Little witch academia, es propiedad de Trigger y sus respectivos creadores.
El siguiente fanfic esta escrito sin fines lucrativos.
Los campeones le dicen NO al bullying.
Deplorable
La incredulidad de Croix se extinguió rápidamente para dar paso a un fuerte sentimiento de rabia al ver a la pelinegra, sentimiento que no dudo en hacer notar y que la cegó de cualquier consecuencia que sabía podía recibir después por parte del trío de acosadoras.
- ¿Enfffferhmerha Finnelannnn?
La voz balbuceante de Barbara y la imagen en general de la británica le cambió el ánimo de rabia que sentía creciendo desde su pecho. La pelinegra había entrado a la enfermería, pero ni siquiera había reparado en ver a Croix; la italiana tuvo que cambiar su posición para sentarse de lado en la silla y ver bien a la británica; un pequeño hilillo de saliva salía de su boca y su mirada estaba totalmente perdida por no obviar la forma en la que su cabeza estaba –o no estaba– erguida, era como si su cerebro pesara más de lo normal obligando a su cuello a vencerse y hacerla caminar con la cabeza ladeada. Aquella no se parecía en nada a la chica tierna, vanidosa y petulante que aparentaba ser en las horas de clases, y mucho menos se parecía a la puta pervertida, acosadora y violadora que había mostrado ser apenas una hora atrás en la habitación de Lotte y Croix, era algo totalmente diferente, algo que ni siquiera podía reconocerse.
-Es… ¿ella?… –preguntó Croix casi para sí misma.
Croix veía aún incrédula a la británica que seguía cerca de la puerta sin poder moverse; Barbara no tardo en acomodarse sobre la pared y recargarse ahí como si supiera que en cualquier momento podía caer al piso.
¿Acaso Barbara estaba alcoholizada? No, no era eso, para el estado en el que se encontraba debía de haberse tomado una botella y media de cualquier alcohol dejando su cuerpo con un evidente olor a licor, pero su cuerpo no despedía ningún olor diferente a su perfume…
-Hannaaaaaaaaah
La joven británica clamo el nombre de la consejera siendo la única persona ahí a quien había reconocido y le sonrió de una forma tan horrible que llamo la atención de las otras dos mujeres en aquella oficina.
Los sentimientos de Croix eran ya bastante confusos, no sabía si sentir horror por el estado en el que la pelinegra se encontraba o si sentir rabia por lo que la aludida había hecho con su amiga. Tuvo que volver a ver el rostro desaliñado de Barbara para decantarse por un sentir especifico; no tenía tiempo para sentirse horrorizada o con compasión. Entonces, sin decir más sobre su denuncia exploto.
- ¡Ella, ella entro a nuestra habitación y violó a Lotte, esta hija de puta abuso de mi amiga, debe de detenerla aquí mismo!
Barbara apenas si frunció el ceño al escuchar aquello, pero parecía no estar molesta por la denuncia que estaban haciendo, más lo estaba por el tono tan alto en que le estaban reclamando.
- ¿Es cierto eso, Barbara?
Pregunto con aires de incredulidad la consejera.
- ¿Quéeeeeeee esssss cierthoooooo? No entiennnnndo, nooo-o gritteeeen…
- ¿Es cierto que entraste al cuarto de Croix y abusaste de la señorita Janson? –preguntó con una evidente molestia la consejera.
-Nnnnnno, Hannnnah, yo nnnno hisheeeeee nnnada…
- ¡No mientas, cabrona! Tú, Chariot y Atsuko entraron a nuestra habitación y luego casi violas a Lotte.
- ¡Momento! ¿la violo o casi la violo?
- ¡Es lo mismo!
-No, no es lo mismo señorita Meridies, hace un momento dijiste que la había violado y ahora dices que casi la viola.
- ¡La estaba tomando por la fuerza a pesar de que le pidió que lo dejará de hacer!
-No puedo categorizar eso como una violación…
Barbara que hasta ese momento se había encontrado recargada sobre la pared en silencio y con la mirada perdida en el piso volvió a moverse erráticamente, esta vez en dirección hacia el escritorio, más específicamente en ruta a dónde se encontraba Hannah y antes de llegar se detuvo para vomitar en el piso, acto que detuvo la discusión verbal entre la alumna y la consejera.
- ¡¿Qué mierda?! –espetó Croix sorprendida por la escena.
- ¿Barbara? –preguntó la consejera cambiando su semblante a uno de preocupación.
-Nnnnnno hissssssse nnnada… Hannnnnnnah…
- ¡Confiesa de una puta vez!
Barbara no se inmuto en el reclamo de Croix, así como tampoco lo hizo al pisar su propio vomito.
Croix ya harta de la situación se levantó de su lugar para tomar a Barbara de los hombros y sacudirla, exigiéndole que confesara ahí mismo el siniestro que había cometido.
» ¡Dile lo que le hiciste a Lotte, dile todas las cosas sucias que le estabas diciendo mientras la tocabas, dile como metiste tus dedos en su vagina, maldita perra!
- ¡Ya basta, señorita Meridies!
-Pero…
- ¡¿Qué no ves el estado en el que se encuentra la señorita Parker?! –pregunto la consejera levantándose apresuradamente de su lugar para separar a Croix de Barbara.
