O
Tetralogía
Highlanders
Por Mayra Exitosa
III
Escocés para el verano
Los hombres sin Clan
La celebración fue intima, la consumación todavía más, en parte todos los Laird eran solteros, aunque lo negaran, deseaban tener una pareja que los aceptara como el clan al que pertenecían, con todas las responsabilidades al ser un Laird y que fuera tan fuerte e inteligente para tener herederos aún a costa de estar en peligro constante al ser pareja de un hombre responsable de un clan entero, un castillo, muchas tierras, personas por no negar que también familias que dependían de ellos. Para William ver a todos los hombres sobrevivientes, atados en fila con la derrota marcada en su rostro, con evidentes muestras de telares de distintos clanes, le hizo quedar en silencio, el Laird Andrew se acercaba al novio contento y comentaba - Todos ellos podrían ser Mackenna, muchos ni clan tienen, sería bueno saber sus intenciones, al parecer los lideres ya no están con vida.
Archivald se acercaba a los detenidos respaldado por William y preguntaba, - ¿Con que Clan venías? - Solo me dijeron que, si peleaba, sería este castillo mi Clan. - Bien, ¿Quién más acepto pelear por tener clan? Muchos hombres levantaban sus brazos atados, concordaba con los telares de Clanes que ya no existían, sabía que muchos se habían quedado derrotados, así levantaba un censo y preguntaba si tenían familia a lo que habían fallecido en la captura y derrota de su clan. Fue tal la sensación que de pronto se hizo un silencio, los pasaron a las habitaciones donde serían resguardados, para luego las mujeres del Clan Mackenna les llevaban ropas y agua a los que serían hombres Mackenna cuando juraran lealtad al Laird Archivald Mackenna.
Los hombres Brown, cenaban en mesas de madera alargadas, junto a su Laird, en el caso Mc Brown, su hijo que lo representaba, llevaban ya varios meses en la pelea y los trayectos que el deseo de regresar era notorio, más que quedarse ahora que los hombres de los Andrew por fin habían llegado, fue más fácil emprender retiradas y atrapar a cuanto hombre se encontraba rendido o se entregaba al ya no contar con clan ni lideres, era cierto había muchas mujeres listas para atenderlos, por lo que Anthony habiendo recibido la forma en que casarían a Archie su primo, este les había girado la orden de que las mujeres eran parte del clan Mackenna y debían quedarse en el clan si deseaban mujeres, esto resultaba como traicionar a sus aliados, luego de haber ganado, se repartían tierras y en este caso se había dicho antes que también mujeres, al haber tantas en el Clan, pero Archie al cambiar la orden, lo dejaba en duda al arreglo ofrecido por Alistar, por lo que el rubio a discreción en tono bajo se comunicaba con sus hombres Mc Brown, como si se repartieran la bandeja de la carne, les sugería que buscaran la mujer adecuada y la convencieran de escaparse con ellos, se irían en cuanto terminaran la cena, ya que el plan de las mujeres Mackenna era atrapar a los hombres y cambiarlos de Clan Mackenna si las querían a ellas.
Muchos de sus hombres se reían al saberlo, era imposible, como una broma de su líder, ya que siempre la mujer seguía a su hombre a su clan y pertenecía a este, por lo que todos estaban seguros de que convencerían en llevárselas esa misma noche, con o sin aviso, dependiendo de cómo se pusiera la dama. – Solo recuerden son muy listas y nos pueden comprometer, además aún estoy lesionado para meterme en líos, pero les aseguro que el Laird Cornwell me dijo que si convencían a sus mujeres podían llevárselas, solo que depende de ustedes si desean quedarse aquí o si se van conmigo lo antes posible, nos pueden alcanzar después del entronque de separación, donde bajamos de las lomas.
Cada hombre del Clan Mc Brown se fue de los más silencioso para elegir a su doncella, lo cual era notado por algunos de los hombres Andrew y se lo comentaban a su Laird William. - Hagan lo mismo, todos los hombres que se están quedando son de distintos clanes, saquen a la mujer que los acepte en completo silencio y los veo uno a uno antes de salir rumbo a nuestro Clan. - Se lo diré a los muchachos. - Pero antes elige bien, en silencio, porque los Cornwell no están enterados aún ya que han sido asignados a la vigilancia del castillo y de los detenidos.
El Laird Andrew sonreía en complicidad y la mirada de sus hombres en su mesa los veían en complicidad, para confirmar la orden que recibían de su Laird, así los vieron irse muy disimuladamente hacía las cocinas y las zonas de servicio de las mujeres y sin que llamaran la atención lo imitaban uno a uno. Otros ya con mujeres cerca, convencidas de irse, armaban carreta y caballos para ir saliendo disimuladamente.
