.—.—.—.—.—.—.—.—.—.—.—.—.—.—.—.—.—

— Diálogos, ya esté en formato de negrita, cursiva, cursiva-negrita o normal —
«Remembranzas»
{Pensamientos}
[Diálogos de Espíritus] o [Diálogos de Espíritus]

.—.—.—.—.—.—.—.—.—.—.—.—.—.—.—.—.—

The Curse Project
Por: Fjola Lovely.

.

CAPÍTULO 20
Hermano

.

A las primeras horas del amanecer, todos fueron sacudidos ante la revelación del Oráculo Virtual sobre la próxima batalla de la Shaman Fight, dado a que eran equipos que pertenecían a dos de las mayores fuerzas chamanas que están participando. Por primera vez desde que inició la segunda etapa de la Shaman Fight en la isla, el Coliseo se lleno por completo, ya que incluso los que no estaban muy informados del tema de la Shaman King y todo lo que implica, han llegado a escuchar sobre Hao Asakura.

Los rumores glorificaban como también despertaba el temor ante sus acciones, el participante que hizo lo necesario para participar en tres diferentes Shaman Fight de épocas distintas, con solo el propósito de ser el Shaman King. Sin importarle arrasar con todo lo que se interponga en sus planes.

Y justo hoy confirmarían sobre la veracidad de esos rumores…

Sin embargo, con todo lo que han escuchado del Onmyōji milenario, no los preparó para lo que verían. Porque nunca esperaron presenciar una aplastante diferencia de poder, el equipo contrincante fue aplastado no solo en espíritu sino en fuerza, literal, fue como un niño jugando aplastando a hormigas. La intensidad de la pelea, no disminuyo ni un poco del lado del moribundo equipo que detono una granada como último recurso de ganar.

Manta cayó de sentón ante la onda expansiva de la misma explosión de la granada, el suelo de piedra debajo de su persona seguía temblando y crujiendo a causa de la fuerza de la onda. Como el olor a la pólvora, carne y ropa quemada inundaba de manera persistente su olfato. Cuando se levanto del suelo, su primer pensamiento fue a llamar a Yoh, quien yacía tan serio e impotente, mirando sin parpadear el desenlace de la batalla…

— Y-…

El hilo de voz del joven Oyamada se silenció al lograr visualizar al monumental espíritu de Fuego llevar las almas del Equipo-III a su rostro donde pronto se deformó, revelando una desfigurada boca que engulló…

Todo se oscureció para el pequeño, junto un sepulcral silencio que solo fue roto cuando Hao llamó a Radim. Sacando a este de su letargo y declarando el obvio ganador al final de la batalla.

Fue la batalla más rápida e implacable que observaron…

.

~ (…) ~

.

— Bien hecho, Señor.

Elogió Luchist, acercándose junto a Opacho al Onmyōji quién bajaba de la tarima y salía de los límites de la barrera que marcan los cuatro tótems.

— Gracias, fue entretenido —Al ver que el antiguo líder de los X-Law, iba a quitarse su gabardina para ponérselo. Volvió a tomar la palabra: — Oh, no te molestes.

El adulto se mostró un poco reticente, más no insistió. En cuanto a Opacho, observaba en silencio la figura del adolescente, en busca de alguna lesión o herida. Si bien sabía a través del Reishi que él todo lo tenía controlado, por un momento se preocupo con la explosión. Por suerte, él reaccionó creando una barrera protectora mientras cambiaba el elemento del Espíritu de Fuego.

Estoy bien~ —Los densos y grandes ojos azabaches pronto se enfocaron en el rostro del dueño de la jovial voz profunda en un timbre suave. Hallando la sonrisa serena del Onmyōji, ella tan sólo asintió ya no buscando alguna posible dolencia y finalmente relajándose al no percibir nada irregular. De fondo, escuchó la risita de Hao, divertido pero enternecido por su preocupación.

Comenzaron avanzar hacia la salida del gran Coliseo con intención de irse, el resto de sus seguidores que presenciaban la pelea desde las butacas, se irían directo hacía la Fabrica o bien, en algún punto lo interceptarían si querían ir todos juntos de regreso a la guarida.

Vayaaa~

Hao exclamó de improvisto dado que sintió junto con sus dos acompañantes una presencia, fue un nivel lo suficiente elevado de Furyoku para ser notado y que desapareció en un parpadear. Como una luz intermitente.

— Parece que su fan está impaciente por verlo, Señor.

El adolescente como el adulto compartieron una sonrisa cómplice y burlona.

— Eso parece. Estaría mal dejarla esperando, así que…

Luchist capto con anticipación lo que iba a decir su líder, así que haciendo una cortes reverencia al situar un brazo detrás de su persona y llevar la mano del otro brazo a la altura de su pecho, tomó la palabra:

— Vaya con cuidado, Señor. Nosotros nos adelantaremos.

— ¡Adiós, adiós~! —Despidió Opacho en un canturreo mientras agitaba su manita al castaño que le correspondió el gesto antes de darle la espalda y marcharse donde sintió la fuente del Furyoku.

Hao avanzó, adentrándose a las profundidades del follaje. Sin embargo, cuando llegó al lugar donde percibió la fuente de poder, no halló a la dichosa presencia. Entonces se volvió a repetir el aumento de Furyoku de su "admiradora" para desaparecer en un parpadear. Él sonrió malicioso, ya que esta dinámica no era la primera vez que tuvo con su joven acosadora.

{¿Quieres jugar al gato y al ratón, huh?} Cuestionó, riendo al ver que sus intenciones era alejarlo lo suficiente del Coliseo. {Bien, supongo no queremos interrupciones molestas} Acumuló su Furyoku, haciéndolo rotar por toda su figura para después usar las habilidades del Espíritu de Fuego. En consecuencia, fuego emergió y lo tragó para después desvanecerse.

