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Disclaimer: Ninguno de los personajes me pertenece. La historia está ubicada después del último episodio del anime / post Jinchu y antes de que Sano y Megumi partan de Tokyo. Una historia centrada en cómo Kenshin logra finalmente vivir en el presente.
Cap 6:
Kaoru retorció sus manos nerviosamente en su falda mientras veía a la doctora sacar las cosas de su botiquín portátil, en una bandeja dejo unas gazas y vendas para después sacar agua del pozo, el dojo estaba iluminado lo que quería decir que Yahiko estaba por ahí.
Arrepentida miró la nueva bokken que le habían entregado en el dojo Maekawa y se sintió una niña de 13 años nuevamente. Había cedido a su carácter de una manera tan imprudente, jamás se había cuestionado lo apropiado de sus reacciones antes, pero después de todo el alboroto que causó en el Akabeko y sus consecuencias, al fin se daba cuenta por qué muchas todos le temían a sus arrebatos.
-deja de auto compadecerte – le habló duramente Megumi -Hiciste bien…
-Megumi…
-si tu no lo hubieses golpeado, lo hubiese hecho yo - declaro la joven tomando su puño izquierdo comenzando a limpiar sus nudillos – al menos la sangre no es tuya afortunadamente
Kaoru miro su puño por primera vez después del incidente y noto que tenia sangre, avergonzada bajo la cabeza mientras Megumi continuaba con su revisión.
-tendrás un hematoma en el metacarpo, ese hombre si que es un duro de cabeza al parecer, te vendare y te dejare los cuidados paliativos a ti…
-muchas gracias Megumi san -murmuró Kaoru tímidamente
-no te preocupes
-no, en serio, muchas gracias por todo, aprecio mucho tu preocupación por mi -sonrió la chica un poco más animada -disfrute este día junto a ti, tal vez deberíamos repetirlo en otra ocasión…
Megumi la miro con una expresión de autosuficiencia mientras terminaba de vendar la mano de la joven kendoka, cuando terminó, guardo las cosas en su botiquín y poniéndose su bata morada sonrió.
- yo también lo pasé bien Kaoru-san… me alegra poder compartir contigo
Las mujeres se miraron por primera vez en mucho tiempo con algo más que rivalidad y sonriendo lentamente comenzaron a reír.
-deberías haber visto la cara de ese tipo cuando le diste en el rostro…sus ojos se desorbitaron por completo -rio Megumi con placer
-no puedo negar que me sentí mucho mejor después de golpearlo- rio Kaoru
-jajajaja me imagino -sonrió la doctora ahora revisando la mejilla que Adam había golpeado- esa bofetada que te dio, solo se podrá disimular con maquillaje lamentablemente…
Megumi miró con lastima la mejilla enrojecida de la chica, pero sacudió la cabeza y dándose la vuelta se encamino en dirección a la cocina para buscar hielo y un paño para ayudar a bajar la hinchazón de la mano de la kendoka pero fue interceptada por un Yahiko molesto.
-¿Asi que desaparecen toda la tarde y cuando regresan ni siquiera se preocupan de saber dónde estoy?
Yahiko apareció delante de ellas con sus manos apoyadas en sus caderas, Megumi lo miro de pies a cabeza al notar que tenia un pequeño bolso en su espalda, mirándolo con suspicacia se cruzó de brazos y lo encaró.
-¿aún molesto porque Kenshin te retó en público?
Kaoru, obviando que Yahiko seguía resentido por su pelea después del entretenimiento, decidió ceder un poco en su orgullo y demostrarle a Yahiko que el hecho de retarlo no significaba que su valor estuviese en cuestión. La chica se volteo rápidamente a sacar su bokken habitual de su saco rosado para acercarse al chico en silencio.
Instintivamente Yahiko se puso en posición de defensa, Kaoru se detuvo al notar la reacción del niño que esperaba ser atacado y la observaba con atención guardando silencio y alerta.
-maa, maa Yahiko, no pasa nada -se acercó estirando sus brazos para presentar su bokken al niño.
Yahiko la miro sin entender deteniendo su mirada unos segundos en la mano vendada de su instructora con curiosidad.
