Nota: Digimon no me pertenece, ni sus personajes, pero esta historia si y como no es con finales financieros que me lleven a lucrar con ello puedo hacer lo que quiera con estos bellos personajes, como hacerlos canon!
Por otro lado, feliz año 2022 a todos los que me leen, os deseo mucha prosperidad para este año y que nos sigamos leyendo asta el final de esta historia y otras que están por venir
Disfrútelo con todo mi amor
Mimi lloro en los brazos de Yamato casi todo el camino en tren, el la abrazó, estuvieron así por un buen tiempo, él solo podía pensar en lo duro que todo le parecía, como la habían tratado, su abuelo era un verdadero monstruo, se pensó que no podía conocer la maldad humana, pero alcanzaba términos que él desconocía, un propio abuelo repudiar a su nieta de aquella forma.
Yamato quería haber hecho más de que solo recibir un único golpe por ella, él concepto que creía de Mimi había cambiado totalmente en aquel día. No solo era fuerte, mucho más fuerte de lo que él sería, si no que ella cargaba con sentimientos tan profundos que él en aquel primer día en que la conoció podía jurar de que ella era todo lo contrario a lo que conocía ahora, la juzgo muy mal, creía que era la típica chica mimada que tenía su vida resulta por que su mamá le daba lo que quería…
…Ahora Yamato sabía que Mimi tenía todo lo que la madre le brindaba por él puro facto de que era una niña solitaria, ella era buena y gentil sus caprichos y su forma de ser muchas veces era un modo de proteger a su lado vulnerable, lo despedazada que estaba por todo lo que debía esconder de su madre, para que no sintiera culpa de algo que ni una de las dos realmente tenían culpa.
- No creo que pueda ver a mi madre así hoy… - Ella lo miró a los ojos, su cara estaba fatal, sus ojos estaban rojos e hinchados de llanto, él podía jurar que aun temblaba, aunque le dio una sonrisa torpe. Sintió que el mundo se le rompía, quería ayudarla ¿pero cómo?
- Pues nos quedamos a dormir en cualquier sitio… Lo que tú prefieras. - vio como ella parecía pensativa.
- No creo que sea adecuado que te quedes conmigo, pueden mal pensar… sería mejor que yo me quedara a dormir en casa de alguien… El problema es que no conozco a nadie en concreto… - Ella estaba dudando.
- Creo que sé quién nos podía ayudar pero no se si será de tu agrado… - sacó su móvil, aunque dudo un poco, Mimi tenía razón, ella era la que no debía ir a casa, no la quería dejar sola, pero ahora mismo ni sabía que hacer para ayudarla.
Sin decir nada, Yamato la llevó a Shibuya, los dos fueron a un sitio algo diferente de lo que Mimi solía conocer de Japón, era un barrio algo bajo, pero luego llegaron a una zona que parecía de departamentos de estudiantes. Mimi se fiaba de Yamato por esto no dudo en seguirlo, pero juraría si fuera otra persona nunca hubiera ido por allí con quien no conociera.
- Buenas noches… - Mimi vio a una persona totalmente de quien pensaba que vería. Frente a ella Kyoya lucía un atuendo de elegante Bahman, su pelo estaba peinado de forma más formal y no tenía ningún piercings lo que era raro en él.
- Buenas noches Kyoya-san… perdona entrometerme en tu casa… - Dijo Mimi algo sonrojado, él vio que ella parecía mal, lo único que pudo hacer fue sonreírle gentilmente y permitir que pasaran.
El piso era de una sola habitación una cocina pequeña y un baño, pero estaba muy ordenado, olía a incienso de cereza, Kyoya tenía una percha con muchas ropas que variaba entre negras y grises y sus zapatos estaban a vista del mismo color todo muy monocromático. Él les sirvió un té a cada uno en la pequeña mesita que tenía al medio de la habitación, Mimi se sentía algo poco a gusto, no quería molestar pero no sabía dónde ir no tenía amigas con las que pudiera contar, se sentía agradecida por la hospitalidad de Kyoya, pero sentía que lo molestaba.
- No te preocupes, yo no estaré por casa esta noche, trabajo, así que no me molesta en absoluto, puedes quedarte aquí… - El paso la mano en la cabeza de ella como si de un perrito se tratara.
- De verdad. - Yamato pensó que si ella fuera un perrito ahora estaría remendando la cola muy contenta.
