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— Diálogos, ya esté en formato de negrita, cursiva, cursiva-negrita o normal —
«Remembranzas»
{Pensamientos}
[Diálogos de Espíritus] o [Diálogos de Espíritus]

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The Curse Project
Por: Fjola Lovely.

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CAPÍTULO 11
Oferta y Demanda

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En un dormitorio a oscuras, Anna abrió los ojos de improvisto al sentir una incomodidad bastante familiar. La Itako gruño por lo bajo, malhumorada y resignada a dicha condición de la cual todavía no se acostumbra, la molesta sensación de querer ir a orinar cuando estás en la comodidad cálida de la cama, envuelta por unos brazos que le brindaban un nostálgico confort y cariño, acunándola para que se sumerja en un reparador sueño.

Pero… cuando la madre naturaleza llama ni la mismísima Itako podría evadirla, así que a duras penas se incorporó de la cama, no pudiendo evitar mirar con envidia la cara durmiente de su acompañante. Bufó y se levanto de la cama para dirigirse al baño del dormitorio, sobreviniéndole un escalofrío ante la ola del fresco aire de la madrugada.

Por enésima vez gruñó malhumorada. Tanto Fausto como Elizabeth le advirtieron lo que implicaría un embarazo, pero… no dejaba de ser molesto algunas veces, en especial con los mareos matutinos que a veces conllevan al vomito u orinar a cada rato, sin importarle que estaba haciendo. Por lo que ha olvidado que es tener un agradable y reparador sueño desde que los síntomas se han hecho cada vez más evidentes, así como tener pleno control de su propio cuerpo.

…Y se supone que apenas está iniciando…

Anna volvió a emitir un largo, largo suspiro.

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En un gran y desastroso dormitorio, yacían Yoh junto sus amigos en un estado bastante lamentable. Habiendo resto de comidas, envolturas de chuchería y vasos desechables vacíos sobre ellos mientras que dormían profundamente.

El visitante que irrumpía en el dormitorio mostró su desaprobación, por lo que anotó mentalmente que se aseguraría de que limpiaran este desastre si querían acabar el día, vivos y en una sola pieza. Al menos mantuvieron a raya su escándalo durante su desvelo festivo.

Busco con la mirada a su presa, hallándolo con la boca abierta babeando con una expresión contenta mientras abrazaba la almohada y balbuceaba algo ininteligible. Mientras se acercaba, pensaba que mejor manera de sacarlo de su ensoñación…

¿Por las buenas? ¿O por las malas?

—…Yoh…

El aludido se removió balbuceando, pero sin mostrar indicios de despertarse.

«Por las malas entonces» Pensó no muy disgustada con la idea, al contrario una chispa maliciosa fulguraba en sus ojos ámbar. Dándole un aire intimidante. En cuanto la víctima, como si anticipara el altercado que sufriría, su rostro contento se torció a incomodidad y de un pálido color morado.

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Luego de un ruidoso despertar, más ser obligados a limpiar dicho desorden que se intensificó provocado por la pareja del Joven Asakura; todos estaban finalmente reunidos dos horas después en el comedor, disfrutando de un delicioso desayuno que preparó Tamao con la colaboración de Lilirara, Zahira y Pirika.

Y aunque la comida estaba deliciosa, la mayoría tenía una cara de pocos amigos por el abrupto despertar, seguido de la laboriosa faena de limpiar sin objeciones ni descansos. Por lo que el comedor yacía en un cómodo silencio, siendo roto nada más por el ruido de los utensilios en la mesa mientras que comían.

— Bien —Ren situó sus palillos como corresponde la etiqueta de los buenos modales en la mesa. — Andando.

Chocolove y Horo no tardaron en reaccionar, poniendo los ojos en blanco al iniciar tan temprano la tiranía de su compañero:

— ¡Deja comer primero…!

— ¡Deja al menos saborear la comida!

El joven Tao les dirigió una mirada condescendiente ante sus reclamos, provocando irritar aun más a sus compañeros. Sin embargo, hasta el heredero Tao no tenía energías para discutir con su típico lenguaje arrogante e insultante a su equipo.

— Me adelantaré. Más les vale no huir.

El neoyorkino como el originario de Hokkaido gruñeron nuevamente, al oír el despectivo que la hacía entre líneas, tragándose los insultos porque sus bocas estaban llenas, pero prometiendo que se lo cobrarían una vez que se unieran al entrenamiento.

Por otra parte, Anna concluía también con su comida y se servía un poco de la infusión que Zahira le preparo una vez saliendo del baño en la madrugada. Haciendo maravillas porque ha disminuido las nauseas y otros malestares matutinos del embarazo.

— Chicos, cinco minutos.

Las palabras concisas de la Itako fue el claro indicativo de que era el tiempo restante para comer sus desayunos. Por lo que el equipo Funbari Onsen ya adaptado, se encargaron a disfrutar su desayuno en el chance pautado.

— ¿Y nosotros también? —Mencionó la joven Tao, no estaba muy emocionada por entrenar pero sabe que mientras se mantenga participando en el torneo, es necesario fortalecerse si o si. Sería humillante como Tao, perder sin dar pelea y, de ser posible, prefería mantenerse invicta… A menos quién le tocase luchar con su propio hermanito.

Zahira que, de acuerdo a las palabras de la pragmática sacerdotisa, no era una persona madrugadora. En consecuencia, no tenía su habitual energía entusiasta ni sonrisa juguetona. A cambio, tenía una expresión tranquila e indiferente, casi rayando al aburrimiento al caer sus parpados.

— No habrá entrenamiento hoy, ni mañana —Contestó Zahira, llevándose un bocado a la boca.

— ¿Por qué?

— Porque… —Hizo una pausa, y con su semblante impasible, era difícil de ignorar al darle un aire serio. — Quiero, puedo y me apetece.

