Chilumi stories.

El no-tan-desafortunado accidente.

Con cada paso que él daba hacia el frente, ella retrocedía dos. Lumine mantenía una postura de guardia mientras Childe trataba de aproximarse, sujetando un fino artefacto en su mano izquierda. Lo lanzaba despreocupadamente hacia el aire y lo atrapaba en un parpadeo, su sonrisa mostraba que esta situación era tal como lo había planeado. Realmente parecía complacido por notar que los ojos de Lumine se alternaban entre el artefacto y su rostro, tan tensa, tan lista para una batalla. ¿No era esto glorioso? Desde que escuchó de que la viajera estaría por esta zona supo que debía poner en marcha algún plan para encontrarse.

La verdad, no esperaba que resultara tan bien. Solo se adelantó un poco a sus pasos.

— Eso no es tuyo, Childe.

Tras la ácida advertencia de Lumine, Paimon encuentra la confianza para cruzarse de brazos y mostrar una mirada fastidiada para el fatui. Sin embargo, los ojos de Childe no podían fijarse en nadie más que no fuera su querida Lumine en ese momento.

— ¿Ah~? —los labios de Childe se tuercen en una sonrisa burlona, el joven pelirrojo alza sus cejas y entonces gira un poco su cabeza hacia el artefacto. Parecía examinarlo, aunque realmente no le interesaba ni un poco su valor. — Bueno, señorita, tampoco veo tu nombre en él.

Lumine levanta el filo de su espada ni bien Childe se acerca otro poco, amenazante. Su acción solo consigue una sonrisa más larga del heraldo, pero su acto no tuvo fruto alguno cuando Childe se mostró más complacido que intimidado. Sus ojos se entrecerraron con filo, la tenia justo en donde quería. Ahora Lumine no iba a poder negarse a combatir contra él otra vez.

— Si lo quieres, tendrás que ganarme.

Lumine quiso quejarse en voz alta, ya sospechaba que hacia allá iba esta situación. Aunque en el pasado habían tenido incontables batallas, en las que ella siempre resultaba ganadora, Childe era un rival muy agotador. ¡Ese descarado siempre venia con trucos nuevos! Y los combates eran realmente largos, pero ella cargaba con una herida que no podía mostrar ahora mismo. Si combatían estaría en desventaja. Ahora mismo trataba de que su pierna izquierda no temblara pero el dolor comenzaba a ser molesto.

— Childe, ¿puedes ser un buen chico y dármelo por las buenas?

La fría sonrisa del pelirrojo fue suficiente para conocer su respuesta, y como si no lo fuera él se rió en su cara.

— ¿Acaso estás bromeando~? ¡Estuve esperando esta oportunidad!

¡Childe, en serio no es un buen momento!

El heraldo resguardó el artefacto en uno de sus bolsillos y Lumine quiso gritar con irritación, pero su boca se mantuvo cerrada, pendiente a su siguiente movimiento. Cuando sacó su arco supo que era momento de moverse.

Lumine saltó hacia su lado izquierdo para esquivar las primeras flechas que iban directo a su cabeza y brazos, ¡maldición! Rodar por el suelo hizo que su muslo resintiera la herida que apenas había comenzado a sanar. Paimon era la única que sabía de su herida, así que cuando la escuchó gritar y recargarse en la pared rocosa se cubrió la boca con sus pequeñas manos para soportar preguntar si estaba bien. ¡Si Childe se daba cuenta de esa herida, estaban perdidas las dos! Lumine se puso de pie de inmediato y blandió su espada hacia él, no puede perder el tiempo ahora y menos quedarse quieta.

Childe esquivó con facilidad su primer movimiento, tal vez desde ese momento se le debió haber ocurrido que algo no estaba bien pero su mente estaba tan excitada por la idea de su nuevo encuentro que no prestó la atención suficiente. Riéndose, Childe volvió a tomar distancia y preparó una flecha con la energía hydro acumulándose en la punta. Cuando Paimon vió que Lumine tenia tantos problemas gracias a esa arma de largo alcance inmediatamente gritó;

— ¡Childe, si usas tu arco no estás siendo justo!

¡Paimon, eres la mejor!

Normalmente, Childe solía ignorar a Paimon cuando se enfrentaba a Lumine pero su voz hizo eco en su mente, regresándolo a la realidad. ¿No era justo? Tiene razón, y tiene el honor suficiente para admitir su error. Aunque eso no significa que no sea un fastidio.

