Antes de que se olvide, los personajes de crepúsculo no son mios, y todo aquello que se pueda considerar canción, tampoco. Los primeros son de Meyer y lo segundo es de Melendi. Yo solo lo uso para crear historias.

Summary: Ambos son vecinos, el está enamorado de ella, pero ella no le da ni la hora. El intentará enamorarla.

Enamorado de mi vecina

Hoy era el día más feliz de mi vida, estaba a tan solo dos horas de contraer matrimonio con la rubia más guapa del mundo, al menos a mis ojos. Pero no todo fue un camino de rosas, mi nombre es Emmett y voy a contaros la historia de mi vida.

Hoy estoy de mudanza, por fin he podido comprarme un piso y abandonar la casa de mis padres, que aunque los quiero mucho, vivir con ellos no es una opción para tener relaciones sexuales. Así que estoy de lo más feliz, llevando todas mis cosas metidas en cajas hasta mi nueva morada.

No es un piso muy grande, pero tiene tres habitaciones, aunque ahora dos de ellas están vacías. Tiene cocina office y dos baños. Quizás para una familia de cuatro se quedaría pequeño, pero estoy solo así que me sobra espacio, podría incluso alquilar una habitación y sacarme un sobresueldo con el que pagar la hipoteca.

Mis padres y mi hermano me están ayudando con la mudanza, mi madre se ha encargado de la decoración, por lo general ha intentado apegarse a una estética masculina, pero el comedor salón, podría ser perfectamente el de una familia o el de la casa de una chica, tienes colores claros y el mueble es de madera, pero en fin, su dinero su estilo.

Edward sube las últimas cajas, mientras yo me dedico a desembalar y nuestra madre pide comida a domicilio de su restaurante favorito. Mi padre mientras tanto está tirado en el sofá, haciendo uso de mi pantalla plana. La comida no tarda en llegar y esta vez es mi padre quien sale a recibirla y pagarle al repartidor, por suerte para nosotros, he marcado cada caja con lo que contiene, y encuentro fácilmente los platos y los cubiertos.

La comida pasa entre risas y anécdotas, hay también alguna que otra puyita para mi hermano, que sigue viviendo con mis padres a pesar que es dos años mayor que yo y ya tiene novia. No sé cómo se lo montaran para tener sexo, pero es algo que no me compete, ya me preocuparé yo de mi situación, quiero acabar pronto con la sequía que he tenido desde la universidad.

Después de la sobremesa, mis padres se marchan. Edward se queda un poco más, pero parece que no tiene ganas de ayudarme a desembalar las cajas, por fortuna ya he sacado lo que necesito, con tranquilidad terminaré de sacar mis 26 años metidos en cajas.

—¿Te sobran habitaciones? —suelta de pronto.

—No te vas a venir aquí, si lo hubiéramos hablado, podríamos compartir casa y gastos.

—No quiero eso, pero sí podrías montar una de las habitaciones como un dormitorio de invitados.

—¿Y a quien voy a invitar? — pregunto ceñudo.

—A cualquier amigo, a tu hermano…

Le miro malamente, no me gusta como ha dicho eso, mi mejor amigo Jasper, vive unas fincas calle abajo, no tendría sentido que le preparara una habitación, y así se lo hago saber a mi hermano.

—¿Y si os embriagáis? ¿No serías tan mal amigo para dejarlo irse a su casa borracho?

—Entiendo tu punto, pero ¿Qué pintas tú en eso?

—Bueno, si tuviera una cama, podría venir aquí con Bella.

—No vas a usar mi piso como picadero.

Dejamos la discusión ahí, es cierto que mi hermano no se va de casa de mis padres, porque no quiere, y no porque no pueda. Ambos recibimos una herencia de nuestro abuelo y además está trabajando en el hospital con mi padre. Se marcha poco después y yo me dedico a vaciar cajas.

Una semana llevo viviendo solo y aún no he visto a ninguno de mis vecinos. Parece que los dos pisos que hay en mi planta, están vacíos, sino es que los propietarios son muy silenciosos y por una parte me gusta, pero por otra no tanto porque yo suelo armar jaleo sobre todo si tengo a mis amigos en casa.