– esta espada me la dio mi papá a los 13 años cuando consideró que estaba lista para enfrentarme a mis propios rivales en caso de una pelea seria… me gustaría mucho poder dártela a ti, a modo de reconocimiento por todos tus avances…
-¿qq-qué? -sorprendido el joven miro la espada de madera y luego el rostro de su instructora intermitentemente -¿lo dices en serio?
-hai, quiero que la tengas, además tengo una sorpresa para ti y creo que es importante que heredes esta espada para que valores tu lugar en este dojo.
Si bien el muchacho no quería demostrar lo emocionado que se sentía por este reconocimiento no tenía ninguna intención ofender a Kaoru y al espíritu de su padre, Yahiko se inclino en señal de respeto y recibió la espada con honor.
Cuando tuvo la espada de madera en sus manos reaccionó con sorpresa al darse cuenta de que era más pesada que su shinai y que el mango era mucho más duro de lo que imaginaba, de pronto sintió orgullo de si mismo. Después de casi un año y medio de entrenamiento, al fin sentía que Kaoru lo comenzaba a tomar en serio. Incluso cuando no le gustara que los entrenamientos se estuvieran volviendo cada vez más pesados, y que Kaoru muchas veces se ensañara con él durante estos, tenia que reconocer que su instructora estaba dándole muy buenas lecciones.
-Arigato Kaoru…
- Esta bien Yahiko, solo recuerda usarla para proteger a los que amas – sonrió Kaoru, justo en ese momento la puerta del dojo se abrió dando paso a Sanosuke seguido de Kenshin.
Un silencio incomodo se apoderó del lugar, Kaoru guardó silencio al ver la mano ensangrentada de Kenshin, Yahiko miro rápidamente del puño de Kenshin, al puño vendado de Kaoru con suspicacia. Megumi se sentó en el engawa mientras Sanosuke se llevo las manos detrás de la cabeza y avanzo hasta donde estaba la doctora mirándola con preocupación y buscando alguna pista de cómo iban las cosas. Kenshin por su parte fijo su atención en la mano vendada de Kaoru y la espada en las manos de Yahiko.
El silencio de dilató por unos segundos hasta que el sonido de los grillos comenzó a escucharse con más fuerza anunciando que ya había caído la noche. Kenshin tratando de hacer como si nada pasara, dio tímidamente un paso hacia el pozo y así poder sacarse la sangre de las manos pero antes de poder hacerlo el caos se desató.
-¿Kenshin estas bien? – Kaoru no alcanzo a dar un paso en dirección al espadachín cuando Yahiko interrumpió.
-oye fea, hoy no me quedare en el dojo, he decidido tomar el primer turno de la mañana en el Akabeko, no me esperes para el desayuno-
-¿te iras a esta hora solo? -se distrajo Kaoru extrañada por el tono del niño
-eso no importa, ya he vivido solo en esta ciudad…
-Yahiko, ¿por qué no mejor te quedas y sales mañana temprano? – Le aconsejo el pelirrojo desconcertado
- no soy un niño… y no tienes que preocuparte por mi Kenshin- espetó el chico dedicándole una dura mirada que hizo que el espadachín sintiera una extraña punzada en el pecho
- no digas tonterías Yahiko – se acerco Kaoru tratando de alivianar el ambiente llevando una mano al hombro del chico pero este no dejo que Kaoru lo tocara y aparto su mano.
-¿pero qué te pasa? – se quejo la instructora del dojo, Kenshin se acerco a ellos un poco desconcertado mirando atentamente al chico.
-nada, así como ustedes salieron a divertirse sin mi, yo igual puedo hacer planes por mi cuenta, no tengo que darles explicaciones
-Yahiko…- el espadachín intento acercarse pero Yahiko se alejo de él afirmando su bokken en el cinto de su hakama.