Teletransportándose a las profundidades y alejándose varios kilómetros del Coliseo. Con un panorama más frondoso de árboles como hierba crecida por debajo de sus rodillas.

— ¡Está distancia es suficiente ¿No?! —Cuestionó en voz alta, al saber que ella lo estaba observando más no la ubicaba. Siempre ha sido buena camuflándose.

Probablemente gracias a la deidad de la oscuridad. A continuación, el sonido de unas pisadas le sacó de sus cavilaciones para centrarse en la presencia. Apareciendo Zahira frente de su persona, a lo lejos entre la vegetación, con su llamativo pero armonioso atuendo que; consiste de una camisa turquesa de mangas cortas, unos short rojo cereza, combinado con sus medias largas que le llegan a medio muslo de color gris claro con franjas oscuras y unos negros botines abierto a los lados con tacones bajos. Combinando como único accesorios el conjunto, su sombrero fedora color violeta oscuro casi inclinándose a un tono negro, el rosario de perlas violeta oscuro que cuelga sobre su voluminoso busto dotado, el brazalete con una gema lila incrustada en su delgada muñeca izquierda y sus pendientes de oro blanco con perla negra.

— ¿Querías felicitarme por mi victoria~?

Le pregunto, mientras que la veía acercarse a él con una sonrisa modesta. Pero en el fondo, sospechaba que ella lo mando a llamar para hablar del tema que incumplió de no asesinar a nadie. Observó como Zahira se detuvo a dos pasos enfrente de él, suspirando:

— No. Vengo a darle un mensaje al Nene de Mamá

Las cejas de Hao se movieron de arriba y hacia abajo con los ojos cerrados, más una sonrisa rígida ante el "apodo cariñoso". Pero lo ignoró dado que estaba más interesado sobre lo que quiere decirle su madre.

— Bien, habl-

¡PLAF!

.

~ (…) ~

.

En un sector de la costa de la isla, en un muelle, estaba el grupo de Yoh quienes estaban sumergidos en mutismo. Cada uno en sus propias reflexiones hasta que escucharon un ruido como de una cachetada, seguido del cantar de las aves que los sacó de su letargo y, algunos incluso se llegaron a sobresaltar.

— ¿Escucharon eso…?

Mientras que los chicos en medio de su letargo se despertaban, Ryunosuke comentó sobre el tema que se evitaba. Indicando lo fuerte que era Asakura Hao, siendo al que justamente deben derrotar…

Chocolove no tardo en apoyarlo, meditabundo pensando en alguien con una expresión un tanto preocupada. En cuanto Horo y Ren, resultaban ser los más silenciosos pero observando en silencio de vez en cuando la espalda de Yoh que miraba hacía el mar en total mutismo. Siendo bastante curioso, ya que durante la masacre unilateral que presenciaron, el joven Asakura incluso derramó lágrimas como a la vez se le veía muy serio ¿Pero por qué tan afectado por Hao? ¿Es por qué es el enemigo que deben detener? ¿O es algo más?

Parecía que Hao e Yoh estaban vinculados, pero seguían desconociendo la raíz de ese supuesto vínculo que parecía restregárselo en cara en cada avance que hacían en esta Shaman Fight. Entonces… como si sus pensamientos lo fueran citado, Yoh luego de inhalar y exhalar, suelta en un tono calmado la última pieza que faltaba para aclarar el enigma entre el Onmyōji milenario y su interés por el perezoso joven Asakura Yoh.

.

~ (…) ~

.

Hao lo primero que pensó cuando conoció por primera vez a Anna Kyōyama es que algo en su mirada, en el aura que la rodeaba, le recordaba a su madre. No sintió desagrado ante su actitud osada hacía él, al contrario, lo recibió de buen agrado así como la sorpresiva pero grata cachetada que le dio. Trayendo consigo un sentimiento nostálgico junto el ardor doloroso en su mejilla cuando era un niño en su primera vida, a veces por ser un poco obstinado y berrinchudo su madre tuvo que recurrir a cachetearlo porque las palabras ya no le llegaban.

Era nostálgica la sensación dolorosa de sentir como si un cuchillo atravesara tu cráneo. Si…

Estaba equivocado.

La cachetada imbuida con el Reiyoku de su madre desde la mano izquierda de la propia Zahira, dolía diez veces más de lo que le dolió la cachetada de Anna. La comparativa estaba tan alejada de la realidad, como el cielo y la tierra. La sensación de los oídos zumbando, más el sentir como si su cráneo estuviera siendo aplastando tal cual fruta ante la invisible presión del impacto del dolor… eran los típicos síntomas que sintió en su niñez cuando su madre lo reprendía con su mano dominante.

Sin embargo, Hao no era el único que la estaba pasando mal. Zahira intentaba contener las ganas de pegar el grito hasta el cielo ante el dolor que cruzaba desde la punta de sus dedos hasta su hombro y omoplato del lado izquierdo. El dolor era tan grave que sentía como si miles de armas punzantes se enterraran a lo largo de todo el brazo, creando una sensación de entumecimiento y dificultándole respirar, dado que estaba conteniéndose de no perder la expresión severa.

{¡MIERDA! ¡¿Cómo diablos le hace Anna?!} Gritó en sus pensamientos, cuestionando como la joven Itako se las ingeniaba de dar cachetadas a diestras y siniestras sin romperse la muñeca en el proceso. Puede que exista la diferencia en poder entre Asanoha y Anna, pero igual ambas eran de una terrible mano pesada.

[No seas llorica, ni fue tan fuerte] Protestó Asanoha en su mente en un tono de puchero.

{¡Claro! Porque un poco más y a la próxima me quedo manca} Contestó sarcástica.

[¡Pero si fuiste tú de la idea que no me reprimiera!]

