Su cerebro apenas terminó de procesar la información, el chico salió disparado dejando a su paso a una Hilary cabizbaja, parecía una burla del destino, tenía una mezcla de emociones, ira, tristeza, alegría, emoción y desconcierto de todo lo que estaba pasando, más de diez años creyendo a su amiga muerta y de pronto aparecía de la nada y frente a sus ojos.
Los segundos desde el primer al noveno piso dentro del ascensor le parecieron eternos, salió con paso firme y se plantó frente a la puerta con el número 902, decidido tocó, pronto un chico abrió la puerta.
- ¿Si, diga? – le dijo un joven de cabello oscuro, aproximadamente de unos 19 años, era el que le había ganado a Max, Frank era su nombre
-Busco a Rina – le contestó seriamente
- La señorita no puede atender visitas por este momento, está siendo atendida por el médico- respondió seriamente
-Frank ¿quién es? - una voz femenina se oyó desde el fondo de la habitación
- Es Kai Hiwatari, señorita, ya le dije que no lo puede atender- ante esta respuesta el chico de la eterna bufanda frunció el ceño.
-Déjalo pasar- fue la orden, por consiguiente, Frank abrió completamente la puerta, dejando al líder de los Bladebreakers pasar, era una habitación amplia, en el fondo junto a un enorme ventanal estaban los integrantes de los Bladefighters rodeando a un hombre con una bata.
- Es solo un pequeño corte, no dejará cicatriz y una leve contusión por el golpe del beyblade, estará bien en un par de horas, solo debe guardar un poco de reposo- dijo el doctor
- Gracias doctor – a esto el Galeano tomó su maletín y salió de la habitación, dejando a sus pasos un incómodo silencio.
- Oye Hiwatari, ¿nos podrías dar tu autógrafo y tomarte una foto con nosotros?, somos tus admiradores- Roger rompió el silencio con esa extravagante petición.
-Cl, Claro- contestó el aludido, apenas terminó de gesticular palabra, cuando ya estaba rodeado de los tres chicos del equipo rival pasándole unos cuadernos y capturando el momento en su celular.
Después de varios minutos de convivencia Frank, Roger y Tom, abandonaron el lugar, sabían que su líder tenía asuntos pendientes con el chico Hiwatari.
- ¿Y cómo has estado? - rompió el hielo la chica Engers.
- Bien, en lo que cabe, pensando en que era el culpable de tu muerte por diez años- fue la respuesta furiosa que recibió.
- Siento mucho que pienses eso, traté de hablar contigo la última vez que estuviste aquí, pero vi que habías regresado a trabajar con Boris- fue la respuesta mordaz.
- Creo que ambos cometimos errores, acepto que fue un error volverme a aliar con Boris, pero no estuve oculto por diez años fingiendo estar muerto- había mucha rabia detrás de la las palabras del joven
-Nunca fingí estar muerta, simplemente no podía acercarme a ti- confesó dolorosamente -tuve que escapar varias veces o inventar excusas para ir a verte a los torneos, pero ahora que he cumplido la mayoría de edad y aceptado mis responsabilidades con la empresa es que he podido acercarme a ti-
Kai no podía creer lo que escuchaba, sabía que la familia Engers habían sido muy estrictos con Rina, sobre todo cuando la habían internado en la abadía, lugar donde se conocieron, pero jamás creyó que fueran capaces de llegar a tal grado de prohibirle acercarse a él.
- He de confesarte que me costó mucho trabajo y años de hablar con mi familia de hacerlos entender que todo lo que pasó no fue culpa más que de Boris, que sólo éramos unos niños siendo víctimas de un desquiciado- soltó Rina – a tal grado que mi abuelo y mis hermanos me han apoyado en este proyecto de los Bladefighters-
- Rina, al menos me pudiste haber enviado una carta y decirme que estabas bien- exigía una explicación
- Lo siento mucho, después de la explosión en la abadía, desperté en una casa de unas amables personas que me auxiliaron, estuve en shock un par de días y después de poderme contactar con mi familia, fue caótico –
- Yo también lo siento, siento haberme comportado como un idiota y haber causado la explosión- dijo apenado Hiwatari
- Nada fue tu culpa, y tienes razón debí buscar la forma de contactarme contigo, pero viví mucho tiempo bajo supervisión y un control total de todo lo que hacía, aunque he de confesar que me las arreglé para poder asistir a todas las finales a apoyarte – dijo sonriente la castaña
El joven estaba asombrado ante es confesión, por enésima vez en ese día su cerebro empezaba a entender muchas cosas, se daba cuenta que no había alucinado, que era ella a quien había visto entre las gradas de los estadios, creyendo que era una ilusión o que su mente jugaba con él.
-Entonces no eran alucinaciones mías- logró decir
-No, discúlpame si te hice sentir mal en algún momento, nunca fue mi intención- dijo la chica – creo que debemos de dejar de pedirnos disculpas, porque sino estaremos toda la noche así, ¿por qué no mejor hablamos de cosas buenas, dejamos a un lado lo malo?
- Sí, tienes razón, por cierto tu equipo es muy bueno, los entrenaste, muy bien-
-Me gustaría tomar el crédito por ello, pero no soy su entrenador, Tala es quien lo hizo-
- ¿Tala, el mismo que yo conozco? – preguntó intrigado
- Sí, hace un año que vine a Moscú me lo encontré, hablamos y lo invité a trabajar en la empresa, ahora está en Nueva York trabajando en el desarrollo de nuevos productos, no te dijo nada sobre mí, porque quería que nuestro encuentro fuera una sorpresa-
´-Pues sí que lo fue- le contestó el chico -por lo que entiendo estás muy involucrada en la empresa de tu familia-
-Pues solo he estado trabajando en algunos proyectos, pero pronto tendré que tomar más responsabilidades, de hecho mañana parto a Nueva York y en un par de semanas estaré viajando a Japón-
-Entonces ya no tendremos mucho tiempo para hablar- soltó de forma inconsciente y algo molesto -creo que es mejor que me vaya- esa plática parecía que en vez de solucionar tantas dudas lo único que le generaba era un sinfín de disgustos, se giró para abandonar la habitación
- ¡ESPERA, NO TE VAYAS! - dijo la chica, levantándose y perdiendo el equilibrio en el proceso.
Kai reaccionó y la tomó entre brazos antes de que esta pudiera tocar el suelo, este acto lo hizo acercarse a ella, podía olor su perfume, ligeramente dulce con unos toques de acidez, sus rostros quedaron a tan solo unos centímetros de distancia, provocando que su corazón se acelerará y su mente se nublará, se sentía extrañamente bien estar así de cerca.