-no he pedido tu opinión Kenshin, así que guárdatela – el joven se dio media vuelta y se dirigió a la salida del Dojo
-¡Yahiko! – le llamo la atención Kaoru incrédula viendo como el chico los ignoraba
-ahhhh… -suspiro la doctora desde el engawa - estos adolecentes…siempre tan dramáticos – Megumi que había observado en silencio intervino en la escena- Oye bruto, encaminemos a Yahiko al pueblo para que estos todos estemos tranquilos…
Sanosuke respondió al insulto de Megumi girándose a ella abruptamente, pero al ver la mirada de la doctora que sugería que debían ayudar en esta pequeña pelea familiar, trago con fuerza y sin decir nada asintió lentamente.
-iré a buscar las bolas de arroz que hice…-anuncio la doctora poniéndose de pie
-si es que encuentras, me las comí casi todas – dijo con mala intención Yahiko abriendo la puerta y dándoles la espalda.
-¿qué hiciste qué? -Sanosuke preguntó enfadado dirigiéndose rápidamente a la cocina
-¡por qué hiciste eso mocoso! – preguntó enfadada Megumi
-¿Un momento Yahiko, qué te está pasando? - Kaoru volvió a intentar a acercarse al joven esta vez un poco molesta, pero antes de que pudiera hacerlo Sanosuke irrumpió con un recipiente de madera con las bolas de arroz que aún quedaban.
-no se las comió todas, pero si gran parte – se quejo Megumi viendo su trabajo mermado.
-vámonos ya, a ver si de paso le doy unos buenos golpes – murmuró Sanosuke tomando el botiquín de Megumi con su otra mano.
Kaoru y Kenshin observaron en silencio como sus amigos salían del dojo, Yahiko había conseguido que ambos olvidaran los sucedido con el extranjero en el pueblo. Ambos se quedaron en silencio mirando la puerta por donde el chico había desaparecido, ambos pensando en qué era lo que podía estar afectando de esa manera al joven alumno. Solo cuando el estomago de Kenshin rugió de hambre ambos huéspedes del dojo se percataron de la presencia del otro nuevamente.
Kaoru volvió en sí y recordó que ella había comido algo antes de que todo sucediera pero al parecer el espadachín no.
- ¿Quieres cenar Kenshin?
-¿oro?- Kenshin reacciono volteándose para ver a Kaoru que trataba de ordenar su aún desaliñado kimono por los azotes que Adam le había dado contra el muro.
Kaoru vio como la mirada del pelirrojo pasó de una mirada desconcertada a una de preocupación y sin responderle se acerco dando unos pasos en su dirección hasta quedar frente a ella.
Sus ojos amatistas que ahora volvían a tener algunos destellos de ámbar se fijaron en ella, el espadachín llevo sus manos a su kimono y con mucho cuidado y delicadeza le acomodo el cuello de su traje cubriendo bien sus finos hombros. Luego delicadamente llevó su mano ensangrentada a la mejilla que el hombre había golpeado y Kaoru sintió en ese momento cómo sus mejillas se ruborizaban bajo su tacto.
Al sentir la mano del espadachín acariciar suavemente su piel, nuevamente sintió un extraño cosquilleo en su abdomen bajo que la hizo sentir un calor inexplicable en todo su cuerpo.
Contuvo la respiración cuando el pelirrojo tomo su mentón y giro su rostro con cuidado para ver mejor las consecuencias de la bofetada quedando así su cuello expuesto a su mirada y a la fresca brisa del momento, la joven maestra de kenjutsu sintió que sus piernas se volvían de gelatina al sentir la intensa mirada del hombre que la examinaba.
Kenshin sintió su sangre hervir cuando vio que la mejilla de Kaoru comenzaba a tomar un color rojo vivo. Cuando llegaron al Akabeko y vio al hombre azotar a la joven contra el muro con fuerza, por un segundo pensó en renunciar a todo y acabar con ese hombre en ese preciso lugar, Kaoru fue su único freno ya que estaba muy cerca del hombre y no quería volver a cometer un error como el que cometió con Tomoe.
Afortunadamente Sanosuke reacciono por él antes de que pudiera perder el control. Sin embargo ahora se daba cuenta de que el extranjero había osado a golpear el rostro de Kaoru y la ira que sintió cuando los encontró en ese momento, ahora volvía a resurgir al constatar las lesiones en la piel de Kaoru.
