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— Diálogos, ya esté en formato de negrita, cursiva, cursiva-negrita o normal —
«Remembranzas»
{Pensamientos}
[Diálogos de Espíritus] o [Diálogos de Espíritus]

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The Curse Project
Por: Fjola Lovely.

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CAPÍTULO 16

La Persuasión de la Carnada

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Yoh y sus amigos que finalmente habían llegado al coliseo, observaban sorprendidos como se iba tornando cada vez más violento el torneo y no tenía la vibra de los dos anteriores. El Equipo de Nilo como el Equipo X-I, donde en este último se encuentra Lyserg Diethel, en el que ambos bandos parecían no retroceder en su postura de hacer una innecesaria lucha a muerte.

— Esto se ha vuelto un problema —Comentó HoroHoro referente a la batalla con dificultad, ya que todavía intentaba recuperar el aliento perdido por cargar a Ren quién para ser unos centímetros más bajo que él y repartir la carga con Chocolove, el maldito Taoísta le seguía siendo pesado: — Él no es el mismo de antes.

— En efecto —Intervino otra voz, seguido de unos pasos que hacían un suave eco sobre el suelo de piedra. — Parece como si él hubiera pasado por algún tipo de entrenamiento con los soldados X.

— ¡Anna! —Exclamaron en sorpresa Manta y Tamao al reconocerla, no esperando que ella vendría a ver el torneo luego de haberse quedado atrás y no mostrar mucho interés.

— ¿Qué quieres decir con algún tipo de entrenamiento? —Cuestionó Oyamada, interesado dado que la Itako suele ser muy observadora y asertiva…

— No lo sé.

…O tal vez no.

Hmn…

La Itako frunció el ceño en el momento que se acerco a la baranda, donde estaba Yoh para ver mejor el torneo. Enfocando su mirada ámbar en el tal Lyserg, su llamativo cabello verde esmeralda le parecía familiar y pronto supo el porqué, cuando todavía tenía el reishi había visto en las memorias de Zahira alguien con rasgos muy similares a ese chico…

«— ¡Ouch!

El sonido de la puerta se escuchó, seguido de que esta se abrió y cayó un pequeño de finos rasgos como llamativo cabello verde esmeralda.

No deberías estar aquí…

El infante que gimoteaba adolorido por el impacto de la caída, pronto se incorporó al escuchar una voz y saber que no estaba solo.

¡Ah, lo siento…! Me per-…

Pronunció él rápido, alzando su cabeza para enfrentar a la persona quién le regañó. Sin embargo, el pequeño que poseía unos rasgos delicados que daba un aire angelical, pronto hizo una exclamación de sorpresa mientras que se quedaba boquiabierto en silencio y sus grandes ojos azul grisáceo irradiaban un brillo de genuina curiosidad.

Ver que el visitante no deseado no se marchaba, quedándose tieso como una estatura con una cara estúpida de sorpresa mezclada con fascinación, hizo que la contraparte retomara el habla:

Oye. Te dije que no puedes-

¡¿Acaso eres una… HADA?!

—… ¿Qué?»

— ¿Uh? Qué raro…

Anna salió de sus reflexiones y giro a ver a Yoh quien se veía extrañado: — ¿Sobre qué?

— Lyserg estaba mirando hacia acá, como buscando algo o a alguien…

La Itako tuvo la sospecha a quién estaba buscando. Sin embargo, Zahira parecía no simpatizarle ese chico lo cual es muy raro viniendo de su amiga, quien no suele amargarse por aquellas personas que no sean de su agrado y prefiere ignorarlas ¿Por qué será…?

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[Es un día muy bueno para un picnic~]

Él rio ante el comentario, pero concordó ante el soleado día, aunque por ser todavía horas de la mañana hacía más frío de lo usual para querer comer a la intemperie. Aunque por supuesto, con su pleno control elemental como el tipo de espíritu elemental que posee, eso para él no le resultaba un inconveniente.

— Traeré unos bocadillos para la próxima —Propuso, provocando que su acompañante se entusiasmara con la idea juntando sus manos en un aplauso y dejarla en una posición como de rezo mientras que giraba a verlo con una dulce sonrisa.