— Tsk. De todas formas, no se me da bien usarlo.

Se deshizo de su arco al lanzarlo hacia Paimon, quien lo atrapó en el aire. Childe se giró un momento solo para guiñarle un ojo a la pequeña hada, como le gustaba llamarla, y hacerle un gesto con la mano. Al volver a girarse hacia Lumine, sus manos se abrieron impacientemente cerca de su cadera, su media capa misteriosamente comenzó a mecerse suavemente con la brisa inexistente. La energía hydro volvió a acumularse cerca de Childe, comandadas por su visión y su misma habilidad. Desde su arsenal personal de armas, aparecieron dos que eran de sus favoritas en sus encuentros con Lumine. Sus cuchillas aparecieron en el aire, afiladas cuchillas creadas con la pura energía hydro de Childe. Eran tal vez más peligrosas que el arco, pero Lumine podía lidiar con ellas ahora. Definitivamente Paimon hizo bien en reprocharle a Childe.

Ansioso por continuar, él es el primero en avanzar hacia el frente con una intención letal cuanto menos. Lumine pudo detener las cuchillas con el filo de su espada, pero la fuerza que Childe ejercía en ellas hacia que sus dos manos temblaran tratando de mantener erguida la espada en una postura de bloqueo. Sus rostros estaban lo bastante cerca como para que Childe pudiera notar las mejillas rosadas de Lumine y ella, bueno, ella puede ver cuánto se está divirtiendo Childe con esto. ¡En serio era un hombre misterioso! ¿Cómo puede disfrutar tanto de esto?

— ¿Qué asuntos tienen los Fatuis aquí? —Cuestiona, y encuentra la fuerza para empujarlo con su espada y hacerlo retroceder unos cuantos pasos. Childe no vaciló en repetir su ataque por el costado, de nuevo fue bloqueado por la espada de la viajera. Paimon estaba inquieta cerca de ellos, rogando a todos los arcontes porque Lumine no flaqueara de nuevo por sus heridas.

— Esto es meramente personal. —Admitió, viendo por el rabillo del ojo una de sus manos. La espada de Lumine lo cortó un poco entre los dedos y su guante había desaparecido. Fue descuidado, pudo haber perdido toda la mano, y pese a que lo hirió no era algo letal en absoluto. ¿No está Lumine especialmente defensiva hoy? No dirá que planea rendirse, ¿cierto? Porque eso decepcionaría muchísimo a Childe. La observa con frialdad, frunciendo sus delgadas cejas. Pero el rostro de Lumine no mostraba ira, parecía más bien nerviosa.

— ¿Personal? —No tenía sentido. El artefacto con cuestión no era nada más que un viejo reloj que se le había pedido recuperar, pues presuntamente era un viejo recuerdo de alguien que ya no estaba en esta vida, su familia lo echaba de menos. Pero ahora que lo piensa bien, ¿Qué haría algo así en un dominio tan antiguo en las lejanías de Liyue? A menos que… — ¿Me dirás que te sentiste un poco nostálgico y viniste a buscarme?

Childe no contestó, y Lumine alza sus cejas con sorpresa. Paimon estaba tan sorprendida como ella.

— ¿¡Entonces es así!? —Chilla Paimon, y se posa frente a Childe para ver bien su cara. — ¡Ah, Lumine, está sonrojado!

La postura de la viajera se relaja un momento cuando Paimon se pone entre ellos, pero se tensa cuando el heraldo sujeta a Paimon por una de sus manos para empujarla hacia un lado para quitarla de su camino. Ella flotó y rodó al mismo tiempo, pero pese a cómo se vio no fue realmente duro con ella. Cuando tiene el camino libre no duda ni un poco en abalanzarse hacia ella otra vez.

— ¿¡Y qué si es así!?

Lumine se tensa al instante.

— ¡E-Espera!

Las cuchillas se clavaron sin piedad en la pared, llevándose consigo el húmedo musgo. A Lumine se le estaba escapando el corazón del susto, ¡de pronto se hizo muy rápido!

— ¿¡Esa es tu forma de conquistar a una mujer!?

Sino fuera porque se deslizó hacia el lado contrario, ¡su cabeza estaría ahí! Ambas puntas estaban tan duramente clavadas que Childe forcejeó un poco para sacarlas de las piedras. Y mientras estaba en eso, Lumine estaba con una mano sobre su corazón y otra sujetando todavía su espada, sorprendida. Childe la mira por el rabillo del ojo, ¡y Paimon dijo la verdad! Genuinamente estaba sonrojado, era tan… ¡taaan extraño verlo así!

