FIC

Tetralogía

Highlands

Por Mayra Exitosa

El Escocés del Invierno

Capítulo 9

Brownies en el Castillo

El llanto de una criatura hacía eco por todos los pasillos y los guerreros que custodiaban se asustaban, el tabernero y Dallas que no se habían ido de Highlands escuchaban el berreo de una criatura que hacía eco hasta por todas las colinas de los alrededores, un berreo que continuaba a todo pulmón, luego otro más se unía con la misma potencia que el primero y hacían juego de eco combinados por todo el castillo. Los guardias indagaban y buscaban más no hallaban a nadie solo los sonidos lejanos,

-¿Dónde es? - dentro del castillo. - todos se fueron, como es posible que haya alguien allí, está muy solo, desde la primavera el castillo es frío. - manda a buscar y dile a Dallas que venga, que puede necesitar una mujer su ayuda. Así escandalizados y asustados buscaron por todo el lugar y nadie encontró nada, en ciertas horas el llanto era música y un eco que ya formaba parte del castillo invernal hechizado por la soledad y las criaturas que ahora habitaban ahi, uno de los guerreros mandaba el reporte y comentaba que los ecos de los hijos de los Highlands se habían quedado atrás en el castillo del Clan Andrew, allá en el invierno intenso, escuchándose berrear a varios infantes solitarios, por más que los buscaban nadie los había hallado, pero variaban las horas y la música no espantaba a nadie por el contrario, iluminaba los rostros de los que se habían quedado con la obligación de proteger el castillo.

En las noches se encendía la luz de las habitaciones del Laird Andrew, pero iban y ya no había nadie, por lo que se consideraba que el castillo estaba invadido por espíritus de ninfas y Brownies que no querían ser molestados.

Dallas y Jonás estaban en su etapa más fuerte, pues ahora solo se tenían uno al otro, ya todas las mujeres se habían ido a Saint Andrew, asegurando que cambiarían de vida, que era un oportunidad de rebelarse ante el repudio y ese castillo tenía esencia de exiliados, el tiempo pasaba y en Highlands era menor el movimiento, más Dallas ilusionada con el llanto de los berreos se quedaba preñada y ahora tenía una hija de Jonás, este agradecía gritando por todo el castillo, porque él no había tenido nunca un hijo, y los espíritus que yacían en el castillo Highlands le habían perdonado todos sus pecados y ahora cuidaría de una pequeña rubia que se amamantaba de su madre, quien se consideraba vieja y fea, pero no para Jonás que la veía como la única que lo amaba de verdad y lo quería diera o no mantenimiento a su recorrido cuerpo, ella lo cuidaba y no lo había abandonado, como Caris y Gaira, las muy canijas en cuanto vieron vara libre se fueron.

En el castillo de los Andrew en Saint Andrew los comentarios del castillo del invierno llegaron a la curandera y sus sonrisas se ensancharon, lista por sus sospechas empacaba sus cosas y se fue andando de clan en clan, hasta llegar a donde ella creía podía encontrar su corazón frío, olvidado y desterrado para volver a calentarlo. Mientras una charla se daba entre risas y William mirando al atardecer escuchaba lejano la conversación

- Si, fue después de la primavera, apenas se habían venido todos hacía ya hace más de dos años, cuando comenzaron los berreos de los niños del Clan Andrew allá en las Highlands, no fue solo eso, también se encendían las luces de la habitación de nuestro Laird y corríamos todos para ir a ver, pero te juro que todo se apagaba, no encontramos nada, los ecos de los berreos continuaban y el Jonás que le entra el sentimiento y la Dallas que se pone cachonda y que le dan duro a la hierba esa de los alterados y no me lo van a creer pues no sale preñada la Dallas del Jonás, disque por los berreos de los chamacos del castillo, ahí parece que lloran porque todos se fueron, se oyen los ecos y nadie los encuentra, lo cierto es que a la fecha hay cosas que aparecen y desaparecen, olor a niños, telas colgadas y la laguna invadida de flores de lavanda, los árboles frondosos ocultan ahora partes del castillo, se ve muy bonito, porque nadie se para por allá, está tranquilo, Jonás no quiere que nadie encuentre ni critique a Dallas ahora que es madre, hizo un juramento Andrew con ella… tiene una niña fea, pero para ellos es la más hermosa. - ¿Cómo sabes que es fea? - ¡Pues no la quieren mostrar! hay guerreros que van y vienen, pero todas las familias ahora estamos acá en Saint Andrew, allá toda la tierra esta solitaria por lo mismo el eco que hay en los voladeros es fuerte, se oyen risas y corren pasos pequeños, pero ya nadie los sigue, nadie los molesta, son los Brownies del castillo del invierno. El Laird de pronto preguntaba asustando a todos con su presencia recién aparecida,

- Y dime ¿cuándo dices que comenzó eso? - ¡Mi Laird! Luego de que todos se vinieron antes de comenzar el verano ya escuchaban berrear a dos niños, se oyen pasos y la habitación que era suya siempre está limpia, hay olor a lavanda por todo el castillo, perfumes de aceites y hierbas aparecen por todo el lugar. - ¿cuándo harán el cambio de guardia? - mañana se van, estuve allá varias semanas acabo de llegar, la taberna ahora es una tienda de hierbas medicinales, si, ya no hay whisky, ahora todo es diferente por allá, solo hay unos viejos olvidados que merodean por el castillo y niños berreando que nadie ve, solo se escuchan.