La chica dejo que la observara sin poner resistencia y bajando su mirada desde su mejilla a su cuello, pudo ver que el hematoma que Enishi había dejado al intentar ahorcarla ahora estaba mucho más ligero y suavizado, sin embargo aún se podía ver en el pálido cuello de la chica. Frustrado dejo ir a Kaoru y volteándose bruscamente se encamino al pozo y sacando un balde de agua fría lo vertió de golpe sobre su cuerpo. Era un hábito que tenia cuando no podía controlar la rabia que sentía o no podía controlar sus emociones.
Kaoru llevo sus manos a su pecho al ver la reacción de Kenshin y cuando vio que el hombre iba a lanzar sobre si un segundo balde de agua, se acerco rápidamente y lo detuvo.
-esta bien Kenshin…vamos a hablar…- Kenshin la miró aún en el espacio mental del battousai, pero dejo ir el balde.
Kaoru dejo el balde a un costado del pozo y desapareciendo unos momentos volvió con una toalla en sus manos, se arrodillo para mojarlo dentro del balde y tomando la mano derecha de Kenshin limpio la sangre del extranjero que aún tenia en ella.
Kenshin la miro en silencio y cuando termino de limpiar su mano, la joven se puso de pie y tímidamente comenzó a limpiar las gotas que habían salpicado en el rostro del hombre, en ese momento Kenshin soltó el aire que no sabia que estaba conteniendo y cerrando sus ojos dejo que siguiera con su tarea.
Cuando la joven terminó, abrió sus ojos y vio que Kaoru miraba sonrojada el suelo. Inesperadamente vio cómo Kaoru dio un paso hacia delante y sintió la toalla húmeda ahora contra su pecho, la joven con delicadeza comenzó a limpiar la sangre que había ahi y sin atreverse a mirarlo continuo sacando cada una de las manchas de sangre de su cuerpo.
Kenshin sintió que su corazón palpitaba agitadamente en su pecho, estaba seguro que Kaoru podía sentirlo contra sus delicadas manos, el espadachín apretó sus puños mientras veía como la joven lo limpiaba con cuidado. De pronto Kenshin se sintió mareado y sin poder evitarlo detuvo las manos de Kaoru en su pecho.
-Kaoru-dono…-dijo casi sin aliento
-Gomen Kenshin, no debí incomodarte… -susurro la joven, Kenshin no tenia ánimo para corregirla en ese momento
-Kaoru dono…podría usted preparar la cena por favor -la evadió Kenshin quitándole la toalla con cuidado.
-Hai…-susurro la chica avergonzada encaminándose a la cocina.
Cuando Kaoru desapareció Kenshin apoyo ambas manos en el borde del pozo dejando caer su cabeza para respirar profundamente. Necesitaba calmarse antes de volver a estar en presencia de Kaoru. Tantas emociones y sensaciones juntas lo aterraban y no sabia qué podía llegar a hacer si la joven seguía tratándolo con esa suavidad y cariño. Tenia miedo de no poder controlarse y no era el battousai lo que realmente le preocupaba.
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-¿oye niño por que estas así de insoportable?
Finalmente Sanosuke había optado por ir a dejar a Megumi antes de acompañar a Yahiko hasta el Akabeko, a pesar de todo sentía cariño por el niño y sabía que algo le estaba pasando. Eso era evidente.
- para qué quieres saber - respondió de mala gana el chico
-porque me preocupo…
-eso es mentira, tu solo te preocupas de ti y de Kenshin…- comento ácidamente el joven pateando una piedra.
Sanosuke agarro del gi al chico deteniéndolo de golpe, Yahiko intento seguir avanzando pero no podía contra la fuerza del luchador.
-¿podrías dejarme ir ya? El pueblo esta a menos de 5 minutos…
-te dejare ir cuando dejes de actuar como un niño mal agradecido – le recrimino el luchador
- déjame en paz Sanosuke, no me pasa nada
-mientes…
-¿cómo sabes?
-porque tengo hermanos pequeños, y se perfectamente como identificar una pataleta – confeso el luchador dejando ir al chico.
