Los personajes son de , todo aquello reconocible como una canción, es obra de Melendi, pertenece a la canción que ha inspirado este capítulo.
ADVERTENCIA, este OS, está basado en una canción, que trata los abusos a menores, hay escenas que pueden herir sensibilidades.
Summary: Jane decide poner fin a su vida, no puede superar lo que le está ocurriendo siendo apenas una adolescente.
Tortura
Esta es la historia de Jane, una chica de veinticinco años, que no tuvo una adolescencia feliz, Aro se encargó de hundirla. Sabía que era algo malo lo que aquel cabrón hacía pero por miedo o rabia nunca se atrevía a compartir la situación. A ella le dolía, más en su mente que en su cuerpo, y en la vergüenza del silencio se marchitó su corazón.
Todo comenzó el día que enterraron a su madre. Jane tenía recién cumplidos los 16 años, cuando una pareja de policías, les comunicó a su padre y a ella que Sulpicia había tenido un accidente y había muerto de camino al hospital. Dos días después la estaban enterrando en el cementerio municipal.
Al llegar a casa, Jane se puso a llorar a moco tendido, ella había estado aguantándose las ganas durante el sepelio. Su padre, Aro, la dejó llorar, aunque sufría por ella. Cuando se hizo la hora de la cena, entró en su habitación para llamarla. Jane seguía llorando. A Aro no le gustaba que su pequeño terroncito estuviera sufriendo.
—Cariño, sé que la echas de menos, yo también lo hago —dijo sentándose en la cama de su hija —pero tenemos que ser fuertes por ella.
—Es que no es justo, ella está muerta y el capullo que se saltó el Stop solo tiene una luxación de hombro y poco más.
—La vida no es justa. Es hora de cenar.
—No tengo hambre —dijo la chica entre lágrimas.
—Deberías comer, pero no te voy a obligar —Aro se levantó de la cama y se dirigió a la puerta —descansa hija.
Cuando se iba a dormir, pasó por la habitación de su hija, ya no oía sollozos, entró para cerciorarse, si estaba dormida, al acercarse, vio su rostro surcado de lágrimas. Se sentó donde había estado antes, y le acarició la mejilla.
—Terroncito, ahora tú y yo debemos estar más unidos que nunca — dijo depositando un beso en la comisura de su labio —seremos felices juntos.
Después de eso salió de la habitación camino al baño, necesitaba una ducha de agua bien fría. En su cuarto Jane, abrió los ojos, había oído y sentido todo lo que su padre hizo en su habitación.
Días más tarde, Aro cambió su manera de comportarse frente a su hija. Se levantaba y en vez de ir vestido como siempre, iba en ropa interior, sin importale que su hija viera la erección con la que solía levantarse. Llegó incluso a entrar al baño cuando ella se estaba duchando. Y dejaba la puerta del baño abierta cuando él hacía uso de él.
—Papá deberías vestirte —le dijo ella la primera vez que lo vio desnudo — y dejar de entrar al baño cuando yo estoy dentro.
—Hija mía, disfruta de la desnudez, somos familia.
—Que seamos familia no quiere decir que nos paseemos por la casa desnudo, a mamá no le haría gracia ir desnuda por ahí.
—Tu madre no está y no sabes lo que me gusta masturbarme después de haber olido tus braguitas. Tienes un olor muy especial.
—Espero que sea una broma —dijo Jane quedándose blanca de repente — debes de haberte golpeado en la cabeza sin darte cuenta, porque te estas comportando como un loco.
—Dale un abrazo a tu padre.
—Cuando te vistas —respondió ella retrocediendo al ver que su padre se acercaba a ella.
Estaba desnudo y Jane no quería acercarse a su padre. Pero su padre la acorraló contra la pared y ese día fue cuando Aro, comenzó a desfogar sus instintos animales con su hija, él decía que solo era un juego, que necesitaba ciertas atenciones y que Jane era la persona más cercana.
Las otras niñas no jugaban al mismo juego que jugaba Jane. Las otras no se desnudaban ni les contaban los lunares. Y amanecía en sus sábanas lagrimitas de sangre. La tortura de Jane, era su padre, más que padre una cruz. Más que cruz el dolor que vieron las paredes de aquella casa.
Ella creía que después de la noche oscura llega el día, pero en su caso nunca se cruzó el ocaso. Nadie escuchó su desnudez.
