Nos tomamos un taxi.
Le tomé su mano discretamente y me lo permitió. Porque no podría ser una relación "normal" sin que tuviera que pensar que estaba bien o que no, en todo momento?
Me explicó que no sólo era profesor en la Universidad de San Martín, sino que también daba cátedras, cursos y capacitaciones. Agregaba a su gran curriculum la Universidad de Buenos Aires, Historia. Ahora se estaba especializando en el Estudio del Antiguo Egipto.
Era la primera vez que oía su melodiosa voz hablar tanto, y lo hacía con pasión. Ahora entendía también de donde conocía a mi amigo.
- Me recuerdas a Kanon y a todas las veces que insiste en que vuelva a estudiar... - sonreí
- Quizás deberías escucharlo más - su sonrisa no asomó en sus labios, pero sin dudas era una broma. O no?
- Que gracioso. Le dediqué mi juventud a mi carrera, no volveré a estudiar.
- Y es que acaso estas ejerciendo?
- Me tomas por un vago que vive de limosna?
Bajamos del taxi y entramos en silencio. Una hermosa catedral estilo gótico nos ofrecía los portones abiertos.
La facultad era muy amplia y llena de jóvenes yendo y viniendo.
Donde mirara, había ojos observándonos. Camus permaneció impasible, pero de reojo me miraba. Evidentemente era muy popular entre las chicas... y los chicos. Se acercó un grupo de chillones niños a preguntarle vaya a saber que, pero tenía pinta de que solo querían hablar con él. No lo dejaban avanzar, pero el profe con mucha paciencia respondía cada pregunta.
Ay ya. Cuanto más
Tomé mi celular, hastiado y revisé el wsp: llamadas de Kardia, Aioria y de Saga... uhmm los leería más tarde.
Al fin subimos unas escaleras y me susurró
- Algún amante te ha escrito?
Diablos como lo sabía todo? Mis mejillas me traicionaron.
- Nada, Camus. Simplemente Saga - y rodé mis ojos hacia atrás.
Entramos al salón en silencio.
Kanon nos saludó de lejos, nos dirigíamos hacia allí cuando alguien me tomó de la mano. Me di vuelta y Saga me miraba con ojos sorprendidos.
- Qué haces aquí?
- Ah hola Saga, acompaño a Camus... y tú?
- Kanon recibirá el diploma, su tercer maestría.
Maldición, claro que era esosoy un imbécil
- Ohh si claro es genial - balbuceé. En que demonios pensaba al no atar los hilos? Camus le entregaría el diploma a Kanon. Yo debería haberlo sabido si no estuviera en mi propia nube...
- Entonces sí sales con él...
Su voz sonó apagada, me sentí culpable.
Giré la cabeza y Camus me observaba, con esa cara de reproche.
Saludé a Kanon, que me abrazó alegre
- Que sorpresa, amigo! Me alegra que estés aquí.
- Felicidades bro, por donde me puedo sentar?
Me acomodé en la segunda fila, sintiéndome el peor amigo del Universo. Y ahí los vi entrar: mi hermano, acompañando a Aioria, Deidalos y Afrodita, todos de traje riendo y molestándose.
Se sentaron a mi lado, hablando uno tras otro atosigándome a preguntas y reproches.
- Que hacen aquí? - miré a Kardia
- Nos avisaron los gemelos, te llamé. Te mandamos wsp. Vives en la luna o que?
- Ya. No los revisé, ok. Me dejan en paz?
- Ya ni los mensajes respondes, Milo. Te tienen secuestrado? - todos rieron
- Si, de las bolas lo tienen - volvieron a reír.
Giré los ojos hacia arriba, sintiéndome un idiota. Me crucé de brazos y miré hacia adelante
- Milo... Camus es casado. Lo sabías? - Me susurró Aioria
- Queeee?
- Shh es lo que me dijo Saga, con un tal Julián Solo. Lo conoces?
- No, ni idea. Pero no me dijo nada...
Pero que mierda? No seré el segundo de nadie
- Amigo, ese pelirrojo juega a dos puntas, ten cuidado.
Miré a Camus con disgusto. Como no me había dicho algo tan importante? Acaso estaba jugando conmigo? No se lo permitiría. La rabia me hacía bullir la sangre, sentí mi cara arder de ira. Mis puños se cerraron y traté de calmarme... no era el momento ni el lugar.
Todos en silencio, la ceremonia comenzaba. Eran veinte alumnos los que esperaban que entre el Decano de la facultad. Dirigí mi mirada hacia el frente, Camus me miraba con el ceño fruncido.
Quiero asesinarlo
Giramos todos hacia atrás, y de entre las puertas que se abrían apareció un hombre alto, de cabello celeste y ojos transparentes del color del mar, caminando con plena confianza hacia el atril. Vestía un traje blanco, pulcro con una rosa roja en el bolsillo de su saco. Todos lo aplaudieron.
- Buenas tardes. Mi nombre es Julián Solo y les doy la bienvenida a mi facultad. Hoy entregaremos...
- Pero que bien se ve el Decano - se escuchó a Dita decir por lo bajo.
Me quedé helado, al lado mío Aioria me codeaba, pero no pude responder. Miré al apuesto Julián, que seguía hablando e iba llamando uno a uno a los recién recibidos, entregándoles el diploma.
Llegó el turno de Kanon, una lluvia de aplausos y silbidos, nos saludó desde el frente diploma en mano y volvió a sentarse en su asiento.