Una leve sonrisa se dibujaba en el rostro del Laird, por lo que anunciaba una salida para el castillo llevando algunos regalos para su gente de aquellos lugares y no volver a pasar lo mismo que cuando se fueron de Saint Andrew huyendo, dejando atrás a muchos de los suyos y que se sintieron olvidados y solos ante los constantes ataques de sus enemigos.

Candy mostraba el disfraz de harapos a sus pequeños, la miraba aparecer luego desaparecer y se reían al verla, - ¡Aquí toy! ¡Aquí toy! las risas se volvían sonoras carcajadas, sentados en el lecho vestidos para dormir, la madre miraba a sus pequeños soñolientos, listos para ser abrazados y protegidos por ella, su canto era suave y solo un murmullo de una antigua canción de cuna de los Andrew, que ella tarareaba tratando de no elevar su voz para no hacer eco en la soledad del castillo.

Nana nanita, Nana nanita, Nana nanita, Nana nani. Váyanse, haditas, váyanse, haditas, váyanse, haditas, de nuestra casa ya. Bajan los bonitos ángeles, Bajan los bonitos ángeles, Bajan los bonitos ángeles, A casa nuestra ya. Duerme suavemente, niñito mío, duerme suavemente, niñito mío, duerme suavemente, niñito mío, en casa nuestra ya. (canción antigua de Escocia)

Un hombre solitario llegaba al castillo, los hombres lo dejaban pasar, entraba sin hacer ningún ruido, su habitación según había escuchado se encontraba siempre limpia, por lo que se dirigía astuto hasta el tumulto que no se veía a simple vista, pasaba su mano suavemente y la cobija obscura se movía, viendo a su mujer dormida con un pequeño en sus brazos y otro más con los brazos abiertos de forma despatarrada, notando que no le gustaba que lo ajustaran, mientras en forma de ovillo estaba su ninfa agotada durmiendo tranquila, el pequeño con el cabello corto y el otro de cabellos largo que resultaba ser una niña, ya era verano y el calor tenía al pequeño que se alejada de su madre y hermana sudando, pero ella lo cubría con ese manto para ocultarse de cualquier que osara verlos mientras descansaban. Y él solo los observaba, mientras sus lágrimas caían y el sueño se iba, tomaba a su hijo para que el viento de la ventana lo refrescara y este se abrazaba fuerte al cuello de quien por sangre era su padre. - ¿así estás mejor? Los Andrew dormimos desnudos, por el exceso de calor que emanamos, hijo mío. Tu madre lo hace para ocultarte, de quien ose verte o atacarte, pero no de mí, que soy tu padre. Por eso estás aquí, en mi habitación mi pequeño Highland.

El amanecer sorprendía a la rubia con su hijo fuera de la cama, su padre yacía sentado en su silla con su hijo en sus piernas comiendo algo en sus manos, mirándola despertar y la pequeña dormía aferrada a las vestimentas de su madre todavía, mientras ella buscaba sus ropas, que no lograba encontrar. - Ponte un vestido, que ya no te vean como Brownie, que para eso estoy aquí, he venido por ustedes para llevarlos a casa. - ¡Mi Laird! - Lo siento tanto, debí dejarte hablar, pero no estaba escuchando, aunque me explicarás todo, no te habría creído, estaba ofuscado e inmerso en mi dolor que también es el tuyo, si acaso te convenzo, voy a pedirte que seas mi esposa, pero si no lo logro, al menos vuela cerca mi preciosa alondra, que no quiero dejar de verte y te juro que te cuidaré por siempre. Ella tomaba a su hija, le ponía su batita y ataba sus zapatitos de piel. Luego acercaba los de su hijo, él se los tomaba mientras ella le ponía un pedazo de kilt en la cintura atado suavemente, vistiéndolo como si fuera él al atarle unas botitas de piel cocidas a mano bastante simples, las tapaba cuidadoso de no ajustar demasiado y el pequeño aceptaba que tuviera un nuevo ayudante a parte de su madre.

La pequeña despertaba y lloraba, a lo que el niño berreaba para que dejara de hacerlo y el reía por como uno al otro en sus berreos hacían eco en todo el castillo. Candy se había enjuagado y tomaba de las cosas que su Laird había traído un vestido de doncella muy bonito, zapatos fuertes por fuera y suavecitos en su interior. Su cabello acicalaba y con listones ataba los caireles, para luego hacer lo mismo con su hijita, que le colocaba un tramo de tartán que recubría su batita.

La bajada del castillo sorprendía a los que se encontraban ahí y al entrar a la taberna, Dallas se encontraba feliz con su niña jugando, inmediato al notar la presencia de alguien tras de ella tomaba a su hijita la bajaba escondiéndola de todos, pero era el Laird llevaba a otra niña en sus brazos y confirmaba, - He venido por mis hijos y por ustedes, dejaremos el castillo por el invierno que viene es muy frío para los niños, espero se vengan conmigo. Jonás asentía y confirmaba, - ¡Si mi Laird! Asustado tras el mostrador al ver que ambos compartían una hija y que ya no podían continuarla escondiendo ninguno de ellos.

Continuará...


Gracias por continuar leyendo y dejando sus amables comentarios ahora que ya se acerca el final en el siguiente capítulo

esperando haya sido para ustedes como lo es para mi, una hermosa historia que se desea leer y volver a leerla

Un abrazo a la Distancia

Mayra Exitosa