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— Diálogos, ya esté en formato de negrita, cursiva, cursiva-negrita o normal —
«Remembranzas»
{Pensamientos}
[Diálogos de Espíritus] o [Diálogos de Espíritus]

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The Curse Project
Por: Fjola Lovely.

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CAPÍTULO 14
Amarguras y Revelaciones

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«Japón. Año 9xx. Era Heian.

En una amplia mansión que era habitada por casi doscientas personas. En el dormitorio más recóndito y más alejado de las otras edificaciones, estaba agitado a altas horas de la noche. La presencia que patrullaba el área no tardo en llegar hasta la fuente del escándalo, estando pronto en el pasillo de madera enfrente de las puertas corredizas donde provenía el ruido y donde ya había un par de mujeres que se encargaban de servir al Propietario de la gran mansión y sus recintos, junto a unos guardias.

— ¡Se-Señor Matamune…!

Una de las mujeres se acerco a la presencia que entre las sombras y luz que se filtraba de los ventanales del pasillo, dejo ver su presencia. Un felino que caminaba en dos patas, vistiendo un kimono masculino que se ajustaba a su pequeño cuerpo peludo y donde estaba impreso en el estampado como accesorios el logo familiar del quién sirve con devoción.

— No sé qué paso… —Se acercó de manera apresurada y hecha un manojo de nervios: — ¡El Señor…!

Un ruido de cosas ser destruidas, más gritos de frustración mezclado con enojo, interrumpió el hilo de palabras de la mujer que se encogió de hombros.

[Márchense. Yo me encargo.]

Las mujeres se mostraron reticentes pero asintieron, muy diferente de los guardias que algunos carecían de la habilidad de ver al felino pero podían sentir una anomalía en la atmosfera ante la existencia del nekomata.

[Ah] Antes de abrir las puertas corredizas, volvió hablar el gato a los humanos: [Y más vale que de ningún modo mencionen lo que vieron hoy.]

Una amenaza entre línea, una que incluso los que no lograban verlo, pudieron sentir la peligrosa hostilidad. Las sirvientas pronto asintieron, apresurando su marcha mientras que empujaba a los guardias que, ante la misma insólita sensación de sentirse en peligro, se dejaron arrastrar de manera obediente.

Una vez dentro del dormitorio, Matamune cerró la puerta detrás de si mientras observaba el desastre del gran dormitorio. Se adentro en medio del desastre y con su agudo olfato como auditivo, pudo conseguir al causante de tal desorden, estando en la habitación contigua, en un rincón sentado en el suelo…

— Vete.

El felino ignoró la orden y se dispuso a recoger las botellas derramadas de sake, algunas estaban vacías, otras no tanto. Entre el licor derramado, también estaba lo que una vez fue la cena del joven hombre que ocultaba su rostro debajo de una cortina azabache de sedoso cabello.

¡DIJE QUE TE FUERAS!

El atigrado minino ignoró el grito severo del hombre que para esos momentos, reveló su rostro dejando apreciar una expresión irascible con un rastro húmedo de lágrimas por sus mejillas. Sin embargo, el pequeño Nekomata continuó con su tarea de limpieza, sin girar a verle la cara al humano, pero pudiendo darse una idea de cuál era su expresión. Los episodios de malhumor de Hao, estaban incrementando más, a la vez que crecía su poder del chamanismo junto con el poder del reishi.

A causa de eso, las dosis medicinales con efectos somníferos o analgésicos han aumentado, así como el consumo del licor. Todo con el deseo desesperado de acallar las voces de su cabeza que en algún punto le generaba largas secuelas de insomnio como dolores de cabeza.

[No quiero. Y soy tu protector.]

El hombre bufó de manera sarcástica: — ¡Ja! —El habitual rostro amable y un tanto taciturno, no había rastros de él. Era una persona totalmente diferente de la que conoce el felino. — ¡Sólo eres un gato que recogí…!

{Basta. Tú no piensas así ¡Yo no soy así!}

—…Un capricho por curiosidad…

{Cállate. ¡Matamune es mi amigo!}

— ¡SÓLO ESO ERES PARA MÍ!

{¡ESO NO ES CIERTO!}

[Lo sé] Hao se estremeció en su lugar al no esperarse una respuesta y cuando sus ojos marrones oscuros, dando la errónea alusión que son de un denso color azabache, se cruzaron con los rasgados ojos del Nekomata, quién finalmente giro a confrontarlo. Tenía una sonrisa triste y calmada con sus orejas no tan erectas: [Sé muy bien cuál es mi lugar. Hao.]

El aludido comenzó a negar con la cabeza y retrocedió mientras se cubría la boca con ambas manos, como si quiera atravesar la pared detrás de su espalda. Cuando notó que el gato comenzó acercarse a él, el rostro de Hao mostró temor mientras que negaba y en un grito ahogado ordenó…

— ¡ALEJATE!

{No quiero lastimarte}

— ¡VETE!

{¡Por favor, por favor…!}

Se agarró la cabeza, en el proceso infligiéndose dolor a sí mismo en su ya desordenada melena azabache. El dolor de cabeza que sentía había disminuido gradualmente al mismo tiempo que un agradable aroma a lavanda se hacía más evidente en el dormitorio, filtrándose en su olfato. En consecuencia, sin el persistente dolor de jaqueca, la sobriedad volvía a él con fuerza y el irascible enojo se apagaba.

[Hao.]

El aludido sintió algo suave y peludo sobre su antebrazo derecho. Aunque tuvo el impulso de apartar ese toque, se contuvo. No quería lastimar más a su amigo al hacerle más desaires. Estaba harto de este poder ¿Por qué Ohachiyo le dejó este poder? ¿Por qué el Oni desapareció? ¿Fue su culpa? ¿Es su castigo por haber matado…?

[Hao.]

