FIC

Tetralogía

Highlands

Por Mayra Exitosa

Escocés en el otoño

Capítulo IV

La mujer del Laird

La presentación ante el clan la hacía sentir muy bien, verlo a la luz del día no le borraba la sonrisa, el Laird Cornwell era guapísimo, atractivo y maravilloso, cumplía lo que le había dicho y no la dejaba de tomar en cuenta desde su mano que llevaba sujeta de un lado a otro ella lo seguía por doquier, todos pensaban que ella había llegado de algún convenio y así lo tenía pensado el Laird, al enviar un sequito avisando al Clan McCormick, que llegara al Clan Cornwell donde su hija ya era la prometida y mujer del Laird y tenían una buena propuesta para él.

Los avisos y mensajes llegaban a los Clanes, Mackenna, Mc Brown y Andrew con emisarios seguros y confiables, que al confirmar que el Laird ya tenía mujer y era la hija del Clan McCormick requería el respaldo de los Highlands para el clan de su mujer y sobre todo asegurar que su suegro no se negara, por lo que el viejo Brown iba a visitarlo con una encomienda de asegurar sobre como habían pasado las cosas, el problema es que en el Clan McCormick ya se encontraba en tratos con los McDonald's que deseaban contraer nupcias con la hija del Laird, pero este estaba siendo presionado para ceder y perder su clan al momento con su vida. Por lo que los guerreros Mc Brown respaldaban y aseguraban que no había convenio y si exigían una reprenda los Highlands estaban custodiando el Clan McCormick desde el día en que su hija se fue con su prima del Clan Mackenna y el Laird de este clan era hermano del Laird del Clan Cornwell por lo que ambos clanes acabarían uniéndose en menos de lo que esperaban para defender de ser necesario a los McCormick.

La disputa fue molestia y al sentirse amenazados los McDonald's cedían por supuestamente encontrarse rodeados y vigilados por los Highlands Andrew que llegaban sin avisar, dejando a todo el que se atravesara, tieso y sin una palabra para alegar.

Fueron las amenazas las que hicieron suficiente mella, McCormick enviaba el acuerdo de aceptar a los Cornwell como familia y que si no dejaba su clan era por la seguridad que se requería al estar en constantes amenazas de los clanes que yacían en sus alrededores. El Laird McCormick le contaba al viejo Mc Brown de su grave problema al no poder engendrar más hijos, pues su entrepierna ya no daba muchos favores y tenía desde hacía años ese problema, por lo que entre hombres se apoyaban y el comentaba de una curandera que vivía en Saint Andrew pero que había sido secuestrada al ser la única descendiente y dueña por derecho de sangre de todas las tierras, pues al saberlo los clanes se alearon a que todos los solteros la localizaran y si la preñaban era seguro que serían los dueños de las mejores tierras escocesas.

Esta noticia fue enviada a los Highlands y el porque todos buscaban a la descendiente curandera, que la mujer era la clave para heredar las tierras y ahora todos los hombres tenían la tarea de no solo buscarla sino preñarla y reclamar con su hijo todas las tierras de Saint Andrew. Para el viejo Mc Brown que sabía otros muchos secretos, al haber perdido a su mujer hacia tantos años, este le ocultaba que el Clan Andrew estaba en Highlands en la zona mas alta y eran los más fuertes ahora, ese clan había sido exiliado de Saint Andrew, de ahí prevenía su nombre del Clan, y fueron relegados pro un error cometido hacía más de seis generaciones, ese clan había pagado una injusticia cruel, al ser la mujer del Laird la que se había metido con el hijo de la primera esposa, todos los descubrieron y eso no era así, el hijo fue asesinado y la mujer del Laird también, pero fue una trampa letal que alguien había fraguado para deshacerse del Laird, y tarde se dio cuenta de su error, pues ahora comprendía porque solo una mujer curandera había sobrevivido a tal matanza, era la única que podía recuperar las tierras de Saint Andrew por decreto del Rey Eduardo y poseía la sangre original del clan por lo que ellos ignoraban que el Clan que habían exiliado todavía existía y estaban más fuertes que nunca, pues eran los jefes más aguerridos y temidos de todos los Highlands y si esa mujer no aparecía ellos serían los legítimos dueños de Saint Andrew.