Yamato se despidió de ella luego de terminar el té y la conversación y salió junto ha Kyoya luego que le pusieron a gusto a Mimi, quien de pronto parecía más recuperada y feliz con la hospitalidad de Kyoya.
- No te preocupes, ella estará bien, a lo mejor si necesita estar sola una noche… - Kyoya dijo esto haciendo un cigarrillo en su boca.
- Lo sé, pero tengo la impresión de que si la dejo sola…
- ¿Se romperá? - Kyoya sacó el humo de su boca. - Creo que te equivocas con ella, la veo más fuerte de lo que parece, es cierto que es aún muy pura e inocente pero es mucho más madura de lo que aparenta. Tu has hecho lo que has podido, ella estará muy agradecida por ello, aunque no sepa nada de lo ocurrido, puedo ver que ella confía mucho en ti y siento un poco de felicidad que así sea…
Yamato siempre había admirado a Kyoya, era maduro, relajado y tenía las cosas claras en su vida. A él le gustaría ser alguien más como él, más decidido y poder seguir sus propias creencias de vida. Pero no era así, aún tenía muchas inseguridades. Era un adolescente que dependía de su padre, Kyoya era todo un hombre que dependía de sí mismo para sobrevivir.
- Gracias Kyo… - Él sabía que podía contar con él, fue el que más le ayudó cuando pasó lo de Sora y Taichi, ahora lo volvía a molestar, pero sabía exactamente que Kyoya no le diría que no.
- Vamos Yamato, si no sales ahora no vas a poder dejarla sola… - tenía toda la razón, le asustaba dejarla sola, por más que se quisiera relajar, ella ya formaba parte de su día a día.
Cuando llegó a su casa, se tuvo que inventar la excusa a Satoe de que Mimi se había quedado a dormir en casa de una amiga, la propia Mimi confirmó en llamar personalmente a su madre aquella noche. Intentó no pensar en el tema pero entendía la decisión de Mimi, en ver a Satoe tan inocente y pura como la misma Mimi, se le partía el alma solo de pensar que aquella dulce señora hubiera sufriendo con aquel padre tan malo.
En su habitación, Yamato se tiró en la cama, ni se creía que estaba en su habitación, su cabeza aún estaba con Mimi en pensamientos, no tardó en sacar el móvil de su bolsillo y escribió a Mimi.
"- ¿como estas ?-"
No recibió respuesta de seguida, miró unas cuantas veces hasta que Mimi finalmente respondió en la décima quinta vez que miro el móvil.
"- perdona, estaba acabando de ducharme, pero estoy bien mejor, gracias por lo de hoy-"
Ella le puso un emoji de una carita sonriente y sonrojada. El la podía imaginar así hasta sonrió, pero sabía que era estupido preguntarle aquello, ella le diría lo que quería escuchar.
"-Llámame si algo, no lo dudes.-"
"-claro que no ya eres mi cómplice de mal fechorías. -"
Intentó no reír pero se le escapó una risa casi silenciosa.
Mimi del otro lado de la pantalla estaba sentada sobre la cama de Kyoya, mirando el techo de la habitación que estaría en oscuro si no fuera por las luces de la farola. Se había duchado y cambiado con una camiseta de Kyoya, que él mismo le había prestado, era grande así que le iba como un vestido y olía muy bien, eso le gustaba, aunque se sentía un poco metida en su intimidad, agradece que él fuera tan limpio y oliera tan bien.
Sus pensamientos variaba entre su madre y su abuelo, sus orígenes e incluso quien era ella misma, pero se distraía al pensar en Kyoya, en su pequeña casa y que él vivía solo y al parecer trabajaba todas las noches en un hotel de lujo por lo poco que sabía. Imaginar sobre la vida de Kyoya le hacía olvidar sus propios problemas.
Abrió la pequeña tele que tenía, algo antiguo pero iba a la perfección. Había un programa de comedia, que ella no lograba entender, el humor japonés no era tan de su gusto. Fue hasta la nevera y vio si podía cocinar algo, se le ocurrió que así le dejaría algo preparado para darle las gracias. No había mucha cosa, como si no viviera mucho por allí, pero sí se encontró un trozo de tarta de fresas con nata y una nota.
"Kyo-chan no te la comas" - era la caligrafía de una chica y tenía un corazón, Mimi de repente se sintió avergonzada. Kyoya tenía una novia y ella estaba invadiendo su privacidad, y si su novia llegaba y se creía que ella era la amante. Corrió al teléfono escribiendo con urgencia a Yamato.