El aludido negó con más fuerza, lágrimas nuevas comenzaron a trazar nuevos caminos por los puntos declives de su delicado pero varonil rostro. —…So-Solo… vete…

[No lo haré] Se negó firme el felino ¿Cómo podría marcharse cuando él yace en ese estado? Sabía que él se infligía daño físico asimismo en estos ataques causados por el reishi, cuando ya no puede sobrellevar la presión del poder.

— No necesitas sentir lástima.

Matamune salió de sus pensamientos y alzo su mirada para hallar el rostro del joven chamán, quién se mostraba tan cansado como si fuera perdido varios años de vida. Muchas veces ha observado, independientemente del status de las demás personas, fueran chamanes o no; consideraban que el Onmyōji de la Corte Imperial, es alguien invencible, incluso tachándolo de inhumano por su gran poder como de arrogante…

Pero solo había que verlo bien para recordar que él como todo ser viviente, sentía como todos los demás. No era perfecto, por supuesto, pero luchaba por ayudar a otros mientras que buscaba al igual que todos los demás sobrevivir en medio de esta guerra política como territorial.

[Me preocupas, es muy diferente de la lástima ¿No deberías saberlo?] Cuestionó con algo de burla en su voz, a expensas de saber que él le leía de manera involuntaria la mente. Él alzo su mirada para confrontarlo, mostrando disgusto y cierto puchero, dándole un aire infantil…

Ahí está. Su persona importante, aquel que es su mejor amigo y otras veces figuró como un padre para él. Su salvavidas como pilar en medio de su decadencia, cuando fue abandonado por su propia madre junto sus hermanos.

— No es gracioso.

El minino se encogió de hombros, mientras reía. [Eso no cambia que quiero estar ahí para ti, porque me importas. Así que…] Situó una de sus patitas peludas sobre una de las rodillas flexionadas de Hao, quién se veía tan pequeño a pesar de ser un hombre de gran estatura y con un gran poder que podría desatar un gran caos y destrucción… si quisiera. [Si puedo aligerar tu carga, aunque sea un poco, no me importa…]

Entonces, gracias al Reishi, Hao pudo sentir el dolor, la preocupación y frustración de su preciado amigo:

Dolor por verlo sufrir y por recibir la acritud de sus palabras, aunque el gato las ignoraba, en el fondo ha comenzado afectarle tal veneno, creyendo de forma errónea que se lo merece como castigo por no poder ayudarlo;

Preocupación por ver que cada día empeora y se le agotan las opciones. No ayudando a la causa que los rumores ya estaban circulando de la posible locura del Onmyōji como de sustituirlo (o matarlo, para los más extremistas);

Y finalmente, frustración porque se siente impotente de no poder aliviar su maldición…

— ¡No está bien! —Sin advertencia, Matamune se sintió rodeado por unos brazos seguido de una muralla cálida que desprendía un aroma familiar. — Lo siento… lo si-siento…

Una noche más, viejas heridas abriéndose y otras nuevas formándose, mientras que el réquiem de los lamentos era recitado a través de las lágrimas agridulces, desbordándose durante la silenciosa compañía entre los amigos. Siendo únicamente testigos del dañino e irremediable ciclo la luminosa luna… como la ignorada alma que compartía su impotencia de no poder remediarlo…»

[Aquí esperaremos]

Hao salió de sus pensamientos al escuchar la voz profunda de Érebo, quien adoptando la forma de un león, llevaba en su lomo la inconsciente chamana de llamativo cabello morado, mientras es sujetada por una neblina oscura que rodeaba su figura. Previniendo que se caiga al trasladarse a una cueva de las zonas montañosas de la Isla.

En cuanto el Onmyōji, quién había perdido todo interés cuando la chamana se desmayó y tenía intención de marcharse dado que Érebo mostraba una actitud austera como arisca ante él, fue frenado por la deidad. Insistiendo éste que por petición de Zahira no puede permitirle irse y postergar la charla pendiente sobre responder sus dudas.

— ¿Estás seguro que despertará?

Cuestionó el castaño al ver a la chica, se veía tan pálida como un cadáver por lo que no tenía un alentador aspecto de recobrar la conciencia pronto, lo cual le hacía cuestionarse extrañado ¿Tanto Furyoku usó para hacer esa barrera? Era una técnica bastante elaborada que no cualquier chamán puede hacer, pero tampoco es como si se requiera una excesiva cantidad de Furyuoku para noquearte a tal punto… a menos que la chica no supiera administrar el uso de su propio Furyoku…

[Lo hará] La inmediata respuesta y la convicción en su profunda voz un tanto áspera, causo que Hao alzara una ceja en incredulidad, más no cuestionó nada más y descendió de la palma de su Espíritu de Fuego para adentrarse a la cueva que, resultó no ser muy profunda. Pero ante la inminente oscuridad, el milenario chamán con su control elemental del aire y ser su medio para el Espíritu de Fuego, creo una fogata en el centro de la cueva, sentándose en el sentido contrario donde estaba Érebo que, con sus poderes de oscuridad, acomodó a Zahira para que lo usara como su almohada mientras ambos esperaban que ella despertara.

Por lo que Hao, sabiendo que Érebo no era muy bueno para establecer una amena charla. Prefirió sumergirse en sus reflexiones, uno de ellos fue que de camino a la cueva, recordó sin querer uno de sus episodios de ataque por el Reishi en la antigua Japón y…

«— No quiero. Y soy tu protector.»

Recordar a Matamune, era un arma de doble filo para él.

«— Eso no cambia que quiero estar ahí para ti, porque me importas.»