Las integrantes de Abyss cayeron incrédulas ante la cínica respuesta. Pero Tao pronto se recompuso, hoy ella también se daría el gusto de no entrenar y a cambio hacerlo un buen día: — Perfecto. Entonces Lilirara ¡Vayamos juntas a divertirnos!

— A-Ah… pues…

La Seminoa que no esperaba tener el día libre, estaba un tanto insegura sobre la idea de Jun. Dado que estaban en un torneo en los que sus adversarios son fuertes, deberían de prepararse…

— Hazlo, Li —Indicó Zahira, provocando que los ojos azul hielo se enfocaran en su benefactora quién le sonrió. Siendo un gesto sincero y conciliador. — ¿No es lo que querías?

La pregunta de la chamana con poderes de oscuridad, provocó que Lilirara recordara fragmentos de los días en la cueva, mientras que luchaba por sobrevivir a las heridas causadas por Hao. En ese tiempo fue que surgió su resolución que, acabó fortaleciéndose durante los siguientes meses después que llego a la aldea Apache.

La estadunidense chamán se sonrojo un poco, recordando su estado vergonzoso cuando le contó sin filtro todas sus angustias a su benefactora, en aquel entonces ocultando su identidad con una máscara. Por lo que más animada, Lilirara se dirigió a Jun más segura:

— Me encantaría ¿Y a dónde iremos?

La Tao sonrió feliz que la Seminoa haya decidido unírsele, porque antes que iniciara la Shaman Fight. No tenía amigos con quién salir ni divertirse, pero ahora tenía la oportunidad y no quería desaprovecharla dado que una vez acabada la Shaman Fight, no había garantía alguna de poder darse estos pequeños gustos. A fin de cuentas, era un miembro de los Tao, y si bien las cosas han mejorado desde que se relacionaron con Yoh Asakura y su grupo, no podían ignorar la vida turbia que acarrea tanto ella como su familia.

— No te preocupes. En el tour a París, vemos.

La sonrisa de la Seminoa se borró: — ¿París?

— Claro, luego de una parada a Hong Kong y Roma.

Manifestó ensimismada en su planeación, ignorante que la actitud segura de su amiga se iba disminuyendo ante la sorpresa e incredulidad. En cuanto a los demás en la mesa, que no estaban sordos, les dirigían una mirada de comprensión a la estadunidense, ya que a ellos también a veces se les olvidaba que los Tao era una familia adinerada que ha amasado desde hace siglos una fortuna, por lo que para una persona promedio hacer tales viajes sería imposible.

Los Asakura también era otra familia pudiente que ha amasado una fortuna desde hace siglos, pero prefieren optar por tener una vida modesta y humilde. Aunque Yoh en su niñez donde fue más rebelde que nunca, tachaba eso como una tacañería, ganándose regaños de su Abuelo Yohmei.

— Ehmn… ¿Entonces te nos une, Zai? —Cuestionó Lilirara, prefiriendo obviar el descubrimiento abismal entre la vida de una persona promedio y la de una persona adinerada.

— No. Ya tengo planes —Y giró con una actitud entusiasta hacía su lado izquierdo, donde yace sentada la sacerdotisa. — ¡¿Verdad Ann?!

— No cuentes conmigo —Indicó con su actitud austera y cortando sin tacto las expectativas de Zai.

¡Oh, vamos! —Exclamó en queja y protesta.

— Acabado el tiempo, chicos.

El Equipo Funbari que ya había acabado de desayunar, se levantó de sus respectivos asientos con un aire solemne dado que sabía que ahora se avecinaba el infierno. Les guste o no. Por otro lado, Horo y Chocolove que ya habían acabado de comer, se despidieron y se retiraron llevando sus platos a la cocina, de ahí saldrían seguro a encontrarse con Ren para entrenar.

— Ann espera. ¡Puedo ayudarte en el entrenamiento!

— Sería algo muy bueno…—Zai nuevamente se animo, mirando expectante a la Itako. — Pero sigues siendo un equipo rival —Contestó un tanto desafiante y competitiva para después marcharse, siendo seguida de cerca por el Equipo Funbari que caminaban como si fueran camino al matadero… (lo cual no estaba muy alejado de la realidad).

En cuanto Zahira que finalmente reaccionó, se mostró enojada, no tardando en hacer un berrinche mientras que comía a regañadientes el resto de su desayuno. El motivo de su disgusto era porque Anna aun sabiendo que no era una amenaza para sus planes de querer coronar a Yoh como el Shaman King, igual la aparta dado a su espíritu competitivo.

—…Eh… ¿Entonces te nos une, Zai?

Insistió Lilirara, ignorando que Jun puso mala cara y si bien, Zahira lo notó y le tenía sin cuidado el malestar de la Tao, igual se negó. Además que la joven chamana de la máscara, sugirió:

— Pero ¿Por qué no salen con Pirika y Tamao?

Las aludidas tuvieron diferentes reaccionar, Pirika se mostró emocionada con la idea. Siempre quiso tener una salida de chicas, pero dado a su tipo de vida y de ser discriminada por sus orígenes Ainu por las otras niñas del pueblo, era una tarea difícil. En cuanto Tamao, se mostró tímida y a la primera reaccionó negándose, poniendo excusas de tener que hacer las tareas domésticas…

— Ah. De ser así, yo puedo hacerlo en tu lugar.

— Y yo puedo ayudarte si quieres —Ofreció Manta a Zai que asintió de acuerdo.

— ¡Ah…! ¡Pe-Pero…!

— ¡Vamos Tamao, será divertido! —insistió Jun más animada al saber que Zahira estaría fuera en sus planes de paseo.

—…A-Ah… bu-bueno… yo…

[¡Ella saldrá!] Intervino Ponchi y Konchi. La chamana aprendiz del arte Kokkuri-san, pronto protesto pero los espíritus lograron persuadirla.

