Capítulo 4

No lo había calculado bien, pero por suerte consigo tenerla sin que se hiciera daño, aunque sintió algo de dolor por la caída no fue tan grave por lo que podía nota.

- Estas bien…? - Yamato abrió los ojos, observó a la castaña, su cuerpo estaba encima de él, su olor era dulce y sus largos pelos ondulados y castaños le hacían cosquillas en la frente. Ella lo admiraba lloros y preocupada. - Estas bien?

- Bueno, estaría mejor si no estuvieras con el peso todo sobre mi. - De pronto ella se escandalizó, él dejó de abrazarla y ella salió de encima haciendo pucheros.

- Pero como!? ¡Si yo no peso! Y yo preocupada por ti! - dijo ella aun en el suelo sentada estaba muy enfada y Yamato no entendía por qué. Mimi estaba avergonzada pero no iba a consistir que él hablara así de ella.

- Bueno para empezar no estaríamos así si no fuera tu culpa . - dijo el levantándose pero sintió un leve pinchazo de dolor, se llevó la mano al lugar y suspiró, nada que no pudiera aguantar pero le haría un moratón.

- Así es verdad… - dijo ella como si nada, Mimi sabía que era su culpa y luego se sintió culpable pero no le perdonaría que dijera que ella pesaba mucho. - ¡Me ayudasteis por qué querías!

- Ei… Aparte que te ayudo encima malagradecida… - Yamato se volvió a estresar.

- Pues podía haber esperado para que un caballero de verdad me ayudara.

- Ni que fueras una princesa en apuros, podías haber bajado sola pero me quedé a ayudarte no ? Además, me pedisteis tu, yo solo hice… - dijo él molesto.

- Si aparte pervertido me vistes las bragas seguro… - Mimi lo reprocho avergonzada. - seguro que te quedaste porque soy bonita y…

- Ei..ei! - Yamato empezaba a entender que no había sido una buena idea ayudarla, en donde estaba con la cabeza encima se retrasaría. - se puede saber que dices, solo te he ayudado por que te vi en problemas, la próxima vez no te ayudaré, para nada!

Se levantó, cogió la bolsa de guitarra que estaba cerca de otro árbol. Estaba indignado no sabía lo que le estaba reprochando la chica, aparte ni las gracias le dio, que se pensaba que él era un raro de esto que se las pasaba mirando bragas, ni él no era así y mucho menos, odiaba a la gente que hacía pucheros por todo y malagradecidos.

- Ei espera… Que mala persona ni siquiera me ayudas… - Mimi se levantó del suelo. Pensó que era verdad que había sido su culpa. - Bueno… Quiero decir… a lo mejor me paso un poco, gracias por ayudarme. El volteo antes de seguir no la entendía, pero suspiró sin poder hacer nada más.

- No te preocupes, aparte es un poco tarde para disculparte no crees? - Tenía fuego en los ojos de lo enfadado que estaba, Mimi no dudo en sentirse culpable, era de ella decir las cosas sin pensar luego se arrepentía pero entendía que era demasiado tarde, pero él podía ser amable y aceptar sus disculpas, no?

- Bueno al menos me he disculpado… - dijo algo ruborizada y tímida.

El la miró por última vez, sin sentimientos algunos, solo la miro, no tenía por que despedirse, le había causado problemas y llegaría tarde, pero ya estaba, solo fue ese momento, no sabía quién era y por el modo no le interesaba, por que se había quedado dialogando con ella, una chica complicada recordaba a cierta persona que conocía siempre queriendo tener la razón aun cuando sabía que estaba equivocado.

Mimi vio como sus ojos la contemplaban, se sintió algo extraña, no se había dado cuenta por que estaba acostumbrada a las distintas personas que habían en Nueva York, pero era un japonés con unos ojos azules y complexiones occidentales, además le recordaba a alguien, pero en ese momento no supo deducir quién era.

