Tetralogía

Highlanders

Por Mayra Exitosa

Un escocés en primavera

Capítulo 5

Un Laird nuevo

Lejos de ahí con largas peleas, heridos, ataques sorpresivos y recuperación de los que llevaban y traían entre alimentos, armas y hombres que pudieran continuar peleando, tratando de seguir cuidando que los clanes no ingresaran al Clan Mackenna en las tierras de Loch Earn, las disputas se calmaban aparentemente para recoger de nuevo a sus heridos y volver al ataque luego de atenderse al darse una supuesta tregua, más se sabía que ninguno se alejaba de la contienda. Alistar Cornwell quien comandaba la acción ofensiva con toda su fuerza, para evitar esta lucha en su clan, notaba en la parte trasera bastante alejados con una larga distancia quienes dirigían el ataque, así al pelinegro se le ocurría incluirlos en el festín, enviaba varios de sus hombres para sorprenderlos por la retaguardia, pero antes de que sucediera veía la llegada de su primo del Clan Mc Brown lo cual fue una alegría para Archivald Cornwell al igual que para él al reconocerlos, estos ayudaban a que fuera igualado el número de hombres, al querer retirarse quienes habían dado las ordenes, eran detenidos por hombres del Clan Cornwell y ahí se disputaba otra oleada de espadas y algarabía con la llegada de refuerzos de otros clanes. Esto sí que fue inesperado para los Cornwell. Archivald bastante hastiado comentaba con su primo dirigiéndolos a buen recaudo,

- Qué bueno que llegan, hay agua y comida en esa parte, los caballos pueden descansar del viaje, ha sido muy estresante desde que decidieron atacar, llevamos días y todavía no sabemos porque inició el maldito ataque a los Mackenna, sobre todo porque son varios los clanes que vienen y ninguno da sus motivos. Decía un Archivald bastante molesto, al estar sucio y despeinado, mientras tomaba agua, se daba limpieza y cambio de prendas, frente a su primo Mc Brown.

- Vamos Archivald, todos lo hacen por mujeres, más que han estado teniendo escases en varios de los clanes, eso lo sabes, ustedes son más hombres que mujeres en su Clan. La inesperada llamada de Alistar los invocaba a la pelea, una sorpresiva llegada de flechas hacía que los arqueros de entre los hombres dispararan, pero del castillo Mackenna salía una estampida de flechas bastante perdidas, al carecer de puntería, pero al menos no les daban a ellos, sino algunos de los contrarios.

La llegada de la ayuda de los Macuche a los clanes atacantes fue un enfado general para los Cornwell, porque ellos no habían participado en las peleas antes y ahora estaban unidos a lo que deseaban vencer a los de tierras altas. No fueron necesarios detalles, que los Cornwell fueron guiándose atrás ingresando al castillo de los Mackenna replegándose y tomando armas para atacar, dándose cuenta de que todo el lugar dentro del castillo eran mujeres las que defendían, dejando atónitos a los hombres del Clan Cornwell, al ver que ellas tomaban espadas y arcos a como podían defendiendo el castillo con tal de no ser esclavizadas por los clanes atacantes desde los Macuche que llegaban briosos, los Macland que habían avisado que atacaran, los Mc Colwin entre otros que se les habían unidos al haber perdido sus clanes y querer volver a formar parte de uno.

Alistar no había visto nada todavía, solo daba órdenes a su hermano, mientras que salía al frente al ataque con espada en mano, - Archivald, cuida el ingreso al castillo, los Mc Brown y nuestra gente se quedan al frente, llévate a los mejores arqueros y denles desde la altura de las murallas, los arqueros de Mackenna no dan una, parece que están ciegos, deben estar heridos.

Al ingresar Archivald con la orden de su hermano, el informe de sus hombres sobre que el Laird no tenía más barones en su haber, lo dejaba asombrado porque todo ese tiempo lo habían ocultado para protegerse, ya que los que había eran viejos y muchos heridos que fueron los primeros que murieron protegiendo el castillo de los Mackenna. - Avísale a mi hermano, ahora sabemos porque están todos atacando este lugar.

Archivald era recibido con abrazos por el más viejo del Clan, el Laird, que había perdido ya a sus hijos mayores y solo le quedaba su hija Anya Mackenna, como su única descendiente, no quería perder a sus mujeres, porque eran la sangre que quedaba del clan. - Debió decirnos, ocultar esto es ponerse de carnada, nosotros hubiéramos enviado hombres. - Nadie quiere anunciar su derrota anticipada, joven Cornwell, venga conmigo.