[¡Fantástico! Entonces le diré a Zai que traiga té para acompañarlos…] Ante la mención de la aludida, la sonrisa de Hao disminuyo y por reflejo le dio un vistazo a la chamana de llamativo cabello morado que yacía a unos metros de distancias de ellos dos; en estado de trance fuera de la traslúcida barrera oscura, sentada bajo la sombra de un árbol en posición de meditación. [Te encantará, hijo. Ella hace un té muy bue-…]

— Madre. ¿En qué consiste ese contrato que hiciste con ella?

Asanoha que hablaba animada calló ante la imprevista pregunta. En cuanto el milenario chamán tenía una expresión seria y calmada, dándole un aire maduro que discernía fuertemente con su apariencia de adolescente. Aunque claro, el joven que todavía no ha cumplido la mayoría de edad no es lo que realmente aparenta, siendo de hecho un adulto que su edad mental estaría rondando entre los 30-40 años. Respaldado por un gran conocimiento que ha recopilado por mil años entre ambos mundos, el de los vivos como el de los muertos.

Un breve silencio se formo entre ambos que yacían sentados, uno al lado del otro, debajo de la sombra de un árbol en el interior de la barrera.

[Cariño, no deberías ser chismoso. Te resta puntos ante las Damas]

No obstante, la mujer de largo cabello ámbar que se esparcía el resto de su melena en el verdor del pasto alrededor de su menuda figura; le contestó con un comentario fuera de lugar que destruyo toda atmosfera seria entre ambos.

¡Madre~! —Llamo en un reproche sumiso por evadir su pregunta. Algo que también solía hacer mucho ella en su primera vida, cuando él le hacía preguntas difíciles que no quería responder (como cuando le preguntaba sobre el significado de algunos comentarios o expresiones maliciosas de los aldeanos al verlo). — Y la atención de las mujeres nunca ha sido un problema para mí —Agregó, jactándose… lo cual luego se arrepintió…

Dōji se rio mientras se cubría de manera modesta la boca. Teniendo cada gesto como postura un aire elegante, delicado y femenino que se reforzaba con su dulce sonrisa calmada. [Oh cariño, puedo estar segura de ello. Aunque no creo sea motivo para regodearte cuando todas concluyeron con turbulentos escándalos de por medio y haciéndome abuela por enésima vez.]

Hao se estremeció en su lugar, sintiendo por alguna razón que las palabras de su madre fueron un mordaz reproche hacía su persona y al mismo tiempo… sentía cierta incomodidad como vergüenza ajena anidándose en su pecho, acompañada de la preocupante incógnita si su madre observo absolutamente todo de él durante sus dos vidas pasadas…

—…Fueros dos vidas, Madre…

Comenzó como excusa a su extensiva línea de descendientes regadas por el mundo, y callando lo que en verdad quería decir, porque el pudor como vergüenza que alguna vez creyó muerta en él, dado a su longevidad; resurgieron cuando su madre abordo su vida personal e íntima.

[Lo sé, hijo. Después de todo, no hay nada que una madre sepa y de por si al verlo desde primera fila, como cuando…]

— ¡Madre, enfócate en la pregunta! —Le reprocho e interrumpió incómodo, no queriendo ahondar esos lares de su vida. ¡¿Por qué de todas las cosas para hablar luego de su reencuentro, tiene que ser su intimidad?!

[No soy sorda, jovencito. Así que agradecería que cuides tu tono] Le indicó, aunque su sonrisa y voz continuaba siendo dulce. El aura que la rodeaba junto el brillo agudo en sus ojos ámbar, te advertían claramente del peligro camuflado bajo esa inofensiva apariencia…

Haciendo que el Onmyōji recordara su infancia como si fuera sido ayer que era un mero niño en la antigua Era Heian y su madre con el don natural de intimidar sin perder su expresión sonriente e inofensiva, le hacía sudar frío como si estuviera pisando hielo delgado o estuviera el filo de la guillotina a centímetros de su nuca, esperando caer para hacer rodar tu cabeza.

