¡Oh, nerd!

― ¡Hola chias! ¿Qué tal estuvo su tarde? ― Saludó alegremente Sonata, regresando a su casa luego de un día de diversión con Five y su nueva amiga Miko.

Adagio y Aria levantaron la mirada de su programa de la tele, pero no por mucho.

― ¿No que solo ibas por unos tacos? ― Dijo Adagio evidentemente irritada. ― ¡Uf! En serio que solo tú eres capaz de perderte en un radio de solo tres cuadras.

Y aunque más que un regaño sonaba a burla, Adagio estaba realmente preocupada por Sonata. Claro que nunca lo admitiría, y a Sonata mucho menos.

Pero en el fondo de su corazón Sonata entendía los sentimientos de Adagio, y estaba agradecida. Al final ella solo sonrió algo apenada y se excusó lo mejor que pudo.

― Sí… perdón chicas pero es que me topé con mi amigo Five, ya saben el de los tacos; y como me contó que en su otro trabajo tenía un problema relacionado a la magia lo llevé con las Rainbooms. Pero resulta que ya se conocían, y de hecho ellas eran su problema y…

Aria gruñó. ― No me menciones a esas siete aquí, idiota. En serio, ¿cómo puedes llevarte bien con ellas a pesar de todo lo que nos hicieron?

Pero a Adagio le había llamado la atención algo más. ― ¿Dices que ellas eran el problema?

― Sí, esa parte no mucho la entendí pero parece que la magia hace que las consolas Hinobi hagan cosas raras cuando las tocan. Debieron haber estado ahí, ¡fue genial!

― ¿Hinobi? Esas son consolas de videojuegos, ¿verdad? ― Preguntó Adagio.

Aria asintió. ― Bueno, ¿pero y qué? La magia siempre hace cosas raras aquí.

― Sí, pero las consolas Hinobi se llevan el premio por mucho ― celebró Sonata. ― Pueden hacer que las cosas de los videojuegos vengan al mundo real. ¡Es genial! Miko y Five los llaman 'glitchs'. De hecho, la magia no es necesaria, basta con dañar la consola.

Adagio y Aria gruñeron, y volvieron su atención a la televisión. ¿Quién les mandaba a escuchar las idioteces de Sonata de todos modos? Por su parte Sonata solo se encogió de hombros y subió a su cuarto, mientras las otras seguían viendo la televisión.

Sin embargo Adagio no podía concentrarse. ― Conque monstruos de vieojuegos…

― No la tomes demasiado en serio, lo más seguro es que tomó demasiada azúcar o tantos tacos finalmente afectaron su cerebro. Además, solo nos queda un poco de magia… no podemos darnos el lujo de desperdiciarla en una de las tonterías de Sonata.

Adagio miró al cajón cerrado con llave, donde descansaba el último fragmento de sus gemas con lo último de magia que tenían. Habían jurado que lo usarían para vengarse de esas molestas Rainbooms costase lo que costase. Pero seguían sin tener un plan funcional.

― Pero, ¿sabes? ― Dijo Adagio, pensativa. ― Deberíamos hacer una pequeña prueba.

― ¿Te golpeaste la cabeza o qué? ― Preguntó Aria levantando una ceja.

― No, no me refiero a usar nuestra magia como tal. Pero si te lo pones a pensar, Sonata pasó toda la tarde con esas odiosas Rainbooms así que hay una buena probabilidad que haya descubierto algo útil… no sé, solo hacerlas pensar que usaremos nuestra magia en una consola Hinobi para ver cómo reaccionan y ver si es viable hacer algo en el futuro.

Aria pareció considerarlo pero al final se encogió de hombros.

― Siempre y cuando desperdiciemos nuestra magia, no me importa. De hecho, creo que tengo mi vieja 3HS. Ya no la uso así que podemos hacer la prueba.

Adagio sonrió, al final Sonata amigándose con esas Rainbooms le fue bastante útil. Debido a su naturaleza confiada y amable, ellas confiaban en Sonata; que era demasiado fácil de manipular. Tal vez demasiado para su propio bien, pero en fin.

Al día siguiente:

Adagio y Aria llegaron a la escuela como siempre, pero esta vez en el fondo de su mochila llevaban la vieja consola Hinobi y un falso cristal.