Yahiko se volteo rápidamente sorprendido con la confesión del luchador, Sanosuke se acerco al borde del río y se sentó para coger una piedra y lanzarla contra el rio haciéndola saltar antes de que se hundiera. El chico quedo mirando al luchador y la palabra "malo" en su espalda y calmándose se sentó a un lado de este.
-¿tienes hermanos?, ¿por qué no estas con ellos entonces?
-ya escogí mi camino Yahiko, por eso debes escoger bien el tuyo – le dijo el luchador mirándolo con atención.
-p-pero…
-se que hay algo que te molesta, pero créeme, va a haber un momento en tu vida en que vas a agradecer tener a alguien que se preocupe lo suficiente por ti como para retarte…
-¡no estoy molesto por eso! – se cruzó de brazos el chico
-¿estas seguro? – se rio el luchador lanzando otra piedra.
- no es solo por eso…-reconoció el chico jugando con el mango de su nueva bokken
-te aconsejo que resuelvas eso… o terminaras tomando una mala decisión – le dijo el luchador desordenando el cabello del chico a modo de cariño.
-no me des sermones- se quejo el joven ordenando su cabello. Sanosuke se puso de pie y dándole la espalda se despidió.
- camina con cuidado y solo para que sepas, cualquier día serás el heredero de mi pocilga por si te aburres de esos dos tontos enamorados…
Yahiko vio como Sanosuke desaparecía en la oscuridad y mirando su nueva espada que llevaba en el mango tallado el nombre del estilo del dojo Kamiya, decidió ordenar sus pensamientos antes de decidir volver al dojo. Mañana se dedicaría a trabajar todo el día en el Akabeko e iría solo a entrenar, así despejaría su mente y calmaría su humor antes de seguir caldeando los ánimos de todos sus amigos.
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Kaoru termino de preparar la cena en modo piloto automático, no entendía como pudo haber sido tan torpe de dejarse llevar por el momento y traspasar los limites de Kenshin de esa manera, estaba tan nerviosa cuando le pidió hacer cena que dejo caer varias veces los utensilios. Sumado a eso su mano y mejilla habían comenzado a doler y prácticamente tomo la decisión de cocinar lo primero que se le vino a la mente.
Terminando de poner la mesa con sus manos temblorosas se acerco a la cocina para servir los platos, había escuchado a Kenshin entrar al baño y sospechaba que ya estaba por salir para cenar. Cogiendo los platos se dio vuelta para servir y con horror se dio cuenta de que el plato que había preparado era uno de los platos que más hizo durante su estadía en la isla para Enishi.
Llevando sus manos a su boca observó el Chow Mein que había preparado, ¿cómo explicaría esto a Kenshin?, no tenia tiempo de preparar otra cosa y era evidente que este plato no era parte de la comida tradicional japonesa. Nerviosa busco el sake que Sanosuke guardaba para cuando se quedaba en el dojo y prácticamente bebió directo de la botella tratando de encontrar en ella la solución a sus nervios.
Cuando Kenshin abrió la puerta del comedor se encontró con la mesa servida y Kaoru sentada con la cabeza gacha. El pelirrojo se sintió culpable por haberla hecho sentir así y sentándose frente a ella miro con sorpresa la comida que estaba servida.
Había judías dulces en el centro de la mesa y en su plato una preparación de fideos con tofu que nunca antes había visto. Buscando la mirada de la joven se percato de que la chica tenia servido sake y ahora bebía en silencio. Esto lo alerto de que algo andaba mal.
-Kaoru-dono esta bebiendo…
-hai – susurro paralizada la chica sin levantar la mirada, Kenshin se sintió mortificado, el era el responsable del malestar de la joven, aclarando su garganta intento encausar bien las cosas.
- gracias por preparar la cena…fue muy amable por concederme ese favor
- mondainai Kenshin…
Suspirando el pelirrojo tomo sus palillos y tomando su plato olió la preparación con curiosidad, no se parecía nada a lo que él estaba acostumbrado a comer. En silencio llevo un poco de comida a su boca y con sorpresa se dio cuenta que en esta ocasión Kaoru había acertado en la cantidad de sal y que todo estaba bien cocido y sabroso.
