Me levanté muy temprano.
Su cabello colorado me envolvía, decidí prepararle el desayuno y traérselo a la cama.
Revisé el celular: dos llamadas perdidas de un número desconocido...
Tan temprano?
Mientras prendía la tostadora, volvieron a llamar. Mi paciencia estaba al borde del colapso.
- Hable
- Pusiste en práctica mis sugerencias? A que si? A que mi esposo es una delicia...
- Ya basta, Solo. Que es lo que quiere? - Tomé dos tostadas.
- Quiero que te alejes de él.
- Ajá y porque haría eso? - Saqué la cafetera eléctrica de la base.
- Porque Camus es mío.
- No, ya no lo es. Tiene que entenderlo - vertí el agua en las tazas y tomé el cartón de leche.
- Si, si lo es. Tengo los papeles que lo demuestran. Cuando yo quiera él volverá a mi lado.
- Él ya no lo ama, Solo. Usted ya tiene compañía... porque no lo deja en paz? No es un objeto que puede desechar y volverlo a tener cuando se encapriche. Está intentando tener una vida propia - mi tono de voz era calmo.
- Una vida contigo? - rió sarcástico - Su vida me pertenece.
- Mire, lleguemos a un acuerdo. Usted ya no lo necesita... dígame qué quiere en realidad - saqué la mermelada y el queso de la heladera
- Ya te lo dije, te quiero lejos de él. Cuanto antes, mejor.
- Ya firme el divorcio, Julián. No busque pelea donde no debería haberla. Él no volverá con usted - tomé la bandeja, apoyé las cosas en ella.
- Mira bichejo... no lo repetiré más. Si sigues con esto, te destruiré y deja de tratarme de usted cuando los dos sabemos que quieres estrangularme
Te arrancaré esa sonrisa falsa a golpes
- Será por las malas, entonces. Lo veré en los tribunales.
Apoyé el celular en la mesada, sin decir más.
Maldito hijo de puta
Tomé la bandeja y me dirigí al dormitorio. Aún dormía, como un ángel ajeno a todo... tan plácidamente que me dio lástima despertarlo.
- Arriba dormilón... te traje el desayuno.
Eres tan hermoso
Le corrí el cabello de la cara y me regaló una gran sonrisa.
- Bonjour
Lo besé y se enderezó.
- Hoy te acompañaré a la facultad, Camus.
- Que? No... porqué!?
- Porque debo hablar con tu marido en persona.
Mi tono fue casual. Cerró los ojos con fastidio.
- No, no lo harás.
- Si, si lo haré. No hagas que me caiga mal el café.
- Pero Milo... - bufó
- Ya. Tuve una charla muy amena hace un rato con él y parece que no entiende que no eres su objeto. Bien, lo entenderá - y levanté los hombros, mientras me llevaba la tostada con queso a la boca.
- No hagas migas en la cama.
- No lo estoy haciendo - mis ojos giraron hacia atrás, sin poder controlarlos.
Entornó los suyos y estaba dispuesto a seguir, pero sonó el timbre. Se levantó y atendió el portero eléctrico.
- Oui? Ya bajo. - Me miró y sonrió - Es el celular, ya regreso.
Tomó las llaves y ya salía hacia la puerta...
- Ponte unos joggins por el amor a Cristo
Volvió sobre sus pasos, por suerte no salió en bóxers.
Revisaba todas las apps que tenía su teléfono. Le llevó un tiempo, hasta que levantó la vista y me confesó
- No tienes idea de las llamadas y wsp de Julián de todo el fin de semana. Porque insiste ahora? Hace meses que no...
- Porque estás bien, feliz con alguien más. Y se acordó que quiere ponerte nuevamente la correa. - tomé el último sorbo de café.
- Y tú que calmado te ves - levantó una ceja mientras tomaba otra tostada y corría su cabello hacia atrás
- Lo estoy
- Que harás? Estoy intrigado
- Le preguntaré una vez más si nos dejará en paz. No creo que desee que todo el mundo conozca su vida privada - levanté nuevamente los hombros.
- No serías capaz de amenazarlo, Milo no...
