.
.
Y recuerden, el siguiente cap se actualizará en un mes, (13/enero/2022), pero si este cap llega a siete reviews de diferentes personas, adelantaré la actualización. NwN/
.
.
Disclaimer: Edens Zero y sus personajes pertenecen a Hiro Mashima. La historia es completamente de mi invención.
Referencias De Lectura:
Narración.
«Pensamientos»
Diálogo.
.
.
[ ]
En Perdición
.
.
Recibía los alimentos en la entrada del templo.
Esta vez no podía evitarla.
―Yo... ―la joven de cabellera carmesí llegó a la mesa―, lamento que solo pueda traer algo de fruta.
―Mientras sea una ofrenda del corazón es bienvenida, estoy seguro que muchos hermanos y hermanas estarán felices de tener fruta en sus mesas ―dijo él lo más neutral posible, pensó que eso sería suficiente para que ella dejase la canasta y entrase al templo pero ella permaneció allí.
―Yo... ―colocó la canasta en la mesa―, me disculpo por lo que pasó el otro día ―se inclinó un poco y susurró― con los dulces...
Justice sintió su corazón detenerse.
Se suponía que ella no debería saber nada de eso.
―No debí regañarlo, al fin y al cabo usted es una figura de autoridad... ―al escuchar eso, Justice casi pudo respirar con normalidad―, lo lamento.
―Lo hizo por su preocupación hacia mi salud ―respondió él con un poco de amabilidad―, no debe lamentarse, al contrario, se lo agradezco, tanto el regaño como los dulces.
Una verdad a medias.
―Eso me quita un gran peso de encima ―ella se llevó una mano a su pecho, probablemente a su corazón, pero él no pudo evitar recordar el cómo se sintieron esos pechos en sus manos.
―Debería entrar al templo, está por comenzar la misa... ―dijo para poder quitarla de su vista ahora que sus pensamientos trataban de ahogarlo en imágenes lascivas.
―Tiene razón ―le sonrió y él apretó los puños―, escuché que usted se encargará del sermón final y de la eucaristía, me alegra mucho que le dieran esta oportunidad ―Justice asintió lo más cordial que pudo y ella se retiró con un amable gesto de su cabeza.
―Señor, no me dejes caer... ―murmuró tratando de controlarse, colocando su mano en el crucifijo en su pecho, hacía tiempo deseaba que por fin lo dejaran participar de la misa principal de los domingos, pero ahora preferiría seguir en meditación y ayuno en su habitación.
―Por cierto, Diácono Justice ―sin darse cuenta, ella se había devuelto unos pasos, él la miró apenado y ella preguntó con una gran sonrisa―. ¿Disfrutó los dulces?
Él asintió de inmediato.
Porque la verdad era que los había disfrutado.
...Aunque quisiese que eso no fuese cierto...
.
] J E [
.
Toda la misa había ocurrido sin problemas.
O algo así.
Luego de la inocente pregunta de Elsie, la mente de Justice había desatado las imágenes y sonidos de esa noche en su cabeza, casi la mitad de la misa estuvo en batalla con sí mismo para eliminar esos pensamientos, y no fue hasta los canticos sagrados que pudo blanquear esos pensamientos que lo atormentaban, justo a tiempo para su sermón, uno que lo había hecho sentir orgulloso pues recibió el apoyo de la congregación, incluso Elsie, en una de las bancas del fondo asentía a sus palabras con una sonrisa.
Y sí, la había observado en medio de su sermón.
Sus ojos obviaban sus órdenes y la buscaban, y se deleitaba en ella, en su sonrisa, en sus gestos, y a veces le parecía que ella también buscaba su mirada y sonreía más radiante cuando sus ojos se encontraban.
«Estoy alucinando... me estoy volviendo loco...»
Se dijo a sí mismo mientras acercaban en una bandeja de plata el cáliz sagrado con el vino consagrada y las hostias, la congregación hizo fila frente a él, Justice tomó el cáliz con vino en su mano izquierda y la primera hostia en su mano derecha bendiciéndolas con la oración debida, y así comenzó a consagrar y entregar en los labios de sus feligreses cada una, tal accionar repetitivo y el contacto con los objetos sagrados lo comenzó a llenar de paz.
Hasta que frente a él apareció ella.
