Summary: Edward un austero conductor de metro de noble corazón y mucho amor que dar. Tanya una chica que prefiere un peso a un beso. Un niño de papá con la cartera llena se les cruza en su relación, dejando a Edward sumido en una marea, hasta que una bella flor llegue a su vida.

Cheque vencido

La ciudad de San Francisco daba los buenos días a una radiante mañana, en el 1º A del 1280 de la Avenida Columbus, en el barrio Fisherman's Wharf, la alama sonaba a las cuatro de la mañana para que la pareja que en ella moraba comenzara a prepararse para comenzar su día.

Él, un chico alto, no muy musculoso, con pelo color bronce y ojos verdes, se levantaría, haría su rutina en el pequeño baño y se vestiría con la ropa que llevaba todos los días, el pantalón azul oscuro y la camisa azul claro. Ella, rubia, alta con ojos de color caramelo, tardaría un poco en levantarse, pero cuando lo hiciera, también tendría su momento en el baño, e iría a su armario a escoger el modelito del día.

Mientras en la pequeña cocina de su piso, él estaría preparando el desayuno, copos de avena para ella, huevos con bacon para él.

—Edward cariño, deberíamos buscar un piso más grande — dijo ella saliendo de la habitación — en este piso me siento como sardina enlatada.

—Tanya, ahora no estamos como para ir gastando dinero en comprar un piso más grande o incluso una casa — dijo el molesto, dejando ver en sus palabras que no era la primera vez que hablaban del tema —y agradece que mis padres invirtieran la herencia de mi abuela en este piso y no nos hagan pagar alquiler.

—Puesto que iban a invertir podían haber comprado un piso más grande. —exclamó ella exasperada.

—No me calientes la cabeza cariño, que me quedan muchas horas por delante. Me voy a trabajar.

—Hasta luego, y ten cuidado.

Con un beso ambos se despidieron, él se marchó a trabajar, era un conductor de metro, desde las cinco de la mañana a la una estaría encargado de manejar el metro de la línea K, desde Embarcadero hasta Balboa Park. Ella aún tardaría un poco más en salir, hasta las nueve no abrían al público, pero a las ocho debía estar allí, se dedicaba a vender maquillaje, en realidad aconsejaba a las clientas sobre maquillaje y perfumería y si la clienta se lo llevaba ella cobraba el producto. También era influencer del maquillaje, en su cuenta de YouTube subía todas las mañanas, el video del maquillaje del día, tenía doscientos mil seguidores, un secreto que le escondía a Edward y que cobraba por ello.

Esa era su rutina, durante días. Él llegaba cansado, todos los días lo mismo, coger el metro en Embarcadero y llegar hasta Balboa Park, solo descansando un día a la semana. Ella descansaba dos, y cuando él no estaba en casa aprovechaba para salir con sus amigas.

—Edward ¿alguna vez has pensado buscar un trabajo donde cobraras más y no trabajaras tanto? —preguntó ella una tarde que ambos coincidieron en el piso. — estás en un trabajo que te agota, aunque llegas a casa pronto al madrugar cuando llegas estás que no puedes moverte.

—Cielo como no me haga actor porno, o gigoló de lujo dudo que encuentre un trabajo con mejor sueldo donde trabaje menos.

—Solo era una sugerencia. No sé, estudiaste turismo, vivimos en una ciudad turística, puedes buscar trabajo de eso.

—No sé… También podrías tú poner en practica la carrera de periodismo, no sé porque tienes que ir a trabajar al centro comercial a vender maquillajes y perfumes.

—Porque tengo descuento de empleada, tonto.

—Que sepas que nuestro baño no es el de la Casa Blanca. Pronto tendrás que ir sacando cosas viejas.

Los días siguieron pasando en esa casa, ella estaba más distante. Él no lo notaba porque el trabajo lo tenía cansado y las palabras que le dijo Tanya de buscar otro empleo relacionado con sus estudios revoloteaban en su mente.