- No lo voy a hacer, pero si me obliga... Solo quiero que entienda que si él juega rudo, yo también lo haré. No soy un turista más, Camus... lo haré pedazos. Te traigo jugo?
- No gracias. Nos bañamos?
- Mmm tentador. Te parece que pasemos por mi casa antes de salir? Tomo las llaves de la moto y los cascos.
Me miró, feliz. Creo que eso fue un "si"
Estacioné en la puerta. Miré a Camus cuando se sacó el casco.
Que sexy, endemoniadamente sexy
Lo abracé con fuerza y le dije al oído: "todo saldrá bien"
Entramos, él se dirigió a un aula. Yo al despacho del señor Decano.
Golpee la puerta y no esperé. Allí estaba sentado, delante de una pc.
- Buenos días, señor Solo. Como se encuentra?
Tampoco esperé su respuesta. Me senté en la silla vacía enfrente suyo.
- Buenos días... como era tu nombre?
- Milo, me llamo Milo.
- Ah si si, cierto. Bien Milo en que te puedo ayudar?
- Vengo a pedirle amablemente que firme los papeles de divorcio de Camus y se olvide de él.
Una sonora carcajada retumbó en el salón.
- Déjate de juegos. No pasará. Qué demonios haces aquí?
- Bueno... noto que su falsa amabilidad se fue a la mierda, no esperaba menos.
- Que te dejes de joder. Aléjate de él o las consecuencias...
- Le repito que vengo a pedir que firme, por las buenas... digo, o necesitará un abogado, ya que sabemos que el mutuo acuerdo sería la mejor opción para todos. Con la nueva ley de divorcio, usted sabrá que no puede evitar que Camus se quiera divorciar, verdad? O sea que en realidad lo que usted está haciendo es retrasar lo inevitable. Si le queda algo de sentido común, firmará cuanto antes, así se ahorra de tener que ir a un juicio que ya lo tiene perdido.
- Juicio? Mira niño, no vengas aquí con tus aires de grandeza y...
- Señor Solo, permítame preguntarle qué edad tenía Camus cuando ustedes se conocieron... mmm íntimamente. Espere! ni me lo diga porque sé muy bien que él era un alumno suyo, menor de edad, cuando usted abusó de él y le enseñó a vivir como un juguete sexual, con todos los traumas que arrastra.
Te voy a hacer puré, hijo de puta
- En cualquier caso, le recordaré que el divorcio se va a producir sí o sí siempre y cuando una de las partes esté decidida a conseguirlo... ya le comenté que Camus está muy decidido, verdad? Usted está consciente de lo mucho que va a perder? No sólo perderá a Camus, que de hecho ya lo suplantó con otros por decisión suya sino que perderá su puesto laboral y su reputación porque me encargaré de que todo el mundo sepa su estilo de vida. Seré el representante legal de Camus, y a través de la vía contenciosa, le podrá tocar como juez de la causa mi padre o cualquiera de mis tres tíos y por supuesto si no es ninguno de ellos, será un amigo de mi familia.
Touché mi querido Monsieur
- Lo sé... ahora me va a decir que usted también tiene conocidos que lo ayudarían, verdad? Si quiere, lo intentamos. Yo tengo todo el tiempo del mundo y nada que perder.
Me recosté en la silla, crucé mis brazos por detrás de mi nuca y subí los pies a su mesa, cómodamente. Ya había ganado.
Se quedó en blanco unos instantes.
- Bien, bien. Mañana mi secretaria se hará cargo de los papeles. No hace falta discutirlo más.
Así dio por terminada la charla, se levantó para acompañarme hacia la puerta.
- Una cosita más, señor Solo. Si sigue con el acoso y hostigamiento hacia Camus y su gente, yo...
- No te preocupes, Milo. No volverá a suceder. Buenos días.
Le ofrecí la mano, él la tomó rápidamente. Esbocé una media sonrisa y salí.
Tomé mi celular y le envié un wsp a Camus
- Ya eres libre ;)
Le haría el amor en el balcón, o quizás lo pasearía en correa, desnudo por todo el departamento.
De cualquier manera, seríamos felices juntos... o eso creí.
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Nota: este fic está siendo actualizado y corregido gracias a @SaSha.
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18/03/21