Y así comenzó el día a las seis de la mañana para todos en la posada Funbari.

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En un sector remoto de la isla, el Equipo Funbari Onsen entrenaba sin descanso bajo la supervisión de la Itako. Por lo que han sufrido toda la mañana el infierno, haciéndolo parecer que nunca tendría fin mientras que sentía que los músculos de sus cuerpos parecían desgarrarse en el proceso…

— Yoh.

El aludido respingo en su lugar y con dificultad se giro a ver a Anna quién yacía sentada en una silla playera bajo una sombrilla, con una pequeña mesa donde reposaba una jarra de jugo de manzana con un vaso medio lleno del mencionado jugo, junto con un bol de una variedad de frutos secos. Una visión nada relevante, de no ser por el gran kanabo de hierro que reposaba a un costado de la silla.

De no usarlo, ella usaría a sus Oni. Yoh se acercó, al inicio cauteloso dado al aparente ceño fruncido.

— ¿Sí, Anna…?

— Quiero que compres esto.

A continuación, le extendió un papel que él al darle una hojeada se dio cuenta que era una lista que en la mayoría había mucho de los aperitivos y antojos que suele comer Anna últimamente.

— Pero me voy a tardar —Advirtió, sabía que si no llegaba de inmediato con el pedido del antojo, la joven se tornaría malhumorada e incluso hasta lloraría mientras que le avienta todo lo que esté a su alcance.

— Eso no es un inconveniente —Contesto autosuficiente. — Zai.

— ¡¿…UWAAAH?!

De la sombra bajo la sombrilla, emergió una neblina negra que se intensifico y creció hasta adoptar una forma humanoide que al desvanecerse. Apareció la susodicha como si nada.

— ¿Me llamaste?

— ¡¿Có… Cómo?! —Cuestionó Yoh con ojos lleno de admiración pero a la vez de sorpresa.

Ambas chicas miraron en silencio la actitud infantil del joven Asakura, provocando que Zahira riera y que él saliera de su burbuja emocionada para reponerse. En cuanto Anna ya estaba acostumbrada a esa actitud de él, una que la considera muy adorable e incluso a veces le despierta unas ganas de quererlo molestar o… mimar…

— Érebo es el Dios de la Oscuridad, así que con su poder puedo escuchar, ver y teletrasportarme a través de las sombras —Le explicó Zai, intentando de aminorar la incomodidad de él, lo cual funcionó.

— Oh… —Pronunció Yoh, recordando la vez que cuando caían del cielo por la jugarreta de los Pache, observó el espíritu de la chamana materializándose en una lechuza de un denso plumaje azabache. — ¿Entonces quieres que Zai me teletrasporte a la ciudad?

Anna asintió, satisfecha que él haya captado sus intenciones sin muchas explicaciones.

— Mejor, ella te acompañará. Con sus poderes te será fácil movilizarte por la ciudad y regresar a tiempo. Incluso puede que te dé chance para retomar tu entrenamiento.

El joven Asakura no se mostró muy contento con lo último, estaba tan sumergido en su preocupación de la causa del ceño fruncido de Anna y satisfacer sus antojos como mandados que, había olvidado la buena noticia que se zafaría del riguroso entrenamiento.

— No tengo problemas de acompañarte. Pero será mejor que te arregles un poco.

Entonces los tres repararon en la apariencia del castaño que estaba cubierto de tierra, sudor y hojas. Su camisa ya no tan blanca, lucía irreconocible junto con sus bombachos pantalones naranjas. Eso sin mencionar que su cabello parecía un nido de pájaros.

— Tiene razón, hagan una parada primero y luego vayan a la ciudad.

Él tan sólo se rio avergonzado mientras se rascaba la cabeza.

— Muy bien Yoh, sostente.

Comunicó Zahira, acercándose de improvisto y agarrando su muñeca para luego ella sin soltarlo, caer hacía atrás. La primera reacción de él fue frenar su caída, pero a cambio observo como una densa oscuridad emergió detrás de la pelimorado y lo envolvieron a los dos. En consecuencia, el joven Asakura lo invadió una aterradora sensación de vacío y a la vez ser engullido… como si fuera sido arrastrado al fondo del mar o arenas movedizas donde no alcanza filtrarse la luz del sol.

Era una sensación mucho peor que cuando se adentro a la cueva en Izumo.

¡Eh, Yoh!

Una absoluta y asfixiante oscuridad nublaba su visión que ni alcanzaba a ver su propio cuerpo. Sin embargo, escuchar el repentino llamado de Zahira lo alivió un poco, luego de eso sintió un toque en su frente y la densa oscuridad en un parpadear se aclaro. Logrando visualizar a Zahira y asimismo, rodeados de un entorno de infinita oscuridad donde no lograba ver el suelo bajo sus pies, ni mucho menos paredes o un techo.

— Temporalmente, tienes la bendición de Érebo para lograr ver en la oscuridad.

— ¿…Bendición? —Pregunto, llevando por reflejo su mano a su frente donde sintió un toque suave y gentil.

— Sí. ¡Ah! Pero no se puede perder el contacto entre nosotros —Señaló el agarre de su pequeña mano sobre la muñeca masculina. — O de lo contrario no sé donde puedas acabar.

— De acuerdo… —Mencionó, un tanto aturdido que ella haya dicho algo tan grave como si nada. — Eso no me tranquiliza.

Ella se rio divertida ante su franqueza como su aparente calma, a pesar que la realidad era otra. Eso se debía seguro a los entrenamientos chamanes desde la niñez, una cualidad que debe tener un chamán es mantener a raya sus emociones sin importar las circunstancias que le rodea o de lo contrario, puede afectar de manera significativa el manejo de su OverSoul o en el peor de los casos, de poderlo activarlo siquiera.

— Está bien, no te soltaré tan fácil. Pero por si acaso sostente de mí también, mientras que avanzamos.