Me llega una carta de la comunidad, van a hacer una reunión de vecinos, espero conocer a alguien, porque si necesito alguna cosa, no sé a quién dirigirme. Cuando se hace la hora bajo a la portería, aún no ha llegado nadie, espero que no se trate de una broma. Poco después van bajando los vecinos y a la hora en punto, aparece el administrador de fincas.

—Buenas tardes —saluda cuando se une al grupo — he convocado esta reunión para hoy porque han llegado dos nuevos vecinos, y quería poner a la comunidad al tanto de ciertos aspectos referentes a la finca.

Sé que uno de los nuevos vecinos soy yo, ¿pero quién es el otro? Esperamos unos minutos hasta que una rubia despampanante aparece por la portería, saluda con timidez y se acomoda en el gran círculo.

—Cómo iba diciendo los nuevos inquilinos —el hombre mira una lista — el señor Cullen y la señorita Hale, han adquirido recientemente sus viviendas, por eso luego me quedaré con ellos para darles los detalles sobre los pagos a la comunidad. Ahora quiero comentar…

No me entero mucho de lo que está diciendo este hombre, algo sobre el garaje y la fachada, me gustaría prestarle más atención pero no puedo dejar de mirar a la diosa griega que tengo delante, ella sí parece prestar atención, ya tengo un pretexto para acercarme a ella, siempre le puedo decir que al ser mi primera reunión de vecinos estaba un poco perdido. ¿Quién será? ¿Cómo se llamará? ¿En qué piso vivirá? ¿Estará casada? Con esas preguntas en mente se pasa la reunión, y solo vuelvo en mí cuando el administrador nos llama a los nuevos inquilinos, los demás vecinos se van marchando poco a poco, al final solo nos quedamos la rubia y yo. Así que ella es la señorita Hale, ¿de qué me suena ese apellido?

Va, da igual. Me acerco al administrador, colocándome al lado de la señorita Hale y oliendo su agradable perfume, no sabría decir que lleva, pero huele bien. La reunión de tres no dura mucho el hombre solo nos quiere para decir cómo debemos pagar las mensualidades de la escalera y donde podemos hacerlo. Cuando termina yo me marcho, corriendo por las escaleras, he quedado con mi amigo Jasper para una partida a la consola.

Vivir solo no se me da mal, he aprendido a poner la lavadora, aunque mi madre haya tenido que venir a ayudarme para no quedarme sin ropa, lo que se me resiste es la cocina. Esta mañana me he levantado con ganas de un buen desayuno, voy a cocinar y no me sorprendo cuando no encuentro la sal, ¿los vecinos se prestan esas cosas? No lo sé pero yo quiero desayunar y no puedo poner sal. Me pongo una camiseta y mis pantuflas y me dirijo a casa de mis vecinos, en el apartamento marcado con la A no me abre nadie, no sé si porque no viven o porque ya se han ido. Me dirijo al C que se encuentra en la otra punta del descansillo. Bueno no es que tenga que andar diez kilómetros, pero es que el otro piso está enfrente de mi puerta.

Llamo a la otra puerta, desde dentro se oyen unos tacones, menos mal que no vivo debajo porque si no me pondría de muy mal humor, con el clic-clic cada vez que se moviera por casa. Me preparo para pedirle a mi vecina un poco de sal, pero me quedo mudo cuando quien abre la puerta es ella, la señorita Hale.

—¿Si? —me pregunta con su tono de voz fuerte y segura.

—Eh, esto quiero Las, digo lsa —me frustro cuando se me enreda la boca ella se ríe y su risa suena como los ángeles, no es que haya escuchado los ángeles, pero si lo hiciera seguro que sonaría como ella. — Sal.

—Te la doy pero siempre que no quemes el edificio.

—No soy tan malo cocinando —ella rueda los ojos.