— Si no pudieras esquivar esto, no serias digna de ser la mujer en mis pensamientos. —Dijo con frialdad, trataba con todas sus fuerzas mantener un rostro serio cuando se incorporó y notó a Lumine tan sorprendida.

No esperaba un golpe tan sincero. ¿Cómo puede blandir si quiera su espada ahora mismo? No deseaba que ocurriera de esta manera, pero era inevitable que su corazón se acelerara mientras hacia su mejor esfuerzo por superar la situación, él no iba a tenerse solo porque estuviera igual de avergonzado que ella. En todo este tiempo de conocerse ahora le quedaba claro, Childe realmente no iba a detenerse hasta que lo derrotara. En circunstancias normales, ¡sin duda ya lo hubiera hecho! Pero su pierna estaba matándola, con cada segundo más que estaba en alerta su dolor incrementaba.

Paimon los esquivaba con cuidado cada vez que ellos se acercaban sin querer a su dirección, y solo el sonido metálico de la espada de Lumine chochando contra las cuchillas de agua se escuchaban entre estas viejas paredes de piedra. Sin darse cuenta, ambos estaban caminando hacia una trampa que había sido olvidada. Childe fue el primero en pisarla, y su rostro cambió de uno concentración a uno sorprendido en cuestión de segundos cuando sintió los indicios de gravedad tensando su cuerpo.

— ¡Ah, no!

De forma inconsciente, Childe soltó una cuchilla y estiró su mano libre para aferrarse a algo, ¡lo que fuera! ¿A qué humano no le daba miedo caer? Se aferró a la muñeca izquierda de Lumine, pero su peso era tal vez el doble que el de ella e inevitablemente los dos terminaron siendo arrastrados hacia la oscuridad.

— ¡Lumine!

Paimon se precipitó con cuidado, pero estaba tan oscuro que su pequeño cuerpo se encogió con un poco de miedo mientras bajaba. Escuchó algo fuerte y la queja de su amiga, pero no podía verla. Ellos parecían tan confundidos como ella, y hablaban en voz baja mientras se incorporaban. Dentro estaba oscuro, y muy estrecho también. Paimon se aproximaba, bajando en silencio mientras entrelazaba con algo de ansiedad sus dedos. Solo quería encontrar a su amiga e irse.

— ¿También preparaste esto?

— No, debe ser una vieja trampa. Estaba seguro de haber revisado bien todo el lugar… Señorita, ¿estás herida?

— Estoy bi… —De pronto, se le ocurrió que puede hacer responsable a Childe por su herida también. De esa forma no se atrevería a enfrentarse otra vez con ella luego de salir, ¿cierto? — Creo que me lastimé la pierna.

Lumine no pudo ver la mueca preocupada del fatui cuando escuchó eso. Childe se esforzaba por mirar algo entre toda la oscuridad, pero lo único que podía hacer ahora era palpar su alrededor.

— ¿En serio?

— Sí, hazte responsable.

— Maldición. ¿En qué parte te lastimaste? ¿Está bien tu tobillo? ¿Tu rodilla? ¿Tu…

Se escuchó un sonido agudo y segundos después, una queja de Childe.

— ¡Oye, quita tu mano de ahí!

Si pudieran si quiera verse, Childe podía ver los bonitos ojos miel de Lumine entrecerrados y el sonrojo por toda su cara, pero no era el caso. Pero ahora eso no era lo importante, ¿exactamente en dónde habían caído? ¿La vida de ambos estaba en peligro aquí? Sus manos comenzaron a palpar a su alrededor, y entonces se dio cuenta de por qué, aunque quería, no podía apartarse mucho del cuerpo de Childe. Parecían estar encerrados entre muros duros de piedra, ¿podría escalar esto? Adivinó que no cuando sintió algo húmedo. Al comienzo, no viendo lo que era, sintió una sensación de asco, pero siguió palpando. Era musgo. Si se extendía todo el camino hacia arriba eso haría imposible escalarlo con sus manos.

— ¿¡Lumine!? ¿¡Estás herida!? ¡Lumine!