Aunque el chamán era alguien sin temor a la muerte, o incluso con una increíble resistencia al dolor (gracias a ser usuario del Reishi); no podía evitar tener este inconsciente e involuntario temor de despertar el enojo de su querida progenitora, como si fuera otra vez aquel indefenso niño de cinco años.

—…Mi error —Admitió su desliz, haciendo para su alivio que esa afilada mirada ámbar que perforaba su cráneo se fuera junto con la sensación de peligro. — ¿No me vas a responder la pregunta, verdad? —Cuestionó luego de sumirse en un silencio los dos y ver que la mujer no mostraba indicios de contestarle.

[Fufufu~ Tú tienes la respuesta, cariño] Mencionó, provocando que él suspirara resignado al saber lo que implicaba su comentario. Era una manera indirecta de decirle que no le respondería por lo que su insistencia por el tema sería en vano.

Hao suspiro resignado, con el presente día, ha sido la cuarta que vez que pasa tiempo con su madre y tienen esporádicas charlas que, en la mayor parte de dicho tiempo compartido, no ha logrado sacarle mucha información referente a su relación con la chamana o la deidad elemental de la oscuridad. Por supuesto, si sus preguntas se centran sobre ella y él, como que lo ha seguido por siglos, su madre hablaría sin rodeos al tema…

— De verdad para ser tan reticente hablar de ellos… —Comenzó en un suspiro resignado mientras pasaba una mano por su sedoso cabello castaño, peinándolo hacía atrás. — ¿Te tienen bajo amenaza o qué?

Dōji estiró su mano hasta situarla sobre la mano que reposaba sobre el regazo de él, causando que los ojos castaños buscaran la mirada de ella con la intención de saber el motivo de su gesto. En consecuencia, halló la sonrisa maternal y cálida de la mujer, quién se mostraba feliz.

[Gracias por preocuparte por mí, pero hijo no soy tan indefensa] Hao hizo una cara de puchero, luchando por no apartar sus ojos de la expresión radiante de su madre, quien parecía complacida al saber que se preocupaba por ella y quiere protegerla. En cuanto Asanoha rio divertida ver a su hijo avergonzado, algo muy común que observo en el tiempo que vivieron juntos y solía hacer una cara de puchero, como de niño regañado, pero en el fondo era su timidez de verse pillado y expuesto sin su coraza.

…Y su pequeño le incomodaba sentirse expuesto, incluso ante ella. Era uno de los lados lindos y tiernos de él que tuvo la dicha de conocer primero, mientras que lo veía crecer…

Hasta el evento de la tragedia.

[…Sí… no soy tan indefensa…] Comentó en un tono absorto, ignorando que su gesto calmado y dulce se tornó melancólico al perderse en el pasado, su pasado. Cada gesto era leído en silencio por Hao quien situó su otra mano sobre la traslúcida mano de su madre en manera de apoyo al percibir su tristeza. [De lo contrario, no estaría aquí…] Continuó vislumbrándose un brillo apagado en sus ojos ámbar cuando, de manera inconsciente, su mirada busco a Zahira, quien yacía ignorante de su entorno debido a su actual condición.

El Onmyōji milenario al ver esa expresión difícil y amarga en su madre, solo acrecentó su desconfianza en la chamana de cabello morado. Hay algo que su madre no le está contando, igual esa chica y deidad ¿Es por ese contrato…?

El sonido de la barrera siendo reducida, los sacó a ambos de su letargo y a la vez fue como un recordatorio que el tiempo compartido posee un límite. Recordatorio que empeoró el malhumor de él.

— ¿Cuál es su beneficio de ayudarte…?

[…Yo también me lo pregunto…] Contestó en un suspiro de fastidio y cansancio, desapareciendo todo toque de melancolía en ella, recuperando su habitual actitud calmada mientras que miraba el cielo azul que se dejaba ver entre las abundantes ramas verdosas del árbol en el que se resguardaban.

El adolescente a cambio se mostró descontento y aun más desconcertado: — Madre, no sé si estás jugando a ser misteriosa o me estás tomando el pelo. ¿Ni siquiera puedo saber algo de la persona que te ayudó? Podría pagarle de un modo su bondad ¿Sa-…?