"- Oye no me contestes que Kyoya-san tiene novia! -"
Este tardó un poco en contestar pero en seguida le contestó.
"- Es la primera noticia que tengo, él no comparte mucho de su vida con las mujeres, aunque no creo que sea algo serio, si no me lo hubiera dicho. -"
"-¡ Se puede saber lo que estás diciendo! ¿Kyoya-san tiene esa clase de relaciones? ¡No puede ser!-"
"- De qué te sorprendes él es el mayor del grupo…"
Yamato se dio cuenta de una cosa, lo que le hizo suspirar sin saber por que le incomodaba.
"-… te enamoraste de él…?-"
Sin querer envió el mensaje, no quería preguntarle algo íntimo como aquello, pero sí recordaba notar que Mimi lo miraba con cierta forma y le molesto un poco pensar que así fuera.
"- No… Bueno sí un poco, es muy maduro y admirable para la edad que tiene, pero no creo que llegaría a nada… Nunca he estado con nadie y a lo mejor solo lo veía tipo un ídolo inalcanzable… -"
"- Que inocente…-"
"- ¿Oye tú qué crees? ¿Solo has tenido una relación no? ¡Pues no juzgues!"
Mimi lo envió y se dio cuenta de algo - Solo ha tenido a Sora o ¿ha tenido más chicas?.
"- ¿Y si te digo que he estado con más chicas…?"
Ella se sonrojó. No se lo creía pero Yamato era guapo y popular - por que aquello todo le sentía como un golpe.
" - ¿te lo as creido Obakachan ?-"
Ella se cayó de la cama con aquel último mensaje. El se rió del otro lado.
"- ¡Torpe idiota don calamardo!-"
Yamato podía verla con rabia haciendo pucheros, le gustaba pensar en ello.
"- oye Mimi… "
Miro la pantalla del móvil, sin saber cómo continuar, y borró el mensaje, no lo había enviado por suerte.
" -Buenas noches Yamato, gracias por lo de hoy. -"
Ella puso un el emoji de sueño. Estaba cansada y un poco animada tras la tonta conversación con el. También sabía que él estaría con sueño, sería mejor desperdicie.
"- Buenas noches Mimi -"
Aún que apago el móvil, lo dejo al lado, sin saber por qué pero sentía que Mimi había hecho lo mismo. Era distinto ahora, cerró los ojos y sintió el perfume de la castaña.
Mimi no se durmió al momento, se quedó parada mirando el móvil al lado de la almohada, se sentía un poco incómoda de dormir en una cama que no fuera la suya. Sintió las lágrimas deslizarse por sus ojos, se sentía un poco perdida y no quería llorar más pero no pudo evitarlo.
Despertó temprano, eran las siete y media de la mañana y se lavó el rostro, los dientes con el cepillo de dientes de repuesto que le había dejado Kyoya. Escuchó la puerta de la casa abrirse, terminó rápido y allí se encontró con Kyoya sacándose los zapatos para apartarlos en la entrada de la casa y ponerse unas zapatillas, bien costumbres japonesas.
- Estoy en casa, buenos días. - él le sonrió con cariño.
- Bienvenido Kyoya-san, buenos días. - ella le brindó un sorrindo animada. Él acarició su cabecita como solía hacer. Mimi recordó lo del pastel y se puso roja, pero decidió no tomarlo personalmente y si ahora lo vería como un "Nii-san" ya que en siempre la trataba con cariño.
- Oye ¿quieres desayunar fuera? No he hecho la compra y me sabe mal no poder ofrecerte nada. - Mimi no quería dar trabajo, y no sabía qué decir. - Por favor…
Él la insistió con cariño y no tuvo otra que aceptar. Los dos se fueron a un sitio donde le habían dicho que preparaban unos ricos omelette con arroz frito dentro, Mimi no lo dudo, ya que solo al entrar por la puerta todo olía muy bien.
- Pide lo que quieras, hoy me han dado buena propina. - Le sonrió.
-No quiero abusar, aparte aún que me he acostumbrado a los desayunos japoneses me cuesta comer tanto por la mañana, con un omelet de estos muy ricos que me has contado me vale.
Los dos se pedirá la comida. Esto vio como el miraba el móvil y su estilo había cambiado, ahora parecía más el, pero de un modo menos "agresivo" sólo llevaba una playera negra y unos jeans rotos acompañados de unas chanclas y el pelo revuelto recién lavado. Mimi se preguntaba si era del el verse bien con tan poco, Yamato también era así, en cuanto ella a veces se pasaba horas para escoger un modelo, que fácil lo tenían.