Tanya desapareció dos días, Edward pensaba que estaba con su familia, en realidad estaba visitando la sede de la empresa Zynga, más concretamente a su director general y dueño, Alistair Gabott, de cabello negro y ojos cafés, un chico alto y esbelto. Quería hablar con ella de negocios, pero una cosa llevó a la otra.

El lunes por la mañana Tanya fue a trabajar sin pasar por casa, Edward le preguntó si estaba bien, y ella le envió un mensaje diciendo que sí. Al salir del trabajo, la estaba esperando Alistair, la acompañó al piso de la avenida Columbus, donde un sorprendido Edward estaba en un pantalón de chándal y una camiseta de tirantes.

—¿Qué pasa Tanya? — preguntó cuando la vió entrar. — ¿Quién es este tipo?

—Es Alistair, hemos venido para recoger mis cosas, y me voy con él.

—¿Qué?

—Edward lo nuestro no funciona

—Puede no funcionar, ¿pero que me dejes y te vayas a vivir con el primero que pasa?

En ese momento algo hizo clic en la cabeza de Edward

—No es la primea vez que os veis.

—Es dueño de una empresa y me ofreció colaborar con él, lo siento, pero una cosa llevo a otra.

—Si señor vete, vete con su puto dinero de mierda — exclamó airado Edward, que sabía que si Tanya se iba con él no era porque le profesara amor eterno, sino porque tenía con Alistair, todo lo que no podía tener con Edward.

—Edward ¿por qué tienes que hacerlo todo tan difícil? — Tanya seguía en la habitación llenando las maletas.

—¿Por qué te vas a ir con este papanatas? — Edward que se había levantado del sofá y se acercaba hasta donde estaba la pareja señaló a Alistair. —¿Qué me estás contando?

—Este papa… Lo he decidido yo y me voy con él ¿lo entiendes?

—Pues vete, vete —Edward suspiró mirando al cielo —pero que sepas que no te vas con él, te vas con su dinero.

—¿Y tú qué sabes? —Exclamó Tanya cerrando la última maleta — por lo menos él tiene un futuro no como tú.

—¿Me estás hablando de un futuro? ¿Un futuro con un tipo que ni siquiera quieres? — Cuestionó Edward —¿Qué te tiene por un capricho de hoy y mañana tendrá otro? Que acabará dejándote Tanya. —Edward se acercó a ella cogiéndole la cara —y luego acabarás acordándote de mí.

—De ti y de tus huevos con bacon del desayuno —intervino Alistair por primera vez cogiendo las maletas de Tanya — vámonos Tanya que tengo el coche mal aparcado.

—Si corre no vaya a ser que la grúa se lleve el coche de papá, porque es lo único que te importa

—Edward basta por favor —Tanya cortó la discusión poniéndose entre los dos — no va a cambiar nada.

—VETE DETRÁS DE SU PUTO DINERO DE MIERDA —gritó Edward, tan alto que seguramente sus vecinos se habían enterado — VETE DETRÁS DE SU DINERO DE MIERDA.

Habían comenzado su relación cuando ambos terminaron su carrera, pero se conocían de antes. Todos les habían dicho que acabarían juntos. Sus padres, los de ella, sus amigos… Quizás todos se habían equivocado porque ahora ella estaba en brazos de otro

Pov Tanya

Alistair y yo abandonamos ese piso, más que un piso era una caja de cerillas. No entendía como permitían construcciones así. Sonreí al hombre que caminaba a mi lado, llevando mis maletas, mi caballero de brillante armadura. No había podido cogerlo todo, solo dos maletas y el neceser, tendría que ir otro día, pero volver a enfrentarme a Edward… ¿Tendría razón? No sabía nada de Alistair, solo nos vimos porque él encontró mi canal de YouTube y quería preparar un videojuego que tenía que ver con cosas de maquillaje. Mi colaboración no era gratis, iba a cobrar por ese trabajo, pero claro, era un chico bastante guapo, y a mí me gustó, Edward y yo, estábamos algo distanciados, a pesar de vivir juntos. El tiempo estaba haciendo mella en nosotros.

—Tanya ¿Dónde estás?

—Perdón estaba pensando —dije volviendo en mí — me he dejado cosas arriba, y tendré que volver a por ellas.