La risa de Asanoha lo interrumpió, echando la cabeza hacia atrás y riendo con gusto hasta asomarse unas traviesas lágrimas sin demarrar en sus ojos, como si le fuera dicho el mejor chiste.

[Amor, lo siento…] Decía entre risas, intentando silenciarlas pero era difícil con la cara descontenta que le hacía su hijo. [Pero esa actuación preocupada por recompensar, sólo por "ayudar a tu desamparada madre" no funcionará conmigo o… en ellos para sacar información.] Lo último refiriéndose a Zahira como a Érebo. [Igual, por hacerme reír tanto, cederé a complacer un poco tu curiosidad por mis "benefactores"] Mencionó divertida para la irritación del castaño al sentirse burlado por su propia madre que leyó sus intenciones a la primera.[El Señor Érebo no tiene ningún asunto conmigo, sólo con Zai pero es un compañero agradable.]

— ¿Compañero… agradable? —Repitió mirando receloso a su madre, quién con la mano libre que no sostenía la mano de su hijo; le dio un pequeño manotazo en el brazo en modo de reproche.

[Es tan solo un amigo, de por si el Señor Érebo es un hombre casado.]

Él bufó ante tal excusa: — ¿Y? Eso igual no es un impedimento…

[] La sonrisa permanente de póker que suele hacer Hao, floreció en los delicados rasgos faciales de Asanoha y, si bien su voz era calmada, había un tono peligroso como oscuro en sus palabras: [¿Qué estás insinuando, cariño?] El adolescente sufrió un involuntario escalofrío y se maldijo internamente ante su metida de pata.

— ¡Nada…! —Contestó rápido pero la afilada mirada dorada no mostraba atisbos de desaparecer. — No dudo de tus palabras, es sólo… ¡Qué eres tan hermosa y joven! Aun si son amigos ¿Quién podría contenerse ante tu irresistible encanto~?

Un sepulcral silencio domino por unos segundos hasta que Asanoha comenzó a reírse y con su mano libre a pellizcarle la mejilla a su pequeño, quién se trago toda queja ante el punzante dolor en su cachete como si fuera torcido por unas frías tenazas de hierro. Y no, no estaba exagerando, su madre era de las que tenía la mano pesada, aparte ni aun como fantasma, perdía el toque de su abrumadora fuerza. Misma fuerza que usó varías veces para reprenderlo.

[Awww~, mi pequeño manipulador. Te doy puntos por lo de "irresistible encanto"]

{…Que bien} Pensó, entre aliviado y todavía alerta una vez que su cachete fue liberado. No obstante, hizo una nota mental de tener un repertorio de cumplidos disponibles para apaciguar el temperamento de su madre. Si algo le enseño sus años de la aristocracia como de mujeriego, es que no hay persona que se resista a un buen cumplido.

[Bueno, como seguía diciendo antes de que me interrumpieras] Retomó la conversación con una advertencia entre líneas que fue captado a la primera por él [En cuanto a Zai… te daré como consejo que pierdes el tiempo en "recompensar su favor" o siquiera buscar "su sueño" para manipularla a tu antojo, ella no es como tus seguidores.]

— ¡Ja…! —Exclamó satírico con un brillo malicioso en sus ojos, acompañado de una sonrisa burlona. — Que graciosa madre… ¿Insinúas qué es una samaritana voluntaria? Las personas son egoístas, sean sus intenciones buenas o malas, todos viven únicamente para sí mismos.

[Concuerdo] Contestó tranquila y con una sonrisa mientras miraba hacía la chica, ignorando la apremiante mirada de su hijo. [Y es por eso que mi consejo es que desistas en ello, porque la ambición de esa niña es una que nadie puede satisfacer] Le indicó con un tono reservado y ladino.

— ¿Quieres apostar? —Cuestionó juguetón por el desafío. No hay nada que lo sorprenda luego de todo lo que ha visto por mil años bajo la "bendición" del Reishi.