—He olido las veces que se te quemaba la comida…

—Bueno está bien, no soy un gran chef pero no me muero de hambre.

Vuelvo a casa un poco molesto, no soy Grant Achatz, pero eso no me convierte en un pirómano culinario. En fin cuando entro en casa, ya no sé para qué quiero la sal, así que me preparo unas tostadas de aceite y sal, que eso gracias a la tostadora no se me quema. Para comer pediré a domicilio.

Mientras me preparo mi suculento aperitivo, nótese el sarcasmo, le doy vueltas al ridículo que he hecho cuando le he pedido la sal "¿enserio Emmett?, ¿enserio le las pedido las y luego lsa?"

Habrá pensado que soy un palurdo que no sabe hacer la O con un canuto. Pero en fin, que le vamos a hacer si ella es la causante, espero que la próxima vez que vaya a pedirle algo, no haga el ridículo.

Los días pasan y no la vuelvo a ver, pasa más tiempo fuera que dentro, a ella no se le caería la casa encima en caso de catástrofe. En fin, yo también paso tiempo fuera, porque tengo un trabajo y eso lo hago fuera de casa, pero me gusta descansar.

Hoy tengo que poner la lavadora, el montón llega hasta el techo, exagero pero sí tengo que poner la lavadora. Acaba el programa que le he puesto y la tiendo, mi vecina ha ocupado uno de los hilos que cruzan de ventana a ventana, todas las prendas son intimas, me quedo mirando uno de mis calzoncillos, su ropa es tan minúscula que de mis bóxer salen como dos o tres de sus bragas, si es que se pueden llamar bragas a ese trozo de tela. En fin, dejo la ropa tendida, su ropa interior cuelgan con mis calzoncillos, igual les gusta intimar y se lo dicen a su dueña. "¿Que estás pensando, imbécil? La ropa interior no habla". La ropa interior no lo sé, pero la cama sí, anoche tuvo juerga, los muelles de su cama estaban de concierto. Y yo a pan y agua, porque no encuentro una chica que me dé un poco de amor, terminaré casándome con mi mano, ya que ella ha intimado más con mi miembro que cualquier otra chica.

Me quito de la cabeza la escena que escuché, no sé cómo se llamara ese tipo, pero sé que su apellido es King, porque ella dijo "oh, nene, tu polla hace honor a tu apellido, es todo un rey", ni siquiera sé qué significa eso y tampoco lo quiero saber. Pero me jode porque me tuve que ir a dormir a la otra habitación, que al final acabé haciendo caso a mi hermano y la acondicioné como habitación de invitados.

El tiempo pasa muy deprisa, ya estamos en agosto, este año no tengo pensado irme de vacaciones, con esto del piso nuevo, me he quedado con la cuenta tiritando, pero supongo que me acercaré a casa de mis padres y haré uso de su piscina, este año es especialmente caluroso.

En el descansillo oigo a mi vecina, me asomo por la mirilla, y la veo esperando el ascensor con una maleta. ¿Se va? No voy a ver su ropita interior colgando en el hilo de tender, esa ropita que me pone duro al instante solo de pensar cómo se verá en su piel, en esas curvas que tiene y me vuelven locos, no me importaría marearme si eso implica pasar mis noches con ella. Estoy tentado de salir y decir que no se vaya, porque la voy a echar de menos, pero no puedo meterme en su vida, solo somos vecinos. Aunque mi corazón, mi cerebro y lo que me cuelga entre las piernas la echararán de menos.

Ya ha llegado febrero y decido empezar un acercamiento con ella, cuando el día de San Valentín se acerca, llamo a la floristería donde mi padre va a comprar flores para mi madre, y encargo un ramo de rosas, que sean bien bonitas, le pido que pongan una frase "te quiero" no la firmo, me da vergüenza que ella me vea como un tonto, por mandarle flores sin siquiera haber compartido cuatro palabras.

Los años pasan, y siempre es la misma rutina, trabajo, algo de diversión y ver como mi diosa, se acuesta con otros, bueno ver no, pero oír… he comprado tapones para poder dormir en mi habitación.