¡Pues claro! Cualquier excusa para golpear a Asakura Hao es una oportunidad que jamás va (ni se debe) desperdiciar. No obstante, subestimó el hecho de poseer una mano promedio para sobrellevar la fantasmal mano pesada de Asanoha. Tal vez si fuera Anna, que nació con la misma cualidad de mano pesada, lo fuera resistido mucho mejor.

{¡¿Y a la primera me haces caso?! ¿No aprendimos nada en estos siete años o qué?}

[¡Exageras! ¿Verdad Señor Érebo?]

[¡…A mí no me metan!] Objetó rápido, sabiendo que intervenir en las discusiones de la fantasma milenaria y la chamana, él siempre terminaba llevándolas de perder. Zahira suspiró, aunque quisiera discutir. No era el momento indicado, ya que todavía tiene un asunto pendiente por resolver.

— Así que dime Hao —El aludido que yacía echado en el suelo, en total mutismo. Mostró señales de vida cuando escuchó ser llamado por Zai, quien se mostraba seria con un tono severo y frío. — ¿Quéparte no se entendió de "Tienes que dejar de matar"?

Una risa baja y modesta brotó de los labios masculinos, mientras que se incorporaba al sentarse en el suelo. Aunque se mostraba relajado con los ojos cerrados y una sonrisa imperceptible, era claro, que estaba conteniéndose en silencio de no perder la cara y en demostrar que no le dolía. Sin embargo, el hilo de sangre que brotaba de la comisura de sus labios hasta llegar por debajo del mentón varonil… era difícil de ignorar junto la mejilla enrojecida que mostraba atisbos de hinchazón. Solo bastaba verlo para saber que la cachetada no fue un mero golpe.

Pero el orgullo de Hao era mayor, y cuando algo en verdad le duele, es cuando suele mostrar más una actitud imperturbable.

—…Ese… —Se aclaró la garganta intentando disimular el hecho que su voz le salió con un ligero temblor apenas audible. — ¿Ese es el mensaje… de mi madre?

— La cachetada, si. El sermón, es de mi parte. Luego te entenderás tú con ella cuando se reúnan.

Le aclaró y con lo último, indicando que luego será Asanoha quién le tocará echarle su reprimenda cuando se reúnan. Por ahora, Zahira tomará la ventaja. Hao sonrió de soslayo, relamiéndose los labios, limpiando en el proceso un poco el hilo de sangre y… curiosamente esa acción atraería la atención de muchas chicas, sacándole un sonrojo con su postura prepotente pero elegante que emanaba un aura de peligro.

Pero Zai tenía la mente en otra parte para notar el atractivo natural del Onmyōji que ha ido puliendo con los siglos. Ya qué ella estaba cuestionándose en su mente cómo carajo logrará lidiar con Hao quién suele hacer lo que le plazca sin importar qué. Teniendo la actitud de un niño caprichoso con la arraigada costumbre de salirse con la suya.

¿Cómo rayos puede controlar a alguien así?

— Ja. ¿Sermón? —Cuestionó burlón el adolescente, atrayendo la atención de la chamana que salió de sus cavilaciones. — ¿Entonces qué querías que hiciera? No es como si tuviera opción

Zahira abrió un poco los ojos, expresando aparente sorpresa mientras que pensativa lo observaba en silencio. Podía ver la burla como el cinismo y la arrogancia por sus acciones en el Coliseo. Sabía que la Organización X-Law, era un grupo resentido solo porque Hao se cruzo en sus respectivos caminos mientras que estaban en servicio militar como soldados de guerra. Al estar en un sitió caótico, era obvio que ni siquiera un niño pasaría desapercibido como un posible enemigo y menos uno tan sospechoso como Hao con las "irregularidades a su alrededor" (entiéndase Espíritu de Fuego y el total control de los demás elementos de la naturaleza).

— Tú…

No obstante, quitando sus razones (casi en su mayoría, cuestionables) de resentimiento hacia el adolescente. Eso no quita que con cinismo el milenario chamán se estaba minimizando parte de la culpa al "No tener opción", una actitud que muchas veces lo ha visto adoptar a lo largo de estos siete años que lo ha estado siguiendo como su sombra y en consecuencia por cuestionarle en varias ocasiones sus acciones tan extremistas.

Ella se agachó enfrente de él, colocándose en cuclillas mientras que él aprovechaba el silencio para limpiarse el rastro de sangre en su mentón con el dorso de su guante…

¿Eres idiota?

Hao alzó una ceja escéptico mientras que levantaba la mirada del suelo, abriendo sus ojos un poco en señal de sorpresa al observar el rostro tan calmado pero sombrío y serio de la joven mujer, destacando sus cristalinos ojos grises que en ese momento poseían un brillo tan amenazador como el filo de la hoja de una espada. Pero eso no se comparó al propio furyoku de la chamana, el cual se extendió de manera silenciosa y los envolvió, extendiéndose en el entorno por varios metros.

Una silenciosa hostilidad teñido por un sentimiento tan siniestro, trayendo consigo la sensación como si estuvieras siendo tragado por arenas movedizas envueltas en una densa oscuridad asfixiante… a pesar que podía notar el verdor del follaje, su mirada castaña no podía apartarlo de la cristalina mirada en los que ni alcanzaba a reflejarse, como las tranquilas aguas de un manantial virgen donde no alcanzas a calcular su profundidad y por tanto donde los peces ni siquiera nadarían en tales aguas.

Eres el más fuerte. Por lo que podías someterlos y dar por finalizada la pelea.

— Eso no los fuera detenido —Contestó al reponerse de su reciente sorpresa, pero analizando curioso tanto el Furyoku de la chica como la reacción de su propio cuerpo que sentía escalofríos…

¿Y qué? —Rebatió, sobriedad y locura se reflejaba en su mirada como voz imbuida de su propio Furyoku. — Te vanaglorias de ser el futuro Shaman King ¿Y ni siquiera puedes hacer algo tan insignificante como domar a unos resentidos?