Asanoha se encogió de hombros. [Si quieres ignorar mi consejo, adelante. Ya eres un niño grande.]Observó que la barrera que los envolvía pronto se desvanecería, dando por terminada el tiempo compartido. Así que agregó un poco más de leña para avivar la candela: [Pero anda con cuidado o de lo contrario, temo que podrías perderte a ti mismo…]

Hao alzó una ceja escéptico a las supuestas advertencias de su madre. Creo que era ella la que lo subestimaba a él, quien es el más fuerte de todo este torneo y acabará siendo coronado como el Shaman King para obtener el poder absoluto. En cuanto Dōji, internamente se regodeaba de que su pequeño "incentivo" hizo efecto en su hijo.

Sabía que Zahira se está esforzando por cumplir su parte del contrato entre ellas dos, y Érebo está ayudando a la causa dado al vínculo que tiene con la chamana. PERO aunque los tres en conjunto trabajan en equipo, el inconveniente es lidiar con su hijo quién desconfía fuertemente, ni baja la guardia. Incluso a estas alturas, él no ha perdido en ningún punto el enfoque de desconfiar de Zahira o Érebo, hasta ha llegado a creer que a ella la están manipulando o la están usando para matarlo o frustrar sus planes de ser el Shaman King.

En otras palabras, no podrían avanzar a cumplir su deseo, si Hao Asakura no se permitía a bajar la guardia y a confiar. Eso sin mencionar que, si bien cada vez que se reúne con su hijo, todo parece pacifico, en realidad en el fondo los tres sabíamos que el milenario chamán en silencio recopilaba tanta información como pudiera. Si veía algo sospechoso o descubría que podía deshacer el contrato sin afectarla, siendo innecesario tratar con Zahira o Érebo, estos dos los eliminaría al no serle beneficioso en sus intereses.

Por supuesto, tienen un plan para lograr ir bajando las defensas de su hijo, pero requiere tiempo y no es tan sencillo lograrlo. El Onmyōji ha sufrido tantas traiciones que ni aun con la presencia de su madre, Asanoha, no deja de estar alerta como si fuera él solo contra el mundo. Así que la misma Dōji usó su influencia para acelerar las cosas y facilitar un poco el plan de Zahira.

…Aunque seguro que ella no lo agradecerá, porque al haber fortalecido la curiosidad e interés de su hijo por la chica… Será un verdadero dolor de cabeza para la chamana…

[El tiempo ha finalizado, cariño] Mencionó la mujer fantasma para descontento de él quién pensativo al parecer iba a decirle algo. Probablemente sobre su última advertencia.

— Puedo verlo ¿Pero por qué…?

Su pregunta quedo a medias formulada porque ella se acerco de improvisto y lo abrazo. Inundando su olfato del perfume femenino que, consiste una combinación de varias hiervas que armonizaban con el aroma lavanda como el dominante. Esa esencia silvestre impregnada en ella, asumía que era por su labor de boticaria en aquella época que era una de los contados trabajos que podría darte una vida decente…

Aunque por la apariencia física de su madre y de por sí, por ser mujer, era fuertemente discriminada en el complejo que residía. En el Japón antiguo, se consideraba forastero e incluso como demonio toda persona que no cumpliera con los rasgos comunes asiáticos. Por lo que aquellas personas estarían destinadas a sufrir una vida peor a los que eran calificados como esclavos.

[Fufufufu~, no me canso de esto] Comentó dichosa Asanoha mientras que lo abrazaba y acariciaba la cabeza de su hijo, quien se iba relajando gradualmente. Muchos años quiso abrazarlo, consolarlo, hablarle, sin éxito alguno a causa de ese maldito reishi que la repelía. Por lo que ahora que tenía la oportunidad, aprovechaba al máximo para mimarlo. [Hijo, te veré más tarde ¿Sí…?]

Hao gruño disgustado, inclinándose más a su madre y rodeando con sus brazos la menuda figura traslúcida, como si quisiera retenerla: — ¿No hay manera de alargar la duración de esa maldita barrera?