En febrero siempre le mando el correspondiente ramo de flores, pero este año es distinto, voy a mandarle una carta, ya me he cansado de estar esperando a que la Divina Providencia actúe por mí.

Rose pov

Mi nuevo apartamento es magnífico, aunque igual un poco grande para mí sola, pero no importa, me ha permitido independizarme de mis padres, y si me veo agobiada por las deudas, siempre puedo buscar un compañero o compañera de piso.

El primer día nos hicieron una reunión para hablarnos sobre las cuotas de escalera, también comentaron que teníamos que hacer una derrama para pintar la fachada y arreglar unos cuantos desperfectos del tejado, que ocasionaron las lluvias y no sé qué mierda del garaje, en fin cosas que tiene la vida de ser propietaria de tu propia casa.

Todos mis vecinos parecen simpáticos, a excepción del que comparte descansillo conmigo, que no sé si es tonto o se lo hace. No sé cómo le han permitido mudarse solo, si no sabe ni cocinar. La ropa me huele a quemado cada vez que la lavo y tiendo en el deslunado y a él se le ocurre cocinar, sobre todo aquella ropa delicada que no puedo poner en la secadora, que me tuve que comprar por su culpa.

Por suerte para mí, no paso mucho tiempo en casa, mi trabajo me mantiene ocupada y cuando llegue verano, tengo un viaje preparado para hace con mis amigas. Hoy estoy nerviosa, porque voy a invitar a un tipo que conocí el sábado pasado a mi casa, se llama Royce y me gusta mucho, espero que no me decepcione. Decidí quedar en mi casa, porque para mí es terreno seguro, que me puede hacer algo igual, pero si el mastodonte de mi vecino esta en casa, gritaré y el seguro que hace algo.

Por suerte la cita con Royce va bien, y la primera noche acabamos en la cama, espero que mi vecino estuviera durmiendo, y tenga el sueño pesado, porque yo tuve que reparar la pared de los golpes que di en ella, tras una noche de magnifico sexo.

Royce y yo llevamos saliendo juntos un par de meses, nuestros encuentros son siempre en mi casa, porque el comparte piso con un amigo, y a mí no me gusta tener público cuando estoy follando.

No creo que Royce sea mi alma gemela, pero mientras que la encuentro pues voy divirtiéndome. No creo tampoco que mi vecino sea mi alma gemela, somos muy contrarios y seguro que si estuviéramos juntos andaríamos siempre discutiendo por todo, pero he de reconocer que tiene algo que me atrae, pero creo que es gay porque siempre entra un chico a su casa. Me da igual, lo que haga con su vida, él no se mete en la mía, yo no me meto en la suya.

Ya está, ha pasado el verano y la vida sigue después de las vacaciones, tengo la piel más tostada que antes, y cualquier cosa que me ponga me sienta bien. Sigo mi vida como hasta ahora, trabajo y diversión, diversión y trabajo. Hasta que llega fin de año y me ascienden en el trabajo por mi trayectoria profesional, y no por haberme acostado con el jefe como si hizo la que ocupaba antes ese puesto, no sé qué habrá sido de ella, pero de la noche a la mañana desapareció.

Estoy muy a gusto en mi empleo, a pesar de llevar años, el trato con mis compañeros no ha cambiado. Todos los meses de febrero hasta ahora me ha estado llegando un ramo de flores, nadie firma la tarjeta y siempre me dice lo mismo que me quiere, debe ser alguien conocido, porque a nadie le he dicho donde vivo, ¿mis padres? Aunque no es mucho de su estilo, ni las flores ni decir te quiero, aunque sé que lo hacen.

En fin estoy esperando al repartidor, que no me defrauda cuando llama y le veo, le sonrío y él se sonroja. Estoy harta de no saber quién me las manda, porque como siempre no aparece el nombre del remitente.

Pocos días han pasado cuando recibo una carta, al leerla se me seca la boca, acabo de descubrir quién es el admirador secreto. Decidida voy en su búsqueda.