Terminadas las formalidades, todos nos levantamos y fuimos a felicitar al recién recibido, que esbozaba una sonrisa feliz. Julián se acercó y le tendió cordialmente la mano, cuando posó sus ojos en Camus, algo cambió.
Mientras todos al rededor hablaban de donde ir a festejar el nuevo logro, yo sólo podía prestarle atención a cómo Camus cambiaba su semblante. Había algo que no llegaba a comprender, algo se me escapaba...
Se acercó a su oído y le susurró algo que no llegué a escuchar, Camus bajó la cabeza, serio. Julián le tomó la corbata y tiró de ella, juguetón. La mirada de Camus estaba como perdida, mirando el piso. No era la reacción que esperaba en una interacción entre dos esposos.
PERO QUE CARAJOS PASA
Me acerqué rápidamente y me presenté, alejando a Julián de él. Le soltó la corbata y lentamente se giró a observar quién lo había interrumpido.
- Ajá y tú eres...?
- El novio
Julián giró su cabeza lentamente hacia Camus, que tenía los ojos vidriosos muy abiertos pero aún miraba hacia abajo.
- Y cuando pensabas decírmelo, mon chérie? - su tono era amenazante. Me dio escalofríos. Tomé la mano de Camus y de un tirón caminé hacia la puerta
- Así que... un placer señor Solo. Adiós.
Caminamos deprisa hacia la salida de la facultad, en silencio. Camus aún no reaccionaba. Saqué mi celular y envié un mensaje rápido al grupo TODOS EN Bs. As. en el que habíamos agregado recientemente a Kardia y Aioria: "nos vamos a casa" e inmediatamente recibí una catarata de mensajes que no podría describir.
Frené al primer taxi que pasó y entramos.
- Oye Camus... Camus! - le obligué a mirarme, tomándolo del mentón
- No tienes idea de lo que has hecho.
- TU me dices eso? Y qué hay de él? Cuando pensabas contarme?
- Basta Milo, suéltame.
Llegamos a la puerta del edificio. Mi paciencia estaba a punto de estallar.
Subimos al ascensor y presionó el 14 y luego el 15
- Ah no. No te escaparás de esto. Me debes una explicación.
Y más vale que sea una buena
Sus ojos se abrieron de la sorpresa, pero no dijo nada, dejamos pasar mi piso y entramos a su casa. Apoyé todo en la mesa y me giré a verlo, con las manos en la cintura.
Estaba parado en la puerta, con la mirada perdida.
- Y BIEN?
Sacó su celular, que evidentemente estaba en silencio y cortó. Di dos pasos y le arranqué el teléfono de la mano. Veintiséis llamadas perdidas de Julián.
Todo un stalker maldito hijo de puta
Lo revoleé al sillón. Me paré enfrente suyo y apoyé mis manos en la puerta, por sobre sus hombros así no tenía dónde escapar.
- Vas a hablar?
- Es mi ex... amo.
- Tu ex amor?
- Amo
- Tu ex marido?
- También. Pero aún no me da el divorcio.
- Amo?
- El... fui suyo por unos años, me enseñó... a amar. A como portarme en la vida. Aprendí todo de él, él es... - lágrimas caían de sus rubíes.
Pero que putos demonios está diciendo? Amo?
- El es un abusador. Dices que te enseñó a amar? Eso no es amar, le tienes miedo, horror. Lo vi en tus ojos! Por el amor a Cristo, es la repulsión que me causas a mi cuando te transformas en ese caballero frío y dominante que no tengo ni puta idea que hará. Mira Camus, me encantas, pero yo no puedo...
- Es la única forma que puedo amar! Milo por favor, también me encantas pero no sé demostrarlo de otra manera, yo soy así!
- NO! Siempre hay otra manera! Necesitas confiar en mí, no es necesario que sigas en la misma mierda! no podemos seguir así... Mírate cómo estás. No quiero que llores, por favor. Por favor permíteme...
Me abofeteó, justo cuando intentaba secar sus lágrimas. Bajé los brazos, suspirando abatido. Me toqué la mejilla y pasé mi mano desesperado por mi cabello.
- Me dices a mi que no puedo esconderme en el alcohol... y te digo lo mismo, Camus. No puedes ocultarte detrás de tu aparente control. Eres un manojo de nervios... por favor déjame ayudarte.
- Yo no sé cómo... - se tomó la cara con las manos, sollozando.
- Ven aquí - lo abracé y su cabeza se hundió en mi pecho. Acaricié su cabello, lentamente. Levantó su mirada, suplicante y le tomé la cara, lo besé con amor y dulzura... - Yo ya soy tuyo y tú, mío.
Lo llevé a la cama, lo desvestí con cuidado y lo acosté. Se veía tan frágil, sentí mi pecho estrujarse. Por mi mente no podía imaginar lo que debió haber vivido con el tal Julián.
- Quédate... S'il vous plait.
Mi corazón saltó de alegría. Sonreí... me desvestí y me recosté a su lado, acunándolo en mis brazos, al fin pude disfrutar de su perfume, su cabello en mis manos, su hermosa piel debajo de mis dedos... le hice el amor suavemente. No dejé de besarlo y decirle al oído cursilerías que jamás me imaginé saldrían de mi boca, hasta los dos caer agotados uno arriba del otro y quedarnos dormidos, abrazados.
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Nota: este fic está siendo actualizado y corregido gracias a @SaSha.