Ambos escucharon la voz de Paimon en un eco sin fin. Levantaron sus rostros y se esforzaron por ver algo, pero la salida no era nada más que un cuadrado lejano de luz a varios metros de ellos. Si Lumine no estaba herida ahora era solamente porque Childe dejó que su cuerpo amortiguara el golpe para ella, pero era consciente del temblor en las piernas del heraldo. Seguramente estaba lastimado también, una caída de varios metros no era un juego después de todo.

Finalmente, aunque no pudieron verla, ambos sintieron a Paimon cuando se acercó lo suficiente. La pequeña chocó contra la cabeza de Childe y soltó un grito al instante.

— ¡A-Algo puntiagudo me lastimó, Lumine!

Seguramente se trataba de la máscara de Childe. Lumine levanta sus manos y palpa, finalmente pudo encontrar a Paimon y la sujetó.

— Paimon, ¿a cuánta distancia estamos de la entrada?

— Paimon cree que quince metros…

Eso explica por qué Childe estaba tan tenso y tembloroso en las piernas. De repente siente pequeños tirones en sus manos. Las pequeñas manos de Paimon se aferraron a las de Lumine, y aunque trató con todas sus fuerzas fue imposible para Paimon subir a Lumine con ella. Se rindió pronto y suspiró.

— Serias más útil si regresas allá arriba y buscas a alguno de esos amigos vuestros. Podrían ayudarnos.

Al escuchar la voz de Childe, Paimon observa en toda dirección pero fue en vano, realmente no podía verse nada.

— ¿¡Y por qué deberíamos ayudarte a ti!?

Lumine niega con su cabeza y abraza a Paimon hacia su pecho. Aunque mas bien, la estaban aplastando entre los dos sin querer. No pueden alejarse mucho en un lugar tan estrecho.

— Él se llevó la peor parte, no podemos dejarlo aquí.

Después de todo, Childe la abrazó en el aire para protegerla del peor golpe de la caída, y además acabó herido por ello. No solo se trataba de compasión, se trataba de una deuda personal y Childe agradecía bastante su gesto. Era justo.

— Está bien, subiré a buscar ayuda.

— Gracias. Nos quedaremos aquí.

— No es como que podamos irnos a algún otro lado... —Tose Childe, y luego se queja por el codazo en su vientre que Lumine le da tan generosamente.

Paimon los dejó hacia atrás, prometiendo que regresaría con ayuda. Por su parte, usaron sus primeros minutos en soledad para idear alguna forma de salir. ¿Las cuchillas les servirían para escalar? Sin embargo, cuando Childe trató de encajar una en la pared rocosa esta se vino abajo rápidamente. Las paredes estaban tan húmedas que al aplicársele un poco de fuerza, se hacia blanda y caía a pedazos. Simplemente no era una buena idea. ¿Cargar al otro sobre los hombros y acercarlo a la entrada? Childe medía poco más del metro ochenta, mientras que Lumine estaba al menos quince centímetros por debajo de eso. Ni siquiera lo intentaron, era inútil hacerlo. Lumine estaba a punto de rendirse en un plan para escapar hasta que una idea vino a su cabeza. Inmediatamente levanta su rostro, como si deseara ver a Childe. El siente el movimiento y baja su rostro instintivamente.

— ¿Pensaste en algo?

— Sí. ¿Por qué no te transformas en Tartaglia ahora? Te vi volar.

Los labios de Childe se tuercen en disgusto.

— No… —Dijo, y su voz sonó dura. — Si me transformo aquí, no sé lo que pueda ocurrir contigo.

Al comienzo, Lumine pensó que solamente se negó a transformarse en Tartaglia por un motivo egoísta. Pero cuando escuchó su breve explicación pudo entenderlo mejor. Tartaglia era inmenso, y tal vez con esa forma Childe realmente pudiera salir pero ella… ¿no seria aplastada de una forma muy dolorosa? Odiaba admitirlo, lo odiaba tanto que sus manos atraparon la tela gris por el torso de Childe y juntó sus labios.

Odiaba pensar que Childe se estaba preocupando tan abiertamente por ella, y que eso le estaba gustando. Un poco.

— Qué inútil eres. —Murmuró con tono de reproche, consiguiendo una risa suave de Childe.

— Lo siento.

