Los personajes son de y todo aquello reconocible como canción, es de Melendi.
Summary: Edward que ahora tiene 28 años, se encuentra con Isabella Swan, en una reunión de antiguos alumnos. Desde que pasó aquello entre ellos, no se han vuelto a hablar. Y ahora que se han visto él recuerda el día que la conoció y que sucedió para que dejaran de hablarse.
Beso
Hace diez años que terminé el instituto y otra vez estoy delante del edificio que se convirtió en una cárcel durante mi adolescencia. Pero mis antiguos compañeros, a los que no he visto desde entonces, han decidido hacer una reunión de viejos alumnos, y aquí estoy. No pensaba venir, pero mi hermano me ha obligado, bueno me ha hecho ver lo que me perdería por no asistir, y con tal de que callara, heme aquí.
No me gusta llegar el primero a los sitios, así que cuando entro puedo ver a varios de mis compañeros. Entre ellos está Bella, mucho más guapa de lo que la recordaba. Los saludo a todos, pero cuando llego a ella, ni siquiera me mira. ¿Sigue enfadada por lo que hice? Si yo también salí perjudicado.
Ella fue la primera mujer que besé, y la que desde entonces me robó el sueño. Espero que no llame a su padre.
—¿Pensando en el pasado? —suelta Mike Newton.
—Estoy mirando lo mal que os ha tratado algunos el tiempo.
—Ja ja ja, muy gracioso Cullen
—Lo digo en serio, mira —señalo a un grupito —Rosalie Hale, está más gorda que en el instituto, allí era la más popular. Jasper Witlock aún no llega a los treinta y ya se le ven canas.
Sigo enumerando los "defectos" ocasionados por el paso del tiempo, de cada uno de mis compañeros.
—A ti se te está cayendo el pelo, pronto serás igual de calvo que tu padre.
—¿E Isabella? —el jodido ha metido el dedo en la llaga.
—Ella, está resentida o amargada, no lo sé.
Cuando nos sentamos para empezar la tertulia, con algunos de los profesores de antaño, mi mente se desconecta y mirando a Isabella empieza a recordar que fue lo que nos separó. La conocí cuando ambos teníamos 16 años, ella se acababa de mudar con su padre al principio de curso escolar.
—¿Quién es la chica castaña que lleva esa cafetera roja? — pregunta Jasper, mi compañero y amigo.
—Esa es la hija de Charlie Swan —responde Mike, que en vez de un estudiante parece una alcahueta, se entera de todos los chismes. —Se acaba de mudar con su padre y pasará con nosotros lo que nos queda de estudio antes de la universidad.
—La hija del jefe, es bastante guapa —argumenta el obvio de Tayler —¿Qué opinas Cullen?
Todos me miran a mí. Me encojo de hombros. Tienen razón, es muy guapa, es una chica de pelo castaño, largo y lacio. No es muy alta, rondará el metro sesenta. De frente amplia y una angosta mandíbula con un mentón afilado. Sus ojos son grandes y espaciados entre sí, no sabría decir color, porque está bastante lejos de nuestra posición. Tiene labios carnosos y me están invitando a morderlos.
—No está mal. ¿Quién será el primer payaso que se atreva a acercársele?
Nadie dijo nada, pero ella al ser la novedad, todos estaban mirando en su dirección. El valiente que se acercara a ella siendo hija de quien era, se merecía un monumento.
—Seguro será Cullen — añade Tyler, yo le miro malamente — es cierto Edward, siempre estás el primero de la lista en las fantasías de las chicas.
—Que exagerado eres tío.
—Si no supiera que eres humano porque te has roto algún hueso que otro, pensaría que eres inmortal y que atraes a las féminas para alimentarte de ellas.
—No fumes más María, que se te va la olla
Dicho eso volví a clase, me tocaba biología, por suerte estaría solo en la mesa y podría estirarme. Para mi sorpresa allí estaba ella, ¿enserio? En fin no me quedaba otra que compartir la mesa con ella.
Una semana más tarde Mike, monta una fiesta. Casi toda nuestra clase está invitada, ella también, pero no sé si irá, su padre no parece muy amigo de las fiestas estudiantiles. Me presento allí cuando la fiesta ya ha empezado. La gente está ebria y unos y otros retozan por toda la casa. Mike me da una copa, al pegarle un trago veo que es Ron con Cola. Entro en la sala y allí sentada en una silla, esta ella. Me escabullo por el resto de la casa, para encontrarme con todos mis compañeros y compañeras en actitud muy pornográfica. Al entrar de nuevo en el salón, ella se acerca a mí. Mis alarmas se disparan, ¿No estará pensando en que hagamos lo que el resto está haciendo? "como si te fueras a oponer".
