La sangre me hervía.

Hasta donde podría llegar este ser, enfermo evidentemente de celos, para molestarnos? Que más quería?

- Camus... hace cuanto se separaron? Porque no te quiere dar el divorcio? Necesito saberlo.

- Se niega desde hace un año. No quiero hablar del tema, Milo. - miró de reojo a Kardia.

Era obvio que se sentía incómodo hablando de aquello, pero yo necesitaba respuestas. Ahora mismo.

- Los dejaré hablar, sepan que no diré nada a nadie, pero entiendan los dos, que pueden contar conmigo para lo que necesiten - dijo serio, y salió de la habitación.

- Quiero entender - suspiré - Te dejó? Porque sigue intentándolo? Esto es acoso! Los vi en la ceremonia... él te dijo algo que te perturbó. Vi cómo actúas cuando estás cerca de él. Debo... yo ví como te sometía... lo amas? - Me pase la mano por el cabello, nervioso

Por favor no me mientas, no me mientas

- No, ya no. Pero si lo amé en el pasado. Y él a mi, por años. Milo, por favor entiende, yo necesitaba otra cosa en mi vida. Comenzó a estar con otras personas y yo no pude soportarlo. Él aún cree que no puedo vivir sin él.

Y él a ti... discrepo con esa definición

- Y se equivoca?

- Merde! Si. Se equivoca, Milo.

- Dime la verdad. Yo...

- Yo estoy haciendo un esfuerzo muy grande contigo, Milo. Eres muy importante para mi.

- O sea que aún te tiene atado a él por capricho...

- No lo sé. Ya no se que quiere de mi. Pero yo soy débil cuando él está cerca. Así ha sido siempre - se tomó la cara con las manos.

Que va a querer de ti? Lo obvio

- Eso cambiará, ya no estás solo. Entiendes que hasta es acoso laboral? Camus esto es grave, trabajan en la misma Institución

- Pero que puedo decir? Aún es mi esposo

- Hablaré con Saga

- Como dices?

- Somos abogados, Camus. Y él es el mejor.

- No. Definitivamente no.

- Pero porque si él...

- NO. NO HARÁS NADA

- Camus...

Me abofeteó.

Maldita sea estúpida manía

Me tomé la barbilla para no seguir contestándole.

- Seguirás? O prefieres ir afuera y pasarla bien con tu gente?

- Ok vamos. Pero esto me lo pagarás en la cama.

- No no, tú me lo pagarás.

Nos miramos con los ceños fruncidos, ninguno de los dos dando el brazo a torcer, hasta que sonreí y le tomé la cara con las manos, estampándole un beso. Hizo un mohín de costado y me abrazó.

Dios mío me encanta, ahora parece más humano

Fui por un vaso de jugo. Kardia me pasó el brazo derecho a modo de abrazo. Ya estaba ebrio

- Hermanito... todo bien? Que bebes?

- Jugo, Kardia. Me estoy cuidando

- Y con el colorado? Me cae bien... estás seguro de todo esto?

- Intentándolo. Me gusta de verdad, hermano.

- Tanto para soportar también un bofetón? Te dejó tres dedos marcados - y rió.

- Ya déjate de tonterías, borracho

- Y tú ya déjate de preocuparte y parecer un monje, toma algo como se debe. Estamos de festejo

Kanon se acercó y por suerte me lo sacó de encima. Miré a mi alrededor y vi a Camus en el balcón hablando con el tal Eo. El pelirrosa le tomó un mechón de cabello y se lo acomodó detrás de la oreja...

Esto no puede ser no no

Me puse rojo de ira. También lo abofetearía? Presté atención... lo vi reír amablemente. Que...?! Esto era el colmo.

Tomé la botella de champagne de la mesa y me serví en una copa. A qué jugaba? Apuré el trago y me serví otro. Seguían hablando y riendo.

Riendo. RIENDO. Con un extraño

- Al fin el señor Milo nos acompaña! - Deidalos estaba ebrio también. Levantó su copa y pidió un brindis. Todos se levantaron y se acercaron a chocar sus vasos y copas... menos Camus y Eo.

Mis celos estaban fuera de control.

Tomé otra copa, intenté pensar en otra cosa, pero no podía evitar mirar hacia el balcón.

- Oye... porque no vas hasta allí?

- Que haga lo que quiera

- Vamos Milo no seas terco

- Aioria... sírveme otro trago.

Me sirvió más champagne y me miró a los ojos, serio.

- Amigo, te conozco. Estás loco por él, porque no le dices lo que sientes? No cometas los mismos errores del pasado. Si vas a empezar una nueva relación, que sea desde cero y siendo sincero. De que te sirve guardarte todo en el pecho? - me apoyó su diestra en mi hombro

- Es... complicado, Aioria - miré hacia el suelo, negando con la cabeza, mientras bebí de la botella.

- Lo sé, amigo. El amor es complicado y las personas también. Pero se que podrás estar a la altura. Pelea por lo que quieres, eres experto en eso - rió - También me tienes a mi para apoyarte si no resulta - y rió nuevamente.

- Gracias amigo, lo sé... tú cómo vas? Te dije que Deidalos era genial - solté una carcajada

El Cachorro entristeció su mirada.

- Ey bro... pensé que estaban bien... qué pasó?

- Estamos bien, el problema es Shaka. No deja de llamar, mandar mensajes a cualquier hora. Me pide volver, Milo... me confunde. Tengo miedo de cagarla con Dei y apostar nuevamente a tener algo con Shaka... siempre terminamos igual

- Si, peleando todo el día y él dejándote con la misma excusa de mierda

Maldito Shaka porque justo ahora

- "Necesito tiempo" - coreamos los dos.