Por un momento su mano se congeló y le pareció ver una sonrisa traviesa en el rostro de Elsie, sintió enojo pues le recordó a la sonrisa de ese ser y apretó con fuerza el cáliz en su mano.
―¿Diácono Justice? ―le susurró su monaguillo al verlo detenerse.
―La paz esté contigo... ―dijo saliendo de su estupor y molestia, en la cara de Elsie no había ninguna sonrisa sino solo preocupación, se sintió mal por compararla con ese asqueroso ser y sumergió la hostia en el vino del cáliz, ese demonio no podría estar allí en ese momento y que ese era un lugar sagrado y mucho menos estaría recibiendo algo como una hostia consagrada, en ese momento su mayor enemigo era él mismo y su lujuria por la inocente mujer frente a él, así que respiró hondo y acercó la hostia a los labios de ella.
Ella los abrió.
Tan despacio y tan sumisamente que agitó sus pensamientos.
Controló sus desvaríos en ese momento y extendió la hostia con calma, mas cuando las yemas de sus dedos tocaron sus labios y ella los rozó ligeramente con su lengua al recibirla, Justice sintió calor llenarlo y quiso caer de rodillas frente a ella y pedirle perdón por lo que su mente imaginó.
A ella, recibiendo su sexo y excitación entre sus suaves labios.
―Así sea... ―dijo ella retirándose de la fila para orar de rodillas como los demás lo hacían.
Apenas y tuvo fuerza para terminar sus deberes.
...Había perdido ante su lujuria una vez más...
.
] J E [
.
Sentado en su cama oraba.
Sus manos juntas, apretadas en desesperación.
Murmuraba todas las oraciones que se sabía y a veces solo pedía por fuerza, pero no se detenía, no podía hacerlo.
Ella estaba ahí de nuevo.
A su lado.
―Justice~, esas oraciones sin fe verdadera no te servirán... ―dijo con voz dulce―, estoy aquí porque es lo que deseas en tu corazón, es lo mismo que pasó la primera vez.
Él continuó orando.
―Evitas a esa mujer porque no quieres mancharla, por eso termino yo aquí, ¿acaso no es mejor de esta manera? Obtienes lo que quieres sin dañarla ―susurró a su oído―. No te contengas más o terminarás haciendo lo que tanto quieres evitar...
Justice cerró con más fuerza sus ojos.
―Hoy incluso ella llevaba un vestido de cuello alto y un chal y aún así solo pensaste en lo bien que se sintieron sus pechos en tus manos, ¿me equivoco? ―lamió su oreja―. ¿Qué más imaginaste? ¿Lo recuerdas? ¿Déjame verlo en tus deseos? ―enredó sus dedos en los cabellos azules del joven y acercó su frente a la de él― Hmmm... ya veo... eso imaginaste... puedo hacerlo realidad para tí...
―¡VETE! ―gritó furioso.
―No desperdicies así tu deliciosa energía ―antes de poder darse cuenta, él sintió sus manos en sus rodillas―. ¿Algo así deseabas? ¿Hincada ante ti y con su linda cara en medio de tus piernas?
―¡Te expulso de este lugar!
―No tienes fuerza para eso y esto no es un recinto sagrado que pueda ayudarte a lograrlo, tu habitación es un edificio humano más ―ella recibió extasiada la mirada de odio que él le dio al abrir sus ojos azules―. Soy lo que tú deseas, si me odias a mí, te odias a ti...
―Me odio a mí mismo... ―afirmó sin problemas.
―Lo sé...―respondió ella con una sonrisa torcida, sus manos separaron un poco sus rodillas―, es más fácil para mí de ese modo, ¿cómo vas a proteger algo que odias? No hay fe que pueda hacer algo así ―rió, besando sus rodillas y sus fuertes muslos sobre la tela del pantalón de la sotana―. ¿Si te odias para qué vas a luchar por ti mismo? ―besó el lugar en donde la tela del pantalón se comenzaba a ceñir―. Si te odias no luches, solo disfruta lo que puedas... toma lo que quieras... ―una de sus manos masajeó la misma zona que sus labios besaban, la dureza debajo de la tela crecía y él había detenido sus plegarias―. Tómame... soy ella, Elsie...
―¡NO! ―rugió él, la sujetó de los hombros y la lanzó contra la pared―. ¡No eres ella!
Ella rió y se levantó, caminó tentadoramente mientras dejaba caer su vestido a sus pies, y aprovechando que Justice había bajado la guardia al ver su cuerpo desnudo, lo empujó hasta dejarlo de espaldas contra la cama y gateó sobre él.