{…Mentiroso…} Pensó, empuñando de manera inconsciente sus manos y su expresión se tornó más seria, aunque preservaba su habitual calma. Años de haber vivido tanto, le ha permitido tener un buen autocontrol de sus músculos faciales. {¿Entonces por qué me traicionaste…?}

«Año 15xx. En un lugar remoto, alejado de la civilización, un grupo de personas de diferentes etnias y clases; se reunían para cumplir sus ambiciones, ser el Shaman King y con tal poder, lograr efectuar su mayor deseo. No obstante, tal ambición podría ser la última que podrías tener…

…Tal como acontecía en una nueva batalla para avanzar a la última ronda de la Shaman Fight…

En la arena se podía apreciar a un Pache, siendo empalado por un nekomata que expresaba genuina estupefacción… como si no creyera haber logrado atinarle a su contrincante. Causando la risa de este mismo que fue silenciada por una tos, al ahogarse con su propia sangre que brotaba de su boca…

— ¿Qué pasa…? —Hizo una pausa, dado que el vértigo iba y venía mientras que gradualmente su respiración se tornaba más dificultosa. Señales que la muerte se aproximaba. — Creeré que me atinaste por pura suerte…

El felino hizo el ademán de hablar, pero su hocico se abrió y cerró sin pronunciar nada. A cambio, la cerro con fuerza mientras que Hao luchaba con su visión, alternándose de borrosa a nítida, sintió gotas impactar sobre su cara, sacándolo de su letargo…

{¿Estaba lloviendo…?} Enfoco su mirada y logró dar con el origen de esas persistentes gotas cálidas. {Ah… ¿Lloras?} Hallando a Matamune desde arriba de su persona, sin soltar la empuñadura de la espada que lo empalaba contra el duro suelo del coliseo y como la hoja se iba acortando, reduciendo la distancia entre ellos dos…

Pero ya era demasiado tarde. La brecha en su amistad, en su vínculo… era incurable… ahora sellado con una muerte ensangrentada. Y como si la vida se burlara de su enemistad, recuerdos de un pequeño gatito atigrado, todavía cachorro y enfermo vinieron a su mente al ver frente suyo al nekomata llorar como un bebé…

…Justo como en aquel entonces que lo seguía y maullaba en ese gran palacio. Buscando su consuelo y él, sin resistirse a ese adorable chillido u ojos lagrimosos, extendía su mano…

— ¡…A-Ah!

Exclamó Matamune al ver como una de las grandes manoplas enguantadas del moribundo hombre se acercaban a su persona. El felino se contuvo de evitar lo que le fuera hacer el Pache, como si estuviera dispuesto a recibir sus golpes o insultos, más no llegaron, en su lugar… fue una gentil acaricia en la cabeza…

El nekomata le dirigió una mirada apremiante, atreviéndose a cruzar su mirada de un verde manzana a esos ojos castaños… para percatarse que se hallaban turbios en señal que ya no estaba en sus facultades y solo accionaba en piloto automático durante su último aliento con una sonrisa de soslayo.

— Eres un mima-do… mi… Matam…une…

El atigrado felino comprendió que Hao se había perdido en un lejano recuerdo del pasado, esa frase solía decírsela cuando era un cachorro que buscaba el dulce afecto de su cuidador, uno que nunca obtuvo de su madre biológica y una vez que probó el cariño, se volvió adicto…

Las acaricias se detuvieron, el cuerpo del Pache que yacía empalado, quedo tieso mientras su cabeza colgaba a un lado seguido de su largo cabello.

…Y siendo lo último en recordar de los últimos minutos de su primera reencarnación, en medio de la densa oscuridad; escuchar un estruendoso llanto…»

No. Espera. El grito estruendoso continuaba.

{Ugh} Hao entrecerró un ojo mientras su ceño se fruncía, en clara incomodidad. Enfocó su mirada castaña en la inconsciente chamana, ella temblaba como si estuviera a la intemperie en pleno invierno y de sus labios morados, exhalaba un vapor blanco mientras que rasgaba con sus uñas el suelo donde descasaba…

— Oye, si sigue así…

[Ignórala. Es un efecto secundario.]

{¿Efecto secundario? ¿Por hacer una barrera…?} Se cuestionó ante tal incoherencia. Existían efectos secundarios en algunas técnicas chamanas, en especial aquellas que se vincula con las maldiciones o bendiciones. Pero se supone que su acosadora solo hizo una barrera, un tanto elaborada al contener más de una técnica ¡Pero a fin de cuentas, una barrera nada más! Incluso sus estudiantes menos talentosos, lograban hacer una simple barrera.

Más no negaría que, al parecer, ese efecto secundario debilito la técnica de bloqueo mental. Por lo que ahora él estaba teniendo una bonita migraña al ver fragmentos de los sueños de la chica… ¿O quizás recuerdos?… los cuales eran muy turbios y confusos.

«— ¿…Tengo qué?» Una voz infantil con un timbre temeroso e inseguro resonó tan claro como si se lo fueran dicho al oído. Entonces la imagen enfrente suyo, viendo del otro lado de la fogata a Érebo junto a la inconsciente Zahira; se distorsionó, viendo a varias personas, muchas mujeres con unas características singulares que le recordó las costumbres de los países del Medio Oriente, las cuales no le podía ver el rostro ante una cegadora luz… pero no les inspiraba confianza…

Sentía miedo, o mejor dicho, sentía el miedo de la chamana ante ese escenario.

«—…No… no qui-quiero… hacerlo…» La voz infantil volvió a resonar, era tan bajo que apenas logró ser audible. Pero era notable de tan sólo oírla que sea lo que iba hacer enfrente de esas mujeres, era en contra de su voluntad. «— Es por su propio bien. Pero si no va a obedecer, tendré que decirle a la Señora…» Una sensación de susto y angustia descontrolada sacudió al chamán que se mantuvo con una cara inmutable enfrente del Dios oscuro.

«— ¡No! ¡No le digas a mi Madre…!» Gritó la voz de la niña casi en llanto, entonces de un momento a otro, Hao observo como la infante descendía su mirada de los adultos hacía el suelo para ver justo como el vestido que usaba, caía sobre sus pequeños pies descalzos. Y pronto el sonido de unos pasos se hacía más próximo para ver enfrente de los pies infantiles, unos lustrosos zapatos de agujeta, claramente los de un hombre.