-esto esta muy bueno Kaoru-dono- comento el espadachín probando las judías que estaban en la mesa
-arigato… -la chica aún no probaba su comida, en ese momento Kenshin dejo su plato en la mesa
- Kaoru dono, ¿seria tan amable de compartir de su sake conmigo?
-¿eh? – Kaoru levanto su mirada rápidamente y se encontró con los amatistas del espadachín, asintiendo sirvió un poco de sake para Kenshin viendo como el hombre lo bebía de golpe para pedirle más, al ver esto entendió que se venia una conversación incomoda para ambos.
- ¿es de usted esta receta? -pregunto el espadachín retomando su cena
- Ie… es algo que aprendí cuando estaba en la isla…- reconoció avergonzada – fue lo primero que se vino a mi mente, lo prepare tantas veces que no me percate de lo que estaba haciendo….
Kenshin sintió un poco de incomodidad al escuchar que lo que estaba comiendo era algo que Kaoru había aprendido durante su tiempo secuestrada, un cúmulo de dudas e ideas se le vinieron a la mente despertando un interés que había intentado reprimir tras todo lo sucedido.
-¿puedo preguntar qué es lo que estamos comiendo? -murmuro el espadachín tratando de no sonar muy ansioso.
-hai…es Chow Mein…un plato tradicional de china…lo aprendí de uno de los libros de cocina que Enishi tenia -comento Kaoru comiendo lentamente.
- debo reconocer que le queda muy bien esta comida – Kenshin se sirvió un poco más de sake al escuchar el nombre de Enishi.
Kaoru sintió la mirada del espadachín fija en ella mientras comían, el resto de la cena fue en silencio, ambos bebieron por completo la jarra sake, tratando de calmar los nervios que sentían, sin embargo cuando Kaoru dejo sus palillos sobre la mesa para levantar los platos y así poder huir a su habitación Kenshin la detuvo pidiéndole un poco más de comida.
Kaoru se levanto y torpemente sirvió un poco más de comida al espadachín, no podía dejarlo comer a solas así que se sentó en silencio a esperar que terminara. Sin embargo el espadachín dejo su segundo plato a medio camino y levantando su mirada la fijo sobre Kaoru como si de blanco se tratara. Un escalofrió recorrió la columna de la kendoka.
-¿puedo hacerle unas preguntas Kaoru dono?- le pregunto el espadachín escondiendo sus manos dentro de las mangas de su yukata
-hai…
- ¿Enishi hacia que usted le cocinara?
- nunca me pidió que lo hiciera directamente…- respondió la joven - me permitía moverme libremente dentro de la casa pero nunca me ofreció comida, yo debía prepararla, pero él tampoco comía… no podía cocinar sabiendo que él no estaba comiendo… -reconoció Kaoru sonrojándose
- usted es una persona muy amable Kaoru-dono – sonrió con un poco de celos solapados el espadachín.
Él sabia que la esencia de Kaoru era la amabilidad y la magia que tenia al ser capaz de perdonar el pasado de las personas. Ella jamás haría nada cruel si notaba que alguien se sentía solo o necesitaba ayuda. Después de todo Kaoru era milagrosa, lograba transformar corazones por muy oscuros que fueran.
- este plato era su favorito… nunca me lo dijo, pero cada vez que lo preparaba, no dejaba nada en el plato…creo que incluso después de ti, es la única persona que no se ha quejado de mis habilidades en la cocina – reflexionó sonriendo la joven, Kenshin le dedico una mirada dolida y forzó una sonrisa ante el comentario.
- alguna vez…-Kenshin analizo si era correcto o no preguntar lo que quería, no quería ser egoísta pero necesitaba saber – ¿alguna vez le hizo algo que usted no quisiera?
Kaoru se sonrojo por lo que Kenshin estaba sugiriendo y casi molesta se puso de pie abruptamente para salir del comedor. No sabia por qué pero no le estaba gustando el tono de la conversación, era casi como si ella hubiese hecho algo malo al decidir cocinar par Enishi o así era cómo Kenshin la estaba haciendo sentir. Estaba confundida. Salió al patio del dojo y se dirigió a su pieza, escucho los pasos de Kenshin y supo que no alcanzaría llegar antes de que él la detuviera.