Los Mc Brown cuidaron a los McCormick al estar más cerca, y desde ese día se unía a los Highlands. Así el Laird dejando su castillo con el viejo Mc Brown se enfilaba rodeado de guerreros para entregar el permiso de nupcias a su hija y aceptar lo que Mc Brown le decía que su enfermedad podía ser curada por el curandero de los Cornwell, a lo que al llegar fue toda una fiesta pues se aceptaba la unidad de los McCormick al Clan Cornwell y a los Highlands y sobre su caso especial, alegaba un poco preocupado Alistar que el curandero que ellos tenían había fallecido hacía años atrás, por lo que el matasano de los Andrew era el que podía resolver eso con unas hierbas que se daban precisamente en tierras altas y de las que eran conocidas pro todos, a tal grado que por ese detalle es que los Highlands se cobraban más en la taberna de esas tierras, pues todos los hombres funcionaban como flecha erguida sin doblar por más de tres veces a cobrar. - ¿Estás bien seguro, hijo? - Completamente, no dañaría al padre de mi mujer y mi tío cuida de su castillo ahora aproveche y antes de que llegue la nieve del invierno suba al Clan Andrew para que le curen de eso, que todos sabemos que si padecemos de un mal así, las hierbas de Highlands son las más eficientes y el matasano que tienen allá es un experto conocedor de esos remedios, de no curarse, regrese, que para entonces su nieto habrá nacido y e segundo será elegido como descendiente de su abuelo McCormick, tal como le sucedió a mi hermano menor, al ser ahora el Laird Mackenna.

La vida cambió para Patricia quien gustosa aprovechaba el tiempo de la cosecha que se celebraba en el Clan y ella documentaba muy administrada todo lo que su Laird le decía, pues ella era quien llevaba los libros, los documento y todo cuanto de confianza se requería, pues no la dejaba salir de sus aposentos y cada que a solas se hallaba el Laird le aseguraba que no debía estar vestida si ya iban a yacer en su cama, ahí las prendas salían sobrando cuando los dos juntos se enredaban.

- Mi Laird, creo que ya estamos de encargo. El Laird viendo los libros a los que no le decía que no veía nada de todo lo que había apuntado, solo fingía hacer como si los revisaba respondía distraído, - ¿Quiere que mande a los hombres al puerto para raer víveres y encargar más cosas para el invierno? - Si usted quieres, aunque me refería a estar encinta. - Si desea telas nuevas para sus vestidos, pídalas también y hágase los que desee. - Pues si se ocuparan, pero los telares de aquí serán suficientes, ahora que viene el frío es más acogedora la lana para no enfermar. - Le puedo asegurar en nuestra cama no le he de fallar. - No lo ha hecho, si no como es que le digo que ya estoy en espera de su hijo. - ¿Qué hijo? - Pues cual a de ser, el suyo y el mío, que ya estoy en cinta y en espera de nuestro hijo. - ¡Cómo! Porque no em lo había dicho. - es de lo que le he estado hablando desde que llegó a nuestra habitación. - Perdoné usted mi distracción, que me hace el hombre más feliz del Clan, que la voy a cuidar mucho para que no le falte nada. - Con su atención me basta, es usted cálido y muy vigoroso - ¿Eso es lo que necesita una mujer en su posición? - Tenerlo a usted a mi lado es más que suficiente, me hace muy feliz desde que he sido su mujer y ahora esperar a que nazca vuestro hijo, me hace la mujer más feliz de la tierra. - ¡Por Dios! Que mi hermano no creerá que ya usted espera, y mire que estoy tan deseoso de volver a preñarla. - No se limite usted podemos continuar haciéndolo para tomar mejor habilidad. - ¿No le afectara a nuestro hijo? - No, creo que debe estar muy cómodo ahí dentro, aunque si usted lo visita se saldrá solo hasta que le toque nacer y no antes de cumpla su tiempo dentro. - Pues si es así lo mantendremos entretenido ahí, hasta que llegue su tiempo de llegar, solo dígame como me quiere y así lo haré para no dañarla. - Como usted lo haga me acomodo, yo solo quiero que encuentre el modo. - Verá que lo hacemos bien, solo no deje de guiarme si usted se siente afectada, porque yo más que encantado de tenerla día y noche en nuestra cama.

Continuará...


Gracias por continuar leyendo y comentando esta historia,

la cual ya pronto terminará en el próximo capítulo que dará inicio a la última arte de Highlands

Un abrazo a la Distancia

Mayra Exitosa