Lo abracé. Necesitaba hacerlo.

- No te voy a decir que hacer, bro. Pero ahora que encontraste a alguien que te hace feliz, para que seguir intentando algo que ya sabes que no va a funcionar? Amas a Shaka, lo amas como para volver a arriesgar todo?

Me miró y sonrió. Fue una sonrisa triste, pero a la vez reveladora, pareció que al fin se desprendía de una bolsa que llevaba en sus hombros muy pesada.

- Hablaré mañana con él. Desearía hacerlo en persona pero creo que retrasaré mi vuelta a Atenas unos meses más.

Chocamos los cinco, sonriendo. Deidalos se acercó, le dio un beso casto y chocó mi puño, feliz.

Los dejé solos para buscar otra botella en el freezer y volver a mirar a Camus. Revisé con la vista el balcón y... no estaba por ningún lado.

Intenté sonar casual cuando me acerqué a Kanon, que aprovechó y sirvió su copa, si había visto al pelirrojo

Donde - mierda - estás

- Lo ví entrar al baño. Amigo... Que ocurre? Estás celoso?

- Si, definitivamente mi hermano esta celoso - Kardia se carcajeó y nos abrazó, corrí su brazo, molesto y me dirigí al baño.

El muchacho en cuestión estaba fuera, checando su celular.

A quien estás esperando, maldita sea

- Eo, verdad? Esperas entrar? - le dije, serio.

- Ehh ahh si. Milo, verdad? - me miró a los ojos, rogué realmente que vea mi ira asesina en ellos.

- Milo... Qué pasa? Aioria tomó mi brazo y me llevó de vuelta al sillón. - Ey bro, no armes escenas

- Pero si no hice nada, Aioria

- Te conozco, ya estás tomado. Ven, tranquilízate un poco... crees que el mocoso intente algo?

Que lo intente

Cuando Camus volvió, yo ya estaba hablando estupideces. Ni lo miré, reía con mis amigos.

- Milo

Levanté la vista y allí estaba parado delante mío. Sus ojos refulgían de ira.

- Aaahhh terminaste? Ven Eo cuéntame que tanto hablaron

- MILO

- O cuéntame tu, Camus. Linda la conversación?

Mi tono de voz era alto, burlón. Todos rieron.

Me levanté del sillón con la botella en la mano. Me pegué a Camus tanto, que sentía su respiración agitada. Giré mi cabeza despacio y tomé lo que quedaba de champagne en su cara.

- Nos vamos, mon chère? - Me dijo serio. - Ahora?

Lo miré a los ojos. Zafiros contra rubíes... segundos, minutos... tomé una copa llena de la mesa y la bebí de un trago, desafiante. La apoyé y me despedí de todos agitando el brazo. Tomé a Camus de la mano y salimos hacia el 15

- Veo que tu vaso de jugo se convirtió en champagne...

Su tono era amenazador. Yo reí

- Y yo veo que te divertiste mucho con el pelirrosa

- Celoso? - rió sarcástico.

Si, y no te imaginas cuanto

Entramos a su departamento. Cerró con llave y lo acorralé. Apoyé mi torso en su espalda, estampándolo contra la puerta, lo tomé del cabello violentamente y lo besé, ardía de ira. Mordí su cuello, sus labios y mi mano libre bajó hacia su pantalón. Intenté bajárselo pero se dió vuelta, zafándose.

- No te escaparás

Tomé sus muñecas por sobre su cabeza, apoyado en la puerta. Seguí besándolo desenfrenadamente, mientras él se retorcía... Enloquecí. Me corría la cara una y otra vez. Levanté sus piernas hasta mi cintura y lo llevé hacia la cama, mi mano izquierda aferrada en su cabello, en su nuca, con la otra le torcí el brazo en su espalda.

Por primera vez, lo oí gemir.

Lo tiré en la cama, me tendí encima aún intentando besarlo, forcejeando. Se escapó una de sus manos y fue directo a mi cara, la mejilla me ardió.

Te sacaré esa manía de mierda

Tomé las esposas que me dio Saga del bolsillo trasero del jogging, encerré sus muñecas y lo até al cabezal de hierro. Abrió grandes los ojos, por dos segundos se quedó inmóvil, azorado.

Le quité los pantalones, mientras pataleaba.

- Qué pasa? Le quieres ir a llorar al pelirrosa?

- Tsk

Lo di vuelta, me bajé los míos y tomé el lubricante del primer cajón en la mesita de luz: lo refregué en su entrada, mis dedos no pidieron permiso ni tuvieron piedad, una y otra vez.

- Quieres volver al balcón con tu amiguito? O al baño, quizás?

- No...

- Seguro?

Le abrí las piernas con mi rodilla y lo penetré con furia... Gimió con fuerza. Le tapé la boca con mi mano derecha mientras que con la izquierda apoyaba el codo en el colchón.

Lo embestí una y otra vez, lo oía gritar bajo mi mano, desesperado, pidiéndome que me detenga.

Si... quiero oírte rogar

Me recosté totalmente encima apretándole la cabeza contra la almohada, tirando de su cabello desordenado. Soportó así mis embates por un largo tiempo.

Le levanté un poco las caderas, jadeó.

Seguí a buen ritmo, una y otra vez hasta que le dejé libre la boca y le susurré en el oído mientras acababa dentro suyo "tú eres mío"

Salí de él y fui hacia el baño.

Lo dejé tendido, atado. Cuando volví abrí las esposas. Le corrí el cabello de su cara, despacio. Lo miré y me dijo:

- Si, mi amo.

--

Nota: este fic está siendo actualizado y corregido gracias a @SaSha.