Anthony estaba gritándole a una enfermera, porque según que no le acomodó bien las almohadas, escuchó que abrieron la puerta, iba a protestar, pero vio entrar a Candy y se tranquilizó, Rosemary pasó atrás de ella y lo miró esperanzada de obtener su aprobación.

—Mira a quien te traje —dijo Rosemary sonriéndole como si hubiese hecho una proeza.

—Gracias por venir a verme y gracias a ti mamá por traerla, ahora pueden dejarme solo con ella por favor —les pidió Anthony, la enfermera y Rosemary salieron de la habitación.

Candy se mantuvo en el marco de la puerta, no sabía cómo proceder.

—No te quedes ahí Candy, ven a saludarme, necesitaba verte, pedirte perdón por lo ocurrido.

—No te preocupes por eso, estoy bien, ahora el que necesita recuperarse eres tú, perdón que te diga esto, pero creo que sería bueno que entres a una clínica de rehabilitación.

«No te hice venir para que me des sermones, bueno de alguna manera trataré de sacar provecho de esto» pensó Anthony— solo podría hacerlo si cuento con tu apoyo, ¡soy tan débil! Acércate y dame un beso en la mejilla para que sepa que todo está bien entre nosotros.

Candy negó con la cabeza, no quería involucrarse demasiado, pensaba en su fracaso de no obtener la beca.

—La enfermera no me acomodó bien las almohadas, ¿podrías auxiliarme?

Candy se vio obligada a acercarse, Anthony se hizo hacia adelante.

—Dime ¿está bien así? —le preguntó Candy

—Si —le dijo tomándole la mano, la jaló hacia él, tiró tan fuerte que ella casi le cayó encima— dame un beso en la mejilla.

—Creo que no es correcto.

—Si ya una vez nos besamos apasionadamente, que más da un beso en la mejilla o en la frente.

—Eso fue antes del incidente, he podido reflexionar y actué mal, por querer desquitarme con tu tío acepté tus atenciones pero la verdad es…

—Es mejor que cambiemos de tema, le dije a mis hermanos que me traigan el teclado, recuerda que tenemos el compromiso de cantar en…

—Supe que al salir de aquí tendrás que enfrentar algunos problemas legales.

—Eso podrías evitarlo, tú pues fuiste la afectada.

—Mi papá fue el que levantó la demanda.

—Podrías hacer que desista. Sigo esperando mi beso.

Candy se acercó a él, en ese momento entró Albert, Anthony se molestó por la interrupción.

—Tío que maleducado eres, debiste llamar primero, ¿qué tal y nos sorprendes a Candy y a mi en una situación embarazosa?

—Esto es un hospital, sé que Candy es una muchacha decente, ella no haría nada indebido —contestó Albert mirándola a los ojos, Candy sintió que una corriente de energía recorrió todo su cuerpo.

—Vinieron tus hermanos con tu teclado, pero al parecer no permitirán que hagas ruido.

—Yo no hago ruido tío, lo mío es arte.

—Candy al parecer llegó la hora de que aseen a Anthony.

—Que lo hagan después, ahora estoy ocupado.

—El hospital tiene sus horarios Anthony, no se pueden dar el lujo de retrasarse por un paciente caprichoso.

—Bueno, es hora de irme —se quiso despedir Candy.

—No te vayas, espera a que terminen de bañarme para que entres de nuevo.

—Solo pase a saludarte Anthony, y a decirte que estamos en paz.

Candy caminó hacia la puerta, al pasar junto a Albert este le dijo—: Espérame en el pasillo.

Candy asintió, Anthony no escuchó lo que le dijo y se inquietó. Entró una enfermera con su ayudante, Albert salió, Candy estaba nerviosa esperándolo.

Él le extendió la mano y ella puso la suya encima.

—Salgamos por la puerta de atrás —le propuso Albert, ella estaba hipnotizada por sus ojos azules, lo siguió sin resistirse. Caminaron rápido hacia la salida, los padres de Candy y los Andrews no se dieron cuenta de su ausencia.

—Supe por tus padres que no fuiste seleccionada para la beca.

Era el tema menos esperado para Candy, ella pensó que le hablaría de amor.

«¿Quién piensa en eso? En estos momentos lo único que deseo es que me bese» pensó Candy. —eso no es de tu incumbencia —respondió con aspereza.

—Si me atañe porque soy uno de los patrocinadores, dejé en claro que debían dártela. Después de la conversación con tu mamá hablé a la universidad para pedir explicaciones y me dijeron que no presentaste los documentos.

—Eso es lo menos importante ahora, Anthony me ha pedido que lo apoye para que entre en la clínica de rehabilitación.

—¿Y lo harás? ¿Después de lo que te hizo? —preguntó Albert con evidente exasperación.

—Es mi amigo…

—¿Solo eso? El alardea de que te convencerá que vivan juntos.

Se miraron, aunque el entorno era inadecuado, sintieron la necesidad de abrazarse, el sin decir nada se acercó, ella no lo esquivó sino se apoyó en su pecho, los dos se estremecieron por el contacto, el se inclinó buscando su boca, ella sintió su aliento y aroma varonil, le arañó el pecho el experimentó placer, se atrevió a besarla, no le importó que pudieran verlos, lo único que quería era extasiarse de ella.

Saludo a todas mis lectoras, les agradezco por tenerme paciencia, lindo fin de semana.

Carolina Veloso cumplí