Yoh no ignoró el consejo por lo que con su otra mano libre, la sostuvo por el antebrazo mientras que bajo el guía de ella, avanzaban a un abismo que parecía sin retorno.

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En la ciudad de Tokio, en un callejón baldío entre dos edificaciones, emergieron dos personas del sector más oscuro del estrecho pasillo. Una de pie, y la otra si bien salió de pie, cayó al suelo sobre sus rodillas como manos.

¡UAAH! ¡No importa qué, no me acostumbro!

— Es natural, has viajado dos veces —Indicó, agachándose a su lado. Esperando paciente que él se reponga del viaje durante la dimensión de Érebo. — Descuida, te acostumbraras en lo que viajamos por la ciudad —Aseveró de manera resuelta ajena a su malestar, provocando que el castaño se sobresaltara y su primera reacción fuera decir apresurado:

— ¡NO-! —Al percatarse que alzo la voz, se calmo y volvió a responder, esta vez más calmado: — Zai, gracias. Pero prefiero hacerlo a la antigua.

Ella se encogió de hombros, aceptando su decisión sin tapujos. — Entonces tú nos guiarás. No conozco Tokio.

— ¿Y pues cómo pensabas viajar de un lugar a otro en la ciudad, usando como medio la oscuridad?

— Le digo a Érebo que busque equis lugar o persona, y una vez encontrado por él, él nos llevará.

— Oh… —Pronunció Yoh, alzando las cejas pensativo mientras que se incorporaba del suelo al ya sentirse mejor. Siendo imitado pronto por Zahira, encaminándose ambos fuera del callejón y mezclándose con los demás transeúntes. — Es un poder muy conveniente.

— Sí, pero como todo. Tiene sus límites.

— ¿Enserio? ¿Cómo qué?

Se mostró pensativa antes de responderle: — No puedo teletrasportar ningún tipo de alimento, ni siquiera agua. Porqué cuando lleguemos a nuestro destino, se habrá podrido.

¿Eeeeh~? ¿Sin importar qué?

Ella asintió, ignorando que algunos transeúntes que pasaban de largo en la misma calle, se giraban a verla. Dado que el llamativo cabello morado recogido en una cola de caballo, no podía ser fácilmente ignorado. Aun cuando usaba una gorra de beisbol negra con la palabra "Yin" bordado en hilo dorado en la zona frontal. Combinando con su vestuario sencillo de una camisa manga larga ceñida a su figura de color turquesa oscuro, pantaloncillos pesqueros un tanto holgados de color marrón claro por arriba de sus tobillos y unas sandalias azules con tacón de cuña que le sumaba unos centímetros de más a su estatura.

— ¿Conoces de la mitología griega antigua, Yoh? —Él se negó. — Ya veo, entonces… te lo dejaré de tarea.

¡Oyeee~! —Contestó en queja porque en verdad creyó que le explicaría.

Zahira se rió divertida de tomarle el pelo, era muy fácil hacerlo. — Si aun tienes curiosidad de saberlo, te lo diré más tarde. Ya que las compras de Ann, dudo que puedan esperar.

Yoh hizo una cara difícil al recordar el recado pendiente. ¡Por poco y se le olvidaba! Ahora en la actual condición, su pareja no era tan tolerante ante la mínima falta en la lista de compras. «Los antojos son de temer…» Pensó el castaño, recorriéndole un involuntario escalofrío al recordar la vez que confundió dos productos, comprando lo que no debía y dándoselo a la Itako.

— Buen punto. Vayamos por aquí —Le señaló en un desvío de calle, que conduciría a un pequeño Supermercado.

Y no muy lejos de ellos dos, unas figuras seguían de cerca sus pasos a una distancia prudente…

~ (…) ~

[Amo Yoh. ¡Aquí está!]

El aludido celebró cuando finalmente encontró uno de los productos mencionado en la lista, estando a punto de llorar ya que era la tercera tienda que visitaban y nada que aparecía el dichoso artículo.

— ¿Ya lo hallaste?

— ¡Sí-…! —Él se giro contento hacía su otro acompañante, para verla sosteniendo un pote de helado que saboreaba. — ¿Ahora es helado?

El motivo que el Asakura hiciera hincapié en lo que comía la chica es porqué en los tres supermercados ella ha estado comiendo una gran cantidad de chuchería de la mercancía del local de turno que visitaban. Claro, ella lo pagaba una vez que se iban de la tienda. Pero no dejaba de sorprenderle que cada vez que giraba a verla, tenía algo distinto en manos. Si no era un panecillo, era pudín, chicle, galletas, paletas, gomitas y así sucesivamente en lo que ha sido el recorrido.

— Sí ¿Quieres?

El castaño negó, haciendo que Zahira se encogiera de hombros y retomara muy feliz su degustación del cremoso helado de coco-piña. — Por cierto ¿Cuál de los dos vas a escoger? —Le señaló, con la cucharilla desechable que usa para comer el helado, la estantería enfrente de ellos tres.

—…Oh no… —Pronunció poniendo los ojos en blanco, hallando un nuevo dilema. — ¿Cuál es la diferencia aquí?

— Qué uno dice ser súper extra de maní, y el otro dice extra maní.

— ¡Pero es lo mismo! ¿No? —Dedujo y en busca de consuelo giro a ver a sus acompañantes, los cuales por las caras que le dirigieron tanto Amidamaru como Zahira, junto un sepulcral silencio… empeoró su intriga. — Chicos, una ayudadita —Manifestó quejumbroso.

[Amo Yoh, sólo escójalo al azar. Es el mismo sabor a fin de cuentas]

En otras circunstancias Yoh fuera optado esa opción, pero dado que estaban lidiando con algo mayor que eran los antojos de Anna, él no se permitía equivocarse luego que llego una vez con el artículo incorrecto. Ese día la Itako malhumorada, explotó en llanto lo cual no era muy común y se negaba rotundamente a hacerla llorar por cualquier medio. Después de todo es una visión que no le gusta, a menos claro que fueran lágrimas de felicidad.