―Solo tócame y veras que soy real...
―No eres ella...
―Lo soy...
―¡NO LO ERES! ―dijo más seguro de sí mismo.
―¿Y a ella sí la tocarías?
―No... yo no le haría eso a ella ―ya no había seguridad en su voz.
―Claro... ―rió, y se acostó totalmente sobre él, pero inmediatamente soltó un grito adolorido.
Justice aprovechó para volverla a lanzarla de la cama, y observó una quemadura cerca de sus pechos.
―Maldita sea... ―ella se levantó y lo miró molesta―, esa maldita cosa... ―miró con odio el pecho de Justice―, hoy ya he tenido suficiente, no gastaré más de mi preciada energía... ―luego, así como llegó, desapareció.
―¿Qué...? ―Justice miró el lugar en donde se desvaneció y luego su propio pecho.
Allí, victorioso, relucía su crucifijo de plata.
Justice cerró los ojos, dio gracias al cielo y por primera vez en semanas sonrió desde el corazón.
Había ganado.
...Al menos esta vez había ganado una batalla...
.
] J E [
.
Seis meses pasaron.
Ese ser no había vuelto a aparecer.
Justice no sabía si su ausencia se debía a la herida que le causó su crucifijo o a la forma en que aumentó su horas de oración, sus días de ayuno y sus auto castigos para fortalecer su fe y debilitar su carne, pero desde esa noche no había vuelto a tener ningún sueño pecaminoso ni siquiera con todas las veces que se topó con la dulce Elsie mientras cocinaban para los huérfanos, las clases de lectura y escritura en el orfanato donde ella diligentemente ayudaba de vez en cuando pues era una de las pocas personas en el pueblo que podía hacer ambas cosas, las encomiendas del párroco que lo hacían verla en el mercado vendiendo sus manzanas, o en la entrega de ofrendas los domingos, su mente se mantenía en una fría y determinada tranquilidad.
No iba a volver a perder el control en sí mismo.
Aunque su mayor defensa fue evitarla, ignorarla y tratarla con la mayor frialdad posible.
El crucifijo que una vez lo salvó lo mantenía con él en todo momento, su madre estaría feliz de saber lo mucho que lo había salvado, ya no se lo quitaba ni para dormir o bañarse, en lugar de eso aumentó sus reliquias sacras colocando un rosario bendecido por su superior en su muñeca.
Estaría preparado en toda ocasión.
Otra cosa buena que había ocurrido, es que a pesar de sus constantes vigilias de oración y ayuno, sus ojeras habían desaparecido y los mechones blancos de su cabello también, la energía que le fue robada esa noche regresó y todo volvió a la normalidad. Se sentía increíblemente rejuvenecido a pesar de que para los demás siempre se había visto igual, aunque solo un poco cansado en esos días tras la noche en que cayó en pecado, sin embargo, ahora que ya había recuperado sus energías, el comentario constante que escuchaba era el de que parecía demasiado serio e inclusive molesto.
Como si siempre estuviese a la defensiva.
Y no se equivocaban.
A cada momento del día él veía con sospecha lo que ocurría a su alrededor, cada palabra, cada persona, cada lugar, ni siquiera en la iglesia bajaba la guardia, y aunque ayudar a las personas en el pueblo de verdad le causaba dicha, no podía evitar seguir sintiendo el malestar de su fallo en su pecho, muchas veces pensó en confesarle al párroco lo ocurrido esa noche, mas su orgullo y más que todo su vergüenza lo detenían, y aunque sabía que antes de ser nombrado oficialmente sacerdote debería confesar lo ocurrido, decidió esperar hasta el último momento antes de la confirmación para hacerlo.
Tal vez para entonces él mismo ya se habría perdonado.
Suspiró hondo.
―¿Padre Justice? ―la dulce voz lo hizo sentirse irritado, pero antes de voltearse a ver a la persona puso una expresión tranquila, al fin y al cabo ella no tenía la culpa de lo que esa súcubo hizo usando su figura.
―Señorita, le recuerdo que soy solo un diácono ―dijo de la forma en que lo había hecho desde ese día, ahora no se atrevía a decir su nombre, las imágenes indecentes en su mente volverían a desatarse si lo hacía, estaba seguro de eso―, ¿puedo ayudarle en algo? Aunque la verdad estoy un poco ocupado y debo volver a la Iglesia.