-¡Kaoru- dono!, Gomen, gomenasai – la detuvo el espadachín en el patio a las afueras de su habitación – no era mi intención ofenderla, de ninguna manera… sessha fue un idiota por preguntarle algo tan personal…
-por qué quieres saberlo – preguntó Kaoru – ¿de verdad quieres saberlo?
Kenshin la miro sin poder esconder sus emociones, la verdad era que esa fue una de las cosas que lo torturo durante su desaparición y tras enterarse de que estaba viva, lo que Enishi fuera capaz de hacerle con tal de hacerle daño a él. Muchas de sus pesadillas eran sobre Enishi lastimando a Kaoru u obligándola a hacer cosas que ella no quería.
-hai…quiero saberlo…necesito saberlo – reconoció el espadachín bajando la mirada.
Kaoru vio lo mortificado que Kenshin se sentía por querer saber lo que había sucedido entre ella y Enishi y no tuvo corazón para negarle la respuesta.
- lo único que Enishi intentó fue ahorcarme una vez, lo intento y casi lo consiguió pero algo le detuvo, después de eso…se dedico a observarme en silencio, estoy segura de que me observaba incluso cuando yo dormía, como un ágila con sus ojos sobre una presa, pero jamás me tocó de manera indebida, excepto cuando quiso matarme…
-Yokata…-suspiro Kenshin asintiendo agradecido mientras llevaba la mirada al cielo.
Kaoru lo miro en silencio, no sabia qué decir, primera vez que hablaba con Kenshin de Enishi o de las cosas que sucedieron, sentía miedo de enfrentar este tema, no quería que Kenshin se decepcionara de ella.
-buenas noches Kenshin – se apresuró a despedirse la chica pero antes de que pudiera irse Kenshin la detuvo.
-Kaoru dono…- la intensa mirada que el hombre le dedico erizo la piel de la muchacha, guardó silencio esperando que le dijera algo más pero el hombre solo la miro a los ojos con añoranza y algo de culpa.
Kaoru se dio la vuelta para irse por segunda vez al ver que el espadachín había decidido guardarse lo que iba a decir pero sin esperarlo, sintió que el pelirrojo la tomo del brazo para darla vuelta y envolverla contra su cuerpo en un nuevo abrazo. Esta vez el espadachín dejo caer su frente contra su hombro aliviado, casi como descansando en ella. Kaoru estática por la sorpresa se dejo abrazar y lentamente reacciono para devolver el abrazo. Con su corazón latiendo fuerte en su garganta y sintiendo los fuertes brazos del espadachín en su cintura, Kaoru se atrevió a cruzar su brazos sobre su espalda. Aliviada sintió que Kenshin enterraba aún más su rostro entre su hombro y su cuello mientras inhalaba su aroma.
Kenshin no quería soltarla, estaba claro que debía hacerlo si no quería arrepentirse de alguna impertinencia de su parte, pero después de haber visto como Adam la maltrato el día de hoy, un instinto primitivo se despertó en él. Quería que todos supieran que si alguien se atrevía tocar aunque fuera un cabello de la Kendoka, tendrían que vérselas con él. Sabia que Kaoru podía defenderse sola, pero él quería evitar siquiera la idea de que ella tuviera que defenderse, quería que todos supieran que ella era intocable. Apretándola aún más contra su cuerpo antes de soltarla el espadachín se separo lentamente de ella.
- buenas noches Kaoru-dono – susurro a su oído con voz ronca lo que hizo que Kaoru perdiera noción de la realidad, era una voz que nunca le había escuchado antes, al limite de la voz entre el Battousai pero con una calidez inexplicable.
Keshin se retiro en silencio a su habitación sin mirar atrás dejando a Kaoru deseando que el abrazo fuera eterno, con su piel de gallina y el aroma a bamboo y sándalo que lo caracterizaba impregnado en ella. No estaba segura de que pudiera dormir esa noche.