—No te preocupes te adelantaré parte del salario y podrás comprarte lo que necesites.

Alistar me llevó a su casa, más que casa era una mansión, de color blanco, con muchos ventanales, jardín y piscina enormes. Me maravillé, esperaba no perderme en tanto espacio, no era normal pasar de un cuadrado de uno por uno a un cuadrado de diez por diez. No sé si me había explicado bien, siempre fui de letras, pero en fin que pasar de la caja de cerillas donde desde el centro del salón llegabas a todo, a esta enorme casa, donde se necesitaba un patinete eléctrico para recorrerla entera en un solo día… ¿Dónde estuvo este chico todo este tiempo? Mi propio cuento de hadas. En este jardín podría explorar y crear otro tipo de videos para mi canal.

Alistair me había pedido que dejara de trabajar en esa tienda donde iba de lunes a viernes, al día siguiente le dije a mi supervisor que lo iba a dejar, y que esperaba los quince días que necesitaba para buscar a mi sustituta. Esa misma noche teníamos fiesta en casa, Alistair había invitado a unos amigos.

No me apetecía ponerme vestido, porque eso implicaba ponerme tacones y ya los había llevado durante todo el día en el trabajo, pero no quería enfadar a Alistair, además me dijo que el fin de semana era para nosotros, que estaríamos solos. Para esa noche escogí un vestido corto color berenjena, de encaje. Era una de mis nuevas adquisiciones, no tenía muchos vestidos, y desde que estaba con Alistair no sabía cuándo tendría que usar uno para una fiesta o para salir, así que mi fondo de armario de vestidos había aumentado.

A mi chico le gustó porque me guiñó un ojo. El catering que contrató pronto trajo la comida y preparó todo antes de irse, nosotros solo tuvimos que sacar el champan de la bodega y estar listos para cuando llegaran nuestros invitados.

—Espera mi amor —dijo Alistair — a ese atuendo le falta algo.

—¿Qué? —dije mirándome, sin entender.

—Esto.

Alistair puso en mi cuello un colgante con un zafiro redondo rodeado de diamantes. Y en mi dedo un anillo que era su inicial, con este anillo parecía que me estaba marcando como suya, pero no me importaba. Con un beso le agradecí ambos regalos. Alistair era muy detallista, no sabía por qué Edward decía esas cosas tan malas de él, quizás estaba celoso.

—Buenas noches —oí decir a Alistair a los primeros invitados.

—Buenas noches Alistair, Tanya.

—Buenas noches, Eleazar, Camen.

Eleazar y Carmen eran un matrimonio joven, amigos de Alistair, él era dueño de una empresa que colaboraba con la de mi novio, por eso no era raro verlos en los mismos eventos y que uno y otro se invitaran a las fiestas del otro. Hice de anfitriona, sirviendo copas de champan a los recién llegados, mientras Alistair iba recibiéndoles.

La noche fue pasando como una nebulosa, me pasee como si fuera la dueña de la casa hablando con unos y con otros de la mano de Alistair. En un momento determinado, me arrinconé hablando con Carmen y Eleazar, eran los únicos con los que más confianza tenía.

—¿Ese anillo es nuevo? — observa Carmen

—Un regalo de Alistair.

—Tiene muy buen gusto.

—La verdad es que sí —dije sonriendo de oreja a oreja.

—Por cierto ¿dónde está Alistair? —preguntó Eleazar.

—No lo sé, hace un momento estaba hablando con Zafrina, al lado de la chimenea.

Zafrina era una chica alta de tupido cabello negro. Sus ojos eran marrones, y era la secretaria de otra de las empresas colaboradoras de Alistair.

—Puf, pues entonces tardará en aparecer — dijo con ironía.

—¿Qué quieres decir?

—Nada malo mujer, que si están hablando de negocios, esa chica se enrolla como las persianas.

Me parecía que realmente no había querido decir eso pero no iba a preguntar nada más. Debía seguir en la fiesta hasta que se fuera el último invitado. Por suerte no pasaron más de un par de horas para que se fueran todos y Alistarir y yo nos fuimos a dormir. Yo necesitaba apaciguar mi lujuria, pero Alistair no estaba por la labor, así que tuve que apañármelas yo sola antes de irme a dormir, lo que fue un poco frustrante.

