FIC

Tetralogía

Highlands

Por Mayra Exitosa

El Escocés del Invierno

Capítulo 1

Brownie

Era primavera y todos los carros estaban listos para ir a intercambiar las mercancías, siempre lo mismo, menos mujeres y más hombres, las tierras estaban llenas de varones y las mujeres ya disfrutaban de formar parte de la taberna, no era sano, muy pocas se dedicaban a lo debido, la familia y el amor de ella, era una desilusión ver como las muy listas querían cobrar más y encontraron la manera poniendo esa maldita agua de hierbas en las comidas que daban en la taberna, con ellos estaban provocando que los hombres tuvieran mayor eficiencia en sus actos sexuales, pero no podía negarles nada, el invierno pronto vendría y era aterrador imaginar a todos esos que habían llegado siendo exiliados y despreciados por otros clanes, pidiendo que no los rechazaran. Hasta donde iban a parar, al final no eran de un clan, eran de Escocia y eso era suficiente, entre pictos y gaélicos habían formado lo que ahora tenían y no iban a permitir la venganza de haber perdido su verdadero origen, relegados y maltratados, los Highlands estaban siendo más clanes y con mayor fuerza, habían ido aceptando a todo aquel que jurara lealtad al Clan, recordaba a su viejo padre quejarse de ser un repudiado de Saint Andrew y como habían matado a su madre y a su mujer, dejándolo solo a él, al frente, no iba a volver a permitir que ninguno de tierras bajas se atreviera a humillar a su gente, estaban relegados ofendidos y humillados, pero ya no más.

- Mi señor Bethia está por dar a luz, no iré al viaje, - Muy bien Nero, te deseo suerte, que sea mujer. - No mi señor, que sea un Andrew varón, no quiero que termine cobrándonos a todos en la taberna. - Ese maldito negocio acaba con el corazón de cualquiera ¿cierto? - Mi mujer me exige más, y temo que al rato me maten y terminen mis hijos mal. - ¡Ni lo digas! Tú sabes que no lo permitiré, si algo te sucede, tus hijos serán míos y no dejaré que nadie les haga daño. - Gracias mi Laird, ojalá que este sea bueno igual que los otros cuatro. - Tu mujer quiere una niña, para que le ayude, no para la taberna, así que ora para que salga fuerte y sano, que eso es lo más importante.

La llegada a los mercados de venta fue fructífera, apenas habían llegado y todos se peleaban por sus mercancías, no podía quejarse, era lo mejor lo que ellos producían, pero sus tierras carecían de lugar para sembrar y la nieve la cubría de tal forma que hasta los frutos se perdían si no eran cosechados con antelación. Ver a la distancia a su sobrino mirando a cada mujer que ofrecían le hizo sonreír, aun continuaba Anthony soltero y cada día se parecía más a los Andrew, aunque fuera un Mc Brown. Luego ver a la mujer que la subían en un barril lo dejaba inquieto, la mirada molesta y enfadada de la fierecilla le agradaba, que era lo que tramaban, y al fin lo comprendía, la estaban golpeando para suavizarle el carácter y no lo habían logrado, comprarla fue lo mejor le había dado cierta tranquilidad, pero darle su libertad no era del todo bueno. - Mejor te vas con mi gente, no bajes de ahí, luego no te dejaran libre y te atraparan de nuevo. La niña sucia se cubría las piernas y las metía entre su vestido del material de los costales. La mirada le sorprendía era intensa y verdosa, luego la escondía, se iba a continuar con las actividades y la alcanzaba a escuchar hablar - ¿A que clan pertenece ese hombre? - Es nuestro Laird del Clan Andrew. - ¡Saint Andrew!

La respuesta de la niña lo sorprendió, nadie en Highlands los relacionaba con Saint Andrew, debía ser de tierras bajas y como siendo de tan lejos había llegado a Highlands, se preguntaba el Laird William luego de subir a su caballo para regresar a sus tierras y ver como ella se había hecho un ovillo y se escondía entre las cosas de la carreta. Todo el tiempo la vio y algo le sorprendía, de pronto la veía y se le perdía, para volverla a ver en otro lado, algo extraño tenía, ese vestido le quedaba corto y largo de pronto, esa niña estaba haciendo cosas extrañas, su cuerpo estaba escondido entre las telas, pero sus piernas también estaban con pedazos de tela y barro.

Llegar de regreso a Highlands, era ver a todos los niños recibirlo, esperando saber que les había traído y sacaba una bolsa de artículos que habían sido de su elección y le daba a cada uno algo de eso que traía, al final separaba uno para ella, - Este es tu nuevo hogar y ahora eres una Andrew, eres mi familia y nadie te hará daño, no permitiré que te lastimen, ¿y si alguien osa hacerlo? Júrame que me lo dirás. Ella asentía mirándolo embebida con la boca suelta al tiempo que tomaba la mercancía que le daba en sus manos, sospechando que la creía una niña, lo tomaba con gracia, que no vio que la estaban vendiendo con las mujeres, se preguntaba.

Mientras que, para el Laird al verla tan sucia, le hacía una señal a una de sus mujeres, que eran tan altas como los hombres y le ordenaba, - Qué se le proporcione un baño y que no le falte nada, cualquier cosa de ella, yo la cubriré, ahora es mía, al igual que todos los niños de mi clan, ella queda cubierta por mí, déjala cerca de mis habitaciones, la han golpeado y lastimado quienes la vendieron, que este cerca, donde están las niñas de Clan. - Si mi señor, nadie les hará nada, yo misma las cuidare y se unirán a las actividades de las mujeres en el castillo. - Gracias Mai.

