Era domingo. Nos levantamos al mediodía, comimos algo y subimos a la piscina. Aioria, Kardia, Kanon y Deidalos nos esperaban.
Después de todo lo ocurrido en estos últimos días se lo veía tranquilo, relajado. Su frío semblante había desaparecido, como así también su forma sumisa.
Se quedó un rato delante de la computadora y sin que yo le dijera nada, fue a ponerse el traje de baño.
- Compré online otro teléfono. Debería llegar mañana.
- Me parece muy bien.
Esbozó una sonrisa, feliz.
Abrazamos a todos y nos sentamos en las reposeras. Mi pelirrojo me pasaba bronceador en la espalda regañándome que me cuidara la piel, cuando los vimos llegar: Eo, Sorrento e Isaac traían unas cervezas y nos saludaban.
Observé a Camus, esperando que le diga algo a Eo. Agarró el pote y comenzó a ponerme el bronceador en el pecho.
Kardia me revoleó una manzana, la cual atrapé en el aire. Me hizo el gesto de "calma" con las manos y asentí. No quería volver a perder el control.
Maldito mocoso
Me saqué los anteojos y caminé hacia el agua, estaba fresca. Me senté en la orilla y a los segundos tenía a mi hermano sentado junto a mi.
- Milo qué pasa contigo? Alguna novedad? Desde cuando eres así de posesivo?
- Ya, Kardia. No pasa nada
- Si, sí que pasa. Crees que no me doy cuenta? Estás como un desquiciado mirando qué hace y qué no hace Camus. Pensé que tú...
- Que dejes el tema ahí. Cuéntame cómo la estás pasando?
Me puso los ojos en blanco con fastidio. Pero entendió el mensaje: no quiero hablar del tema.
- Genial. Dei es un fantástico anfitrión. Fuimos temprano a recorrer Los Bosques de Palermo, anduvimos en bote…
Sonreí. Mi hermano parecía un chiquillo, ya tenía mil anécdotas más para contar de su viaje en sus historias de Instagram.
Sorrento se nos acercó y nos preguntó si podía entrar al agua. Kanon se unió a la conversación abrazando a mi hermano, Aioria me trajo una caipiriña y también entró al agua. Todos charlábamos hasta que alguien preguntó quién bajaba a abrirle a Afrodita que se había dejado las llaves en su departamento.
- Yo voy - sugerí
- Deja que te acompaño, dijo Sorrento.
Me pareció extraño...
En el ascensor, me preguntó desde cuando conocía a Camus. Se acercó demasiado, me hablaba muy cerca, nuestras narices casi se tocaban.
- Lo conozco hace poco, porque?
- Es tu novio?
- Algo así - lo miré muy serio.
- Es nuestro profesor en la Uni... porque no se lo dejas a Eo? Está enamorado de él.
Que porque no se lo dejo? De que carajo habla
No llegue a contestar. Acarició un mechón largo de mi cabello y me estampó un beso. Pero que...?
- Ey espera. - lo empujé un poco apoyando mi mano en su pecho, poniendo distancia - Qué haces? Ya déjalo ahí. No me interesa tu propuesta.
Llegamos a la puerta donde esperaba Afrodita mirando al cielo, en su propia nube
- Y que tu amiguito Eo no se acerque a Camus porque le daré una paliza - le susurré en mi peor tono amenazador que me escuché en mi vida, mientras le abría la puerta al despistado y me abrazaba.
- Ay Milo gracias! Tendré que llamar a un cerrajero
- Después entro por tu ventana, Dita... descuida
- Eres un maldito stalker! - reímos y subimos al ascensor.
Sorrento estaba blanco, pálido como la cera y no me sacaba la vista de encima.
- Sorrento, que tienes?
- Nada nada
- Ok está aquí Isaac? Tiene una deuda pendiente ese crío...
Los ojos de Afrodita se achicaron con maldad. Algo estaba tramando.
Cruzamos la puerta del sum y le atrapé la muñeca a Sorrento:
- Quedó claro?
- Eh si si Milo, tranquilo.
Tranquilo una mierda
Busqué a Camus con la mirada. Estaba riendo junto a Aioria y Deidalos. Bebía caipiriña? Cielos... nunca lo vi ebrio, quizás sería divertido.
Me acerqué con una sonrisa, en mi propia nube, pensando en besar a mi colorado y tocar su suave piel...
Sentí algo frío en mi costado: cerveza. En todo mi lado izquierdo... levanté la vista y allí estaba Eo, pidiéndome disculpas con una sonrisa socarrona en su estúpida cara. Era en serio?
- Pero que demonios te pasa? - lo increpé
- Oye lo siento, fue sin querer
Y una mierda sin querer
- Mantente alejado de Camus, me oyes?
Sentí una mano tomando mi diestra, era Kanon.
- Milo...?
- Ya. Iré a la ducha.
Idiota mocoso hijo de puta
Mientras me iba escuché la voz de Kanon
- No juegues con él, Eo. Te irá muy mal, no lo conoces.
Claro que no me conocía como él. Años de peleas en la secundaria, en los partidos de básquet, miles de veces me había frenado, salvado, cuidado después de cada riña. Él fue mi amigo en la peor época de mi vida, con mi carácter descontrolado y esas ganas de tener en todo momento una buena batalla.
Me duché rápido y al fin llegué hasta Camus... me brindó una sonrisa y lo abracé. Tomé su barbilla y acaricié sus labios
- Me encanta que sonrías - le susurré
Aioria giró los ojos hacia atrás
- Aaaahhh cuanta melosidad, verdad Dei?
- Vos callate y dame un beso - reímos todos.