La indignación de Zai iba por el hecho que Hao contenía un repertorio abundante de técnicas chamanas como experiencia en batalla. Había maneras alternativas para evitar una masacre unilateral con o sin granada por parte de los X-III, y aun con eso, incluso tiene la capacidad de revivirlos una vez muertos por él. No. Incluso podría haber frustrado que lanzaran el primer ataque con tan solo absorber sus espíritus o sellarlos.

¡Mierda, él ha detenido un maldito TANQUE de guerra como si nada al fundirlo como mantequilla! ¡¿Tantas opciones y fue con matarlos…?!

— Eso es inútil cuando…

¿Volviendo a excusarte? —Bufó fastidiada. Exhalando de manera cansada y sosteniendo con una mano la copa de su sombrero fedora en modo de contener su irritación como sus ganas de golpearlo. — Me importa un carajo tus circunstancias, ni las "razones nobles" de "enseñarles" una lección a los X-III por su estúpida desesperación en asesinarte —El castaño por primera vez durante su encuentro, frunció el ceño. — Sí, me di cuenta porqué al final los mataste. Aun así, fui clara en que dejaras de matar.

Ella exhaló un largo suspiro ya más tranquila, aunque conservando esa postura severa mientras que era observada en silenciosa calma por él, quien poseía una mirada analítica.

— Aunque digas eso, estamos en un torneo Zahira —La aludida que por estar cabizbaja, el ala del sombrero le cubría la mitad de la cara; al escuchar sus palabras, su postura adopto rigidez sin dejar de estar en cuclillas. — A todo esto, me pides algo muy ideali-…

El castaño dejo de hablar al sentir un toque suave en sus boca, casi imperceptible que le hizo cosquillas. Cuando buscó con la mirada la causa de tal toque, se halló a Zahira que había extendido una de sus manos y con la punta de los dedos, tocó los labios masculinos de manera gentil. Él no se esperaba tal osadía, más no le apartó su mano ni se la quemó. A cambio, estaba curioso del motivo detrás de su inesperada acción por lo que en completo mutismo aguardo paciente como apremiante.

Entonces la chamana se incorporó e inclino hacía él, viéndolo desde su altura que vino acompañada con mayor fuerza la presión siniestra del denso Furyoku femenino.

Aun si eres su hijo… —Hao involuntariamente su cuerpo se estremeció más no por miedo, sino en anticipación y expectativa al admirar la obscura mirada de Zahira en la que bailaba en tales gemas grisáceas determinación rayando a la locura. — No permitiré que obstruyas mi misión. Sin importar qué, cumpliré la voluntad de Asanoha.

Una vez más, los ojos del adolescente se abrieron de más, expresando sorpresa como aguda suspicacia por las palabras recién mencionada. Creyó que finalmente obtendría la información que buscaba sobre el tema del contrato como el vínculo con su madre, pero al contrario de sus expectativas, Zai apartó la mano de sus labios e hizo el ademán de alejarse, dando por finalizada por su parte la conversación. No obstante, el castaño por reflejo, le tomó la muñeca para retenerla y sacarle al menos algunas pistas.

— Si es así ¿Por qué no me lo dices? —Le ofreció, en un tono persuasivo y dúctil. — Me sería más fácil así ayudarte…

— ¿De verdad quieres ayudar? —Hao asintió con su mejor expresión encantadora y amable. Zahira que le daba casi la espalda, se giró por completo a él con una mirada calculadora, como si comprobara su sinceridad: — Entonces… Escucha a los adultos y ya no mates más.

La expresión del adolescente se tornó en una mueca, en especial cuando escuchó como recalcó apropósito al decir la palabra "Adultos". Maldita chiquilla ¿Qué le está insinuando a ÉL? Un hombre que ha vivido MIL AÑOS, con una sabiduría y experiencia de la vida que va más allá de lo inimaginable que ni los tatarabuelos de ella podrán soñar.

Inconscientemente, ejerció presión en el agarre de la delgada muñeca femenina. No tanta fuerza para romperle la muñeca (ganas no le faltaba), sino para que lo resienta y se deje de sus comentarios sin gracia.

— Habló enserio.

— Y yo igual —Contestó con la misma actitud prepotente, sin vacilar ni un poco cuando la expresión del Onmyōji se tornó seria y perdió su característica sonrisa. Él se incorporó del suelo, sin soltarla.

— Pues deja de jugar. Dime de qué va ese contrato-…

— ¡Eso es algo que debes averiguar por ti mismo! —Le interrumpió exasperada, dándole un empujón para marcar distancia ya que a medida que le hablaba acortaba el espacio entre ellos de una manera amenazadora. — No nos concierne decirte, genio.

Entonces el adolescente se mostró meditabundo y su expresión seria se suavizó al deducir algo: — Espera… ¿Acaso es un tipo de cláusula?

— Sí. Hao —Logró contestar con la paciencia que ni sabe de dónde la saco. — Ahora, suéltame y ve a darte un baño. Apestas a pólvora.

El castaño mostró una cara de refunfuño, sintiéndose un poco ofendido del comentario. Más no negaba las palabras de la joven mujer al reconocer que si, tenía impregnado el olor de la explosión en todo su cuerpo pero paso desapercibido para él ya que su olfato se adapto al fuerte olor.

Así que viendo que sus pistas no lograrían ser del todo contestaba, porque existe una condición, la libero de su agarre.

— Te espero en el sitió de siempre.

A continuación Zahira fue envuelta por las sombras que emergieron bajo sus pies, para tragársela y así desaparecer del lugar.

.


.

