Se acerca el cumpleaños de Midousuji y Onoda no sabía que hacer, llevan unos meses saliendo y están a punto de entrar a su tercer año. Aún así, no sabe que regalarle, pensó y pensó, pero no halló la respuesta.

Hasta que un día salieron juntos, recorrieron las calles de Chiba a pie, querían un momento de relajo, hacía mucho frío ese día, pero se tomaron de las manos y se les olvidó. Pasaron al lado de una tienda que vendía productos infantiles, Midousuji se detuvo unos segundos y se quedó mirando el escaparate de la tienda, en ese momento Onoda recordó que a su novio le gustan las canciones infantiles, tal vez un buen regalo sea un CD de ese estilo.

Una vez regresaron a casa pasaron los días y Onoda ahorró suficiente para comprarle un CD, no supo cuál elegir entre todos, pero al final se decidió por uno que reunía clásicos que muy probablemente Midousuji habrá escuchado de pequeño. Regresó feliz a su casa con el CD dentro de una bolsa de regalo.

El día llegó y Midousuji recibió un mensaje de Onoda pidiéndole que se reunieran, fue de inmediato para allá y encontró a su novio cerca de un árbol, ese día sopló mucho viento y Onoda al saludarlo con ambas manos por error se le soltó la bolsa, cayendo en la cara de Midousuji.

—¡Kimo!

—¡Lo siento! Se me soltó de las manos —dijo nervioso corriendo hacia él—... De todas formas es para ti, Midousuji-kun... Así que, espero que te guste...

—¿Para mí? —preguntó sacando su lengua y con el objeto en sus manos.

—Sí, por tu cumpleaños... —dijo pensando por un momento que se había equivocado de día.

—Ah, era hoy —dijo para sí mismo y observó la bolsita de regalo, no entendía porque Onoda se tomó tantas molestias por algo así—, desagradable —susurró pensando que todo era menos asqueroso cuando Onoda no sabía de su cumpleaños, además ahora sentía que debía hacer algo especial también por él.

—Ábrelo si quieres...

Midousuji quitó la cinta adhesiva de la bolsa y la abrió descubriendo el contenido, el CD de canciones infantiles, se preguntó cómo Onoda descubrió que le gusta, ¿habrá ojeado su reproductor cuando pasan el tiempo juntos? De todas formas, le revolvía el estómago y su corazón latía rápido, tomó el CD en sus manos y tiró la bolsa, Onoda en un rápido reflejo la atrapó y observó impaciente la reacción de Midousuji.

—¿Te gustó?

—Kimoimichi —le insultó y guardó el regalo en la mochila que traía en la espalda, Onoda vio eso como una buena señal—, gracias, supongo —pronunció con un sonrojo en sus mejillas.

—¡Sí, me hace muy feliz que te guste! —dijo con una sonrisa.

Y Midousuji tuvo el asqueroso pensamiento de sentirse agradecido por tener a Onoda a su lado en ese día. Su día especial.