— ¿Por qué no llevas ambos, y ya?

— Porque no… ¡¿CUÁNDO CAMBIASTE DEL HELADO A ESOS CARAMELOS?!

— ¿Quieres? —Le extendió la bolsa de caramelos recién destapada. Él se iba a negar, pero lo reconsidero acabando por aceptar, dado que ver tantas veces a Zahira comer tan feliz le acabo antojando querer comer también.

— ¡Ácido!

La reacción infantil de Yoh en sacar la lengua mientras su rostro se torcía en una chistosa expresión, le causo gracia a Zahira. — Son de limón. Ten —Tomó su muñeca para depositar en la palma de su mano un caramelo de envoltura distinta. — Es de miel, combinado equilibra lo cítrico.

¡Mmmm~! —Exclamó, iluminándose sus ojos luego de seguir el consejo de la chica. — Ah. Y no compro ambos, porque no me alcanza —Contestó al recordar la pregunta que le hizo hace unos segundos atrás la chamana.

— Haberlo dicho antes. Yo lo pagaré —Agarró ambos artículos que fueron la causa del dilema y los metió en la cesta que colgaba en el antebrazo del castaño.

— ¿Estás segura? —Cuestionó, aunque en el fondo estaba agradecido. Sabía que ella desde hace rato ha estado comprando chuchería sin parar, entre otras cosas que a ella le gustara.

Y no, no hablamos de cosas pequeñas, sino prácticamente un mercado.

— Descuida. Por cierto —Le hizo una seña que lo siguiera, trasladándose juntos a otro pasillo de la tienda de variados juguetes de mesa donde le señaló unos productos que exhibía la estantería. — De estas dos tablas de dama china ¿Cuál te gusta más?

Yoh cuando enfocó su atención a lo señalado, no pudo evitar en pensar en su antepasado y a la vez gemelo dado que las damas chinas, en el tablero posee gravado la forma de una estrella que se compone de agujeros y donde en las seis puntas triangulares de la estrella, están las canicas o fichas de colores.

—…Ah… ¿Te gusta las damas china, Zai? —Él no era muy fan de dicho juego de mesa pero siempre veía a su abuelo jugarlo mucho en sus tiempos libres con los shikigamis que invocaba.

— Sí. ¿Entonces cuál escoges? —Yoh hizo su elección, provocando que ella sonriera divertida con un extraño brillo malicioso en sus ojos grisáceos para la confusión de él como del samurái. — ¡Huuuh~! Nada mal ¡Bien, llevémoslo!

— ¡Ah! ¡Pero ese es el más caro! —Indicó preocupado. Ya que sospechaba que Zahira era una compradora compulsiva por su forma de comprar, ella parecía no escatimar en el precio o cuanta es su capital a la hora de pagar. — Mejor escoge el otro. Cumple la misma función a la hora de que juegues con él.

— Oh. Pero no es para mí, es un regalo —Declaró. Luego como si se acordara de algo, por reflejo chasqueo los dedos: — ¡Cierto! Tú cumpleaños recién paso también. Aunque ya les regalé con anticipación por la boda, eso no cuenta. ¡Así que escoge con confianza lo que te guste, yo lo compraré!

El Asakura estaba cada vez más confundido, la naturalidad con la que Zahira abordaba los temas lo agarraban fuera de base. Aturdiéndolo.

— ¿…Yoh? —Lo llamó, ladeando la cabeza confundida.

¿…O quizás él lo estaba pensando mucho?

— Ah. No es necesa-

Calló ante el improvisto acercamiento a su persona y con los tacones de cuña, le sumaba suficientes centímetros a ella para estar casi a la misma altura de él que mide 1,70 cm. Por lo que sus rostros estaban lo bastante cerca, provocando que el joven sintiera que volvía a ser el mocoso torpe y tímido que era ante el género opuesto…

— ¡No aceptaré un "No" como respuesta!

— Ok, ok —Cedió, deseando que ella se separa de él pronto y rezando que ninguno de los fantasmas espía de Anna, los haya pillado en tal escena para que les vaya con el chisme. Todavía no se le olvidaba meses atrás el incidente de Silver que trajo un malentendido…

— Más te vale —Zahira sonrió satisfecha por su respuesta, alejándose de él y yendo al cajero a pagar por sus compras. No sin antes, recordarle de que escogiera su regalo.

~ (…) ~

¡A… ANEKI!

La chamana de cabello morado tan sólo pudo reír divertida por el repentino llamado formal de Yoh en decir "Hermana Mayor" en japonés. El motivo detrás de la graciosa actitud del perezoso chamán, es porque Zahira reveló ser adinerada a la hora de pagar las compras, ya que pagó con una tarjeta dorada, lo cual es muy difícil conseguir en los bancos. Porque debes tener un capital realmente elevado para tenerlo, incluso para las tarjetas platinas ya es complicado de obtener (y la chamana en las anteriores compras, revelo tenerla también). Incluso el cajero cuando cobró el pago quedo boquiabierto al ver por primera vez la legendaria tarjeta dorada que sólo verías en lugares lujosos donde asiste gente adinerada o los mismísimos CEO.

— No es para tanto.

Actualmente estaban unas calles alejadas del tercer supermecado que visitaron, concluyendo así con éxito el recado asignado por Anna. Por lo que ambos con numerosas bolsas de las compras del día, ahora se dirigían al puerto dónde tomarían uno de los barcos Pache para regresar a la Isla donde se realiza la Shaman Fight.

— ¡Igual fue genial! ¿Tú también vienes de una antigua familia chamán como los Tao o los Asakura?