«— Oh. No se preocupe, Damita. El chequeo será rápido…» El sonido que genera la fricción del material de hule hizo eco en la fría habitación, asumiendo él que podría ser unos guantes de hule. «— Ahora suba a la camilla…»

El escenario cambio, y ahora la imagen era deambular por un pasillo en la oscuridad de la noche, los pasos eran tambaleantes y torpes del dueño del recuerdo, acabando por caer sobre sus rodillas y manos. Giro para revisar sus piernas, al no sentirlas ni responderle para levantarse. Observando como la parte inferior de su bata, estaba teñida de un rojo carmesí y del ruedo de su falda, sobresalían sus pies vendados impregnados de su sangre…

«— Oh… hice un desastre…» Exclamó la voz infantil en un tono apagado al apreciar en la poca luz nocturna que se filtraba de los ventanales del pasillo, un camino de rojo carmesí. «—…Me castigaran… otra vez…» Luego de un silencio, la niña volvió a levantarse, ignorando el ardor acompañado de un hormigueo en sus piernas y planta de sus pies. Su andar era más lento que antes, pero eso no la detuvo…

«— El dolor… es inevitable.»

Hao comenzó a sentir vértigo de tantos cambios de escenarios, algunos eran tan confusos o breves que ni alcanzaba verle coherencia. Y la migraña en él empeoraba…

«— Hey… ¿Cumplirías mi deseo…?»

Hasta que observo el rostro de su madre Asanoha entre esos escenarios, ella miraba desde arriba al dueño del recuerdo. Él se concentro en dicho escenario, en consecuencia, incremento esa sensación de malestar ajena como si su pecho fuera sido perforado y sin sentir sus extremidades.

«—…Puedes morir…»

«— ¿Y qué?» Contestó la contraparte que veía a su madre, su voz se escuchaba un tanto ronca y enfermiza pero enojada. «Si… me das el poder… ¡Te cumpliré hasta el más maldito y estúpido capricho!» Él frunció el ceño en desaprobación ante ese lenguaje y por tratar de esa manera tan descortés a su madre. No obstante, la expresión de su madre pareció mostrar satisfacción para luego inclinarse y extender su mano hasta tocarle la frente.

«— Demuéstralo.»

El milenario chamán se apoyó contra la pared rocosa a su espalda y conteniendo las ganas de llevarse una mano al pecho. El aire en sus pulmones le escaseo, un sudor frío corrió por su espalda como frente y un estridente grito explotó en sus oídos.

— ¿Cuánto falta? —Cuestionó demandante, masticando las palabras en un gruñido malhumorado. Dolía, dolía un jodido horror el maldito grito en su cabeza que provenía del recuerdo y la chamana no mostraba atisbos de despertar.

[Será pronto. No seas impaciente.]

El castaño trago pesadamente, el estomago lo sentía revuelto. La sensación de ser poseído por cientos de demonios le sobrevenía, recordándole muchas veces que demonios, shinigamis o espíritus malignos quisieron poseerlo, sin resultado alguno al ser absorbidos por él (la mayoría de las veces a regañadientes para su descontento) o ser exorcizados. ¿Esta chica sufrió algo similar…?

«¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!»

{Maldición} Pensó, se levanto y fue con intención de ir a despertar a la chamana. Tenía varías técnicas para sacar de un trance a las personas, sin importar su condición espiritual, mental o física. — Apártate, ya esperé lo suficiente.

Advirtió el chamán de las estrellas al ver que el León dejo su lugar como almohada de la inconsciente Zahira Kochō, rugiendo y mostrándole el filo de sus colmillos de manera amenazadora.

[Mocoso. Te dije que esperaras.]

En un tic, las cejas se alzaron en el adolescente al escuchar el "cariñoso" apodo. Es decir, ya hace mucho que nadie se dirigía a él o lo trataban como un "niño", dado que su mentalidad como conducta es la de un adulto. Sólo cometieron ese error sus seguidores la primera vez que se conocieron, o aquellos humanos ignorantes que se cruzaran en su camino. Más no espero que a estas alturas, alguien se atreviera a tratarlo con tal insolencia…

Empezaba a entender de donde saco tanto descaro su acosadora, porque si fuera por su madre que no toleraba la descortesía, no sería una inculta insolente.

— Si la dejas así. Se romperá —Advirtió. Un aviso que tuvo el efecto deseado, porque el León entrecerró los ojos… como si reconsiderara su sugerencia de despertarla. — Dame las gracias des-

Hao que camino a un lado de la deidad, dispuesto a hacer su trabajo… Érebo volvió a interponerse en su camino. Totalmente firme, sin vacilación alguna y esta vez, no tan hostil hacía él…

[¡He dicho que no! Para que veas a tu madre, ella tiene que pasar por esto] Declaró exasperado, parecía que la entidad tampoco estaba muy contento con la situación. En cuanto el joven entrecerró los ojos, dirigiéndole una mirada apremiante al León ¿Qué quería decir con eso…?

—…Ro…e…uhg… ro…

Un susurró débil y ahogado resonó en el breve silencio que se hizo entre los dos hombres. Y el León que sus orejas se volvieron erectas, pronto giró a socorrer a la chamana que finalmente acababa de despertar…

Ella hacía el ademán de incorporarse, más no lo lograba y se le veía aturdida, sufriendo uno que otro espasmo o arcada mientras que arañaba el suelo, hiriéndose en el proceso. Sus ojos grisáceos cristalinos, ahora se mostraban turbios y desenfocados más no desistía en buscar a algo… o a alguien…

[¡Zai!] La chamana reconoció la voz, aunque Hao no podía apreciar su rostro desde su lugar, gracias al reishi, podía sentir los intensos sentimientos como emociones que invadían a Kochō, siendo el más fuerte: la desesperación. [Estoy aquí] La confortó, frotando su cara peluda contra la de ella mientras la ayudaba a sentarse.

