Little witch academia, es propiedad de Trigger y sus respectivos creadores.
El siguiente fanfic esta escrito sin fines lucrativos.
Los campeones le dicen NO al bullying.
Catarsis.
-Mary, vigila que nadie venga…–ordenó Jasminka, con una mirada breve a la peli azul antes de concentrarse nuevamente en la joven que tenía enfrente.
-Entendido, jefa –respondió Mary servicialmente.
La situación no dio tiempo a que hubiera silencios incomodos, en cambio Jasminka arrastro el banquillo junto con sus amigas al lugar de Croix para quedar lo más cerca frente a frente.
-Se que no quieres hablar, pulguita, pero si no hablas no vamos a poder ayudarte ¿entiendes?
La voz de Jasminka era lo suficiente seria y directa como nunca antes la habían escuchado sus camaradas, y aún con eso Croix continuaba ingiriendo lentamente y en silencio sus alimentos, sin molestarse en dirigir la mirada al trio de cocineras que tenía enfrente.
Jasminka no se vio frustrada por esa respuesta no verbal, sabía que fuera cual fuera la situación que había vivido la joven era normal que no quisiera hablar. En cambio, fue más allá para indagar en lo que había pasado; llevo lentamente su mano derecha a la mejilla izquierda de Croix para tratar de acariciarla y reconfortarla, pero eso no sucedió… antes de que Jasminka pudiera tocarla la italiana se apartó violentamente haciendo todo su cuerpo hacía atrás y arrastrando junto con ella el banquillo en el que estaba sentada, como si aquella acción le provocara asco y miedo.
-No… –respondió Croix casi en un suspiro, que sin embargo sonó fuerte y cargado de miedo. Miedo que se propago rápido entre las cocineras.
-Puta madre… –expresó soezmente Avery antes de llevar la mano izquierda a su boca y levantarse de su asiento, captando con esa acción la atención de las demás cocineras; un tono que reflejaba frustración y enojo, pero no con Croix.
-No… no me jodas… –esta vez fue Blair quien hablo con el mismo tono de frustración, haciendo segunda al comentario de Avery.
-Sabes que esto no está bien Jas… tenemos que reportar esto… –dijo Mary con tristeza en su voz.
- ¡Y una mierda si alguna de ustedes dice algo! ¡Que las cago a palos a todas!
Un ambiente de frustración se hizo presente en la cocina al escuchar la amenaza de la jefa de cocineras; nadie retomo la palabra por varios segundos lo que dio entrada a un silencio incomodo.
Las tres auxiliares ahí presentes no necesitaban tener tanta experiencia en la vida como Jasminka para comprender el significado del lenguaje verbal y no verbal expresado por la joven Meridies en ese simple acto, un acto cargado de miedo, asco y rechazo; un acto que gritaba y apuntaba a ser el inequívoco signo de un abuso sexual. Pensar en esa horrida posibilidad hizo que las cocineras entraran en estado de alerta y frustración ¿cómo podía haber sucedido algo así en una institución tan prestigiosa como Luna Nova?
La amenaza de Jasminka era para pensársela dos veces, no solo eso, las cocineras conocían a la perfección a su jefa y sabían que en la mayoría –si no es que en todas– las ocasiones en las que la rusa ordenaba algo era porque la situación estaba bajo control o la tendría bajo control en menos de un parpadeo. Era simple: con Jasminka no había tiempo ni espacio para sentirse frustrada. Por supuesto que le tenían confianza a su jefa, sin embargo, jamás habían enfrentado una situación como esa, y era por eso que la posibilidad de desobedecer las instrucciones de su jefa para ir directamente a la dirección o a la consejería estudiantil empezaban a calar fuertemente en el trío de ayudantes.
Sin embargo, no todo estaba dicho en esa frágil situación y Jasminka, como de costumbre, hizo gala de sus años de experiencia en la vida para sacar adelante la situación que tenían en las entrañas de la cocina, haciendo en el proceso que las ayudantes se avergonzaran por pensar en quebrantar las ordenes de su jefa.
La jefa de cocineras había atendido a varias personas con reacciones similares dentro y fuera del campo de batalla como para saber que no solo podía tratarse de un terrible caso de abuso sexual.
Necesitaba indagar más antes de sacar una conclusión.
» Es culpa de esa hija de perra ¿verdad? ¿Chariot? ¿la niña creída?
Croix, que aún mantenía su posición alejada de las cocineras atino apenas a agachar su mirada al escuchar el nombre de la francesa, dispuesta a emprender su llanto.
Jasminka al ver la respuesta de Croix supo que había acertado en su suposición, pero quería saber más.
» Relájate. Estás en un lugar seguro –dijo lenta y reconfortantemente mientras observaba a las pinches a sus lados para pedirles con gestos de la mano que se retiraran gradualmente y se incorporaran a la barra de la cafetería donde ya estaba Mary esperando– aquí nadie te va a hacer daño, tú me conoces y yo te conozco ¿cierto?
Un pequeño sollozo salió de la nariz de Croix como si afirmara la pregunta de Jasminka.
» Sabes que yo nunca te haría daño, pequeña. Este ahora es tu lugar seguro…
Las palabras de Jasminka, suaves, pero concisas hicieron mella en la mente desmoralizada Croix que comprendió rápido que ese lugar, en efecto, era seguro, y que ninguna de las ahí presentes le haría daño.
Y ahí, con la confianza que empezaba a sentir dejo caer su charola con el almuerzo a medio comer para ponerse en posición fetal y comenzar a llorar otra vez.
Jasminka solo se limitó a verla, al igual que sus compañeras que veían con el corazón roto desde su posición a la italiana llorar y sollozar.
Antes de que Jasminka se levantara a buscar una servilleta para que Croix limpiara sus lágrimas esta última hablo entrecortada y con la voz rota, sorprendiendo a las cocineras.