Se sentía algo horrible en comparación, se había recogido su pelo en una coleta y llevaba una playera blanca que le iba muy ancha y la falda del uniforme no era nada ella.
-Estas mejor…? - preguntó Kyoya mirándola.
- Ah… - Ella se dio cuenta de que él la miraba mientras ella estaba mirándolo fijamente. - Si… mucho mejor la verdad…
- No me gusta entrometerme, pero si quieres compartirlo… No te sientas obligada a contarme nada si no quieres - él se mostraba preocupado. Mimi no se esperaba eso de él, mal la conocía pero era muy amable de su parte.
- Sabes, nunca me gustó que nadie supiera de mi vida, pero últimamente he conocido gente con problemas similares y parecidos un poquito a los míos… Siento que no tengo que molestar a nadie, pero creo que todos necesitamos de vez en cuando contar nuestros problemas se siente un poco mejor…
Ella prosiguió a contarle todo lo sucedido, y como dijo, se sintió algo liberada y mejor. Él la escuchaba sin interrumpir y que sé interesara tanto por ella la hizo sentir diferente. Cuando le contaba, el peso de todo cayó en ella, pero de forma más aliviada, había arreglado una parte de sus peores temores con su abuelo, finalmente pudo aclarar las cosas con él y liberarse aún cuando él fue terrible con ella.
Yamato no despertó tan temprano, era un poco más tarde de las ocho, recordó a Mimi y corrió a agarra su móvil y en él había un lindo mensaje de la castaña de buenos días, y una foto de ella con Kyoya en lo que él recordaba que era el desayuno preferido de su amigo. Se la veía tan feliz que no pudo evitar sonreír. Al salir de la pantalla de mensajes con Mimi se sorprendió tenía otro mensaje y este no era ni más ni menos que de Sora.
"- Buenos días Yamato, puede parecer confuso que te escriba, pero creo que tú y yo tenemos una conversación pendiente, no solo de nosotros si no que sobre Taichi.-"
Juraría que se le removió un poco el estómago, pero no se sentía como antes, era mucho más ameno ahora y Sora tenía razón, ellos tenían asuntos a tratar.
"- Buenos dias Sora, estoy de acuerdo contigo, solo dime el día, estaría bien quedar lo más pronto posible.-"
Miro el cielo azul por su ventana, aquella conversación seguramente lo liberaría de sus problemas pasado, estaría bien, no sería tan terrible como lo de Mimi, nada sería tan terrible como eso, aparte quería recuperar sus dos amigos de algún modo, que sus recuerdos no fueran más dolorosos como antes sino que los pudiera recordar bien.
Notas de la autora: Es un capítulo de estos en que después de la tempestad viene la calma, justo para enlazar con la siguiente trama de nuestros protagonista que será Sora un poco sobre Sora y Yamato y finalmente saldrán de dudas de lo que le pasó a Taichi en el siguiente capítulo.
Hay tantas cosas que quiero escribir sobre LetsLove, pero me quedo muy larga y a la vez corta, no se si me estoy pasando, pero ya son 22 capítulos escritos y aun no llego al final, tal vez por que no me lo planeé aun que ya tenga mis ideas pero… Me encanta escribir sobre ellos y sus sentimientos y enciman si siquiera he podido explorar los personajes secundarios como aquí en este conocemos un poco más de Kyoya, es un personaje que realmente me gusta y quería que ocupara un poco más de trama pero es difícil darle un protagonismo, si no ya me iré a escribir muchos capítulos más, aun que si crees que os gustaría saber más de todos, quien sabe en un futuro…
Por otro lado me encanto la linda conversación por whats que tuvieron Mimi y Yama, se me hace súper tiernos, aquí son muy puros e inocentes todos, es un enamoramiento juvenil y no se si lo vería con ojos tan hots para un futuro, quien sabe todo es posible cuando se trata del Mimato
Hablo mucho y os acabo dejando con ganas de más (esperemos que así sea), me despido asta el próximo final de semana, que esta semana sea mágica para todos y más una vez, feliz año nuevo y prosperidad a tod@s.
Recordad que acepto toda especie de críticas constructivas, lo que me queráis decir del capítulo con mucho amor y cariño o motivos por los cuales podía mejora. Besitos