Dōji se rio ante el berrinche del adolescente. [Lo siento, mi pequeño hoja. Mamá todavía está trabajando en eso, pero aunque no puedas verme, siempre estaré contigo ¿De acuerdo?]

—…Lo sé… —Contestó, ahora era consciente de la presencia de su madre. Pero el inconveniente era el reishi que tenía un efecto adverso ¿Pero por qué en ella?

Por enésima vez, Hao maldijo su reishi. Justo en el momento en que la barrera se desvaneció, seguido del espíritu de su madre entre sus brazos junto con toda su calidez y fragancia.

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Zahira luego de un espasmo, se incorporó llamando en balbuceos a Érebo, quien no tardo en aparecer y abrazarla. Inmovilizando sus brazos, reteniéndola tanto como le fuera posible para evitar que se autolesionara ella misma en lo que duraba el ataque de pánico.

[Zai, estoy aquí. Cálmate.] Nuevamente las palabras de la deidad fueron el sedante de la chica, quien gradualmente se fue calmando sin dejar de abrazar al robusto león. [Tenemos un acuerdo.]

Los minutos transcurrieron, pero a la chamana le pareció horas pero tenía que soportar el malestar y esperar paciente recuperar el control de su cuerpo, quien estaría durante las siguientes horas en un estado enfermo y anémico. Soportando en silencio el dolor que se extendía por todo su cuerpo, despertando la sensación de ser desgarrado desde el interior hacía el exterior, revolviéndole el estomago y tener la persistente sensación de vomitar.

Sin embargo, lo soportaría. Era molesto, pero debía hacerlo cada vez que efectuaba la barrera para que Asanoha pueda reunirse con Hao…

— Que conmovedor. ¿Ya te sientes mejor?

La chamana no tuvo energía de gimotear lastimosamente, a cambio prefirió reunir energía y despegar su cara de la abundante melena del León para confrontar al dueño de esa voz.

{¿Qué quieres?} Le cuestionó en un tono muy paciente. Estaba cansada y no quería estar lidiando en un debate verbal ni intelectual con el milenario chamán.

—…No tienes que estar tan a la defensiva —Indicó en un tono reconciliador, pero la cara de niño travieso no le convencía a Zahira ni a Érebo que le dedicaban una mirada de incredulidad. — Me duele que actúes así, cuando tan sólo permanezco aquí para hacerte un entorno agradable…

Zahira no necesito cuestionar a lo que se refería, pronto se percato que a diferencia de otros episodios en el pasado, no sentía el acostumbrado frío gélido que le entumecía el cuerpo y el entorno se mantenía cálido. En cuanto el Onmyōji, la escuchó suspirar en su mente. {Gracias. ¿Qué quieres?} Preservando el tono paciente pero a la vez tajante, le volvió a preguntar lo mismo.

Hao prefirió no inmutarse a la actitud cortante de la joven. A cambio continuó con su propósito: — Ya que has sido tan diligente de reunirme con mi madre, yo…

{No}

Las cejas del castaño se movieron en un tic mientras que mantenía su sonrisa póker.

— Dejarme terminar.

{Entonces no marees y sé conciso.}

— Te invito a cenar. Será una cita —Indicó, resaltando lo último con un brillo travieso en sus ojos castaños que no le auguraba nada bueno a Zai, la cual por cierto, junto con Érebo le dedicaba al adolescente una mirada como si se fuera vuelto loco.

{Está bien.}

Ahora el turno de las dos entidades masculinas sorprenderse por la rápida respuesta como aceptación.

[¡¿Vas aceptar?!]

— ¿No preguntarás el por qué?

{No} Estaba luchando por no vomitar algunos de sus órganos que parecían estar revolviéndose en su interior como le plazca, mientras intenta mantener algo de cordura y razonamiento para poder mantener una conversación decente. Así que entre más rápido acabara, mejor para ella.

— Pues que decepción… —Comentó en un suspiro descorazonado. Para segundos después con una expresión de niño pícaro e inocente, decir: — Entonces yo si preguntaré ¿Por qué aceptaste tan rápido?

