FIC
Tetralogía
Highlands
Por Mayra Exitosa
Escocés en el Otoño
Capítulo V
La curandera
Saint Andrew eran tierras en las que fueron antes de los "pictos" o los celtas, una raza de la antigüedad que fue parte importante de la cultura en Escocia, la forma de ser de ellos siempre era muy diferente, la igualdad entre hombres y mujeres tanto para cuidar como para defender era natural, todo niño desde que nacía se le orientaba en ser procurador y defensor, la línea del tiempo cambiaba, esta raza para sobrevivir se une a las razas que formarían clanes que son también parte vikingos parte irlandeses que sobrevivieron de la violencia en la que se atacaban entre clanes por amor a las tierras.
Las tierras de Saint Andrew fueron las primeras en ser de las mejores en sus cosechas y sus cuidados, las más proliferas ya que su gente pasaba de una cultura de devolver a la tierra lo que la tierra daba y eso solo los celtas tenían su lenguaje natural llamado "picto" que solo entre sus familias se pasaba por la seguridad de sus conocimientos lo cual dominaban, fue pasando de generación en generación, ya para 1800 no había nada de lo que había cientos de años atrás, solo leyendas y culturas entre clanes. Uno de las intrigantes situaciones era el mentir y provocar problemas era una cualidad de algunos clanes que sometían a otros destruyendo desde su interior así se colaban entre los miembros de hacía años atrás del Clan Andrew, se inventaba que la segunda esposa del Laird del Clan Andrew se había yacido con su hijo mayor y ambos fueron asesinados al hacerlo, más era una vil mentira que al saber la verdad el propio Laird quiso morir por el horror de su conciencia, los clanes aprovecharon la debilidad, con lo que atacaron y exiliaron al Clan Andrew a la derrota, como poseedores de lengua antigua también manejaban tierras del norte a parte de las del centro que son las de Saint Andrew, por lo que volver a sus tierras salvajes fue sencillo, más no se fueron lejos, la leyenda de la difamación quedo marcada con sangre en los descendientes de Saint Andrew, quedándose con sus mujeres, violándolas y tratándolas como esclavas, muchas no sobrevivieron, pero otras se hicieron más fuertes y se pasaron a ocultar de todos, de ahí el origen de una de las leyendas escocesas retomaron fuerza, pues la desaparición realmente no era tal, sino que se escondían de tal manera que nunca fueron encontradas.
Pasado el tiempo una descendiente de ellos, hija de sangre de Laird de Saint Andrew, nombrado por el rey Eduardo, se le daba al igual que a los hermanos mayores la marca de nacimiento a la pequeña, misma que su abuela no aceptaba, pero tenía que dominar su intención pues escuchar a la pequeña llorar era de humanos sin corazón y se limpiaba las lágrimas al finalizar la protección que ella misma le anexaba para que no sufriera, la marca quedaría en su pierna y ella la escondería y protegería como la hija única del Laird sobreviviente del ataque de los clanes de Saint Andrew, la niña creció y se hizo invisible.
La leyenda hablaba de los celtas que pasaron a los bosques y de ahí se convirtieron en Brownies, son las familias que quedaron rezagadas del Clan Andrew, pero con las guerras, a la muerte de los hermanos mayores, la niña se convertiría en la caza de todos los escoceses de tierras bajas, era la mas rica poseedora de tierras y nadie podía tomarlas bajo derogación de clanes, puesto si fuera así, tendrían que vencer a los exiliados Andrew y estos eran los más fuertes de los Highlands y los únicos que desconocían a la heredera de Saint Andrew.
Una anciana de muchos años, era llamada al clan Cornwell, la mujer del Laird iba a dar a luz, y sonriente asistía a tal nacimiento, con la mirada quebrada de tantos golpes, nadie podía encontrar a la curandera, esa vez que llegaba de paso, llamaba la atención de los clanes, por ser la urgencia de los dolores de todos, la anciana sonriente de prestar sus servicios bien pagados, por los conocimientos, muchos de los Laird de la región deseaban convencerla y quedarse con ella, más siempre desaparecía, porque según se decía poseía sangre de Brownie. La mujer tocaba el vientre y satisfecha sonreía confirmando, -Aquí se halla un hombrecito queriendo salir, dice que su padre es un poderoso guerrero que lo quiere convertir en uno igual. Alistar al escuchar a la curandera satisfecho sonreía, sabía que los ancianos eran venerados y le trían regalos, al escucharla le besaba fervorosamente las manos por sus palabras - Deseo de corazón que sea sano y que no le falte vista. - ¿vista?
La anciana curandera sacaba de entre sus ropas un botecito y untaba los ojos del Laird, luego hacia lo mismo con los de la madre de su bebe y esta agregaba. - use esto diario cada mañana para ambos y mejorará la vista de ustedes, su hijo no padece de eso, sino de un corazón muy noble y será robado, mal tratado si no lo hacen fuerte.