― Ahora, solo tenemos que tolerar el resto del día y podremos ver la reacción de esas Rainbooms.

Esa era la parte aburrida del plan. Las Rainbooms tenían diferentes horarios de clases y la única hora a la que coincidían todas era a la salida donde pasaban el rato juntas antes de ir a sus trabajos de medio tiempo o actividades extracurriculares,

Y después de un tedioso día de escuela, Adagio y Aria esperaron a las Rainbooms en la entrada de la escuela mientras que Sonata corrió a toda velocidad para su ración diaria de tacos al camión de Papi Nieves.

Finalmente aparecieron, las siete odiosas chicas.

― ¡Oigan Rainbooms! ― Dijo Adagio caminando hacia ellas.

― Hola Adagio, ¿qué hay? ― Saludó Sunset.

― ¿Qué hay? ¿Venganza tal vez? ― Dijo Adagio, frunciendo el entrecejo.

Las Rainbooms suspiraron.

― Adagio en serio, eso fue como hace meses… ¿sigues enojada?

Adagio tenía un tic de irritación en su ojo.

― ¡¿Y tú crees que voy a olvidar tan fácilmente como pasamos ser de criaturas prácticamente inmortales a simples y frágiles humanas?! Tú estás mal de la cabeza, Shimmer.

Aria asintió.

― Solo Sonata es capaz de perdonar algo así.

Applejack rodó los ojos.

― Miren compañeras, tenemos cosas que hacer. Apártense o…

Adagio rápidamente metió la mano en su mochila y sacó la consola y el falso cristal.

― ¿O qué? Vamos dime.

Todas retrocedieron al reconocer la H azul en la consola blanca. Luego sus ojos se dirigieron al falso cristal.

― Contiene lo último de nuestra magia… ¿qué van a hacer ahora, Rainbooms?

― Adagio, deja eso… no sabes con lo que estás lidiando aquí ― dijo Sunset tratando de calmar la situación.

Pero antes que ninguna pudiera decir nada, la subdirectora Luna tomó la consola en su mano.

― ¡Adagio Dazzle! Sabes muy bien que está prohibido traer estas cosas a la escuela.

Trató de quitársela a Adagio, pero la chica peleó de vuelta, halándola.

― ¡Deje eso! ¡Es mío! ¡Lo necesito!

― ¡Adagio! ― Regañó la mujer.

En el medio del tira y afloja, la consola finalmente salió volando de las manos de ambas y finalmente se estrelló contra la pared. La pantalla se quebró.

― ¡No! ― Dijo Adagio.

La subdirectora por su parte estaba muy molesta.

― Tú a mi oficina ya mismo.

Tomó a la chica de la muñeca y empezó a halarla… cuando la consola empezó a soltar chispas.

― ¿Usaste nuestra magia? ― Gritó Aria.

― ¡Claro que no!

La consola comenzó a elevarse del suelo mientras las chispas se hacían cada vez más intensas.

Sunset hizo un sonoro facepalm.

― ¡Genial! Justo cuando juramos que nunca más nos involucraríamos con ellos…

Una onda expansiva salió de la consola, transformando toda la escuela en un pintoresco pueblo con casas pintadas de colores vibrantes. Pero también trajo a la vida a sus habitantes… horribles ponis esqueletos con inquietantes ojos color rojo semáforo con la carne colgando de sus huesos.

Un letrero apareció en el medio del escenario:

SUNNY TOWN

Los ponis zombis miraron a las chicas y empezaron a avanzar hacia ellas.

― Nosotros cuidaremos de ustedes… vengan… viviremos todos juntos… lejos de la marca, de la maldición…

Eran lentos pero los estaban rodeando poco a poco.

Rarity creó una barrera para alejar a las criaturas.

― ¿Ahora qué hacemos?

― ¿No pueden purificar el área con su magia? ― Dijo Aria, asustada por los acontecimientos.

― La magia solo va a empeorar las cosas… ― dijo Sci-Twi.

Los zombis arañaban la barrera de Rarity con sus cascos.

― ¿Ahora qué?

Varios estudiantes rezagados salían de sus aulas, solo para ver en qué se había convertido la escuela.

― ¿Pero qué?

Los ponis esqueletos lo atraparon.

