Luego de ver ese dorama el día anterior, Onoda se preguntó si su relación con Midousuji tiene alguna similitud con la serie, rio un poco con sus propios pensamientos, ya está bastante grande como para pensar así, pero no puede evitarlo, todo le recuerda a su novio y cada día que pasa su relación se consolida aún más.

Hoy saldrían juntos hacia un pequeño campamento, era la Golden Week y pidieron esos días libres para ir unos días al campo, al principio Onoda no quería, la presión en su trabajo era horrible y seguro que si lo dejaba luego tendría problemas, pero Midousuji prácticamente le obligó a hacerlo, llamándolo idiota por dejarse arrastrar por esa sociedad tan cerrada de mente.

Rentaron un auto y Onoda condujo hasta su destino, el día era perfecto para ir a acampar, pero en el camino había tráfico y Sakamichi cabecea por el sueño mientras sostiene el manubrio, despertar temprano no fue buena idea luego de estar tan cansado, se estiró y se pegó unas cuantas cachetadas para despavilarse. Suspiró al ver que no avanzaba nada, aún estaban en medio de la ciudad, por curiosidad le echó un vistazo a Midousuji, su codo está apoyado en el marco de la ventana y su cabeza reposa sobre su mano, está dormido. Onoda sonrió, se ve adorable.

Luego de esperar unos minutos más, pudieron seguir su camino hasta el campamento. Llegaron, armaron la tienda, prepararon la parrilla, Onoda observó a Midousuji intentar prender el fuego, se veía bastante serio, el de gafas sonrió y le abrazó por detrás sorprendiéndole.

—¡Ahomichi! Casi haces que bote la parrilla al suelo —le regañó sonrojado mientras Onoda reía nervioso.

—Perdon, no fue mi intención.

—Kimo, eres un idiota —dijo entrecerrando los ojos, se dio la vuelta para quedar frente a frente y besó su frente—, deja de hacer tonterías y mira el paisaje o algo mientras yo hago esto.

—Pero, puedo ayudar... —El todo terreno le ignoró por completo, Onoda suspiró de forma casi imperceptible y se sentó en una silla que habían traido—. Akira-kun, ¿tú crees en las almas gemelas? Puede sonar estúpido, pero a veces creo que somos almas gemelas, puede que no hubiera un click de parte tuya, pero yo de verdad sentí algo muy fuerte cuando te vi por primera vez... —Rio nervioso y acomodó sus lentes—. Quiero decir, eras especial, muy genial, fuerte y maravilloso en cada carrera, quería correr a tu lado... me refiero a que lo he sentido con mis otros amigos de Sohoku, pero contigo ese sentimiento era más fuerte, siempre quería seguirte el paso, quería estar a tu altura y que me notarás...

—¡PIGGII! —En cuanto escuchó el alarido de su novio se detuvo y lo miró, sus orejas estaban muy rojas y su cuerpo temblaba—. ¡Kimo! Eres asqueroso, Kimoimichi —pronunció dándose la vuelta, revelándose su cara roja de la vergüenza—, ¿qué es esa tontería de las almas gemelas? Es asqueroso.

—Ah... Perdón, es que yo sí sentí eso contigo —dijo con timidez jugando con sus dedos.

—Ahomichi, yo no dije que no lo sentí —se corrigió de inmediato temiendo haberlo lastimado, aún así le había costado un mundo pronunciar esas palabras—, en la carrera hacia la farmacia, todo cambio para mí.

—¡Akira-kun! —exclamó levantándose y le abrazó fuerte mientras Midousuji correspondió, ambos corazones latieron deprisa y se aferraron a ese contacto, como si fueran adolescentes enamorados.

Tal vez su relación no es de almas gemelas, pero cada que ve a Midousuji se siente como una.