De repente la sonrisa juguetona y divertida de Zahira se tornó en una mueca rígida. —…Se podría decir que si —Respondió con una risa vacía que notó Yoh. No obstante, antes que él pudiera analizar mejor a la chamana, ella recupero su estado de ánimo alegre: — ¡Pero…! No soy rica, ni nada. Sólo conocí personas importantes durante estos siete años, y ellos me la dieron a cambio de haberlos ayudado.

— Oh ¿Y con qué los ayudaste?

Ni idea —Contestó tajante con una expresión antipática que lo desconcertó, pero no sintió que esa repentina actitud iba hacía él sino a esas personas importantes… ¿No se llevaban bien, quizás? — Sólo le dije unas cosas, a otros los golpeé, algunos los colgué de un acantilado, etc., etc. En fin —Relataba ambigua y de manera natural, como si hablaran del clima. Ignorando la expresión estupefacta del castaño como del samurái. — Según ellos, eso les ayudó y se sentían tan agradecidos que me cedieron parte de las acciones de sus respectivas empresas.

[…Qué conmovedora historia] Comentó Amidamaru sin saber realmente que sentir. Yoh comprendió a su compañero fantasmal, agregando a la charla:

— Bueno, quizás para ti no tuvo significado… lo que les hiciste a esas personas, pero para ellos si lo tuvo. Al final, es algo bueno. Todo acabo bien ¿No?

Ella asintió distraídamente.

— Por cierto ¿Deberíamos hacer algo con aquellos que nos siguen…? —La repentina pregunta del Asakura, provocó que Zahira detuviera su andar y girara a dedicarle una larga mirada atónita a él. — ¿Qué?

—…Creí que, digo, todo el día has estado…

Él sonrió, estaba acostumbrado a ese tipo de reaccionar. — Pues ya ves que no, el hecho que me vea o actué despreocupado, no significa que no preste atención a mi alrededor.

Sin embargo, el Asakura jamás espero el siguiente reaccionar de Zai quién soltó un largo pero LARGO suspiro de… ¿Alivio?

¡Qué buenooo~! Ya empezaba a preguntarme cómo rayos pudiste embarazar a Anna.

Un potente sonrojo invadió el rostro desencajado del joven adolescente, quién no espero de todas las cosas ella sacara tal tema sin filtros.

— Hasta ya estaba reconsiderando que Ann te amordazo, drogó y violó, haciendo la mayor…

— ¡…NO-! —Grito prácticamente, queriendo detener el hilo de pensamientos de la chica y la embarazosa malinterpretación mientras que sentía su cara ardiéndole como un horno. —…Hu-Hubo co… ¡Consentimiento mutuo! ¡A-Ah, no…!

Entonces Yoh quiso que se lo tragara la tierra ante su desliz de lengua ¿Por qué de todas las cosas, quería aclarar eso?

[Amo Yoh…] Llamó en consuelo Amidamaru, sintiendo la pena ajena de su compañero chamán y a la vez teniendo la culposa necesidad de querer reír. Porque de todas las veces que han malinterpretado la personalidad del joven Asakura, lo han tachando como: un idiota, retrasado mental, un ingenuo que desconoce de la vida, un perezoso sin talento, ¿…Pero confundirlo de ser un pasivo que peligra de ser profanado? Eso era nuevo e inesperado.

— Ok, es bueno saberlo… supongo.

Uuuugh~ —Exclamó quejumbroso él. Por lo que queriendo salir de esa penosa situación el perezoso chamán, optó por cambiar de tema: — Mejor dame de tus bolsas, tienes demasiadas…

Ella quiso refutar pero él ya se había acercado a su persona, con clara intención de quitarle unas cuantas bolsas al cargar más. No obstante, lo que ambos no esperaron fue que cuando la mano masculina rozó por accidente con el brazalete que lleva en la muñeca izquierda Zahira. Yoh sintió un escalofrío recorrerle su cuerpo, al mismo tiempo que la temperatura corporal abandonaba su cuerpo y luego entre la visión distorsionada que se alternaba con Zahira, observó una mujer de largo cabello rubio que se veía muy alta a sus ojos…

«— ¡Madre!»

Entonces comprendió que no es porque la mujer fuera alta, sino que él era más bajo y cuando extendió sus manos hacía la desconocida que le sonreía dulcemente, dispuesta a recibirlo en sus brazos, pudo apreciar que sus manos eran muy pequeñas…

{¿Un recuerdo…?} Se cuestionó, sintiendo vértigo y apreciando que entre esa rara visión, se alternaba con la imagen de Zahira y Amidamaru que gritaban en su dirección con un rostro preocupado… ¿Por qué están tan alterados…?

«— Mi pequeño hoja…»

La voz de la desconocida mujer fue lo último que escuchó antes que su visión se tornara oscura, al mismo tiempo sentía que sus ojos comenzaron a picarle y un ajeno sentimiento de nostalgia oprimía su pecho.

— ¡YOH!

[¡¿Qué le paso?! ¡Señorita Zai, ¿qué…?!]

El fantasma revoleteaba alrededor de ambos chamanes, dado que Zahira con sus poderes de oscuridad freno la caída del Asakura que se desmayó para luego acercarse a él mientras que situaba la cabeza de esté sobre su regazo y le palmeaba con suavidad las mejillas, intentando a ver si recuperaba el conocimiento.

{Mierda. Quedó frito} Pensaba la chamana frustrada y a la mar de confundida {¿Pero por qué…?} Sus ojos grisáceos ocultos debajo de su flequillo se desviaron a su brazalete de oro pálido con una gema incrustada en el centro. {Se supone que él no debería reaccionar} El objeto no mostraba alguna reacción irregular.

[¡Se-…!]

El samurái calló en el instante que se aproximaron a ellos aquellos quienes lo seguían, siendo tres miembros de los seguidores de Hao Asakura: Bill Burton, Brocken Meyer y…

— Encantado de conocerle, bella signora.