Yamato siguió su camino sin mirar atrás, dejando a Mimi un poco confundida pensando a quien le recordaba. Y se dio cuenta, miro el GPS de su móvil y de pronto también sigue adelante ella también tenía mucho que hacer pero, el chico seguía su mismo camino y decidió seguir pero bien detrás, no buscaba conflictos no más. Total había sido su culpa y era completamente normal que se enfadara - porque no había llamado pervertido? Él la había ayudado por sus propios errores, bueno qué más daba no lo volvería a ver…

Como era un domingo próximo a la hora de comer, no había casi nadie por la calle, pero Yamato sintió como que le seguían, no tardó en pararse para admirar, resultaba ser la castaña que iba mirando el móvil en su misma dirección, ella de pronto se dio cuenta de que él la miraba.

- Hola… - Dijo algo tímida.

- Me estás siguiendo… - Pregunto algo asustado, no sería una de sus fans que… tipo Jun? La presidenta de su club de fans.

- No… yo… - No sabía cómo decirle sin parecer raro. - solo voy en la misma dirección… creo…

- Estás segura, al final resultó que serás tú la rarita - reflexiono con sus cara de pocos amigos, para los ojos de Mimi.

- ¡No , no soy así! No me gustan nada los chicos como tú tranquilo por que seas atractivo no te voy a correr encima… - Le erguí una ceja y Mimi se dio cuenta de que le había llamado guapo.

- Bueno… - En dio con los otros y prosiguió a caminar sin dale más charla, no era propio de sí discutir con una desconocida, aquella chica no estaba muy bien seria mejor salir de allí en cuanto antes.

- Pero quién se cree ahora por que le llame atractivo, seguramente se creerá que le estoy persiguiendo, y encima sigue por mi mismo camino, mejor le dejo que se marche… o mejor me voy por otro camino… - dijo mirando las otras rutas pero todas le daban como 15-17 minutos más y sin duda demasiada aventuras había pasado, todo por culpa de sus ganas de salir sola, estaba acostumbrada a la gran manzana ali podía coger un taxi cuando quisiera, pero las calles de Japón eran estrechas y no había manera de ver un taxi.

No hubo remedio, siguió bastante detrás del chico, se perdió un poco mirando el GPS y cuando miro el frente no vio más el chico, se sintió aliviada y siguió. Finalmente había llegado a su destino, más cansada que nunca por los zapatos de tacón, no eran tan altos pero cierto que le cansaba, pero lo importante era que ella sola lo había logrado y…

- ¡No puede ser! - Ella señaló el frente, Yamato la miró y sintió terror, aquella era su celebración y peor cuando…

- Yamato! Mimi…! ¡Qué coincidencia! - Hiroaki acabada de llegar enfrente de ellos, algunos clientes entraron al restaurante pasando entre los tres.

- ¡Señor Hiroaki! - Mimi lo admiro y se dio cuenta, luego miró a Yamato, luego a Hiroaki.

- Ah!? ¿Que ya os habéis conocido ? - preguntó el más fijo pues Mimi se había quedado con el dedo apuntando a Yamato sin saber cómo reaccionar.

- ¡Hola! - Y quien más faltaba, allí también acababa de llegar Rose, la hermana gemela de Yamato, el cual estaba aún en choque. - ah? ¿Pasó algo ?

Hiroaki llevó la mano pensativo, Rose los admiraba a los dos sin entender y la pareja estaba aún en choque. Pero salió el camarero recepcionista del restaurante y avisó a Yamato que ya tenían la mesa reservada disponible. No tardaron mucho en ir hasta la mesa, Mimi se sentía muy incómoda, estaba entre tres persona que no conocía muy bien, no se sentía muy cómplice de Hiroaki aún no, peor con su hijo, no había sido la impresión que quería dar, pero él no la miraba y parecía aborrecido.

La Ronda de presentaciones fue de parte de Hiroaki, intentó ser lo más gentil con Mimi posible pero Yamato, su hijo no cooperaba, no miraba bien a la castaña y aunque preguntara qué le pasaba él se negó a decir nada, por un lado Mimi agradeció. Le pareció muy simpática Rose la cual le había preguntado muchas cosas del viaje, su vida en Estados Unidos y un poco sobre su madre, quien llegó media hora tarde.

- Disculpa, aunque sea Domingo he tenido muchas cosas que resolver y… - Satoe abrazo a Hiroaki y lo beso, Este se sintió algo cohibido, por las muestras de afecto en Japón no eran las mismas que en USA, Yamato y Rose se quedaron más sorprendido, no estaban preparados, pero Rose río se sintió intento no ser tan escandalosa riendo muy bajo.