Deambulando sin un rumbo fijo en las veredas de la isla donde se realiza la Shaman Fight, estaba Lilirara que cabizbaja avanzaba como un muerto viviente. Los mechones que enmarcan su rostro que le llegan hasta por debajo del mentón, caían hacían delante y hacían algo de sombra en su rostro. Dándole un aspecto sombrío, a pesar del bonito día soleado que hacía.

El sonido de las chicharras se escuchaba de fondo, junto el lejano sonido de las olas y gaviotas… era una combinación armoniosa de escuchar hasta que una risa vacía intervino, al inicio fue como un jadeo para luego estallar en una risa más estridente pero no despertaba alegría. Sino amargura, cinismo y desesperación…

Lilirara que de manera forzada se reía al comenzar a resentir su pecho como abdomen, sintiendo la opresión en dichas zonas, mientras se abrazaba asimismo para luego callar al sentir el ardor en su garganta como la sensación de apretarse. Cerró la boca con fuerza y alzó su mirada al cielo, cegándola al inicio el brillo del sol, más no le importó.

La frustración como impotencia era mucho mayor, mientras que hacía una expresión difícil en su rostro que yacía contraído al reprimir las ganas de llorar, teniendo sus ojos entrecerrados. Su respiración era pesada al costarle llevar aire a sus pulmones, así como controlar el temblor en sus manos como piernas.

Ver la pelea de Hao fue muy mala idea, pero creyó, quiso creer, que finalmente había superado sus temores. Pudo estar compuesta todas las veces que él junto con sus seguidores asistía sin falta a los Torneos de los demás participantes, ¿Entonces por qué?

{¿Por qué de esta debilidad?} Se cuestionó indignada consigo misma, aumentando la fuerza en empuñar sus manos hasta sentir como sus uñas se incrustaban en la tierna carne de sus palmas.

No sirvió una mierda su supuesta resolución. Las charlas con Zahira. O haberse sincerado con Jun e Yoh. Ni mucho menos en entrenar tan arduamente las técnicas que le enseño su benefactora.

No se ha vuelto fuerte, sólo se creyó ser fuerte. Motivo de porqué ahora decaiga en el pesimismo como también tiemble como una hoja en una tormenta otoñal. Como si no fuera suficiente, confirmo sus miedos de porqué Yoh le parecía tan similar a Asakura Hao. No fue paranoilla, su parecido físico como auras se debían a qué poseen un vínculo más allá entre un antepasado y su descendiente.

Eran un alma dividida.

¿Esto sería llamado como vivir e interactuar con el enemigo? Ya no sabía que creer, ni que hacer para mejorar. ¿Cuánto debe esperar? ¡¿Hasta cuándo puede ser libre de su propio pasado y temores?!

{¡Estoy… tan…!}

— ¡HARTA DE TODO!

— ¡Pero ni empezamos el Show!

La Seminoa respingo para girarse y a su lado derecho ver a Chocolove haciendo malabares con unas pelotas de colores.

¿Qué?

— ¿Qué?

[¡Guarg!] Rugió animado Mic, concluyendo la mímica entre ambos chamanes que se miraban, una aturdida y otro calmado metido en su papel pero en el fondo nervioso. Los guerreros Seminoa (Nitba, Yogia, Drysa e Ian) en sus versiones fantasmales humanoides, hicieron un gesto en negativa al felino que yacía en su versión fantasmal de una cabeza flotante. Pareciendo que los guerreros lograron entenderle algo al rugido del jaguar.

— ¿Hace cuánto estás ahí?

— Yo de siempre, vine a dar un paseo ¡Qué coincidencia ¿No?!

— ¿A estas horas no estás entrenando con tu equipo?

— Hoy no. También nos tomamos descanso.

—…Ajá… —Contestó sin creerle nada. En especial conociendo lo intenso y sobreexplotador que es Ren con su equipo. — ¿Y la verdad es…?

Le apremió, a lo que Chocolove suspiro mientras que se pasaba la mano en la nuca un tanto incomodo e intercambiar miradas con Mic, que su solo contacto visual le calmó y animó para continuar con su impulso que lo llevó a seguir a la nativa americana.

— Te veías mal, luego de… ya sabes, lo de Yoh —Indicó, no hondando el tema al ver que la mujer mostraba una expresión impaciente. — Así que te seguí…

Lilirara se cubrió con una mano los ojos, mientras suspiraba. Estaba conteniendo las ganas de contestarle de mala manera al joven y al mismo tiempo, desear que la tierra se la tragara de la vergüenza que sentía. Se supone que ella es la mayor, la adulta y la más experimentada tanto en la vida como en el arte y práctica del chamanismo. Sin embargo, le acaba de mostrar su lado más vergonzoso como caótico al perder los estribos como si fuera una chiquilla hormonal ni a la mitad de la adolescencia.

Para un chamán, es muy valorado cuando mantienes la compostura sin importar las circunstancias que te adolecían de manera directa e indirecta.

— No tenías que hacer eso. Estoy bien. Solo… —Suspiró y apartó su mano de sus ojos para confrontar al joven Neoyorkino que resultaba ser más alto que ella por dos cabezas. Siendo Chocolove el tercero más alto del grupo después de Ryunosuke y Fausto con un 1,79cm.

— No me tienes que explicar —Le interrumpió entre comprensivo y simpático. — Siento no darte tu espacio, de verdad. Es sólo… que sentí que no podía dejarte sola.

El enojo inicial de Lilirara se esfumó al apreciar la sinceridad como humildad reflejado en los ojos avellanas del joven chamán. En cuanto Chocolove, se perdió en sus memorias al confesar culpable de haberla seguido. No pudo evitarlo, pero se vio reflejado asimismo en Lilirara cuando se alejo del grupo claramente con una expresión pálida y andando como un zombi.

…Por alguna razón, él no entendía porqué pero de la nada la imagen de "su yo de niño" con la frente sangrante mientras que observaba a los policías "hacer su trabajo" en registrar la escena del crimen y tratar sin cuidado ni respeto las evidencias como los cuerpos inertes de sus padres; se sobrepuso en la Seminoa.