- ¿Es qué no me cree?
-No puedo levantar una denuncia hasta que la víctima haga la denuncia.
-Entonces acompáñeme, vamos con Lotte para que pueda ver en qué estado se encuentra, para que ella le confiese lo que esta hija de perra le hizo.
La consejera, que ya tenía suficiente con la situación separó con fuerza a Croix mientras ponía a Barbara detrás de ella, como si la estuviera protegiendo.
Una acción sospechosa que fue suficiente para que Croix se diera cuenta de que algo no estaba bien.
-A falta de la presencia de la enfermera Finnelan yo tengo que ocuparme de brindar atención en la enfermería. Y en este caso, el estado de la señorita Parker me obliga a atenderla a ella primordialmente.
- ¡Lotte está más grave!
-Entonces tráigala aquí.
- ¡¿Cómo puede decir es…?!
-En caso contrario hasta mañana la estaremos atendiendo para levantar su denuncia y para darle seguimiento a su estado de salud… si es que su denuncia es verídica.
-Hannnnnnnnnah… vennnnnn thhhhrajjjjje loooo q-q-que tttttttte gusssssssta…
Los ojos de Hannah se abrieron al escuchar las palabras de Barbara y antes de que algo más sucediera su semblante volvió a la normalidad para dirigirse a Croix con un evidente nerviosismo en su voz.
-N-no hay nada más de que hablar aquí, retírese por favor señorita Meridies.
Croix, que para entonces ya había caído en cuenta de que algo no iba bien con la consejera aumento más su sospecha al escuchar la voz ofuscada de Barbara aludiendo a Hannah y al evidente comportamiento nervioso de la consejera.
Claro, era evidente que Barbara estaba en un estado de mierda, irreconocible si le preguntaban y sin duda era prioritaria la atención a cualquier persona que llegara a presentarse en esas condiciones ¿pero acaso no era igual de importante una denuncia de presunta violación? Más importante ¿a dónde carajo se había metido la enfermera Finnelan? No se quedaría con los brazos cruzados, indagaría hasta encontrar a verdad, pero lo más importante en ese momento era la salud de su amiga.
Hizo caso a las palabras de la consejera y se dispuso a retirarse.
-Volveré aquí con ella, espérenos, consejera.
-Aquí las esperaré, señorita Meridies –respondió Hannah tratando de sonar lo más imparcial posible.
-Y tu date por hundida, pedazo de mierda –dijo Croix sin vistas de miedo en su voz mientras apuntaba a Barbara.
Barbara estaba en otro mundo como para responderle a Croix en vez de eso volvió a vomitar sobre el piso, esta vez en una menor cantidad.
-Nn-n-nnno mmme sssssiennnto bi-ennnn Hannnnnnnah…
Fue lo último que escucho antes de salir molesta, cerrando con fuerza la puerta de la enfermería en ruta de regreso a su habitación.
Croix que hasta ese momento nunca había tenido contacto o cercanía con el mundo de las drogas más que en propaganda aburrida de prevención no pudo identificar que la condición de Barbara no era otra más que la de un drogadicto con sobredosis y con una etiqueta de urgencia médica en su frente. Una condición que Hannah no podía dejar pasar por nada en el mundo, no era solo la responsabilidad y miedo de que una alumna de Luna Nova pasará a mejor vida, ni el problema en el que podría meterse la institución después de un peritaje en el que el resultado sería sobredosis de drogas, tampoco lo era el quedarse sin su distribuidora personal de drogas –aunque esa era una de las razones más importantes en ese momento para la consejera– era más bien el fuerte cariño y atracción física que sentía por la joven estudiante británica lo que la llamaba a salvarle la vida y atenderla lo más pronto posible; eso sí, no podía hacerse de la vista gorda y tampoco había tomado bien la noticia de que su gatita distribuidora había abusado sexualmente de una chica, una noticia que le había roto el corazón, pues estaba segura que Barbara solo tenía ojos para ella y para nadie más ¿acaso ya no era suficiente para la joven pelinegra? ¿se había aburrido ya de ella? ¿no había cumplido siempre todo lo que Barbara deseaba? El hacerse esas preguntas llevo a Hannah a las lágrimas; el reporte de abuso sexual había caído como un balde de agua fría, pero no pensaba doblegarse por algo así, su molestia sería evidente, le salvaría la vida a la británica, pero no permitiría que Barbara volviera a verle la cara de estúpida, mucho menos dejaría que solo jugara con ella y si era necesario buscaría a alguien más que le facilitara las drogas de las que ya era adicta fuera de la escuela.
Bueno ¿qué más puedo decir? como hemos visto en los capítulos anteriores esto parece ya una montaña rusa cargada de altibajos para nuestra joven protagonista Croix.
Evidentemente en algún momento tenía que tocar la historia de los efectos colaterales de los negocios de nuestra princesa corrupta Barbara, y que mejor forma de hacerlo que de esta forma y no es para menos, pues esto puede que tenga repercusiones en nuestros capítulos siguientes.
Y bueno, esto es todo por el momento, espero que les haya gustado.
Nos vemos el próximo jueves.
