FIC

Historias de Albert y Candy

Tetralogía

Highlands

Por Mayra Exitosa

El Escocés del Invierno

Capítulo 4

Tartán de la pasión

Recostados, habiendo cumplido el juramento con su entrega como muestra de su pasión, ella acunada entre sus brazos, mientras que sus níveas piernas lo estimulaban con caricias mustias para continuar con lo que acababan de realizar, mientras lo hacía comentaba tranquila y con calma, todavía con la muestra de su virtud entregada, -tal vez muchas mujeres pudiste haber tenido, pero después de mí, nadie más podrá tener tu corazón. - ni querría entregarlo a ninguna, ¿porque lo haría? serás mi esposa. - ¿Para qué? las leyes de los hombres con tener una esposa, si podemos ser un hombre y una mujer por las leyes de la naturaleza, si la tierra es testigo de que ahora nos pertenecemos. El rubio la miraba tratando de averiguar lo que pasaba por su mente, toda mujer deseaba ser protegida y anunciada como esposa y no como una moza que entra y sale de su cama, ella era distinta no solo con su identidad oculta mantenida desde que había llegado definitivamente única y muy hermosa. - ¿lo crees así? preguntaba el rubio sin soltarla un leve ápice de sus fuertes brazos, mirando fijamente su rostro y ella le daba seguridad sin desviar su mirada con media sonrisa le devolvía otra pregunta - ¿también lo sientes? - Completamente, yace en mi interior tu juramento como el mío en el tuyo, no necesito a nadie que lo atestigüe, solo a ti que lo cumplas fielmente. Aunque no niego que me gustaría que lo juraras frente a todos. - tal vez lo haga, ¿si me convences? - ¿convencerte? ¿me dejarás por otro? - Eso jamás podrás verlo. Ahora nos pertenecemos en cuerpo y alma. - me gusta escucharte decirlo, mira que cielo es testigo de eso que acabas de mencionar, te oyes tan mía y me siento feliz de decirme solo tuyo desde ahora y por la eternidad. - te esperaba desde hace mucho tiempo, pero no te conocía, te anhelaba, pero no te había visto y cuando menos lo creía posible, me sorprendiste pagando por mi libertad, la cual nunca había perdido, porque una mujer como yo, solo tiene su decisión y el bosque, el lago, las estrellas y hasta este viento sabe que eres mi elección. - Y tú la mía, para siempre. El rubio estaba enardecido con sus suaves murmullos y tomaba su boca, ansioso al escucharla tan segura, su cuerpo reaccionaba intensamente al de él.

Sellando con un ardoroso beso, todavía sin despegar sus cuerpos habiendo yacido apenas ya estaba listo para volver a ella, continuaban abrazados sin querer separarse, al hacerlo, ella sentía ir colmándose otra vez internamente, al sentir como el brío se renovaba después de jurar que ambos se entregarían a sus palabras decretadas al cielo, al bosque, al agua fría que estaba en la suave brisa, la unidad de sus cuerpos que yacían ardientes luego de generar el calor intenso que los dos emanaban se volvían a unir y esta vez las palabras salieron sobrando pues sus acciones tomaron protagonismo ante lo que estaban ambos tan sumidos en apreciarse. Sus suaves gemidos no daban seña de queja, solo incitaban a querer sentirlo y al hacerlo sus movimientos lo acariciaban para dejarlo moverse y hacerlo ella misma a partes iguales. El rubio se giraba y la dejaba bajo de él mientras sus caderas tomaban un ritmo constante y ella fijaba su mirada a sus ojos, soltando su boca suaves gemidos que lo alentaban a continuar y desde esa posición ella chocaba su cadera desesperada por la lentitud que deseaba acelerar y él se lucía al darle la satisfacción que estaba buscando cuidando de no caer completamente sobre su cuerpo, pero ella no se limitaba y con decisión se giraba en torno a él y se montaba ronroneándole gemidos, para acariciarse sus pechos mientras subía y bajaba de su guía larga y extendida dentro de ella, logrando así excitarlo intensamente y embravecerlo al verla.

Las cosas se intensificaban sin darse cuenta la noche los cubría haciéndose presente como invitada a su encuentro, cuando sus cuerpos luego de una larga danza cumplían con latigazos internos desde su ser, el rubio encima se entregaba feroz y haciendo su cabeza hacia atrás en un ronco quejido que anunciaba que su cuerpo estaba dando toda su esencia, mientras que ella gemía gustosa porque había vuelto a tocar el cielo y su cuerpo le mostraba como se estremecía para volar con una reacción que nunca había tenido y que la liberaba relajada, deseosa de que se prolongara ese instante que parecía estar en el limbo del que no quería volver. Con un frío inesperado los labios del rubio volvían a tomar su boca introduciéndose en ella de manera deliciosa acariciándola y paladeándola para decirle lo mucho que todavía disfrutaba de esta segunda e intensa entrega. Fue entonces que ella cerraba sus brazos en su cuello y agradecida devolvía con la misma acción sus besos, cuando les faltaba el aliento se separaban para verse y con sus miradas demostrarse que lo habían hecho de nuevo todavía mejor.