Se quedaron en silencio luego de eso. Childe sujetaba a Lumine por los codos para ayudarla a mantenerse de pie, mientras que él se recargaba en la pared con la espalda y mantenía sus piernas firmes tanto como podía, pero estaba lastimado y soportarlo estaba haciendo que comenzara a sudar y a jadear en voz baja. Lumine no estaba mejor, sus piernas temblaban mientras se aferraba a la ropa del hombre con fuerza. Tenía sus ojos dolorosamente cerrados mientras mantenía su rostro cerca del torso de Childe.

— ¿Está bien si nos sentamos un momento?

— Por favor…

Childe se desliza lentamente por la pared hasta caer sentado suavemente sobre las piedras húmedas. Mantenía sus piernas separadas para que Lumine pudiera sentarse entre el espacio, pero era muy estrecho. De todas formas, ella pudo sentarse sobre sus muslos y descansar un momento. Estando rodeada por las piernas del fatui, podía notar mas fácilmente que todavía temblaba. ¿Cuánto daño se había hecho en realidad? Flexionar sus piernas resultó peor de lo que imaginó, pero al menos le aliviaba un poco que Lumine ya no temblara en sus brazos. Pero aun podía sentir su respiración pesada cerca de su cuello, y sus pequeñas manos buscar su calor. Nunca imaginó que estaría tan cerca de Lumine de una forma distinta a una pelea. No era… malo en absoluto. Solo lamentaba la forma en la que esto había ocurrido.

— ¿Te duele mucho?

Siente que el rostro de Lumine se acerca un poco al suyo y contiene la respiración sin darse cuenta. Pero que le pregunte eso hiere un poco su orgullo. No puede responder con sinceridad.

— No me preguntes eso…

Cuando habla, Lumine se da cuenta de lo realmente cerca que estaban sus rostros y entrecierra sus ojos sin darse cuenta, suspirando sobre los labios de Childe. Todo esto era su culpa para empezar, ¿pero por qué no puede sentirse molesta en absoluto? Después de todo, Childe la había protegido… Cierra sus ojos cuando las manos de Childe se deslizan hacia su cintura. La tocó primero con la punta de sus dedos, como si estuviera comprobando su reacción. Cuando Lumine no dice nada ni trata de apartarse, siente la confianza para aferrarse a ella y suspirar largamente tras acercarla otro poco a su cuerpo. ¿Acaso estaba desquitando un poco de su dolor en este abrazo?

— No es la primera vez que caigo en lugares peligrosos. Pero esta es la primera vez que no estoy solo.

— ¿Tienes miedo?

Tal vez Lumine no puede ver su rostro, pero adivinó su mueca gracias al silencio. ¿Reproche? Childe había fruncido sus cejas y arrugado sus labios un poco, pero pronto recuperó su rostro simpático.

— ¿Cómo puedo mostrarme así frente a ti, eh? A menos que seas el tipo de señorita que disfruta de cuidar a otros. En ese caso, estoy asustado.

Por supuesto que no, su tono ni siquiera mostró ser sincero. Lumine suspira y niega con su cabeza lentamente.

— Eso es mentira.

El pecho de Childe se infla bajo su cuerpo, segundos después la estrecha con un poco más de fuerza y deja salir una risa cerca de su oreja. Por alguna razón, esa acción la hizo estremecerse y suspirar con calma. Le gustaría verlo, así al menos podría adivinar qué de todo esto es real o si solo estaba jugando como solía hacerlo.

— Es cierto, tengo mucho miedo.

— Que no…

Alguna vez, Childe le había contado un poco sobre su pasado. Después de cada derrota, tan solo se acostaban en el césped a descansar y a mirar las estrellas. Inevitablemente acababan conversando muchas de esas veces, o a veces Lumine dormitaba y Childe vigilaba junto a Paimon. Lumine vuelve a abrazarlo por el cuello y recarga su frente sobre uno de los hombros de Childe, cerrando sus ojos nuevamente. Cuando no se trataba de una pelea, Childe podía ser realmente dulce. Tal y como lo describió Zhongli, Childe era una persona tan interesante y muy apasionado también. Pero casi toda esa pasión estaba orientada a los combates. Tal vez, que se mostrara tan entusiasta por pelear con ella mostraba cuán agradable era ella para él, ¿o estaba pensándolo de más?

Aunque a Lumine le gusta no sentirse en peligro alrededor de sus amigos. Qué remedio.

