Había veces que Onoda obligado debía tomar alcohol por culpa de los nomikai, y esa noche tomó dos latas de cerveza, solo con eso se siente muy ebrio, regresó a casa entre mareos ocasionales y mucho calor. En cuanto llegó Midousuji estuvo ahí para recibirle.

—Bienvenido —expresó de forma breve y le ayudó a quitarse el saco.

—P-Perdón por llegar tarde, Akira-kun —pronunció de manera algo extraña por el alcohol en su sangre, se sentía culpable, aunque ambos trabajaban últimamente hay demasiados nomikai y llega muy tarde a casa.

—Kimo, da igual, ven. —Le tomó de la mano y comenzó a avanzar, pero Onoda se movía muy lento, Midousuji con impaciencia lo tomó en brazos estilo princesa, sin que el otro pudiera hacer nada—, caminas muy lento.

—Lo siento... —musitó sonrojado, tal vez por el alcohol, tal vez por la vergüenza.

—¿Quieres cenar o prefieres darte un baño y dormir?

—No tengo hambre...

—Está bien.

Ambos entraron al cuarto de baño, Midousuji se encargó de ayudar a Onoda a asearse, lo dejó en el ofuro unos minutos mientras guarda en recipientes la comida sobrante del día. Luego de un rato fue a checar a Onoda por si las dudas, en cuanto le vio supo que está relajado.

—Sakamichi —le llamó de forma suave para no espantarle.

—¿Si?

—Vamos, es hora de que salgas.

Onoda salió y Midousuji lo envolvió con una toalla y puso otra más pequeña sobre su cabello, lo secó bien para que no mojara el piso de madera, y ambos fueron al cuarto. Midousuji se dedicó a secar el pelo de Sakamichi.

—No es necesario que me seques el cabello, Akira-kun —dijo avergonzado de causar problemas.

—Si no lo hago te resfriarás, Ahomichi.

—Pero...

—No me voy a morir por atenderte un día.

«Pero, siempre lo haces cuando llego en este estado», quiso decirlo, sin embargo, se contuvo... tampoco es que quisiera despreciar la buena voluntad del Midousuji. Le gusta ser mimado por él, se siente muy feliz en este momento, para él, Akira lo es todo y está aliviado de haber escogido a la persona correcta.