El fin de semana no parecía llegar demasiado rápido, pero cuando lo hizo, me hizo mucha ilusión, Alistair y yo íbamos a estar solos, sin nadie que nos molestara. Me levanté y me puse el biquini, el más provocador que tenía y un pareo. Bajé a desayunar y salí a la piscina, allí Alistair, ya estaba tumbado en su tumbona, me quité y me senté en la tumbona de su lado.

El ni me prestó atención. Al cabo de un rato, levantó la cabeza y me saludó. Nos metimos en el agua, estuvimos nadando un rato entre risas. Cuando salimos él se fue a preparar unas bebidas, mientras yo me tumbé a tomar el sol. El día terminó con Alistair y yo entre las sabanas.

POV Edward

Cuando Tanya se fue, me senté abatido en el sofá, que hasta ahora había compartido con mi novia. Apoyé los codos en las rodillas y comencé a sollozar, también hacía tiempo que no lloraba. Sabía que tenía que contárselo a mis padres, pero no tenía fuerzas para contarles nada. Fui a la nevera a buscar una cerveza y cenar lo primero que encontré en ella mientras veía la televisión, no tenía ganas ni de respirar. Esa fue mi rutina durante la primera semana, esperaba que Tanya volviera diciendo que se había equivocado y pidiéndome perdón.

Pero no lo hizo, así que llamé a mis padres para decirles que Tanya y yo ya no estábamos juntos. Luego me dediqué a meter en bolsas todo lo que mi ahora exnovia se había dejado en mi casa, cuando estuve seguro que no quedaba nada, lo tiré directamente al contenedor. Quería quemarlo, pero desistí, para evitar un incendió.

Me tomé unas largas vacaciones de mi trabajo, bueno en principio llamé para pedirle una excedencia de un año, pero si me iba bien lo que pensaba hacer, lo haría indefinidamente. No había estado mal conducir el metro de la ciudad, pero pásarme ocho horas sin ver la luz del sol, como si fuera un topo, se me estaba haciendo pesado, me miraba al espejo y tenía la piel muy blanca. A mi superior le pareció extraño cuando le hice la propuesta, hasta ahora solo me había cogido las vacaciones correspondientes y algún día que había faltado por estar enfermo, que habían sido pocos.

—¿Pero estás bien Edward? — dijo cuándo me planté en su oficina y le confesé mi decisión.

—Sí, solo que estoy pasando por un momento personal delicado donde no tengo mis cinco sentidos centrados y no me parece bien tener bajo mi control la vida de los sanfranciscanos.

—Muy honorable de tu parte —reflexionó paseando por su oficina. — Esta bien, ahora lo arreglo todo para tu año de excedencia, pero si mejoras antes, y quieres volver, no tienes más que decirlo.

—No te preocupes Aro y muchas gracias.

Le hubiera dicho que no pensaba volver, pero nunca se sabe, no sabía si me iba a salir lo que tenía planeado. Estaba claro que ser conductor de metro, era un empleo seguro, pero no me pasé cuatro años de mi vida hincando codos, para trabajar bajo tierra como un topo. Así que iba a hacer caso a Tanya, aunque nunca le reconocería que me habían dolido sus palabras ni que tenía razón, e iba a intentar desempolvar mis estudios de Turismo.

Llegué a mi casa rápidamente, si ibas en bici, los semáforos no eran obstáculos, aunque en mi caso tuviera que da más vuelta. Allí entré la bici al patio, y la dejé bajo la escalera, donde la dejaban todos los vecinos, subí a darme una ducha, porque el ejercicio me hacia sudar. No me acostumbraba a encontrar el piso vacío, a estas horas ella estaría aquí, esperando como salida de una revista de ropa interior.

Sacudí mi cabeza, como no me gustaba estar allí y evocar los recuerdos, bajé a cenar al bar que estaba en la esquina. Al entrar la dueña del local, me sentó junto a una mesa donde habían tres chicas, a cada cual más guapas, pero ninguna como Tanya "deja de pensar en ella, que no va a volver".