- ¡Estoy tan feliz, como una alondra! Le daba pequeños besos por todo su rostro demostrándole lo que acababa de lograr y él con sus grandes manos le tomaba entre la espalda y el trasero para que no se separara ni un poco de su cuerpo sonriéndole, - ¡Eres tan bella! no puedo ni quiero alejarme de ti, aun siendo tan noche y que ambos estemos alejados del castillo de nuestro Clan. - Si, además el viento refresca no solo mi cuerpo sino también mi espíritu que está vibrando por tenerte conmigo. Su mirada se intensificaba con la de ella en la obscuridad que solo iluminaba la luna suavemente y en uno de sus rayos escapados por entre las nubes le iluminaba el rostro, a lo que el confirmaba, - también te buscaba, te anhelaba, te deseaba y no te conocía ni te había visto y cuando te tome de tu cintura para subirte a la carreta, luego de que anunciaras que no te atraparían de nuevo, sentí una felicidad enorme como si hubiera hecho lo correcto al ponerte en camino a mi vida. - ¡Mi Laird! Es usted tan romántico si todo el castillo sabía que me consideraba una niña mientras que yo lo admiraba durante todo el viaje montado a caballo deseando estar cerca suyo. - Eso no lo esperaba, te vi dormir y luego te desaparecías de mi vista. - Era porque tu estabas en la mía, te veía brioso y te admiraba poderoso, como todo un Andrew, fuerte, erguido y misterioso, en tu mirada lejana que me cautivaba sin que se diera cuenta. - Solo hasta hoy te descubrí, cuando todo mi clan ya te apreciaba, te sabía buena y generosa, en la distancia te veía correr junto a los niños y ante la violencia en la que vivimos, eras el remanso de alegría en mi pecho, todavía sin verte como mujer, ya agitabas mi corazón colmándolo de paz.

- Cuando me dijo Mai que usted me creía una niña, me sentí decepcionada, pensé que nunca se acercaría a mí, hoy cuando su voz retumbaba por todo mi ser mientras se acercaba dentro del lago, sentí que por fin te había encontrado y no quería moverme ni un poco, temiendo que desaparecieras de mis pensamientos. - Eres una mujer muy bella, temería dejarte lejos de mí y que otros vieran lo que ahora es mío. - No creo que ni abriendo los ojos logren verme, he estado por todo el castillo incluso en las entrañas de este y dormido en cada rincón que me deja estar tranquila. - Ahora seré tu rincón más anhelado, porque mi cuerpo será tu lecho y mi pecho tu almohada que puedas descansar en mi sería mejor que no tenerte cerca inquietándome por poseerte tantas veces que no haya duda de que soy tuyo y eres mía.

Ella le beso imitándolo al meter su lengua en su boca degustándolo, para luego él subía sus manos y una de ellas la ajustaba entre sus cabellos dorados masajeando su nuca para intensificar su intrusión y demostrarle que ya eran uno al hacerlo, bailando sus lenguas en la danza del placer interno. - Sabes a gloria, pequeña - Y usted me hechiza cuando se acerca, me hace que no separarme, como piedras en una montaña que desean formarse en una sola, haces que desee no solo tu boca, sino todo tu ser, ¡oh mi Laird! ¿Qué has hecho de mí? - Mi mujer, eso es lo que hago.

Ella sentía su barra erecta entre sus piernas y gemía en un quejido reclamando lo que era suyo y estaba llamándola con solo erguirse. Y él la miraba como se agitaba mientras sus piernas suavemente abrazaban su entrepierna, se sentía tan bien cuando ella entre sus gemidos deseaba insertarse de nuevo en su guía y se quejaba por no estar haciéndolo en ese instante. - eres tan apasionada para ser primeriza. - Y usted tan malo para negarme lo que es mío y hace unirnos en uno solo. - No quiero aprovecharme de mi fuerza. - Ni lo he permitido jamás, solo ansío lo que quiero con tanta insistencia y no puedo rechazar, me grita intensamente a volver y me entristece la idea de separarme y dejarle. - No lo hagas, te colmare todo el tiempo que lo desees, pero no te vayas de mi lado jamás. En esos instantes se volvía a acomodar esta ocasión sentado encima de su tartán, ella era elevada por sus fuertes brazos se insertaba como si fuera ese solo su lugar desde siempre, con un gemido de gusto disfrutaba de estar en su sitio y él de tenerla de frente acoplada con sus piernas en su cintura, mientras las de él, le servían de asiento a su trasero que al moverlas la incitaban a acoplarse directamente - ¡Oh si! Es usted perfecta y suyo es este lugar solamente, puede hacer de mi lo que guste, que no la he de dejar sola cabalgarme intensamente, antes bien la haré subir y bajar en mi tantas veces como desee. Ella besaba su barbilla y con su lengua degustaba la sal del sudor que yacía escondida entre su leve e iniciante bello, eso lo provocaba a reaccionar sin medida, agitando sus piernas dobladas para moverla en un vaivén íntimo y continuo. - ¡usted me enciende! como fuego en la hoguera ardiente, no quiero que se apague, sino que disfrute de lo que ha hecho mi preciosa mujercita, no tiene derecho a escaparse, ahora solo sabe que este lugar le pertenece y la ha esperado por siempre. Un gemido ronco brotaba de su garganta alardeando de felicidad por tenerla empotrada a él, haciéndola bailar entre sus piernas mientras ella parecía cabalgar un enorme corcel, contenta porque dentro de su ser su cuerpo reaccionaba a la enorme barra que la tenía enloqueciendo de placer.

Continuará...


Gracias por leer y comentar esta historia, deseando finalizarla este mismo mes de octubre

que cada capítulo sea de su entero agrado ahora con la participación en OctoBert 27.10.2021

Un abrazo a la Distancia

Mayra Exitosa