Saludó Luchist Lasso que apareció, quitándose el sombrero de manera caballerosa. — Devo dire che è più affascinante da vicino —Halagó con fluidez en italiano, su idioma natal. No obstante, la chamana no reaccionó a su presencia ni palabras, estando cabizbaja mirando a un inconsciente Yoh y totalmente sumergida en sus pensamientos. — Io, Io, mi sembra che questo vecchio abbia perso la scintilla —Se lamentó, fingiendo verdadero pesar para volverse a poner su sombrero. — Bueno, vayamos al grano. Entregarnos al Señor Yoh…

¿Huuuuuh~? —La voz de Zahira interrumpió a Lasso, quién observó como la chamana le sonreía juguetona y confiada con un aire… siniestro. — Eso no se va a poder. Ann se pondría de malas si no tiene a su Príncipe de regreso.

A continuación una neblina oscura emergió alrededor de Zahira y cubrió por completo al inconsciente de Yoh, seguido de Amidamaru para después desvanecerse una vez que se evaporó la neblina oscura. Estarían más seguro en los dominios de Érebo que expuesto aquí con los lacayos de Hao que han estando vigilándola por orden de su Señor desde ayer en la noche.

Dejando como única prueba de la presencia de Yoh; las bolsas de las compras que ahora por unos tentáculos oscuros eran recogidos del suelo, quedando colgados. Mientras que ella se levantaba del suelo, sacudiendo la aparente suciedad de sus pantalones.

— Muy mal, Señorita Zai. Creo que nos malinterpreto, no queremos al Señor Yoh.

— ¿Entonces…?

— Íbamos a llevar al Señor Yoh a la posada —Intervino Brocken, girando sus manos de legos que son como pinzas.

— Jamás nos atreveríamos a lastimar al hermano menor del Señor Hao —Aseguró Bill, quién sentía simpatía genuina por el joven desde que lo salvo meses atrás de los X-Laws.

— ¿Aun así…?

Apremió ella, sabiendo que sin importar qué, han estado rondando cerca suyo es porque Hao los mandó. En parte, porque seguro desconfía de ella y no es tan ingenuo como para dejarla merodear cerca de su preciada "otra mitad". Prefiriendo tenerla vigilada y de volverse problemática, la mataría sin dudar.

— Vinimos por usted. Tendrá el honor de reunirse con nuestro Señor Hao.

— Ahmn… No lo creo —Objetó, indiferente a como el ambiente se tornó tenso, gracias a la contraparte que parece no están de acuerdo con la negativa. — No pienso ver todavía a Señor.

Lasso guardó silencio, meditando sobre el mensaje entre líneas mientras que medía con la mirada a la chamana. El Onmyōji milenario le había advertido que no peleara con la joven, a menos que fuera una amenaza de alguna manera para Yoh Asakura. Sin embargo, ella se ha mantenido muy tranquila y su Furyoku no le parecía merecedor de atención o relevancia…

— ¿Entonces cuándo se reunirá con mi Señor?

Y era por esa misma actitud de la dama que Luchist prefería no incitar a una pelea. La mirada que le dedicaba los ojos grisáceos les despertaba una sensación déjà vu, era curiosamente la misma que le dedico hace años atrás cierto niño de poncho estrellado. El escalofriante aura que emanaban los dos ante él, era muy similar.

Oh… —Exclamó sorprendida para luego agregar con maliciosa sátira: — ¿No qué él lo sabe todo?

Rápidamente Brocken y Bill se pusieron a la defensiva, sintiéndose como la atmosfera se tornaba pesada al subir ambos de manera hostil sus Furyoku. No obstante, pronto se mantuvieron a raya por la modesta risa de Luchist que resonó por la calle, donde únicamente estaban ellos cuatros.

— Por supuesto, y presumo que por su respuesta. Será más pronto de lo que creo.

Zahira se abstuvo de responder, a cambio le sonrió, un gesto para nada sincero. En cuanto Lasso le dedicó la misma sonrisa de póker: — Entonces nos retiramos…

Bill y Meyer dudaron en retirarse, no estando para nada complacidos en irse con las manos vacías. Pero si intentaban accionar por su cuenta, Luchist que era más que capaz, los castigaría antes de siquiera intentarlo. Así que a regañadientes se marcharon, dejando sola a Zahira quién suspiro una vez que dejo de sentir los Furyoku de los seguidores del chamán milenario, rondándola como unos molestos mosquitos.

~ (…) ~

— ¡UWAAAAAAAH!

[¡Amo Yoh!]

El aludido que se incorporó sentándose mientras que gritaba exaltado, su visión se vio obstruida por el samurái que mostraba preocupación.

— ¿Ami…damaru? ¿Qué…?

— Te desmayaste.

Una tercera voz provocó que él respingara y girara para hallar a Zahira sentada a su lado en el pasto, apreciando que ya era de noche y reconociendo la zona como un parqué de camino al puerto donde se dirigían a subir en el transporte Pache.

— ¿Cómo? ¿Y…? —Su rostro se arrugó chistosamente de la más pura confusión. — ¿Se fueron? —Pregunto, más que sorprendido, fue extrañado hacía Zai. Quién no mostraba en esos momentos su habitual actitud juguetona y vivaz, sino se veía meditabunda.

— Así es. Sólo pasaron a saludar.

Yoh tenía la sospecha que no lo seguían con tal intención, pero aun atontado del sueño. Se mantuvo tranquilo, admirando el paisaje frente a ellos…

— ¡Ah! ¡Las compras! —Observo a su alrededor, no hallándolas para su angustia. — ¡ANITA VA A MATARME!

— Relájate. Ya me encargue de eso.

— ¿Enserio? —Cuestionó esperanzado ¡Su cuello estaba en juego!

— Sí, le dejé las compras a los Pache y pagando por sus servicios de envió. Se lo llevaron de inmediato a la posada a Anna desde hace horas.