William para no alterar a los demás clanes de lo que su sobrino y él estaban haciendo, se iban hasta ver y contar todos los hombres que deseaban darle lealtad al Clan Mackenna haciendo el juramento frente a los aliados de los Highlands.
Anthony y William, eran testigos presentes, sin que Stear y Archivald los notaran, se atravesaban y cubrían a sus espaldas a sus hombres, felicitando a los nuevos miembros del clan Mackenna y a los novios con una efusividad falsa, con la seguridad de que sus hombres se largarían en cuanto se llevaran a la mujer convencida.
Ya para finalizar y viendo que el antiguo Laird estaba más ebrio que de costumbre, celebrando el matrimonio de su única hija, William se aseguraba que se quedaran hombres del Clan Cornwell sin beber y vigilando el castillo, como los alrededores, dejaban que finalizaran los festejos de victoria y matrimonio, William se despedía en silencio de su sobrino, asegurándole que se fuera en una carreta, tratando de no montar para que en el trayecto se le cerraran las heridas que aun dolían. - ¿Ya te vas tío? - Sabes bien que nuestro camino es más largo y para los caballos es un viaje agotador, por lo que no pueden avanzar de día como lo harán de noche. - Muy buena deducción, entonces también me despediré para regresar a mis tierras, alguien más me espera. - ¿Tu padre? - Y quizás mi mujer. - ¿Quizás? - Bueno es que todavía no la he pedido. - Deberías llevarla a visitarnos en primavera allá en el Clan Andrew, así al menos estarán bien atendidos sin tanto frío. - Deberías buscar tierras más fructíferas y menos heladas, Tío William. - Debería, pero eso ha hecho más fuerte al clan por ahora, sin embargo, buscaré adquirir más tierras, ahora que hay tantas disponibles. - ¿Los dices por todos los clanes vencidos? - En parte, al final somos escoceses, no importa si estamos en Highlands o donde nuestras familias se encuentren mejor. - Bien por eso. El abrazo efusivo de los dos rubios hacía que Stear y Archie supieran que ya se irían.
William veía la señal de uno de sus hombres y este solo asentía, despidiéndose amigablemente de Alistar quien le mostraba el mapa de las tierras de los clanes vencidos, dejándole marcada las que estaban cercanas a él. - ¿Suficientes, Tío William? - Me parece bien, al final hemos derrotado a los más aferrados. - Cierto. - Me despido, sabes bien que es muy largo mi viaje. - Si, que lleguen con bien.
La salida de los Mc Brown, con una carreta colmada de provisiones, otra carreta más grande igual por el Clan Andrew era un poco extraño, ya que nadie viajaba de noche, procurando solo hacerlo de día, sin embargo, Stear estaba cuidando los intereses de su hermano y miraba como sus familiares y sus clanes se marchaban, notando claramente que no iban todos sus hombres. Stear sonreía al imaginar la razón, debían haberse convencido de las mujeres Mackenna y ahora estarían yaciendo con las doncellas en sus aposentos o en algún lugar que no fueran vistos en el salón. En un entronque se despedía Mc Brown de Andrew y cada uno giraba por su lado, para luego a lo lejos decir adiós al Clan Cornwell en señal de salida, las carretas y los pocos hombres que iban se encaminaban y se desparecían de la vista lejana del castillo Mackenna.
Mas delante Mc Brown sonreía al ver a sus hombres con caballos y las mujeres en ellos, con su bulto de ropas, largándose al Clan Mc Brown, más veinte mujeres se unían a su caravana, para luego los que ya estaban con él, movían los costales de la carreta, sacando a sus invitadas y ellas se arrojaban a los brazos de quienes les aseguraban que, llegando al Clan Mc Brown, serían casados por su Laird. Anthony subía a la carreta, daba su caballo a uno de sus hombres quedándose descansado para ir escuchando los arrumacos y agitados hombres que se detenían de pronto en los costados y él solo se imaginaba porque motivo se detenían a descansar, pues sus hombres se la pasaron retozando todo el trayecto.
Ya en zonas elevadas se detenían, para que descansaran los hombres Andrew, ahí se unían y llegaban todos con sus mujeres, algunos traían mujeres grandes otros pequeñas, el largo viaje agotaría a los caballos por lo que solo sus mujeres viajarían en la carreta, pero al menos esa noche, todos se disponían a tomar a sus parejas para viajar más tranquilos luego de la euforia de habérselas traído algunas molestas y otras no tanto, pero al final la forma de convencer sería consumando el acuerdo de cada pareja. William para darles mayor seguridad, las hacía formar una fila y asegurarse de si era por su voluntad y casarlos antes de cualquier cosa.
CONTINUARA...
Un capítulo más de esta historia que lleva prisa por completarse, deseando puedan comentar si es de su agrado,
Un abrazo a la Distancia
Mayra Exitosa
