—Señora Rosemary, no creo que a mi esposo le agrade la idea de que Candy siga frecuentando a su hijo —contestó María.
—Entonces permítame hablar con su marido, para pedirle permiso, Anthony tiene una crisis emocional, me ha dicho que quiere suicidarse, necesita pedirle perdón a Candy por lo que sucedió —suplicó Rosemary.
—Mi esposo está en su oficina, vendrá hasta la noche.
Candy escuchó la petición de Rosemary, sabía que no era de su agrado, por lo que no se puso al alcance de su vista sino dejó que su mamá la despidiera.
En esa misma tarde Candy recibió una llamada, era una de sus compañeras informándole que ya le habían notificado la aprobación de su solicitud de beca, Candy se extrañó de que a ella no le mandaran nada, por lo que decidió ir a la universidad al siguiente día.
Rosemary no se quedó tranquila, fue a ver a Braulio a su oficina, tenía que complacer a Anthony, aunque no estimara a Candy.
—Señora Rosemary, buenas tardes, ¿Cómo puedo ayudarle? —preguntó Braulio.
—Braulio, son dos los motivos por los que vine a verle, el primero es que retire la demanda en contra de Anthony, y el segundo, que le pida a Candy que le visite, él desea verla para disculparse con ella.
—Su hijo necesita ayuda especializada para salir de las adicciones, es conveniente que, el juez de la orden para que lleve rehabilitación, Anthony debe sentirse obligado, estoy seguro de que por su propia voluntad no querrá ir, siento decirle, que en eso no puedo ser flexible, es mejor actuar a tiempo antes de que ocurra una tragedia.
Rosemary se mordió la lengua para no decirle que eso no era de su incumbencia, pero requería de humildad para lograr alguna de las dos cosas.
—Entonces dele permiso a Candy, sugiérale que le haga una visita, verá, él la estima mucho y necesita estar rodeado de las personas que considera importantes en su vida.
—¿Cómo puede pedirme algo como eso? Si lo que deseo es que Candy esté alejada lo más que pueda de él —confesó Braulio.
Rosemary al ver que no logró nada, evocó cuando les ayudaron.
—Cuándo se enfermó su esposa, los Andrew les apoyamos, hasta Candy se quedó algunos días en la casa de mi tía mientras María se recuperaba, también les ayudamos con la fiesta de sus dulce XVI…
—Me acuerdo bien de eso, pensará usted que soy desagradecido, pero prefiero que me cobre cada dólar, a que mi hija vuelva a ver a ese muchacho.
El rostro de Rosemary se endureció, el labio le tembló de la impotencia, lo único que se le ocurrió decirle y sería con lo último que intentaría hacerlo cambiar de parecer—: entonces apelo a su conciencia, a que lo haga por amor a su prójimo, usted como anciano de Iglesia debe apacentar la grey de Dios, está obligado a dar testimonio de su buena voluntad, mi hijo es una oveja descarriada que necesita que vayan en su rescate. No olvide la parábola del buen samaritano.
Braulio bajó la guardia, los reproches no lo hicieron inmutarse, pero cuando le habló de Dios tuvo que acceder.
—Está bien, le diré a Candy que lo visite, pero solo serán 10 minutos.
Rosemary respiró aliviada— se lo agradezco, la esperamos mañana temprano en el hospital, no es necesario que vaya desayunada, después de la visita le puedo invitar a comer.
Braulio se vio tentado de decirle que ya no quería más favores, no fuera echárselos en cara en él futuro, pero se abstuvo de ofenderla.
—No se preocupe señora Rosemary, llevaré a Candy como a las 10 am.
Esa noche durante la cena, Braulio le contó a su familia lo que habló con Rosemary; Candy no sentía desprecio por Anthony, al contrario, sentía compasión, pero no quería involucrarse más con los Andrew, sería cuidadosa de sus palabras para no comprometerse con él.
Desde muy temprano, Candy fue a la universidad, sintió que le echaron un balde de agua fría cuando le informaron de mala gana, que si no recibió correspondencia donde le indicaban que aceptaron su solicitud de beca, quería decir que fue denegada. Se sintió deprimida, volvió al coche con sus padres, al ver su rostro a la distancia, supieron que no lo logró. Candy negó con la cabeza y se subió al auto.
—Hija, no te debes sentir mal, recuerda que Dios siempre quiere lo mejor para nosotros, a los que aman a Dios todas las cosas les ayudan a bien. —la consoló María.
—Lo sé, deberé esforzarme más, además no es necesario que cruce el océano para estudiar una especialidad.
Braulio no intervino, se sentía decepcionado, él estaba más ilusionado que la propia Candy con esa beca.
Llegaron al hospital, Albert estaba presente para informarse el día que le darían de alta a su sobrino. Candy estuvo en su campo visual, al verse, a ambos se le aceleró el corazón, se miraron con anhelo.
Rosemary interrumpió aquel cruce de miradas, caminó hacia Candy y le dio un beso en la mejilla.
—Te agradezco que hayas venido, ven conmigo, Anthony te espera ansioso, cuando le dije que vendrías a verlo se puso contento.
Rosemary la agarró de la mano, y la guio a la habitación de su hijo.
Albert se acercó a los padres de Candy, les estrechó la mano.
—Buenos días señores White, Rosemary me comentó que no van a retirar la demanda, les concedo la razón, yo también estoy de acuerdo de que Anthony asuma las consecuencias de sus actos.
María le sonrió, pero Braulio se mostró inexpresivo.
—Si hay algo que no les agrada, díganme, haré todo lo posible para que se sientan a gusto. —les ofreció Albert con amabilidad.
Braulio sin decir nada se sentó, María justificó a su esposo delante de Albert—: Disculpe a mi esposo, es que nos acabamos de enterar que a Candy no le concedieron una beca que solicitó para estudiar en el extranjero.
Albert se sorprendió al escuchar eso, estaba seguro que Candy la obtendría sin ningún problema, se propuso acudir a la universidad para averiguar lo que pasó.
Hola chicas, les dejo esta actualización, mañana la edito, ahí me avisan si ven errores de dedo que hayan pasado desapercibidos por mi.
Les recuerdo, que finalicé el fic de yo loco loco y ella loquita.
Carolina cumplí con la dinámica. Aunque una semana después.
Saludos a todas chicas, recuerden que sus comentarios son los que nos motivan a seguir escribiendo. Bendiciones.