—Hola Edward —me saludó Irina — ¿lo de siempre?

—Sí, por favor.

—Enseguida te sirvo.

En la televisión, un programa de corazón, donde al parecer su corresponsal, estaba en alguna especie de gala, no es que me interesara ese tipo de programas, pero era lo que Irina tenia puesto, y parecía que a sus clientas les gustaba, porque las tres chicas de la mesa de al lado estaban hablando de eso.

—¿Qué os parece ese vestido para las damas de honor? —oí decir a la chica bajita del pelo negro. —No sé quién es el diseñador, pero me gusta, creo que nos favorecerá a todas.

—¿Hola? —dijo ahora la chica del pelo castaño, una sonrisa apareció en mi cara, no sé quién se casaría, pero que estuvieran sacando ideas de una gala de televisión, era poco ortodoxo. — Soy Isabella torpe Swan, seguro que me enredo con la tela del vestido, me caigo de morros y acabo enseñando lo que no hay que enseñar.

—Que dramática eres Bella. —dijo otra vez la chica del pelo negro.

—Alice, Bella tiene razón —de pronto la chica rubia se quedó callada, parecía que había pasado un ángel por esa mesa — oye mirad, ¿esa no es LadyDenali?

—¿Quién?

—Joder Bella, estás súper atrasada — exclamó la rubia, yo había levantado la cabeza al oír ese apellido, no habían muchas personas por allí con él. —Es una youtuber muy famosa, ahora también la puedes encontrar en Instagram. Hace poco le hice una entrevista, pero no me dijo que estuviera saliendo con este tipo.

—A ti te lo va a decir, para que vayáis detrás de ellos —dijo la que se llamaba Isabella.

De pronto se callaron para escuchar lo que decía la reportera.

En estos momentos, están haciendo su entrada por la alfombra roja, el dueño de la empresa Zynga y su pareja la yotuber LadyDenali. Nos sorprende ver a Alistair acompañado, ya que hasta ahora siempre acudía solo a este tipo de eventos…

No escuché más, me levanté de la mesa y me fui, dejé un billete de veinte, era más de lo que costaba la cena, pero era la propina de varias noches. Irina lo agradecería por tener que aguantarme. No sé si mi madre veía este tipo de programas, pero seguro que mañana me llamaba para interesarse por mí. ¿Cómo la mando a la mierda, sin mandarla a la mierda? Tengo treinta y tres años, creo que me puedo apañar solo cuando una novia me deja, Tanya no era la primera, pero esperaba que fuese la última, porque no estaba rejuveneciendo.

Me levanté con energías renovadas, o eso me hice creer. Estaba dispuesto a cambiar de vida. Desempolvar mi carrera y si era necesario, pues me mudaría a una zona más turística, aunque tuviera que cambiar de país. Conecté mi ordenador portátil, otro que estaba para cambiar, pero ya lo haría en otro momento, con que me aguantara un poco para poder hacer lo que necesitaba me conformaba.

Comencé a buscar agencias de empleo donde buscaran empleados de turismo, incluso me puse en contacto con la universidad para que los profesores me aconsejaran. Al final de la semana, ya tenía unos cuantos sitios por los que empezar a buscar.

El primero me dijo que no estaban buscando nada, el segundo se quedaron mi currículo, pero seguramente iría a la basura cuando salga por la puerta. En el tercero me hicieron una entrevista, y al terminar me respondieron que en caso de ser seleccionado ya me llamarían, pero seguramente, sería descartado era demasiado mayor, para ellos. En el cuarto, también me hicieron una entrevista, y aquí tuve más suerte, a los pocos días, me llamaron para decir que me presentara en la oficina que tenían el barrio donde vivía al día siguiente, estaría con un compañero, para ver como trabajaba y ya me entregarían la documentación de mi primera excursión en solitario.

Al llegar allí me recibió un chico pecoso, no debía tener más de venticinco años. Me presenté y le dije porque estaba allí, sin decirme nada se marchó al interior, donde supuse debía estar el resto, volvió seguido de una chica que se me hizo familiar.

