Anthony madrugó al día siguiente para asistir al servicio Dominical (se le podría decir así, pues era su costumbre levantarse a las 10 de la mañana), aunque trabajaba de productor musical en el famoso canal cristiano, su vida no era consagrada a Dios, la verdad es que él no podía inspirarse en crear Alabanzas Cristo céntricas ya que no practicaba esos principios y valores, su empleo era secular para él, solo una manera de obtener ingresos para poder satisfacer sus necesidades según el nivel de vida al que estaba habituado. Le gustaba ser independiente, para que su familia no le pusiera limitaciones. A los ojos de su madre era un hijo ejemplar, los suyos nunca se enteraron de sus experiencias con las drogas y el libertinaje sexual del que era preso.
Al contemplar cuando Candy dirigía con seguridad y elocuencia los puntos del programa Dominical, la admiró, en sus ojos se reflejaba una mujer hermosa e inteligente, se reprochó así mismo que en el pasado la tratara como una chiquilla boba, quien le diría que aquella joven a la que menospreció y veía insignificante, se convertiría en lo que estaba codiciando en ese preciso momento, se le cruzaron por la mente pensamientos sucios con ella, se propuso conquistarla- Donde hubo fuego cenizas- recordó aquel dicho popular.
Parecía que todo estaba a su favor pues el pianista oficial de la congregación se enfermó y no hubo quien ejecutase los himnos, él sin dudar se ofreció, si los miembros de la Iglesia estuvieran enterados de la vida desordenada que llevaba no lo permitirían, pero pensaban que era aquel chico de conducta intachable que solo fue a superarse; para ellos era como sus hermanos que lo único que pudieron reprocharles y señalarles fue la complicidad con su tío William cuando Candy tuvo aquel terrible accidente.
Al finalizar el culto, Anthony se acercó a Candy y a sus padres con el objetivo de quedar bien con ellos.
-Señor Braulio me da gusto saludarle, Señora White, usted más que la mamá de Candy parece su hermana mayor.
-Gracias Anthony, eres muy amable- contestó María sonrojada.
-Quisiera que le dieran permiso para almorzar conmigo, siguen los festejos por mi llegada, mi familia ha organizado un banquete.
Braulio respondió: Es a Candy a quien le debes preguntar si le gustaría ir, es mayor de edad y puede tomar sus propias decisiones- En su interior el padre de Candy sabía que se negaría por las fricciones que tuvo en el pasado con Elroy Andrew, no podía explicarlo, pero ese joven no le parecía el idóneo para su hija.
-Mi mamá preparó mi platillo favorito con mucho esmero y dedicación por lo tanto no puedo ir.
Anthony se dio cuenta que no sería una conquista fácil, no claudicaría en su cometido.
-Comprendo, entonces podríamos vernos después de almorzar, tenemos disponibles los veleros para un paseo por el mar.
Candy revivió los recuerdos de aquel pequeño viaje que tuvo con sus amigos y su amado Albert, por un momento le entró la melancolía y se le cerró la garganta.
-Ve hija, se pasará rápido el verano y no lo disfrutaste- la animó su madre.
Braulio hizo una mueca por la actitud de su esposa, lo que él logró al dejar que Candy se negara, María lo arruinó por completo alentando a Candy para saliera con Anthony.
-Pregúntale a tus hermanos si irán con nosotros, si me confirman que si, accederé.
Anthony se sintió un poco decepcionado ya había trazado su plan de conquista, no quería tener testigos alrededor, pero si no había otra forma de lograr la atención de Candy, invitaría a sus hermanos.
-Les diré que te hablen ellos mismos para que estés segura de que irán.
-Te lo agradezco- respondió Candy, quien la noche anterior buscó el significado de la palabra orgía y por supuesto que ya tenía decidido a no hacerle caso, serían vanos los intentos a menos que…
Mientras tanto, George hablaba por teléfono con Albert.
-Si, los negocios van bien, tus sobrinos han resultado ser buenos discípulos al igual que tú, ya saben todo el manejo de los hoteles.
- ¿Has visto a Candy? - Preguntó Albert sin esconder su interés por ella, podía confiar ciegamente en George.
-Sigue estudiando para obtener la beca e irse al extranjero, pero quizás cambien sus planes de superación pues un amor del pasado ha regresado.
- ¿A que te refieres?
-A la presencia del joven Anthony, quien ha quedado deslumbrado por el encanto de la señorita Candy.
- ¿No estás exagerando?
-No suelo hacer eso, lo sabe bien.
-Entonces adelantaré mi regreso, ya ha sido mucho el tiempo que pasé en el exilio.
-Será grato estar bajo su mando.
Hola chicas les agradezco que sigan la lectura de este fic, alguien me comentó que he bajado la calidad de mis escritos y que mejor me ponga en pausa hasta que pasen mis problemas, pero esos nunca acaban, son parte de la vida mientras militemos en ella, lo que deseo es terminar las historias, me puse ese objetivo, este año he terminado 3 y antes de que salga el mismo quiero finalizar otra. Ya no haré fics largos.
Mary tengo presente tu pedido, lo subiré entre el sábado y domingo primero Dios.