―No, solo... en realidad solo quería saludarlo...
―En ese caso ya ha cumplido, puede retirarse, reciba las bendiciones de las Siete Estrellas ―su bendición fue con tono frío al igual que su mirada y comenzó a voltearse para irse.
―¿Acaso le he causado algún daño o le he ofendido? ―él se volvió a ella, la vio hacer un gesto extraño en su rostro y luego lo miró decidida.
―¿Disculpe? ―el reclamo lo tomó por sorpresa, pero aún así miró alrededor de él, estaban cerca de la plaza del mercado, aún habían varios vendedores en sus locales a pesar de la hora y no sería extraño que lo viesen a él hablando con algún feligrés a esas horas―. No entiendo lo que dice.
―Sé que no tengo derecho a reclamarle, pero no crea que no he notado que mi presencia parece desagradarle y prefiere evitarla ―ella se llevó las manos a la cadera en un gesto de indignación y respiró hondo, y por primera vez en meses él sintió deseo por ella al ver como el gesto hizo a sus pechos elevarse, por eso miró a otro lado, agradecido que el crucifijo que ella llevaba al cuello lo regañase por su mirada indiscreta―. ¡Lo ve! ¡Lo hace de nuevo!
―No entiendo a qué se refiere, yo n-
―¡Trata de evadirme todo el tiempo! ―lo interrumpió con una fiereza que él nunca le había creído capaz―. ¡Me ha tratado con frialdad desde la primera misa que ofició un domingo!
―Eso no es verdad, le aseguró qu-
―¡No mienta! He recibido esa frialdad de muchas personas en el pasado, en este pueblo siempre han visto con malos ojos a las mujeres jóvenes que deciden vivir por sí mismas y no casarse, pero más que por eso, me evitan por rumores estúpidos, incluso en el mercado solo compran mis manzanas porque las de los otros puestos son secas y amargas, y de eso también me culpan ―él le miró sorprendido pues nunca pensó que algo así pasase en realidad―. Cada vez que rechazo la oferta de un hombre me llaman prostituta a pesar de que si lo fuese aceptaría sus ofertas sin pensarlo, las mujeres escupen al verme, me llaman bruja y puta, me rechazan en público y me buscan en secreto para pedirme alguna brujería para conquistar hombres o para no embarazarse de sus amantes, sus esposos también me buscan, me ofrecen dinero por una noche o hasta por un solo beso y aunque los rechazo siempre termino siendo yo a la culpan por su lujuria... ―Justice parpadeó perplejo ante todo eso―. ¿Es que esos rumores llegaron hasta usted y por eso me evita? ¿Por eso siempre que me acerco mira a todos lados para asegurarse de que mi reputación no lo dañe? ¿Por eso responde cortante? ―la vio luchar contra las lágrimas y se sintió una basura―. ¿Usted también cree que soy culpable de cosas que jamás he hecho pero que ellos han imaginado de mi o conmigo? ―ella ahogó un sollozo y lo miró con tristeza.
―Por supuesto que no es culpable...
―Pero aunque no soy culpable... ―dijo molesta, limpiándose las lágrimas con el dorso de su mano―, aunque no soy culpable, debo cargar con las consecuencias de cosas que no he hecho, ¿cierto? Incluso usted así lo cree, por eso me trata con frialdad...
―No, yo no...
―No mienta ―la mirada que le dirigió lo congeló en su sitio―, un hombre de la Iglesia no debería mentir, a pesar de lo que usted crea de mí, yo creo que usted es una buena persona, y no debería ensuciar su conciencia solo por hacerme sentir mejor, solo quería comprobar lo que ya... sabía... ―ella respiró hondo y se despidió con un gesto de su cabeza―. Me disculpo por hacerle perder su tiempo, desde ahora no tiene que preocuparse, no me volveré a acercar a usted, no asistiré a ninguna misa que usted presida, que las Siete Estrellas sigan bendiciendo su camino... Adiós. ―antes de que él pudiese responder algo, ella ya se encaminaba con rapidez hacia un camino que llevaba a uno de los bosquecillos internos del pueblo, por la forma en que llevaba sus manos a su rostro, fue obvio para él que estaba llorando.
Apretó sus puños.