El sol caía, sentía mi cara y hombros arder. Tendría que escuchar el sermón de Camus y la importancia de usar el protector solar.
Había subido a la piscina un grupo de chicos que yo no conocía.
Desde un parlante sonaba música, Aioria revisaba su móvil, Kardia aún nadaba despreocupado con Kanon y Camus dormía en la reposera, exhausto.
Deidalos hablaba animadamente con los muchachos, nos hizo señas y fuimos a saludar.
Eran unos jóvenes de intercambio, habían llegado el viernes para empezar la facultad.
- Y que van a estudiar?
- Historia del Arte en la USM - respondió el rubio
- Parece que Camus tiene nuevos alumnos - rió Deidalos.
- Quién? - Preguntó el de pelo verde
- Aquél que duerme...
- Wooww! Iré a preguntarle de las materias, estoy tan emocionado! - dijo el morocho de pelo corto
- Creo que lo conozco! Estudió en Siberia, como yo! Ah hola, soy Hyoga - Me dijo y extendió su mano.
- Milo
Uno a uno se presentaron. Se los veía eufóricos. Sonreí, no tenían más de veinte años.
- Seiya en que piso se mudaron? - pregunté
- 5 y 6 Ala B. Aún no me acostumbro a los dos ascensores.
Aioria se acercó y me tocó el hombro, haciendo señas de que mire hacia atrás
Giré para ver a Camus... seguía durmiendo como un ángel. Pero cerca de su reposera estaba Eo con Sorrento, hablando entre ellos con las cabezas pegadas.
Afrodita me llamó, estaba con un Isaac nervioso...
- Qué pasa Dita?
- Necesito saber si DM está en casa.
- Pero porque no lo llamas?
- Anda Milo, pregúntale así como de forma casual...
Le mandé un wsp. Me parecía raro que no estuviera aquí un domingo.
- Que mierda quieres? Estoy trabajando salgo a las 2
- Ok nada. Bye
Miré a Dita
- Vete. Sale a las 2. Ten cuidado.
Me di vuelta y corrieron hacia la puerta.
Sonreí. DM lo mataría.
Fui al baño y cuando salí escuché gritos en francés. Una botella que caía...
Pero que...? Que más podría pasar hoy?
Me apuré y vi a Camus gritándole a Eo, Sorrento en el medio intentando separarlos.
- Solo está borracho, Camus cálmate!
Corrió a Sorrento del medio y abofeteó a Eo. Me quedé helado
Buen derechazo
Pero que había pasado? Mi pulso se aceleró de cero a mil en un segundo.
Todos mirábamos aquella situación, mis piernas no me respondían, Eo se tomó la mejilla y se le tiró encima a Camus
- Mon Dieu está loco!?
- Eo! Eo! Ya basta - Sorrento intentaba soltarlo. Kardia corrió también a separarlos, y de pronto me vi agarrándole al mocoso del cuello. Lo levanté tanto que sus pies no tocaban el suelo.
- Que te dije? Es que no entiendes? Eres estúpido o que? Bramé. Seis pares de brazos intentaron soltarle, Camus me agarró de la espalda, abrazándome.
- Suéltalo Milo!
Giré y lo solté en la piscina.
- Veamos si así se enfría un poco - dije, sarcástico.
Todos rieron.
Giré y le tomé la cara a Camus.
- Que te hizo?
- Ya Milo, está ebrio...
- No me hagas repetirlo - le susurré al oído
- Él me besó mientras dormía... y yo pensé que eras tú hasta que abrí los ojos, fue solo un segundo y...
MOCOSO HIJO DE PUTA
Salté al agua. Eo aún seguía allí intentando entender que había sucedido.
Le estampé un derechazo. De nuevo brazos queriendo separarnos, desesperados.
- Te lo dije maldita sea! Se lo dije también a tu amigo! Que sea la última vez o te aplastaré esa bonita cara que tienes! - lo empujé y salí del agua.
- Vamos, Camus
- Espera! - Kanon me tomó del antebrazo.
- No. Suéltame Kanon
- Espera por favor.
Me di vuelta, lo miré, y señalándolo con el dedo índice le espeté
- No, tú tienes la culpa de esto. Son tus amigos, acaso no saben comportarse? Nosotros también vivimos aquí. Esta es MI maldita casa y al que no le gusta, que se vaya! No lo quiero volver a ver, o lo mataré! Me oíste Kanon?
Creo que lo dejé sordo y que me oyeron a dos cuadras a la redonda. Todos sabían que hablaba en serio.
Otra vez aquél veneno por mi sangre, fluía cada vez más espeso. Mis nervios a flor de piel me impedían respirar.
- Tienes razón, amigo. Por favor no te vayas, quiero que te quedes. Me desharé de ellos, discúlpame.
Me senté en la reposera mientras Camus me pasaba una toalla por la espalda.
Aioria se acercó con una caipiriña.
- Como en los viejos tiempos, eh? Estas vacaciones son geniales - y soltó una de sus carcajadas.
Kanon acompañaba a sus dos amigos hacia la puerta. La música siguió sonando y me relajé un poco.
Caía la noche y pedimos unas pizzas.
Kardia se divertía a mi costa, contando anécdotas de algunas de mis peleas épicas, me hacía ver como un vándalo superhéroe impartiendo justicia.
Todos lo miraban con los ojos brillantes, emocionados.
- Eres muy fuerte, Milo! Quiero ser como tú - dijo Seiya, y todos reímos.
Giré los ojos hacia atrás.
Me digné a revisar mi celular. Treinta y dos llamadas perdidas de un número oculto.
Suspiré, cansado.
Mañana a primera hora debería ir a cierta facultad.
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Nota: este fic está siendo actualizado y corregido gracias a @SaSha.