—¿Eres Edward Cullen? —me preguntó la chica, asentí — encantada, soy Isabella Swan.

—Encantado Isabella

—Sólo Bella. Hoy vas a estar conmigo todo el día, cuando regresemos aquí, te daré la información de la próxima excursión, aunque vayamos juntos, serás tú quien lo explique, si te olvidas algo yo te apoyaré, pero tenemos que ir soltándote.

Los días fueron pasando y al parecer pasé la prueba porque mi jefe me llamó para firmar el contrato. Lo primero que hice fue firmar mi renuncia en mi antiguo trabajo, mi jefe me deseo un buen futuro, luego firmé mi nuevo contrato, y aquí estaba, manejando mi propio grupo de turistas. Esperaba algún día, poder volar.

El tiempo pasaba para esta pareja que se rompió, corrió por caminos diferentes. En la gran mansión Tanya cada día estaba más sola, Alistair, pasaba más tiempo en la oficina o en reuniones privadas con Zafrina. Sin embargo Edward había hecho nuevos amigos incluso había comenzado una relación con su compañera Bella. Con la que había creado una empresa dedicada al turismo, donde se organizaban viajes, para empresas o grupos con el alojamiento y todas las actividades incluidas.

Tanya cansada de que Alistair pasara de ella, de llorar en la tumbona del jardín y de beber en horas que no correspondía, subió a la habitación que compartía con ese imbécil al que había creído a pies juntillas, hizo las maletas y se marchó en su coche con un objetivo en mente.

Parada en un semáforo, se quitó el anillo que le había regalado ese impresentable, limpió las lágrimas que salían de sus ojos. Y fue directo a la que había sido su casa hasta que decidió marcharse con un imbécil que no sabía lo que era la fidelidad. Aprovechó que salía un repartidor para entrar al edificio y subió por las escaleras.

—Lo siento Ed… —dijo cuándo se abrió la puerta, pero quedó callada cuando no le abrió la puerta su exnovio.

—Perdona pero creo que te has equivocado

—¿No vive aquí Edward Cullen?

—No, aquí vivo yo — dijo el chico tras la puerta. — Pero debe ser el chico que vivía antes aquí.

—Gracias.

El desconocido, cerró la puerta dejando a Tanya desolada, ella sacó la foto que poco después de marcharse, Edward le hizo llegar a su trabajo, en el reverso había una anotación del puño y letra del chico que ponía "Tú rechazaste ser la flor para mi vida por ser solo un pétalo en la de ese tipo".

Edward dejó el piso poco después de montar su propia empresa, su relación con Bella iba viento en popa, ambos estaban muy enamorados, y aunque no habían hablado de boda ni hijos, un accidente con la protección, hizo que se tuvieran que plantear buscar una casa para comenzar a vivir como familia.

La pareja vivía ajena al drama de Tanya que tuvo que ir a vivir con sus padres, donde su madre le reprochó que hubiera dejado al chico con el que había estado toda su vida por uno que conocía de apenas horas. A ella le sentó como un jarro de agua fría entonces volvió su mirada atrás y comprendió que no podía poner el dinero por encima del amor.

Este OS ha tardado más pero ya está aquí, espero pronto traeros el siguiente, me pongo enseguida con él. Espero que lo disfuteis.

Gracias a Adriu, Maribel 1925, Maryluna, Jade HSos y Adriana Molina, por sus comentarios. Quiero hacer una aclaración sobre el segundo OS, hay una frase que Bella dice "lo nuestro se ha terminado, no puedo criar un hijo aquí" quería dejar ver que Bella estaba embarazada y que se marchaba porque no quería que su hijo estuviera en ese ambiente. Jacob no solo tiene una planta, Bella eso lo hubiera pasado por alto, tiene una plantación, hace poco aquí en España un niño murió porque su padre tenía una plantación de marihuana en el garaje, tenía la luz puenteada y se produjo un incendio, a eso me quería referir, que Bella no quiere que su hijo se crie en un ambiente donde pueda correr peligro.