—…Gracias Chocolove —El aludido salió de sus reflexiones para alzar la mirada del suelo y ver a Lilirara que tenía un mejor semblante que hace minutos atrás. — Ha hecho efecto, me ha ayudado en distraerme.

El Neoyorkino se sintió más ligero al desvanecerse la inicial incomodidad como nervios de no causar más problemas de los que había. Por lo que retomó su actitud de comediante:

— ¡Ah! ¡Tan pronto! —Exclamó fingiendo en lamentarse. — Y justo que no había sacado la artillería pesada.

Ella rio por sus palabras como actitud: — Bueno, para que no se desperdicie ¿Por qué no usarlos?

Él, animado y confiado, contesta: — Ya qué el público insiste… ¡Aquí vamos! —Aplaude, dando inició a su "estrategia". — ¿Qué le dice una barra de pan a otro pan? —Ella junto con los cuatro guerreros que se materializaron expectantes y curiosos; se encogieron de hombros: — ¡Te presento a una miga! ¿Ah? ¿Ah?

Lilirara no se rio en lo absoluto al igual que los guerreros, ni pelaron los dientes en una sonrisa. Nada. Pero el buen de McDonnell, quien está comprometido a ser el mejor comediante, no se desanimo y continuó:

— ¿Qué le dice un Jaguar a otro? Jaguar you.

[No es malo] Comenzó Ian en la mente de Lilirara.

[Es malísimo] Completo Nitban.

{¡Sssh! Cállense. Al menos lo intenta} Defendió ella, dialogando con ellos en su mente. La conversación telepática es algo posible en los chamanes con sus respectivos espíritus acompañantes.

[Si, a lo mejor está nervioso] Concordó Yogia con su descendiente.

— ¿Cómo se llama hacer dieta en chino? —Hizo una pausa, a espera que su pequeño público quisiera participar. Pero solo existió mutismo. — Kita Kilito.

[Nah. Es terrible] Sentenció Drysa sin misericordia en la mente de la estadunidense.

— Bueno, bueno, otro ¿Cuál es el-…?

— Chocolove… No está funcionando.

El aludido suspiro derrotado, sabiendo que no estaba haciendo efecto. — Aun así, seguiré intentando. ¡Seré el Shaman King y salvaré el mundo usando la risa!

De improvisto, una serie de carcajadas brotó de los Seminoa. Doblegándose totalmente divertidos.

[¡Eso si fue gracioso!] Exclamó Nitba, felicitándolo y aplaudiéndole al novicio comediante. Seguido de los demás compañeros fantasmas junto con Lilirara que ya se les iba a unir…

Hasta que ella capto que el joven no sonríe como acostumbra. En su lugar, tenía una sonrisa agridulce.

— ¡Ah! ¿Lo decías enserio? ¡Lo siento! —Pronunció rápido, dándole una mirada severa a sus antepasados para que dejaran de reírse. — De verdad, es solo…

McDonnell, quien no se veía en lo absoluto molesto sino nostálgico, alzó ambas manos en son de paz. — Nah, relax. Yo también me reí en su momento, cuando lo escuché del viejo.

— ¿Tu padre…?

— Mi maestro.

La presencia relajada y feliz del joven, le hizo saber a los Seminoa que era una persona muy apreciada por el novicio comediante. No obstante, también se percibía una agridulce tristeza mezclada con añoranza y soledad.

—…Lo siento por reírme de eso, Chocolove —El aludido iba a tomar la palabra, pero Lilirara no lo permitió al continuar hablando: — Pero estoy segura que el legado que te dejo tú maestro, permanecerá vivo gracias a ti.

— ¡Por supuesto! ¿Verdad Mic? —Contestó él más animado, empuñando las manos y mirando inconscientemente el cielo como si allí estuviera su maestro observándolo. Dándole en esos momentos un aire infantil como enternecedor.

[¡Garg!] Rugió Mic igual de animado, mirando en su lugar nostálgico el cielo que semanas muy atrás logró ver a su anterior compañero chamán velando por ellos.

—…Envidio… un poco tú generación… —El momento se marchito ante el pensamiento en voz alta de Lilirara que yacía cabizbaja con una expresión entre resignada y triste. — Yoh, Zai, Jun, tú, todos… ustedes chicos, muestran tanta fuerza para avanzar…

Ahora fue el turno del Neoyorkino en estallar en risas. — Hablas como si fueras una anciana —La mujer se ruborizo, encogiéndose de hombros apenada. Estaba en su treinta, pero no podía evitar quitarse esa manía de hablar pesimista como una anciana resignada a la vida. — Li. No somos indestructibles ni inmunes. No sé por los demás, pero puedo apostar qué todos cargan su cruz.

— Si, pero…

Chocolove abanico la mano mientras que negaba. — Pudiste nacer unos años antes, después o hace quinientos años atrás ¡Equis! —Cortó su explicación y se enfocó en ir al grano: — Eso no te imposibilita, tienes la fuerza… es sólo que no has hallado tu estilo —Le guiñó el ojo, haciendo un intento de pose genial. — ¡Y aun así, has conseguido llegar hasta aquí ¿No?!

Ella abrió los ojos un poco ante las últimas palabras del joven, dándole una percepción menos pesimista de la suya que nunca le parece suficiente. Pensando que pudo haber sido "mejor si…". ¿Ella no era débil…? ¿En verdad es fuerte? ¿Quizás el problema no era sus antepasados, su estirpe o… incluso Hao? ¿Sino ella misma?

— Yo…

.


.

En horas de las diez de la noche, cuando las veredas de la Isla está sumergida en silencio al estar todos en las comodidad de sus respectivas posadas o dormitorios de alojamiento. Entre las olas del mar y los grillos, se escuchaba unos pasos ser arrastrados a un ritmo lento.