[Es verdad Amo Yoh, aunque fueron bien careros] Indico recordando la cara de dicha y avaricia de los nativos americanos cuando negociaban con la chamana.

Yoh suspiro aliviado, cayendo hacía atrás para quedarse acostado en el pasto. — Gracias Zai… te lo pagaré al regresar.

— No tienes qué. A cambio… —Chasqueo los dedos y una barrera oscura traslúcida en forma de domo los rodeo a ambos que, el castaño notó al sentir que su vínculo con Amidamaru se debilitaba.

— ¿Qué…? —Se incorporó sentándose y concentrándose en la presencia del samurái que a duras penas pudo sentirlo en la tablilla que usa como medio de OverSoul en el bolsillo de su pantalón.

— Sólo lo mande a descansar —Indicó Zahira en referencia a Amidamaru, sabiendo cuál era su preocupación y antes de que él pudiera formular una pregunta. Habló: — Hey Yoh… ¿Recuerdas nuestra charla en Izumo?

El Asakura asintió, tornándose su semblante un poco serio y pensativo, más no sorprendido ya que sabía en cualquier momento ella abordaría dicho tema.

— Mi oferta sigue en pie —Él hizo el ademán de hablar, pero ella alzo su mano, silenciándolo al situar la punta de sus dedos en los labios masculinos. Despertando la timidez en él que comenzó a ponerse nervioso y un suave sonrojo se asomo en sus mejillas. — ¡Ha-Ah! No tienes que responder si todavía no has tomado una decisión. Sólo quería recordarte que las palabras que dije aquel día, se mantienen.

La chamana se levanto del suelo, sacudiendo su ropa y quitando todo residuo de grama que se haya quedado pegado. En cuanto Yoh que se mantuvo cabizbajo…

— ¿Qué pasa si no logro decidir…?

Ella encogió de hombros. — No decidir nada, también es una decisión. Pero… —Se giró hacía él y le extendió la mano, en ofrecimiento a ayudarlo a levantarse. — No esperaré por siempre a que te decidas. Él no se quedará quieto por mucho.

Yoh hizo una expresión difícil mientras que Zai quién todavía no soltaba la mano de él, con su otra mano libre chasqueó los dedos y el domo traslúcido se tornaba a una oscuridad más densa. Cuando él sintió el frío filtrándose en su ropa, seguido de su piel hasta calar en sus huesos, despertando una sensación de entumecimiento en su cuerpo; supo que estaban en la dimensión de Érebo, teletrasportandose para retornar a la isla.

— ¡Ah! ¿E Yoh…?

El aludido alzó su vista del suelo para ver como la oscuridad se desvanecía y el escenario cambiaba, estando justamente enfrente de la posada a unos diez pasos. Ella libero su mano mientras que retrocedía unos pasos y hacía para su desconcierto una reverencia de pie:

— Cuida de Ann —Ella se enderezo dedicando una dulce sonrisa, pero no era hacía él el gesto, sino a la persona de quién hablaban. — Si la lastimas de alguna manera, me encargaré de ti una vez que Anna te haya destrozado.

El joven chamán no pudo evitar asentir mientras que reía resignado, ya que antes de siquiera Zahira ponerle un dedo encima por injuriar a la Itako. Está misma se encargaría de hacer pagar por su falta.

— Eso es algo que decidí desde que la conocí.

Escuchó la suave risa de Zai y antes de desvanecerse por completo la neblina que comenzó a envolverla por completo, alcanzó a escucharla confesar en un susurro:

—… Ella es mi preciada amiga.

{Dices amiga. Pero en realidad las tratas más como una hermana} Pensó el joven perezoso. Con lo poco que ha visto y tratado a la chamana, puede estar seguro que la relación que la vincula con Anna es más que una amistad. La familiaridad entre ellas… la hacías ver como un par de hermanas a pesar de que no guardaran ningún obvio parecido físico o siquiera parentesco.

Por alguna razón el castaño comenzó a comprender del porqué se ponía tan nervioso con Zahira y era tan consiente de ella. Literal, hoy acaba de pasar un día con lo más cercano a tener una "suegra"

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FIN DEL CAPÍTULO 11.

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Ugh. Quise en verdad sacar el capítulo el día JUEVES como lo tengo pautado. Pero no, dado a las lluvias, hubo muchos bajones y de por sí, el internet a la mar de lento o ni me cargaba. En mi enésimo intento es que logré publicar el capítulo, pero para mí infortunio ya había pasado de las 11:59 p.m., adiós a mi historial intachable de los jueves TToTT…

Agradecimientos a Lady'z Phantom por darle una oportunidad a mi fic de leerlo y dejarme un comentario ¡Lo apreció un montón! Me hizo muy feliz saber que te gusto mi FanArt de Zahira, espero que mi historia puedas disfrutarlo hasta su merecido final.

En cuanto al capítulo: Espero haberles sacado una carcajada. Les tenía una sorpresa preparada, pero como no logré terminarla, tuve que posponerla. Por cierto, espero que hayan disfrutado el cambio de portada (Mis respeto a quienes hacen FanArt o se dedican al dibujo digital, yo lo hice y en verdad es una gran labor). Si desean verlo más grande, pueden ir a Wattpad donde lo publique al inicio del presente capítulo 11, me consiguen rápido por el buscador de la plataforma como Fjola Lovely.

El próximo capítulo FINALMENTE Zahira y Hao se reúnen. Y estoy emocionada porqué será bien loco y a la mar de divertido sus escenas (Bueno al menos para mí, ya ustedes verán si concuerdan conmigo o no cuando lo lean xD).

Bye, bye. Espero vernos el próximo el jueves, de lo contrario la actualización se corre el siguiente jueves. Sin importar qué, me mantendré fiel a los jueves… aunque hoy tengo mi tachadura de actualizar un día viernes. Qué horror :'v …