—Eres Edward ¿verdad? —pregunta nerviosa.
—Así me llama mi madre.
—Sé que acabas de llegar, pero ¿te importaría llevarme a casa? — Se la ve preocupada — He venido con Ángela, pero ella ha desaparecido de mi vista.
—Si quieres te acompaño, he venido andando, porque no vivo lejos, pero sino, me esperas aquí voy a casa y te llevo con el coche.
—Andando será, aun no conozco mucho la ciudad, pero…
—Quédate un poco, la fiesta no está tan mal.
—Están todos morreándose.
—¿No te gustan los besos?
Ella se sonroja pero asiente con la mirada.
—Venga te acompaño y así me aireo también que está muy cargado —el ambiente huele a cannabis que tira para atrás. Y aunque en casa sospechan que de vez en cuando me fumo algún peta, no es plan de llegar oliendo a Marihuana.
Esta era la situación más surrealista que me ha pasado. Llego para estar en una fiesta, pero me voy con la hija del jefe, porque no le gusta cómo está terminando la fiesta. De camino a casa del jefe, por las desérticas calles de Port Ángeles, ambos entablamos una conversación.
No me preguntes como, pero de repente la tengo encima de mí, besándome como si no hubiera un mañana. ¿Qué le han puesto en la copa a esta chica? Como ha dicho mi conciencia, no me opongo al asalto. Esta chica besa bien, no es que haya besado a muchas chicas, ninguna en realidad. A pesar de tener a todas las chicas del instituto "A mis pies", como había dicho Tyler, no he estado con ninguna.
De camino a casa, nos quedamos en el parque, seguimos morreándonos apoyados en una pared. He podido desabrocharle unos botones de la camisa. Los que escondían sus turgentes pechos.
—Espero que eso sea el móvil — dice ella cuando el pantalón se me hace más estrecho.
—No cariño eso es mi hombría que lleva 16 añitos escondida.
Continuamos besándonos hasta que nos quedamos sin aire. Nos sentamos en el banco más cercano. Me levantó abruptamente y de cara a los setos, me pongo a mear, un poco incómodo, porque aún tengo una semi erección, pero la vejiga no entiende de momentos incomodos y dolorosos.
—¿Chaval que haces meando en los setos? —después de esconder mi hombría, me giro para darme cuenta que quien me ha interrumpido es un agente policial y para mi suerte no es Charlie.
—Perdón, pero no hay un baño cerca —respondo poniendo mi mejor sonrisa.
—¿Bella? —Ella la saluda — ¿te está molestando este chico?
Cinco segundos se toma para decirle al policía que no me conoce, el mismo tiempo que tardo yo, en guardar mi china disimulando en su bolso. No quiero que me pillen con la María que me pasó ayer Tyler.
—¿Te llevo a casa Bella?
—No hace falta, he quedado aquí con una amiga.
—Buenas noches entonces, y tú súbete los pantalones y márchate o te vendrás conmigo en la patrulla.
El policía se marcha y Bella y yo nos reímos. Nos morreamos un poco más, y después la acompaño a casa, ella me da su número de teléfono. Y yo me voy más caliente que el tipo del tridente a casa. Me parece que me va tocar hacerme una paja antes de ir a dormir.
Al día siguiente la llamo. Pero la muy bruja me había dado un número de teléfono incorrecto. Al responder del otro lado, un chino me lee las clases de arroz frito. La cabrona me ha dado el teléfono del restaurante chino del pueblo. Joder, la chica me gustaba, besaba muy bien, ¿por qué me hace esto? Tendré que esperar a la vuelta a clase para pedirle la china. Al menos me queda el consuelo de haberle tocado las… Cuando la veo en clase al lunes siguiente, ni siquiera me saluda.
—Nena, soy tu refresco —le digo picaresco —agítame antes de usarme.
Pero en vez de reí, como yo esperaba que lo hiciera, r me hace la peineta y se marcha. Mujeres, que difíciles son.
Así fue como empezó mi andadura en el amor, ha pasado el tiempo y no he mejorado mucho, sigo siendo un chico flacucho. Al menos no he vuelto a besar con los ojos cerrados, ni lo volveré a hacer jamás. Eso solo es para enamorados que pasan la vida en babia.