Para el horror de todos, el estudiante se convirtió en uno más de ellos… tal vez no era un poni pero sí una horrible criatura de hueso con retazos de carne cayendo de su cuerpo y con vacíos ojos rojos.

― La marca… protéjanlas de la marca…

Se arremolinaban sobre ellas más y más.

― ¡Tenemos que hacer algo! ― Gritó Pinkie.

― ¿Pero qué? ¡No podemos tocarlos! ― Gritó Sci-Twi al ver que convertían a compañeros en más de los suyos con solo tocarlos.

Rarity sudaba.

― ¡Dense prisa! ¡No sé cuánto tiempo pueda detenerlos!

Applejack miró a su alrededor buscando algo qué usar. Sin pensarlo dos veces usó su enorme fuerza para arrancar una banca del porche de una de las casas que había aparecido de la nada.

― ¡Rares! Voy a abrirnos una brecha, ¡suelta el escudo!

― ¡Date prisa! ― Gritó Rarity.

Soltó el escudo, y Applejack les arrojó la banca a los zombis. Fue suficiente para empujarlos hacia atrás.

― ¡Corramos!

Las nueve chicas más la directora escaparon por sus vidas mientras que los ponis esqueleto las seguían, y trataban de rodearlas.

― Señorita Sparkle, ¿no puede empujarlas con su telequinesis o algo? ― Preguntó la subdirectora Luna.

― No, no podemos tocarlos directamente con magia pero…

Usó su telequinesis para levitar varios objetos que empezó a arrojar contra los ponis esqueleto.

― ¿Y qué se supone que hagamos ahora?

― ¡Ahí! ― Gritó Rainbow señalando a una casa algo alejada del pueblo.

― ¡Entendido!

Applejack empezó a arrojar todo tipo de obstáculos a sus perseguidores como árboles o piedras grandes, ayudada por la telequinesis de Twilight. Una vez estuvieron que no podrían seguirlos tan fácilmente, entraron a toda velocidad a la pequeña casa aislada, y atrancaron la puerta como pudieron.

En el fondo de la casa, había un esqueleto de un poni… pero era un esqueleto normal no uno de los monstruos que los perseguían proclamando que los protegerían.

― ¿Estamos a salvo?

― De momento ― dijo Fluttershy tratando de espiar por la ventana.

Todas suspiraron aliviadas.

― ¿En serio, qué diablos? ¡Ni siquiera usé magia! ― Dijo Adagio.

Sunset tuvo suficiente, le dio un tremendo coscorrón a la mayor de las Dazzling.

― ¡Adagio eres una idiota! ¿Te das cuenta del lío en el que nos metiste?

― Pero no entiendo, ¿si no se usó magia, entonces qué rayos pasa aquí? ― Preguntó Aria.

Las Rainbooms se armaron de paciencia.

― Ahora que lo pienso, ¿por qué ese par de bobos no le borraron la memoria a Sonata? ¡Eso nos hubiera ahorrado este problema! ― Se quejó Rainbow.

La subdirectora Luna frunció el entrecejo.

― No comprendo… ¿estas criaturas equinas no son de Equestria?

― No… son de un videojuego, no recuerdo cómo se llama. Solo sé que nunca lo llegué a pasar ― dijo Aria.

― ¿Entonces qué, nos atraparán y es el fin de todo? ― Dijo Adagio.

Sunset volvió a golpearla.

― ¡Oye! Eso sí me dolió.

Miró a la subdirectora Luna.

― ¡Usted es la subdirectora! ¿No va a hacer algo?

La subdirectora la fulminó con la mirada.

― Lo haría, pero perdería mi empleo.

Adagio cruzó los brazos molesta, pero no dijo nada más. No se atrevió.

― Pero no lo entiendo, ¿si no usaste nuestra magia, qué está pasando? ― Preguntó Aria.

― ¡EEEPP! ― Gritó Fluttershy.

Los huesos en el fondo de la casa empezaron a brillar.

Una poni gris con melena rubia, y ojos amarillos brillantes se materializó.

Ella llevó un casco a sus labios como pidiendo silencio, y luego atravesó la pared.

― ¿Y ahora qué? ― Se quejó Sci-Twi.

La poni espectral volvió a atravesar la pared para encarar a las chicas e hizo un gesto para que la siguieran.

Fluttershy se acercó a la pared.