Ella era una mujer inocente que estaba cargando injustamente con las consecuencias de los pecados de los demás, la envidia, los celos, la lujuria de otros, ninguno de esos pecados eran de ella, pero ella era la castigada, ella era la que sufría la indiferencia, la frialdad, el odio, la envidia, las burlas.
No era justo.
Nada justo.
Incluso él había lanzado piedras de frialdad e indiferencia contra ella por algo que solo era culpa de él, de su debilidad, de su deseo impuro, de su pecado.
No era justo.
Ella sufría por pecados ajenos.
―Maldición... ―dijo, como hacía tiempo no se atrevía a perjurar―. Maldición... ―repitió completamente enojado y asqueado de sí mismo, y antes de maldecir una tercera vez echó a correr tras ella, sin importarle si habían o no miradas sobre él, sin importarle o no sobre sí su comportamiento era propio de un futuro sacerdote, sin importarle o no lo peligroso que era ir por la mujer de carne y hueso que no solo despertaba sus deseos carnales, sino que también hacia latir su corazón como nunca nadie antes lo había hecho.
No entendía que sucedía, pero no importaba.
Solo quería alcanzarla.
Los rayos del sol bajaron, el bosquecillo se llenó de sombras en medio de los colores del ocaso que se colaban en medio de las ramas de los árboles, tropezó un par de veces en su desesperación pero finalmente ella apareció ante su vista, de espaldas a un árbol sollozaba y se abrazaba a sí misma.
Temblaba de enojo, tristeza y dolor.
Se acercó poco a poco, como un perro arrepentido ante su amo, y tal vez así era como realmente se sentía, ella no se dio cuenta de su presencia hasta que él tocó su rostro, limpiando las lágrimas en sus mejillas.
―¡Pa-padre Justice! ―dijo con sorpresa y pena en su hermoso rostro lleno de lágrimas.
―James... ―dijo él, en un susurro suave―, ese es mi verdadero nombre... ―ella le miró sin entender y él le dio una pequeña sonrisa―. Vine a disculparme, por eso, quiero usar mi nombre real...
―No tiene por qué... disculparse conmigo... ―dijo entre sollozos que hicieron al corazón de James estrujarse.
―Sí, lo tengo... ―con una suavidad inesperada hasta para él, acarició sus mejillas húmedas y sonrojadas, y luego de forma inevitable se acercó a ella, y poco a poco la envolvió en un abrazo―. Lo siento, lo siento... tienes razón en todo lo que dijiste, sentía rencor por ti por cosas que no hiciste, me desquitaba contigo por mi propia debilidad... de corazón me arrepiento por haberte lastimado ―ella sollozó y él la apretó con más fuerza contra sí mismo―. Perdón, Elsie...
No supo si ella respondió algo o no.
Lo único que sintió fue los brazos de ella devolviendo su abrazo y sus sollozos ahogados contra su pecho.
Al parecer ella lo había perdonado.
...Aunque él sentía que no merecía el perdón de nadie...
.
] J E [
.
Recibió las manzanas con una sonrisa.
No podía evitarlo.
―Las mejores manzanas de mis árboles para la Iglesia ―dijo ella recolocándose el chal en sus hombros alegremente, desde el día en que lloraron abrazados, su relación se había vuelto muy amigable, por supuesto Justice daba lo mejor de sí para controlar los ataques de lujuria, era difícil cuando ocurría, pero ya no dejaba que eso afectara su relación con ella―, aunque ya casi acaba la temporada de frutos frescos, en menos de tres semanas solo podé traer manzanas disecadas, mermeladas, sidra o popurrí de manzana para el altar.
―Lo que pueda dar será bien recibido, además sus mermeladas son muy famosas aquí en la Iglesia, especialmente entre los niños.
―Eso me alegra ―Elsie soltó un suspiro orgullosa―, ¿usted también la ha probado, diácono Justice?
―No, no lo hecho, todo lo que se trae a las ofrendas del domingo va directamente a las personas que lo necesitan y al hospicio de huérfanos.
―Ya veo ―ella asintió y luego dio un pequeño aplauso de emoción―, la próxima vez traeré un frasco solo para usted.
―No es necesario que haga eso.