- Ai es verdad, buenos niños soy Satoe Tachikawa vuestra futura… bueno si no os importa me podéis llamar Satoe, no quiero ser vuestra madre si no vuestra amiga… - Satoe siguió hablando en cuanto los abrazaba a los dos, Yamato ni sabía que pensar y Rose solo correspondió, su trato más cercano se daba a que ella a algún tiempo había vivido unos veranos en Francia con sus abuelos y estaba más acostumbrada a los saludos occidentales.

La comida no fue tan difícil para Satoe, Rose y Hiroaki, los tres había compartido buena conversación, Yamato se sintió incómodo, Mimi tampoco se sentía tan cómoda con, la situación se dio cuenta de que no sería una vida fácil con Yamato, se dio cuenta que él no la volvió a mirar, en realidad no había mirado a nadie y no parecía nada a gusto en medio las conversaciones.

Hiroaki también se dio cuenta que su hijo no había dicho nada en la comida. Todo se hizo más incómodo cuando su hija se tuvo que marchar antes de los postres porque tenía que trabajar, entendía que a su hija le gustaba su trabajo pero en realidad estaba cansado de que ella no pudiera aprovechar un poco de su tiempo libre.

Mimi se había ido al baño y Hiroaki se excusó de ir a fumar un rato dejando a Yamato y Satoe solos en la mesa, este se dio cuenta de que la castaña realmente se parecía a su Madre, las dos eran escandalosa, era cierto que lo raro fue que no escucho mucho a Mimi en la comida.

- Yama-chan? ¿Te puedo llamar así? - Akira solía llamarlo así, aunque lo odiará, pero que lo hiciera esa señora a quien no conocía mucho le resultaba muy raro, Satoe no percibía la incomodidad que le desprendía al rubio.

- Bueno… - pero ella no lo dejo dialogar.

- Perdona si fui demasiado precipitada con todo esto, se que debe ser duro para vosotros tres lo que está pasando, son muchas cosas, lo sé. - Yamato vio pureza en su sonrisa, aunque fuera mucho mayor tenía rasgos juveniles y era muy bella y gentil, aunque escandalosa, era diferente de su hija que si tenía un lado más mandón. - Solo espero que seas capaz de aceptarme como la mujer de su Padre, y sin creer que yo quiera ocupar el lugar de vuestra madre.

- No se preocupe… - Yamato miró su vaso de agua. - Con que lo haga feliz es suficiente para mi, él es un desastre muchas veces pero es un buen tipo…

- Si el mejor - Hiroaki volvía a la mesa y Yamato noto como Satoe no desprendía la mirada de su padre.

Una vez se enamoró de una chica, pero ella solo tenía ojos para otro, aunque hiciera por donde, sus ojos siempre apuntaba para los de él, hiciera lo que hiciera no había manera de enamorarla, aun cuando lo había elegido a él, la tuvo que dejar por que no había formas de que se sintiera a gusto con aquella sensación. Satoe miraba a su padre igual que aquella chica a su mejor amigo.

Yamato se sintió feliz por comprender que los dos se querían, pero se sintió triste y solo en ver cómo su padre sonreía a la persona a quien quería, desvió la mirada cuando empezaron a demostrar afecto en público ya que vino la incomodidad.

- No te preocupes, son siempre así… - No se habían dado cuenta de que Mimi estaba a su lado, vio como sus mejillas estaban sonrojadas. - Aun no me acostumbro.

-

Yamato no dijo nada, aunque se dio cuenta de que la caprichosa Mimi que había conocido tenía un cambio de humor y personalidad importante, ella no lo vio, pero él sonrió un poco, le hacía gracia la chica, había algo diferente en ella, aun no entendía el qué, pero sentía su perfume aún impregnado en su ropa.

Caminaron hasta el coche de Hiroaki, quien llevaría a Mimi y Satoe a casa, la pareja iba abrazada, por otro lado Mimi y Yamato caminaban un poco atrás dejándoles intimidad. Mimi miró a Yamato quien parecía no querer conversar con ella por lo sucedido pero ella no quería empezar con el pie izquierdo con el, aunque era difícil ya.