…Entre el manto de la oscuridad que apenas era iluminada por una luz menguante, caminaba Zahira tambaleándose un poco en el proceso. A simple vista, la gente pensaría que está borracha, pero la realidad es que si apreciabas su rostro y su tono de piel pálido como sudoroso, sabrías que su condición no era buena.

[Deja que te cargue.] Ofreció Érebo, resonando su voz en la mente de la joven. [A este ritmo llegaras al amanecer]

{No. Tú solo cúbreme} Ordenó Zai en un tono monótono. Sus parpados le pesaban, tentados a cerrarse por sí solo. También le costaba respirar y su cuerpo lo sentía tan pesado como el plomo mismo. Eran los efectos secundarios que le traía al hacer posibles las reuniones de Hao con Asanoha y, de por sí, ser el inhibidor mismo para contrarrestar los efectos de la maldición del Onmyōji para así logre ser visible a sus ojos el espíritu de su madre.

[Haz caso al Señor Érebo] Intervino Asanoha. [Sólo te vuelves una carga actuando terca como mula]

{No más que tu hijo} Contestó mordaz a pesar de su condición. A cambio, escuchó la voz de la mujer, quien tan solo chasqueo la lengua irritada. Siendo lo último que escuchó hasta que Érebo le advirtió de una presencia. Seguido de que dicha presencia se hizo notar…

— ¿Zai?

La aludida con lentitud, como si le costara hacer cualquier movimiento, giró a ver para confrontar unos ojos castaños que se mostraban entre confundidos e inquietos.

— ¿Estás bien? —Cuestionó acercándose a ella y apenas que notó su palidez como labios de un tinte morado, avanzo en zancadas para revisarle la temperatura. Pero está retrocedió, lo mejor que le permitió su condición. Evadiendo así el contacto de Yoh. — ¡Zai, pareces un fantasma! ¿Qué te paso? ¿Qué…?

La chamana alzó una mano e hizo un gesto en señal de silencio, luego le señaló una de las manos libres del adolescente que segundos después comprendió. En consecuencia, extendiéndole la palma de su mano derecha. Zai la tomó y con la otra mano, justo con su dedo índice comenzó a trazar líneas en la palma de la mano masculina.

"Estoy bien". Fue lo que dedujo Yoh segundos después de que a medida que la chamana, trazaba líneas en su palma, pronto dichos trazos lo asoció con la escritura japonesa. "No te alarmes".

— ¿Por qué no hablas?

"No puedo hablar hasta mañana". Ante la mirada apremiante como preocupada del menor. "Es el efecto de una técnica… y no es por una lucha". Insistió ella al sospechar su expresión entre seria y, aun más, preocupada de lo que ya estaba. "¿Y? ¿Qué quieres?"

— Ah… Ya hice mis asuntos —Confeso, sonriendo un tanto reservado. No siendo la habitual sonrisa despreocupada, sino una triste e intranquila. — ¿Cuándo puedo ir…?

…Si Zahira no se sintiera tan mal, el joven heredero del Clan Asakura, la vería saltar de un pie celebrando dichosa en victoria por la noticia que le acaba de confesar.

"Mañana, antes que salga el sol". Al ver el rostro compungido del adolescente, pronto le cuestionó: "¿Y ahora qué?".

— Anna… Ya sabes, entreno en las mañanas.

"Tú tranquilo, yo me encargo". Pero Yoh no muy convencido, le miro entrecerrando los ojos. "¿Vas o no?". Al ver que le afirmó en ir, le escribió con el dedo: "Entonces deja que me encargue".

— Bueno…

"Por cierto. Eres muy bueno en esto". El adolescente no capto a la primera, pero apenas lo hizo sobre referirse a comprender rápido las alternativas de Zahira para hablarle; comenzó a reír mientras que con su mano libre que no es usada como pizarra, la situó detrás de su cabeza como apenado.

— Supongo que tengo práctica con Tamao. Ella casi no hablaba de niña.

Zahira asintió, no pareciéndole difícil imaginarlo viniendo de la tímida pelirosada que todavía sigue tartamudeando de vez en cuando. Libero la mano del castaño (siempre teniendo el cuidado que su brazalete no lo toque) y se dispuso a retomar la ruta para dirigirse a la posada, faltándole dos cuadra ya.

— Espera. Yo te llevo —Pero Zai se negó al ignorar sus palabras y seguir caminando a paso de tortuga. — ¡Vamos! No seas terca.

La aludida se sintió tentada a sacarle el dedo del medio. Eso sí, sin dejar de avanzar a su destino, pero ya caminar le consumía la mayor parte de sus energías y las requería para llegar a la posada. Así que desistió en salirle con una grosería, una bastante común que usa con Hao cuando la exaspera.

Deja que Yoh te lleve, idiota.

Una tercera voz, una de ultratumba imbuida de Furyoku feroz se hizo sentir entre los dos. Apareciendo Anna a un costado del camino, bajo un poste de luz con un aura bien intimidante y de brazos cruzados.

— ¡¿ANN-?!

Casi de inmediato una cachetada impactó contra una de las mejillas de Yoh, interrumpiendo que pronunciara el nombre de la joven Itako.

— Baja la voz —Le advirtió. — Molestaras a los demás —Explicó en referencia que en ese momento, estaban en un horario donde duermen en una isla con un determinado número de residentes.

Shi~ —Pronunció con una cara chistosa con lagrimitas en los ojos y cubriendo con una mano, la rojez de la cachetada.

Y tú.

Agarró a Zahira del rosario, justo de la parte de atrás.

{Mierda} Pensó Zai al verse atrapada y sin escapatoria.

Ve a que Yoh te cargue.