―Lo sé, pero quiero hacerlo ―sonrió―, ¿a menos que usted no le guste lo dulce? ―Justice recordó el dulce sabor de sus labios, o más bien, los labios del ser que tomó su figura, miró a otro lado y luego hacia la mesa con las ofrendas―. Entiendo, no sé preocupe... ―él levantó la vista hacia ella preocupado de haberla lastimado pero ella seguía sonriendo―. Igual sé de buena fuente que a las monjas de la congregación les gusta, traeré unos frascos para que tengan en el comedor común, si algún día lo desea, pruebe un poco.
Justice sonrió.
―Lo haré... sin dudas.
―Eso me alegra ―le sonrió de vuelta con mejillas sonrojadas.
Carraspeó incómodo y disimuló colocando el canasto en la mesa detrás de él, últimamente sentía que había algo más peligroso que la lujuria anidando en su pecho.
Y generalmente se sentía de esa forma cuando ella sonreía.
―Por cierto, diácono Justice, hay que algo importante que quería hablar con usted.
―Claro, dígame ―respiró hondo y se volteó hacia donde ella, la vio tan seria que olvidó por completo lo que estaba sintiendo hacía un momento.
―Sé que no debería hablarle de rumores a usted, pero es algo importante ―Justice asintió―, ayer escuché que la señora Kurenai se escapó con un hombre rico de la ciudad que conoció hace un tiempo ―el joven frunció el ceño―, y eso no me importaría en lo más mínimo, si no fuese porque al parecer dejó abandonada a su hija, la pequeña Homura ¿La conoce?
―Por supuesto que la conozco, esta mañana la vi en la escuela dominical, parecía triste pero jamás pensaría que fue abandonada.
―Eso es porque la señorita Valkyrie se hizo cargo de ella.
―¿Valkyrie? ¿La hermana de la Hermana Ivry?
―Sí, ella. Y todo estaría bien con eso, pero algunas personas no están felices que una extranjera cuide de Homura, así que están pensando quitársela y en su lugar llevarla al orfanato, incluso los señores Inn, los de la posada grande, han pensado en dejárselas ellos.
―Eso no tiene sentido, todos saben que ellos no son muy dados a... extender la mano en caridad ―hizo lo mejor posible para no decir que eran unos tacaños avariciosos que dejarían a cualquiera morir de hambre con tal de no perder un solo céntimo de sus bolsillos― ¿Por qué harían algo así?
―Porque la gente suele ser así de sin sentido ―ella alzó los hombros y luego, por una fracción de segundo le pareció a Justice ver una sonrisa torcida en su rostro―, y porque aprovecharse de las personas es fácil.
―¿Aprovecharse?
―Son solo conjeturas mías, pero si esos tacaños se quedan con la pequeña Homura, tendrán alguien que limpie y trabaje en su posada de gratis de por vida. Nadie pensaría que está mal que una niña trabaje de gratis para las personas que la salvaron del orfanato y además, ese hombre... sé muy bien con qué intenciones él observa a las niñas ―esta vez Justice sí estuvo seguro de ver un sentimiento de odio y asco en los ojos de Elsie―. Sea como sea, quiero que lo sepa, no sé si Valkyrie desea quedarse con Homura, pero sería bueno que alguien de la Iglesia la respalde, no es bueno que una niña crezca sin nadie de confianza a su alrededor...
Vio verdadera tristeza en sus ojos castaños.
―Lo entiendo ―decidió al ver esa expresión en ella― haré todo lo posible por proteger a Homura.
―Se lo agradezco ―ella volvió a sonreír―. En fin debo irme, ya casi anochece y usted debe atender sus deberes en la misa ―él asintió, la verdad quería decirle que se quedara a la misa, pero desde aquel día ella no había roto su promesa de no asistir a las misas realizadas por él, además, varias personas lo vieron correr hacia el bosque en aquella ocasión, y ya corrían rumores extraños sobre ellos dos―. Oh, casi lo olvidaba... ―del bolso de membrillo que llevaba en sus manos, Elsie sacó una manzana, era de un rojo más encendido que el de las manzanas en la canasta―. Esta es para usted, por lo general las de este color son más jugosas y dulces, es raro encontrarlas al final de la cosecha, así que pensé en regalársela a usted, al final siempre lo ando cargando de peticiones.
―Yo... ―confundido en si aceptar el regalo o no, no extendió su mano.
―¿Le parece que aceptar mi regalo es algo indebido? ―dijo con un deje triste, y las manos de él automáticamente se extendieron al obsequio.
―No... por supuesto que no. Se lo agradezco, señorita Elsie...
