Me hice a un costado.
Bueno, vale ya entendí.
Me volví hacia la reposera mientras servía más champagne a mi copa. Los vi hablando, animados. No voy a mentir, me picaron los celos... de donde se conocían? Estaban en algo? No, no. Kanon me hubiese contado...
Volví a mirarlo, disimuladamente. Llevaba un pantalón de vestir negro que hacía juego con el chaleco y una camisa blanca. Muy pulcro y prolijo todo. Su seriedad me perturbaba... siempre era así? Me encontré imaginándolo desnudo, con una simple corbata negra colgado del cuello y...
- Vení antisocial, bailá con nosotros! Tu amigo el cachorro si que sabe moverse!
Y con una sonora carcajada, Dei me llevó donde todos saltaban y agitaban al DJ.
Ya no lo miraría. No dejaría que me siga hechizando. Intenté en vano encontrar a alguien con quien estar, necesitaba que mis labios sintieran calor ajeno, pero mirara donde mirara, mis ojos volvían una y otra vez al pelirrojo.
Apuré otra copa... cuantas iba? Deidalos me servía una tras otra.
Carajos ya estoy muy borracho
Llegó Saga en algún momento, el gemelo de Kanon.
Cursamos la facultad en Atenas y nos recibimos juntos, de vez en cuando pasábamos las noches, sin compromisos.
Yo ya estaba demasiado borracho, no les mentiré.
Me habló al oído un rato, pero no le entendí ni una palabra. Necesitaba ir a mi casa. Dormir. Me hervía el cuerpo de frustración, sentía llamas que me quemaban internamente, mi corazón ardía a punto de estallar.
Saga me abrazaba, creo que reí. Eso fue lo último que recuerdo antes de caer desmayado.
Una mano helada tocó mi frente, mientras sentí que peinaban mi cabello hacia atrás.
- Pero que le pasó? Hermanito que debilucho
- Ya déjalo Kardia, hay que llevarlo a su piso.
- Oui tiene fiebre. 14 B? Déjamelo a mi.
- Yo lo llevo, no te preocupes
- Saga, tú también estás borracho. Déjaselo a Camus.
Creo recordar a Saga maldiciendo, pero no estoy seguro.
Sentí una paz que hacía mucho no sentía. Abrí por un momento los ojos y estaba en mi cama, tiritando. Intenté levantarme pero unas manos blancas me lo impidieron.
- Mon Dieu quédate acostado. Yo te cuido.
Desperté con todo el cuerpo adolorido. Alguien me abrazaba.
Pero... que... demonios...!?
Esperaba ver un cabello azul, pero me encontré con uno colorado, esparcido por mi hombro derecho y mi torso. Su brazo frío me cubría el pecho, dormía tranquilo boca abajo, se veía como un ángel sin ese gesto arrogante.
Me quedé un rato observándole, sin siquiera querer respirar para no despertarlo... era realmente una belleza.
- Coucou - susurró y sonrió
- Buen día - apenas pude decir
- Como te sientes?
- Con dolor de cabeza... escucha acaso tu...?
- No. No me gusta aprovecharme de los inconscientes. Tampoco me gusta la necrofilia.
Acaso eso fue un intento de broma? Su amague de sonrisa lo afirmaba pero sus ojos decían lo contrario.
Levantó una ceja. Había algo en él que me ponía los pelos de punta. Me juzgaba, su actitud recriminadora le salía por los poros.
- Mira... lo siento, si? No se que me pasó.
- Yo si: litros de champagne con un cuadro de insolación. Típico. Deberías cuidarte más.
Otra vez el reproche. Me hacía sentir como un niño regañado.
Me levanté, estaba en bóxers.
Lo miré. Sus ojos escrutadores me miraban de arriba a abajo.
Tomé unos joggins y una musculosa en silencio.
- Iré a hacer café. Cómo te gusta?
- Con leche, suave. Merci
- Me dirás tu nombre?
- Camus
Al fin. Dos frases sin regañarme.