Pero la joven mujer continuaba alterada, por lo que una vez sentada seguía buscando en aferrarse a Érebo, quién resulto ser paciente y a cambio, con una de sus grandes patas, la situó en la delicada espalda femenina que, al menor movimiento en falso y parecía que podría romperla para luego atraerla hacía él…

…Tal como haría un padre a su hija, quién busca su consuelo y protección…

El milenario chamán pudo observar, sin necesidad del reishi, que el vínculo que la unía a la chamana era paternal. Pareciéndole gracioso que una deidad se haya encaprichado a tal grado de querer jugar ser un padre de una mortal.

[No me iré, Zai. Tenemos un acuerdo]

Parecieron las palabras mágicas porque la chica gradualmente se fue calmando mientras que con sus manos se deslizaban por la voluminosa melena de León. Ella se alejó de la entidad, ya más compuesta y cubriendo con una mano su boca.

[Si vas a vomitar, hazlo lejos de mí]

Zahira frunciendo el ceño ante su comentario sin tacto, no tardo en darle un pequeño manotazo al pecho del robusto animal que ni lo sintió. A cambio la deidad sonrió divertido y contestó:

[Si tienes la energía para enojarte, entonces estás bien]

Ella quien mostraba enojo, al escuchar su comentario bajo la guardia porque comprendió que lo hizo apropósito porque estaba preocupado y quería animarla del reciente malestar, de hacerla olvidar lo que ha visto durante su estado de trance. En cuanto, al tercio sobrante en la cueva, pronto hizo notar su presencia al simular una tos seca. Atrayendo la atención de la chamana y el dios oscuro que le dedicaron la misma expresión de molestia…

Hao sin amedrentarse por el obvio desagrado del dúo, comento mientras daba su sonrisa de póker: — Me gustaría saber si todavía mantienes tu oferta en pie. Dado que tienes un look de muerto que ni un exorcismo parece quitártelo, querida.

Érebo gruño disgustado ante la impropia bromita, muy diferente a Zahira que le tenía sin cuidado dado que ella también ha bromeado de manera muy grosera e insensible con él. Así que se podría decir que están a mano.

{Si no te molesta leer mi mente para responder tus preguntas. Se mantiene mi oferta} Un nuevo silencio se formo en la cueva para extrañeza de la chamana y la entidad oscura, Hao quién sonreía con sus ojos cerrados, ahora sin su acostumbrada sonrisa compuesta le miraba, sumergido en un improvisto mutismo. Parecía entre pensativo y extrañado como si ella le fuera propuesto algo descabellado.

Zai ladeo la cabeza con una ceja arqueada en aprensión, así que prefirió agregar: {Si no quieres. No tengo problema de mañana responderte apenas que amanezca, ya podré hablar}

— No. Está bien, prefiero que sea hoy —Zai asintió, pronto poniéndose más cómoda para el interrogatorio. Por lo que Érebo con sus poderes de oscuridad la acomodó para que lo usara como el respaldar de un sofá y se apoyara en él. En cuanto Hao que regresaba a su sitió a sentarse para tener a la chica enfrente, no pudo contenerse y preguntar: — ¿No te importa?

{¿…Importar qué?} Cuestionó en una pausa, aunque actuaba tranquila. Zahira se veía bastante pálida y parecía como si su vitalidad le fuera sido drenada. Y no era una exageración porque Érebo que yacía en su forma de animal, estaba enroscado alrededor de ella, mostrándose atento al más mínimo indicio de malestar…

— Leer tu mente.

{¿Por qué me molestaría, si fui yo quien te ofreció leer mi mente?} Le cuestionó, haciendo una mueca en su rostro anémico como si fuera preguntado algo absurdo. {Si me molestara, no te permitiera leerla para empezar.} Suspiró, cerrando los ojos y recargando su peso en la deidad. Mientras que Hao asimilaba lo dicho por la chamana, pareciendo inesperado… Por lo general las personas, incluyendo los chamanes, buscarían todo medio posible para evitar que le lea las mentes.

Cualquiera, incluso él, se sentiría incómodo que invadieran su mente. Un lugar que se supone es privado ¿Pero ella lo aceptaba como si nada, dándole pase libre…?

— Si es así… ¿Entonces para qué usar la técnica de bloqueo mental?

Ella abrió un ojo para verlo. {…Si no lo hiciera, no habría logrado sobrevivir tanto tiempo en seguirte ¿No lo crees?} El Onmyōji no pudo evitar reír ante el comentario, porque tenía razón. Gracias al gran misterio que le despertaba la presencia del enmascarado, su curiosidad y expectativas se mantuvieron latentes por años, lo cual en parte influencio en su decisión de permitirle que siguiera rondando a su alrededor…

Aparte que él desconociera sus movimientos, fue una buena estrategia para efectuar sus artimañas.

— Touché.

{…Además, no es como si puedas hacer una plena lectura} Él concordó. La técnica de bloqueo mental ahora se mantenía activa pero débil. En consecuencia, podía leerle sus emociones y sentimientos mientras que iba formulando sus pensamientos en su mente. Pero sólo hasta ahí, profundizar para conocer su pasado y demás información recóndita, no podría por más que se esforzara.

No sabía si la chamana lo planeo desde el principio, pero fue bastante asertiva en escoger este método a la hora de responder sus preguntas. Para Asakura Hao quién desconfía tanto, a causa de las constantes traiciones sufridas a lo largo de su milenaria experiencia, ella se autoimpuso en un interrogatorio donde con el reishi funcionará como un detector de mentiras.

— Bien. Primera pregunta. ¿Cómo pudiste dar con mi madre, si se supone que nadie la puede ver por la maldición?