Pero… no puede decir que se sienta en peligro ahora mismo. De hecho, estaba segura de que si Childe se hubiera enterado antes de su herida ni siquiera habría insistido por enfrentarla. Pese a su posición como Fatui, él tenía honor. Nunca temió ser atacada por la espalda luego de conocerlo un poco más tras su historia en Liyue. Y ahora tampoco era diferente. La tenia tan cerca, creó una cuchilla frente a ella en tal situación y en ningún momento acercó el filo a su cuerpo. Incluso se dejó quitar la máscara de Fatui para ya no lastimar a Paimon.

— Eres un hombre muy raro, Childe.

No quiso decirlo en voz alta, pero ya estaba hecho. ¿Qué contestaría?

— ¿Eso es bueno?

Sonó más bien curioso.

— No lo sé. —Admite. La forma en la que Childe acariciaba su espalda, fingiendo que estaba absolutamente bien y que no sufría de dolor ahora mismo, como si solamente pudiera pensar en ella. Pero sentía el temblor de sus piernas a los lados de su cuerpo, y gracias a su cercanía pudo sentir lo caliente de su rostro. Esto no era vergüenza, debía ser por soportar el dolor y callárselo. ¿No deseaba preocuparla?

Un ruido hace que ambos levanten sus rostros hacia la única fuente lejana de luz que podían ver. Dos figuras se asomaron, una mas grande que la otra.

— ¿¡Realmente están ahí, chicos!?

Childe reconoció la voz de Zhongli de inmediato y sonrió.

— ¡Sí, maestro! ¡Haga algo pronto! ¡Mi señorita está lastimada!

¿"Mí"?

Impaciente, Paimon sujeta un extremo de la cuerda que Zhongli le ofrece. Cuando se lo dijo él no le creyó al inicio, pero ahora que estaba aquí no tenia otra opción más que aceptar que Childe había sido lo bastante estúpido como para meterlos a los dos en una situación así. Cuando todo estuviera bien, seguramente volvería para destruir este lugar y evitar que esto volviera a ocurrir.

Paimon baja con rapidez para entregar la cuerda. Childe la enreda por su brazo y la sujeta con firmeza con su mano derecha, entonces abraza a Lumine con su brazo derecho por las rodillas.

— Abrázate bien.

No tenia que decírselo, ya estaba aferrándose con fuerza.

Zhongli comienza a tirar de la cuerda. Paimon hacia su mejor esfuerzo por tirar también, aunque su fuerza no era para nada comparable a la de Zhongli. Solo es cuando sus pies dejan de tocar el suelo que siente un poco de alivio por su condición. Mantuvo a Lumine segura en su abrazo mientras subían, y cuando estuvieron al borde de la entrada deja que sea Lumine la primera en salir mientras él quedaba colgando de sus manos al borde. Tras asegurarse de la condición de la viajera, Zhongli se hinca y le ofrece su mano enguantada. Apoyándose con un solo brazo, Childe estira su otra mano y la acepta. Lo subió sin problema, pero cuando sus rodillas tocan el suelo la mueca de Childe perturba un poco al arconte.

— Detuvo mi caída. —Explica Lumine, sintiéndose un poco culpable.

— Pensaba llevarte a ti, pero Childe está más delicado. —Zhongli ayuda a Childe a ponerse de pie y lo deja recargarse en la pared unos momentos, para entonces darse la media vuelta e hincarse él sobre una de sus rodillas. Le ofrecía su espalda. Childe, quien no tenia más opción, solo pudo caminar muy lenta y torpemente hacia él para recargarse en su espalda y dejarse llevar.

— Tsk, no digas frente a ella que estoy delicado…

Incluso ahora quería impresionarla. Aunque estaba preocupada, Lumine siente algo de alivio al reconocer su peculiar personalidad en esa frase. Tal vez pueda pedirle amablemente el reloj después de asegurarse de dejarlo con un médico. Salieron de ahí, Lumine caminaba a un lado de Zhongli mientras su mano derecha sujetaba débilmente la media capa roja de Childe. Era un lindo gesto, aunque era vergonzoso ser llevado al menos tenia el consuelo de la presencia de Lumine, ¿realmente lo acompañaría hasta el puerto de Liyue? Sus ojos azules lucían cansados bajo la luz del sol, pero extrañamente cálidos mientras observaba a Lumine. Ni siquiera estaba prestando atención al sermón de Zhongli, solo tenia ojos para ella.

Si le decía que le pagó a alguien para que pidiera una recompensa por una baratija que se encontró en el bazar Lumine se enojaría mucho con él, ¿cierto? Ah, mejor no decir nada.