Bajé a la cocina, prendí la nespresso y esperé.
Me sentía ansioso.
Tomé el celular que mágicamente apareció en la mesa y lo prendí. Tenía 346 mensajes de wsp. Nada importante. Lo volví a apoyar. Camus bajaba por las escaleras, revisando el suyo.
- Debo irme.
Lo tomé del brazo, impulsivamente. No podía dejarlo ir así
- Espera Camus por favor, yo...
- No. Olvídalo. Lo nuestro no funcionaría nunca. Me encantas, pero yo necesito control en mi vida y tú eres exactamente lo opuesto. Permiso.
Le bloquee el paso.
- Yo.. espera, cómo dices? Que yo qué?
Dijo que le encanto?
- Lo que escuchaste. Eres descontrolado en todo sentido, me volvería loco con alguien como tú a mi lado.
Se acercó y me acarició la mejilla. Me dió otro escalofrío, esta vez retumbó en mi entrepierna.
Lo agarré de la nuca y lo atraje hacia mis labios... le di un beso desesperado, su boca era dulce, suave y dócil, se dejó llevar, mis dientes mordían sus labios, su lengua lamía los míos... pero de pronto sentí frío, su mano suave pasó de mi mejilla a la nuca y cerró su puño en mi cabello, sus labios apuraron a los míos, ejerciendo un poder avasallador, tiró con determinación mi cabeza hacia atrás y lamió mi cuello de abajo hasta mis labios, que mordió violentamente apresándolos, mientras su mano derecha tomaba la mía con fuerza, me retorcía el brazo hacia mi espalda y me empujaba contra la mesa. Me enloqueció. No podía moverme, cautivo a su merced... y de pronto me soltó. Se giró hacia la puerta, como si nada hubiese pasado, dejándome allí con ganas de más.
- No es tan fácil todo, Milo. Mejor aléjate de mi.
- No, espera
- No tú... no seas terco. No funcionará. No perderé el tiempo, ya sé cómo termina esto
- No me conoces, como puedes decir eso? Dame una oportunidad... yo... yo haré lo que tú quieras...
Lo sé. Sonaba desesperado, y lo estaba.
Total y locamente desesperado.
No quería que se vaya, que salga por esa puerta y no verlo más. Estaba determinado a cortar algo que aún no comenzaba.
- No puedes hacer lo que yo quiero que hagas. Lo sé muy bien. - le tomé la mano nuevamente y él se soltó.
- No sabes nada de mi. Cómo te atreves a afirmarlo?
Dio dos pasos hacia mi y me habló tan cerca que pude ver las chispas que salían de sus ojos, nuestras narices pegadas, el frío que emanaba
- Si te digo que dejes las fiestas... lo harías? Que abandones el alcohol porque te daña, lo dejarías? Si te ato a mi cama, y te pido que sólo quiero que seas mío, te quedarías?
Dudé.
Dudé por unos segundos, los suficientes para que se diera vuelta y salga por la puerta.
Me sentía como en una montaña rusa. Pero qué demonios había pasado? En serio me pedía que yo deje de ser como soy?
No podía creerlo.
Me pase la mano desde la frente hacia mi cabellera, con claro gesto de fastidio. Aún sin comprender del porqué de esta situación, miré hacia el techo pidiéndole al dios que quisiera escucharme me otorgara un poco más de iluminación ya que parecía haber perdido todas mis neuronas.
Al carajo el café
Volví a la cama e intenté dormir, pero no pude. No había forma.
Bajé para hablar con el hombre de seguridad... él sabría el piso de Camus. No dejaría las cosas así. Conmigo no se juega. Necesitaba explicaciones.
Me encontré tocándole la puerta. Una, dos, tres veces.
- Abre Camus. Anda
- Vete - Me dijo desde atrás de la puerta
- Abre la maldita puerta y hablemos
- No hay nada de que hablar. Vete
- Ya basta, Camus! Abre la puerta ahora!