{…Es por mi sangre…} Zahira abrió sus ojos, dado a los efectos de la maldición. Sentía un gran cansancio y mantener los ojos abiertos o siquiera, concentrarse para seguir el hilo de la conversación, ya era bastante esfuerzo para ella. Un gran vértigo tendía a ir y venir, haciéndola a veces creer que volvería a colapsar. {Soy una Kuro Miko. Al saber eso, ya puedes darte una idea…}

Hao silbó con ese descubrimiento, acariciando su barbilla de manera pensativa mientras que sus ojos castaños cobraban un brillo de fascinación e interés. Hallar sacerdotisas poderosas a lo largo de su vida, era una cosa pero…

Una Kuro Miko(1). Comúnmente llamada de manera vulgar e incorrecta como "brujas". Es muy inusual hallarlas, dado que entre los propios chamanes suelen existir prejuicios, causado al temor de su versátil y peculiaridad de poderes, los cuales tienen como consecuencia de atraer la atención de más y consigo una serie de tragedias hasta llevarla a su propia muerte. Motivo porque los mismos chamanes tienden a decir que las Kuro Miko, están malditas. Sin embargo, la otra cara de la moneda es que también son muy ambicionadas, no solo por las entidades espirituales sino también por humanos como por chamanes.

Las Kuro Miko, se diferencia se su contraparte por muchas cualidades. La primera es que poseen una elevada energía Yin a diferencia de las sacerdotisas o chamanas comunes. Para los conocedores de Taoísmo, se sabe por su cátedra que los hombres poseen como energía elemental Yang y las mujeres su energía elemental sería Yin. No obstante, sería incorrecto pensar que es la única energía, ya que todo individuo posee ambas energías tanto Yin como Yang…

El detalle está que en una Kuro Miko posee una mayor cantidad como densidad de energía Yin que una chamana promedio que, en consecuencia, le permite trasmutar en una serie peculiar de diferentes habilidades chamanas, un claro ejemplo sería las Hana-gumi:

Kanna Bismarch, si bien sus padres son humanos, en su ascendencia se delata que hubo una kuro miko. Pudiendo ser su bisabuela paterna, y por tanto, surgió con ese peculiar poder de ectoplasma que, con el apropiado adiestramiento, es un poder muy versátil tanto en defensa u ofensiva.

Matilda Matisse, quién repetía el mismo patrón de Kanna, siendo sus padres humanos. Por parte de la ascendencia materna, es que heredó sus poderes al provenir de su tatarabuela, quién acabó suicidándose cuando su esposo aceptó internarla en un manicomio. Aunque se saltó una generación más, Matilda heredo un gran potencial como poder chamán en su sangre, surgiendo así el peculiar poder de Poltergeist, usándolo con gran fluidez. Algo que no cualquier chamán logra, y por tanto, siendo muy versátil para ella a la hora de usar su marioneta calabaza.

Marion Phauna. Nacida de una chamana adiestrada en la clarividencia y un humano que, al estar constantemente involucrado con la muerte por ser un mafioso, creo una fuerte compatibilidad; concibiendo así a una niña prodigio en el chamanismo. Su poder de clarividencia era bastante agudo para su precoz edad, sin mencionar que, similar a Matilda, heredo un poder de Poltergeist, derivando específicamente a la telequinesis, que suele usar para controlar las marionetas. Aunque su favorita, siempre será la que le regaló su madre.

Otro caso de Kuro Miko, sería los Seminoa. De hecho, en su ascendencia posee cierto número de Kuros Mikos. En consecuencia, su poder trasmutó y se consolidó en el singular atributo de ver las memorias ajenas, pudiendo transferirlas junto con las sentimientos o emociones vividas. Lo que más le llamó la atención a Hao, fue que el poder se preservó por varias generaciones e incluso evolucionó, siendo usado hasta de manera ofensiva para crear ilusiones realistas.

…Lástima que se negaron a seguirlo hace quinientos años atrás, pudo haber analizado mejor su poder como el comprender mejor el enigma de las Kuro Miko. Así que no le quedo de otra que matarlos, ya que en las manos equivocadas, su poder podría ser muy peligroso…

Finalmente, el otro caso más cercano de Kuro Miko, sería él mismo quién desciende de hecho de una Kuro Miko. Su madre Asanoha, resulto poseer un gran poder al ser una Kuro Miko pura… pero antes de siquiera cultivar su poder, concluyó su vida de manera trágica…

Justo como muchas otras Kuro Miko que conoció a lo largo de su milenaria vida y un destino que fuera tenido las Hana-gumi, de no ser porque intervino.

{Por supuesto. También ayuda el hecho que Érebo me presta su poder} El adolescente salió de sus pensamientos, cuando volvió a escuchar la voz de Zahira resonar en su propia mente. {Érebo como deidad que une ambos mundos, los vivos y muertos. Puedo crear el medio adecuado para que puedas verla}

— ¿Por eso la barrera? —Ella cabeceo en afirmación, manteniendo sus ojos cerrados. De no ser porque le habla a través de sus pensamientos, creerías que está dormida. — ¿Entonces eso es todo para verla…?

Cuestionó el Onmyōji, quien desde que vio a su madre horas atrás a estado esforzándose para recordar con detalle sus vidas pasadas. Logrando hallar de dichas memorias, para su frustración por culpa de su propia densidad, ante ciertas señales que delato de manera directa o indirecta la presencia de su madre, una de ellas era el débil aroma a lavanda que a veces se hacía presente en su entorno, en especial en sus momentos de melancolía o angustia. Ese peculiar y efímero aroma que tenía el atributo de recordarle a su madre, solía calmarlo en sus ataques de malestar por el reishi o cuando la tristeza le sobrevenía en modo de consuelo…

«[Nunca me fui de tú lado cariño]»

No solo eso. También las contadas veces que cruzo su camino con una Kuro Miko, estás solían hacer una mención que "algo rondaba a su alrededor" pero como nunca lograban saber explicarle, asumía que podría ser los Oni que estaban tentados a materializarse a través de su furyoku como reishi. O bien, porque podrían estar refiriéndose a su Espíritu de Fuego cuando lo obtuvo.