- Oye… - Ella lo tocó, sorprendiendo a Yamato que no estaba acostumbrado por su educación japonesa a los toques de personas que no eran íntimas suyas pero no se importó.

- Si ?

- Gracias por lo de hoy Yamato y perdóname si fui algo grosera… - Vio arrepentimiento en su mirada, recordó algo de lo que había pasado suspiró pero.

- No te preocupes, tendré en cuenta de que eres algo escandaloso y poco prudente para las próximas veces… - Dijo sin pensar mal de ella, él era demasiado sincero y lo decía por que en realidad no quería envolverse tanto con ella pero no había modo, muy pronto vivirían juntos y tendrían que saberlo llevar.

- Que?! ¡Cómo puedes decir estas cosas de mi! ¡Si soy una persona muy prudente y nada escandalosa! - Se enojó y Yamato no entendía el porqué del cambio de humor.

- Si lo digo para no molestarte…

- Pero son cosas que no se dicen a una chica, es que no tienes tacto ? - vio sus ojos llorosos, porque parecía como si él fuera el malo? Solo había sido sincero. - Aparte que te perdono por todo lo ocurrido! ¡Qué grosería!

Ella caminó más rápido y con cierto enfado, él no la entendía, pero de pronto todo encajaba, ella era de otra cultura y no era tan tímida y callada como la mayoría de chicas japonesas, pero que podía hacer él, no sabía cómo hablar con ella y sin dudas sería difícil que ella le cayera bien, no estaba nada acostumbrado a tener que rebatir con alguien, mal la conocía y ya habían discutido más que él con su hermana en todas su vida.

" vivirás con una chica que no soy yo, te das cuenta ? Será complicado seguro…" - recordó palabras de su hermana de la noche anterior, no lo tenía en cuenta, sólo pensó que su vida sería aparte de la de él, que no pasaría nada de raro y que simplemente seguiría su vida sin tener que interferir en la suya, pero.

Mimi le enseñó la lengua y le hizo una cara fea, nunca antes una chica le había hecho estos pucheros, era como un niño de cuatro años, ¿cómo dialogar decentemente con una persona así?

- veo que os llegáis muy bien he? - dijo Satoe viendo la cara de Mimi, Hiroaki miró a su hijo y la cara de Mimi, no entendía qué pasaba mucho menos por que Satoe dijo que los dos se llenaban bien.

Yamato la miró por el lado incómodo, no entendía nada y Mimi dejó de hacer lo que estaba haciendo para mostrar una sonrisa ruborizada, como una niña buena haciéndose la despistada.

- Si tranquila mamá no pasa nada - mentira, pero Yamato no diálogo nada. Le esperaba un buen camino hacia casa y ahora tendría que acostumbrarse a todo aquello.

Él tenía la impresión de que no sería una vida fácil, Mimi no parecía gustarle, él estaba totalmente de acuerdo. Aunque Mimi se enfadó con Yamato y le pareció un chico grosero, tras llegar a casa y cambiarse, recordó todo lo que le había pasado aquella mañana con Yamato.

Yamato tenía una mirada firme y decidida, ella confió cuando él le dijo que saltase, él cumplió lo prometido y sus ojos…

- Mimi en que estás pensando! - llevó su camisa a su cara y olía a perfume masculino. - ¡Nooo…!

- Hija qué te pasa ? - le preguntó Satoe desde la puerta del baño.

Mimi estaba dispuesta a ignorar que el rubio era atractivo esto era entupido, mejor quedarse con lo grosería que le había dicho, no le perdonaría nunca por decirle pesada, escandalosa y que fue lo otro ?


Notas de la autora: Como estan mis bell@s mimatos fans? Espero que bien! Ya vamos por la 4 publicación y vamos viendo la relación de Mimi y Yama, que seguirá después de esto?! Os imagináis de vivir con Yamato?! Madre mía me muero, pero Mimi, bueno, yo creo que le a gustado Yamato aún que parece que no, por que creo que no lo conoce el 100% y el lado de el japonés es mucho mayor y ella es muy occidental, creo que chocan y al mismo tiempo se atraen! Siempre los veo y los he visto como polos opuestos por estos los Shippeo a muerte!

Os deseo una buena semana y espero que habeis disfrutado del capítulo tanto como yo escribiendo! Nos vemos el próximo domingo mis bellos