La abrió. Tenía el cabello chorreando, una toalla a la cintura y el cuerpo empapado
Sus ojos gélidos me observaban con desaprobación... nuevamente.
Enloquecí. Odiaba que me mire así. Porque todo lo que yo hacía estaba mal?
- Porque? - le dije entrando a su casa y cerrando de un portazo
- Porque QUE?
- Porque me desprecias? Por ser como soy? Que tanto te molesta?
- Yo no te desprecio, no te equivoques, engreído.
Mi enojo iba en aumento, más y más. Sus palabras me herían, no podía evitarlo.
- Entonces? Porque me rechazas así?
- Porque ya elegiste y yo fui muy claro en lo que necesito. Vete Milo.
- Yo no elegí una mierda! No me das opciones. Ninguna! Estás jugando conmigo? Eres tan... dominante. Estoy intentando ceder, vuelvo a buscarte, acaso no te das cuenta?
- No me alcanza, Milo. Porque no lo entiendes? No soportas el rechazo? Acaso es la primera vez en tu fastuosa vida que te dicen "no"?
Su casi sonrisa burlona terminó de enloquecerme. Di un paso hacia él. Sus ojos me perforaban, con esa mirada desdeñosa, levantando el mentón desafiante.
Le quité de un tirón la toalla y lo abracé. Abracé su cuerpo con fuerza mientras lo besaba una y otra vez, tomándolo del cabello con furia, mordiéndole un labio, luego el otro. Penetrándole la boca con mi lengua imperiosa sin respiro. Se dejó llevar, nuevamente con un suspiro... hasta que tomó control nuevamente, una fuerza arrolladora me besaba, me apartaba, me empujaba hacia la puerta. Tomó mis muñecas y me las sujetó arriba de mi cabeza dejándome indefenso, mientras seguían los besos feroces.
- Ruégame por favor
- Por favor
Me abrió las piernas, aún contra la puerta. Su desnudez me excitaba pero no podía moverme, no podía pensar con claridad.
Se pegó a mi, mientras volvía a morderme con fuerza los labios y me arrancaba un gemido
- Di por favor
- Camus...
- AHORA
- Por favor...
Me soltó y caí de rodillas frente a él. Levantó mi cabeza con un dedo en mi mandíbula, posó sus rubíes en mis zafiros y dijo:
- Buen chico... très bien.
Me sentí derrotado. Quería levantar del piso el poco orgullo que me quedaba y salir corriendo de allí. Pero en cambio me quedé postrado, esperando. Y esperé sin levantar la cabeza. En mis ojos se agolparon lágrimas de ira, no entendía porque me quedaba o tal vez ya lo había entendido y me negaba a ver la realidad: me encantaba y haría cualquier cosa por él.
Si tenía que rogar, rogaría. Me arrastraría pidiendo clemencia por él.
Esto es lo que quieres?
Lo oí caminar descalzo por la cocina, tomó una botella de agua y se acercó. Escuché como la aplastaba y la dejaba arriba de alguna superficie.
Quedó parado delante mío, levanté la vista y tenía puesto un jogging gris.
Me miraba con dureza.
Que debo hacer?
- Levántate Milo...
- Porque me haces esto?
- Porque es lo que soy.
- Lo que eres...?
- Si. Y tú no estás preparado para ser lo que yo quiero que seas.
- Lo haré. Lo prometo que lo haré. Dejaré de ver a los demás, nadie más me importa.
Lo haré, lo haré todo por tí
- Demuéstramelo. De ahora en más, eres mío. Entiendes que significa?
- Si, por favor.
- No. Se que no lo harás. Vete, Milo.
No. Déjame conocerte, quizás yo pueda cambiarte...
- Que te vayas.
Y una vez más sentí estallar el fuego dentro mío. Pero me prometí que sería la última vez por él. Me giré y salí de su casa sin mirar atrás. No me dejaría humillar más.
O eso creí.
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Nota: este fic está siendo actualizado y corregido gracias a @SaSha