{No. Lo que principalmente influye que pueda verla, es el contrato que hice con Asanoha} Entonces Hao recordó los diversos fragmentos de memorias que visualizo mientras la chamana yacía inconsciente.

«— Hey… ¿Cumplirías mi deseo…?»

— ¿Qué fue lo que acordaron con mi madre? —Preguntó, aunque se veía tranquilo su rostro como voz reflejo seriedad como perspicacia. Por lo que para Zai como Érebo fue una clara señal de que el Onmyōji estaba midiendo sus intenciones con su madre, y de perjudicarla de alguna manera, tomaría represalias o incluso los mataría ahí mismo.

Sin embargo…

{No puedo responder eso}

Eso les tiene sin cuidado a ellos dos.

— ¡Dijiste que responderías todo lo que te preguntara! —Objetó, percibiéndose en su voz cierto enojo como incredulidad que a estas alturas tenga el atrevimiento para debatirle. Para mayor irritación, la escuchó reír en su mente…

{Dije que contestaría pero nunca que te respondería.}

Hao bufó, no creyendo que una chiquilla viniera a darle clases de lingüística. Lo más indignante, es que no podía refutarle, porque de hecho de manera astuta usó apropiadamente el término de las palabras. Lo sabía, porque él suele usar ese método con sus enemigos para luego observar como caían en su trampa y… eso era muy divertido, pero NO cuando a él se lo hacían.

{Hay cosas de las que me niego a hablar, y no tengo la obligación de responderlas. Sin embargo, jamás te mentiría…}

Es cierto. Gracias al reishi, sabía cuándo le mentía por lo que hasta el momento ella ha sido honesta. {Si tanto deseas saber esa respuesta, puedes preguntarle tú mismo a tu madre cuando la veas} El parcial enfado del milenario chamán se esfumó y con una expresión que parecía más propia para un adolescente o incluso un niño, miró a la chamana…

Quién para su sorpresa, está abrió los ojos y le dirigía una genuina sonrisa amena. Como si le estuviera afirmando con dicho gesto que la posibilidad de ver a su madre, ya no era una ilusión imposible sino una realidad, un hecho.

El adolescente eliminó el contacto visual con la chamana, sintiéndose incómodo. Por alguna razón, sintió como si ella lo estuviera tratando como un niño pequeño, lo cual estaba muy lejos de serlo. Y lo más insólito, es que no era la primera vez…

— Siguiente pregunta —Comenzó, en busca de cambiar de tema y menguar esta rara incomodidad que sentía. —…Me has estado siguiendo estos siete años. En parte, al parecer por mi madre, pero en sí, ¿Cuál es objetivo conmigo?

{Ah.} Exclamó indiferente ella. {Para serte sincera, no necesito nada de ti.} Cierto fastidió invadió el pecho del Onmyōji ante la manera como tono tajante que usó al expresarse. MUCHOS matarían por tener una oportunidad de tener su atención y esta ingrata que parece haber nacido debajo de una roca, viene a hablar de él como si fuera cualquier chamán.

Él es Hao Asakura, el quién será el Shaman King ¡Más respeto, maldita sea!

{Pero el resultado de mi misión con tu madre, influye mucho de ti} El castaño salió de su refunfuño mental para prestarle atención apenas mencionó a su madre. {Así que necesito de tu colaboración}

Alzó una ceja escéptico: — ¿Y qué tengo que hacer…?

Zahira quién ya llevaba un buen rato con los ojos abiertos, mirando al Onmyōji, sus cristalinos ojos grisáceos adoptaron un brillo severo e intenso. En clara indicación de que el asunto era serio…

{Asakura Hao, ¡Tienes que dejar de matar…!}

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En la posada dónde se hospeda Yoh y su grupo de amigos, en el dormitorio de Zahira que se mostraba aparentemente vacío, el closet se fue abriendo dejando apreciar a la susodicha chamana que entraba cuidando de no hacer ruido con una expresión cansada y con los zapatos en una mano. Salió del closet de manera cautelosa, no queriendo que los chicos se enteraran que paso la noche afuera y vinieran a interrogarle…

— ¿…Qué son llegando a estas horas?

Pero parece que no será así. Porque Anna de improvisto abrió la puerta principal del dormitorio, entrando campante y con una mano en la cadera, listo para reprocharle de manera autoritaria.

¡UWAAAH!

Zahira cayó hacia atrás del mismo susto, tirando sin querer los zapatos ¡Demonios, no sintió su furyoku! Y no ayudaba el hecho que estaba muerta del cansancio. {Mierda. ¡¿No se supone que oculté mi propio Furyoku?!} Le cuestionó en su mente a Érebo.

[Lo hiciste. Pero la Itako es realmente hábil]

Kochō acostada en el suelo boca arriba, suspiró resignada de tener una amiga genio en el chamanismo. El sonido de la puerta ser cerrada, la sacó de sus pensamientos seguido de que vio como Anna avanzó hasta donde estaba, cruzada de brazos y con cara que no iba aceptar excusas ni se marcharía hasta que le respondiera.

— Ya sabes el porqué, fui a ver a Hao —Contestó resignada a su segundo interrogatorio, incorporándose y sentándose en el tatami mientras que veía como la rubia también se sentaba a su lado.

— Así que… ¿Ya sabe de Asanoha, eh? —Cuestionó, recibiendo el asentimiento de Zahira quién cabeceaba y bostezaba. — ¿Qué respondió al final?

— Acepto.

La itako bufó como si se riera, una bastante irónica: — ¿Y qué te hace pensar que cambiará? Son mil años, un alma así mágicamente no cambia.

Y Zahira no lo negó, al contrario concordaba. Hacer que Hao abandone su odio como sed de venganza o ambiciones genocidas, es algo bastante… difícil, por no decir imposible. Hablamos de alguien que después de haber vivido tanto, concluyó que la única solución era crear una purgación, eliminando a todo una especie mientras que selecciona quién cumple los requisitos como chamán para vivir.