Al paso de los días las cosas se tornaron en risas, en juegos y actividades, los niños tenían una nueva instructora de lecciones y traía a todos marchando el paso. - ¿Qué sucede Mai? - Que los hombres le tienen miedo a la Brownie. - ¿La Brownie? ¿Quién es esa? - Su niña, mi Laird, hace cosas que nadie hace, es muy diestra y es todo un estuche de monerías, crea juegos nuevos, tiene a los niños leyendo y escribiendo gaélico y sabe de curaciones, ¿recuerda que me dijo que estaba herida? - si. - ella misma se curó. Tenía golpes profundos y marcados y molió hierbas y hasta les robo las hierbas a la taberna. - ¿Qué hierbas? - Si, esas que usted sabe, pero ella las uso para las heridas y le sabe otros usos, no solo el que tiene para levantarles el animo a los hombres. - ¡Vaya! ¿son curativas? - Las combino y borran cicatrices, mi Laird, - ¡si es una niña! - ¿una niña? Mai se reía y se iba con la cabeza negada y soltando las carcajadas. Luego miraba hasta donde estaba la supuesta Brownie y desde lejos notaba sus nuevas ropas y su cabello era rubio, se veía muy distinta a como la había traído, pero era cierto, los niños y las pequeñas por igual la seguían a todos lados y los hombres padres de familia la protegían, pues al parecer ayudaba a sus mujeres con sus bebes, sabía de remedios y si, tenía dotes de curandera.

- Mi señor, están atacando a los Cornwell y parece que han matado a su sobrino. - ¿Qué dices? ¡Anthony! La velocidad en la que todos los hombres salían desbocados a caballo y en carretas, con armas y a toda velocidad, hacia que solo los hombres con familia se quedaran a resguardar el castillo, molestos daban la orden de que los niños y las mujeres no salieran, mientras el Laird y los guerreros se habían marchado, la Brownie miraba como iba al frente el hombre que la había liberado y cuestionaba, a lo que Mai le aseguraba que él tenía familia en Saint Andrew y la mayoría había muerto, pero su hermana, una de las que habían alcanzado a huir junto a él tras su padre, se había casado con un gran hombre de un clan y tenía un hijo, al que adoraba el Laird Andrew, pertenecía al Clan Mc Brown, era su sangre directa, lo poco que quedaba de él y a la fecha no se había casado. Si su sobrino moría, ahora estaría completamente solo, no habría nadie de su sangre, que hiciera sentir parte de una familia, él era el Laird y el que más perdidas había tenido desde el repudio de Saint Andrew.

La brownie se enteraba que el Laird no creía en el amor, cada mujer se lo había dejado claro, por lo que no había contraído matrimonio, por el dolor de ver a todas las mujeres vendiéndose al mejor postor ahí, en el Clan Andrew de Highlands, era lo que mejor se cobraba, el sexo de la taberna de los Andrew, muy conocido por todos, que no había mejores mujeres, más eso no era verdad, eran las peores, cobraban extra, convencían al tabernero de que el cobrara y obligara a los hombres a pagar, y ellas se notaban interesadas en lo que les dieran a cambio, más ninguna quería tener hijos o formar una familia, todas gozaban de tener varios hombres y se les había helado el corazón, luego de los abusos que sufrieron cuando las repudiaron a muchas de otros clanes que perdieron. - ¿a ellas también las repudiaron? - No, más bien han llegado solas, y el repudio es por hacer lo que hacen mejor, abrir las piernas a todos, quizás no eran así, sino que los mismos hombres las fueron haciendo de esa manera, al darles demasiado por dejarse sostener relaciones y al no formar una familia, ni elegir a un solo hombre, las hace las mujeres de la taberna Andrew.

Y como los Andrew fueron repudiados, ellas se unen a eso y se hacen rebeldes diciendo que son de las repudiadas. - vaya, pero ahora que no tienen hierbas ¿Cómo los convencerán de hacerlo más veces? - Tú se las quitase, ¿cierto? - No se las merecen, eso es una trampa, el hombre tiene derecho a elegir con quien hacerlo, no obligarlo a desear hacerlo todo el tiempo y más ocasiones. - cierto. Y eso lo sabe el Laird, pero se dan artimañas para tener más hierba. - No lo creo, ya no habrá más, está terminando el verano y no saldrá hasta primavera otra vez. - Sabes mucho Brownie, mira que nuestro Laird piensa que eres una niña. - ¿una niña? Tal vez porque no soy tan alta como ustedes y mi vestimenta, así nadie me toma cuando yo no quiero. - ¿Dónde duermes? No te he encontrado y siempre te desapareces, - Mai, no me encontraras, me gusta dormir sin que nadie me vea. - llevas meses aquí y todos te quieren, pero sabes, creo que eres de tierras bajas. - lo que creas no importa, mi Laird dijo que soy una Andrew. - Lo eres, me temo que más de lo que crees.

Continuará...


Gracias por comentar este capítulo inicia la última parte del libro " El Escocés del Invierno" de la tetralogía Highlands

deseando que sea de su agrado, recién escrita y lista para iniciar participando en OctoBert 19.10.221

Un abrazo a la Distancia

Mayra Exitosa