-Ya no puedo más con esto…
La sensación de tristeza entró y cambió abruptamente el sentimiento de miedo que anteriormente había imperado en la cocina.
Jasminka decidió por no indagar más en lo que estaba pasando, la situación no lo permitiría, y tocar fibras intimas tan pronto podría terminar siendo contraproducente para el estado mental en el que se encontraba la italiana.
Aunque no lo parecía la intervención de emergencia había salido bien, Croix ahora estaba haciendo una catarsis emocional al dejar salir toda aquella angustia de su cuerpo en forma de lágrimas en un lugar seguro, así que la jefa de cocineras se aventuró a dejarle un consejo a la italiana.
-Escucha, cariño, segura que la situación no debe de ser la mejor y que lo estás pasando mal, pero si no le respondes de la misma forma a esa chica nunca te va a dejar en paz. Tu eres mejor que ella, tienes el cerebro y las cualidades para hacerlo ¿entiendes? Si te golpea regrésale el golpe cuando menos se lo espere, pero no te doblegues ante ella, analiza su situación y actúa con inteligencia, no por impulsividad. Y si necesitas algo aquí estamos nosotras para ayudarte. Aún estás a tiempo de detenerla, si no lo haces ahora después va a ser más difícil o va ser imposible, y esto, lo de tu cabello después va a ser nada comparado con lo que va a estar haciéndote. Por eso te digo, detenla ahora que puedes, voltea las cosas a tu favor, cariño.
No hubo razón para que la rusa buscara el rostro de sus amigas, sabía que todas habían asentido a esto último. Fue todo lo que pudo decirle, "no les des el pescado, enséñales a pescar" pensó para sí misma Jasminka mientras se levantaba del banco para incorporarse a sus amigas.
» Quédate aquí hasta que te sientas mejor, pulguita; y siéntete libre de marcharte cuando gustes. Nosotras estaremos aquí para protegerte.
La voz de la señora Jasminka fue difuminándose cuando se apartó de aquel lugar.
» Vale chicas, nos vamos a limpiar las mesas por el momento, que hoy nos vamos algo tarde.
Seguramente la rusa dijo otras tantas cosas más, tal vez les profirió toda clase de improperios a sus compañeras de trabajo como era su costumbre, pero ya no pudo escuchar eso; se volcó en sus pensamientos mientras en su mente resonaba lo que la señora Jasminka le había dicho; no era la primera persona que le había advertido que hiciera algo respecto a su situación… Lotte también lo había hecho. Entonces recordó lo que Jasminka y Mary habían dicho sobre su amiga, también recordó con más claridad su promesa de comer con ella después de clases… tal vez para esas horas la finlandesa se habría cansado ya de buscarla, de ser así lo más probable era que Lotte ya estuviera en su habitación esperándola y para su mala fortuna sabía cuál sería su reacción cuando la viera. Esta vez no habría forma de librarse de contarle su trágica situación…
Eran tantas sus preocupaciones que no se había dado cuenta de la mejora que estaba presentando en cuanto a su estado anímico; si bien aún estaba baja de ánimos, su mente ya había dejado de estar en blanco o dispersa; ahora ya podía volver a poner su mente en otras cosas.
Decidió no prolongar más todo, aparte tampoco quería preocupar a Lotte por llegar a otra hora que no acostumbraba.
Se levanto del banquillo y observo por primera vez a detalle las entrañas de la cocina, aunque no presto atención a ese lugar tan poco familiar para ella, en cambio salió de esa parte para dirigirse a la barra de la cafetería donde estaban la señora Jasminka y sus amigas recargadas, como si hubieran estado esperándola a que saliera y sin embargo ninguna se veía con porte amenazador, no, todas voltearon a verla con una mezcla de sorpresa y gentileza.
-Adelante, pulguita. Ve a descansar, cariño –dijo la señora Jasminka cediéndole el paso.
-Gracias…
-Cuídate mucho –continuó Mary con un inequívoco tono de gentileza en su voz.
-Y ve con cuidado –advirtió Avery.
-Ya sabes dónde estamos por si nos necesitas –finalizó Blair regalándole una cálida sonrisa que la hizo verse aún más tierna de lo que era.
Un sentimiento de vergüenza se apoderó de Croix al escuchar todas esas frases de ánimo hacía ella; era la primera vez que tantas personas que preocupaban por ella, pero también se sentía aliviada al escucharlas, corroborando con ello lo que la señora Jasminka le había dicho: aquel era un lugar seguro, de hecho, ya era su lugar seguro… tal vez solo le haría falta que Lotte estuviera ahí para que fuera el lugar perfecto…
-Oye, pulguita.
Croix volteo hacía atrás antes de salir por la pequeña puerta de la cocina para ver a la rusa.
» recuerda detener a esa hija de perra.
Asintió dubitativa. No se sentía capaz de hacerlo, pero tal vez podría afrontar las cosas de otra forma, adaptándose a todo aquello… quizá.
Y finalmente emprendió el corto camino a su dormitorio.
Muchas gracias por terminar de leer este capítulo, espero que haya sido de su agrado.
Como ya habrán leído en este capítulo (y en el anterior) empezamos a ver el protagonismo de un grupo totalmente distinto al de nuestras antagonistas: el grupo de cocineras. Desde hace mucho quería darle un poco más de importancia al equipo lila de Avery, Blair y Mary y en ellas vi la oportunidad de darle un pilar extra de apoyo a nuestra ya mermada Croix, así que vayamos acostumbrándonos a este singular grupo de chicas que las veremos un poco más, eso si sin tanta profundidad como me hubiera gustado hacerlas.
En fin, esto es todo por el momento; muchas gracias y nos vemos el próximo jueves.