En consecuencia, ahorcándola con el propio collar de perlas violetas mientras la arrastraba hacía el castaño, quién de manera dócil reprochó a Anna, quien al percatarse de lo que hacía sin querer. Optó por agarrar del cuello de la camisa a su amiga de la infancia y arrastrarla como un Yoh negó con la cabeza al notar ahora como la chamana de cabello morado, al no tener la fuerza para caminar normalmente, en este caso, ir al ritmo de Anna y de por si en retroceso; se resigno a ser arrastrada como un trapeador por está.

Esas conductas tan torpes (rayando a veces a lo insensible) eran tan propias de la sacerdotisa. Aunque sabía que no lo hacía con mala intención, igual lo mejor era intervenir y frenarla, lo cual hizo de inmediato antes que limpiara toda la calle peatonal con Zahira.

.

~ (…) ~

.

En altas horas de la madrugada, en un sector del bosque a medio camino a la fábrica abandonada que es habitado por Hao junto con sus seguidores. Unas sombras emergieron del suelo, saliendo un apresurado Yoh que caía de rodillas una vez que las sombras desaparecían.

— ¡WAH…! ¡Sigo sin acostumbrarme!

— Si, si, si —Decía indiferente Zahira, mientras palmeaba con suavidad la amplia espalda masculina que usaba una sudadera deportiva con capucha de color negra, combinado con sus bombachos pantalones naranjas y sus indispensables sandalias como collar de garras de oso. Esperando paciente que al castaño se le pasara el mareo. — Con algo de suerte, cuando lleguemos, preguntaré si tienen chocolate para tu mareo.

Yoh que se cubría la boca con una mano, negó y se incorporó poco a poco.

— Nah. Prefiero no comer nada.

— Una infusión será —Indicó como opción, a lo que el adolescente no se negó. — ¿Mejor?

— Mejor. Continu-…

[¡Zai están aquí!]

[¡Amo Yoh, estamos rodeados!]

La voz de Amidamaru y Érebo se escuchó al mismo tiempo, seguida de los aumentos de Furyoku, uno tras otro que pronto entre el denso follaje del bosque, se asomaron los respectivos dueños de quienes interceptaron su camino.

— ¿Se los dije, o no se los dije?

— Supongo que le atinaste cabeza de pincho.

— ¿Entonces por eso nos revelaste ayer sobre tu hermano? ¿Para ir a verlo?

Ren, seguido de Horo y Chocolove aparecieron.

— ¡Yoh! ¡¿Por qué?! ¡¿No ves que pueden ser peligrosos?!

Manta salió torpemente de los matorrales, mareado un poco porque fue el joven Tao quien se encargo de llevarlo y no fue justamente delicado en el proceso, en especial en el aterrizaje. Sin embargo, aun con parte del grupito revoltoso del perezoso Asakura, les resulto un problema sino…

— No creí que mi nieto se rebajara a tanto.

— ¿Y de quién es la culpa, Yohmei?

Kino encorvada avanzando con su bastón, después que el anciano le abrió el paso al remover parte de un matorral.

— No, padre, madre. Fue mi culpa —Se excusó Mikihisa que venía detrás de ellos, como siempre de sentimental acaba llorando. Eso sí, sin soltar la mano que le ofrecía de manera caballerosa a su esposa que usaba unos zapatos de tacón bajo y no era lo más recomendable para caminar por el bosque.

— Cariño, Yoh. Por favor recapacita.

Los integrantes de la principal rama Asakura aparecieron, teniéndolo detrás de Zahira e Yoh. Mientras que al frente tienen es al Equipo Ren y a Manta.

— Ay no… —Pronunció Yoh, justo lo que quería evitarse e igual sucedió.

— Oh sí —Intervino Zahira, quien tampoco estaba contenta con el resultado. — Se te juntó el ganado.

.—.—.—.—.—.—.—.—.—.—.—.—.—.

FIN DEL CAPÍTULO 20.

.—.—.—.—.—.—.—.—.—.—.—.—.—.

¡Hola! Lamento la demora, he estado desde la semana pasada sintiéndome mal. Con los cambios de clima, el trabajo y otros factores más, no he estado en óptimas condiciones y he estado guardando reposo por lo que es difícil hallar tiempo para escribir el fic,. Disculpen por no actualizar en los días pautados (Jueves o Viernes) pero prefiero hacerlo que dejar pasar otra semana sin actualizar, espero hacerlo puntual a la próxima.

Gracias a Lady'z Phantom por comentar. Lo siento por la tardanza en actualizar, me alegro que sobrevivieras a la semana ajetreada. Espero que a pesar de lo ajetreado todo te haya salido bien. En cuanto al capítulo pasado, me alegro que lo hayas disfrutado, así como este capítulo y no te defraude el resultado de las acciones de Hao (el cual explicaré porque tal acción tan extremista).

En cuanto al capítulo. Espero lo hayan disfrutado, tuve que omitir escenas de otros personajes pero las integraré más adelante, a medida que desarrollo la otra mitad del presente arco. A partir de aquí, ya se inicia la introducción de momentos entre los gemelos Asakura (lo cual siempre quise ver en el manga original, pero son contadas tales escenas fraternales).

Aparte ¿Qué le pareció la escena de la cachetada? Hao a mi percepción de su personaje no se dejaría abofetear por nada ni nadie, pero como no puede leerle la mente a Zai, no lo vio venir (En Anna tiene otra explicación). Disfrute también la escena de Lilirara y Chocolove. También como ya dije en capítulos pasados, los Asakura restante ya estaban de camino a la isla y llegaron a intervenir en el momento más inoportuno ¿Se saldrán con la suya? Lo sabrán en el próximo capítulo.

Gracias por su paciencia, lectores. Nos leeremos, con el favor de Dios, el próximo Jueves o Viernes. De lo contrario, la actualización se correrá la siguiente semana y así sucesivamente hasta que actualice.