El pequeño Cornwell berreaba como un poderoso sonido que todos aplaudían desde las afueras esperando su nacimiento. Patricia orgullosa lo protegía y no dejaba que nadie se le acercara, a lo que la curandera sonriente salía dejando a solas a los padres y las mujeres sacando las cobijas y todo lo que había ocupado, al salir a buscarla ya no se encontraba. - Lo ves mi amor, fue un hombrecito. - Lo sé, los Cornwell siempre son hombres. - Tu hermano trajo dos niñas. - Se lo merece, así iremos por mujeres al Clan Mackenna. - No te burles, el quiere a sus hijas y le hizo una espada a cada una. - le dije el próximo hijo que tenga será hombre, para no verlo triste. - Nunca le vi la tristeza, dice que te gano, que el tuvo doble. - ¿Te dijo eso? - Anya está feliz, porque él ama a las niñas como si fueran varones, no les puso ningún problema, aunque si me dijo que estuvieron a punto de perderlas, fue un nacimiento muy difícil. Casi muere. - Eso me dijo el abuelo de los Mackenna, me temo que ya no tendrá más hijos le dijo la partera.
La desparecida curandera escuchaba claro y fuerte luego salía del castillo rumbo al Clan Mackenna, si había algo que ella podía curar era un vientre de una mujer y ahí no había nada que se le complicara, pasados los días la curandera aparecía y se topaba con la misma Anya y al verla con sus pequeñas hijas la reconocía como la madre de dos unidas y si, las niñas eran bellas, serían el problema de muchos hombres, su melena brillante y su mirada intensa volvería locos a más escoceses de los que desearan, deberían de tener una fila de muchos hermanitos que sirvieran de escudo. - Mi lady, tome esto, es para su futuro bebe. - Me temo que mi vientre se daño mi señora, le agradezco que lo piense, - No se dañó, solo estuvo cargando un corazón doble, pero todo estará bien, las cascaras de las verduras cocerá y su agua le servirá para su vientre por fuera, pero usted no deje de tomar esto, porque yace ya una semillita dentro. La sola mención de volver a ser madre hizo que sonriera y sin negarle nada, sacaba un saco de su vestido y se lo daba a la anciana tomando el frasco y bebiéndolo frente a ella. - Gracias, que sus palabras la bendigan, ¿qué rumbo lleva? - Voy para donde el invierno llega y nunca se va. - Highlands tiene un fuerte invierno, puede que no lo soporte, quédese aquí, le daré alojamiento, buena mujer. - No puedo, debo cambiar el frío de un corazón, que solo las Highlands muestren su lado cálido y no el hielo intenso que es el peor. Anya sonreía, las alturas de las Highlands eran conocidas por el congelamiento intenso, más la mujer pretendía que alguien tuviera un cálido corazón por lo que no se detenía, apenas tomaba en sus brazos a una de sus hijas y al girar para verla irse, ya no se encontraba la anciana curandera.
Muy lejos de ahí en Mc Brown, jugaban dos hombres con un niño corriendo de un lado a otro, la espada de madera pegaba a las piernas del Laird y el más antiguo de sus guerreros alegaba, - Estas muerto Mc Brown, él ya te hirió, no corras. - Deja que mi nieto termine conmigo. - Es mi turno, ya déjalo esta muy cansado y no tendrá energías para mí. - Vamos no das un paso sin quejarte de las rodillas. Elizabeth llegaba y tomaba a su hijo en brazos, ambos hombres no se daban cuenta y ella se lo llevaba para darle un baño, en lo que finalizaba el alegato los dos hombres se angustiaban y corrían de un lado a otro, buscando al pequeño Andreas Vincent Mc Brown. - ¡Hijo! se han llevado a mi nieto.
Anthony alterado al ver pálido a su padre corría rumbo a las escaleras y su mujer tenía en sus aposentos a su hijo en un baño, para sacarlo y cubrirlo con cobijas, este la veía y sonreía enamorado, su hijo era precioso y ella lo era todavía más, no había día que no se rindiera a su cuerpo y lo venerara con besos anhelantes colmados de deseos apasionados, era una mujer fuerte y pronto traería a otro de sus descendientes, ya había dejado de darle pecho a su hijo y era más probable que ella quedara en cinta en cuanto ese sin vergüenza la dejara dormir tranquila. - Tu abuelo dice que te han secuestrado. - ¡Papá! – Ven vamos para que se tranquilicen. - Deja le pongo ropas limpias, lo han tenido todo el día corriendo y apenas camina. - Es fuerte, no lo asustes mi vida, ya tu abuelo está amenazando a todos con su vida si no le devuelven a su bisnieto. - Esta bien, llévalo, pero lo traes, requiere hacer una siesta. - No nos dejará dormir en la noche, deja que lo agoten sus abuelos. - quiero que este sano. - Y lo está, tus cuidados son lo mejor que tiene. Un beso y susurraba al oído, - ahorita regreso.
Continuará...
Gracias por comentar, con este capítulo finaliza el tercer libro y el próximo iniciará el cuatro y último libro de Highlands
"El Escocés del Invierno" que será parte de esta tetralogía y esperemos finalizarla durante el mes de OctoBERT
En el cual estamos participando como el día de hoy con la palabra del 5 de Octubre
Un abrazo a la Distancia
Mayra Exitosa