POV Bella
No me hacía gracia asistir a esta reunión, sobre todo porque sabía que él vendría. Aunque como siempre llegando tarde. En fin Ángela me lo pidió y yo como buena amiga le hice caso, así que aquí estamos, yo mirando a mi archienemigo y con los ojos de los hombres en mí. No he cambiado mucho, pero tampoco es para que me miren.
Nos sentamos para iniciar la reunión. El paso del tiempo tampoco ha pasado por él. Sigue siendo el mismo chico guapo de antaño, creo que fue por eso que le pedí que me acompañara a casa, quería estar a solas con él.
De camino a casa paramos varias veces porque no podíamos dejar de besarnos. Pero el muy cabrón me la lio gorda. La bronca de mi padre aún está fresca en la cabeza.
—¿Tan pronto en casa hija?
—Sí, me estaba aburriendo un poco en la fiesta, y me he venido.
—¿Tú sola?
—He venido con Ángela papá, no te preocupes y disfruta de tu noche libre.
Dejo el bolso en la entrada y me voy a mi habitación. Pero mi padre me llama y tengo que bajar de nuevo.
—¿Qué pasa papá? —Me enseña un paquetito en su mano —¿Qué es eso?
—No sé, dímelo tú. —Está enfadado, la vena sobresaliendo de su cuello es un indicativo — la hija del jefe de policía drogándose.
—Papá eso no es mío.
—¿Y de quién es? ¿De la vecina? —Coge mi bolso —Estaba aquí y esto es tuyo.
—Enserio que no es mío papá, alguien me lo habrá puesto ahí, en algún momento en la fiesta.
—Júrame que no es tuyo
—Papá lo juro.
No queda muy conforme, pero al menos se tranquiliza un poco.
—No vas a volver a ir a ninguna fiesta hasta que tengas 18 años, y como te vuelva a encontrar una cosa de estas, te mando a un internado, por mucho que te quiera.
La amenaza de mi padre, de no ir a las fiestas, se cumplió. Solo me dejó ir al baile de fin de curso y cuando me gradué, que me dejó ir al baile de graduación. Pero desde ese momento las demás fiestas quedaron prohibidas para mí.
El fanfarrón de Edward se rió cuando vino a pedirme lo suyo y le dije que mi padre lo había descubierto y que gracias a él, me quedada sin salir de casa. Pero desde ese día no he dejado de pensar en él. Le hice cruz y raya porque no quería que se acercara a mí, le di mi número y ni me llamó, pero no pude olvidar sus labios.
¿Seguirá soltero? Al menos por su apariencia parece que sí. Él tampoco ha cambiado mucho, y si hubiera estado casado y con hijos no estaría así de bueno. Quizás se me pase el mosqueo y le dé una oportunidad.
—Sigues enfadada conmigo —afirma el chico que, desde que me entere de esta reunión, se roba mis sueños.
—¿Qué te parece? Si me pides el número y luego no me llamas, pues no es para hacerte fiestas.
—Pero si me lo diste tú y estaba mal —se queja — cuando llamé a ese número me salió un chino cantándome el menú.
—¿Cómo te voy a dar mal mi numero? — Estoy enfadada por su acusación—. Yo no me llamo pero creo que soy lo bastante lista como para memorizarme mi número y darlo a aquel que me interesa correctamente.
Edward saca su móvil y busca entre los contactos.
—Mira este es tu número de teléfono. — En la pantalla aparece mi nombre en su lista de contactos y bajo un teléfono.
Me empiezo a reír, claro que le saldría el restaurante chino. Ha bailado los números. Mi enfado desaparece por completo cuando observo que no me llamó porque había apuntado mi número mal y porque aún me lleva en su agenda a pesar de todos estos años.
—Bobo, has mezclado los números, así que no me eches a mí la culpa. —Le hago ver su error —. Has puesto 35 y 69 y es 53 y 96.
Ambos nos reímos después de eso, nuestros excompañeros se nos quedan mirando. Pero nos da igual, como un despiste tan pequeño, te puede cambiar la vida.
—Y yo tratándote de arpía —reconoce cuando ambos dejamos de reír.
—Dejemos a los viejos compañeros aquí y vamos a aclarar las cosas.
Me despido rápido de mis compañeros y Edward les lanza un saludo genérico pero sin pararse en nadie. Después de nuestra apresurada despedida, Edward y yo nos vamos para recuperar el tiempo perdido.
Aquí os dejo un nuevo OS, espero que os haya gustado, ya sabéis como podéis hacérmelo saber. Gracias a todas las lectoras que han leído el capítulo anterior, en especial Jade HSos, Santa Ramírez, Maribel 1925, mony17, que se han tomado unos minutitos para dejar unas palabras.
Tecupi