Zahira quiso maldecirlo ahí mismo, pero a cambio de salirle una horda de palabrotas, tan sólo gruño frustrada y para mayor irritación, el maldito se rio a expensas de saber que el hecho de alargar la conversación la estaba exasperando. En consecuencia de su condición convaleciente, lo que menos quería tener era una larga y amena charla, sólo quería sumergirse en silencio, soportar el malestar y esperar que pasara para volver a la comodidad de la posada para retomar un sueño reparador.

{Tú madre quiere ver a Opacho.} Respondió luego de unos minutos que consiguió poder formular una respuesta coherente en medio del malestar.

— ¿Mi madre? Interesante… —Mencionó pensativo, no esperándose esa respuesta. Pero pronto se recompuso y agregó: — Entonces mañana, cenaremos donde me hospedo.

[¿A eso le llamas una cita?] Cuestionó incrédulo mezclada con resignada desaprobación. […El hijo de Asano resulto ser un tacaño.]

Zahira tuvo que luchar en reprimir sus ganas de reír, ya que el malestar le frustraba la tarea para su lamento.

— La intención es lo que vale ¿No?

[Y por esa misma razón es que ninguna de tus parejas te ha durado.] Rebatió, dedicándole una mirada condescendiente como si observara la cosa más lamentable. Muy diferente del Onmyōji que bajo su permanente sonrisa, luchaba por si quemar a la deidad. No obstante, se contuvo y prefirió dejarlo pasar (por ahora), a cambio habló conciso:

— A las 7 p.m., no llegues tarde.

Sin más que decir, un repentino fuego envolvió la figura de Hao para después desaparecer. Había usado su espíritu elemental para teletransportarse. Trayendo así alivio a Zai de finalmente poder sumergirse en el silencio.

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FIN DEL CAPÍTULO 16.

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Creo que aquí el estafador resulto estafado :v, Hao quiso fastidiar a Zahira y el buen Érebo salió al rescate jajajajaja. Si se cuestionan porque actualice tan tarde… sin comentarios. A cambio de darles una lista de excusas que no creo quieran leer, enfoquémonos en el capítulo. Pero antes quiero agradecer a:

Lady'Phantom, gracias por tomarte el tiempo en comentar en cada capítulo. Disfruto leerte a la vez que me das fuerzas para continuar, también me alegra que hayas disfrutado el capítulo anterior y espero disfrutes este capítulo como yo al escribirlo, porque Hao volvió junto con su madre Asanoha. Fue mi escena favorita hacer este momento madre e hijo. En cuanto a Zai, me alegra despertar más tu interés en ella, cuido mucho en mantenerla interesante y nada pesada o caer en el cliché Mary Sue.

(...)

Ok. Volviendo a recapitular sobre el capítulo, valga la redundancia: ¿Qué les pareció? Este capítulo lo sentí más simple, quizás porque no tiene tantos cambios de escenas, pero me divertí escribiéndolo por Hao. Pero no fue un capítulo de relleno, aquí volví hacer mención de Lyserg, que aunque no lo crean, juega un rol su personaje en la trama.

No soy fan de Lyserg, pero su participación ayudará a hondar ciertos temas relacionados con Hao, Asanoha e incluso hasta Zahira a su debido momento. Que por cierto ¿Qué les pareció Asanoha? Espero que haya dejado una buena impresión su participación, todavía no vemos la totalidad de su personalidad, pero espero sea de su agrado como me trabajo con el personaje.

En cuanto al próximo capítulo, será un desmadre xD. Porque se viene la introducción de los Seguidores de Hao (y más del mismo Hao). Ellos también juegan un rol, aunque algunos son más relevantes que otros para la trama.

Finalmente, quizás nos leamos el siguiente jueves (o viernes). Lo digo, porque me estoy permitiendo ser un poco flexible con las actualizaciones en este mes, a ver si acelero un poco el avance de la historia. Ya que todavía falta muchos elementos, como la interacción activa entre los gemelos Asakura y mucho más que le dará sazón a esta historia.

Sin más, bye, abrazos virtuales. Cuídense junto con sus seres queridos. Gracias por su paciencia y de darle una oportunidad de leer mi historia.