Narrador pov

Ella sabía que las flores no podían ser de Royce porque ya no están juntos, él se declaró bisexual y había encontrado el amor en un chico de su trabajo. Pero no se imaginó ni por asomo que había sido su vecino, ese que la sacaba de sus casillas.

Con la carta en la mano se acerca a la casa de al lado, espera que no le esté gastando ninguna broma, porque si es así se cabreará mucho, nadie se burla de ella, y tampoco nadie quiere conocer a la Rosalie enfadada, puede ser peor que un huracán.

Emmett abre la puerta nada más suena el timbre, la sonrisa que estaba a punto de asomarse en sus labios se desvanece en cuanto ve la furia en sus ojos.

—¿Esto es una broma? — le tiende la carta.

Querida señorita Hale:

No sabes que difícil resulta el amor cuando no sé si tú sabes que existo. Con la única esperanza de que un día mientras baje la basura, tú te fijes. Que difícil este amor unido por la derrama. Que difícil resulta el amor que te convierte en espía. Que difícil resulta el amor visto desde una ventana. Que difícil es echar de menos algo que nunca he tenido, que difícil morirse de celos de hasta la maldita letra que nos separa.

Que difícil resulta el amor compartiendo descansillo. Que difícil pedir sal sin saber ni cocinar cinco veces por semana. Que difícil este amor persiana contra persiana. Que difícil entrar en tu vida, algo que hace hasta el cartero, para darte ese ramo de flores que siempre te envió a mediados de Febrero, diciéndote que te quiero.

Tu admirador

E.

—No, eso es lo que siento por ti, desde que te conocí en esa reunión de vecinos, ni siquiera me entere que teníamos que pagar una derrama por estar pendiente de ti.

—Y ¿venias a pedirme sal, solo para verme?

—Si —dice él tímidamente — a base de eso aprendí un poco a cocinar, no soy un chef profesional pero al menos no me muero de hambre.

A él le sorprende que ella se eche a reír, él frunce el ceño y de repente tiene a la chica en sus brazos y sus lenguas, se enredan, como pueden entran en el piso y cierran la puesta. Lo que pasó en esas cuatro paredes que llaman habitación, ya os podéis imaginar que pasó.

Emmett Pov

Rose y yo llevamos saliendo un año, un año de amor, y tanto mi casa como la suya han sido testigos de nuestras noches de pasión, al menos ahora soy yo el que la hace gritar de placer y el que hace que sus muelles rechinen.

Por eso he decidido pedirle matrimonio, no sé cómo se lo tomará, pero vivimos prácticamente juntos, o bien en su casa o en la mía, pero pasamos largas temporadas durmiendo juntos todas las noches.

Tengo la velada perfecta, una cena romántica a la luz de las velas, una comida que no he cocinado yo, porque no quiero mandarla al hospital y el anillo en el bolsillo interior de mi chaqueta.

La cena ha ido muy bien, ahora espero que el resto sea mejor. Cuando ella se da la vuelta para poner un poco de música, aprovecho para hincar mi rodilla en el suelo. Ella arquea las cejas cuando al girarse me ve en el suelo. Ahora es mi momento.

—Rose cariño, eres la mujer más bonita que he conocido en la vida, no sabes que difícil es estar casi hasta desesperar colgado de la vecina, es decir tú —me apresuro a decir cuando ella arque las cejas otra vez — vivimos prácticamente juntos y me haces muy feliz, por favor, cásate conmigo.

Ya os podéis imaginar su respuesta cuando ahora estoy en el altar esperando a mi vecina, es decir a mi prometida, la mujer más bella del mundo. Y espero que duremos para siempre, haré lo que esté en mi mano para poder llegar a ser unos viejitos adorables, y poder contarles a nuestros nietos como nos enamoramos.

Aquí un episodio más de melodías desordenadas. Como simpre agradecer a las lectoras que se pasan por ella, ya sea que dejen o no palabras a las que si lo hacen quiero hacer una mención, Maribel 1925, Jade HSos y mony17.