—…Tu esposo tendrá un largo trabajo por hacer.

Anna alzó una ceja aprensiva: — ¿Y tú no?

Volviendo a bostezar, giró con una sonrisa maliciosa y divertida: — Mi propósito difiere mucho del tuyo, pero sí de mí lado tengo éxito, entonces contribuirá en la de Yoh.

— Sigo considerando que es una pérdida de tiempo.

Mencionó Anna, pensando todas sus conversaciones con Yoh sobre Hao, así como las que ha tenido con Zahira. Ambos eran tan tercos, idealizando buscar hacer de lo imposible a posible mientras que omiten el peligro que corren como del proceso a realizar.

— Ann… ya hablamos de esto…

— Ya lo sé —Refutó rápido, no queriendo escuchar el repetitivo sermón. Y de improvisto, estiro su mano hasta el rostro de Zai para tirar de ella, haciendo que esta situé la cabeza sobre su regazo. — Le pedí a Tamao que prepare un desayuno ligero. Mientras… duerme.

La chamana de cabello morado que al inicio se mostró desconcertada al hallarse acostada, usando el regazo de la Itako como una almohada, pronto se recompuso y sonrió radiante, agregando muy feliz: — ¡Tengo suerte de tener a Ann!

En respuesta, la rubia dijo: — Eres una idiota —Zai no se amedranto por el inofensivo insulto y siguió disfrutando de la atención, muy contenta con una sonrisa dichosa que parecía permanente… que pronto contagio a Anna, por lo que sus propios labios se curvaron en una modesta sonrisa…: — ¿…De verdad estás bien?

La sonriente chamana de cabello morado mostró un rostro se sorpresa, cruzando su mirada con la ambarina que mostraba una expresión meditabunda como triste. Luego se calmó, suspirando con una sonrisa resignada y extendiendo su mano hasta acariciar la cabeza de Anna, tal como suele acostumbrar cuando busca animarla o calmarla:

— ¿Qué me delato?

— "Tengo suerte de tener a Ann". Sólo dices eso…

{Cuando recuerdo el pasado} Concluyó, un poco molesta e incómoda consigo misma porque no quería preocupar a Anna. Ella era muy observadora, sumando el hecho que adquirió el reishi, eso la obligó a observar y sobreanalizar su entorno para sobrevivir a los maltratos de sus familiares como el tiempo que vivieron juntas en la calle.

— Estoy bien —Dejo de acariciar su rubio cabello y a cambio le sonrió, queriendo demostrárselo. No obstante, la expresión ya no era tan radiante. — ¡De verdad! Sólo es… algo que está en mi mente.

Un silencio se formó, uno cómplice al ambas conocer el pasado de la otra y lo que acarrea con ello. Una cruz que deben de cargar y sobrellevar para poder seguir viendo hacía un futuro juntas…

— Hey, Zai… —La llamó pero luego suspiró al notar a la susodicha dormida. {Bueno, no importa…} Pensó restándole importancia el asunto, porque a la final…

Zahira e Yoh eran obstinados, y no podría contenerlos. Podrían ser personas muy pacificas, pero una vez que algo se les metía a la cabeza, eran de una voluntad inquebrantable. Sin embargo, llevó por reflejo su mano a su rosario que cuelga sobre su pecho, agarrándolo con fuerza mientras que un brillo peligroso se reflejaba en sus ojos ambarinos y recitó en su mente la resolución que forjó desde que decidió domar este monstruoso poder con el que nació…

Para velar por el sueño del hombre a quién ama.

Para proteger a la amiga a quién atesora.

Y… ahora cuidar del futuro de su bebé, fruto de su gran amor.

{Te mataré, Asakura Hao…}

Por el bien de sus personas importantes, ella estaría dispuesta a mancharse las manos. Después de todo, ya lo hizo una vez…

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FIN DEL CAPÍTULO 14.

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GLOSARIO

(1) Kuro Miko. En japonés significa "Sacerdotisa Oscura". es una contraparte de la miko tradicional, frecuentemente sirven a monjes renegados o hechiceros malignos (o son libres por su cuenta) y que por lo general son antagonistas de las miko. Como las miko, está entrenada en artes similares y pueden manejar armas. Las kuro miko son muy apegadas a la demonología y tienen un fuerte conocimiento de la magia negra. Las kuro miko usan también chihaya, pero los colores tienden a ser oscuros (usan los esquemas de negro y púrpura o negro y dorado). Sin embargo no existen en la realidad Shintō.

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…Bieeeen… sólo puedo decir: Disculpad la Tardanza. Estuve ocupada desde semanas pasadas y tuve que hacer malabares en esos días. Pero ya paso, todo salió bien, gracias a Dios y ahora ya puedo enfocarme en el fic.

AGRADECIMIENTOS A: Lady'z Phantom. Me alegro que te haya gustado el anterior capítulo a pesar de haber sido corto, en recompensa, este capítulo es un poco más largo y yo no estaría taaan segura de si no corre peligro Zai. Tratar con Hao es literal una apuesta 50/50, jajajaja xD.

Sobre el Capítulo: Espero no haberlos embotado con tanta información (y ahora es que falta). Sólo puedo decir, que si hay algo que no entendieron del capítulo, preguntarme con confianza ya sea por los comentarios o por PM (mensaje privado). Pero al final todo lo que se habló en este capítulo, se los estaré machucando a lo largo de la trama… porque es vital. Así que ojo con lo de Kuro Miko y lo de las energías Yin y Yang.

Del resto ¿Qué les pareció el capítulo? Mi parte favorita fue escribir las escenas del pasado de Hao con Matamune. Y lo mejor que por el arco donde va el remake, me vino perfecto para inspirarme porque lloré como una magdalena mientras lo escribía xD… Espero haber causado un efecto similar a ustedes cuando leían dichas escenas.