Semanas pasaban en las contiendas, el ataque de más de seis hombres rodeando a varios de los Mc Brown hizo que Anthony peleara como el fiero guerrero que todos conocían, acabando con ira al ir cortando las cabezas y ensangrentando a sus rivales, para que desde la distancia los clanes enemigos le lanzaran flechas, este se cubriera y rompiera la traicionera actitud de los bastardos que se ocultaban. Alistar lo cubría y enviaba la señal a los arqueros del castillo, estos de inmediato cubrían llevando así muchos días de ataque, los heridos que ingresaban observaban que había demasiadas mujeres, algunos hasta se volvían a levantar, como si su herida no le doliera frente a tanta belleza y acabando por dejar que lo ajustaran con algunas telas y listo para quedarse cerca de una dama y un arco para desde la muralla cuidar del castillo Mackenna.

Anthony estaba herido con tres flechas, Archivald estaba molesto porque apenas había llegado su primo Anthony y casi había acabado con un clan restante casi solo, para ser atacado a traición, por lo que el curandero le daba prioridad y avisaban a Alistar que se replegara dentro del castillo, al hacerlo se daba cuenta de lo que sucedía dentro del castillo Mackenna, muchos de los clanes que iban con la idea de apropiarse del Clan, para imponer su escudo y violar los derechos de su Laird al asesinarlo, pero había una solución y Stear lo pensaba bastante rápido, tenía un hermano y no lo dejaría jamás solo.

Stear sacaba con fuerza las flechas que yacían enterradas en la piel de su primo Anthony mordía con fuerza para aguantar el queme y cicatrización obligada de la herida, por lo que se desmayaba al hacerlo en la tercera flecha. El rubio en su mente miraba a su pelirroja apasionada quien aparecía sin ropa, como una diosa pagana, con su tartán en un costado y de pronto sangre en el suelo, y un vientre abultado que lo dejaba hipnotizado, al ver como ella le levantaba sus brazos para que la tomara y la poseyera de nuevo.

Stear amenazaba al curandero, - ¡Si no lo salva, lo mato! Nervioso el matasano buscaba whisky y ponía polvos para hacerlo reaccionar temiendo que Alistar Cornwell afilara su daga y le cortara el pescuezo, con lo que había dicho, luego observaba como el rubio en el camastro levantaba las manos y sonreía como idiota, a lo que Stear preguntaba - ¿Recibió algún golpe en la cabeza? - No, si estaba muy lucido cuando llegamos aqui aun con las flechas, mi Laird. En cuanto despierte, quiero una comitiva para enviarlo a su Clan. Y usted matasano del demonio, si le altero la cabeza, le corto las bolas. Giraba para ver al Laird del clan Mackenna quien ya había atendido a Archivald pensando que era el mayor, hasta que vio a Alistar y este le dijo,

- Laird, le ofrezco una unidad con su clan y el mío, mi hermano Archivald Cornwell con su hija para que se quede su gente cubierta por nuestros hombres. - Acepto, pero esos hombres enviaron esto. Mostraba un pedazo de piel con la amenaza de que si entregaban a la doncella lo dejarían con vida. - Lo ve, vienen por ella, me han amenazado desde antes de comenzar a pelear. - ¿Tiene un fraile en su castillo? - Si, en la capilla familiar se encuentra resguardando y escondiendo a los niños. - Llámelo, hablaré con mi hermano.

Alistar había tomado acción, si su hermano se quedaba al frente del castillo sería la mejor protección para los Cornwell, solo que el ya no sería uno de ellos, sino un Mackenna, así salvarían al castillo antes de ser invadidos y ya no habría por quien pelear cuando se supiera que no había doncella sino una mujer casada y engendrada con un hijo, casada con un hombre del Clan Mackenna y consumado el matrimonio no se podía pelear nada.

Archivald era atendido como si fuera el Laird de los Cornwell, una mujer entraba con cabellos negros y mirada azul, este se quedaba asombrada venía casi desnuda y avergonzada tiraba su prenda dejándola completamente en traje de Eva. Archivald no era un eunuco y apenas vio el cuerpo virginal de la dama, se puso tieso y cachondo hasta las trancas.

Afuera de la habitación Stear reía, había convencido a la dama que si el la poseía salvaba al Clan, y el padre de la joven se había ido a buscar al fraile del Clan, pero aun no volvía, dentro de la habitación, Archivald salía mostrándose igual en traje de Adán para hacerle juego a la preciosa doncella que le enviaron para que lo atendiera, ignorando el plan de su querido hermano, este tomaba a la joven y tocaba sus senos, para luego elevarla en sus brazos y recostarla en la cama que estaba ahí mismo, aun húmeda su piel, notaba que la joven estaba asustada y este le daba confianza, al notar que se había asustado al verlo erguido, - No temas preciosa, vamos a disfrutar el tiempo que quieras.

CONTINUARA...


Gracias por sus amables comentarios, con este se cierra la primera parte de la trilogía con el inicio de la segunda parte esta misma semana

deseando sea de su total agrado, continuamos poniendo kilts a los escoceses

Un abrazo a la Distancia

Mayra Exitosa