Había pasado un mes de la muerte de su madre. Ella apenas salía de su habitación, tenía miedo de encontrarse con su padre, aunque ella sabía que por la noche la buscaría cuando ella fuera a dormir. Intentaba pasar el más tiempo posible fuera de casa, ya que su padre aprovechaba cualquier momento para abusar de ella.
—¿No te vas a casa? —le preguntó una de sus compañeras de clase, Jane se había alejado de todo el mundo, parecía que nadie se preocupaba por ella.
—No, me he dejado las llaves en casa, y mi padre no llega hasta más tarde, así que me da igual estar aquí que esperando en la puerta de casa.
—Como tú veas, pero si estás aquí no sabes si tu padre ha llegado a casa.
Ella sabía que su padre estaba en casa y que ella tenía las llaves en el fondo de su bolso, le pesaban como una piedra, pero nadie más que ella parecía notarlo.
Al llegar a casa abrió la puerta con sumo cuidado, oía a su padre silbar en la cocina. Ella pasó sin hacer ruido, no quería que su padre comenzara antes con las muestras de afecto hacia ella. Deseaba cumplir los dieciocho para poder irse de casa.
—Muchacha ¿estás bien? —le preguntó una mañana una vecina que la vio llorando.
—Si no se preocupe, solo he estado recordando a mi madre y me he puesto triste.
Pero en realidad no estaba pensando en su madre y no estaba bien. Le hubiera gustado gritar a los cuatro vientos, lo que le pasaba y que por favor alguien la sacara de ese infierno. Pero le atormentaba la vergüenza que pasaría. Sus lágrimas no eran por el recuerdo de su madre, que aunque la echaba de menos ella no tenía la culpa de sus desgracias. El culpable era Aro, que al levantarse esa mañana con una erección no se había contentado con la masturbación, había acudido a su habitación y la había tomado por la fuerza.
Jane poco a poco se fue haciendo mayor, encerrada en sí misma renunciando al amor. Y no era porque no tenía chicos que se aceraran a ella, pero su padre la estaba dañando física y mentalmente. Le había hecho creer que todos los hombres eran malos, excepto él.
Hoy era su dieciocho cumpleaños. Ella, un año antes, había comenzado a tomar anticonceptivos, pues a pesar que su padre usaba protección, ella temía poder quedar embarazada, no sería ni la primera ni la última, pero no quería explicar a nadie, porque estaba embarazada si ni siquiera tenía novio.
Aprovechó que su padre estaba fuera todo el día por una reunión, para presentarse en la comisaría más cercana y denunciarlo. Presentó pruebas de agresión sexual, y Aro fue detenido y enviado a la cárcel.
Ella comenzó su vida universitaria, pero era un fantasma de la alegre niña que fue. Estaba tranquila porque ahora su padre, no podría molestarla más. Esperaba que dentro de la cárcel acabara pudriéndose, como ella ya lo estaba. En la universidad se había convertido en el bicho raro de la facultad.
Cuando ella cumplió los veintiséis, se encontró a su padre en la puerta de su casa. Lo habían dejado libre antes de tiempo, por buen comportamiento. Ella se puso nerviosa, pero logró llegar a su casa y encerrarse dentro, por suerte había cambiado el paño y él no podría entrar si no echaba la puerta abajo.
Presa del miedo, no supo huir de aquellos putos recuerdos. En el baño encontró el bote de pastillas que se estaba tomando para poder dormir sin pesadillas y se lo tomó de golpe, con un poco del agua del grifo.
—Mamá nos veremos pronto — dijo antes de morir.
Jane cayó al suelo dando un golpe sordo. Y no la encontraron hasta dos días después, cuando ya no se podía hacer nada por ella.
"Este corte no tiene mucho que ver con el resto del disco, pero al final decidí incluirlo para denunciar una realidad que pensamos que no existe, pero que es muy cercana. La idea se me ocurrió cuando visité un centro de menores y allí dentro me contaron una historia horrible. Salí destrozado y con la letra en la cabeza", estás son las palabras que dijo el Autor cuando se le preguntó por esta canción. Por desgracia es una historia real, Lyss que es como se llama la protagonista de la canción, es la cara visible a través de Melendi, de muchos niños que pasan por lo mismo y no son escuchados.
Espero que no os haya escandalizado mucho, he intentado hacerlo lo más light posible, dado que es un tema muy fuerte, pero Lyss y Jane (en mi historia) no son las únicas. Como siempre gracias por leer la historia.
Como siempre mención especial a las que han dejado unos minutitos para dejar unas palabras, Jade HSos, mony17 y Maribel 1925
