Los compró sin pensar, unos anillos. Sin querer pasó por ahí y en cuanto lo vio se imagino a Midousuji con uno puesto, ahora que va a la universidad y que tiene un trabajo a medio tiempo, es más común que compre cosas de manera impulsiva. Ahora no sabía que hacer... en realidad sí lo sabía, debía resignarse a llegar con ese regalo de cumpleaños a casa de Akira, y esperar que este tal vez se moleste con él por ir tan rápido, de solo pensarlo quiere llorar. Onoda piensa que Midousuji no se tomaría muy bien el que le regale un anillo, ya que el chico nunca fue alguien romántico en el sentido tradicional, lo han hablado y sabe que le parece asqueroso seguir el estereotipo de hombre japonés, el de tener un trabajo de oficina, casarse, tener hijos, etc, ya de por sí su meta en la vida es ganar el Tour de France ¡Eso no es para nada un estereotipo japonés!

Onoda camino teniendo esa pequeña bolsita agarrada, como si fuera lo único a lo que pudiera aferrarse, y así regresó a casa. Akira y él compartían un pequeño apartamento, hoy su novio se tomó el día libre por su cumpleaños.

—Estoy en casa —avisó mientras dejaba sus zapatos en la entrada.

—Bienvenido, Sakamichi —escuchó desde la sala, caminó hacia allí encontrando a Midousuji sentado en el sofá viendo Evangelion.

—Akira-kun! —Dejó la bolsa en la mesita frente al sofá y abrazó a su novio como saludo.

—Kimoimichi —pronunció con las mejillas rosadas y correspondió el abrazo—, ¿por qué tardaste tanto?

—Ah... Esto, quería comprar algo para ti, pero... —titubeó antes de seguir—... no creo que te guste, es que pasé por esa tienda y en cuanto lo vi pensé "esto le quedaría tan bien a Akira-kun", así que lo compre por impulso, debes pensar que soy horrible escogiendo regalos, y... y no quiero que me malinterpre...

—Sakamichi —dijo arrastrando las sílabas de su nombre, señal clara de que no quería escuchar más explicaciones absurdas de parte de él.

—¡P-Perdón! Aquí está... —dijo tomando la bolsa y sacando la pequeña cajita de terciopelo amarillo— ¡Feliz cumpleaños, Akira-kun! Estoy realmente feliz de que nacieras y poder conocerte.

—Piigi... —susurró conteniendo ese sabor empalagoso en las palabras de Onoda y de sus sospechas en torno a ese regalo.

—¡Ábrelo, por favor!

—Ahomichi —dijo aún aturdido por la extraña situación en la que se encuentra. Abrió la cajita descubriendo dentro dos anillos de plata, uno con el pequeño dibujo de una luna y el otro con un sol.

—Y-Yo... ¡Cuando vi esos anillos pensé que te quedarían bien! Esto... Me gustaría usar el de luna porque me recuerda a ti y quisiera tener algo así para sentir que estás a mi lado... Yo sé que tú no quieres casarte pero... solo serán unos anillos de promesa para ambos, para que sepas que te quiero...

Midousuji no supo dónde esconder su rostro, ¿qué fue esa confesión tan estúpida y asquerosa frente a sus ojos? No lo soporta, su rostro y orejas se sienten tan calientes, como si estuvieran hirviendo y levantó una de sus manos para tapar su rostro mientras lanzaba un grito que espantó a su novio. Ese Sakamichi, idiota, a quien se le ocurre hacer semejante asquerosidad frente a sus ojos, su corazón late lleno de felicidad, se cuestiona el porqué está tan feliz por un simple y feo anillo, pero esa es la realidad. Suspiró tratando de relajar sus nervios, esos que le hacían apretar los dientes al punto que le dolían y Onoda le observó asustado esperando su respuesta.

El todo terreno sostuvo el anillo de luna, echándole un ojo como si el objeto tuviera algo interesante escondido, luego tomó la mano de Onoda y le colocó el anillo, sacó el otro y lo dejó en la palma de su novio.

—Quiero que tú me lo pongas —ordenó estirando su mano y dejándola al alcance del chico de gafas.

—¡S-Sí! —respondió con ilusión en sus orbes azules, tomó la mano de Akira y colocó el anillo en su dedo— Ah, que lindo se ve, ¿cierto, Akira-kun?

—Kimo.

Observó su sonrisa dándose por servido, solo eso necesitaba ver en su cumpleaños, a Onoda feliz, así él también podría serlo. Vio ambos anillos y un pensamiento cursi cruzó por su mente, no se quitaría más ese anillo, era su conexión material con Sakamichi. Su querido y asqueroso Sakamichi.