Ella sonrió y se despidió.
Justice la miró partir hasta que se perdió de su vista y luego observó la manzana en sus manos.
Era irónico.
La manzana era la fruta que llevaba el estigma del pecado, la tentación, la perdición, la transgresión, la caída y la mayor compunción de la humanidad, era la usada para retratar el fruto prohibido y las pasiones de la carne, él siempre pensó que era estúpido el siquiera creer que dos personas decidieran abandonar la perfección del Edén por un fruto, martirizar sus almas y sufrir cada día desde entonces por una sola mordida de una fruta entre tantas en el jardín del Edén.
De verdad pensó siempre eso.
Mas ahora él estaba ahí, con una manzana en su mano pensando en ella.
Pecaminosos pensamientos.
Mordió la manzana.
...Ahora entendía la primera caída del hombre...
.
] J E [
.
Sus dedos se movían rápidamente.
Lo disfrutaba.
No era propio que alguien del clérigo tocase piezas mundanas, la educación musical que le brindaron en el seminario era para ofrecerle música a los cielos y no a los hombres, mas ni él ni el buen anciano párroco encontraron razones para negarse en medio de las alegres festividades consagradas a la celebración de la Luz de los Cielos.
Y todos disfrutaban.
La vieja celesta en la que tocaba no dejaba de producir las alegres melodías que una vez su madre le enseñó y otras tantas que aprendió en tabernas que visitaban en sus viajes como oficial del ejército.
Algunas buenas memorias tenía de esos días.
Las personas habían formado un circulo de baile en frente de donde él tocaba, ese día la plaza del mercado estaba llena, pues personas de pueblos vecinos siempre acudían a ese festejo, aprovechaban para comprar y vender en la mañana, comer y beber en la noche, y luego de la misa especial, salían a convivir con las personas del pueblo y comer y beber más.
Toda una celebración.
Ahora, la razón de que él fuese el músico elegido no había sido otra que una muy entusiasmada hermana Ivry que prácticamente lo arrastró a la celesta y le pidió ―ordenó― que tocase algo alegre en agradecimiento al cielo y aunque él intentó buscar ayuda en el párroco para librarse, al final recibió el permiso y no pudo más que empezar a tocar.
Igual era mejor estar en el lado bueno de la hermana Ivry.
La misma que estaba repartiendo la sidra de manzana especial proporcionada por Elsie, siendo obvio para él y para muchos más, que bebía casi lo mismo que lo que repartía.
Soltó un suspiro.
El párroco era muy permisivo con ella.
―Imagino que está cansado ―la voz junto a él lo hizo perder un par de notas con sus dedos, pero la algarabía de todos hicieron tal error imperceptible―, la hermana Ivry le manda esto ―Justice observó el vaso que puso sobre la celesta.
―En verdad tengo sed, pero estoy seguro que sí dejo de tocar ella vendrá y me ahogará en ese mismo estañón de sidra ―bromeó y la escuchó reír, se sintió encantado al escucharla.
―No creo que lo ahogue en ese estañón.
―Tiene razón ―la miró mientras sus dedos seguían creando música― en ese no, pues sería blasfemo para ella desperdiciar tan deliciosa sidra hecha y proveída por usted ―le pareció que ella se sonrojó, pero bien podía ser solo el reflejo del color de su cabello en su rostro debido a las múltiples hogueras que iluminaban la plaza―, pero en cualquier otro que encuentre lo hará.
―¿Entonces morirá de sed?
―A menos de que alguien me sustituya.
―Supongo que por eso me envió ―la escuchó soltar un suspiro―, no suelo hacerlo con tanto público ni soy tan hábil como usted, pero creo poder ser su reemplazo por un par de minutos ―se sentó junto a él en la larga banquilla―. Apúrese a beber, entre más rápido vuelva usted a las teclas menos personas dejaran de bailar.
Justice le miró sin entender.
No solo lo que dijo era confuso, sino que el calor de su cuerpo contra el suyo lo atontó.
―¡A beber! ―le recordó ella en un pequeño regaño, sus dedos comenzando a seguir la pieza que él tocaba.
Sin embargo no comenzó a beber.
En lugar de eso comenzó a jugar un poco con la melodía, haciendo de la pieza algo más divertido y rápido, no se dio cuenta cuando comenzó a convertirse en una pequeña competencia entre ambos.
