Candy no podía odiar a su padre porque sabía que lo que hizo, lo haría cualquier persona con dignidad, tirarle el dinero en la cara a esas mujeres y llevarse lejos a su única hija, ella hubiera podido mentirle al papá que había sido de William para que no la alejara de él, pero tampoco quería que pensara que de verdad era un degenerado, aunque hubo caricias atrevidas no la desvirgó, no obstante Albert ya la consideraba suya pues la vio desnuda y su alma estaba ligada a la de ella desde hacía mucho tiempo.

Braulio regresaba a su lugar de nacimiento, se había enamorado de María durante las vacaciones de verano en Newporth, se puede decir que renunció a todo por ella. Él se contactó con su hermano mayor y le contó la humillación que sufrió con la familia Andrew, el tío de Candy no tenía tantos prejuicios como sus padres, y quería conocer a su sobrina y a su cuñada; a él le quedó la fortuna de su familia y sentía que debía compartirla con su hermano que fue desheredado por el único delito de enamorarse de una mujer humilde.

María y Braulio intercambiaron lugares para que hablara con su hija antes de que aterrizara el avión.

—Pronto llegaremos a Houston, conocerás a tu tío, él me ha ofrecido su apoyo y acepté, ya me cansé de agachar la cabeza, y que traten a mi hija como una puta por no ser millonarios al igual que ellos.

Candy estaba sorprendida de escucharle decir a su padre esa palabrota, comprendía que todavía seguía molesto, él no solía decir groserías.

—Papá, ya te dije que entre Albert y yo no pasó nada...

—Por eso todavía tienes tu dentadura. Tu tío es un poco especial, no se casó por tal razón nos quedaremos de manera provisional en su casa, ha dicho que me dará una propiedad y la pondrá a mi nombre, de igual manera un despacho para que trabaje. Por tus papeles no te preocupes él me comentó que se encargará de que los envíen a la universidad que elijas en Houston para que revalides materias y termines acá tu carrera.

—Papá no quiero iniciar otra discusión, pero toma en cuenta que soy mayor de edad y que estoy enamorada, deseo casarme con Albert, te adelanto que cuando venga a buscarme me iré con él.

—A los hijos desobedientes y rebeldes les va mal, ¡no te casarás hasta que hayas terminado tus estudios!

Candy sabía que le debía obediencia a sus padres, pero en su situación era difícil lo único que deseaba era escapar a los brazos de Albert.

George pudo averiguar que los White tomaron la ruta a Houston, y se lo comunicó a Albert. Se llevaría tiempo en localizar a su amada.

Oliver White esperaba ansioso a su hermano menor, mandó a uno de sus choferes para que lo pasara a buscar al aeropuerto. Candy no dijo nada en todo el trayecto, se quedó boquiabierta al ver la casa donde vivía su tío, no se imaginaba que fuera rico. María sentía que lo que estaban haciendo no era correcto, nunca había visto a su esposo tan enojado.

Cuando estuvieron frente a Oliver este extendió los brazos para que Braulio fuera hacia él.

—Tanto tiempo sin vernos, nuestros padres nunca me permitieron que te hablara, me alegra de que te hayas contactado conmigo— Se quedó mirando a su cuñada y a su sobrina —por eso te fuiste, yo también si hubiese estado en tu lugar hubiese dejado todo y consagrarme a una esposa como la tuya, que tristeza que nuestros padres no conocieran a su nieta, de seguro al verla hubieran quedado hechizados, ¡que bonita está tu hija! tenemos tantas cosas de que charlar, pero lo haremos durante el almuerzo, ahora sigan a Mirna ella les llevará a sus habitaciones.

La habitación de Candy era el triple de tamaño de la tenía en Newporth. Abrió la enorme ventana, se fijó que había vigilantes, pensó que sería difícil escapar de esa propiedad. María pasó por ella para ir al comedor, la intimidaba un poco su cuñado, todavía no se sentía en confianza.

—Pasen y tomen asiento, Candy siéntate a mi izquierda tengo para ti varios folletos para que elijas una universidad, me dijo tu papá que pasaste al cuarto año de la licenciatura en derecho, tendrás que revalidar materias, porque el mapa curricular está más completo en Houston, confío en que podrás regularizarte, ya me informaron donde estudiaste que saldrías con mención honorífica si te gradúas ahí. Si a estas alturas decides estudiar otra carrera te apoyaría tenemos los recursos suficientes para que estudies todos los grados que desees.

—Gracias tío, pero lo que más deseo es terminar mi carrera para poderme casar.

—¿Casarte? Te hace falta conocer el mundo, primero viaja, relaciónate con otras personas para que sepas que elegiste al mejor, casarse es para toda la vida.

—Ya no quiero conocer más personas.

Oliver hizo una mueca, le pareció estúpida su sobrina, Candy tomó los folletos y empezó a leer uno.

Albert estaba esperando que le terminaran de alistar su maleta, para irse en busca de Candy.

Escuchó que sus sobrinos estaban en el salón principal discutiendo con la señora Elroy.

—¡Claro que fuiste con mi mamá! Todos las conocen en Newporth, Ustedes ocasionaron que don Braulio se la llevara —La acusaba Stear.

—Cállate luego hablamos, William está...

—Debí imaginarme que fueron ustedes —dijo Albert apretando los labios del coraje.

Hola chicas, espero que estén bien, acá empieza la tercera ola, pero bueno aquí estamos vivitas y coleando. Bendiciones, espero que todas estén gozando de buena salud, a las que tienen hijos graduados felicidades.