― Este… ¿hay una trampilla o un mecanismo por aquí?

De pura casualidad se apoyó en una baldosa del piso, y de inmediato, una sección del muro se abrió revelando un camino.

― Tiene que ser una broma… ― dijo Sci-Twi.

― Parece que este 'glitch' hace que todo el lugar funcione como el juego ― razonó Aria.

Las chicas corrieron hacia la puerta secreta antes de ser localizados por los ponis esqueleto.

Uno de los ponis esqueleto los miró a lo lejos y empezó a perseguirlas.

A lo lejos, la poni gris les hacía señas para que se apresuraran.

― ¿Podemos confiar en ella?

― ¿Acaso tenemos opción?

Aceleraron mientras los ponis esqueleto se apresuraban a ponerles los cascos encima.

Se veía que toda la escuela se había convertido en un pueblo perdido en el medio de un bosque tenebroso. Corrían cuesta arriba, como subiendo una colina.

Finalmente vieron que había un pequeño acantilado y no había forma de seguir. Siguieron corriendo bordeando el acantilado, con los ponis esqueleto pisándoles los talones.

Finalmente llegaron a un puente de madera envejecido por los elementos, un paso en falso el puente se haría pedazos. Los ponis esqueleto seguían acercándose a toda velocidad asegurándose de rodearlos.

Rarity creó varias barreras, pero ya estaba cansada de la primera oleada.

Rainbow podría escapar con su gran velocidad, pero no solo no sabía el camino sino que no podría abandonar a sus amigas.

― No podemos pasar todas.

― ¿Entonces qué podemos hacer?

La poni de los ojos amarillos les hacía señas cada vez más desesperadas pero ya era tarde. Sus dudas les costarían muy caro.

― ¡Corran ustedes! Como educadora es mi deber darlo todo por mis estudiantes ― dijo la subdirectora Luna abriendo los brazos para detener a las criaturas.

― No hay escapatoria, solo podremos…

Todas cerraron los ojos esperando lo inevitable, cuando varios destellos azules llamaron su atención.

Cuando se dieron cuenta, los ponis esqueleto habían sido eliminados; y dos figuras se erguían valientemente con sus brazaletes en alto.

― ¿Alguien llamó a soporte técnico? ― Sonrió Miko.

― ¡Ustedes! ― Gritó Sunset.

Miko y Five se sorprendieron al reconocerlas.

― Ah, hola de nuevo. ¿Cómo les va? ― Saludó Five.

― ¡¿Qué no ves que estamos en un aprieto?! ― Protestó Applejack.

― Tranquilas, he jugado Story of the Blanks miles de veces, ya casi estamos en la recta final ― dijo Miko.

― Pero el puente… ― murmuró Rainbow Dash.

― Es una trampa, obviamente ― explicó Five. ― Lo que hay que hacer es seguir el borde del acantilado, ¡vamos!

Las chicas obedecieron. De cuando en cuando uno de los ponis esqueletos salía a interceptar su camino pero eran rápidamente destruidos por Miko y Five. Sus brazaletes Tech eran una enorme ventaja, ya que en el juego original lo único que podía hacerse era escapar. No había armas de ningún tipo por lo que era bastante difícil.

Pero llegaron al final del camino. Una enorme roca bloqueaba el camino al frente, y a la derecha también. A la izquierda estaba el acantilado. Y por supuesto no podían retroceder por culpa de la horda de ponis esqueleto.

― Ahora recuerdo por qué dejé de jugar, ¡es imposible! ― Se quejó Aria.

― Lo que hay que hacer es empujar la roca de la derecha ― señaló Miko.

― ¡Yo me encargo! ― Dijo Applejack, usando su enorme fuerza.

Al mover la roca un nuevo camino fue revelado.

― ¡Por aquí!

Cuando todos estuvieron a salvo en el camino, Applejack quería usar la roca para bloquear el camino de los ponis esqueleto pero se dio cuenta que no había suficiente tiempo.

Corrió junto al resto.

Un tupido bosque las rodeaba, hasta que llegaron a un claro en donde las esperaba un último esqueleto.

Las chicas se prepararon para bloquearla, pero Miko y Five se mantuvieron calmados.

La poni esqueleto solo levantó un casco y lo apuntó al noreste.