Ni cuando empezó a reírse por lo divertido que era para él.
Y para ella.
Antes de darse cuenta, su cuerpo se inclinaba hacia ella.
Su mirada estaba solo en Elsie.
Y la de ella en él.
―Diácono Justice ―una voz grave carraspeó rompiendo la atmósfera entre ellos―, podría venir a ayudarme un momento ―el párroco le sonrió pero a Justice le pareció ver algo de reprobación en su mirada.
―Por supuesto ―Justice dejó las teclas, se levantó y tomó la bebida que Elsie le dejase allí hacía muchos minutos y comenzó a caminar detrás del párroco, fue hasta ese momento en que percibió las miradas que les dirigían, en como muchas de las personas que bailaban habían abandonado el baile, y otras más empezaban a retirarse al quedarse Elsie sola en la celesta.
Entonces entendió las palabras de Elsie.
Apretó su puño.
La gente del pueblo la repudiaba tanto al punto de negarse a disfrutar de su música.
Querían humillarla.
Observó los hombros de Elsie y le pareció que reflejaban tristeza.
―Lo siento, Padre ―dijo, interrumpiendo la lista de cosas por hacer que el hombre le mencionaba―, pero le prometí a la hermana Ivry que tocaría hasta la oración de gracias, en cuando termine con eso, le ayudaré con todo lo que necesita ―sin dejarlo si quiera responder se devolvió en sus pasos y se sentó en el banquillo, notando la sorpresa en la reacción de ella.
Al punto de que ella dejó de tocar.
―¿Sabe tocar la famosa polka del Hada y la Calavera? ―Elsie asintió extrañada, viendo como él se bebía de un tirón toda la sidra de su vaso para luego levantarse y hablar― Veamos qué tan cierto es lo que escuché al llegar a este lugar, me dijeron que aquí es el único lugar del reino en donde pueden bailar una polka a cuatro manos ―alzó su voz lo bastante para que todos alrededor de la pista de baile improvisada escucharan―, en todo caso, entendería si prefieren evitar bailar, como hay gente de los pueblos hermanos, tal vez no quieran que vean que tales rumores no son tan ciertos ―dejó que la pulla a sus orgullos hiciese lo suyo, se sentó y comenzó a tocar, las personas que no eran del pueblo rieron y aceptaron el reto de inmediato, y eso terminó de convencer a los lugareños.
La pista estaba más llena que antes.
Con una mirada divertida y una sonrisa, invitó a Elsie a tocar con él.
―Gracias... ―dijo Elsie en un susurro, comenzando a tocar lo más rápido que podía.
Y aunque habían muchas miradas hostiles, la música ni el baile se detuvieron.
...Ni los sentimientos que se formaban esa noche...
.
.
Si leen, no olviden dejar su review.
Significa demasiado.
NwN
.
.
Aclaraciones:
Celesta: La celesta es un instrumento musical de percusión semejante a un piano pequeño. Su nombre proviene del francés cèleste, que significa celestial.
Orfanato: Como ven Elsie ayuda mucho en ese lugar, tanto como porque adora hacerlo como porque es el único lugar donde le permiten ayudar, al final ni en el pueblo se preocupan por los huérfanos tanto como para quejarse de que ella vaya allí a ayudar.
Rincón de la Escritora En Proceso:
Si soy sincera mi momento favorito del cap fue cuando tocaron la celesta juntos. QwQ ¿Qué sentimientos estarían multiplicándose esa noche? ¿Volverá a aparecer la súcubo? ¿Elsie tiene que ver con ella? ¿Qué otros personajes de EZ aparecerán? Todo esto y más en el próximo capitulo en quince días o antes, si se logra la meta de reviews. NwN/
Agradecimientos:
A vosotras/os con cuenta os contesto por PM:
Mercegue Almonacid
A vosotras/os sin cuenta os contesto por acá:
Iva: ¡Jeje! Es que la tensión sexual le agrega extra a las historias. 7v7 Espero que la disfrutes. Gracias por tu review. QwQ
Ali: ¡Oh! Me encanta que ya tengas tantas teorias, espero que la historia te siga gustando hasta el final. Mil gracias por leer y por tu review. NwN
Guest: No te preocupes, la universidad siempre debe ser primero, gracias por tus lindas palabras. QwQ Espero que sigas disfrutando la historia.
.
.
Mil gracias por leer.
Adieu!
.
.
