Después de ocho años, la final del torneo mundial de Beyblade volvía a ser en Rusia, los Bladebreakers se enfrentaban a un equipo de reciente aparición llamado los Bladefighters, eran estupendos jugadores, la primera batalla del día y que estaba a cargo de Max fue una cruel derrota; Rey había logrado conservar las esperanzas gracias a su triunfo, era turno de Tyson de salvar el honor de su equipo.
La tercera batalla se había puesto muy interesante, Roger el chico al que se enfrentaba era muy hábil, se notaba que ambos jugadores se sentían presionados por obtener el triunfo, así que un momento de arrebato sus beyblades colisionaron, provocando que ambos salieran disparados de la arena y tocando el suelo al mismo tiempo. Todos en el estadio estaban admirados de cómo había terminado aquel duelo, lo que significaba es que irían a muerte súbita, así que cada equipo debería de enviar a su capitán a enfrentarse. Kai estaba listo para el duelo, esperaba con ansias enfrentarse a su igual del otro equipo, era un jugador enmascarado, que se había registrado bajo el pseudónimo del "Jugador misterioso", poco original, sin embargo, le permitía que la gente lo identificara fácilmente.
El referí llamó a ambos jugadores a subir a la plataforma de duelos, a su señal dispararon sus beyblades, el jugador misterioso era realmente bueno, tan solo un par de veces pelado en el torneo y sus batallas apenas si habían durado un par de minutos, no importaba que sus contrincantes fueran jugadores experimentados. El sonido del metal lo regreso al presente, últimamente su mente lo hacia divagar y eso era algo que lo desconcertada. Dranzer estaba teniendo un par de complicaciones en la batalla, debía de hacer algo pronto, estaba siendo acorralado y guiado a la orilla de la arena si no hacía algo todo terminaría para él y su equipo. Sin pensarlo más decidió lanzar un ataque concentrado todo el poder de su bestia bit, lo que provocó que el beyblade de su contrincante saliera volando en dirección a este.
El beyblade del jugador misterioso, salió disparado directo a su rostro, por suerte este logro hacerse ligeramente hacia atrás, gracias a sus reflejos la máscara que portaba recibió el impacto y fue destrozada en varios pedazos, dejando al descubierto el rostro de una chica de cabello castaño y ojos color miel, la capucha que la cubría había cedido ante el brusco movimiento al tratar de esquivar el golpe y la gravedad.
Kai estaba impactado ante la identidad de su contrincante, era imposible lo que veía, estaba petrificado, su cerebro y cuerpo no reaccionaban, el triunfo no importaba en ese momento, el shock por ver a la persona de sus pesadillas le impedía estar consciente de lo que sucedía a su alrededor.
- ¡Los Bladebreakers son los campeones mundiales! - se escuchaba decir al narrador de los duelos - ¡No lo puedo creer, el jugador misterioso es nada menos que Rina Engers, una de los cuatro herederos de la Beycorporation, que es la principal empresa en desarrollar y vender beyblades en el mundo!-
Al oír esto comprobó que no era un sueño, la chica que estaba ahí frente a él era su amiga de la infancia, que por tantos años la había creído muerta por su culpa, tenía que hablar con ella, apenas iba a dar un paso, cuando una multitud lo rodeó y le impidió avanzar, eran sus amigos y aficionados que celebraban su triunfo. Intentó abrirse paso y cuando al fin lo logró, la chica había desaparecido del lugar al igual que el resto de su equipo.
- ¡Espera Kai!, ¿a dónde vas? – le increpó Hilary
- Tengo un asunto que atender con la líder de los Bladefighters, tengo que buscarlos- dijo el peliazul
- Probablemente se fueron a su hotel – le comentó la chica
- Entonces tendré que llamar a todos los hoteles de Moscú y preguntar si están hospedados ahí- ya preparándose para salir del lugar
- ¡No es necesario que hagas eso, yo sé dónde están hospedados! - confesó entre gritos la chica, al verlo intentar partir-
- ¡¿Qué, cómo es posible que tu sepas dónde es su hotel!?- no podía creer lo que oía de su amiga.
- -Porque ella fue quien me ayudó de los maleantes que me quisieron asaltar, y me llevó a su habitación para calmarme y atender los arañones que me hicieron en los jaloneos – Hilary vio el atónito rostro de Kai y suspiró -están en el mismo hotel que nosotros, en el piso siguiente al nuestro, en la habitación 902- soltó como si fuera una bomba.