Las chicas solo miraron a Miko y Five que asintieron, y se dirigieron a la dirección que apuntaba la poni esqueleto. Atravesaron los árboles como si nada.

― ¡Está bien! ¡Mitta es un NPC aliado, podemos confiar en ella! No como Ruby…

Todas siguieron a Miko y Five, hasta que llegaron a un camino adoquinado.

― ¡Lo hicimos, sí! ¡Escapamos de Sunny Town! ― Celebró Miko.

― ¡Bien! No quiero volver a pasar por algo así ― dijo Fluttershy temblando de pies a cabeza.

Y al final, cuando la última de ellas salió del bosque, la subdirectora Luna, una tremenda sacudida golpeó la escuela y al igual que cuando empezó todo; una onda expansiva arrasó todo a su paso y el tenebroso pueblo de Sunny Town desapareció.

Todo lo que quedaba era Canterlot High… y una consola 3HS con la pantalla rota. Una pequeña criatura de electricidad bailaba sobre la consola, que fue atrapada por Miko.

― ¡Glitch contenido!

Todas suspiraron de alivio. Alrededor suyo, los alumnos que habían sido capturados por los ponis zombis se levantaban como si estuvieran despertando de un sueño muy pesado.

― ¿Pero oigan, no que ya no iban a tocar tecnología Hinobi? ― Preguntó Five a las chicas. ― ¿Qué pasó, volvieron a usar magia con la consola?

― ¡Claro que no! ¡No nos levantes falso testimonio! ― Se indignó Pinkie Pie.

Sunset asintió.

― Sí, eso díselo a las idiotas de las hermanas de Sonata ― dijo ella empujando a Adagio y Aria. ― ¡¿Por qué le borraron la memoria a ella, eh?!

― Creíamos que era amiga suya, y que si la reseteábamos ustedes iban a recuperar sus recuerdos ― explicó Miko. ― Eso, y Sonata dijo que ella era una criatura mágica y quedamos que no volveríamos a meternos con la magia.

Sunset solo suspiró exasperada.

― Supongo… sí, Sonata es inofensiva pero estas dos son otra historia. Y sí, eran criaturas mágicas pero sus poderes están sellados. No creo que las afecten si usan su tecnología con ellas.

Five se disculpó como pudo.

― ¡Perdonen chicas! Pensamos que…

― ¡Olvídenlo! Solo encárguense de ellas dos por favor ― pidió Sci-Twi.

Adagio y Aria miraron a los dos Techs.

― Hinobi… ¿qué son ustedes?

― Sí, esto es grande, muy grande. ¿Cómo pudieron dejar esto en secreto por tanto tiempo? No crean que ahora que hemos visto este poder lo dejaremos pasar.

Sin molestarse en discutir, Miko y Five les borraron la memoria a las dos.

― Hablaré con Sonata cuando la vea la próxima vez, ¿de acuerdo? En el peor de los casos le borraré la memoria también ― dijo Five.

Las chicas asintieron.

― Te lo agradecería.

La subdirectora Luna se acercó al grupo.

― ¡Un momento! Como subdirectora de esta institución exijo saber qué está pasando aquí.

Sin molestarse en decir nada, Miko le borró la memoria también. Con eso resuelto, las chicas y los Techs salieron de la escuela.

Un pitido proveniente de los brazaletes de Miko y Five llamó la atención de todos.

― ¿Y ahora qué? ― Preguntó Sci-Twi.

Five examinó su brazalete.

― No puede ser…

― ¿Qué pasa? ― Preguntó Miko.

― Uno de los esqueletos escapó… todavía recibo una señal glitch cercana.

Miko y Five se pusieron a rastrear la señal con su brazalete en alto, cuando un escalofrío recorrió la espalda de Sunset Shimmer.

― ¿Estás bien cariño? ― Preguntó Rarity.

Sunset asintió.

― Es solo que tengo un pésimo presentimiento…

Miko y Five lograron rastrear la señal hasta una gran estatua de un caballo en la entrada. Justo dentro del pedestal.

Sunset hizo un nuevo facepalm.

― ¡Lo suponía!


Y la historia continúa, imagino que más de alguno adivinó que esto era lo que se venía. Al final me estoy divirtiendo mucho con esta historia espero les haya gustado el cap y les guste lo que viene. En fin,

Chao, nos leemos!