.

Pero los dos anfibios miraban con desconfianza el alimento, Giulia se mordió el labio, de seguro no estaban acostumbrados a una comida como esa, hasta ese entonces se habían conformado con huevos, y mencionaron que los científicos los alimentaban con carne cruda, no muy diferente a de dónde venían, pues le contaron que comían pescado crudo, así que quizás pasar a una pasta no fue la mejor opción.

Pero antes de poder tener más dudas, Alberto tomó un poco del espagueti con una mano, y se lo llevó a la boca, lo masticó antes de que una sonrisa se formara en su rostro.

—Mmmmmm.

Y se abalanzó por completo, usando ambas manos para tomar pedazos más grandes y comérselos. Luca lo observó, él solo tomó un poco con una mano, se lo llevó a la boca y comió con lentitud, pero en cuanto el sabor tocó sus papilas gustativas, sonrió y empezó a usar sus dos manos para meter la mayor cantidad de pasta en su boca.

Giulia parpadeó, miró su tenedor y luego de nuevo a sus amigos, quienes seguían devorando todo lo que estuviera en ese plato, pero al final sonrió y se encogió de hombros, introdujo el cubierto en la pasta y empezó a comer, mientras veía como Luca y Alberto lamían hasta el plato.

Tu sei l'amore, il solo amore

Io son felice accanto a te

Ed ogni sera, in riva al mare

In riva al mare, solo io e te

Antes de que Giulia pudiera irse se percató de que no traía los tenedores, no quería que alguien los encontrara y la acusarán de hacer mal su trabajo, así que antes de marcar su salida regresó al laboratorio.

—Hey chicos, ¿recuerdan esa cosa con la que comía…? —su pregunta quedó suspendida en el aire cuando vio lo que pasaba adentro.

Alberto estaba pasando el tenedor sobre el cabello de Luca, el pequeño tenía ambas manos bajo el agua y sonreía mientras su amigo lo peinaba.

Giulia iba a añadir algo más pero decidió que era mejor dejarlos continuar, así que solo dio un paso atrás y las puertas se cerraron.

E l'altra notte, mentre dormivo

Ho sognato che tu eri con me

E se sapessi quanto era bello

Quanto era bello stare in braccio a te

Ese día los habían metido a la cápsula en la pared, por suerte era lo suficientemente espaciosa para que ninguno de los dos estuviera apretado, y así al menos ya no estaban encadenados, ella trapeaba el suelo mientras sus amigos la observaban.

El cristal era un impedimento para la conversación, pero trataban de pasar el rato lo mejor que podían, era por eso que Giulia se esforzaba en hacer su tarea bailando, extendiendo el trapeador hacia el frente, luego trazando un círculo con su pie derecho, moviéndose hacia los lados al compás de la música.

Alberto y Luca tenían sus rostros pegados al vidrio para verla con claridad.

Giulia sonrió y dio un giro, regresó a su posición inicial y puso el trapeador en la cubeta, lo empujo ligeramente pero ella misma subestimó su fuerza, ya que el contenedor rodó hasta chocar contra la cápsula.

Guilla se tapó la boca con una mano, pero Luca y Alberto negaron con la cabeza y las manos, indicándole que todo estaba bien.

Giulia fue a recoger la cubeta y apoyó una mano sobre el cristal, en cuanto apartó el cubo levantó la mirada, y vio que Luca había puesto su mano contra la de ella, su mirada se encontró con la de su amigo, quien le sonreía con la más grande pureza del mundo, sus ojos mostraban amor, cariño y agradecimiento, en ese momento Giulia se sintió…

Conmovida.

Se puso de pie sin apartar su mano, giró la cabeza para mirar a Alberto, quien estaba confundido, pero ella sonrió, y colocó su otra mano sobre su lado, Alberto intercaló miradas entre la mano libre y la que tenía con Luca, pero entonces pareció comprender lo que pasaba, apoyó su garra con la de Giulia, y luego tomó de la mano a Luca.

Y en ese momento, fue como si sus almas estuvieran conectadas, como si no hubiera un cristal que los separara, pues sus corazones estaban conectados los unos a los otros.

No eran de especies diferentes, eran uno solo.

You are my sunshine, my only sunshine

You make me happy, when skies are gray

You'll never know, dear, how much I love you

So please, don't take my sunshine away

Guido se acercaba al laboratorio, había olvidado darles su comida de la tarde, y no quería que sus invitados se sintieran mal, después de todo, sabía lo excesivo que podía llegar a ser Ercole, tenía que protegerlos.

Así que con todo y bandeja, que tenía dos bistecs, pasó su tarjeta por el identificador, las puertas se abrieron y el entró, solo para detenerse poco después, pues lo que sus ojos alcanzaron a ver lo sorprendieron en su totalidad.

Giulia estaba con las criaturas, sujetaba a cada una con una mano, mientras que los anfibios se estaban agarrando de las manos, y tenían los ojos puestos en ella, y se veían…

Felices.

Como si estuvieran viendo a una amiga de toda la vida, Guido se acercó un paso, parecía que los tres estaban en una especie de trance, pues ninguno se daba cuenta de su presencia, era como si estuvieran…

«Conectados».

Entonces se percató de que también había música en el laboratorio, una canción que sonaba… romántica.

«Música, eso es» habían tratado de estudiarlos de la manera equivocada, ahora se daba cuenta de ello, así como de otra cosa…

Esos seres eran aún más especiales de lo que se imaginó en un principio.

In riva al mare, solo io e te

Quanto era bello stare in braccio a te

So please, don't take my sunshine away